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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈𝐈

𝟖. 𝐋𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐦𝐞𝐬í.

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Después de unos veinte minutos el invitado se fue de la granja con una mueca complicada de leer. Gon no quiso preguntar nada cuando Killua salió de la habitación  y Kurapika lo atacó con demasiadas preguntas tampoco se quedó para escuchar las respuestas, estaba cansado, por lo que decidió trabajar su curiosidad –incomodidad– en la soledad de su habitación.

Con Ori leyendo en su propia cama y los pensamientos nadando en su mente como fuertes mareas. Simplemente había algo muy raro en ese chico y en absolutamente todo.

Su espalda ardió y la sintió húmeda por lo que camino al espejo que estaba en la habitación y se miro en el, estaba sangrando. Suspiro, no quería salir pero tampoco quería quedarse así, seguramente Jingū ya estaba durmiendo y...

—Gon, ¿qué te paso?— preguntó Ori dejando el libro en la cama mientras se bajaba con una mueca asustada—. ¿Voy por... Leorio?

—No— negó con gentileza—. Es un rasguño, nada de que preocuparse.

—Estas sangrando— el niño ya estaba a su lado con ojos brillantes y redondos a punto de llorar—. ¿Hay algo que pueda hacer?

Se mordió el labio, se había visto muchas veces en el espejo para saber lo grotesco qué se podía ver, no quería que Ori lo viera así. Se asustaría, pero si era verdad que entre más tardaba peor se ponía.

—¿Me prometes que no te asustaras?— el niño cambio esa mirada triste y aterrada por una valiente cerrando sus puños con fuerza—. ¿Y que tampoco dirás nada? Es un secreto.

—Lo haré— sonrió el niño levemente—. Aunque no me gusten los secretos.

—Ni a mi— suspiro caminando a un gran recipiente de cerámica que tenia agua hasta la mitad y tomando un trapo mojado—. Ahora, solo pasaras esto en las heridas con cuidado y luego echaras un ungüento, ¿entendido?

—¡Entendido!— el niño tomo la tela húmeda y ayudo a Gon a sacar el ungüento de color verde de una de las mesas, el moreno se sentó en el suelo levantando su camisa y mostrando su espalda.

Ori retuvo la respiración por un momento, vio líneas en diferentes direcciones llenas de sangre y pus, la piel se abría si Gon se movía mucho, sintió sus manos temblar cuando el único pensamiento que le venía a su mente era ¿Quién? ¿Quién pudo lastimar de esa forma a Gon? Habían unas pequeñas que iban desde los hombros que parecían cicatrizadas.

Con mucho cuidado, limpio la sangre que escurría Gon no hacía ningún ruido, a veces daba saltitos y respiraciones pesadas. Se miro sus propias manos.

—Puedo ayudarte— dijo en un susurro esperanzado a que Gon lo dejara—. Puedo usar la luz.

—No— negó Gon con fuerza—. Hay mejoras en ti, no podemos dejar que tu esfuerzo se vaya a la basura por mi— Gon lo miro de reojo, con una sonrisa—. Estoy bien, ¿soy fuerte, no?

—Pero...— quiso replicar, él podía hacer esto. Ayudar a Gon no sería un desperdicio.

—Nada— uso una voz dura pero con ese tono cariñoso que siempre usaba con él—. Estoy bien, con el tiempo cicatrizaran.

Sabiendo que no podría hacerlo cambiar de opinión termino su trabajo poniendo con cuidado la pomada verde con un poco de nerviosismo al sentir la piel abierta, era vizcoso y sumamente incomodo pero no le daba asco. En la aldea en la que vivía su abuela había ido varias veces a curar una herida de quemadura y siempre que podía llevárselo lo hacía por lo que era inevitable no verla incluso una vez también la tocó.

Esto no era diferente a eso. Pero la sensación agria aún permanecía en su pecho. A ese hombre no lo conocía a Gon si.

Cuando Gon se levantó tomo unas vendas de un cajón y camino al espejo para colocar la tela alrededor de su espalda y torso, el rostro impertubable de Gon lo sorprendió mucho. Por mucho dolor que tenga, jamás se queja, no hay dolor en sus ojos, no hay temblor en sus manos.

Es como si este tipo de dolor fuera poco.

Cómo si Gon hubiera vivido más dolor para que este fuera mínimo aunque se viera así de doloroso.

Era...

Francamente horrible. Camino despacio hacia el omega abrazando sus piernas y sintiendo que nuevamente sus ojos se humedecian, se tallo los ojos esperando que ninguna lágrimas saliera, quería ser fuerte como Gon.

—Estoy bien— tranquilizó el moreno poniéndose una playera de lana blanca—. ¿Ves? Como nuevo.

Sinceramente no le creía, pero aún así asintió y le pidió que ambos fueran a la cama. El omega lo abrazo de inmediato y Ori inhalo profundamente el aroma tranquilo y acogedor de su hermano. Durmio rogando a su Diosa que esas heridas sanacen, que Gon ya no sufriera ningún tipo de dolor, rogó por ser más fuerte y poder ayudar a su hermano.

Kurapika sabía que Killua era un hombre de honor y códigos, no solo porque su moral lo decía si no porque había sido criado con esos códigos. La familia Zoldyck era una mafia qué gobernaba alrededor del país, años y años de descendencia habían generado múltiples relaciones.

Los asesinatos solo eran uno de sus mejores departamentos. Pero, como toda familia poderosa y de un alto nivel socio-económico
tenían reglas sociales, códigos que no podían ser quebrantados.

Killua era un Zoldyck, cumplir con esas promesas, acuerdos y códigos era como respirar pero muy dentro de su corazón deseo que por primera vez hiciera caso omiso a esa estúpida moral. Dante era un tema casi tabú en la manada, lo conoció cuando aún estaba dentro del grupo, la mano derecha de Killua al menos antes de que él y Canary subieran a ese puesto.

El único omega que tenía cierto poder entre ellos. Dante la pareja de Killua.

No una romántica al menos, pero si lo bastante importante para que el chico conociera hasta los más oscuros secretos de Killua. Cuando los conoció a ambos, Dante siempre lo miro con superioridad sus ojos rojos siempre brillaban con nada más que orgullo por sí mismo, cuando Killua decidió confiar en él Dante fue el primero en quejarse.

De una forma extraña, si uno estaba en la habitación el otro estaría rondando cerca hasta que las discusiones empezaron. Jamas supo que era lo que Dante peleaba, o que buscaba solo habían días donde el omega desaparecía por días incluso meses, regresaba mucho más irritable que cuando se había ido, se encerraba en su habitación por días sin comer para luego explotar en peleas con Killua.

No recuerda haber escuchado la razón real, solo sabía que en cualquier momento esos dos se matarían. Fue entonces cuando una noche Dante simplemente se fue, dejó una carta solo para Killua y se marchó, jamás lo volvieron a ver sabían que seguía en un contacto bastante directo con Killua pero el alfa jamás mencionaba nada acerca de lo que podía tener escrito en esas hojas de papel.

No tenías que ser el más inteligente para saber que Dante culpaba a Killua de algo, que había una deuda que el alfa no podía pagar con poder o dinero, Canary y él tenían la teoría de que Dante solo había estado esperando el momento oportuno para irse, tener tanto de Killua para luego largarse dejando mil problemas más para ellos.

Sabía que el omega volvería. En cualquier momento el tipo estaría de nuevo con ellos, con su cabello negro y su gabardina oscura.

Entendía qué su regreso traería problemas en otro contexto no le importaría, volverían al estatus quo de cuando él aún estaba dentro de la manada pero ahora tenían a más integrantes. Santo cielo, tenían a un niño. Dante no podía pedir mucho, pero sabía que el omega era temerario mucho más que Gon, era cruel una verdadera maquina asesina.

A él no le interesaría que un niño estuviera dentro de la ecuación.

—Tienes que decirme que ocurrió con él— atacó a Killua en su despacho—. Antes de conocernos.

—Eso sería hablar de...— el alfa suspiro cansado, su cabeza recargandose en la parte trasera de la silla—. Cosas que no necesitas saber.

—Killua, tenemos una familia aquí— suspiro rodando los ojos—. Dante no me da buena espina.

—Lo sé— se sorprendió al ver al alfa encender un cigarro, hace tiempo que no fumaba—. A mi tampoco.

—Debe ser duro para que tengas que fumar de nuevo— Killua le dio una sonrisa sin dientes, su mirada era irónica—. No te juzgare, nadie lo hará— saco el humo de su boca con una mueca complicada—. Ni siquiera Gon.

El cuerpo del alfa se tenso y dio una risa seca:—Voy a ayudarle— dio otra calada al cigarro por el olor eran de una marca buena—. Encargate de las cosas aquí, junto con Gon y Canary.

—Killua— regaño sentándose en la silla frente al escritorio—. Esto es una tontería, ¿qué les vas a decir a los demás? ¿A Gon? ¿Te iras así con él?

—Ellos no necesitan saber nada— endureció la voz—. Solo sigan mis ordenes. Tu harás que las sigan.

—Vete a la mierda— Killua abrió sus ojos sorprendido—. La última vez que ese idiota pidió tu ayuda casi mueres, estuvimos en peligro por su culpa.

—Kurapika...

—No, escucha, esto es una muy mala idea— se paso sus manos sudorosas por su cabello con fuerza—. Y a menos que me des una maldita respuesta sensata no te dejaré hacerlo.

—¿No me dejaras?...— su ceja se alzó.

—Juro por mi vida que si sales por esa puerta sin una puta explicación cuando regreses no sabrás de nosotros— lo miro con ojos desafiantes—. Puedes irte olvidando de Gon y Ori.

Eso toco una fibra en el alfa, pudo verlo cuando sus ojos cambiaron a una frialdad qué pocas veces se veía. En otro momento esto sería tema de burlas ahora mismo lo decía con tanta sinceridad, Dante los llevaría a alguna trampa y él no iba a dejar que su familia se expusiera.

—¿Kurapika me estas amenazando?

—Lo hago— le sonrió—. A menos de que empieces a hablar.

La tensión se sentía en el aire, Killua tenía sus ojos clavados en él con furia. Otro omega hubiera salido corriendo de la habitación, él no. Confiaba en que Killua jamás lo dañaría solo necesitaba un fuerte empujón para que se le bajara ese estado idiota en el que Dante lo ponía.

—¿Y bien...?

—Cuando terminas tu entrenamiento como asesino te dan una pareja de la casta contrataria a la que eres. Dante fue entregado a mi como mi compañero— se quedo callado escuchando a su amigo—. Asesinabamos por trabajo, siempre juntos. No importaba la edad, género o casta si un nombre se nos daba sería exterminado— Killua se masajeo su cien con estrés—. Hay muchos asesinatos que... Son bajo la sombras, depende mucho del cliente. Sin embargo una noche mi padre nos encomendó un secuestro— su mueca cambio—. Era un omega de bajos recursos, pero atractivo, cada semana o mes era un nuevo secuestro— Killua trago saliva—. Sabes a lo que me refiero, ¿no?

—Lo sé— asintió con cautela.

—Dante no quería seguir haciendo eso así que un día simplemente cambió las reglas del juego y ayudo a ese omega a escaparse— se alzó de hombros—. Nos creyeron la mentira que dijimos y seguimos con los trabajos normales— encendió otro cigarro casi de inmediato—. ¿Recuerdas los orfanatos que sufrieron incendios accidentales?

Abrió los ojos con sospresa, sabía que esos orfanatos no habían sido dañados solo por dañar, habían cosas muy raras en ese caso jamas creyó que tuviera que ver con Killua.

—Si— contesto con cierto temor.

—Dante y yo fuimos quienes acabamos con ese negocio— la colilla del cigarro se aplastó con fuerza en el cenicero—. Esos asesinatos en masa fueron por nosotros.

—Estaban siguiendo ordenes.

—Eran niños Kurapika— lo miro sin emociones—. Supimos que esos orfanatos eran liderados por escorias, esos niños estaban muy mal y dio la casualidad de que esa familia no había pagado algunas deudas— una nueva calada—. Esos lugares solo era una máscara para lo que en realidad sucedía ahí dentro, eso no importo ya que murieron niños inocentes.

—Killua...

—Dante quiso salirse del trabajo, nos íbamos a escapar juntos pero nos dieron un último trabajo— Killua miro a la pared como en transe—. Asesinar a Retz.

Con el nombre de la chica las cosas comenzaron a tener sentido:—Yo, ya no quería hacer lo que hacía así que adelante todo sin un plan, saque a Retz con ayuda de Dante. Y las consecuencias las pago él.

—¿Consecuencias?

—Las familias que están enlazadas a los Zoldyck tienen que dar un hijo para la causa, Dante de entrego para que su hermana no tuviera que hacerlo— Killua lo miro—. Cuando ambos escapamos, la idea era avisar a su familia para que escapara, con mi decisión estúpida la carta llegó tiempo después— trago saliva—. Asesinaron a su familia menos a su hermana.

—¿Es lo que busca?

—Sabíamos que estaba viva, la buscamos por mucho tiempo pero siempre que encontrábamos un rastro se perdía de nuevo— Killua suspiro, viendo la cajetilla en sus manos—. Me culpa por ello, y tiene razón en hacerlo.

No podía argumentar eso:— Se fue porque él no quería tener nada que ver con el Ryodan— después de lo que parecía un debate moral encendió un nuevo cigarrillo—. Le prometí que si encontraba información real yo ayudaría a salvar a su hermana.

—Una promesa un poco irreal, ¿no crees?

—Fue mi culpa para empezar que pusieran sus ojos en ella— se dejó caer en la silla—. Y tal parece que hay información bastante jugosa en Blume.

—¿Blume?— alzó ambas cejas—. Estamos a nada de esa ciudad.

—Por eso vino— suspiro con cansancio—. Pensó que sería más sencillo con nosotros.

—¿Nosotros?

—El traro era que solo yo le ayudaría y dejaría a los demás— el cigarro se acabo, miro de nuevo la cajetilla por lo que decidió que ya eran muchos cigarros, le quito la caja de las manos Killua rodó los ojos—. Sabes que el gran desfile se realizará allá.

—¿Piensa hacerlo ese día?— lo miro con sorpresa.

—Aún no hablamos muy bien de su plan pero supongo que si— suspiro mirando la caja en sus manos—. ¿Sabes que tengo más, verdad?

—No, no tienes más— frunció el ceño—. Te ayudaremos.

—Este es mi problema, yo cause esto— dijo irritado.

—Nuestro problema— le sonrió—. Somos una manada, esto se puede terminar más rápido si estamos todos juntos.

—Kurapika... No quiero meter en esto a Gon.

—No le diremos nada— se alzó de hombros—. Lo mantendremos alejado.

—No, él no hará caso— una pequeña sonrisa apareció en sus labios—. Él no sigue órdenes.

—Ni yo— le sonrió—. Tenemos tanto en común— Killua le dio una sonrisa complicada mirando por una milésima de segundo sus brazos—. Al menos deja que yo te ayude.

—Lo pensaré— le dio una sonrisa triste—. Deberías ir a dormir.

—Como ordenes jefe— Killua frunció el ceño—. Y Killua, esto no cambia nada— tomó el picaporte de la puerta aun mirándolo—. Estas redimiendote.

—No lo entiendes...

—Todos hemos hecho cosas malas, cosas que no queríamos hacer— apretó con fuerza el picaporte redondo—. Culparte no traerá a esa gente— hubo un temblor en el cuerpo de su amigo—. Pero nunca es tarde para intentar cambiar, no somos personas buenas Killua pero tampoco somos monstruos.

Con eso último salió de la habitación con las manos temblorosas y con sus propios pecados pisando sus hombros. Cuando subió las escaleras para dormir se detuvo en el pasillo viendo la puerta de la habitación de Gon, suspiro preocupado.

Miro a la luna que se reflejaba en la ventana, grande y azul. Solo esperaba que las cosas salieran bien.

Para cuando la mañana había llegado, el chisme del invitado ya estaba por toda la granja. De verdad, no podía creer que quería tomar esto con discreción para luego encontrar al idiota de Leorio hablando con Bisky como si fuera un chisme jugoso y divertido.

Par de idiotas.

El desayuno comenzó con "normalidad", podía ver los ojos curiosos de todos andando de él a Canary, Killua suspiro dejando sus cubiertos en la mesa y mirando a todos con una sonrisa muy fingida, miro de reojo a Gon qué aunque también tenía la mirada curiosa decidió que el panqueque qué Ori adornaba con mucha miel era más interesante.

—Como saben Dante estuvo ayer aquí— empezó Killua con la voz tensa, todos alzaron la mirada y lo vieron—. Ha venido a pedir mi ayuda— puso énfasis en la palabra mi y se señaló a sí mismo—. Kurapika y Canary ya compartieron conmigo sus preocupaciones.

Ambos asintieron esperanzados de que Killua no dijera una estupidez:—Haré este trabajo solo— hubo un silencio sepulcral—. La decisión ya fue tomada.

—Pues vaya decisión de mierda— dijo Bisky de inmediato—. ¿Estamos hablando del mismo idiota que te dejo moribundo? Killua esto es una estupidez.

—Bisky, tengo mis razones para que hagamos esto así— el alfa dijo con un tono de voz serio—. Es mejor así.

—No creo que sea la mejor idea— dijo Zushi con una sonrisa tensa, sus ojos vagaban a todos lados menos a los del alfa que lo miraba atentamente—. Aunque estuvo con nosotros por un tiempo... No es de fiar.

—¿Por qué no lo piensas mejor, Killua?— Leorio lo miro con una ceja alzada—. Con todos nosotros juntos este "trabajo"— acentuo con sus dedos la palabra—. Será más rápido y sencillo.

—Gracias— dijo por fin mirando a Killua con el ceño fruncido, el alfa rodó los ojos.

—Es un poco irresponsable que lo hagas solo— dijo Canary con seriedad—. Considerando que somos un grupo más grande ahora.

—No— Killua negó con la cabeza—. Ya tome mi decisión, ustedes no ayudarán, nadie saldrá de la granja más que yo— se levantó de la mesa con esa sonrisa fingida—. Ahora si me disculpan, tengo cosas que hacer— levanto su plato a medio terminar y fue a la cocina.

La mesa de sumió en un silencio incomodo:—Es un idiota de lo peor— dijo Leorio con enojo.

—Se preocupa por nosotros— quiso defenderlo, aunque pensaba lo mismo que Leorio—. Tal vez podamos hablar con él cuando se le baje su...

—Estupidez— dijo Bisky con enojo, una sonrisa se poso en los labios de la alfa cuando la chica miro al omega moreno que no sabía que decir—. Por fortuna tenemos a Gon.

—¿Yo?— se señaló con sorpresa, todos en la mesa lo vieron.

—Claro, eres el omega de la manada— dijo la rubia como un hecho irrefutable—. Jamás hemos dicho que no a lo que Killua decide, en nuestro lider— todos asintieron—. Pero ahora mismo, parece ser que nuestra palabra no tiene voz.

—No soy el...

—Gon, todos sabemos que después de Canary y Kurapika tu tienes poder aquí— Leorio le sonrió—. Pero si ni ellos pudieron hacerlo cambiar de opinión, tendrás que hacerlo tú.

Gon suspiro incomodo:—Primero tengo que saber a que me enfrento— los miro con cierto temor—. Ni siquiera sé porqué ese tal Dante no es de fiar.

Sonrisas aparecieron en todos los presentes, una platica extensa se comenzó a escuchar en el comedor. Una en la que no había dicho ninguna palabra, quería ver como terminaba esto sin meter las manos, por ahora.

Killua estaba cortando leña en la parte trasera de la granja, cuando terminaron de literalmente criticar al tal Dante hasta por como vestía lo mandaron a hablar con el alfa que parecía muy concentrado cortando y cortando madera como un loco.

El alfa tenía la camisa arremangada hasta sus antebrazos, su pelo estaba mojado por el sudor y sus mejillas estaban rojas, suponía por el calor que estaba haciendo.

El aroma a vino se mezcló con el sudor, lo que hizo que su corazón palpitara con fuerza. Trago saliva, ni siquiera sabía porque estaba aquí él. Debería estarlo Canary a ella le gustaba, ella había pasado más tiempo con el alfa sabría como manipularlo para que el tipo dejara de ser un cabeza dura.

El alfa alzó su cabeza viéndolo con cierta sorpresa:—Sinceramente creí que enviarían a Canary— dijo sin mucha gracia, bueno al menos podían estar ambos de acuerdo.

—Si bueno, hubo una votación— mintió nervioso, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón—. Y perdí— le dio una sonrisa tensa al alfa qué bajó el hacha y la recargo en el suelo.

Miro al hombre frente a él. Al alfa que se veía tenso por hablar con él, nunca había sentido una pared en ambos ahora parecía que incluso podría tocarla. Y dolió, de cierta forma no le gustaba que Killua lo evitará en esta situación. Por primera vez en mucho tiempo no sabía cómo hablar con él.

—Killua, deberías escucharlos...

—No Gon, ellos saben que estar conmigo no es una democracia— su voz era seria y su mirada frustrada—. Desde el momento uno en que se me unieron sabían que no podían decir que no— miro hacia la izquierda sin querer mirarlo—. Y yo ya tome mi decisión.

—Pues eres un egoísta— dijo sin temor alguno, el alfa lo miro con sorpresa y hasta cierto punto ofendido.

—¿Egoísta? No te lo tomes a mal Gon, pero puedo hacer esto sin la ayuda de ellos y sin la tuya— dijo con la quijada apretada, sus manos tomaron con fuerza el mango de la hacha.

Auch

—Lo siento— Killua lo miro arrepentido—. No es lo que piensas...

—Escucha— lo paro con una mano, el alfa se callo de inmediato—. Si no quieres mi ayuda lo respetaré, no me meteré en tus asuntos— el alfa quiso replicar pero simplemente siguió adelante sin darle la oportunidad—. Pero ellos en serio quieren ayudarte, no lo sé, si todo tu grupo no confía en la misma persona tal vez deberías escucharlos— Killua volvió a hacer una mueca—. Son tu manada y razones tendrán para seguirte aunque esta no sea una "democracia"— no se dio cuenta de lo mucho que avanzó hasta quedar casi tan cerca, lo único que los separaba era el tronco donde más leña se encontraba lista para ser partida a la mitad—. Son tu familia, debes escucharlos— su corazón palpito con mucha fuerza cuando los ojos azules y vulnerables del alfa lo veían, trago saliva y tomo la hacha para dejarla caer, tomo la mano del alfa qué estaba roja en la parte interna de la palma y dedos un poco de su bendición y esto se curaría con rapidez, alzó la mirada encontrándose con los intensos y curiosos ojos de Killua—. ¿Lo harás? Eres un grandioso líder y alfa no dudo que puedas hacerlo solo pero... Tienes respaldo, es innecesario hacer este trabajo solo.

Había algo en el aire que no sabía como describirlo, estaban muy cerca y eso no lo incomodaba, tenía la mano del alafa entre las suyas dando leves caricias, intentando calmarlo. Se dio cuenta demasiado tarde que su propio aroma había salido para intentar calmar al alfa, le estaba dando mimos prácticamente.

Este comportamiento solo lo había visto con Ara y Aziz.

Se sonrojo de inmediato e intento levemente quitar sus manos del alfa pero este no lo dejo, tembló un poco.

—Gon esto podría ser peligroso— su voz era un poco más baja que siempre lo que genero un escalofrío en su nuca—. No es que no quiera tu ayuda, simplemente quiero— hubo duda en el rostro atractivo—. Protegerte.

—Me haz ayudado durante todo este tiempo, quiero que sea recíproco— suspiro cuando Killua comenzó a pasar su dedo pulgar en el dorso de su mano—. Pero aceptaré tus condiciones...

—¿Condiciones?— se burlo un poco, le gustó ver una sonrisa más genuina—. Jamás podría condicionarte.

Y su corazón palpito con mucha más fuerza, esperaba que su rostro no se viera tan sonrojado como se sentía.

—Hablaremos de eso— le asintió al albino—. Ahora ve a hablar con ellos— las manos se separaron pero aún sintiendo la necesidad de tocar acarició su brazo con ¿Cariño?—. Y bañate.

—Como ordenes— dijo Killua con una sonrisa siguiéndolo.

Cuando miro hacia la casa noto ojos curiosos en la ventana de arriba, resoplo, fantástico.

La sensación de las manos de Killua, su calor corporal lo dejaron pensativo, su lobo se agitaba con fuerza como si lo hubieran despertado de un sueño en el que vivió encadenado.

Vio a Killua entrar a la casa, se escucho la puerta del baño y luego dio un gran suspiro. Sacando todo el aire que estaba reteniendo.

—Buen trabajo— la voz divertida de Jingū le hizo rodar los ojos—. Fue una excelente intervención.

—Cállate quieres— rodo los ojos caminando a la cocina y tomando un agua con mucho hielo—. Nuestra platica... Se tendrá que postergar un poco.

—Bueno normal con todo lo que esta pasando— la alfa se recostó en el refrigerador—. Ese Dante, tal como lo describen no dudo que quiera venir a ordenar a todos— asintió escuchando atentamente—. Si Killua se pone un poco tonto, sería justo que tu te metieras.

—No soy nadie para hacerlo Jingū— dijo sirviendose un nuevo vaso de agua.

—Gon, lo que vi allá atrás es una prueba de que ya eres alguien aquí— le sonrió con picardía—. Todos acudieron a ti, incluso Canary. Creo que después de Killua a quien seguirían sería a ti.

—Pero...

—Gon, tengo el presentimiento de que algo grande viene— le puso una mano en su hombro—. Yo me prepararía.

Con esas últimas palabras la peliroja salió de la cocina, su corazón se agitó en nerviosismo. Si las cosas en verdad cambiarían tal vez si debería prepararse. No solo calmar esa ansiedad que lleva sintiendo desde hace días si no también pensar en esos sentimientos extraños que vienen siempre cuando Killua esta cerca.

Tal y como lo dijo Jingū, Dante era todo un personaje. El narcisismo se podía oler a kilómetros, la prepotencia con la que llegó y la forma en la ignoro a los nuevos integrantes le hizo saber que debía volver a esa personalidad dura con la que trato a Canary cuando la conoció.

—Entonces Dante— Kurapika se adelantó a hablar—. ¿Estas seguro...?

—No vine a que me cuestiones— dijo el omega con los brazos cruzados—. El plan esta hecho, tal vez el único que pueda cuestionar un poco es Killua.

—Oye niño, hemos estado haciendo esto por años— dijo Leorio con la quijada apretada—. Si vamos a hacer algo de alguien que no pertenece a nuestra manada entonces lo mínimo es cuestionar.

Eso pareció encender una llamada en el omega que se levantó de la silla con el ceño fruncido. Por su parte pelaba una manzana recargado en la pared, escuchando la conversación.

—Dante, mi gente tiene razón— el omega vio a Killua con una ceja alzada—. Discutiré el plan con ellos y luego te daré los cambios.

—Por eso te dije que esto lo hiciéramos solo los dos— dijo con una mueca irritable—. No que llamaras a todo tu circo.

—Para tu mala suerte— le sonrió—. El paquete viene completo.

—Lo que digas— los ojos rojos del chico pasaron a él, lo estudiaron por unos pocos segundos cambiando su vista al mapa—. Según entiendo estas dentro del jurado de los disfraces.

—Lo estoy.

—Bien, nos servirá— cruzó los brazos—. Según mis fuentes, este año los ganadores de cada región cercana a Blume irán a concursar a la ciudad— dijo rascándose la quijada.

—Habrá mucha gente— dijo Bisky con seriedad.

—Perfecto para nosotros, simplemente nos escabullimos durante la gran celebración y listo— les sonrió con altanería—. He estado siguiendo a estos imbéciles por unos meses, su punto es con el alcalde de Blume, el asqueroso ha ido varias veces a los burdeles clandestinos.

—Necesitamos cubrir mucho terreno— dijo Zushi pensativo—. Si de verdad esperaran ese día para traficar a esas personas entonces lo harán durante el desfile.

—Lo tengo previsto— Dante asintio—. Entre más personas disfrazadas mejor— el omega volvió a pasar su mirada a él aunque fue solo por un segundo—. ¿Quién es él? ¿Por que nadie nos presentó?

—No ví que estuvieras interesado— respondió bajando la manzana qué había estado comiendo.

—¿Killua?— le alzó una ceja al albino ignorandolo por completo.

—Gon— dijo estudiando la mirada del omega.

—¿Solo Gon?— le alzó una ceja.

—Solo Gon.

El omega sonrió, como si fuera divertido algo en su mirada no le gustó, sus instintos se prendieron de inmediato:—Entonces Killua, si vas a hablarlo con tu gente— lo dijo con un tono aburrido viendo al alfa—. Estaré aquí en dos días— tomó su gabardina y lo miro por última vez para salir de la casa.

—No aguanto a esa arpía— dijo Leorio tan rápido como el omega cruzó la puerta.

—Leorio— regaño Killua—. Hablemos del plan y la información, si es verdad lo que dice tal vez podamos sacar un poco más de información.

—Como ordenes jefe— dijo Bisky sentándose en una de las sillas—. Lo que daría por una cerveza.

—Oh— Alluka entro a la sala con una bandeja llena de tazas de café—. No es alcohol pero hice café— detrás de ella Ori llevaba también una pequeña bandeja con cubos de azúcar y leche.

—Tan lindos— suspiro Bisky—. Dejame ser madrina de Ori, Gon— la mujer rogó al omega qué le vio con una ceja alzada sin entender—. ¿Qué dices Killua? ¿Sería buena madrina?

—Dios mio no— se burlo el alfa—. No le enseñes tus cosas al niño.

—¿Qué es una madrina?— preguntó Ori llevando su bandeja con prisa a Leorio.

—Por la carita de Gon tampoco sabe— el omega frunció el ceño y negó con la cabeza—. Ven y dejame contarte.

Basilius sonrió con diversión al ver a ambos niños escuchar atentamente, Killua se acercó a su lado con una sonrisa tambaleante.

—¿Todo bien?— preguntó el joven líder con la taza en sus manos.

—Eso debería preguntarte yo a ti— le sonrió bebiendo de su taza.

—¿No crees que sea peligroso? O bueno...

—Lo será Killua— bebió de nuevo—. Si es una red de tráfico entonces siempre habrá peligro de por medio— suspiro—. Confío en que pondrás de tu parte para mejorar este plan.

El alfa asintió:—¿Crees que Gon deba participar?

—No— soltó una risa seca—. Pero si ya esta apuntado entonces no puedo hacer nada— le sonrió al albino qué tenia una mueca preocupada—. Todo saldrá bien Killua.

El alfa parecía reacio a decir que si, pero aún así aceptó las palabras seguras que el alfa mayor le estaba dando. Ambos miraron a la manada reír y platicar antes que comenzaran de lo importante.

Killua dio un largo suspiro, no podía creer que sus noches de tranquilidad iban a terminar tan pronto. Miro a Gon con Ori en sus brazos mientras el niño reía de algo que Leorio y Bisky le decían, la necesidad de protegerlos en ese momento se intensificó tanto.

No dejaría que les pasara nada. Antes muerto a dejar que le arrebataran la poca luz que había llegado a su vida.

Holaaaa. Les debo una super disculpa.

Tuve un bloqueo 😭.

Pero no quería dejarlos este mes sin capítulo, no puedo asegurar que la siguiente semana haya uno pero haré todo lo posible porque si.

Lentamente Killua y Gon se ponen más melosos y toman las riendas de la manada como si fueran pareja JAJAJA qué divertido.

¿Cómo están? Yo bien, con migraña 😭 pero bien.

Cómo dato bobo del mes, me he obsesionado con Hazbin Hotel deberían verla si les gusta el teatro JAJAJA es muy buena. 🎉

Nos leemos la siguiente actualización. Bye bye. 🫶🏻💖

-Annie ☾-

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