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Una de las dos podía morir y yo necesitaba hacer algo.

Traté de buscar una llave, en caso de que JiMin la hubiera dejado en el auto, pero por supuesto, ella era inteligente, no cometería un error tan juvenil.

Me incliné hacia la puerta del auto y llevé mis manos restringidas a la cerradura del auto. Le di la vuelta a la cerradura y funcionó fácilmente.

Las nubes comenzaron a esconderse detrás de la montaña.

Caminé lentamente hacia el establo y abrí la puerta.

Entré al granero y cerré la puerta detrás de mí.

Me quedé escondida detrás de una pila de heno. El lugar era espeluznante y olía a ganado.

De pie allí, en medio de la basura vieja y polvorienta, estaban las gemelas.

JiMin estaba al frente de Karina. - Pareces un zombie.

-Vaya, Jiminnie, gracias por el cumplido. Tú tampoco te ves mal. - dijo en una voz que era casi de buen humor.

La voz de Karina, su presencia hizo que mi corazón latiera más rápido. - ¿Dónde está Minjeong?

-¿Por qué hay sangre en tu camisa? - JiMin le preguntó, su voz era inquietantemente tranquila.

Sus voces eran muy similares entre sí; se estaba volviendo difícil saber quién estaba hablando a menos que siguiera mirando.

-Me prometiste que si aparecía, dejarías ir a MinJeong. Aquí estoy donde querías, Minjeong no tiene nada que ver en esto. Déjala ir. - Karina dijo. - Hice lo que me dijiste, dejé mi arma en el auto.

-Nunca te prometí nada. Te dije que teníamos que hablar primero.

Karina se frotó las sienes; me di cuenta de que estaba comenzando a perder la paciencia. - ¿De qué quieres hablar? Espera, ¿eres real o eres producto de mi imaginación? Tal vez finalmente perdí todas mis canicas y te veo resucitada. - Karina se rió.

-Puedo escuchar el sarcasmo. - dijo JiMin. - Tienes que entender. Tenía que fingir estar muerta. No había otra manera. Yo... yo...

-Eres agente del FBI. - Karina terminó por ella.

Los ojos de JiMin se ensancharon.

Su cubierta ya había sido volada.

Karina sabía de su verdadera identidad.

-Lo que no entiendo es por qué te esforzarías tanto para fingir ser yo. A menor que tengas un propósito oculto. ¿Qué es, JiMin? ¿Qué quieres?

-Quiero la verdad. Eso es todo lo que necesito. - dijo JiMin.

-Tú dime. Eres la agente del FBI y yo la criminal, ¿recuerdas? - Karina se burló de ella.

Las expresiones de JiMin se volvieron duras. - Sé que mataste a tres personas, pero no te pregunté por eso. Quiero saber si mataste a los demás. - entonces sus ojos se enfocaron en otra cosa. - La sangre en tu camisa, ¿qué hiciste?

Una larga pausa.

-Fui a la mansión.

-¿Qué?

-Me escuchaste la primera vez. Fui a la mansión.

-¿Y?

Un teléfono comenzó a sonar.

JiMin metió la mano en su bolsillo y sacó su teléfono. - Agente Yoo.

Una larga pausa.

El silencio me estaba asfixiando.

-¿Qué? ¿Pero cómo es eso posible? ¡Tiene que haber un error!

Los ojos de JiMin se posaron en Karina.

Cortó la llamada y se giró hacia Karina.

Pensé que la vena de JiMin estallaría. - ¿Qué diablos hiciste, Karina?

La tranquilidad que había mantenido hasta ahora se estaba evaporando.

-¿Por qué estabas en la mansión? ¿Lo hiciste?

-¿Y que si lo hice?

¿Quién hizo qué? ¿De qué estaban hablando?

-¡Te condenare y te irás al infierno! - JiMin juró. - Recibí una llamada del P.D. La mucama encontró un cuerpo destrozado en la cama empapada en sangre. Las paredes están llenas de sangre, Karina.

Estaba respirando con dificultad.

La ira estaba cediendo al dolor.

Se abalanzó sobre Karina y atrapó el cuello de su camisa.

-¡Tú! ¡Estás tan llena de tus ansias de venganza que ni siquiera consideraste las consecuencias de matar a Yoo MinSeok a sangre fría!

Karina ni siquiera parpadeó ante la escandalosa insinuación; en cambió, sacó una pistola de su cintura y se la ofreció a su hermana. - ¿De verdad crees que lo maté? Bueno, adivina qué, ni siquiera intentaré convencerte de lo contrario. Puedes decirle a los oficiales que llevaba una pistola y que tenías que hacer lo que fuera necesario.

Un movimiento me llamó la atención.

Dos personas estaban colocadas en dos escondites diferentes, sus armas apuntando a Karina.

Mi sangre se volvió fría.

No pensé antes de levantarme y caminar hacia ellas.

El sonido de mis zapatos contra el suelo hizo que Karina se girara.

-Rina...

-¿Por qué saliste del auto? - JiMin gruñó.

Me acerqué a Karina.

Sus ojos verdes sostuvieron mi mirada mientras caminaba hacia ella. Luego sus ojos se movieron hacia las esposas y su mirada se endureció.

-Quítale esto, JiMin. - Karina dijo en un susurro amenazador.

-No.

-Quítale esto. No te lo pediré una tercera vez.

JiMin probablemente escuchó el tono peligroso en la voz de Karina.

Me dió la idea de que, aunque JiMin era fuerte, todavía le tenía miedo a su hermana. Sacó un par de llaves de su bolsillo y se las arrojó a Karina, quién las atrapó en el aire.

Sin decir una palabra, Karina abrió las esposas y dejó que cayeran al suelo.

-Minjeong, sal del establo. - JiMin ordenó.

Karina entrelazó su mano con la mía. - Haz lo que ella dice, Cotton-Candy.

Negué con la cabeza cuando me incliné y le susurré. - Hay personas escondidas aquí, te dispararán.

-Lo sé. - Karina dijo. - No hay otra manera. El asesino hizo esto a propósito y entré en la trampa que tendió en mi casa. Nuestro padre fue asesinado.

-No puedo... no puedo dejarte. - dije.

-¡Minjeong! - JiMin me advirtió.

-Confío en Karina. - dije.

-No importa si confías en ella o no. La ley decidirá el castigo adecuado para Karina. Sal del establo, Minjeong.

-Prometeme que no le dispararán. - dije. - Prométemelo, JiMin.

JiMin señaló con sus manos a sus hombres escondidos. - Bajen sus armas. Karina tienes derecho a permanecer-

¡BANG!

El ruido de un disparo rugió a través del silencio.

JiMin se dió la vuelta. - ¿¡Qué diablos!? ¡Les dije que no dispararán!

Los hombres parecían confundidos.

No habían disparado.

El disparo había sido desde el piso superior.

Miré hacia arriba y había alguien, una forma oscura se movió hacia la ventana y desapareció.

Karina se tambaleó y cayó de rodillas con la mano en la herida. Estaba demasiado conmocionada como para moverme.

JiMin se arrodilló a su lado, acunando su cabeza en su regazo. - ¡No! No puedes morir, Kari... ¡No! ¡Quédate conmigo!

Los ojos de Karina se hundieron, pero sonrió y tocó con la mano ensangrentada la cara de JiMin. - Nunca. - tosió. - Nunca dude de ti... confío en ti, JiMinnie. Aunque me abandonaste durante años, confío en ti.

JiMin tenía lágrimas en los ojos. - ¡Tenía que hacerlo! ¡Por el bien de mi trabajo, y por esas personas indefensas! Nunca me interesé en la compañía, tonta, pensé que la querías más que nada.

Karina se rió.

La mejilla de JiMin estaba manchada con sangre.

-Si muero, encuentra al hijo de perra y matalo.

JiMin comenzó a sacudirla. - ¡Karina! ¡Quédate conmigo! - se volvió hacia los hombres que estaban de pie en la esquina, observando. - ¡Sigan a ese bastardo!

Aparté el cabello de Karina de su cara. - No me dejes...

Lloré cuando la realidad de la situación comenzó a asimilarse. - Rina...

JiMin estaba llamando a alguien y gritando órdenes.

Los ojos de Karina se estaban cerrando, apretando mi mano. - Tengo que decirte algo...

-Dime.

Me miró directamente a los ojos. - Llamé a MinSeok antes de ir a la mansión. Quería hablar con él sobre todo lo que estaba pasando. Quería saber... por qué nos odiaba tanto, quería saber si había matado a nuestra madre. Yo... yo... entré en la habitación y... lo ví... ahí, ahogándose en su propio charco de sangre. Le pregunté quién le había hecho eso...

-¿Qué te dijo, Rina?

-Él... me dió un nombre...

-¿Quién lo hizo?

Karina abrió la boca para decir un nombre y luego su cuerpo se relajó.

-No. No. No. ¡Despierta, Rina! - lloré.

JiMin estuvo a mi lado en un segundo, estaba manejando esto peor que yo. Ella estaba prácticamente al borde de la histeria.

-Minjeong, Karina no está respondiendo.

-Tiene pulso, creo que está inconsciente. - le dije.

Toqué la herida de Karina. - Mantén presionada la herida. No sé qué tan lejos se ha alojado la bala. Si pierde demasiada sangre, podría ser fatal. Deberíamos llevarla al hospital más cercano.

-El camino no es seguro y la ambulancia viene con todo el equipo. ¿Y sí ella...? - JiMin pateó una vieja caja de madera polvorienta que salió volando y se estrelló contra la pared. - Maldita sea, ¿cuánto tarda un ambulancia en llegar?

Es cuando me di cuenta que tanto JiMin como Karina tenían un problema de genio.

Finalmente se escucharon las sirenas de la ambulancia a todo volumen.

Vi a los paramédicos entrar.

Llevaron a Karina fuera del establo en una camilla.

JiMin y yo nos miramos la una a la otra.

Estábamos cubiertas de la sangre de Karina.

-Rina sabe quién es el verdadero asesino. - dije.

-¿Te dió un nombre?

-No pudo.

-Es mi culpa. - dijo JiMin. - Si no la hubiera llamado para hablar, nada de esto habría sucedido. Pensé que si no la atraía aquí contigo como cebo, no aparecería.

-Querías verla, ¿verdad?

Se cubrió la cara con las manos. - He fallado como hermana. Ella sabía quién era yo. Me siento tan jodidamente avergonzada de haber dudado de mi propia hermana.

Crucé los brazos sobre mi pecho.

Mis ojos se humedecieron. - ¿Crees que Rina...?

Ni siquiera pude completar la oración porque no podía ni siquiera con el pensamiento de perderla.

-Sobrevivirá, Minjeong. No puede morir cuando la otra parte de ella sigue viva. - se señaló a sí misma.

-Tiene que sobrevivir.

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