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𝙲𝙰𝙿𝙸́𝚃𝚄𝙻𝙾 44

YeJi levantó sus ojos hacia mí y suspiró aliviada. — Oh, MinJeong, gracias a Dios, estás aquí.

Mi mente estaba tambaleandose.

¿Por qué YeJi estaba aquí? ¿Sería posible que ella fuera la asesina e intentará engañarme para que pensará que ella era la víctima? O tal vez ella era realmente la víctima y no estaba viendo claramente eso.

—YeJi… ¿quién… quién te hizo esto?

Su cabello parecía que no lo había lavado en mucho tiempo; sus dedos estaban cubiertos de tierra y había marcado rojas de la cuerda que cortaba su piel. Tenía los ojos inyectados en sangre como si no hubiera dormido en semanas y, como si eso no fuera suficiente, parecía que la habían golpeado.

—MinJeong, no deberías estar aquí. – susurró, sus ojos recorrieron el cuarto oscuro con pánico. — Podría regresar en cualquier momento, necesitas irte de aquí.

Si antes pensaba que ella era la asesina, ese pensamiento abandonó mi mente en ese momento.

Estaba atada en una silla, completamente indefensa y me estaba pidiendo que salvará mi propia vida en lugar de liberarlo de su situación.

YeJi siempre había sido tan brillante, alegre y buena, una mujer que nunca le haría daño a un insecto intencionalmente. Verla en este estado vulnerable realmente me sorprendió.

—La policía te estaba buscando. Pensaban que habías matado a NingNing y a los demás por qué nunca apareciste en el funeral o en los interrogatorios.

—No aparecí porque el asesino me tenía aquí. – dijo con irritación y agotamiento. — ¿Hubo algún grupo de búsqueda por mí?

Hubo una pausa.

—Tsk, por supuesto que no lo hicieron porque pensaron que yo había asesinado a esas personas.

—No fue tu culpa. – le dije. — Todos eran sospechosos en ese momento. Todavía soy sospechosa, YeJi.

—Sí, pero no estuviste cautiva durante una semana seguida, encerrada y atada a una silla. – dijo impaciente.

Tenía un punto.

—Es cierto, pero tampoco estaba yendo a clubes y divirtiéndome. Pasé los últimos días en un manicomio para que mi salud mental fuera reevaluada.

Estuvo en silencio durante un largo minuto, mirando el suelo.

Levantó la vista para mirarme a los ojos.

—Deberías irte, aprovecha mientras tengas la oportunidad.

Sacudí mi cabeza. — No te dejaré aquí para que mueras.

—¡MinJeong, solo vete! ¡Escúchame al menos una maldita vez! – gritó enojada.

—Nunca lo he hecho y no comenzaré ahora. – dije, mientras miraba alrededor del lugar buscando algo afilado para cortar la cuerda de sus muñecas.

No podía ver claramente incluso con la luz de la linterna.

Finalmente encontré una vieja navaja oxidada y decidí que eso podía funcionar. Comencé a pasar la navaja por la cuerda y estaba resultando bastante difícil.

Miré a YeJi y ella parecía agitada. — Necesitas hacerlo rápido, MinJeong, si nos encuentra, las dos estaremos muertas.

Un minuto después, había logrado cortar más profundamente la cuerda y casi había terminado cuando me detuve y la miré.

Durante toda la conversación me había olvidado de preguntarle la cosa más importante.

—¿Quién es el asesino, YeJi?

Me miró como si le hubiera hecho la pregunta más estúpida. — Es Karina. Pensé que ya era bastante obvio.

Se me helo la sangre y mi corazón dió un vuelco.

—Eso no es cierto…

—Sí, lo es. – dijo YeJi.

Sacudí mi cabeza. — ¡Karina no puede ser la asesina!

YeJi se rió sin rastros de humor. — Eso otra vez. ¡Despierta! Estás cegada por tu amor por ella. Asesinó a todas esas personas y luego te manipuló para que confiaras en ella. Te engañó la idea de que Karina se enamorará de ti, pero todo lo que hizo fue usarte para obtener lo que quería. ¡Es una psicópata! Su cerebro no tiene lo necesario para sentir empatía o culpa.

—Me dijo que sus informes eran solo mentiras producidas por Yoo MinSeok para encerrarla en el asilo de por vida. Confío en Karina.

—Esta bien, entiendo. Tal vez tú mente no se enturbie hasta que no sea más que un pedazo de carne inútil sin globos oculares. Si eso es todo lo que necesitarías para que me creas, entonces está bien. Puedes subir las escaleras y preséntate. Solo hazme un favor y deja que la policía sepa que estoy aquí.

Mi mente estaba aturdida y mi proceso de entendimiento está siendo lento.

¿Cómo puede ser eso cierto?

—¡Piensa, MinJeong! Cuando Bang Chan estaba muerto, Karina estaba en el hospital. En cuando a la enfermera Wendy, te había llevado a vivir con ella pero pudo haber regresado al asilo para matarla y dejar el cuerpo allí mientras te seducía en su propio juego. Karina tiene bastantes motivos para matar a Yoo MinSeok y Yizhuo… bueno, ni siquiera sé por qué pudo haberla matado, pero, de nuevo, los asesinos psicóticos no necesitan un motivo.

Levanté la mano, indicándole que dejara de hablar.

—Necesito tiempo para pensar.

—¡El tiempo se acaba! ¡Te dije que me desataras o te fueras! Realmente no tiene sentido que las dos muramos. – dijo en voz baja.

De repente oímos el sonido de pisadas bajando por las escaleras.

Tenía que estar lista para esto.

Saqué mi arma y estaba lista para disparar hasta que ví que era Karina.

Claramente, se sorprendió al verme aquí.

—Winnie, ¿qué estás haciendo aquí? – Karina me preguntó, su tono era agudo.

Mantuve el arma ladeada.

Mis manos temblaban. — ¿Dónde está Tae, Rina?

—¿Estás realmente dudando jodidamente de mí?

—¡Solo quiero saber la verdad!

Giré el arma para apuntar a YeJi y luego a Karina.

—Cualquiera de ustedes dos mató a esas personas, confiesen ahora o les dispararé a los dos.

—Disparame ahora, Winnie. – sus ojos verdes se habían oscurecido un poco y su mandíbula se había endurecido.

¿Conocía a esta mujer?

—¡Quiero la verdad! – grité con frustración.

—¡Aquí está la verdad! – gritó Karina, manteniendo sus ojos fijos en mí. — Tan pronto como recibí el mensaje de texto, vine aquí buscando a tu hermano pero él no estaba aquí y en su lugar estaba la doctora Hwang YeJi esperando aquí en el sótano, actuando como una víctima, de la misma manera en la que está tratando de engañarte ahora. Aunque, claro, Hwang me dijo que TaeHyun era el que estaba haciendo los asesinatos y que debía dejarla ir. – Karina giró su muñeca para mostrarme una herida profunda. — Cuando no le creí, trató de atacarme pero yo había venido preparada para eso, así que la derribe y la ate a una silla.

—¡Miente, MinJeong! – exclamó YeJi y luego señaló con un dedo acusador a Karina. — ¡Mentira! Esto es lo que realmente sucedió. Tienes que estar de mi lado. Después de la muerte de Yizhuo, traté de contactar a la policía pero antes de que pudiera hablar con ellos, fui drogada y secuestrada. Cuando abrí los ojos, me encontré aquí. Un hombre con máscara negra me visito para dejar la comida y volvió a irse. Karina apareció dos días después y me obligó a enviar mensajes amenazantes a TaeHyun después, chantajeandolo con la verdad de que es un drogadicto. ¡No tuve más remedio que hacer lo que me dijera porque no quería morir!

Karina se rió y luego aplaudió. — Buena historia. Si quieres poner eso en línea, hazlo en Wattpad. Estoy segura de que obtendrás un millón de visitas, probablemente ganes un watty y, tal vez, incluso, obtengas una serie en Netflix. – se volvió hacia mí. — Entonces, ¿Realmente le crees?

Miré a Karina.

—¿Por qué no informaste a la policía después de atarla?

—Bueno, eso es lo que estaba haciendo ahora. Mi teléfono no funcionaba y este no es un lugar con exactamente buenas conexiones telefónicas o teléfonos públicos. Cuando volví, ya la habías encontrado y estás creyéndole cada palabra que dice.

Recordé las palabras de Aeri en el funeral de NingNing.

—𝑉𝑖 𝑎 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑙𝑎𝑣𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑙𝑎 𝑠𝑢𝑒𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑠𝑢𝑠 𝑧𝑎𝑝𝑎𝑡𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑏𝑎𝑛̃𝑜. 𝐸𝑟𝑎 𝑙𝑎 𝑑𝑜𝑐𝑡𝑜𝑟𝑎 𝐻𝑤𝑎𝑛𝑔 𝑌𝑒𝐽𝑖.

La historia de YeJi no cuadró y sonó confusa, casi como si me estuviera obligando a creerle.

El sonido de un disparo rugió por el sótano y dejé escapar un grito espeluznante.

Todo sucedió de una vez, YeJi se había liberado de las cuerdas, estaba de pie y sus expresiones eran francamente malas. Parecía una matona, definitivamente muy diferente a la YeJi que yo conocía.

Karina recibió un disparo en la pierna, pero la bala solo rozó.

Karina maldijo por lo bajo y luego gimió.

—Rina… – comencé a caminar hacia ella cuando sentí la punta afilada de una cuchilla por debajo de mi barbilla.

—Cortaré tu garganta justo frente a la psicópata y luego la siguiente bala irá a su maldita cabeza. – dijo YeJi con una voz helada, una que nunca pensé que poseía. — Y entonces, ambas amantes pueden mirarse mientras se desangran hasta la muerte.

Metió la mano en mi cintura y tomó mi arma.

—Estás enferma. – le dije a YeJi.

Ella se rió. — Sí, y fui lo suficientemente inteligente como para saber tus intenciones en cuanto al lado de quién te estabas inclinando y es una verdadera lastima. Al menos, si me hubieras creído, podríamos haber matado a Karina juntas y ese podría ser el fin de esta larga historia de venganza. La policía habría creído que Karina era la asesina ya que muchas otras pruebas están en su contra. TaeHyun habría testificado siguiendo mis instrucciones y todos iríamos felices a casa. Caso resuelto.

—¿Por qué lo hiciste? – pregunté, mi voz apenas en un susurro.

—¿No estabas escuchando? – ella preguntó. — Venganza.

—¿Venganza de qué?

—Escuchen porque voy a decir esto rápido y no repetiré dos veces. – dijo YeJi. — Hwang BaekHyun, ¿te suena el nombre?

Karina parecía estar perdida en sus pensamientos por un momento.

—Trabajó para Yoo MinSeok. Hwang BaekHyun era un mayordomo personal y luego ascendió para ser su asistente personal. Ahora que trato de recordar, tenía una hija que solía quedarse sola. Incluso vino a la mansión una o dos veces. – Karina dijo todo esto con una cara seria, sus ojos bajo control.

La mandíbula de YeJi comenzó a moverse. — Tu madre era una puta, espero que te hayas dado cuenta de eso.

Karina no parecía ni remotamente ofendida. — Sin embargo, era mi madre. Por otra parte, era hermosa y los hombres se sentían fácilmente atraídos por ella. Tal vez tú padre debió controlarse más.

—¡Hija de puta! – YeJi enfureció.

¿De qué demonios están hablando?

¿Cómo se relaciona la madre de Karina, Yoo Tiffany, con todo esto?

YeJi estaba llena de odio. — Ella me tuvo a mí antes de tenerte a ti y a JiMin, y sin embargo, nunca me mostró ni una pizca de amor. Ansiaba sólo unas pocas palabras de ella pero fingió que yo no era su hija y luego ella abandonó a mi padre y se casó con Yoo MinSeok. Que irónico que no pudiera darle hijos. Una perra mentirosa que estaba buscando oro, se lo merecía.

—JiMin y yo somos iguales que tú. Ella nos tuvo en una aventura después de casarse con MinSeok. No hay diferencia. – Karina razonó.

—¡Sí, hay una gran diferencia de mierda! – YeJi escupió. — ¡Ella te amaba a ti y a JiMin! ¡Ella nunca me amó!

—Tuve una vida difícil. – Karina comenzó. — Destruirte mi nombre, mi reputación, volviste a mis empleados en mi contra por algo que no fue mi culpa.

—¡Tú destruiste mi vida! ¡Mi padre se suicidó por tu perra madre egoísta!

—Era tu madre tanto como la mía. No lo olvides. – dijo Karina.

—YeJi es tu media hermana… – susurré.

—MinJeong no tiene nada que ver con esto. – dijo Karina con calma. — Cualquiera que sea tu problema conmigo y con JiMin, podemos resolverlo solas. Déjala ir.

YeJi empujó el cuchillo contra mi garganta de nuevo y sentí el goteo de algo cálido recorriendo por mi cuello.

Mis ojos se volvieron llorosos debido al dolor.

—¿Por qué estás haciendo esto? – le pregunté.

YeJi era mi amiga, y mi mentora, y pensar que había sido una farsa todo el tiempo… no podía imaginar que era capaz de tanta violencia.

—Porque tiene problemas de mamá. – respondió Karina.

A veces me preguntaba por qué Karina no podía callarse la boca por un segundo.

—¡Cállate o la mataré! – gritó YeJi. — Lo siento, MinJeong, no quería arrastrarte a todo esto pero no me dejaste opción. – se giró hacia Karina. — Quería que tu vida fuera destruida. No merecías vivir el estilo de vida de un millonario cuando eres igual que yo. Una bastarda. Y ahora pagarás por todos estos años de tormento que me hiciste pasar.

—Si eres lo suficientemente mujer, no arrastrarías a alguien inocente que no tiene nada que ver con esto. – dijo Karina con voz dominante.

El cuchillo cortó mi piel y grité y traté de golpearlo, que es cuando un par de manos fuertes agarraron mi brazo con fuerza y antes de darme cuenta me empujaron violentamente al suelo.

Karina me había salvado la vida.

La navaja se había escapado de los dedos de YeJi y había aterrizado en algún lugar del suelo.

Vi horrorizada e impotente como se peleaban.

Karina había dado algunos golpes antes de que YeJi aprovechará el hecho de que Karina estaba herida y la golpeó implacablemente.

Sus puños estaban ensangrentados mientras seguía golpeando a Karina con todo el odio que podía reunir.

Un brillo vengativo brillaba en los ojos de YeJi.

Todo el tiempo ella continuaba diciendo: "¡𝐸𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑒𝑏𝑖́𝑜 𝑎𝑚𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑎 𝑚𝑖́! ¡𝐷𝑒𝑏𝑖́ 𝑠𝑒𝑟 𝑙𝑎 ℎ𝑒𝑟𝑒𝑑𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑌𝑜𝑜 𝐸𝑛𝑡𝑒𝑟𝑝𝑟𝑖𝑠𝑒!"

Yo lloriquee.

Si esto continuaba, Karina podría morir.

Mis ojos recorrieron el suelo para buscar el arma de Karina.

Vi mi arma debajo de la silla.

Me puse de pie sobre mis manos y rodillas para alcanzarla y la agarré entre las manos.

Me di la vuelta y apunte a YeJi.

Me temblaban los dedos en el gatillo.

Levantó las manos en señal de rendición. — No te lastimare, Winter, no me dispares.

𝑊𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟.

Me llamó Winter.

Cómo en los viejos tiempos solo para suavizar el golpe.

Había dejado sus intenciones claras.

Recuerdos de nosotras riendo, hablando y trabajando juntas pasaron por mi mente.

Karina yacia en el suelo, apenas respirando.

—¿Dónde está Tae? – exigí.

Escuché más pasos bajando la escalera.

La agente Shin estaba allí, armada.

—Doctora Hwang, manos arriba. Arrodíllese, con las manos dónde pueda verlas, ahora.

YeJi se rió y continuó riéndose histéricamente.

RyuJin y yo intercambiamos miradas.

Escuché a Karina susurrar, su voz áspera. – Número de casa 007. Nos dió el número de casa equivocado. – Karina gimió de dolor. — Se supone que la siguiente víctima debería de ser asesinada hoy. El siete de abril. Número de casa 074. Era una pista.

—¿Qué tiene que ver eso con esto? – pregunté.

YeJi se rió. — Nunca me agradó tu hermano, MinJeong, pensé que necesitaba que alguien le enseñará una lección.

—¿¡Qué hiciste!? – le grité.

YeJi se lanzó hacia Karina como una loca.

Y se oyeron dos disparos.

Reflejos.

Así lo llamaría yo.

Una bala había sido disparada de mi arma y otra de la de RyuJin.

El cuerpo de YeJi cayó al suelo haciendo algunos sonidos de gorgoteo.

La bala de RyuJin fue alojada en su cuello, haciendo que su muerte fuera más lenta y dolorosa.

Un charco de sangre está comenzando a formarse en el suelo.

Comencé a moverme hacia Karina pero ella negó con la cabeza.

—Casa 074. Tu hermano está allí.

Corri hacia la casa vecina, abandonada y abierta.

TaeHyun fue su última víctima.

Recé para que mi hermano estuviera bien.

Incluso su se hubiera vuelto un adicto a las drogas, encontraría una manera de ayudarlo a recuperar el rumbo.

No quería que muriera.

Escuché un sonido proveniente fuera de la casa.

Entré en la cocina y crucé la puerta trasera.

JiMin estaba allí, cavando en el suelo con una pala. Su cabello y camisa estaban cubiertos de suciedad y sudor. Su rostro se puso pálido cuando me vio, pero continuó cavando más profundo sin detenerse.

Mis manos cubrieron mi boca.

Me puse a sollozar.

—Oh, dios mío.

Fue enterrado vivo.

Todo era parte del juego de YeJi.

Si hubiera resuelto el misterio y encontrado la casa antes, podría haber salvado a mi hermano.

Encontré otra pala y comencé a ayudar a JiMin.

Un minuto después encontramos un ataúd clavado.

Lloré mientras lo arañaba.

—Lo siento mucho, lo siento mucho. – JiMin puso una mano reconfortante en mis hombros y procedió a abrir el ataúd con cuidado.

Sus manos estaban seguras mientras sacaba los clavos con el dorso de un martillo y tiraba la tapa del ataúd a un lado.

Mi corazón podría haber dejado de latir por completo.

—¡Nooo! ¡noooo! ¡Por favor no!

TaeHyun yacia dentro con los ojos cerrados.

Sus dedos cubiertos de sangre, sus uñas habían sido arrancadas, claramente por tratar de salir antes de asfixiarse.

Toqué la cara de mi hermano con las manos manchadas de sangre y traté de abrazarlo.

JiMin colocó sus dedos al costado del cuello de TaeHyun y me miró.

JiMin pareció perpleja por un momento y luego volvió sus ojos candados hacia mí.

—Tiene pulso.

𝙳𝚘𝚜 𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘𝚜 𝚖𝚊́𝚜 𝚢 𝚜𝚎 𝚊𝚌𝚊𝚋𝚊.

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