독특한
Su nombre es Jo YuRi, tiene veintitrés años y es mi chica.
Jamás había creído en el amor a primera vista hasta que la vi a ella. Era un día lluvioso en septiembre del año pasado. Yo, me refugiaba de la lluvia bajó una parada de autobús y esperaba a que el agua disminuyera lo suficiente como para seguir mi camino hacia mi departamento. De repente, ella se sienta en la banca junto a mí con su periódico.
No pude evitar el admirarla por un momento y creo que la sabía que la miraba, pues volteó a verme con sus lindos ojos avellanas mientras su cabello rubio le cubría parte del rostro. Me enamoré de ella al instante.
Hablamos por un rato. Ella parecía nerviosa de que su autobús estuviera atrasado. Después de diez minutos, al fin llegó el transporte. No podía dejarla ir, por lo que me subí al camión con ella para continuar nuestra conversación. Todo iba de maravilla, hasta que eventualmente se tuvo que ir. La vi bajar del autobús, caminar hasta su casa y entrar. Entonces, por fin decidí regresar a mi hogar caminando con un montón de mariposas en mi estómago.
Me mudé con YuRi dos meses después de que nos conociéramos. Ambas estábamos muy felices, ella solía cantar de una manera tan maravillosa cuando hacía su rutina antes de irse a trabajar, también lo hacía al cocinar y cuando regresaba a casa. Incluso, hasta antes de dormir. Cada vez que sonreía, volvía a sentir esas mariposas dentro de mí. Jamás imaginé que pudiera ser tan feliz. Hacíamos todo juntas, ir al cine, ir a correr en el parque y amaba verla jugar videojuegos. Nunca me he considerado una gamer, pero verla jugar me parecía muy divertido.
La vida parecía perfecta, al menos hasta que su madre falleció tres meses después de haberme mudado.
Mi Hamyul comenzó a cerrarse, a alejarse de todo. Estaba tan deprimida, que a veces pasaba días enteros en su cama, sin moverse de ahí y sin dormir. Cuando sí dormía, se quejaba en sueños y balbuceaba cosas sin sentido para al final, despertarse llena de pánico.
El eco de sus cantos ya no resonaban por nuestra casa, en cambio, aquel dulce sonido fue reemplazado por su constante llanto; desde leves quejidos hasta grandes lamentos. Estos se podían escuchar desde cualquier rincón de la casa. Casi no salía del hogar y sus amigos dejaron de visitarla. Se rehusaba a abrir la puerta cuando ellos tocaban, se encerraba en su alcoba. Tenía tanto miedo de dejarla sola que llame a mi jefe y renuncie a mi trabajo. Jamás se lo conté a YuRi, pero ella no preguntó al respecto.
Me sentí tan atrapada. No pude irme. No pude comer. Dormía cuatro horas por noche si tenía suerte. Demonios, si tengo que ir al baño, aguanto hasta que tengo miedo de orinarme en los pantalones. Si no la estoy observando ella podría… No quiero pensar en lo que podría hacer. Trató de seguir adelante y mantener una actitud positiva. Vivo con el amor de mi vida después de todo, y cuando ella está durmiendo, me acurruco en la cama junto a ella y la abrazó por la espalda mientras tomo su mano, con la esperanza de que mi toque pueda consolarla.
En estos últimos meses, mi Joyul se ha vuelto paranoica. Ella afirma que está siendo observada por el fantasma de su madre. Deambula de habitación en habitación, gritando: “Mamá, sé que estás aquí conmigo, muéstrate ante mí. Te extraño mucho". Me rompe mucho el corazón verla y escucharla hablar con las habitaciones vacías, pero parece consolarla de muchas formas que yo no puedo. Parece capaz de relajarse más; debe ser terapéutico. Ha comenzado a sentirse cómoda al dejar la cama y, finalmente, a abandonar la casa. Empezó a cantar de nuevo, suave y temblorosamente al principio, pero ahora su voz casi a vuelto a ser como antes. No del todo, pero se acerca. Ella cree que al fantasma de su madre le gusta escucharla. Supongo que debería dejarla continuar con su delirio. Parece estar ayudando, y ahora a veces tengo la oportunidad de salir a tomar aire fresco y comer algo. Supongo que también me está ayudando.
Sin embargo, se ha vuelto olvidadiza. La escucho constantemente preguntándose a sí misma: "Juro que puse mis pantuflas al lado de la cama" o "¿De verdad ya me comí las sobras del espagueti?" Ella culpa al fantasma por mover sus cosas, creo. Comenzó a volverse más habladora, hablando más por teléfono con sus amigas. Ella les dice que escucha ruidos en la casa cuando no hay nadie más. Ella dice que tiene que ser su madre cuidándola, ¿verdad? Nunca escucho la respuestas de sus amigas, y nunca preguntó. Sigo adelante, mi amor por ella nunca flaquea.
Ayer, le dijo a una de sus amigas que durante mucho tiempo se ha sentido observada. Encontró un pequeño agujero, del tamaño de un lápiz, en el techo de su dormitorio. Mientras deambulaba por la casa, encontró uno al menos en cada habitación. Escuchó un ruido en el ático, pero se convenció a sí misma de que era un mapache o una ardilla o algo así.
Gracias a Dios que no ha subido al ático. Porque no sé que haría si me encontrará aquí, siempre observándola a través de los agujeros de su techo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro