𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟶𝟿.
La detective RyuJin me llevó a una habitación que ahora estaba configurada con un montón de equipos y había muchas personas en la sala que estaban siendo interrogadas, otras revisaban archivos y papeles, escribiendo en sus MacBooks. Una joven oficial levantó la vista de su computadora portátil hacia mí y volvió a mirar la pantalla.
—Por favor, tome asiento, señorita Kim. – la detective RyuJin señaló la silla mientras se acomodaba en la silla de enfrente. Tenia un bloc de notas y una pluma en su regazo. — ¿Cómo está hoy?
—Estoy bien, detective. Gracias por preguntar.
—Tengo algunas preguntas, así que terminemos con esto. – ella dijo. — ¿Cómo era el comportamiento del señor Bang por lo general?
—Le gustaba pelearse con los otros pacientes. Acosó a la mayoría del personal femenino. Hablando francamente, no creo que nadie aquí lo extrañe en lo más mínimo. – dije la verdad.
Solo porque Christopher estaba muerto, no significaba que tuviéramos lástima de él. Él obtuvo lo que merecía.
La detective RyuJin asintió, garabateando algo en su libreta. — Cuando tuvo una pelea con Yoo Karina, usted fue testigo ¿cierto?
—Sí. – yo respondí. — Vi y escuché como Chan se burló de la madre de Karina y eso la puso furiosa.
Me sentí momentáneamente perturbada por sus garabatos, así que dejé de hablar, ella levantó la vista del bloc de notas. — Continúe, por favor.
—Karina golpeó a Christopher en el suelo y él estaba sangrando.
—¿Y entonces? – ella presionó.
—Fue llevada a la sala de aislamiento donde estuvo durante unos cuatro o cinco días, mientras que Chan recibía tratamiento por las lesiones. – le informé. — Honestamente, creo que no fue culpa de Karina. A Chan le gustaba meterse con Karina en cada oportunidad que tenía.
—¿Entonces cree que matar a Christopher Bang fue una opción genial? – preguntó y me sorprendió.
—Por supuesto que no. – dije. — ¿Pero es realmente Karina la responsable de esto?
—No estamos seguros, pero la investigación está en marcha. Tan pronto como tengamos información, la llevaremos bajo custodia. – ella empujó un archivo Manila hacia mí. — Estos son algunos de los asesinatos que ocurrieron hace un año y, supuestamente, Karina es la responsable de ellos, aunque no hay pruebas. Si realmente es Karina quien cometió esos asesinatos, es lo suficientemente inteligente como para no dejar rastro.
Escaneé la parte superior del archivo, lo abrí e instantáneamente deseé no haberlo hecho.
En la primera página había una foto de una mujer. Sus brazos no estaban en el ángulo correcto, pero cuando miré de cerca, su mano derecha estaba unido al brazo izquierdo y su mano izquierda estaba unido al derecho, cosidas juntas. Sus ojos eran huecos, los globos oculares estaban colocados cuidadosamente en su palma extendida. El cuerpo parecía una muñeca de Barbie con la que se jugaba mal.
Otra imagen mostraba a un hombre crucificado contra la pared, sus ojos como siempre eran los mismos; vacíos y huecos.
RyuJin pasó más páginas y señaló la otra foto donde la misma mujer estaba acostada boca abajo con marcas de mordidas en la espalda.
Me estremecí. — ¿No es esto confidencial?
RyuJin agitó la mano. — Esto está en todas las noticias e internet. Ya no es información confidencial.
—Ya veo.
—Ya que Karina está bajo su cuidado, quiero que compruebe su comportamiento y nos informe si dice o hace algo fuera de lo normal. Cualquier información valiosa que pueda ayudarnos porque estamos bastante seguros de que ella es la culpable.
El problema era que Karina nunca fue normal.
Karina estaba sentada en una habitación del hospital. Un brazalete de presión arterial se envolvía alrededor de su brazo para registrar su pulso, junto con tubos de goma colocados sobre el abdomen y su pecho para verificar su ritmo de respiración y, finalmente, dos placas de metal unidas a sus dedos para verificar si estaba sudando debido al nerviosismo.
Los cables se conectaban a la computadora portátil que estaba conectada a otro dispositivo con forma de caja rectangular.
Al instante supe que era una prueba de polígrafo. Un dispositivo que muestra al instante si la persona acusada mentía o decía la verdad al verificar su ritmo cardíaco o pulso, pero Karina parecía relajada, como si estuviera lista para ver una película en su sala de estar.
Me pregunté cómo una persona acusada de crímenes tan atroces podría actuar tan relajada. O tal vez no era un acto en lo absoluto.
Tal vez Karina no estaba realmente asustada.
Sus ojos verdes se movieron hacia mí y se quedaron allí, su cabello estaba perfectamente cepillado. Una expresión de suficiencia pegada en su rostro, una mirada condescendiente como si ella fuera la maestra de este juego y nosotros sus peones. El exceso de confianza que irradiaba como de costumbre. Mi mente estaba ocupada pensando en Karina asesinando a todas esas personas inocentes.
Todos estaban presentes en la sala, incluidas YeJi y Aeri, que estaban evaluando a Karina como si fuera una especie rara de otro planeta.
Aeri, especialmente le estaba frunciendo el ceño y demostró lo mucho que odiaba la existencia de Karina.
La sesión de prueba del polígrafo comenzó, y un examinador comenzó a hacerle preguntas. — ¿Te llamas Yoo Karina?
—No. – Karina respondió y la máquina emitió un sonido que indicaba que estaba mintiendo. — Me llamo Michael Jackson.
Aeri gruñó. — Se supone que debes decir que sí.
—Entonces no me hagan preguntas estúpidas. – dijo Karina.
—¿Tienes veintisiete años? – el examinador preguntó.
—Sí.
—¿Estas nerviosa?
—No.
—¿Le han diagnosticado psicopatía por el incidente del año pasado?
—Sí. – ella respondió sin un rastro de nerviosismo en la voz.
—¿Tuviste una pelea con Christopher Bang la noche antes de que muriera?
—Sí.
—¿Mataste a Christopher?
Karina miró directamente a Aeri. — No.
La máquina emitió un pitido y había una línea verde con ondas en la pantalla del portátil.
Eso significaba que no estaba mintiendo
Todos es la sala estaban confundidos, incluyéndome.
Si Karina no mató a Chan, ¿quién lo hizo?
—¿Mataste a Christopher?
—No.
Señal verde.
—Yoo Karina, ¿mataste a Christopher Bang?
—¡Qué no!
Señal roja.
Karina se echó a reír. — Es estúpido si crees que pueden hacerme la misma pregunta tres veces para obtener una reacción negativa. No maté a ese estúpido maricón.
—¿Mataste a tu madre también, Karina? – Aeri escupió.
—¿Qué tiene que ver mi madre con esto?
—Mataste a tu madre, ¿sí o no? – Aeri exigió la respuesta.
—No. – Karina dijo y la señal volvió a sonar. Su mandíbula se torció y sus ojos se oscurecieron. Apretó los dientes. — No maté a mi madre.
—Pero los resultados del polígrafo dicen lo contrario. – señaló YeJi.
—No me importa lo que digan los resultados.
El examinador intercambió miradas con YeJi y Aeri. — ¿Puedo continuar la prueba?
—Sí puedes.
—Karina, mira estas fotos. – el examinador empujó hacia Karina las mismas imágenes que la detective RyuJin me había mostrado. — ¿Recuerdas algo?
Por primera vez vi a Karina tragar fuerte.
El examinador notó esto pero sus expresiones permanecieron impasibles. — ¿Reconoce estas imágenes, Karina?
—No.
Rojo.
—¿Está segura?
—Sí.
Rojo.
—¿Qué tal esta? – preguntó el examinador, empujando una imagen diferente hacia ella, una que no había visto antes.
El contenido no era para alguien de corazón débil. Un corazón bien colocado en el centro de la maleta, junto con las tripas cuidadosamente apiladas y otras partes del cuerpo y la más prominente es la cabeza cortada colocada justo al lado del corazón. La maleta empapada de sangre.
Antes de que pudiera verlo venir, Karina se levantó de su silla y atacó a Aeri. — ¡Te mataré, hija de perra! – sus dientes se cerraron mientras agarraba el brazo de Aeri.
Antes de que Karina le pusiera hacer mucho más daño, YeJi y los demás la agarraron y le colocaron una máscara en la boca mientras yo agarraba la inyección.
—¡Minjeong, ahora! – YeJi me ordenó.
Karina hizo trizas y gritó, sus ojos se encontraron con los míos por somo una fracción de segundo antes de que le inyectará el tranquilizante en su vena.
No tenía idea de cómo lo había hecho, nunca había tratado con un paciente tan problemático como Karina.
Al instante, sus ojos se volvieron hacia atrás y su cuerpo se aflojó.
—¿De quien era ese cuerpo en la maleta? – le pregunté a YeJi.
—Era la madre de Karina.
La cena de hoy consistía en pollo a la parrilla y verduras hervidas. Coloqué la bandeja sobre la mesa de Karina.
Parecía estar dormida. Miré mi reloj y eran las nueve de la noche. Había dormido muy temprano hoy y eso era realmente extraño.
—Karina, tu cena está aquí. – yo le dije. Todo lo que podía escuchar era el suave zumbido del viento. — ¿No has dormido lo suficiente hoy? – yo pregunté. — Es tu favorito; pollo a la parrilla.
Ella no se movió.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Ideas locas cruzaron mi mente por un segundo.
¿Alguien también mató a Karina?
Caminé con cautela hacia su cama, u paso lento a la vez. Entonces, agarré el edredón y lo saqué de la cama.
Había cojines debidamente colocados para parecerse un cuerpo.
Un dibujo de un emoji dormido estaba pegado a un cojín donde se suponía que su cabeza debía recostarse.
Estaba cerca de tener un ataque de pánico cuando me di cuenta de que debía estar en el baño. Revisé la ventana para encontrar las barras en su lugar.
Caminé hacia el baño y giré la perilla para encontrarla cerrada por dentro.
Toqué un par de veces. — Karina, ¿estás adentro?
No hubo respuesta.
—¿Karina? – el pánico se convirtió en histeria. — ¡Abre la puerta!
¿Se escapó de nuevo?
Intenté forzarla con todas mis fuerzas, pero no fue suficiente. Salí de la habitación y llamé a los guardias de seguridad.
Estaba a punto de marcar a YeJi cuando vi a Aeri al otro lado del pasillo hablando con una enfermera. — Doctora Uchinaga.
Los ojos azules generalmente vibrantes de Aeri se veían cansados. Sabía que trabajaba las veinticuatro horas del día debido al poco personal.
Por mucho que odiaba a Aeri por su arrogancia, realmente era muy buena en lo que hacía. Probablemente vio la expresión de preocupación en mi cara porque se dirigió directamente hacia mí. El ligero olor a café y cigarrillo asaltó mi nariz.
Lo primero que me preguntó fue. — ¿Qué hiciste ahora?
—Fui a la habitación de Karina y su cama estaba vacía. Quiero decir, no vacía, pero tenía almohadas dispuestas para que pareciera que estaba durmiendo y luego, cuando intenté abrir la puerta de su baño, no pude. Estoy bastante segura de que algo... – dije rápidamente sin perder el ritmo.
—Espera. Disminuye la velocidad. No entiendo nada de lo que dices. – ella dijo.
—No hay tiempo. – dije mientras agarraba su brazo y la arrastraba a la habitación de Karina.
Los guardias de seguridad intentaban romper la cerradura mientras le explicaba la situación a Aeri.
En la frente de Aeri se formó una línea de preocupación. — Estoy segura de que se escapó de alguna manera. – me dijo para luego dirigirse a los guardias. — Abran la puerta.
La puerta se aflojó y se abrió de golpe.
Tenía todos los peores escenarios en mente cuando la puerta finalmente se abrió, pero lo que no esperaba era ver a Karina tendida sobre las baldosas blancas del baño.
Los azulejos ya no eran blancos, estaban enmarañados en un tono rojo carmesí.
Solo escuchaba mis gritos.
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