Pov Ethan.

—A estas alturas del cortejo llegaba el momento de escribir un poema y ahí comenzaron los problemas, yo no sé escribir poemas, ni siquiera estoy seguro que es una rima pero bueno, lo voy a intentar, a ver qué tal nos va. ¿Qué tal sono, Lucifer? Podría ser un buen comienzo— Le pregunté a mi lechuza, el muy fino como siempre solamente alulo indignado y salió volando por la ventana.

—¡Eso no vale Lucifer, yo no soy una lechuza, no me puedo ir volando! — Le reclamé y después de volver a mirar indignado el cielo azul de la torre de astronomía, volvía el pergamino en blanco delante mío, ya había pasado una semana desde los regalos aún tenía el regalo de Artur, se lo mande un día después a mi mamá para que lo enmarcar.

Me lo devolviera, en este momento los tenía colgado a la izquierda de mi cama para que no se arruinará también, tenía un hechizo de congelamiento para que no se arruinará el papel o el material se deteriora, en esta semana habíamos pasado algo de tiempo juntos un picnic en los campos de Hogwarts, ayudarlo con su tarea y gritarles a todos los ensayos que me mandaban en el aula en desuso, ir a los invernaderos y deleitarnos con las hermosas flores de Pomona Sprout.

Los días pasaban rápido, demasiado rápido a mi criterio y los momentos que pasábamos cada día se volvía más lindos, sin duda llegará el momento en que cualquier persona se podría enamorar de Artur Weasley, esta semana entendí la inocencia que llevaba Arturo pero al mismo tiempo la valentía y el coraje que todo Gryffindor llevaba consigo.

Los días pasaban tan rápido pero tan rápido que cuando me di cuenta no había escrito una sola palabra del poema por eso en estos momentos estaba en la torre de astronomía, buscando inspiración para comenzar el poema pero la espiración nunca llegó y hace dos horas estaba sentado en el frío piso a la intemperie.

"Tal vez algo como, mi amor por ti es infinito, no suena muy cliché. ¿Que puede ser? ¿Que puede ser? Algo lindo como Arturo" pensar no servía de nada y mi única compañía me había abandonado.

—En una vil tempestad, momento en el que, la naturaleza llora, ¡Oh! pero los pajaritos cantan, por toda la lluvia, porque la madre naturaleza acaba de estar con ellos, ¡en estos valles! ¡estos montes!, la alegría de este lugar, recobró la vida, ¡ViDA!— A las palabras no les encontraba mucho sentido pero que resonaba por toda la torre de astronomía, llamó mi atención y me di vuelta para mirar de quién era la dulce voz, en ese momento, vi a una de las nuevas chicas de Ravenclaw que había entrado este año de cabellos dorados y por lo visto una hermosa voz, Pandora Rosier.

Después de pensar un rato y conseguir valentía alguna parte dentro mío, me levanté y la perdí, "humillarte" y pedirle ayuda.

—Lamento interrumpir tu día, Sra Rosier—.

—Sí, acepto—.

—¿¡Qué?!—.

—Acepto ayudarte con el poema, vamos a hacer a la biblioteca—.

—Bueno— Susurré, sin entender nada fui a buscar el pergamino y la pluma que dejé olvidados en el piso y salí corriendo tras la rara chica de Ravenclaw.

Cuando entramos a la biblioteca, encontramos una mesa libre y nos sentamos, cada uno de un lado contrario, ella me arrebató la pluma y el pergamino.

—A ver… Dime lo que sientes por Arthur, sé muy detallado— Me dijo y me miró con esos ojos que parecían saberlo todo y nada a la vez.

—Por cierto, mi nombre es Ethan Nott— Le dije.

—Yo ya sabía— Fue lo que me respondió. —Ahora tus sentimientos, quiero que parezca una declaración de amor, vamos rápido, no tenemos todo el día— Me dijo risueñamente.

—Pues veamos…— Y así pasamos casi toda una tarde encerrados ambos en la biblioteca pero creo que al final todo valió la pena.

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Pov Ethan.

Tal vez ustedes se preguntan, si vale la pena todo el tiempo que pase intentando escribir un poema, es difícil y terminas tachando muchas de las cosas que decís pero al final te das cuenta que todo valió la pena, cuando ves la sonrisa y la alegría en la persona a la que le mandaste esta carta. Esto fue lo que me pasó a mí, al ver a Arthur sonreír del modo que lo hizo, mientras leía el poema, que obviamente escribir solito, sentía lo que era el amor que estar enamorado era otra cosa y que no tenía nada que ver con el amor que podía sentir por mis padres o por un hermano, sino el amor de un modo romántico hasta sexual que podía sentir por Arthuro tal vez era solamente un sentimiento que duraría sólo un pestañeo o tal vez era un sentimiento que iba a compartir con él el resto de mi vida. 

Nadie puede darme
La clase de felicidad que tú me das, 
La alegría que siento cuando estoy en tus brazos
No la he sentido jamás.
Nunca dejes de amarme como lo haces, 
No dejes de demostrarme
Lo que es la felicidad.

¿Quieres saber cuál es 
mi problema?
Te quiero.
Me encanta tu nombre. 
Me encanta la forma en que me miras.
Me encanta tu hermosa sonrisa.
Me encanta como transformas
un pésimo día en uno radiante,
lleno de alegría...
Ese es mi problema… 
Lo mucho que aprecio. 

Tal vez no tanto futuro. 
O derechos el resto de 
Nuestras vidas. 
Pero mientras exista… 
Te amaré.. 
Sin límites ni ataduras. 

—¿Y qué tal te pareció?— Le pregunté en algún punto vi como algunas lágrimas caían de su hermoso rostro y me comencé a preocupar hasta que me miró y sonrió.

—Es bellísimo, gracias— Me dijo y antes de que me diera cuenta tiró su peso encima mío mágicamente su cuerpo cayó sobre el mío, su altura y peso eran perfectos y encajamos como dos piezas creadas una para la otra.

—Te quiero— Me dijo Arthuro —Y aunque tal vez, esto no tengo un futuro y si terminé casándome con Lucius, jamás te olvidaré, fuiste mi primer amor— Y me miró tristemente.

—¿Y qué tal te pareció?— Le pregunté en algún punto vi como algunas lágrimas caían de su hermoso rostro y me comencé a preocupar hasta que me miró y sonrió.

—Es bellísimo, gracias— Me dijo y antes de que me diera cuenta tiró su peso encima mío mágicamente su cuerpo cayó sobre el mío, su altura y peso eran perfectos y encajamos como dos piezas creadas una para la otra. 

—Te quiero— Me dijo Arthuro —Y aunque tal vez, esto no tengo un futuro y si terminé casándome con Lucius, jamás te olvidaré, fuiste mi primer amor— Y me miró tristemente. 

Continuará...