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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐗

𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐀𝐫𝐜𝐨

𝟗. 𝐋𝐚𝐬 𝐞𝐬𝐩𝐢𝐧𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐫𝐨𝐬𝐚 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞.

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Slunce. Yamatai
Cinco años antes de la llegada de los extranjeros.

Ara siempre fue una mujer hermosa, en realidad las gemelas eran omegas preciosas. Palm y Ara, mujeres casi idénticas con una belleza sin igual pero tan diferentes entre sí. Mientras que Ara tenía una belleza delicada; con mejillas que siempre parecían estar sonrosadas, su pequeño rostro enmarcado por mechones ondulados de color chocolate y su mirada llena de amabilidad. Palm por otro lado tenía una belleza oscura, rostro serio y cabellos más oscuros. Con esa mirada que podría poner de rodillas a cualquier alfa.

Cuando Gon llegó al palacio con doce años de edad la primera en darle una mano fue Ara. Lo acogió como si fuera su hermano pequeño claro que era amable con todos los niños pero de una u otra forma sabía que él era especial.

Le enseñó todo lo que un omega de su posición debía saber, pero en ese entonces era bastante bruto en ese sentido. No entendía etiqueta, no le gustaba la música y no entendía el arte. Con el tiempo descubrió la belleza en el guqin, pero antes de que sus dedos tocarán el instrumento primero se maravillo con la belleza de las artes marciales.

Con trece años y llevando varios libros en sus brazos, paso por la zona de entrenamiento y ahí vio a Palm pelear con una espada de madera. La mujer era como una pantera, con una fuerza sin igual la vio derrotar a un alfa mucho más alto que ella, pero había algo elegante y bello en su violenta danza. Se quedó pasmado y fue cuando ella lo miró.

—No deberías estar aquí— le dijo la mujer con una ceja alzada.

—¿Puedes enseñarme?— preguntó de inmediato esperando una respuesta positiva. La mujer que jamás vio sonreír, lo hizo ladeando su cabeza y cerrando los ojos. Luego se acercó y se agachó a su estatura.

—Conviértete en solis, Gon— le dijo con una voz suave—. Y te enseñaré todo lo que sé.

Cuando su primer celo llegó a la edad de catorce años; la marca en su hombro apareció y el entrenamiento comenzó. Sin embargo con el tiempo no solo aprendió a pelear, aprendió cosas que se supone eran enseñanzas solo para posibles monarcas.

Recuerda tener los pies dentro del frío estanque de uno de los tantos jardines del palacio mientras Ara cantaba y jugaba con su pelo. Haciendo moños, y escogiendo orquillas.

—¿Crees que Palm me propuso para ser monarca?— le preguntó moviendo los pies asustando a los peces que nadaban alrededor de sus piernas.

—Creo que si— dijo con esa voz dulce que podría empalagar a cualquiera.

—¿Crees que soy lo suficientemente bueno para eso?— preguntó con miedo, apenas había cumplido los quince años, hace unos meses todavía jugaba con Neon e Idril incluso con el tonto de Luck, ahora todo parecía mucho más serio.

—Creo que puedes conseguir cualquier cosa que quieras— dijo después de un rato.

—Eso no respondió a mi pregunta— dijo frustrado mirando a la mujer que le daba una sonrisa amable.

—Porque esa no debería ser tu pregunta Gon— se levantó, recogiendo la canasta llena de orquillas y joyas que el alfa que la pretendía le regalaba.

—¿Entonces cuál debería ser?— se levantó siguiéndola, para cuando iba a abrir la boca el alfa de cabellos cafés como la madera llegó con una sonrisa nerviosa y una caja de porcelana.

—Aziz— Ara hablo encantada, sus mejillas se sonrojaron más y su aroma se volvió dulce.

—Ara, Gon— saludo el hombre, quiso apartarse porque esto parecía una escena empalagosa de esos libros que leía Idril a escondidas, casi rodaba los ojos pero plantó los pies sin alejarse de su hermana porque se supone que un alfa y omega en época de cortejo no pueden estar solos y él había terminado como su chaperon.

Los escucho a la distancia, los vio maravillarse el uno del otro, los vio sonreír. Y algo se apretó en su pecho, su lobo anhelaba eso. Lo cual debe ser una estupidez los solis no pueden desear cosas banales como el amor o un destinado, dejo de mirar cortando las flores que estaban bajo de él cuando sintió la presencia de Luck a su lado.

—¿Aburrido?— le preguntó el alfa con diversión.

—Son tan cursis que dan asco— dijo rodando los ojos, encorvandose por completo, si Ara lo viera lo regañaría con una sonrisa amable y si Palm lo hiciera su espalda ya habría sufrido el dolor de la madera.

—Creo que son lindos— suspiro el alfa lo que hizo que lo viera como si tuviera dos cabezas.

—No sabía que fueras del tipo ¿romántico?— le alzó una ceja divertido, su omega se sentía bastante cómodo alado de Luck, incluso a veces sentía esa necesidad –desagradable– de saber como estaba el alfa, de cocinarle, de simplemente mostrarle lados de él que no le gustaban. Era como Sakura con ese pequeño alfa del que cuida tanto como si fuera su hermano.

Necesidades que según sus maestros los solis no deberían sentir. Los solis eran guerreros, no omegas maternales.

—Lo soy— le sonrió—. Algún día espero casarme— lo miró con emoción—. Y espero que estés ahí oficiando mi matrimonio como futuro monarca.

Rodó los ojos, ni siquiera sabía si quería ser un monarca:—Ahí estaré— pero siempre ha sido bueno en decir lo que las personas quieren escuchar—. Al menos tu podrás encontrar el amor— no sabe porque dijo eso, fue una sensación extraña.

—¿Lo dices por Palm?— Luck le alzó una ceja.

—La ceremonia será en unos meses— se alzó de hombros fingiendo desinterés, cortando con más fuerza el pasto—. Creo que mi lobo sabe que va a pasar algo porque esta muy inquieto.

—Estarás bien— el alfa le dio palmadas amistosas—. Es tu deber— pero incluso el alfa se veía tenso al decirlo como si no pensara así.

Ambos guardaron silencio por un tiempo más, mirando hacia enfrente. A la pareja que aún platicaba.

Siete meses después, cuando los árboles tenían capas de nieve sobre ellos, los estanques se congelaron y el palacio parecía una fortaleza de hielo llegó su ceremonia. Esa mañana había estado preocupado y así fue por el resto del día, había intentado ignorar por completo a su lobo que se agitaba como si supiera que algo le iban a hacer. Tragó saliva y dejó que Ara le ayudara a arreglarse para este día.

La tradición dictaba que tenía que ser a puertas cerradas, en el santuario de Hanako. La historia contaba que cuando a ella se le otorgó su poder divino tuvo que dar a cambio algo. Ese algo, fue su destinado.

Cada solis, debía dar a su destinado y lobo como una ofrenda por el poder que poseían. Caminó por el frío pasillo de madera con la luna llena de fondo en su máximo esplendor, detrás de él solo estaban Palm y Ara. Palm llevaba su mirada seria de siempre mientras que Ara lo veía con algo parecido a la lastima. Durante ese largo recorrido por el pasillo le pidió a su Diosa que no tuviera destinado, le rogó a Hanako no tener nada.

Al llegar al templo, la gran pintura de Hanako se encontraba iluminada por la luz amarilla de las lámparas de papel, una de las sacerdotizas ya estaba esperándolo arrodillada bajo el la pintura de la mujer.

Su kimono se arrastró por el suelo, su corazón palpito con fuerza. Pronto la mujer hizo que se arrodillara frente a ella, la mujer paso por su cuerpo una rama de sakura que ni siquiera había florecido, recitó varios sutras mientras que con los dedos dejaba marcas rojas en su frente y mejillas.

—Tu destino, fracturado estará— dijo en un susurro—. Tu hilo se romperá— y su corazón palpito con fuerza—. El alfa que estaba destinado a ti se perderá— dos hombres betas se acercaron con dos tazones llenos de un líquido amarillo reluciente—. Y tu lobo no volverá a interferir en tu deber.

Bajo la mirada de su Diosa y de Hanako tomó el tazón lo alzó frente a ellas y dio un gran suspiro bebiendo el líquido. Su garganta se prendió en fuego, como si estuvieran rasgando con agujas toda su faringe, un dolor en su pecho comenzó tan fuerte que un alarido de dolor salió de sus labios.

Su vista no enfocaba y tampoco podía hablar por el dolor que su garganta sentía su lobo dio un aullido de tristeza como si le hubieran arrancado algo de su lado. El dolor de la tristeza dolió en su garganta, y las lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos. Pronto sintió las manos de Ara y Palm sobre sus hombros acostándolo en el suelo sobre pétalos de peonías. El techo tenía un círculo abierto, uno por el que ahora la luna se posaba y dejaba que la luz del astro alimentara su cuerpo. Los cánticos se volvieron más fuertes, sintió la bendición de Palm tocar poco a poco su piel hasta adentrarse a su núcleo; el dolor se hizo peor, dolía en su pecho y le hacía derramar lágrimas. Su cabeza explotaba y su cuerpo se sentía tan caliente como si estuviera entrando en celo.

Su mirada desenfocada y llena de lágrimas solo pudo ver la luna brillante y blanca. Las sensaciones eran tan extrañas porque sentía la presencia de alguien alejarse, manos cálidas sobre la suyas, ese cálido toque fantasmal. Y mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas y el calor lo enloqueció solo pudo mirar la luna.

¿La estas viendo? Estamos a tal vez millones de kilómetros y esto es lo único que podemos compartir. La belleza de la luna.

Lo último que recuerda haber visto fue la mirada amable de Hanako en la pintura.

Un día después despertó, para cuando lo hizo su lobo no se sentía, esa parte que siempre estaba ahí curiosa y anhelante ya no estaba. La ceremonia era un sello. Gracias a los cuentos que su tía le contaba y que a veces Ara también le narraba sabía que existían almas que estaban destinadas a estar juntas, según los relatos eran almas que se complementaban tan bien que la sola idea de perderse era dolorosa.

Leyó de historias donde un alfa hacía arder el mundo entero por su omega, leyó historias de jóvenes altezas que dejaban todo por su alfa destinado y también descubrió que las marcas entre esas pocas casualidades eran sagradas. No todos tenían un predestinado habían muy pocas almas que tenían la fortuna o la desgracia de tenerlas, al inicio pensó que era lindo.

Su tía le hablaba de estas con sonrisas cariñosas mientras que Ara con unas más anhelantes. Sin embargo todas esas bonitas historias, donde el alfa encontraba a su omega y los fuegos artificiales brillaban en sus pechos siempre terminaban mal. Si un omega con marca perdía a su alfa moriría de tristeza, si un alfa perdía a su omega moriría por locura.

La pérdida era tan grande que ambos morían. Y si esas almas eran destinados el dolor que pasarían sería tan agonizante que muchos de ellos recurrian al suicidio.

Cuando leyó eso, tuvo miedo de enamorarse. Tuvo miedo de sentir tanto amor que lo último que hiciera fuera morir por él, tuvo miedo que alguien pudiera amarlo con tanta intensidad al punto de recurrir al suicidio. Cuando la marca del sol brillo en su hombro se le dijo que todos pasaban por una ceremonia que sellaba esa unión.

No la rompía porque los lazos eran más fuertes que las frutas de las Diosas, pero si era suficiente para hacer qué ese lazo se sellara que aunque ese destinado estuviera frente a ti, ni tu lobo ni tu lo sintieras. Era un lazo fracturado que se alimentaba de que tan poderoso fuera tu núcleo.

Muchos solis no tienen destinados, la ceremonia era justamente para descubrir si había uno. Al tomar el fruto de las Diosas, este sellaba ese lazo, muchos solis no tenía uno así que simplemente ejercía un control mayor en los instintos del lobo interno. Pero, luego estaban solis como él que si tenían una y que de hecho eran muy raros.

Esa noche no solo perdió a su destinado, si no también perdió la conexión que tenía con su lobo.

Al menos fue así hasta el día en que recibió su sentencia y ese sello comenzó a quebrarse.

El olor de la sangre era uno que hace mucho no sentía en su nariz, las manos llenas de sangre que no era suya solo habían sido malas pesadillas. Y ahora, mientras sostenía el cuerpo de Gon todo volvía a él.

—Acuesténlo boca abajo— ordenó Leorio llegando a la mesa de metal—. Alluka y Retz quédense conmigo.

Sus manos temblaron y su pecho se sintió apretado de ver a Gon sangrar de todos lados, su espalda era un desastre. Llena de marcas que no habían sido por esta noche, ya tenían tiempo. Y eso generó un dolor tan grande en su pecho, su lobo rugía con furia esperando tener al culpable frente a él para hecerlo pagar.

—Killua necesito que salgas de aquí— Kurapika dijo tomándolo de la mano para sacarlo de la pequeña habitación.

—¿Qué?— gruñó, porque Gon lo quería aquí. Su aroma era tan penetrante que lo tenía en su nariz. No podía salir de la habitación y dejarlo solo—. No.

—Killua lo sé— y los ojos cafés se volvieron un poco rojos—. Pero Gon esta entrando en celo y tu puedes hacer una estupidez.

—Puedo contenerme, lo sabes— gruñó tenso, su mente estaba fracturada en pedazo que ni siquiera entendía.

—No— el rubio negó con la cabeza—. No cuando Gon parece ser quien te esta llamando Killua— y la frustración mezclado con preocupación salió de los labios del omega—. Killua, ¿por favor? Hazlo por él, si su celo se vuelve más fuerte no creo que te puedas controlar.

El horror cruzó por un momento sus sentidos, si Gon entraba en celo su lobo se volvería loco. Tendría la necesidad de marcarlo. Y no podía permitirse hacerle eso, su mente dio vueltas. El aroma de Gon siempre lo atrajo no va a mentir y decir que no solía embriagarse con él cuando el omega lo dejaba salir. Pero ahora era... Mucho más intenso, lo llamaba, bailaba debajo de su nariz intentando lograr algo de lo que ambos podrían arrepentirse.

¿Por qué? ¿Por qué el aroma parecía llamarlo a él? ¿Por qué su lobo se movía con desespero? Salió de la habitación, alejándose lo más que pudiera para no tener que oler de lleno esas especies dulces y angustiantes.

Su lobo aúllo descontento, deberían estar adentro, con él, curando las heridas del omega. Negó con la cabeza subiendo las escaleras a una pequeña habitación donde Jingū estaba cuidando a Ori, al entrar vio a la chica limpiar con rapidez las lágrimas que caían de sus ojos escarlatas.

—Ori sigue sin despertar— dijo moviendo un trapo húmedo a su frente. Asintio sentándose al otro lado de la cama mirando con preocupación al cachorro.

—¿De qué son las marcas que Gon tiene en su espalda?— preguntó después de minutos de silencio pasando su mano por los cabellos del niño.

—Un castigo— respondió después de unos segundos—. Su maestra se los hizo.

—¿Por qué?— preguntó estupefacto y furioso.

—Nosotros ibamos a escapar junto a Aziz, Ori y él— la alfa tomó la pequeña mano del niño—. Salió mal, y por castigo le dieron cuarenta azotes.

Abrió sus ojos entre estupefacto y horrorizado:—¿Cuarenta?

—Una persona normal no puede aguantar tantos— dijo acariciando la pequeña mano—. Pero un solis puede aguantar más, sin embargo esas heridas nunca se curaron.

—¿Por qué?

—Según Gon, es por la arma con la que los hicieron— dejo salir un suspiro tembloroso—. Hay cosas Killua que deberías hablar con él

Si, aún habían cosas que tenía que discutir con el omega pero su mente no pensaba en ni una de ellas. Solo quería que despertará y se curará, quería que ambos lo hicieran.

Killua quisó pasar sus dedos por las heridas abiertas de la espalda de Gon, un odio recorrió su cuerpo al pensar en el moreno indefenso. Dejó a la pelirroja con el niño y decidió salir y encerrarse en una habitación solitaria, estaba cansado; su cuerpo dolía y su mente era un desastre que no podía controlar. Pasó saliva, repasando las sensaciones tan intensas que el omega le hacía sentir. Solo había una posibilidad para que todo esto fuera tan intenso, sin embargo desde que era niño sus padres lo criaron con la idea de que alfas como ellos jamas tenían un destinado y si en verdad existía entonces su deber era aniquilarla

Porque un Zoldyck no tenía debilidades. Las palabras de sus padres se quedaron con él por el resto de su adolescencia, cuando su trabajo inició y comenzó a vivir con Dante creyó firmemente que él no tenía una y por cada vez que sus manos se llenaban de sangre espero que no la tuviera. Porque no creía merecer a alguien, no creía que los Dioses fueran tan crueles con esa pobre alma uniéndola a un monstruo.

Hace unas horas, cuando el auto paró y todos bajaron porque había algo extraño en Gon, el aroma del omega lo atrapó por completo. Había leído que encontrar a tu destinado era una de las emociones más increíbles que el ser humano podía vivir; te lo decribían como una situación casi mágica. Pero, olerlo fue de todo menos mágico.

El aroma de la canela y la miel gritaban horrorizados, el lobo de Gon estaba totalmente alerta buscando a Ori y llamándolo. No había cariño o una emoción burbujeante solo había terror, dolor y desesperación. Se volvió loco al sentirlo, su mente se perdió por un momento, lo único que quería era poner a salvo al omega y al cachorro.

Su cuerpo se movió de forma instantánea pero Kurapika se movió primero. Lo saco de su trance y dejo que calmara al omega con su propio aroma al menos hasta que llegaran a alguna clínica para curar las heridas.

Lo tenía a su lado, Retz limpiaba la sangre con las manos temblorosa cuando un pensamiento llego a su mente: Gon era su omega, su destinado, el alma que la Diosa Lunaris tejio solo para él. Todas las paredes que había construido acerca de ese tema se cayeron de inmediato, ahora entendía porque desde el inicio el omega le removió cosas que nadie había hecho, entendió porque ambos aromas se complementaban tan bien o porque su lobo parecía tan necesitado por la atención de la del lobo de Gon.

Pero entonces ¿por qué no se dio cuenta antes? Se supone que los destinados sabrán lo que son en muy poco tiempo y con pocas interacciones. Gon no parecía saberlo también, miró el rostro durmiente y quiso tocarlo pero tenía miedo que solo un roce de sus pieles lo hiciera perder todo el control que estaba teniendo en estos momentos.

—Killua... — la rubia le miró con una sonrisa tensa y apenada—. No tengo ni idea de porque... Gon no sabía que eran destinados.

—¿No lo sabías?— preguntó un poco enojado, porque Gon prefirió contarle todos sus secretos a ella y no a él, sabía que era mezquino y un poco infantil pero sinceramente en estos momentos le importaba poco como parecía. Culpo a como se sentía en estos momentos.

—No— tragó saliva—. Él... No lo entiendo— cerró los ojos—. Sabía que tu tenías un destinado, pero él— lo miró como si fuera el enigma más difícil de toda su vida—. No podía sentir nada, ahora si pero de igual forma es... Muy leve.

—¿Y si nos equivocamos?— preguntó mirando a la rubia con algo parecido al miedo.

—Es una posibilidad— movió la cabeza haciendo que los mechones rubios danzaran también—. Aunque el aroma de Gon solo te esta afectando a ti Killua no podemos adelantarnos. No, hasta que despierte.

Cerró los ojos, dejando que las palabras de Retz deshacieran cualquier tipo de anhelo por el omega. No era oficial, no se sabía. Después de un tiempo en completo silencio Alluka abrió la puerta y le dio una sonrisa apenada:—Hermano, todos quieren hablar contigo.

Mierda, ahora mismo no sabía ni que decirles. Aún así bajo las escaleras junto a su hermana mirando a todos en una de las habitaciones con los rostros amargos y cansados.

—¿Qué vamos a hacer?— Canary fue la primera en hablar.

—Por ahora nada, esperar a que Gon y Ori despierten— un dolor de cabeza lo golpeó con intensidad—. Bisky y Zushi vayan a la granja y busquen algo que nos ayude y vayan por el dinero que escondimos.

Ambos aceptaron:—Denme unos días para pensar.

—¿Qué vamos hacer con ellos?— preguntó Canary, Basilius y Jingū estaban juntos con las miradas perdidas.

—¿Qué vamos a hacer de qué?— preguntó Kurapika con los brazos cruzados.

—Todo esto sucedió por ellos— dijo puntualizando sus palabras—. Perdimos la casa, el estúpido de Chrollo ahora nos va a perseguir por ellos y ¿qué vamos a hacer?

—¿Qué sugieres?— Leorio gruñó—. Gon se esta muy grave al igual que Ori, ¿qué sugieres qué hagamos?

Canary frunció el ceño:—Canary no es momento de tus celos sin sentido— por primera vez la voz ronca de Jingū se escuchó—. Pero si ustedes lo quieren, nos iremos junto a Retz.

La rubia asintio con vehemencia, pero la sola idea de que le arrebataran a Gon de su lado en el estado en el que estaba hizo que quisiera lanzarse a la mujer y golpearla.

—¿Qué dices Killua?— la pelirroja preguntó con una mirada seria retandolo por completo.

—No— casi gruñó—. Ellos se quedarán Canary— y la alfa parecía casi encantada por su respuesta.

—Killua... — la mujer parecía realmente decepcionada—. Ni siquiera estamos cien por ciento seguros de que sea tu destinado.

—Lo es— dijo con fuerza, y la revelación en sus propias palabras lo golpeó—. Eso no importa— suspiró enojado y frustrado a partes iguales—. Eso no importa, no voy a abandonarlos, no ahora que están tan mal.

Y Canary lo vio con tristeza, sin embargo no dijo nada más. Tuvo que salir de la habitación porque las emociones lo estaban ahogando, además los olores de su manada lo estaban mareando de tal forma que sentía que su cabeza iba a explotar.

Salió dejando que el aire limpiará sus pulmones. Aún con las imágenes de su omega y el cachorro en su mente.

Slunce. Yamatai
Casi tres años antes de la llegada de los extranjeros

Mordiendo sus uñas caminaba por la pequeña habitación, ya había acomodado todas las medicinas como veinte veces solo para que su mente estuviera ocupada en otra cosa que no fuera la estúpida nota de Aziz. Se sentó frustrado en una de las sillas revisando los planos y hojas con las que había estado trabajando desde hace tiempo.

Nada parecía ayudar a Ori, hace poco el niño había enfermado eso hizo que recayera mucho peor, cualquier pequeña enfermedad lo hacía recaer hasta empeorar. Era tan débil como una ramita. No podían tardar más, tenían que irse.

Cuando Luck llegó por él para sacarlo del palacio y Basilius le dijo que esperara sintió que la vida se le escapaba por las manos. Necesitaba arreglar todo, que los demás omegas ya estuvieran en el lugar indicado, tenía que ir por Ori y tenía que convencer a Luck de irse con él.

Sus manos comenzaron a temblar, de pronto respirar dolía, las cosas a su alrededor parecían encojerse y agrandarse, un dolor molesto se posó en su cabeza y la marca en su hombro ardió tanto como si fuera una quemadura. De sus manos dejó salir pequeñas flamas de luz que volaron a su alrededor, puso su atención en ellas intentando respirar con calma hasta que el intenso palpitar de su corazón comenzó a disminuir.

No podía esperar aquí. Tomó su capa apagó la luz y subió las escaleras y tapó la entrada con piedra pesadas. Aziz y Basilius ya deben estar juntos, el cielo estaba por completo gris no faltaba mucho para que comenzará a llover.

No pasó mucho cuando llegó a la playa, una vez ahí intentó comunicarse con los demás pero las radios no funcionaban.

—Gon— era la voz de un alfa—. ¿Dónde está Basilius y Aziz?— el hombre se acercó con su niña en su brazos, esta llevaba la marca en su brazo derecho. Era una omega.

—No lo sé— dijo frustrado, luego le dio una sonrisa amable a la niña que recostó su cabeza en el pecho de su padre—. Deberían estar aquí.

Poco a poco las demás personas llegaron y se sentaron junto a él esperando. Philip el alfa que tenía a su niña ahora durmiendo veía el reloj con impaciencia. Una hora después, Basilius llegó corriendo con sudor bajando por su cien, le faltaba el aire y estaba herido.

—¿¡Qué te paso!?— gritó acercándose para ayudarlo.

—¡Tienen que irse!— gritó cuando respirar ya no parecía tan doloroso—. ¡Philip tienes que irte!

El hombre sin pensarlo tomó a su hija e intento correr al bosque, los demás comenzaron a tomar sus cosas siguiendo al hombre que se alejaba.

—¿¡Basilius!? ¿¡Qué paso!?— gritó sin saber que hacer el nudo formándose en su garganta—. ¿Dón-dónde esta Aziz?

—Lo siento— el alfa lo tomó de los brazos—. Lo siento tanto.

Se alejó de él con las manos temblorosas y las lágrimas formándose en las esquinas de sus ojos, su pecho subía y bajaba con mucha rapidez:—¿Qué hiciste?— entonces del cielo
emergieron cuatro protectores envueltos en una luz radiante, uno de ellos soltó cadenas largas al rededor de la gente encerrándolos—¿Qué hiciste?— le repitió en un gritó intentando correr para proteger a la gente que ahora estaban agachados gritando por sus vidas.

—¡No toquen las cadenas!— gritó, paró en seco cuando una hacha grande cayó frente a él cortando su camino.

Pronto las aves se convirtieron en personas, que lo veían con enfado, detrás de ellas Palm caminaba con lágrimas en los ojos y un ceño pronunciado. Su aroma hizo que hasta los alfas dejaran de respirar, uno de los omegas lo tomó por detrás doblando con fuerza sus brazos:—Esto es traición Gon— dijo la mujer entrando en el gran círculo—. Una bastante horrible.

—Déjalos ir, no tienen nada que ver con esto— dijo señalando a la gente agachada—. Yo recibiré el castigo por ellos, Palm.

—No Gon— movió la cabeza—. No puedo dejar que eso ocurra— los señaló con enojo—. Esto, es una rebelión. La reina no puede permitir que los demás crean que pueden hacer esto— gruñó—. Y tampoco podemos dejar que nuestro omega regente a monarca sea visto como un terrorista.

—Jamás quise ser rey— gruñó mirando a la mujer—. Nadie sabe de esto, déjalos ir. Yo soy el culpable.

—Oh Gon— lo miró con decepción, caminando a la niña que ocultaba su brazo dejando salir lágrimas silenciosas—. Este hombre oculto a una omega— Philip miró con horror a Palm—. Eso amerita un castigo.

—Como dije la reina no va a dejar que te miren como un símbolo terrorista— la mujer se acercó tomándolo del mentón con fuerza—. Necesitamos culpables— le sonrió casi dulce—. Y lo tenemos, un alfa que manipuló a un dulce omega. Un hombre como Aziz— el miedo se plantó en su pecho pasó saliva—. Oh Gon, ese fue tu error— negó con la cabeza—. Haber creído en ese hombre.

—¡Él no tiene nada que ver!— gritó con desesperación en su voz—. Déjame tomar su lugar, yo puedo con todos los castigos. Por favor, él no...

—Miráte— la repulsión se vio en sus ojos—. Humillándote por un alfa— le dio una bofetada que hizo que sus ojos ardieran—. ¡¿No entiendes todo lo que podías lograr?! ¡¿Para lo eras necesario?!— otro golpe que le hizo saborear la amargura de la sangre—. ¡¿Por un alfa?! ¿Gon si logras entender que fue el esposo de mi hermana?

Y soltó una risa porque de todas las cosas que se le pudo ocurrir era eso:—No lo veía como un alfa— se burlo en su cara—. Era un hermano, mi familia cosa que tu jamás me haz dado— escupió la sangre haciendo que el omega que lo sostenía apretara con más fuerza—. Él supo darme lo que tú y tu reina jamás han podido.

Eso hizo que llamas furiosas brillaran en los ojos de Palm.

—¡Cállate!— lo golpeó una vez más—. Llévenlos a todos al palacio.

No pasó mucho cuando fue lanzado a las oscuras celdas del palacio, cuando por fin estuvo solo dejo salir las lágrimas que había estado reteniendo. Con toda su fuerza dio un puñetazo a la pared, luego otro y otro hasta que sus nudillos sangraron.

—Eso se ve doloroso— dijo Ume viéndolo con lástima—. ¿Por qué te atraparon?

—Tentación por terrorismo— le sonrió secándose las lágrimas escurriendo la sangre por sus mejillas.

—Es grave— suspiró—. Esperaba que nunca atraparan a Aziz— dijo con sinceridad—. Y que no te arrastrara a ti también.

—Él no tiene la culpa, tomé mis propias decisiones quise ayudarlo— gruñó sentándose.

—¿Por amor?— le alzó una ceja.

—¿Por qué crees eso? Éramos hermanos— pasó sus manos por su cabello.

—El amor hace que cometas muchas estupideces— se alzó de hombros—. Y un omega enamorado los comete a montones.

—No yo... — miro la lluvia caer tras los barrotes—. Mi lobo está casi muerto, Palm se aseguró de que jamás logre encontrar a mi supuesto destinado— dijo con desinterés—. Y esto Ume no es por alfas u omegas, o cosas banales como el amor— se levantó viendo rojo por el enojo—. Es por la libertad.

—¿Y cuál es tu precio, Gon?— le alzó una ceja—. ¿Cuánto estas dispuesto a perder por esa libertad?

Las puertas se abrieron Ume se levantó para mirarlo con preocupación, los soldados lo tomaron por los brazos y lo llevaron al gran coliseo. Las gotas de la lluvia caían por su rostro, al llegar sus ojos se abrieron con horror y furia al ver los cuerpos sin vida de todas las personas que se escaparían. Aoi tenía la mirada clavada en el cuerpo de su padre, las lágrimas caían a montones de sus pequeños ojos pero no había nada más en su mirada.

Y eso le preocupo, la niña no estaba sintiendo nada.

Frente a él, Aziz estaba sostenido por dos lazos que lastimaba sus muñecas. Quisó correr para ayudarlo pero los guardias no lo soltaron al contrario los sujetaron con mucha más fuerza.

—Hijos míos— la voz de la reina sonaba furiosa y triste a la vez—. Por esto es que les digo que nosotros no podemos perder el camino— lo señaló—. Dejar todo lo que tenías por un alfa, un terrorista— negó con la cabeza—. Mi hijo, aquel que tenía todas las cualidades para ser mi sucesor— y esos ojos afilados se encontraron con los suyos—. Desperdiciado por nada.

¿Qué fue lo que hizo mal? ¿Por qué terminaron muertos? ¿Qué estaba pasando?

Miró el cuerpo del padre de esa niña y luego miro a Aziz que alzó la mirada, le sonrió y dijo algo que lo rompió, lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. La reina decía algo pero sinceramente ya no escuchaba nada, solo podía ver a Aziz dar sus últimos respiros.

—Hazlo— la reina le dio una daga—. Termina lo que empezaste Gon.

—No... ¡Yo no!— gritó esperando que Aziz se levantará y se fuera. El siempre fue un hombre poderoso aun sin la bendición era un ser humano que nada lo rompía... Verlo así, verlo moribundo hizo que el temor volviera a su cuerpo y que la ira poco a poco creciera y como un veneno golpeara su corazón.

—Hazlo o le irá peor— dijo la mujer con rabia.

—Hazlo Gon— escuchó la voz cansada de Aziz y no pudo evitar negar con la cabeza—. No es tu culpa, hazlo.

Con las manos temblorosas tomó el arma y se acercó con las lágrimas recorriendo sus mejillas, su propio aroma salió sin soportar más tenerlo controlado. Las flores putrefactas, hablando de la enorme tristeza que le provocaba la sola idea de ya no tener consigo a Aziz.

Lo último que vio del hombre fue su sonrisa, y un susurro hablando de Ori. Tiró el arma ensagrentada, sus manos se veían totalmente rojas, su visión ya no enfocaba y su pecho se apretaba con cada respiración.

De pronto sintió ataduras dolorosas en sus muñecas, eran lazos con la bendición que apretaban hasta que lo hicieron sangrar. Palm camino sujetando un látigo brillante, ni siquiera pudo pensar con claridad cuando el primer golpe se sintió en su espalda. Cada roce de la arma abría su cuerpo, corrompia su energía y hacía que su núcleo apretara con demasiada fuerza.

Había sido entrenado para soportar muchas cantidades de dolor, pero incluso ahora, el dolor físico y mental le estaban jugando en contra. Su aroma parecía estallar sin saber que pedir, mientras que lo que quedaba de su lobo se hacía cada vez más ausente. Por cada golpe, por cada sensación de electricidad de esa bendición su cuerpo se debilitaba más.

Los cuerpos inertes frente a él también eran un castigo, el cuerpo sin vida de Aziz. Pensó en Ori, en lo que por su culpa le habían arrebatado. La gente creía que esto había sido por amor, que era un pobre omega que abandono todo por el amor de un alfa. No estaban más alejados de la realidad.

Vivir sin padre es horrible, vivir en completa soledad preguntándote ¿cuándo va a volver? Cada noche es cansado, sentir que lo único que te trajo a la vida te abandono y no saber ¿por qué? No tener ninguna maldita respuesta a tantas preguntas es... Miserable, Ori tenía su padre, tenía un refugio, tenía estabilidad y ahora nada.

No tenía nada. No tenían nada.

Un nuevo golpe lo hizo jadear de dolor alzando la mirada borrosa, ni siquiera sabía en cual azote iban. Pero la piel que se intentaba curar volvía a abrirse, su misma bendición peleando con la otra energía externa.

El amor te hacía estúpido, ¿por qué Ara tuvo a Ori? Sentir emociones como el rencor o el odio no era lo suyo pero en este momento. Siendo golpeado hasta convertirlo en una masa delirante solo podía pensar ¿por qué? ¿Por qué Ara decidió seguir con su embarazo, sabiendo la horrible vida que su hijo iba a tener? ¿Por qué Basilius lo traicionó? ¿Por qué querer libertad significaba esto? ¿Por qué esa niña tuvo que ver morir a su padre? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

No fue hasta que volvió a sentir la lluvia golpeando su rostro que regresó a la realidad; el dolor en su cuerpo comenzó a igualarse al que sentía en su pecho. Por cada golpe soltó jadeos, hasta que un charco de sangre cayó bajo su cuerpo. Cuando el azote cuarenta llegó su cuerpo no lo pudo soportar más y se desmayó.

Despertó por el ardor en su espalda, porque no tenía ni siquiera la fuerza para lavantarse. Su espalda quemaba, sentía vestigios poco intensos de su bendición intentando curar las heridas pero incluso como era poca la energía que parecía tener su núcleo también comenzó a doler. Le dolía tanto que lágrimas salieron de sus ojos, los dedos de los pies se arqueaban y comenzó a ver borroso.

No sabe cuanto tiempo estuvo así, despertando y desmayándose casi al instante. Recuerda la voz de Neon e Idiril, algunas veces incluso Sakura se quedaba con él limpiando las heridas.

A veces despertaba en las noches por las pesadillas para luego llorar solo, llorar porque no podía hacer nada más. Se sentía tan inútil, lloraba porque Ori estaba aún enfermo cuando toda esta mierda comenzó, y ahora sin Aziz ¿Cómo saldrían de este lugar? ¿Tendría al menos alguna otra oportunidad?

—Las heridas no se cierran— dijo con voz tensa viendo a Leorio y a Retz.

—Killua he intentado de todo— Leorio dijo con su propia frustración—. No hay nada más que pueda hacer.

—Killua si mis conjeturas no fallan— se acercó con cuidado al omega, estando en alerta de sus acciones—. Estas heridas no se curarán a menos de que Gon este despierto.

—Ha pasado casi un mes Retz— rugió desesperado—. Ni siquiera Ori puede despertar.

—Te lo dije Killua— la mujer suspiró cansada—. Ellos utilizaron mucha energía, si toda esa energía se acaba ellos mueren— se mordió los labios—. Déjalos recuperar poco a poco lo que perdieron.

Quiso gruñir, romper algo. Se sentía tan inútil aquí sin poder hacer absolutamente nada. Sin poder ayudar a ninguno de los dos. Toco suavemente la mano de Gon, con cariño y como si este se fuera a romper con su simple toque, pasó sus dedos fríos por los cabellos cafés del niño que se veía tan pálido como la sabana que lo cubría.

Salió de la habitación, recorriendo el edificio a mal construir con un nudo en la garganta. No se dejaba llorar, pero no podía soportarlos verlos así, se cubrió ambos ojos con sus dedos esperando que de alguna forma estos no soltaran lágrimas:—Killua— la voz triste de su hermana llego casi como un bálsamo, su hermana se apresuró a abrazarlo con tanto cariño que no pudo más. Se rompió, dejo salir las lágrimas que llevaba guardando desde que vio a ambos en el suelo. Alluka pasaba su mano gentil por sus cabellos, su aroma dulce pero reconfortante.

¿Cómo podía ayudarlos? Se sentía tan inútil. Su lobo aullaba en quejidos por no saber como ayudar a su omega. Había una desesperación que rasgaba todo su cuerpo al no sentir ni siquiera a su lobo.

—Todo estará bien— susurró su hermana y quiso creerle. Su aroma, cálido y cariñoso ayudo a que los temblores de detuvieran.

Después de unos segundos de solo respirar ese aroma se alejo de ella:—Tenemos que irnos de la ciudad, no podemos permanecer más tiempo aquí— dijo con la voz ligeramente ronca—. Llama a todos, por favor.

Alluka asintió y camino dentro de la habitación, dejándolo ahí para respirar, para pensar. Se limpio el rostro mojado, no podía dejar que los demás lo vieran así. Necesitaban un líder.

Miro los sobres que que Retz había traído, todos eran cartas que la chica recogía por él y que luego entregaba pero con toda la mierda que había estado sucediendo no había podido leer ninguna. Miro cada una de ellas hasta que llego a una que solo tenía su nombre escrito en una de las caras del sobre, la abrió y desdoblo la hoja sin mucho cuidado.

Killua Zoldyck.

Sinceramente esperaba no volver a mandarte ninguna estúpida carta, esperaba de hecho no tener que volver a acudir a ti. De todos los hermanos que tengo eres mi menos favorito.

Pero, supongo que los Dioses siempre joden mis planes. Ha pasado mucho tiempo desde que he sabido de ti –más te vale seguir vivo hijo de puta no quiero recurrir al idiota de Illumi– y tampoco he escuchado rumores del demón blue o de tu estúpida manada. ¿O por fin te retiraste y ahora eres un imbecil granjero? ¿Te casaste? Por tu bien espero que no con ese omega que te seguía como un perro.

¿O con la alfa? Espero que no... Parece más psicópata que tú.

Como sea, no importa que estés haciendo en estos momentos. Necesito tu ayuda Killua, en serio la necesito. Me metí en una especie de guerra y en serio necesito manos frías aquí o al menos ayuda para crear un plan.

Te daré un mapa, coordenadas y dinero. Si aceptas asegúrate de seguir cada una de las instrucciones que te daré a continuación.

Espero verte aquí. Hermano.

Milluki Zoldyck

La carta tenía como fecha poco menos de un mes. Pensó en sus opciones, ahora mismo no tenían a donde ir. Miro el mapa viendo que la zona estaba muy alejada de esta ciudad, era perfecto para huir y quedar con un perfil bajo al menos hasta que las cosas se tranquilizaran.

Odiaba a Milluki, el tipo era un idiota que prefería salvar su propio pellejo qué el de los demás. Además por ser mayor se creía con la autoridad de querer mandarlo, por eso mismo la última vez las cosas terminaron mal con él. Se alejaron porque sabían que cualquiera de los dos empezaría con una lucha a golpes.

Se paso una mano por sus cabellos albinos frustrado. Milluki no pediría su ayuda a menos de que fuera "serio" y ese era otro problema. Para su hermano los problemas se categorizaban dependiendo a que tanto lo afectaban personalmente: podía ser una mierda de situación banal y estúpida pero si para Milluki era la peor de las cosas entonces haría un drama de ella.

No podía confiar tanto en que esta situación fuera realmente mala pero... Por otro lado, si en realidad era mala y llevaba a su manada allá entonces los pondría en peligro y ahora mismo no necesitaban más problemas.

Arrugó la hoja entre sus manos, al diablo. Por ahora era su mejor opción.

Lo que me costó terminar este capítulo JAJAJAJAJA. 😭

Perdón lo borre como mil veces porque no me gustaba como quedaba ajajajjaj (y también me hice un poco mensa la verdad)

La canción es una que me gusta mucho, básicamente la traducción (y mi interpretación) trata sobre una "pareja" que jura reencarnar para seguir con su relación pero hasta que eso pase compartirán la belleza de la luna durante mil años. Me pareció algo muy del tipo de Killugon que yo suelo escribir ahajaja.

¡Apareció Milluki! Y nos adentramos a una nueva misión, aun sigo debatiendome si este va a ser el último arco ¿o tendremos un tercero? Aun no lo sé. 😓

Y POR FIN, tendremos más acción para nuestros tontos (romántica y ¿sexual? 😼)

JAJAJAJAJ estoy emocionada por todo lo se viene. Estoy segura de que les encantará.

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Entre otras cosas hace una semana me vi el último cap de kimetsu no yaiba ¿les gusta el anime? Yo lo sigo desde que salió por ahí del 2019 en ese tiempo se hizo mi anime confort y ahora volvió mi hiperfijacion. 😭

Dios mio he estado super obsesionada, mi personaje favorito es Kyojuro (😭) y Akaza JAJAJAJAJA (la ironía) ¿ustedes tienen un favorito?

Sinceramente ando re emocionada con las películas y los ships. Dios mio las 😩 ships, me he leído casi todos (en la aplicación roja) los que están de uno en particular y aghhhh me hacen quererles escribir uno pero me estoy aguantando las ganas. ¿Ustedes tienen ships?

Como sea, son puras divagaciones mías. Espero tengan una maravillosa semana ❤️‍🔥, nos leemos la siguiente actu. ❤️

Bye bye.

-Annie ☾-

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