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𝄈𝄈Cuatro𝄈𝄈

Minho movió con ansias su pierna derecha mientras daba pequeños golpes sobre la mesa con su dedo índice, sintiéndose incapaz de seguir tomando de su vaso con café debido al nerviosismo que sentía; había llegado a la cafetería una hora antes, quería tomarse un tiempo para relajarse, pero parecía ser imposible porque con con cada segundo que pasaba, se ponía peor.

Era sábado en la mañana, tuvo un poco de tiempo libre antes de regresar a sus obligaciones en el hotel, así que aprovechó ese espacio para quedar con Jisung y verse después de la insistencia del omega. ¿En qué estaba pensando cuando aceptó? Ya no se sentía con tanto valor, podía tal vez ser un poco seguro por medio de mensajes porque nadie lo estaba viendo, ¿pero en persona? Era un total asco, apenas podía mantener una conversación sin parecer aburrido, y a pesar de que ya había conversado con Jisung unos mimutos, se sentía como si estuviera en un tipo de cita a ciegas, viendo por primera vez a alguien desconocido.

Un fuerte aroma a café con leche lo sacó de sus pensamientos, causando que su corazón latiera con más fuerza mientras su lobo se removía inquieto sin poder controlarlo, ¿qué era esa sensación tan diferente?

—Minho—lo llamó con una enorme sonrisa cuando estuvo parado frente a la mesa.

Minho se levantó torpemente de su silla para saludarlo, golpeando accidentalmente la mesa con su rodilla, causando que se derramara un poco del café que estaba tomando minutos atrás.

—L-Lo siento—se disculpó con rapidez, limpiando el café derramado con varias servilletas.

Jisung rió por lo bajo con diversion, captando la mirada del alfa que detuvo sus movimientos mientras sus mejillas se calentaban por la vergüenza.

—No te preocupes—le sonrió, tomando asiento en una silla, ayudándolo a limpiar—Solo es un poco de café—se encogió de hombros, obteniendo una sonrisa apenada por parte de Minho.

—Soy muy torpe a veces—se sentó también, haciendo a un lado los papeles sucios—Lo cual es irónico porque soy mesero, no debería ser así.

Jisung volvió a reír, causando que Minho lograra relajarse un poco.

—Entonces…

—Mi olor no es a chocolate amargo—dijo directamente, sintiendo sus propios ánimos bajar ante esa confesión que no debía desilusionarlo—Mi olor es a madera… Creo que te confundiste de alfa en la cena, lamento no habértelo dicho antes, pero estabas insistiendo tanto que creí que era mejor aclararlo en persona.

Jisung ladeó la cabeza, confundido, y segundos después, negó.

—Puedo sentirlo justo ahora viniendo de ti.

—Eso imposible, estoy seguro de mi propio olor.

—¿Me llamas mentiroso?—enarcó una ceja.

—No, no, no pienses eso—agitó sus manos, negando—Es solo que no es mi olor, ¿cómo podría confundirme con eso?

—¿Percibes mi aroma en este momento, cierto?

—Desde antes de que entraras pude sentirlo—soltó, sintiéndose apenado segundos después.

—¿Lo ves? Es extraño—guardó silencio por algunos segundos, pensando—¿Qué aroma percibes de mi?

—Café con leche, es muy fuerte.

—No es cierto, de seguro es la cafetería—contradijo sin dejar de mirarlo.

—No es la cafetería, mi alfa lo percibe de ti—Jisung sonrió.

—¿Ahora entiendes que no estoy mintiendo?—Minho no respondió, un poco perdido—Mi olor es a durazno. Mi omega también percibe un aroma diferente… Se pone muy inquieto y ansioso cuando te siente, nunca me había pasado antes con nadie—Minho no pudo contradecir nada más, limitándose a verlo.

—Tú… ¿Tú crees que signifique algo?—preguntó dudoso, buscándole una explicación lógica.

—Por supuesto—asintió seguro, inclinándose un poco sobre la mesa para acercarse. Minho pestañeó varias veces y se mantuvo quieto—Tal vez somos destinados—susurró, manteniendo un semblante serio para luego de unos segundos, sonreír ligeramente—Sólo piénsalo, ¿qué otra cosa podría ser?

Minho frunció el ceño, y se hizo un poco hacia atrás, ¿estaba bromeando? Eso de los destinados hace mucho dejó de existir. Las generaciones cambiaron, los alfas y omegas evolucionaron a tal punto de no necesitar a sus destinados para encontrar el amor verdadero, y a esas alturas era más que obvio que eso de los destinados sólo eran anécdotas de generaciones pasadas, algo que solo decían para mantener la esperanza de que algún día tendrían una pareja ideal, las historias de los destinados servía únicamente para consolar a los que eran infelices en el amor, lo usaban para dar motivación y esperanza.

¿De verdad eso estaba haciendo con él?

—No juegues con eso, Jisung—su expresión se tornó levemente molesta.

—No estoy bromeando, hablo muy en serio—Jisung se alejó también, cruzándose de brazos—¿No crees en eso?

—¡Claro que no! Ahora dime, ¿quién te dijo que podías bromear así conmigo? De seguro fue alguien del hotel, ¿cierto?

—¿De qué hablas? ¡No es ninguna broma!

Minho rió a secas, sintiéndose patético, regañándose por haber caído en algo así. Todos los que lo conocían sabían que era un alfa desafortunado, solitario y rechazado. Su cabeza no dejaba de pensar en que Jisung sólo era una parte de una muy mala broma para ilusionarlo de alguna manera y luego reírse de él.

Suspiró derrotado, apartó la mirada del omega y sintió su pecho doler, no esperaba que alguien como Jisung tuviera algo que ver con sus idiotas compañeros de trabajo, porque no conocía a alguien más que quisiera destruirlo de esa forma tan cruel.

—Debo irme—dijo con suavidad, no sonaba molesto, solo un poco decepcionado—Gracias por venir y verme—se levantó sin esperar respuesta.

Jisung se levantó también, pensando en qué hacer para detenerlo, pero Minho estaba demasiado decidido en irse que parecía imposible hacerlo cambiar de opinión.

—¿Realmente solo te irás? ¿Así como si nada? Ni siquiera hemos terminado de hablar.

—Perdón por la pérdida de tiempo—fue lo último que dijo antes de irse, dejando a Jisung muy confundido y solo.

El omega volvió a sentarse cuando perdió de vista a Minho tras pasar la puerta de entrada, enmudecido y atónito ante esa reacción, ¿por qué se había puesto tan delicado de un momento a otro? Su conversación apenas duró unos minutos y de repente, todo simplemente se arruinó, ¿por qué incluso querría él hacerle una broma de ese tipo? No se consideraba una persona cruel, ni siquiera porque no le agradaban la mayoría de los alfas, además, Minho no le habían hecho absolutamente nada.

—Y se fue...—apareció Chan, tomando asiento en la silla que antes ocupó Minho—No me sorprende, los alfas se asustan contigo.

—Solo vámonos de aquí—suspiró, rodando los ojos.

Chan se encogió de hombros y siguió al omega hasta el estacionamiento de la cafetería.

Quizás, Jisung solo debía dejar pasar un poco más de tiempo antes de volverlo a intentar.

🌙

Al llegar a su habitación, Minho se recostó en su cama mientras soltaba un sonoro suspiro sin apartar la vista del techo, hundido en un mar de pensamientos que sólo lograban decepcionarlo y hacerlo sentir un poquito más miserable que de costumbre.

Cuando conoció a Jisung, realmente sintió algo muy diferente, su alfa se alegraba en su presencia, pero viendo muy bien la situación, quizás sólo era una reacción ante la atención recibida de su parte, era primera vez que un omega accedía a salir por algo de tomar, y ese hecho lo había ilusionado patéticamente, ¿qué tan solo debía de sentirse para que sus emociones tomaran el control de él y de su alfa de esa manera?

Cubrió su rostro con su antebrazo, rendido ante su desafortunado destino de quedarse sin compañía debido a su incompetencia como alfa, y claro que se odiaba a sí mismo por no ser diferente, deseaba cumplir las expectativas de los omegas, que le prestaran atención y lo vieran como un alfa digno, sin embargo, ahí estaba, lamentándose por haber caído en una tonta broma de destinados.

Descansó por unos minutos más, y antes de que sus propios pensamientos empezaran a molestarlo, se levantó de su cama, tomó una corta ducha y se puso el uniforme de trabajo, porque al menos de esa manera, se mantendría distraído y protegido de sí mismo.

Su alfa buscaba desesperadamente a un omega, Minho tenía muchas ganas de amar y de ser amado, él tenía mucho que dar, solo necesitaba una verdadera oportunidad para demostrarlo.

🌙

—¿En dónde estabas?—la señora Han le preguntó al rubio cuando lo vio entrar a la casa.

—Salí con Chan—respondió, dirigiéndose escaleras arriba hacia su habitación.

—¿A una cita?—preguntó con ilusión, causando que Jisung se detuviera de golpe en las escaleras.

—Ew, no—dijo con disgusto, siguiendo su camino—No empieces con eso de nuevo, mamá~.

—¡Ya vine!—exclamó Chan con una sonrisa, cerrando la puerta de entrada tras él.

La señora Han sonrió abiertamente y abrazó al alfa con cariño.

—Dime que por fin, Jisunggie te eligió como su alfa—dijo con ilusión y mirada suplicante.

Chan rió divertido, eso jamás pasaría, y por más que se lo explicara a la señora Han, parecía no entenderlo, y es que desde que los Han lo conocieron, no dejaban de decirle que debería cortejar a Jisung, porque, así como los Han, los Bang también era una familia con una buena posición económica, dueños de una cadena de restaurantes que hace un tiempo empezaron a tener mucho reconocimiento y éxito, posicionándolos cada vez en un mejor status.

Y claro, a los Han les interesaba mucho la clase social.

—Ambos sabemos que Jisung preferiría quedarse solo por el resto de su vida antes que tenerme como alfa.

—Es una lástima—suspiró la mujer—Pero nada es imposible, ¿sabes?

Chan asintió, dando por terminada la conversación. Subió las escaleras hasta la habitación de Jisung a la que entró sin tocar, encontrándose con el omega acostado boca abajo en su cama, su rostro escondido entre las almohadas mientras balbuceaba cosas que no lograba entender. Comprendía muy bien esa acción.

Jisung estaba haciendo berrinche.

—No puedo entenderte—dijo Chan, recostándose a su lado con los brazos cruzados—Deja de hacer berrinche y dime por qué lo haces.

Jisung sacó su rostro de las almohadas y lo miró con un puchero en sus labios mientras fruncía el ceño.

—Primero, no preferiría quedarme solo antes de que fueras mi alfa, aceptaría si fueras la última opción del mundo—explicó cortamente, obteniendo un leve empujón por parte del mayor.

—Gracias, supongo—respondió—Pero yo ya tengo mis ojos puestos en alguien, así que olvídate de mí.

—Já, como si Kim Seungmin fuera a fijarse en ti. Ni siquiera le hablas, eres un raro que lo mira de lejos.

—Silencio, deja de quebrar mis ilusiones—lo golpeó con una almohada, escuchando el quejido del omega ante el repentino acto, acompañado seguidamente de una corta risa.

—Está bien, el asombroso y popular Kim Seungmin algún día será tu omega y tendrán muchos cachorros.

—Muchas gracias, así suena mucho mejor—asintió satisfecho—Pero volviendo al tema, no solo haces berrinche por lo que dije, ¿qué más te está molestando tanto?

Jisung volvió a hacer un puchero.

—Minho huyó porque le dije que tal vez éramos destinados.

Chan soltó una fuerte carcajada, ignorando la molestia en los ojos de su mejor amigo.

—¡Ya deja de reírte!—exclamó, cruzándose de brazos.

—¿Cómo le dices algo como eso? Incluso yo hubiera huído.

—Es que…—se detuvo a pensarlo, ¿tan tonto sonaba todo eso? Quizás solo él seguía creyendo en esas historias, pero no terminaba de comprender el tema de su aroma y de su omega lloriqueando por un alfa desconocido al que jamás en su vida había visto—Puedo sentir que hay algo entre él y yo que no puedo explicar, algo que no es normal y que nunca había sentido antes.

—¿Te enamoraste de él?—enarcó una ceja—¡Auch!—sobó su brazo recientemente golpeado por el menor, frunciendo el ceño—¡Es que suenas como si lo estuvieras!

—No seas idiota—rodó los ojos, soltando un corto suspiro—No lo conozco, apenas hemos hablado, pero he notado que no es un alfa normal, es demasiado… No alfa, si es que eso es posible—ladeó la cabeza, confundido por sus propias palabras—Además, mi omega se pone como loco con su aroma, me atrae muchísimo y que, por cierto, puedo sentirlo desde muy lejos.

—Bueno, eso suena a que eres un rarito obsesionado con alguien que le gustó a primera vista.

Jisung lo miró mal y negó con la cabeza, recostándose nuevamente sobre las almohadas, frustrado. ¿Cómo iba a alguien entender algo que no le ha pasado?

—En todo caso, no creo que lo vea de nuevo por un buen tiempo, y eso me hace sentir desanimado porque de verdad quería respuestas.

—¿Por qué no puedes? Nos podemos infiltrar en el hotel, lo buscamos y lo secuestras hasta que se enamore de ti.

Jisung volvió a golpearlo.

—¡No quiero eso!—suspiró, agachando la mirada—No quiero incomodarlo, parece muy encerrado en que soy parte de una broma.

—¿Le diste algún motivo para que creyera eso?

El omega negó.

—Muy bien, vamos a la cocina entonces.

—¿Para qué?—suspiró, cerrando sus ojos en un intento de descansar y olvidar lo sucedido en ese día.

—Nada de lo que pasa con él es tu culpa, si cree que es una broma solo porque sí, entonces solo ignóralo, además, te anima la comida, así que busquemos algo de comer porque ni creas que pasé por alto que tu mamá acaba de hacer las compras.

Jisung rió, accediendo, dejándose jalonear por su mejor amigo hasta la cocina en donde efectivamente, la refrigeradora y los estantes estaban llenos.

🌙

Durante los primeros años de vida de Minho, todos creyeron que se presentaría como un omega, su comportamiento siempre se inclinó más por ese lado, por eso, hace ocho años, cuando a los once se presentó como un alfa, expulsando un olor fuerte y no dulce, nadie podía creerlo, ni siquiera él mismo.

Su padre, orgulloso de su hijo por ser un alfa, trató de guiarlo por los pasos adecuados para que fuera un alfa hecho y derecho, un alfa como tal, enseñándole que debía ser serio, seguro de sí mismo y fuerte ante todo, pero Minho seguía comportándose tan débilmente que solo hacía enfurecerlo. Cuando el señor Lee intentaba mostrarle como debía de actuar en ciertas ocasiones en las que su alfa debía ser protagonista, Minho solía lloriquear, repitiéndole que no quería hacer nada de lo que le decía, él solo quería encerrarse en su habitación y pintar dibujos en su ppared como siempre hacía cuando estaba aburrido o triste.

—El arte es para los débiles buenos para nada, Minho—le dijo una vez cuando lo encontró dibujando en las páginas traseras de su libreta.

—A mí me encanta—respondió con notable desánimo, sintiéndose un poco avergonzado por sus gustos.

No me importa, deja eso y aprende otras cosas, tal vez un deporte como el fútbol o boxeo.

Minho simplemente agachó la cabeza y dejó sus colores a un lado de su escritorio, escondiendo sus dibujos.

Lee Joongi, furioso por ese comportamiento, trató de amoldarlo a su manera a través de gritos, insultos y a veces, golpes. La señora Lee nunca intervino, no se sentía capaz, su esposo estaba haciendo lo correcto, era el alfa de la familia, y ella como una simple omega, no podía hacer mucho al respecto. Ella cuidaba a Minho a su manera, el amor nunca le faltó y a pesar de todo, Minho podía sentirse seguro y amado con ella, sin embargo, cuando Minho tenía apenas quince años, murió debido a una grave enfermedad, rompiendo definitivamente el lazo que la unía a su único hijo al igual que el de su esposo, dejándolo en una depresión que fue difícil de superar, y era de esperarse que, a partir de esa pérdida, el señor Lee endureciera mucho más su carácter, convirtiéndose en alguien mucho más frío y decidido en convertir a su hijo en un verdadero alfa que no fuera la decepción de la familia Lee.

Minho, por su parte, desde que su madre murió, supo que no habría nada bueno para su vida, ya que a pesar de que ella no se metía cuando su padre lo trataba mal, siempre estaba para consolarlo en su habitación, diciéndole lo precioso y valioso que era, que no importaba no estar dentro de los estándares, él seguiría siendo perfecto a su manera y algún día, se darían cuenta de ello, que un omega por fin lo querría.

Pero su madre hace mucho que ya no estaba, y junto con ella, esas ilusiones desaparecieron.

—¿Cuándo vas a marcar a un omega?

—Todavía no es momento—murmuró. Su voz siempre sonaba débil cuando hablaba con su padre.

—¿No? ¿Entonces cuando? Tienes casi veinte.

—Solo dame más tiempo, papá, no es algo que pueda tomar a la ligera ni hacer de un día para otro.

—A tu edad, tu madre ya estaba en cinta y yo ya estaba al frente de la compañía, ¿y tú dices que no es momento? ¿En qué pierdes tanto el tiempo, eh?

Minho guardó silencio y respiró hondo, quería que su padre se fuera de una vez por todas, solo quedaban algunas horas para que hiciera su viaje fuera del país y así lo dejara en paz al menos por un buen tiempo, pero claro, debía ir y hacerlo sentir mal antes de largarse, como un recordatorio de lo miserable que era.

—Son diferentes tiempos y-

—Excusas—interrumpió, negando con la cabeza—Lo único que sabes hacer bien es poner excusas para todo, lo único que sabes hacer bien es llorar como un jodido omega y pensar que con eso arreglas todo, pero eso jamás será así, ningún omega querrá estar contigo si solo pasas llorando y con los ojos en el piso. Por un momento, piensa en tu futuro, Minho, eres mi único hijo y no haces más que decepcionarme.

El alfa menor agachó la cabeza y mordió con fuerza su labio inferior para que los sollozos no escaparan de su boca, dejando que su padre dijera todo lo que tenía por decirle y luego de eso, por fin descansar en su propia soledad.

—Debo irme ya—miró la hora en su reloj sin recibir respuesta por parte del pelinegro, acomodando su traje al levantarse del pequeño sofá dentro de la enorme habitación de hotel—Compórtate, me estarán informando y sabes que no dudaré en intervenir si causas problemas.

Joongi pasó al lado de su hijo con el mismo semblante serio sin decir nada más, dejándolo solo otra vez, yéndose sin despedirse, sin decirle alguna palabra bonita o alentadora, simplemente abandonándolo como siempre hacía cuando se veían.

Y no entendía por qué seguía doliéndole tanto si ya estaba acostumbrado.

🌙

¿Qué les está pareciendo?

Muchas gracias a las personas que votan y comentan♡

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