Sunghoon cabalga hacia el este bajo un cielo teñido de gris, el viento helado golpeando su rostro mientras atraviesa el terreno montañoso.

Las palabras de Yeonjun resuenan en su mente: un santuario construido por Haldir, "La Espada de Luz", un lugar donde la sangre y la magia convergían. Si el traidor está buscando algo allí, no puede permitirse llegar tarde.

A medida que se acerca al santuario, siente una energía familiar en el aire: la esencia de Jake.

Es como si su vínculo con él lo guiara, un hilo invisible que lo conecta con su destino. Pero esa misma conexión lo llena de un temor profundo. Jake no sabe nada de su linaje, ni del peligro que su sangre representa para quienes desean manipular el equilibrio entre Vampiros y Humanos.

El santuario emerge entre las montañas como una estructura imponente y antigua, rodeada de columnas desgastadas por el tiempo y grabados que relatan historias de batallas y pactos.

Sunghoon no pierde tiempo; entra con cautela, consciente de que podría estar caminando directo a una trampa.

Dentro, la atmósfera es densa con magia antigua. Las paredes están decoradas con frescos que narran la vida de Haldir: un guerrero que lideró a los Humanos contra los Vampiros en una era de caos, solo para después forjar una alianza que permitió la creación de Bree el Reino Humano que ha sobrevivido a las guerras.

Sunghoon se detiene frente a un mural que muestra a Haldir sosteniendo una espada que brilla como el sol, rodeado por una luz que parece expulsar las sombras.

—Así que lo encontraste antes que yo.

La voz detrás de él lo hace girar con rapidez. Allí está el traidor: un Vampiro alto, de cabello blanco como la nieve y ojos dorados, irradiando una energía oscura que lo delata como un maestro de la magia prohibida.

Su nombre es Elias, un antiguo miembro del Consejo, ahora exiliado por sus ambiciones de poder.

—Elias —Escupe Sunghoon, posicionándose entre él y el mural—. ¿Qué planeas hacer con esto?

Elias sonríe con una calma perturbadora. —Lo mismo que Haldir hizo hace siglos. Usar su legado para unir fuerzas... aunque bajo mi mando. Los híbridos son solo el principio, Sunghoon. Con el poder de esta sangre, el equilibrio será mío. Humanos, Vampiros, todos me servirán.

Sunghoon siente una furia ardiente recorrerlo. —No permitiré que uses a Jake para tus ambiciones.

Elias se ríe, burlón. —¿Jake? Ah, el Heredero de Haldir. Tan ingenuo, ¿verdad? Ni siquiera sabe lo que lleva en sus venas. Pero no te preocupes, no necesito matarlo para conseguir lo que quiero. Solo necesito su sangre.

El combate es inevitable. Sunghoon desenvaina su espada, una reliquia forjada con plata y acero, capaz de cortar incluso la carne de un Vampiro de Pura Sangre.

Elias invoca sombras a su alrededor, transformándolas en látigos oscuros que se mueven con precisión mortal.

Ambos chocan, la magia y la fuerza física encontrándose en una batalla que llena el santuario de destellos de luz y oscuridad.

—Tu debilidad siempre fue tu corazón, Sunghoon —Dice Elias con desdén mientras lanza un ataque—. Amar a un Humano... qué cliché tan patético.

—Y tu ambición siempre será tu caída —Responde Sunghoon, bloqueando el golpe con un giro ágil.

Finalmente, con un movimiento calculado, Sunghoon logra herir a Elias en el hombro, haciendo que retroceda. Pero antes de que pueda dar el golpe final, Elias desaparece en una nube de sombras, dejando un eco de su risa.

—Esto no ha terminado —Advierte la voz desvanecida de Elias—. Volveré por el Heredero de Haldir.

Sunghoon respira con dificultad mientras la tensión en el aire se disipa. Mira hacia el mural de Haldir una última vez antes de salir del santuario. No hay tiempo que perder. Jake necesita saber la verdad sobre su linaje y el peligro que representa. Pero más importante aún, necesita estar protegido.

Mientras Sunghoon cabalga de regreso hacia la ciudad, una certeza lo invade: no importa qué tan oscuro sea el camino por delante, luchará con todo lo que tiene para preservar la vida de Jake. Porque, más allá de los títulos, linajes o destinos, Jake es su luz, su esperanza, y el único lugar al que realmente pertenece.

Sunghoon se detiene al borde del bosque, observando cómo la luz de la luna atraviesa las ramas desnudas y proyecta sombras largas sobre el suelo.

El santuario está cerca; puede sentir la presencia de una energía antigua, casi adormecida, vibrando bajo sus pies. Los rumores de Yeonjun parecen ser ciertos, y eso solo aumenta la sensación de urgencia que lo ha acompañado durante días.

Mientras avanza, los recuerdos de Jake lo mantienen enfocado.

Cada sonrisa, cada mirada que compartieron, cada promesa silenciosa que había hecho de protegerlo.

Jake es más que un descendiente de sangre real; es el eje que mantiene intacta la humanidad de Sunghoon, su razón para seguir adelante. Pero también es una debilidad que sus enemigos no dudarán en explotar.

Cuando llega al claro, su mirada se fija en la estructura de piedra cubierta de musgo, desgastada por los siglos pero aún imponente.

Grabados antiguos decoran sus paredes, runas similares a las que había encontrado en los documentos del traidor. Este es el lugar.

El corazón de la conspiración que busca transformar híbridos salvajes en soldados perfectos.

Sunghoon exhala, apretando los puños.

No puede permitirse dudar. Sabe que dentro de esas paredes se encuentra las respuestas que necesita, pero también peligros desconocidos.

Con una última mirada hacia la oscuridad detrás de él, donde el mundo de Jake continúa sin saber lo cerca que está de ser destruido, Sunghoon se adentra en el santuario, decidido a protegerlo, aunque eso le cueste todo.

Madness
18. The True Heir
03/12/2024

Gracias por leer la historia ❤️