EXTRA
Desde lo que pasó hace dos semanas, nadie tuvo el valor suficiente para entrar de nuevo a la casa en donde Jisung y Minho vivían.
Hasta ahora.
Félix se preguntó a sí mismo muchas veces qué estaba haciendo ahí, era claro que no le hacía ningún bien estar en esa casa, y no era porque le trajera malos recuerdos, sino que muy al contrario, le daba nostalgia y mucha tristeza recordar los buenos momentos, además, todo seguía demasiado reciente, tanto que no creía que fuera muy prudente estar ahí, se sentía como si estuviera invadiendo ese espacio, pero no pudo negarse cuando la señora Han le pidió ir ahí para sacar las cosas de Jisung, sabía que nadie más la querría acompañar, y él tampoco quería que fuera sola, de alguna manera, podrían apoyarse mutuamente.
Cuando llegaron, Félix encontró las llaves de emergencia a un lado de la ventana, Minho siempre les dejaba ahí en caso de que olvidara las suyas. Recordaba haberlas utilizado un par de veces cuando Minho estuvo en el hospital, esa fue la última vez que necesitó entrar, y esperaba que siguieran en el mismo lugar.
—Minho las escondía aquí—dijo Félix, acercándose al marco de la ventana, tanteando con sus manos para poder encontrarla.
—No es necesario... Está abierto—avisó la señora Han, abriendo fácilmente la puerta.
Al principio les pareció extraño, pero después recordaron que en efecto, nadie había estado ahí desde que Jisung colapsó esa noche de navidad mientras terminaban de arreglar los últimos detalles de la cena y tuvieron que llevarlo al hospital, dejando todo a medias.
Lo primero que hicieron fue limpiar el desastre, habían muchas cosas tiradas, la cocina estaba sucia y la comida echada a perder. Ninguno se quejó al respecto, era obvio que no encontrarían todo en las mejores condiciones, pasó tan de repente que nadie se preocupó por eso.
Cuando terminaron de asear la cocina, la señora Han subió las escaleras hacia la habitación que su hijo compartía con Minho, encontrándose con la mayoría de las cosas de Jisung tiradas. Sonrió entre lágrimas, Jisung no era demasiado ordenado, pero tampoco era un desastre, eso no cambió en lo absoluto. Recogió cada cosa y la puso en su lugar, todavía sintiéndose su aroma en algunas de ellas, ahora no tan convencida de querer llevárselas.
Félix, todavía en el primer piso caminó hacia la sala principal, dándose cuenta de que los adornos navideños seguían ahí junto al gran árbol decorado. Sonrió débilmente y se acercó a este, se sentó sobre la alfombra navideña y revisó los regalos que seguían sin abrir. Leyó cada una de las dedicatorias, sintiéndose animado con las bonitas palabras en las tarjetas. Decidió que se los llevaría a sus amigos, al menos para que tuvieran un poco de felicidad a pesar de que todo seguía muy oscuro para ellos; mientras apilaba a su lado cada regalo, encontró uno que llamó su atención, específicamente por la dedicatoria.
Era un regalo de Minho para Jisung.
Dudó durante unos minutos, pero al final decidió abrirlo. Con mucho cuidado, empezó a romper el envoltorio, riéndose por lo bajo al notar la forma tan torpe en la que Minho lo había envuelto, sabía que él no era muy fan de hacer esas cosas. Sus ojos se abrieron en sorpresa cuando por fin terminó de abrirlo, estaba seguro de que a Jisung le habría encantado.
Era un cuadro de ambos, un cuadro hecho a mano por Minho. Sintió calidez en su corazón, ver cada detalle en la pintura lo hizo darse cuenta una vez más lo mucho que Minho amaba a Jisung, porque desde que lo conoció, no dudó ni por un segundo lo mucho que quería a su omega a pesar de que las cosas estaban muy mal entre ambos. Se preguntó a sí mismo cuánto tiempo le llevó hacerlo y cómo logró que Jisung no lo descubriera, podía notar cada pequeño detalle en los rasgos de cada uno, viéndose sonrientes y con ojos brillantes, luciendo realmente enamorados. De seguro, Minho esperaba que Jisung decorara alguna pared con ese cuadro, pero dadas las circunstancias, ese cuadro se vería mucho mejor junto a sus demás pertenencias.
—Minho tenía mucho talento, Jisung me dijo una vez que llenaría su casa con sus dibujos algún día—sonrió—No le creí al principio, pensé que lo decía porque estaba muy enamorado de él, pero ahora veo que no solo era por eso...
Félix se sobresaltó levemente con la voz de la omega, no se dio cuenta en qué momento llegó.
—Él dibujaba cuando quería expresarse... Odiaba verlo dibujar cuando estaba triste.
Un corto silencio se hizo presente en el lugar, los dos muy metidos en sus propios pensamientos, esforzándose por no volver a quebrarse por lo abrumante que se sentía esa casa tan vacía, un lugar en el que antes hubo ruido, risas, llantos y regaños, ahora estaba totalmente en silencio.
—Por un momento deseé que no fueran destinados, deseé con todas mis fuerzas que Jisung pudiera salvarse... Pero nosotros no podemos decidir eso, no podemos ir en contra del destino—la voz de la señora Han se quebró un poco—Pero después de todo, ellos volverán a encontrarse, ¿cierto? Mi hijo será feliz con Minho en muchas vidas más.
—Tienen la eternidad para ser felices—asintió, volviendo su visita hacia el cuadro en sus manos, sonriendo—Fueron felices en esta vida, pero tuvieron muchos obstáculos. Tienen la suerte de que no será la última vez.
La omega asintió también, limpiando las pequeñas lágrimas que lograron mojar sus mejillas.
—Creo que dejaremos sus cosas dentro de la habitación—cambió el tema, sintiéndose un poco más tranquila—Esta casa es de ellos, no podemos moverlas. Solo tomemos esos regalos y cerremos todo muy bien.
Félix estuvo de acuerdo, guardó los regalos dentro del auto de la señora Han, subió a la habitación que compartían Jisung y Minho, y dejó la pintura colgada en la pared junto a sus demás cosas, ahora todo muy ordenado también con los lienzos de Minho. Cerró la puerta con seguro y salió de la casa, cerrando muy bien también la puerta principal, asegurándose de guardar las únicas llaves que quedaban.
Vio una vez más la casa a través de la ventana del auto y sonrió cortamente, despidiéndose una vez más de sus amigos.
🌕
Seungmin suspiró al terminar su llamada con Félix, pareciéndole una gran idea el plan de reunirse, creyendo que sería una buena oportunidad para subir los ánimos de todos, especialmente los de Chan.
Su alfa estaba pasando por el peor momento de su vida, el olor a tristeza predominaba en su departamento la mayoría del tiempo, no había forma de cambiar eso, al menos no por el momento, y lo comprendía totalmente, ambos estaban intentando seguir adelante con la ausencia de sus amigos, y a pesar de que a él también le dolía, debía ayudar a Chan antes de que terminara cayendo en la tristeza total.
—Channie...—Seungmin entró a la habitación, encontrándose con su alfa envuelto con un par de sábanas, abrazando una de sus almohadas.
Chan elevó la mirada hacia su omega cuando escuchó su voz y se hizo a un lado para darle espacio, apartó las sábanas y le hizo señas para que se recostara a su lado. Seungmin no se negó.
Tan pronto el omega se recostó a su lado, Chan rodeó su cuerpo, escondiendo su rostro en el hueco de su cuello, llenándose de su olor, que extrañamente, era más sutil de lo usual, un poco diferente, pero nada que llamara su atención. Seungmin rió por lo bajo al sentir el cosquilleo que esa acción le provocaba, la nariz de su alfa restregándose sobre su marca. Se pegó más hacia él, sintiéndose reconfortado.
—Lamento que tengas que encontrarme todos los días así—se disculpó el mayor en voz baja, sintiéndose más tranquilo con las caricias del omega en su cabello—Te he dejado un poco de lado, ¿no es así? Soy un alfa terrible.
—No te disculpes—se apresuró a responder—Estamos bien, no te preocupes—sobó su mejilla con suavidad.
Chan asintió cortamente, cerrando los ojos con fuerza mientras se aferrada al cuerpo de su omega, a gusto con sentir su aroma que opacaba totalmente al horrible olor a tristeza que había por todos lados. Se sintió muy culpable, Seungmin también estaba triste, podía sentir a su lobo llorar a veces, y se sentía como un completo inútil al no poder consolarlo como debía porque no estaba en las condiciones para hacerlo.
—Félix llamó... Dijo que quiere vernos, que nos reunamos con él y con los chicos—rompió el silencio, esperando que Chan accediera a salir de ahí.
—¿Pasó algo malo?—preguntó preocupado, no podía soportar otra mala noticia.
—No lo creo—negó con la cabeza rápidamente al notarlo afligido—Dijo que tiene una sorpresa.
—¿Tú quieres ir?—elevó la mirada hasta encontrarse con esos ojos que lo llenaban de tranquilidad.
—Creo que es una buena idea... Ya sabes, distraernos un poco.
—Vamos entonces—besó cortamente sus labios y sonrió, recostándose contra su pecho segundos después—Vamos si también quieres ir.
Seungmin se sintió un poco más aliviado con su respuesta, enfocado en que haría lo posible por mejorar junto a su alfa, le daría todas las atenciones necesarias y sería muy paciente; él también necesitaba apoyo, pero podía ser fuerte por ambos.
Un par de horas más tarde, ambos se encontraban listos para salir.
—Si no te sientes muy bien, podemos regresar—dijo Seungmin estando dentro del auto, preocupado por como su alfa se fuera a sentir.
—Estoy bien—le sonrió débilmente—Estar con los chicos nos ayudará a todos.
Seungmin asintió de acuerdo, esperando realmente que así fuera. Chan condujo en silencio hasta el hogar de Félix, estacionó el auto frente a su casa, notando los autos de Hyunjin y Changbin. Estaba un poco nervioso, no había querido comunicarse con ninguno desde la última vez que se vieron; eso había sido muy desconsiderado se su parte, estaba consciente de ello, sin embargo, nadie lo culpaba al respecto, de hecho, a nadie.
—Si vinieron—Félix los recibió muy sonrientes en la entrada de su casa, dejándolos pasar.
—Me gustan las sorpresas—dijo Chan, sonriéndole amablemente.
Al entrar, se encontró con sus amigos, dándole una extraña sensación que no sabía cómo explicar. Habían pasado solo dos semanas y todos parecían desconocidos, cada quien cargó con el dolor de la pérdida por su parte, y a decir verdad, eso no debió ser así, debieron unirse más.
Empezaron una charla superficial en la mesa sin tocar el tema de Jisung y Minho, Félix incluso había preparado algunos postres para recibirlos, siendo estos mismos los que decoraban la mesa.
—¿Félix les dijo qué hacemos aquí?—preguntó Hyunjin cuando Félix salió del comedor, viéndolos negar al instante.
—Tal vez quiere que planeemos algún viaje, una vez dijo que le gustaría salir con todos nosotros—agregó Changbin, recordando esa conversación hace un tiempo.
—Tal vez...—asintió Jeongin, sintiendo la incomodidad de todos al evitar tan notoriamente el hablar sobre lo sucedido.
Sin embargo, para el alivio de todos, Félix apareció de nuevo en el comedor con un montó de cajas en sus manos. Lo miraron extrañado cuando dejó un montón de regalos apilados sobre la mesa, preguntándose de dónde los había sacado.
—Sé que navidad y año nuevo ya pasó—empezó a hablar el omega, ahora un poco nervioso—No pudimos celebrarlo como se debía... Pero recuperé todo esto—guardó silencio unos segundos, dejando que sus amigos se dieran cuenta de lo que se trataba.
—Son los regalos de navidad—dijo Seungmin en voz baja, sintiéndose ansioso de repente—¿Fuiste a casa de Minho?
Félix asintió, esperando algún tipo de comentario, pero nadie dijo nada, simplemente se limitaron a guardar silencio.
—Creí que podríamos abrirlos ahora—siguió hablando Félix en voz baja, un poco temeroso por la reacción que pudieran tener, pero logró relajarse totalmente cuando Changbin empezó buscar alguno que fuera para él, dando el primer paso.
—Para Changbin, el alfa más insoportable y aburrido del mundo—leyó la dedicatoria en la tarjeta, sonriendo cortamente—Este es de Jisung, estoy seguro.
Luego de unos segundos, los demás imitaron la misma acción, rebuscando entre los regalos los respectivos de cada uno. Exitosamente, los ánimos mejoraron, cada uno estaba concentrado en abrir sus regalos, alegrándose con las dedicatorias, riendo con el contenido y comentando al respecto.
Cuando todos terminaron, solo quedaba un regalo en el centro, era el más pequeño de todos, por lo que se perdió en medio de los demás. Félix extendió el brazo y lo alcanzó, leyendo las letras en la pequeña tarjeta decorativa.
—Es para Chan.
El alfa ladeó la cabeza un poco confundido, la caja era muy pequeña, pero con una decoración linda. A su lado, Seungmin mordió su labio inferior, otra vez muy ansioso y poco convencido, incluso se le cruzó por la cabeza esconderse para evitar ese momento.
—De Seungmin—leyó en voz alta el mayor, sonriendo con orgullo—Ya me estaba preguntando en dónde estaba mi regalo—dijo divertido hacia su omega.
Seungmin apenas sonrió.
—Y si... ¿Y si mejor lo abres en casa?
—¿Por qué? ¿Es un regalo vergonzoso?—preguntó Hyunjin con diversión.
—No... Es que-
—Voy a echarle un vistazo, si es vergonzoso, no se lo enseñaré a nadie, ¿si?—lo miró, tratando de convencerlo. Tenía mucha curiosidad sobre lo que su omega le había dado para navidad, no podía esperar a llegar a su hogar para abrirlo.
—Bueno...—accedió casi en voz baja, impaciente.
Chan rompió el envoltorio, demasiado emocionado e intrigado, analizó la caja una vez más, tratando de adivinar qué podría ser debido a su forma alargada. Primero, pensó en un bolígrafo, pero descartó completamente la idea porque, ¿con qué motivos su omega le daría un bolígrafo? Aunque de todos formas, estaría muy feliz viniendo de él.
—Ya ábrelo, no vas a adivinar—animó Changbin.
Percatándose de que nadie más viera, Chan abrió solo un poco la caja, por fin dándose cuenta de su contenido. Su expresión cambió completamente a una más seria, y en cuestión de segundos, sus ojos se llenaron de lágrimas al mismo tiempo que su pecho se llenaba de muchas emociones que no sabía cómo expresar, apunto de colapsar ahí mismo con el corazón latiendo rápidamente.
—Es... ¿Es en serio?—miró a su omega, casi suplicando con la mirada, suplicando no estarse equivocando.
—Feliz navidad—su voz se quebró de inmediato, aliviado por la sonrisa en los labios de su alfa.
Desconcertado, Félix tomó la caja entre sus manos para ver lo que había, haciéndolo sonreír ampliamente.
—Seungmin está en cinta—les dijo a los demás, sacando la prueba de embarazo que marcaba un resultado positivo.
Chan seguía sin creerlo, se puso de pie y caminó torpemente en el mismo lugar, sentía que podría desmayarse en cualquier momento de la emoción, su lobo correteando y saltando de un lugar a otro en su interior, también muy feliz con la noticia.
—Creo que... Creo que debemos hablar—dijo Chan con un nudo formándose en su garganta, tomando la mano de su omega, esforzándose fuertemente por mantener la calma ante algo de esa magnitud.
Félix les indicó que podían subir a su habitación para que tuvieran privacidad, y sin esperar mucho más tiempo, ambos salieron del comedor, dejándolos a todos muy sorprendidos y emocionados, todavía sin poder asimilarlo completamente.
—Quería decírtelo antes—empezó a hablar Seungmin cuando cerraron la puerta, notoriamente nervioso—Pero pasaron tantas cosas que no sabía qué momento sería el adecuado...
—Pero tú... ¿Tú de verdad quieres tenerlo?—haber preguntado le dio temor, ya habían hablado sobre el tema hace mucho, y él aceptó su posición de no tener cachorros, no iba a obligarlo, y muchos menos a quejarse por eso. Estaba muy ilusionado con la idea, sin embargo, no iba a oponerse a las decisiones de su omega.
—Si quiero—le respondió sin dudarlo, otra vez sintiendo muchas ganas de llorar—No te niego que estoy un poco asustado porque es algo a lo que me negué completamente por mucho tiempo, pero sé que contigo todo será más sencillo—le sonrió, limpiando sus mejillas—Es cierto que no estaba en mis planes, lo hablamos antes y fuiste muy comprensivo conmigo, tanto que no creí merecer a alguien tan bueno como tú... Pero cuando confirmé el embarazo, tuve que pensarlo muy bien antes de tomar una decisión, y al final, decidí que podemos ser una familia, Chan. Cuando decidí darte ese regalo, es porque estaba seguro de quererlo... No tengo dudas ahora, y prometo que no las tendré después.
El alfa agachó la cabeza, teniendo un cúmulo de sentimientos encontrados en su pecho. Miró al omega entre lágrimas y sonrió, agradecido por ser parte de la vida de Seungmin, agradecido por tenerlo como su omega, agradecido por darle la oportunidad de demostrarle que podía ser el mejor padre del mundo para su hijo. Simplemente era feliz.
—Sé que he sido un mal alfa en estos días, no he prestado atención ni siquiera a tú embarazo—se sintió culpable por un momento, ¿cómo pudo ser tan despistado para no darse cuenta?—Apenas voy dándome cuenta de que tu olor es diferente—agachó la mirada, avergonzado.
Seungmin se sentó a un lado de su alfa y lo atrajo hacia sus brazos, dándole un abrazo que logró reconfortarlo grandemente. No culpaba a Chan, el olor a tristeza era normal dentro del departamento, ambos estuvieron metidos en su propia tristeza cómo para prestarle atención a otras cosas, pero ahora, sabía que sería diferente, las cosas iban a cambiar y su cachorro sería el motivo por el cual seguir adelante.
—Gracias—murmuró el alfa, poniendo su mano sobre el abdomen del omega, sobándolo lentamente, dejando escapar una pequeña sonrisa—Prometo que voy a dar todo por nuestra familia, no vas a arrepentirte nunca.
—No tengo dudas sobre ti, ni del cachorro, estoy seguro de que no me equivoqué.
Chan sonrió, elevando la mirada para alcanzar los labios de su omega, besándolo cariñosamente y con mucho amor, siendo suave, gentil y delicado, dejando escapar cortas sonrisas en el medio. Seungmin respondió de la misma manera, abrazándose al cuerpo de su alfa, sintiendo como cada pequeño rastro de miedo e inseguridad desaparecían por completo, dándole paso a una nueva forma de felicidad que duraría por mucho más tiempo. Dejó un beso corto sobre sus labios antes de separarse del todo, viéndolo directamente.
—Justo ahora, soy la persona más feliz del mundo—sobó la mejilla del omega, dejando atrás las tristezas para enfocarse en lo que vendría.
—Te amo, Chan.
—También te amo.
Sin duda alguna, la noticia del nuevo bebé tomó por sorpresa a todos, fue lo que estaban necesitando para tener una nueva esperanza, para tener un nuevo motivo de ver la vida de manera diferente y con más color, aferrándose a ese sentimiento que les daba un poco más de luz en sus vidas.
Era una nueva oportunidad.
—Entonces... ¿Vamos a celebrarlo?
—¡Claro que si!—exclamó Jeongin, levantándose de su silla—Haremos juegos y comeremos muchas cosas.
—¿Te parece la idea?—Chan le susurró a su omega, tomando su mano.
Seungmin asintió, conmovido.
—Todavía hay tiempo para organizar todo, por el momento, hay que dejarlo tranquilo—rio Félix.
Chan veía con ojos brillantes la emoción de sus amigos, podía sentir al lobo de su omega refugiándose en el suyo, ambos protegiéndose y amándose. Besó cortamente a Seungmin una vez más, susurrándole lo mucho que lo amaba, agradeciéndole por seguir dándole motivos para ser feliz y sentirse afortunado, porque ya no debía estar triste, tenía una familia de la cual encargarse y preocuparse.
Te lo dije, Jisung, te dije que un día sería el padre de los hijos de Kim Seungmin.
🌕
Ahora si, llegamos al final de esta hermosa, trágica y emocional historia. Espero que hayan disfrutado el extra y que les haya gustado. Agradezco muchísimo por el apoyo, por los bonitos comentarios y los votos🥺 fue mi primera historia omegaverse, y de verdad aprecio mucho que la hayan apoyado<3 cuídense mucho, espero traerles más historias dentro de poco. Los amo muchísimo.
Sobre la encuesta de twitter:
🐣: Seungmin aceptaría tener un hijo.
🦄: Seungmin le diría a Chan sobre no tenerlo.
Estoy pensando en hacer un apartado de curiosidades sobre la historia, algo así como cosas que quedaron sin explicar muy bien y sobre cosas que pensé poner, si quieren leerlo espérenlo, sino, no hay problema, igual la historia ya terminó❤
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