𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈𝐈
𝟖. 𝐋𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐦𝐞𝐬í.
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El centro del pueblo estaba repleto de gente que bailaba con una canción en particular; Killua le explico que era un baile ritual: las mujeres llevaban un vestido rojo que se arrastraba por el suelo a su lado habían niños con el mismo atuendo carmín que copiaban los pasos con exactitud para que luego un alfa entrará al baile con una bandeja llena de joyas sobre su cabeza.
Mismas qué se cambiaban por frutas y eran llevadas a la estatuda de Loreley.
"following a song,
legend's faded storyline
try to warn us all
oh, they called her 'Loreley'
careful or you'll fall."
Los panfletos que les regalaron contenían todas las actividades del día desde la mañana hasta la noche, en el también estaban los rezos qué se le hacían a Loreley junto con la letra de la canción, la primera vez que la escucho creyó que era una hermosa canción llena de vida tal como era el pueblo y como a aquella protectora qué en la melodia se describe.
"Siguiendo una canción, la historia desteñida de la leyenda. Intentó advertirnos a todos, la llamaban Loreley. Cuidado o te caerás".
Miro la estatua a lo lejos, había sido esculpida para que su rostro mirara hacia abajo como si los observara, por años fue criado con la idea de que cada escultura, cada imagen de Hanako lo veía. Cada una de esas reliquias era una conducto para poder hablar con ella, las sacerdotizas siempre le dijeron que ella los escucharía.
Y aunque odiaba lo controlado que estaba todo en Slunce, jamás podrían dudar de su fe. Respetaba mucho la religión y sus creyentes porque siempre había cierta verdad en lo que predicaban. La bendición solo es una prueba innata de ello.
Hoy comenzaría una lucha, por lo que cerrando sus ojos le pidió a Loreley "si esto es una prueba no seas tan dura con nosotros". Apretó con fuerza el colgije en su pecho: un zorro que representaba a Hanako. Rogó por ellos. Quería que todo saliera bien para poder proteger el futuro de Ori.
Unos minutos después se encontraba comiendo manzanas acarameladas con Killua y Ori, el niño estaba estusiasmado con el día. Veía todo con una emoción infantil que le hacía sentir que todo lo que estaban viviendo, que todo lo que vivieron valió la pena.
—¿A qué hora será el concurso de disfraces?— preguntó el niño moviendo sus pies.
—En una hora más o menos— dijo Killua sacando un reloj dorado de su saco.
—Killua, ¿viste mi máscara terminada? ¡Es increíble!— grito emocionado—. Me tomo mucho terminarla.
—¿La hiciste solo?— Killua indago.
—Nop, Alluka y Gon me ayudaron— dio un gran mordisco a su manzana—. Creo que va a combinar bastante bien con mi traje.
Mientras hablaba con Killua tomo sus cabellos castaños y los peinó, tomando dos mechones de enfrente y los unió por detrás haciendo una pequeña corona despejando su frente:—Debería cortarte tu cabello— dijo amarrando el pelo con una liga.
—No— negó con la cabeza—. ¿Recuerdas a mi papá?— la pregunta lo sorprendió ya que Ori no era de hablar de su padre estando con alguien más que no fuera él o su abuelo, le dio un asentimiento—. Lo quiero llevar así de largo, como él.
Trago saliva, vio a Killua qué parecía tener millones de preguntas pero no exteriorizo ninguna:—El cabello largo se te ve bien Ori— optó por decir, haciendo que el niño le diera una sonrisa enorme.
Al terminar caminaron a la que sería la feria del festejo, Ori agarraba su mano hablando con emoción de todos los juegos que jugaría, Killua de pronto tomo su otra mano y dándole un vistazo divertido comenzaron a alzarlo haciendo que Ori diera carcajadas. Lo llevaron así hasta llegar a la pequeña feria, subieron a algo llamado carrusel qué jamás habían visto, adornado por colores cobre y dorados.
Jugaron al tiro blanco, Ori pesco algunos peces con una pequeña red y también gano un premio por jugar a pegarle la cola al burro o algo así se llamaba el extraño juego.
Mientras caminaban Ori corrió a uno de los puestos, era una carpa amarilla con rifles de juguete, del otro lado habían dibujos hechos de madera sobre ellos el puntaje de cada uno. Una pareja jugaba, Ori vio emocionado como los dibujos se comenzaban a mover haciendo la tarea más difícil.
La gente se acercó gritando ovaciones al alfa qué llevaba el rifle mientras el omega veía divertido la escena, su aroma empalagoso dejaba ver lo mucho que adoraba al alfa qué se pavoneaba frente a él. Vio a su alrededor, nadie parecía afectado por los aromas, incluso bromeaban con ello.
—¡50 puntos!— grita el hombre de sombre y bigote con una sonrisa—. Puede reclamar su premio.
El omega le sonrió a su pareja cuando esté le entrego un pequeño peluche en forma de pez.
—¿¡Quién será el siguiente valiente en superar el puntaje!?— grito el hombre haciendo reverencias exageradas a la multitud.
Ori alzó el brazo de inmediato, Gon quiso deternelo pero el hombre con una sonrisa amable hablo primero:—Aunque quisiera dejarte jugar pequeño, este juego es solo para adultos— le sonrió—. ¡Pero que un niño se atreva más que los adultos es de festejar!
La multitud aplaudió e incluso se escucharon algunos suspiros llenos de ternura, pero Ori hablo con una sonrisa inocente:—Yo no quiero jugar, lo hará él— el niño empujó con poca fuerza a Killua qué pasó de tener una expresión divertida a una sorprendida, se tambaleo al centro del círculo y el hombre del bigote sonrió—. ¡Tenemos un jugador!
—No... Yo...
—Pero vamos amigo, ¿a caso dejarás a tu cachorro y omega decepcionados?— el hombre lo abrazo por los hombros, la gente dio gritos de aliento y los alfas de la multitud gritaban tonterías de "orgullo alfa" iba a rodar los ojos pero le parecieron hasta cierto punto divertidas, el propietario del juego se acerco al oído de Killua, este rodó los ojos y le dio unas monedas.
Gon dio una risa divertida al ver al albino tomar el rifle, alzó en sus brazos a Ori qué gritaba porras al albino qué sonreía con algo de timidez.
Killua empezó "fallando" varios tiros, la gente dio abucheos divertidos junto a risas gracias a los comentarios del hombre del bigote. Killua le hecho un vistazo al temporizador y cuando faltaban 30 segundos para terminar la prueba dio un suspiro y comenzó a disparar sin fallar ningún tiro.
La multitud dejó de respirar al ver que el contador rápidamente paso de 30 a 70, incluso el dueño del juego dejó de hablar.
Ori dio un grito victorioso como si él fuera quien estuviera jugando, por su parte negó con la cabeza. El reloj comenzó a sonar, el carril se dejó de mover y los muñecos tirados se levantaron, una tela roja bajo cerrando el juego y el marcador quedo en 75.
—¡Tenemos un nuevo récord!— dijo el hombre impresionado, la multitud grito emocionada—. Puedes reclamar tu premio.
—¿Qué quieres Ori?— le pregunto al niño que negó con la cabeza.
—El premio es para Gon— dijo señalando al moreno que miro al alfa qué sonrió con burla alzando las manos—. Vamos, Gon escoge algo.
El dueño del juego le sonrió al moreno esperando su respuesta, la multitud comenzó a formarse para poder jugar e intentar superar el nuevo record que Killua había impuesto. Por los puntos, Gon podía escoger cualquier peluche grande que quisiera, sin embargo encontró una campanilla de viento hecha de conchas y cobre, junto a él venía a juego un llavero con cascabel.
—Ese— dijo sin dudar, el hombre hizo una mueca pero entrego el premio.
Tomando los objetos se alejaron solo para ver a la multitud comenzando a jugar desesperados por superar el récord.
—¿Por qué fingiste ser malo al inicio?— pregunta bajando a Ori qué comienza a jugar con los objetos.
—¿Ah?— Killua camina metiendo las manos en su pantalón, con un movimiento de cabeza Gon señala el puesto amarillo—. Para aparentar.
—¿Aparentar?— dio una risa—. Se vio cuando de repente a 30 segundos no fallaste ni una— dijo con ironía lo que hizo que Killua le diera una sonrisa de lado.
—Tampoco quería verme taaan torpe— se alza de hombros divertido—. ¿Por qué no escogiste el peluche grande?— le miro con burla.
—No iba a escoger esa cosa— resopla poniendo los ojos en blanco.
—¿Por qué no?— Killua alza una ceja—. Es lo que haría un omega común.
Dio una ligera risa negando con la cabeza:—Sabes que no soy un omega "común"— hizo comillas con los dedos, aunque no había nada de malo en que les gustaran ese tipo de peluches grandes a él en lo particular no le gustaban creía que ocupaban espacio innecesario pero sería un regalo que Alluka totalmente escogería. Si tal vez hubiera estado un enorme muñeco de madera o de esos títeres robotizados entonces los habría escogido sin dudarlo.
Killua le sonríe abiertamente:—Lo sé, eso me gusta de ti— su pulso se acelera al notar el brillo intenso en los ojos azules, el mismo que hace unas noches vio cuando habló con él a solas.
La sensación cálida en su estómago aumentó como si ahí se estuviera calentando miel, dulce y cálida. Su lobo se movía emocionado dentro de él como si este supiera que algo de lo que todavía no era totalmente consciente.
Fueron segundos eternos, hasta que Ori corrió a otro puesto haciendo que ambos caminaran detrás de él.
A las dos de la tarde ya estaba comenzando el mentado desfile de mascaras, el centro del pueblo parecía sacado de algún libro medieval o el escenario perfecto para la obra de Romeo y Julieta.
Según Zushi cada año la competencia de disfraces cambiaba de un estilo a otro, el año pasado fue barroco este año sería más de la era Media, justo los años en los que Loreley vivía por lo que ahora se podían divisar trajes realmente buenos, mujeres con vestidos largos de colores llamativos y sombreros en punta con velos blancos.
Realmente estaba sorprendido con lo mucho que el pueblo le ponía empeño a la festividad. No solo por el hecho de que el lugar parecía que realmente había cambiado de época y ahora parecía una villa medieval sí no que la música incluso sonaba así, podía divisar la vihuela, laúd, la guitarra morisca, una dulcema y más instrumentos qué lo dejaban perplejo.
El alcalde incluso parecía uno de esos reyes gordos de los cuentos ilustrados qué le leía a Ori, sentado en su trono y con una risa contagiosa, brilloso por el sudor, feliz de que su pueblo prospera –gracias a cosas ilícitas e imperdonables– del bolsillo de su traje saco su reloj y miro la hora.
Se supone que los coches con parte de la carga deben llevar pronto, serán llevados a una granja a las afueras del pueblo, los vestiran y luego los traerán acá. Una subasta corta comenzará en la noche para que en la madrugada sean llevados a la ciudad principal del lugar.
Había mucha gente, dio un suspiro nervioso sus instintos le decían que las cosas iba a terminar muy mal pero su mente ansiosa por dejar de huir y pelear intentaba tranquilizar esos miedos.
—¿Estas bien?— a su lado Killua, vestido con un traje azul con pequeñas flores verdes tejidas lo miro con preocupación, su cabello estaba peinado hacia atrás y sinceramente era injusto que se viera tan bien. Parecía un príncipe—. ¿Gon?
—Estoy bien— negó con la cebeza esperando que el movimiento despejara su mente—. ¿Todos están en posición?
—Todos están listos— Killua hizo una mueca contrariada, como si estuviera debatiéndose en hacer algo. El jurado de hecho era un escenario de obra, el alcalde estaba dando un sermón y en cuanto la música comenzará a sonar la tela roja se alzaría y el jurado saldrá. Estaba nervioso sinceramente.
—¡Que comience el desfile! ¡Denle la bienvenida al jurado real!— y entonces la música comenzó, el telón se abrió y ellos tenían que caminar hacia el "Rey", justo cuando los nervios iban a golpearlo, una mano cálida y fuerte sostuvo la suya.
Sus mejillas se calentaron, alzó la mirada para ver que Killua decidió no verlo y concentrarse en caminar hacia enfrente aunque pudo ver la punta de sus orejas rojas era el por el calor debía ser por el calor y no por otra cosa. La gente grito, en el público pudo observar a Alluka vestida de princesa con Jingū a su lado que parecía más una pirata que una panadera, Basilius llevaba sus típicas ropas oscuras sin embargo el aspecto amenazante se rompía cuando en su cabeza había un sombrero de arlequin, sobre sus hombros esta Ori vestido como si fuera un pequeño príncipe.
El niño grito emocionado con la máscara a un lado de su cabeza para poder ver bien.
Un hombre abrió un enorme rollo anunciando a los competidores como "Sir" y "Lady", sinceramente si no hubiera una misión bastante importante estaría divirtiéndose. Killua aún no soltaba su mano, tampoco quería que la soltara, ¿qué pensaría Palm si lo viera tomado de la mano de un alfa que es un tipo de mercenario? Sería lo más escandaloso que la pobre mujer vería.
Miró de soslayo uno de los edificios al sentir que sus instintos saltaban, habían más personas viéndolos.
Cerro los ojos e intento concentrarse, el sonido de la gente se comenzó a apagar poco a poco como si estuviera en agua. La bendición ayudaba a que todos sus sentidos aumentarán, un pequeño indicio de ira, lujuria, lucha, tristeza o desesperación podía ser alcanzado por ella.
Sus ojos se abrieron entre sorprendido y perplejo, en el edificio de enfrente, además de todas las personas que veían desde los balcones o azoteas había un hombre con gabardina negra y que llevaba una máscara blanca de teatro. No podía ver nada más, pero si sentía... ¿Emoción? ¿Júbilo?
Un escalofrío surco su piel al ver el que hombre se daba la vuelta entre la multitud y dejaba que otra persona tomara su lugar. El sonido regreso de repente, Killua lo miraba con preocupación sosteniendo su mano con fuerza. Y luego otra mano se poso en su espalda y dio ligeras caricias de abajo hacia arriba como si intentará tranquilizarlo, no se dio cuenta de lo íntimos qué parecían al público porque en su cabeza solo había un pensamiento que lo comenzaba a aterrorizar.
¿Por qué tenía la sensación de que ese hombre lo estaba viendo a él?
—¡Vamos, vamos!— muevan esas cajas—. El jefe quiere que todo llegue esta noche.
Bisky se caracterizaba por ser bastante despavilada en misiones que tenían que ver con la milicia, había sido una comandanta bastante importante antes de que cometiera crimen de guerra.
Por lo que Killua acertaba con creces cada que la ponía a desempeñar este papel tan importante, se colocó el uniforme y con el quepí² sostenido alado de su cadera salió de la tienda con una expresión de poker, el hombre la miró y de inmediato dio un saludo pero la miró curioso.
—Soy la comandanta Hofmann— hizo un saludo—. El alcalde solicitó mi ayuda personal para liderar esta carga.
—No me avisaron— dijo el hombre recibiendo el papel falsificado que obviamente tenía todo para verse creíble.
—Me tome las molestias de traer un par de cadetes para agilizar el operativo— dijo estudiando a los hombres.
—Me parece bien— le dio un apretón de manos y continuó—. ¡Señores, comiencen a trabajar bajo el mando de la comandanta Hofmann!
Fue así como todos comenzaron a subir cajas a varios camiones de encurtidos, por un momento se sintió confundida nadie menciono otra cosa además de personas a su lado Leorio con un disfraz hablo en voz baja.
—¿Qué son esas cajas?— dijo sin esperar una respuesta.
—No tengo ni idea— frunció el ceño, con los brazos detrás de su espalda, rígida—. Hay algo muy raro en todo esto— paso poco cuando dos camiones más llegaron, un alfa grande y gordo salió del mismo con un brinco, eran las personas.
—¡Llego la demás carga!— grito un hombre haciendo que ambos se acercaran, antes de hablar con el alfa miró a Leorio y con susurros hablo.
—Ve y observa que todo va bien con la dulce palomita— dijo dando una fingida carcajada ruidosa y golpeando el hombro de Leorio con más fuerza de la necesaria.
El de lentes la miro mal pero dio una señal de respeto y se fue, camino con seguridad al hombre que ya lo estaba esperando y que obviamente había visto el intercambio.
—Parece que este año si tienen problemas para que la milicia este involucrada— dijo con un tono burlón.
—Ya sabes como son las cosas— extendió la mano, un hombre pequeño pero con una cicatriz profunda en el ojo izquierdo le entrego una tabla con nombres—. Mira nadamas, ¡Sargento venga acá!
El hombre anterior camino con una mirada de poker, Bisky le dio la tabla, el sargento revisó las hojas asintiendo:—Vayan subiendo a todos a los camiones y que pasen lista de todos.
—No hace falta, están todos— dijo el alfa con una ceja alzada.
—Pasen lista, dije— miro con seriedad al hombre y luego dio un par de palmadas fuertes qué hicieron que los betas y alfas más débiles se asustaran—. Comiencen.
Vio como bajaban a cada uno de ellos, se asqueo al ver incluso niños de no más de catorce o quince años. Todos eran omegas o mujeres betas. Todos ellos vestidos con pijamas largas qué en algún momento debieron ser grises. El sargento anterior del que ya no recordaba su nombre comenzó a tomar lista, se acercó lo suficiente para que el micrófono en su uniforme pudiera captar cada nombre.
A unos cuantos metros, Dante, Kurapika y Canary escuchaban atentamente los nombres, el omega esperaba que el nombre de su hermana estuviera en cualquiera de esos carros.
Unos treinta minutos después, el nombre de su hermana no fue anunciado.
—¡Mierda!— Dante golpeo la tierra con furia—. Debe estar en otro campamento.
—Mañana llegaremos a ellos Dante— dijo Kurapika decepcionado—. La encontraremos.
—No hay duda de ello— dijo sentándose, Kurapika dio un suspiro cansado viendo a Zushi qué veía varios mapas y trazaba líneas. De pronto la radio que utilizaban para hablar con Bisky se escuchó.
—Kurapika, hay un problema— tomo el megáfono de inmediato.
—¿A qué te refieres?— pregunta con nervios.
—Nos van a separar— Zushi se acercó con una mirada preocupada—. No solo están transportando personas también drogas o armas no tengo idea de que sea— la alfa dio un suspiro—. Un grupo ira a dejar las personas y el otro se adelantará con las armas y un pequeño carro.
—Olvida las armas— dijo Kurapika—. Intenta irte a la ciudad.
—No— Dante dijo un poco apresurado—. Si también llevara un grupo con ellos mi hermana puede estar con ellos.
—Veremos los registros al llegar— dijo Kurapika mirando mal a Dante.
—No...— Zushi dijo subiendo sus anteojos mirando el mapa—. Si es verdad que también llevarán drogas o armas, entonces irán al punto muerto— saco un mapa que mostraba Deriviere y los pueblos a su al rededor—. Aquí— señaló con un plumón rojo—. Esta alejado, si va con ellos entonces no pararán hasta llegar allá.
—Creo que es el mismo lugar donde después iremos— dijo Canary señalando las marcas—. Bisky nos podrá decir si esta con ella, si es así entonces nosotros ya no tenemos que infiltrarnos en Deriviere y solo debemos sacarlos de ahí.
—Hay más posibilidades de que ella se encuentre ahí— Dante habló con una mirada esperanzada—. Jamás la han vendido y por lo que sé no lo harán— tenía la quijada apretada, sin saber muy bien como proseguir—. Kurapika, hay más posibilidades de que todo salga bien si dejamos que Bisky nos saque de dudas antes.
—Estoy con él— Canary asintió haciendo que Dante sonriera.
—Creo que es posible— Zushi dijo incómodo—. Si es verdad que ella no será vendida no tienen necesidad de que pase la noche en Deriviere.
Dio un largo suspiro dejando su mano en el botón rojo hablo:—Ve a dejar las armas, busca si en ese camión va la hermana, avisanos antes de que nosotros partamos para allá. Tenemos solo una oportunidad Bisky.
—Entendido— su voz sonaba un poco agitada—. Según sé nos iremos en unos treinta minutos, se supone que ese camión ya nos está esperando para seguir el camino a esa otra base.
Zushi tomo el micrófono dándole una sonrisa apenada a Kurapika al tomarlo de esa forma tan apresurada:—Bis, es el punto muerto— Zushi se levantó las gafas y siguió—. Sabes que ese lugar es un laberinto y no hay tanta señal, deberás hacer que Leorio se comunique con nosotros.
Soltó el botón rojo:—Mierda, ¿estas seguro?
—Muy seguro— dijo mirando el mapa—. Si van a traficar armas o drogas valiosas es el único lugar que se me ocurre.
—Bien— hubo un suspiro largo—. Vuelvan con Killua y cuídense.
La voz de Bisky se alejo solo para escuchar interferencia, Kurapika se levantó aún con dudas en su mente:—Vamos— miro el reloj en su muñeca—. En poco el desfile terminará.
Comenzaron a guardar todas las cosas, quemando las cosas que ya no ocuparían, su mente se partía en muchas dudas ¿por qué el alcalde no les avisara de ello? Metió varias cosas en una mochila y se levantó para quitar los cables qué estaban sobre las ramas de los árboles, el bosque ayudaba bastante a camuflarse. Mientras enrrollaba los cables vio de soslayo a Dante encorvado un tanto alejado del grupo.
Dejo el rollo con cuidado en el suelo y camino acercándose al omega que susurraba algo con voz enojada:—¡Te dije que lo haré! ¡Mierda!
Quiso escuchar más pero vio a Zushi acercándose le hizo una señal para que parara en el momento en que Dante volteo hacia enfrente parecía que agudizaba el oído. Salió de su escondite con el rollo en su brazo:—¿Qué pasa Dante?
—Nada— el omega se paso una mano por sus cabellos rojos—. Esta porquería se descompuso— movió su mano que sujetaba una radio—. Termine de quemar lo que dijiste.
—Bien— le sonrió—. Es hora de irnos.
—Muchas gracias de verdad— el alcalde estrecho la mano de Killua con fervor—. Creeme que tu sola presencia como juez envió muchos mensajes a nuestros enemigos.
—Si es que los había— dijo Killua con voz plana—. Todo estuvo tranquilo.
—Esos idiotas son escurridizos— lo soltó secándose el sudor con sus típicos pañuelos grabados—. Creeme estaban ahí.
Pensó en el hombre de la máscara, una sensación mala surco su cuerpo:—Tengo entendido que nos iremos en una horas.
—Si, mañana es la celebración gorda en Deriviere— el hombre sonrió feliz—. Ustedes estarán bien acomodados hasta que llegue la noche claro esta, los veo allá.
Con un último estrechon de manos ambos salieron de la oficina, Gon estaba algo disperso por la sensación que ese hombre había dejado en su mente, Killua lo paró suavemente:—Gon, algo pasa...
—Estoy bien— se alejo del toque gentil—. Solo estoy un poco abrumado.
—Puedes... Quedarte sabes— Killua bajo la mano—. No es obligatorio que vengas.
—Iré— despejó su mente—. Solo, estoy un poco distraído— comenzó a caminar, Killua lo siguió y luego de unos largos segundos en silencio el alfa habló.
—Perdón por haber tomado tu mano hace unas horas y por lo demás— Killua se disculpo, viéndose realmente avergonzado—. Siempre has puesto límites claros cuando se trata de tocarte...
Esta vez fue él quien se detuvo para mirarlo su lobo estaba inquieto. Ciertamente fue mucho contacto, pero no cree que haya sido malo es decir solo tomó su mano eso no debe ser ningún pecado, no es como si quedara embarazado después de ese roce. Además no era la primera vez que lo hacía, aunque si fue más duradero e incluso más ¿sentimental?
Se sintió estúpido, Killua y él había compartido no solo roces pequeños literalmente el alfa lo había perfumado hace unos meses y había fingido tocamientos cercanos a él.
Pero es que justo eran eso: fingidos. Lo único que su aroma decía cuando lo perfumo era un consistente "es mi prioridad" pero nada más. No había compañerismo u amistad, solo algo necesario para una misión.
Sin embargo los último meses, el aroma de Killua a pesar de que el tipo sabe bien que filtrar y que no, había algo ahí. Protector incluso ¿amistoso?
Era por eso que hace rato el toque fue más intenso, Killua le estaba haciendo ver mucho más allá. Y eso no le incomodaba pero era peligroso en muchos sentidos. Recordó lo de hace varias noches, estaba esperando algo que nunca llegó y que tampoco sabía a ciencia cierta qué era.
Quiso resoplar. Esto era tan extraño.
—No me incómodo— dijo esperando sonar genuino—. En realidad no me siento así cuando estoy contigo— Killua hizo una expresión de sorpresa.
—Siempre intento guardar espacio con todos— Killua suspiro viéndose avergonzado no por la culpa si no por otra cosa que no podía leer—. ¿Puedes darme permiso para tocarte si algo pasa en la misión?
—Lo tienes— y de verdad odio lo rápido que eso salió de sus labios—. Todo sea para ayudarnos mutuamente— agregó, esperando que sus mejillas no se vieran tan rojas como se sentían.
—Claro— Killua puso sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones—. Regresemos a la granja.
Ya afuera Killua arreglaba algunas cosas, Ori seguía con su abuelo, mientras estaban distraídos comenzó a buscar esa sensación de hace una horas pero se dio por vencido cuando no sintió nada. Resoplo mirando a otro lado topandose con una pared que tenía un eclipse pintado con pintura amarilla, la misma se veía fresca porque gotas de la misma caían de la pared hasta llegar al suelo.
La gente veía y negaba con la cabeza frustrados era obvio que eso no tenía que estar ahí:—Gon— Ori abrazo sus piernas haciendo que despertará de su shock—. Vámonos.
Pocos minutos después llegaron a la granja, Kurapika estaba hablando con el resto de la manada mientras él caminaba a su habitación para quitarse el traje y cambiar a Ori también.
—¿Vas a regresar?— Ori pregunto sentando en su cama con el muñeco de trapo en sus manos.
—Claro— respondió sin verlo, hubo un silencio y luego leves sollozos volteo asustado de haber hecho llorar a Ori—. Eh, ¿qué pasa?— se sentó a su lado, poniendo una mano en su espalda.
—¿Lo prometes?— dijo con voz rota sin mirarlo, jugando con los brazos del muñeco.
Lo cargo, dejando que su aroma lo marcará con protección y cariño, era malisimo haciendo esto pero Alluka a veces lo hace en menor medida porque no es su cachorro pero las especias se sienten, el niño se acurruca:—Lo prometo— le dio un abrazo más fuerte—. Esta es nuestra nueva casa Ori— el niño asintio—. Volveré.
La puerta fue tocada, al sentir el aroma de Basilius lo dejo entrar:—Deben irse— dijo el hombre— viendo con una mueca a Ori qué volvió a abrazarlo para luego bajarse de la cama—. Te cuidado allá Gon.
Basilius desacomodo sus cabellos con una sonrisa divertida pero podía verse la preocupación en sus ojos:—No te pongas sentimental— resoplo divertido—. Llegare muy pronto.
Tanto Ori como Basilius asintieron sin muchas ganas.
Bajo las escaleras viendo al equipo, dejando que las dudas se disiparán subió al camión alado de Kurapika viendo por última vez a Alluka, Basilius y Ori.
El cielo ya estaba de colores más oscuros, la brisa era fría, estaba fumando un cigarrillo observando que todos trabajarán bajando las cajas en un edificio feo y casi a caerse.
Zushi el bastado tenía razón. Irían al punto muerto, este era un punto reconocido para vender armas y drogas, varias veces llego a hacer entregas aquí por lo que conocía bien el terreno si no mal recuerda la familia también venía a cerrar algunos negocios aquí.
El problema era que el otro camión no llegaba, estaba esperando unas cuantas horas más antes de decirle a Leorio que se aleje y comunique las malas noticias.
Dio una última calada a su cigarro al ver que el siguiente camión llegó, lanzó la colilla al suelo y con la bota lo aplastó. Un hombre flaco y de bigote se bajó sonriendo entregando la hoja con todos los nombres de las personas en el camión.
Juliette Fontaine
Abrió los ojos con sorpresa, ella estaba aquí. Busco con la mirada a Leorio qué bajaba algunas cajas, con una seña de manos el alto se movilizó mientras ella entablaba una conversación con el sargento de antes y el tipo flaco que entrego el camión.
La misión parecía ir bastante bien.
Jelou.
Este cap iba a salir mañana pero hice un viaje y llegué super cansada para editar jqskejek.
¿Cómo están?
Yo geniaaaal, eh estado bastante ocupada con cosas de la school y el inglés, pero emocionada por este arco wiii.
Tuvimos citaaaaa 😻, y muchas cosas raras, ¿tienen teorías? , me encantaría leerlas. Sin nada más que decir nos leemos –espero– la próxima semana. 🩷
Bye bye.
-Annie ☾-
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