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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈𝐈

𝟖. 𝐋𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐦𝐞𝐬í.

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La noche era fría, el ayuntamiento estaba iluminado por las farolas y las lámparas de luz naranja que flotaban por los callejones, se lograba escuchar el ajetreo de los puestos nocturnos y la voz delicada de una cantante.

Gon estaba recargado en la pared fría del edificio, miraba a Killua discutir con Dante, el chico se veía realmente disgustado con su presencia, sonrió ligeramente por ello. Dante era un imbécil, uno que le daba un poco de diversión a pesar de ello quiso estudiarlo a más profundidad si el chico fue el compañero de Killua por muchos años no podía subestimarlo por lo que se había empeñado a tantear terreno primero con Killua de cerca ya que el alfa parecía un poco distraído con Dante a su alrededor.

Y eso le enojaba un poco, no sabía que tipo de relación además de la de eterno "compañerismo" habían tenido almenos antes de que ambos comenzarán con la formación de la manada qué el omega deshecho cuando tuvo la primer oportunidad de irse, por eso ahora, era curioso ver que el chico quería un puesto que no le pertenecía; no es que pensara qué él también lo merecía creía firmemente que quién debería tener el papel de "omega de la manada" era Kurapika.

Pero aquí estaba Dante peleando ese papel, suspiro cuando vio a Killua acercarse con una mueca incómoda, detrás el pelirrojo lo veía con furia. Ese sería el segundo punto a tantear, Dante al rededor de Killua era hasta cierto punto obediente y sin embargo tenía la sospecha que cuando el alfa no estuviera para verlo dejaría salir toda su personalidad. Esos ojos rojos qué parecían brillar con un odio genuino hacia él no podían quedarse en sólo eso, una mirada.

Mirando como el chico rodaba los ojos y apretaba la quijada y se veía a nada de comenzar a replicar otra vez, las palabras de la manada ahora tenían sentido si se supone que este chico fue compañero de Killua entonces también debió pertenecer a una familia adinerada. Tampoco es que fuera complicado observar lo caprichoso que a veces se dejaba ser.

—Gon entraras conmigo— dijo Killua—. Dante quedate aquí y no hagas ninguna estupidez.

El omega asintió parándose alado de la puerta de madera, ambos la abrieron y entraron a la gigantesca recepción, estaba adornada con lo que parecía oro y plata con murales llenos de colores vivos, mares y playas preciosas. La recepcionista habló con Killua, esta le dio una última mirada al alfa para luego suspirar y moverse afuera de su lindo escritorio.

—Hay muchos puntos descubiertos afuera— comentó y me dijo q que si se le puede dar susurro cerca de él, Killua asintió—. Si es verdad que esas personas llegarán aquí primero deberíamos tener almenos dos personas en las azoteas de los edificios cercanos.

—¿Olvidas que tú y yo seremos jurados?— le pregunto el alfa sin dejar de observar el hermoso mural de una de las paredes.

—Es más sencillo así— se alzó de hombros—. Tendremos oídos y ojos en ambos lugares.

—Primero hablemos con el alcalde— suspiro el alfa, Killua estaba distraído ¿estaba así por Dante?

—Killua, te necesito aquí— se paro justo enfrente de él viéndolo cok severidad—. ¿Okey?

Killua asintió con una mirada decidida, de pronto la bonita secretaria regresó con una sonrisa amable dirigiendolos por el pasillo hasta a una oficina enorme, cuando entraron un hombre de grandes proporciones los recibió con los brazos abiertos.

—¡Killua! Es un gusto que hayas podido venir— el hombre se inclino en el escritorio, mirándolo con curiosidad—. Supongo que él es Gon, tu acompañante para ese día.

—Supones bien Conventoba— Killua fingió un papel lleno de camaradería—. Y cuéntame, ¿para que solicitaste mi... Nuestra presencia?— se señaló primero a sí mismo y luego a ambos.

—Nada del otro mundo— agitó una mano sin importancia, ambos se sentaron en la sillas frente a él—. Solo para hablar de negocios.

—¿Negocios?— preguntó Killua con una sonrisa curiosa como si de verdad le importara.

—No es nada del otro mundo— dijo dando una risa hipada—. Ya sabes, una ayuda por una ayuda.

—Creí que esa ayuda ya había sido liquidada hace años— respondió Killua recostandose en la silla, mientras tanto analizaba la habitación, las proporciones de la misma y haciendo un plano mental con lo poco que había visto.

—Así es— se volvió a reír señalandolo con un dedo gordo y asintió varias veces con la cabeza—. Pero como ya sabes, pequeños favores generan grandes recompensas— dio una respiración fuerte y le dio un golpe al escritorio con ambas manos con una sonrisa—. Pero no vamos a hablar de negocios sin un poco de whisky, ¡Eleine!— una omega entro de forma rápida a la habitación, el hombre que apenas se podía mover de la silla se inclino al ver a la mujer—. Querida trae el mejor whisky que tengamos— frotó ambas manos con emoción.

—Disculpa— dijo mirando a la chica que lo miro con una sonrisa casi robótica en el rostro—. ¿Me puedes enseñar el camino al baño?

—Por supuesto Señor— se levantó con cuidado dándole una última mirada a Killua qué no hizo ningún movimiento pero sus ojos parecían decirle miles de cosas.

Al salir encontró a otra chica, una beta suponía al no tener ningún tipo de olor que lo vio con una sonrisa, la primer chica de cabellos chocolate le dijo algo al oído lo que hizo que la mujer beta lo viera de nuevo y hablara:—Yo lo acompañaré Sr, por aquí— fue raro como la mujer presentó los baños y se quedo ahí esperando a que entrará. Tal vez el desconcierto se vio plasmado en su rostro por lo que la mujer sonrio con amabilidad antes de hablar:—Dentro de las oficinas no está permitido que los omegas caminen sin un acompañante— la revelación fue espantosa, quiso replicar, sin embargo se quedó callado, y sonrió. No podía hacer un número aquí.

—Preferiría que me esperara aquí afuera— dijo dando su mejor mueca de dolor, la mujer pareció entender por lo que asintió.

—Por supuesto.

Entro a los baños, el salón era amplio y tal como los planos lo decían; el lugar tenía una ventana de vidrio opaco que solo dejaba filtrar un poco de luz, la parte de hasta arriba era la única que estaba abierta para que el aire circulara sin mayor problema. Abrió la puerta del último de los cubículos haciendo el mayor ruido posible, con cuidado saco un pequeño aparato con forma cuadrada, misma que acomodo en la parte trasera del inodoro, la encendió haciendo que un punto rojo parpadeara cada cierto tiempo, se quito los zapatos para ya no hacer ruido y camino al espejo vertical que como lo pensó tenía unos pocos centímetros de espacio a la pared, con cuidado dejo una placa pegada a la pared si Bisky tenía razón entonces esto debería funcionar ya.

Prendió el reloj de mano que tenía en bolsillo, el mismo que comenzó a marcar la hora, por la ventana y estirándose lo más que pudo aventó otra pequeña caja ya encendida.

Acercó su muñeca a su boca y hablo justo en la pulsera de color cobre que llevaba:—¿Dante?, ¿me escuchas?

—Santa mierda— se escucho el resoplido en el reloj—. Funcionó.

—¿Escuchas a Killua? Cambia de frecuencia— se escucharon ruidos inconclusos hasta que después de unos segundos se escuchó de nuevo la voz del omega.

—Listo, bien hecho Gon. Vuelve con ellos.

Con la tarea terminada, comenzó a fingir arcadas una vez que se había acomodado los zapatos, la dama afuera toco levemente la puerta:—¿Señor, se encuentra bien?

No contesto e hizo más arcadas, escucho a la mujer abrir la puerta con pasos rápidos:—¿Señor?

Con la mujer afuera, bajo la palanca del baño y tomo papel higiénico para limpiarse la boca, al abrir vio a la omega con una mirada preocupada.

—Me encuentro bien— le sonrio levemente— camino a los lavabos y abrió la llave mojandose el rostro—. No diga nada de esto.

—Pero...

—Estoy bien— se adelantó a hablar.

—Discúlpeme pero... Tengo la obligación de comentarle a su acompañante— quiso rodar los ojos, esta gente era muy chismosa. Si la tonta hablaba la conversación que Killua tenía con el idiota del alcalde se vería afectada y estaba seguro que una vez llegara a la oficina el hombre terminaría la conversación.

—Por favor— suplico con voz aguda, la mujer se vio contrariada, pensó en todas las mentiras que podría dar para que la mujer le hiciera caso hasta que llego a una qué no le gustaba nada—. Verás, mi— la palabra se atasco en su garganta, aún así poso sus manos en su vientre—. Alfa aún no lo sabe.

El rostro de la mujer paso de la incomprensión a la sorpresa, su rostro se volvió de un rojo brillante:—Quisiera que fuera una sorpresa...

—¡Por supuesto!— sonrio como si el cielo se hubiera abierto y de él la misma Mêsic hubiera bajado—. Sabe, aquí los embarazos son de muy buen augurio— la muchacha se acercó y tomo sus manos con emoción—. Muchas felicidades y gracias por decírmelo, le enviare muchas bendiciones a su bebé.

La actitud fue extraña, demasiado aún así le sonrio y agradeció, ambos salieron de los baños, volviendo a la habitación y como lo pensó cuando entró la conversación dio un giro y ambos alfas parecían hablar en códigos.

Cuando Gon salió de la habitación vio la aprobación del alfa sentando frente a él:—Es una grandiosa opción Killua, si me permites decírtelo— le sonrió falsamente, viendo que el hombre sin esperar una respuesta siguió—. ¿Dónde lo conseguiste?

—Llego solo— dijo con voz divertida haciendo al hombre sonreír con burla.

—Así llegan todos— sonrió alegremente—. No te culpo por marcarlo de esa forma— le alzó una ceja—. Es una ciudad pequeña, la gente habla del nuevo omega de la granja Lotus.

—El chisme siempre vende— dijo con una sonrisa—. Ahora, ¿cuáles son los negocios?

El hombre sonrió:—Mi querido Killua, ambos sabemos que la sangre asesina todavía circula por tus venas— la puerta se abrió dejando ver a la omega con una bandeja de plata, el hombre agitó uno de sus brazos para que la chica lo dejara en el escritorio—. Por mucho que ahora vivas en esa linda granja, ambos sabemos que es lo que te corre por las venas.

—Al grano— se estiró para tomar el vaso con hielos.

—Necesito... Necesitamos protección— dijo por fin tomando de su propia bebida, la mujer salió con rapidez de la habitación.

—¿Protección?

—Veras habrá una carga muy valiosa el día del festival— paso su lengua por el labio inferior—. Aunque no lo creas este negocio con el tiempo ha ido subiendo como espuma, es bueno porque así mi ciudad es prospera pero— exhalo aire como si el hablar por mucho tiempo le quitara el oxígeno—. También ha traído miradas... No deseadas.

—¿Cuál es mi paga?— el hombre sonrió, levantándose como pudo para dirigirse a una estantería detrás de él, aprovechando el momento y con el dispositivo prendido metió la mano con fuerza en el asiento de la silla metiendo el pequeño aparato.

El hombre tarareando una canción saco un libro de pasta roja y volvió a su asiento con respiraciones pesadas:—Esto mi amigo, es tu recompensa.

Con esceptismo leyó lo que decía el libro, eran las escrituras de una propiedad enorme en una ciudad cercana, nuevas identificaciones y empleos...

—Es demasiado solo por protección— dijo sin una pizca de confianza.

—Quiero que vengas conmigo a Blume— miro sus ojos sorprendido—. No puedo decir más, pero familias como el Ryodan y tus estúpidos parientes están muy interesados en la mercancía— dijo en un susurro como si temiera que lo escucharán—. Nuestros oficiales no sirven con asesinos de tu calibre.

—Pues en vaya lío gordo te has metido— se burlo—. Tendré que hablarlo con mi gente.

—Killua no quiero hacer de esto una orden— suspiro con miedo—. Las cosas se están saliendo de control y nosotros de verdad requerimos esa ayuda.

—¿Qué es esa mercancía?— preguntó, una fina línea se dibujo en los labios contrarios—. ¿Estas traficando armas?, ¿drogas?, ¿personas?

El hombre se rasco la ceja con nervios, gotas de sudor comenzaron a bajar de su cien, el hombre tomó una servilleta de una tela cara y se la paso por el rostro:—Mi jefe, ha implementado omegas de Slunce a su negocio— abrió los ojos sorprendido—. Han estado pasando cosas muy extrañas en el mundo Killua.

—¿Omegas?— pensó de inmediato en Gon.

—Hay rumores de que en Slunce se inicio un botín hace meses— el hombre tomo un sorbo de su bebida—. Dicen que así es como han estado sacando a esos omegas.

—¿La reina... No ha dicho nada?— preguntó al recordarla con un poder al que nisiquira podría nombrar.

—No— se sirvió más whisky—. Pero son rumores que están sonando mucho.

—Entonces no será muy seguro para nosotros cuidarte— dijo con una ceja alzada.

—Por eso todo se hará durante las fiestas, aunque esas personas son unos hijos de puta no atacarían con mucha gente de por medio— dijo el hombre—. Ahora, la milicia también ha comenzado a entrar en estos asuntos— dio un sorbo largo—. Ahora todo se debe hacer aún más bajo el agua.

Y ese era un punto, aunque antes las familias y mafias tenían completo control de ciudades e incluso países ahora el gobierno ha comenzado a encerrar a aquellos que hacen el mal, aunque la gente se toma estos actos como algo realmente generoso muchos pensaban qué era solo para recuperar el poder que por años perdieron.

—Lo hablaré con mi gente— dijo viendo la mueca conflictiva del alcalde—. Pero lo más seguro es que aceptemos el trato.

El hombre sonrió con alivio y se levantó alzando su vaso:—Esa es una excelente noticia Killua— con manos temblorosas el hombre le sirvió más whisky haciendo que se levantará—. ¡Brindemos!

Al momento de levantarse apoyo las manos en la esquina del escritorio pegando el audífono que se supone Gon debería hacer funcionar en poco tiempo.

Tomo la bebida viendo al hombre que sonreía cerrando los ojos. A los pocos segundos Gon ya estaba en la habitación, la otra secretaria que dejó al omega lo veía con mejillas sonrojadas y sonrisas emocionadas.

Bastante extraño.

La manada se encontraba en la sala de la gran casa escuchando palabra por palabra con real atención, Dante permanecía alado del alfa asintiendo a algunas cosas y haciendo muecas en otras.

—Nos acaba de facilitar todo— dijo Kurapika dudativo.

—Aunque si es una gran ayuda, tenemos que infiltrarnos también— dijo el pelirrojo—. No creo que nos haya facilitado las cosas.

—Un poco raro— dijo Leorio con una mueca.

—Lo mismo pienso— hablo, viendo a Killua—. Es mucha casualidad.

—Creo que más que facilitarnos las cosas, las empeoro— le dijo viéndolo a los ojos—. Sigo pensando que lo mejor es que solo pocos hagan este trabajo.

—No podemos hacer eso genio— dijo Bisky con dureza—. El alcalde ya nos esta metiendo a todos— señaló a la habitación—. Y si solo pocos lo hacen sospechara.

—No solo eso, si el Ryodan ya esta dentro de esto junto a tu familia Killua— Zushi se levantó las gafas con nerviosismo—. Eso quiere decir que la cosa es mucho más seria.

—¿Cómo es que nunca nos dimos cuenta de que algo así sucedía aquí?— preguntó Canary al aire.

—Él menciono que este negocio venía de años atrás— dijo Killua pensativo—. Tal vez por eso dejo que nos quedáramos aquí, de alguna forma repelemos a aquellos que busquen este negocio.

—Sea como sea— Kurapika dio un paso adelante—. No creo que podamos echarnos atrás.

—No— Dante dijo con los brazos cruzados—. Pero recuerden que esto también es para ayudarme.

—Si es una trata de personas entonces deben haber registros de cada una de ellas— Bisky menciono—. Si tu persona está ahí, debe estar en los documentos.

—Tampoco creo que traigan a todas esa gente aquí— Zushi miro al grupo—. La fiesta es el 14 de agosto, en todos los pueblos vecinos de hace el mismo día.

—Las personas se repartirán entre los pueblos— Leorio dijo.

—Pero todos van a terminar en Blume— termino por hablar Kurapika.

—Es muy seguro que la persona ni siquiera este aquí— dijo Gon con una mueca contrariada.

—Pues el plan de Dante terminó en la basura, debemos hacer otro— dijo Leorio levantándose de la silla.

—O tomar mis ideas y solo cambiar algunas cosas— dijo el omega—. Yo no voy ayudarles con esta nueva tarea.

—¿Quieres nuestra ayuda pero tu no vas a darla?— preguntó el alfa con una ceja alzada.

—Yo vine aquí por algo— el omega alzó el rostro con una mirada peligrosa.

—Exacto— lo señaló enojado—. Tu te arrastraste hasta aquí por ayuda— le escupió con sorna—. Deberías ser más agradecido, empezar a dejar de dar ordenes y comenzar a seguirlas.

—Cuida tus palabras imbécil— grazno con enojo.

El ambiente era tenso, Leorio no soportaba a Dante y se veía que era mutuo, Gon rodó un poco los ojos y se movió:—Tal vez deberíamos hacer un mejor plan— sonrió a Leorio y vio a Killua—. ¿No Killua?

—Si— asintió, viendo a ambos con cansancio—. Lo siento Dante haremos un nuevo plan que nos beneficie a los dos.

Dante le dio una sonrisa forzada al alfa, luego lo miro y suspiro pesadamente:—Vuelvo en dos días, haré una propuesta también.

Por las escaleras de la casa se escucharon pequeños pasos rápidos y risas contagiosas seguidos de otros más pesados.

—¡Gon!— Ori entro a la sala corriendo con el muñeco de arroz que le había hecho.

—¿Qué haces despierto?— lo cargo de inmediato haciendo que el niño sonriera, Dante les dirigió a ambos una mirada crítica—. Ya es muy tarde.

El ambiente de inmediato se torno menos pesado, Leorio se acercó a ambos para hablar con el pequeño, como si esperara que Ori y Gon le quitaran el estrés.

—Nos vemos, Killua— Dante salió por la puerta, el alfa solo asintió cansado.

—Leorio, tómalo— el alto tomo de inmediato al niño en manos—. Ahora vuelvo.

Salio de la casa con el primer suéter que vio en el perchero, Dante se dio la vuelta y lo vio no con enojo pero si con desconfianza.

—No deberías meterte así con todos ellos— dijo viendo una mueca aburrida ahora en el omega.

—Métete en tus propios asuntos, quieres.

—Mis asuntos son ellos— señaló a la casa—. Y tu solo ves por ti mismo, quieres nuestra ayuda pero eres un completo idiota.

—Necesito la ayuda de Killua— se cruzó de brazos—. Ahora estoy entendiendo esta nueva "dinámica"— hizo comillas con los dedos acercándose—. Lo vuelves débil— uno de sus dedos se clavo en su pecho con algo de fuerza—. Sigue jugando con él a la casita feliz, pero esta vida— abrió sus brazos para ejemplificar la granja—. Le va a aburrir, y cuando eso pase comenzaría a preocuparme más por el niño.

Con una última mirada llena de desprecio el omega abrió la cerca y desaparicio dejándolo con un amargo sabor de boca, olio la chaqueta que casualmente era de Killua, se abrazo a sí mismo con el aroma del alfa sobre él.

Realmente no se había dado cuenta de lo familiar que se había vuelto la manada. Era curioso ahora ver todo desde otro ángulo, su lobo estaba ansioso después de presentar un nuevo plan mucho más seguro y apto a Dante, uno que los beneficiará a ambos. Por lo tanto la casa estaba en constante movimiento.

Lo cual hizo que pensara en cómo eran sus días antes de que el omega decidiera volver, las envolturas de dulces siguen estando por la cocina y la sala junto a ese tarro enorme de chocolates en forma de balones que Gon le da a Ori después de cada comida y que Killua de forma "secreta" toma para darle de vez en cuando a Ori sin que el omega se entere aunque está un noventa por ciento seguro de que Gon lo sabe.

También se sorprendió de preparar una taza de café a Gon sin siquiera preguntar como lo quería, simplemente ya lo sabía por lo que era sencillo hacerlo.

Los juguetes de Ori también se encontraban en la sala y en el jardín de la granja, incluso Basilius y Zushi le habían construido una casita del árbol, jamás imagino que de ese gran abedul colgara una casa amarilla con techo verde. Se dio cuenta también que el niño había tomado almohadas y mantas qué le pertenecían qué sabía tenían su olor muy impregnado.

Eso le alborataba las hormonas hasta el punto en que su lobo ha comenzado a ver al cachorro como suyo y la idea era tan terrorífica qué a veces intentaba no pensar en ello, ni siquiera estaba seguro de que Gon viera al niño como un cachorro propio ambos se trataban como hermanos, por lo tanto él no tenía el derecho de sí quiera pensarlo.

Pero ahí estaba ese sentimiento cada que el niño buscaba su aroma o su aprobación para ciertas cosas.

Cómo un cachorro alfa buscando la aprobación de su padre alfa.

Era bien sabido que los niños que seguramente se presentarían como alfas buscaba la aprobación de ambos padres pero sobre todo del alfa, si eran los hijos mayores buscaban ser ese soporte cuando el alfa de la manada no estaba, buscaban aceptación cuando se realizaban tareas difíciles o fáciles, buscaban una mirada orgullosa de su padre o madre alfa. El mismo cuando era niño anhelaba la sonrisas orgullosas y efímeras de su padre.

Ori hacía exactamente eso, también con Basilius claro estaba pero también solía  hacerlo con él, esperando a que lo notará.

Y ese comportamiento era tan revelador como un niño alfa. Por ejemplo aunque el niño si buscaba que Gon lo viera era más que lo mimara le encantaba qué Gon lo peinara, le leyera, le cantará, lo arropara.

Era bastante competitivo en juegos de mesa o deportes, cosa que un niño omega no haría. Sabe que es bastante generalista pero esa era la verdad, los niños omegas buscaban más pasar desapercibidos en los núcleos familiares ayudaban cuando los hermanos alfas se descontrolaban y cuidaban a los menores con bastante responsabilidad.

Y ni hablar de su comportamiento, tal vez si buscaban más aceptación una guía por parte de su padre/madre omega y más mimos por parte del alfa de la familia.

Por lo que era curioso ver que esto no salía con Ori, el niño era demasiado alfa para su propio bien. Incluso cuando salían los tres al pueblo y el niño corría a jugar con otros niños siempre tenía la vista en Gon, como si alguien pudiera arrebatarle al omega. No sabía si tenía que ver con su casta o si tenía que ver con el hecho de que sabía que los estaban buscando.

Sea como sea, era interesante ver esos comportamientos.

Miro el calendario en la pared de la cocina, faltaban dos meses para su siguiente celo. Suspiro, odiaba la temporada de su rut.

Contó los meses en su cabeza, ya pasaron más de tres meses Gon debió ya tener su celo, pero el chico parecía bastante normal. Miro por la ventana encontrando a Bisky platicando con Gon, se veía bien y tampoco tenía el olor dulzon de la canela. No debería estar pensando en el celo de su compañero por lo general él decidía no entrometerse cuando sus compañeros estaban ese estado.

Había desarrollado cierto rechazo a las sensaciones que los celos le hacían sentir gracias a su horrible niñez y adolescencia.

Sus pensamientos pararon al escuhar gritos enojados de Leori, miro por la ventana y vio a Dante con una sonrisa embustera junto a Gon qué estaba en medio de ambos suponía qué era por Leorio. Quiso suspirar, Dante había venido varias veces durante toda la semana, era incómodo tenerlo aquí, mucho más porque su manada no lo quería ni lo respetaba lo intentaban porque él lo pidió pero no era algo que hicieran voluntariamente.

Camino hacia el grupo el semblante de Dante cambió a una altanero, mientras que Leorio lo seguía viendo como si fuera la peor cosa en la tierra.

—No tienes derecho a decir nada sobre eso— dijo el alto con la quijada apretada y los puños de la misma forma.

—¿Por qué no? No dije ninguna mentira— sonrió de forma burlona—. Fuiste culpable.

—¡Imbecil!— se abalanzó de nuevo contra el omega pero Gon lo para de inmediato.

—Déjalo Dante— le dijo al pelirrojo con una mirada amenazante—. Y Leorio, no lo escuches.

—No eres quien para ordenarme Gon— dijo el omega con aburrimiento—. Suéltalo, veamos quien gana.

—Oh vamos, no te tengo miedo, perra— el alfa lo miro con odio mientras que el omega lo vio de la misma forma al escuchar el insulto.

—¡Hey!— llamo la atención, los otros dos lo vieron, Gon soltó un suspiro de alivio—. ¿Qué mierda les pasa?

—Tú estúpido omega— le grito Leorio señalandolo, Dante puso sus brazos en jarra con una ceja alzada.

—Si vamos a hacer esto juntos entonces dejen de pelear— suspiro cansado—. Leorio disculpate.

—¿Perdón?— Leorio lo vio estupefacto, incluso Gon lo vio con el ceño fruncido.

—Killua...

—Ya lo escuchaste, disculpate— Dante escupió con alegría.

—No lo haré— cambio su pose a una menos tensa.

—Leorio...— quiso intervenir, que Leorio entendiera que esto sería solo por un tiempo, de una u otra forma debían entender que trabajar juntos significaba no pelear, tolerarse al menos hasta que esto terminara.

—No— Gon se puso frente a Leorio con una mueca enojada, se miraron y por un momento su lobo le grito qué se disculpara de inmediato con el omega—. Quién empezó esta pelea fue Dante— el mencionado lo miro con enojo—. No se va a disculpar.

—Ya escuchaste a Killua, tiene que hacerlo— Dante dijo con enojo en su voz.

—Ya dije que no— su mirada paso a la suya, como retandolo a que dijera algo más—. Deberías acomodar más tus prioridades Killua— dijo esto último con una voz fría sin mirar en ningún momento a Dante, se sintió estúpido por un momento.

Lo vio alejarse con Leorio a su lado, dio un suspiro. Ahora la culpabilidad se presentó en su pecho.

—¿Acaso ya no eres el líder de la manada Killua?— preguntó Dante con una ceja alzada, sus ojos ardían en ira.

—Lo soy— soltó.

—Pues no se ve ¿Por qué no le dijiste nada a ese omega? — señaló por donde se había ido Gon—. ¿Quieres que hable yo con él?

—No— negó de inmediato—. Escucha debería dejar de meterte con Leorio cada que puedas.

—No fui yo Killua— se defendió sorprendido de su negativa.

—No importa quien haya sido solo deja de hacerlo— se apreto el puente de su nariz—. Hablaré también con él.

Por la cerca llego corriendo Ori con los brazos abiertos, gritando su nombre vio a Dante rodar los ojos y alejarse nuevamente.

—Killua— el niño se paro frente a él—. Kurapika termino mi traje— el estrés se fue al ver la sonrisa de Ori, acarició sus cabellos—. Y mi abuelo dijo que te viniera a rescatar— susurro esto último señalando con la mirada al pelirrojo qué ya estaba sentado en el pasto con un libro. Alzó su mirada viendo a Basilius qué lo miraba con una mueca divertida.

Suspiro rogándole a cualquier Dios que esta sea solo una situación de un día. Creyó ingenuamente que tal vez esto sería solo un percance de una sola vez, pero las riñas comenzaron de forma constante. Siempre Dante metido entre ellas, Gon siempre era quien salía a defender a la manada y después de esas pequeñas discusiones el omega prefería ignorarlo por un par de horas.

Los últimos días habían sido un constante de miradas enojadas y olores que mareaban a todo quien los respirara.

Vaya mierda de día.

Miro la mesa llena de documentos, fotos, mapas y planos. Dante era muy bueno organizando planes, antes de Kurapika había estado este omega qué fue de demasiada ayuda en el pasado. Al inicio, sintió respeto y un sincero cariño por el chico, compartieron traumas y momentos "felices". Eran como hermanos, su familia fue una mierda separandolo de todos sus hermanos y puliendolos de la forma en la que más les convenía.

Desde pequeño, le dijeron que era perfecto para los trabajos de noche.

Y así lo hizo, cada objetivo era exterminado por él. Porque cuando sus ojos se posaban en alguien, esa persona ya no viviría o así era como su familia le decía que tenía que ser.

Alejado de ellos y teniendo a Dante como única interacción con el mundo real, era fácil comprender de donde venía el cariño. Al menos hasta que los problemas comenzaron.

—¿Todo bien?— salió de sus pensamientos cuando la voz serena de Jingū llego a sus oídos.

—Por supuesto— soltó una tos—. ¿Tú, que tal?— vio a la alfa sonreírle levemente dejando una canasta de duraznos en la isla de la cocina, nunca ha podido llevar una conversación duradera con ella, veía lo que pasaba entre su hermana y ella, también estaba al tanto de la relación íntima que tenía con Gon—. ¿Todo bien?

—Estoy un poco nerviosa— la chica soltó su cabello rojo largo y ondulado—. Si te soy sincera, tengo un mal presentimiento de todo esto.

Frunció el ceño al ver la mueca seria de la alfa:—¿Un mal presentimiento?

—Antes de ser amiga de Gon, de trabajar con Basilius fui ladrona— recogió un durazno de la canasta y lo lavo sin dejar de hablar—. Por supuesto es algo que ni siquiera Gon sabe a ciencia cierta— sonrió con incomodidad—. Pero una nunca olvida esa vida, esa sensación que daban algunos trabajos, cuando sentía que las cosas irían mal al final terminaban así.

—Al grano Jingū— dijo serio viendo que la chica sonreía mirando a la ventana.

—Solo digo que si debemos retirarnos sin haber logrado el objetivo de tu Dante lo hagamos— sus ojos brillaron con peligro—. He visto como miras a Gon y a Ori— su corazón palpito—. Es tierno y siempre estaré agradecida contigo— se cruzó de brazos con el durazno aún en una de sus manos—. Pero, si esta misión falla de una u otra manera que sepas que mi prioridad son ellos.

—Aprecio tu punto de vista— le dijo con una sonrisa tensa—. Pero estoy intentando hacer lo mejor para todos.

—No es cierto— se sorprendió un poco por el ataque directo—. Estas con la cabeza llena de ese omega, si no fuera por Kurapika o Canary el plan solo tendría como prioridad a Dante.

Quiso defenderse por esa acusación pero hasta cierto punto tenía razón, el primer plan había sido planteado para que la misión fuera hecha en un cien por ciento sin importar que, con los cambios por culpa del alcalde el porcentaje había disminuido considerablemente.

—Tienes un responsabilidad aquí Killua— el comentario lo despertó más de lo que antes había imaginado—. No sé que deuda de sangre tengas con ese tipo, pero también tienes una aquí. Gon te sigue, confía en ti.

—Lo sé.

—Pues haste responsable— ambas miradas no cayeron—. Porque mi prioridad no es ese omega, es mi familia Killua y cierto cuervo que vuela por aquí y por allá.

Le alzó una ceja cuando el aroma de su hermana inundó la cocina.

—Oh, ¿interrumpo?— preguntó la pelinegra con una sonrisa incómoda.

—Para nada, linda— la alfa le sonrió a su hermana y luego lo miro con un frialdad que pocas veces veía—. Me tomé el atrevimiento de traer tu canasta.

—Oh, si, si por supuesto— la piel pálida de su hermana ahora era de un gracioso color rojo—. Gracias, Jingū.

La alfa le sonrió y con un nuevo durazno en su mano salió de la cocina, volteo para mirar a su hermana que lo veía como si la hubieran atrapado en un crimen.

—No es lo que crees— dijo con sonrisas nerviosas—. A ella le gusta poner apodos— se alzó de hombros yendo al fregadero con varios duraznos listos para ser lavados—. ¿De qué hablaban?

—Cosas de alfas— dijo aun con la platica en su mente—. Nada de lo que te tengas que preocupar Alluka.

—Oh— la chica sacudió sus manos en el fregadero con una sonrisa algo tensa—. Sabes, el ambiente es algo tenso en la granja.

—Lo sé, nadie quiere hacer este trabajo— dijo apoyándose en el mueble en en que su hermana trabajaba, Alluka tenía las mangas de su camizon remangadas hasta los codos y usaba un cuchillo con una maestría que jamás había visto en ella.

—Con ese tipo ordenando como si fuera alguien de la manada, a mi tampoco me gustaría— dijo sin mirarlo y concentrandose en sus duraznos—. Es bastante egolatra.

—Si, varios ya han dado su queja— le sonrió a su hermama que soltó una risita.

—Solo creo que el tipo quiere darse un puesto que no le pertenece— se limpio sus manos en el mandil blanco que llevaba puesto.

—¿Puesto que no le pertenece?— preguntó genuinamente curioso.

—El tipo llegó aquí a mandarnos como si fuera un miembro de nuestra manada— frunció el ceño—. Le grita a todo el mundo y creo que siente que es el omega de la manada.

—¿El... Que?— le alzó una ceja sin entender a donde quería llegar.

—Mira yo entiendo que Kurapika haya sido eso por mucho tiempo, pero ahora esta Gon— la chica lo miro con las manos en jarra—. Ya tenemos a dos omegas que hacen ese papel de una forma espectacular no necesitamos que ese tipejo venga y quiera tomarse un papel que no le pertenece.

—Estoy un poco confundido— dijo con una mueca, su hermana rodó los ojos.

—Dante esta intentando ser el omega de nuestra manada— se señaló y luego a él—. Yo creí que tal vez estaba loca, pero el tipo ha estado imponiendose entre todos— dijo con enojo—. Al inicio concordamos todos en dejarlo pasar, pero el idiota— abrió los ojos al escuchar a su hermana insultar—. Ha estado sacando cosas de cada uno de tus amigos y ¡Tú no haces nada!

—Yo...

—Solo digo— Alluka bajo la mirada respirando—. Yo no sé todo lo que te ha ocurrido... Pero de nada sirve que te enfrasques en el pasado cuando tienes un presente que proteger— su hermana tomo su brazo con cariño—. Estamos aquí, todos.

Cómo si fuera una demostración de ese presente Gon y Ori entraron a la cocina entre risas y con el niño emocionado por algo que el omega le estaba contando. Las miradas se encontraron, el deje molesto qué pinto en un inicio los ojos marrones se volvió en uno cariñoso cuando Alluka atrajo al omega.

—Ya lave los duraznos— dijo con una sonrisa, por un momento se quedo pasmado al ver a Gon sonriendo de una forma que jamás imagino. Incluso su hermana parecía brillar de una forma tan... Contenta.

—¿Qué van a hacer?— preguntó curioso.

—Agua y dulces— dijo Ori emocionado—. Te van a gustar, Gon es un experto.

—Creí que no te gustaban— dijo sin evadir la mirada ahora curiosa del omega.

—No me gustan— se movió por la cocina—. Pero tengo dos niños a los que les encantan— Alluka y Ori soltaron una risita—. Pensé que sería buena idea para aligerar las cosas.

Entiendo las acciones del omega, sonrió abrumado de que Gon pensara en hacerle dulces—Déjame ayudarte— se incorporo de la isla, Gon asintió serio pero su leve aroma dulzon decía lo contrario.

—Bueno— ambos se colocaron lado a lado, Gon decía algunas cosas con una voz tranquila.

Ori y Alluka veían la interacción desde atrás con sonrisas cómplices.

Holaaaa.

LO QUE ME COSTÓ TERMINAR ESTO. 😿

De verdad lo mucho que me costó 😭, creo que es el capítulo que más cosas quite, cambie, puse.

Me gustó como me quedo pero fue complicado. Muchooooooo.

Pasaron demasiadas cosas, de verdad no es por platicar de más pero fueron días complicados. En mi familia.

Pero por fin lo acabe y hasta es mucho más largo que los demás. Me gustó jugar con "Gon embarazado" JAJAJAJAJA no pierdan de vista esto. 🫣

Ahora vengo con una solicitud, estaba pensando en abrirme un perfil de Facebook o Twitter (lo que más se adecue a ustedes) donde subiría cuando habrá capítulo o si no habrá, pequeños adelantos o cosillas variadas, aun es concepto pero si ustedes les parece puedo hacerlo realidad.

Ahora sin nada más que decir ❤️, nos leemos muy pronto. Bye bye. 🖤

-Annie ☾-

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