Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕

𝟒. 𝐋𝐚 𝐥𝐮𝐳 𝐚 𝐥𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐚𝐟𝐞𝐫𝐫ó.

ⵈ━═════════╗◊╔═════════━ⵈ

Pasó una hora cuando los cañones ya habían sido colocados, Basilius ya tenía la ruta por lo que lo único que faltaba era que el barco avanzará.

Gon había estado colocando el carbón en la cabina de abajo, revisando que todo estuviera perfecto para partir. Jingū estaba a su lado, ajustando los engranajes mientras compartían un cómodo silencio.

Gon conoció a Jingū cuando ambos tenían catorce años, unos cuantos meses después de su primer celo. Lo recuerda a la perfección porque debe admitir que al inicio tuvo un enamoramiento con la chica, ella era tan seria, tan recta pero a su vez tan expresiva narrando con tanta pasión a dónde iba, que hermosos lugares había conocido, que nuevas comidas probó, que nuevas criaturas había visto.

Ella siempre fue linda con él, y lo trataba como una persona. No como un omega a quien venerar como si fuera una especie de Dios o algo así.

Tal vez ahora, creía que su enamoramiento a ella no era por ser Jingū si no más bien por lo que ella simbolizaba en su vida: libertad, eso era lo que le había atraído de ella.

—¿Estás nervioso?— preguntó de repente peinando su cabello en una coleta.

—Mucho— fue sincero—. ¿Tu?

—Algo— suspiró, levantándose—. Pero creo que nos irá bien.

—Debe serlo— apretó la pala con fuerza—. Debe funcionar.

—Haremos que funcione— la mujer se acercó a él con una sonrisa—. Solo se fuerte— tomo un de sus manos apretándolas—. Gon, no olvides que esto es una guerra por salir de aquí, tus compañeros nos atacarán...

—¿Ah?— la miro confundido—. Sé que nos atacarán.

La pelirroja nego con la cabeza:—Nos atacarán a muerte— ambos se miraron a los ojos—. Quienes fueron tus compañeros serán tus enemigos una vez que el barco avance.

Las palabras retumbaron en su cabeza, suspiro. Era verdad, aunque consideraría hermanas a Idril y Neon habían muchos ahí afuera que considero amigos, buenos rivales de pelea, compañeros que miro en sus clases, con quiénes hizo equipo en varias tareas, muchos que le dieron tips para mejorar con el arco.

Estaba tan absorto en su idea de partir que jamás imagino tener que pelear y aunque si hace unos momentos lo menciono no lo había pensado con claridad. Pero era lo que tenía que hacer ¿no? No tenía opción.

O al menos su mente quería aferrarse a ello. No tenía opción.

—Estoy bien— le sonrió sin ganas a la alfa que quitó sus manos y le regaló una mirada comprensiva—. Gracias Jingū.

—Eso hacen los amigos— le sonrió, dándole un pequeño golpecito en su hombro. Gon asintio, caminando junto a ella para llegar arriba, los ataques se escuchaban por todos lados, era una gran batalla una que hace años no habían tenido.

Basilius lo miro con seriedad, cuando Gon le dió el visto bueno el barco comenzó a avanzar.

—¡Todos a sus puestos!— gritó Killua.

Gon tenía una muy buena puntería con el arco y con armas de fuego por lo que con Kurapika defenderían a Jingū, Bisky, Canary y Killua quienes se encargaban de los cañones. Leorio ayudaba a Basilius en la cabina.

El barco comenzó a adentrarse más al mar, Gon se sorprendió al ver a los barcos peleando entre ellos. En las cimas de las montañas se podían ver los colores naranjas y rojos, junto al humo adornandolas. Ara una vez había dicho que la tragedia tenía su propia belleza, en un inicio no había entendido ahora lo hacía.

Era hermoso, los colores, el humo las pequeñas partículas negras viajando de un lugar a otro. Como una pintura, y sin embargo su pecho se apretó, esa belleza solo había sido hecha por el hambre de la muerte, por las ganas de poder.

—¡Gon!— gritó Kurapika—. ¡A tus doce!

La mirada de Gon fue hacia donde se le indico, habían varios arqueros y tiradores apuntando a los barcos. Aún no los atacaban pero era obvio que en cualquier momento lo harían.

Tomo una flecha de su aljaba¹ aunque sabía que debía tirar a matar ¿dañando su brazo dominante podía servir, no? Tenso el arco, y dando un suspiro disparo, Kurapika afirmó que la flecha había dado en la palma de uno de ellos.

Ese chico no podría volver a ocupar el arco. Al menos no por un tiempo.

—¡Por la derecha!— la voz fuerte de Jingū le hizo mirarla, un barco terrorista los tenía en la mira. Un fuerte estruendo se escuchó cuando la bala del cañón salio del barco.

—¡Uno más!— grito Kurapika, el otro barco comenzó a incendiarse por completo, después de unos segundos otro estruendo se escuchó, vio a lo lejos como varios idiotas se aventaron del barco—. ¡Uno más!

Gon miro como el barco se iba partiendo poco a poco, la madera cubierta de fuego cayendo al mar.

Iban avanzando sin muchas complicaciones. Kurapika y Gon hacían su trabajo si veían que atacaban desde las montañas, en algunas ocasiones tiraban las torres de vigilancia para tener más tiempo.

Ser un barco con el emblema del reino facilitaba irse. No fue hasta que vio como ganchos de abordaje² se clavaron en el metal de la parte lateral del barco.

Tres ganchos bien sujetos.

—Mierda— dijo Gon—. Creo que ya se dieron cuenta que no estamos de su lado.

Kurapika asintio, ambos se acercaron a los ganchos intentando safarlos o cortar las cadenas. Basilius intento alejarse lo más que pudo sin dañar esa parte del barco sin embargo y para su mala suerte cuando estuvieron a una distancia corta del otro barco dos personas con túnica negra saltaron al suyo.

Los ojos morados lo vieron con furia, un escalofrío corrió por su espalda cuando vio el rostro de su mentora.

Palm lo veía con decepción y enojo.

—¿¡A qué mierda estás jugando Gon!?— le gritó atacándolo con su gran guadaña.

Kurapika dió un salto hacia atrás alejándose, Jingū tomo su arma dejando el cañon, pues el otro protector también había empezado a atacar.

Killua miro hacía atrás con preocupación tomando su arma.

—¡No!— le gritó Gon, esquivando otro golpe para mirarlo—. ¡Defiende tu posición!

El alfa le dió una mirada complicada aún así obedeció la orden, para cuándo Gon miro hacia enfrente un cañonazo fue lanzado a ellos dándole a uno de los mástil.

—¡No tenemos porque hacer esto Palm!— le gritó atacando con una espada.

—¡Estás traicionando a tu reino!— le grito, sosteniendo con fuerza el mango de su arma y atacando hacia enfrente con toda la intención de dañarlo.

Otro golpe al barco hizo que se tambaleara, la hoja filosa logro perforar parte de su piel. Soportando el dolor paso la espada a su otra mano y dando una vuelta rápida bloqueo con la hoja de su arma la de la guadaña. El sonido fue un estruendo agudo, ambos mirándose fijamente.

—Fuiste mi orgullo— murmuró la mujer, haciendo que sintiera un poco de culpabilidad. De soslayo observo que Kurapika ya había quitado uno de los ganchos, sin embargo el otro parecía que debía ser sacado desde el otro lado.

—Yo no quería serlo— le dijo viendo cómo esa furia y tristeza en los ojos contrarios se desvaneció por unos segundos para luego volver en otro ataque.

Gon aprovecho para correr a la cadena y pasarla, Kurapika lo vio con los ojos agrandados viendo también como la mujer lo siguió.

—¡Gon no estás pensando con claridad!— le gritó de nueva cuenta, el moreno corrió a la parte de abajo del barco, no habían más soldados ¿solo habían ido ellos dos?, ¿cómo se enteró Palm? Comenzó a esparcir alcohol por toda la habitación escuchando los pasos de Palm bajar—. ¡Aún puedo ayudarte!, ¡La reina me escuchará! Solo si tú cooperas.

Busco entre su ropa un encendedor, sonrió al encontrarlo. No quería pelear más con ella por lo que se escondió detrás de un mástil.

—Solo quiero que sepas que te estás yendo del lado equivocado— la mujer veía a todos lados encerrando sus manos con fuerza en su arma—. Quiero ayudarte.

Gon lanzo una cubeta a otra parte de la habitación haciendo que la mujer mirara el lugar con rapidez atacando de una. Gon hizo una mueca y rodó los ojos al escuchar el estruendo, pues vaya ayuda quería brindarle.

—Oh Gon, no sabes lo mucho que me arrepiento. Debí ponerte más atención— su voz era igual de manipuladora que siempre, igual de dulce pero condescendiente.

Una vez que vio que la mujer paso a la otra sala, corrió a las escaleras lanzando el encendedor haciendo que todo prendiera de inmediato, al menos eso le dará tiempo. Un nuevo cañonazo hizo que varias tablas cayeran tapando la entrada.

Gon tosió varias veces alejándose, viendo que todo comenzaba a incendiarse, vio al barco donde todos aún seguían peleando Kurapika está vez con otro protector.

Suspiro, corriendo a la cadena de la que salía el último gancho con fuerza la rompió haciendo que el barco comenzará andar con su curso normal. Gon sonrió, la distancia era muy poca podía hacer ese brinco.

Sin embargo dos cañonazos más lo hicieron caer, viendo a Jingū sobre el cuerpo de uno de los protectores. Se levantó con rapidez y aunque aún podía brincar se quedó al ver que Palm salía de las escaleras como si nada. Con sus ojos de un color brillante, Palm ocuparía la bendición contra él.

—No dejaré que te vayas— sentenció.

Miro por última vez el barco, viendo la mirada mortificada de Basilius. Sus ojos pasaron a los de Jingū, haciéndole una seña para que atacará el barco.

Eso lo haría inundarse por completo, pero si quería salir vivo de aquí debía hacerlo. Suspiro tomando su espada.

Podía hacerlo.

Killua había visto el arrebato de Gon, sintió preocupación al no verlo salir por esas escaleras y cuando por fin el chico parecía saltar a salvó al barco esa mujer apareció de nuevo.

Dejo su cañón y corrió a Jingū.

—¡Dispara!— le gritó al verla con la quijada apretada.

—No, aún no— le dijo la alfa con el ceño fruncido sin verlo.

El barco comenzaba a alejarse, viendo ya a lo lejos la pelea que se estaba dando en ese barco a medio caer incendiandoce por todas partes.

—¡Jingū, si no lo haces se quedará ahí!— le señaló, los restos de otros barcos se empezaban a ver también.

—¡Aún no!— le gritó de vuelta.

—¡Killua!— grito Kurapika, señalando más tiradores está vez con armas de fuego—. ¡Tienes que ayudarme! ¡Hasta que Gon llegue!

El alfa gruño enojado, aún así tomo la arma y vio por última vez el barco donde Gon peleaba.

De pronto Jingū disparo, el cañón salio disparado al gran mástil del barco derribándolo, la punta larga sobresaliendo apuntando al barco de Basilius. Gon miro la abertura y sin esperar más corrió a ella.

—¡Gon, Ara estaría muy decepcionada de ti!— un nuevo golpe al barco que ya empezaba a caerse a pedazos por completo.

—¡Al contrario!— le gritó, escalando el mástil—. ¡Ella jamás acepto tu ideología!— la mujer gruño golpeando el mástil con su guadaña haciéndolo temblar—. Y yo tampoco.

Viendo que de la parte derecha del barco comenzaba a literalmente abrirse Gon corrió por la madera que poco a poco comenzaba a hacerse más pequeña.

Vio hacía abajo donde  efectivamente su barco estaba ahí, la proa para ser exactos sin pensarlo mucho se lanzó tratando de caer lo mejor posible, aunque lo intento una de sus piernas cayó mal haciendo que gritará del dolor. La caída si había sido alta.

Trato de levantarse pues aún peleaban en la parte central del barco y el tenía que ser útil para ellos.

—Levántate niño— la voz de Basilius lo hizo sentirse de inmediato seguro, su lobo se sintió más tranquilo—. Lo hiciste muy bien.

—Tengo que ir a ayudar— no sabía que tan grave había sido la caída, pues una vez que su cuerpo tocó el suelo lo único que sintió fue dolor.

—Ya has hecho mucho Gon— el hombre los sostuvo sin complicaciones—. Le diste una paliza a esa mujer.

Sonrió, tocándose un costado de su cuerpo. Abrió los ojos viendo que el humo y el fuego se iba alejando poco a poco.

—Estamos llegando a la frontera Gon— las palabras lo hicieron sostener el aire—. Saldremos de aquí.

Gon fue llevado a la cabina, dónde lo sentaron y Leorio fue a su ayuda revisando su cuerpo, se escuchaba aún la pelea allá afuera más sin embargo en pocos minutos después hubo silencio.

La última parte del plan era hacer escombros, por si alguien los seguía por lo que el estruendo de seis cañones se escucharon. Con ello Gon pudo dar un suspiro con lágrimas picando sus ojos.

—Pa-parece que lo logramos— dijo Leorio viendo hacia enfrente la neblina comenzaba a colarse en la cabina y el frío se sintió en su piel.

Se levantó haciendo una mueca de dolor, sosteniendo su costilla y dejando su peso en su pierna izquierda los demás entraron a la cabina casi corriendo. Killua lo miro preocupado viéndolo obviamente mal por las heridas.

—Aún no festejemos— dijo viendo que incluso el cielo comenzaba a hacerse un poco más claro.

Navegaron por aquellas aguas, aún con esa neblina espesa. No había indicio de barcos, guardias, torres de vigilancia, nada. Solo islas con bosques o montañas que se veían a lo lejos.

No paso mucho cuando Basilius comenzó a marcar la ruta para ir a Hammer.

—¡Lo hicimos!— gritó el alto de lentes con una sonrisa, abrazando a la primer persona que estuviera a su lado. Esa era Bisky que le miro mal aún así con una sonrisa en la boca.

Killua sonrió, lo habían hecho. Lograron salir de ese horrible lugar, obviamente el barco estaba en muy malas condiciones, pero, aún así podrían llegar a Hammer.

Mientras el equipo sonreía y se abrazaba Gon suspiro, reteniendo las lágrimas. Estaban bien, salieron. Gon podía ayudar a Ori.

Leorio se acercó a él con una gran sonrisa:—Sin ti no hubiéramos logrado esto— las palabras lo tomaron por sopresa—. Gracias, Gon.

Gon asintió con una pequeña sonrisa, le gustaba sentirse útil, sonrió sabiendo que lo había sido en esta misión casi imposible.

—Y como médico— el chico se acomodo sus lentes—. Te sugiero descansar, mañana compraré algunos antibióticos para ti y si no los hay encontraré hiervas.

—Gracias— le sonrió—. Y si necesito descansar.

La peliroja volteo a mirarlo, lo abrazo con fuerza y se ofreció a llevarlo con Ori.

Killua miro el intercambio de palabras un poco aliviado al ver que el omega no iba a morirse o algo por el estilo. Su corazón aún palpitaba con rapidez por toda la adrenalina de hace apenas unos momentos.

—Creo que todos deberían ir a descansar— dijo Basilius, colocándose un gran abrigo—. Y curarse la heridas si es que las tienen, llegaremos a Hammer al amanecer.

—Deberias descansar también— dijo Leorio de repente.

—No— nego con la cabeza—. Aún tengo mucha energía estaré bien.

Todos asintieron bajando a las habitaciones, aunque más que recamaras individuales era más una sala común con varias hamacas. Se pusieron ropa cómoda y caliente por el frío que comenzaba a hacer y durmieron.

"Durmieron" todos sabían que al más mínimo ruido se levantarían. Nadie podría dormir después de esa gran pelea. Ninguno podría hacerlo.

Gon estaba en una habitación aparte con Ori, el camerino del capitán. Ori estaba despierto con los ojos rojos y abrazándolo con tanta fuerza que dolía.

—¡Había mucho ruido y... Me espante porque!— comenzó a hipar sin saber cómo describir la situación, Gon sonrió levemente acariciando sus cabellos.

—Estoy bien— dejo salir su olor, sándalo, vainilla y café. Esos eran los aromas que más se podían apreciar, todos ellos rodeando al niño para que se calmara—. Estoy aquí, ¿dormimos un rato?

El niño aún con el rostro mojado asintio acurrucándose a su lado, cuando vio que el niño estaba bien dormido por fin dejo salir sus propias lágrimas. Estaban afuera, aún era irreal que estuvieran fuera de los muros de Slunce.

Su labio tamblaba al igual que sus manos, el dolor había desaparecido por un momento y solo estaba él y su ansiedad por empezar a hacer sus siguientes movimientos. Sin saber cómo debía proseguir.

No podía cerrar los ojos, porque cada vez que lo hacía volvía a su pelea con Palm, a los ojos sin vida de Luck a la última plática con Ume y al último abrazo con su abuela.

Y era horrible. Aunque después de una hora su cuerpo sucumbió por completo al dolor y cansancio quedándose por completo dormido.

Su olor por toda la habitación.

Despertó por los suaves toques en sus mejillas, escucho a la lejanía la voz dulce de su niño.

—¡Gon!— un leve gritó—. Despierta, el abuelo llama.

—¿Gon?— era la voz de Basilius—. Hemos zarpado hace unos momentos, necesitas levantarte.

Pronto abrió los ojos, Ori estaba sentado a su lado esperando con paciencia.

—Voy— su voz era ronca, sintió el dolor punzar por todo su cuerpo. Sintió un poco de vergüenza al saber que era lo que iba a pedir—. ¿Puedes... Ayudarme?

La puerta se abrió, el gran hombre lo vio con ese cariño que lo dejaba con el corazón temblando. No sabía como responder a las muestras de cariño de Basilius, muestras que eran como las de un padre a un hijo.

En alguna ocasión sintió algo muy paternal por Aziz luego de conocer a Basilius entendió la diferencia entre paternal y fraternal.

—Abuelo, Gon se lastimo feo— dijo el niño ya en el suelo poniéndose sus zapatos y suéter.

—Así es— el hombre lo ayudo a incorporarse, dejando salir un gemido de dolor—. Tranquilo niño, Leorio dijo que buscaría lo que necesario para ayudarte.

Gon sonrió, el niño se levantó y tomo la mano del moreno viéndolo con preocupación.

—Abue, ¿Gon se pondrá bien?— preguntó el niño con tristeza.

Gon sonrió ante el apodo del niño, Basilius había dado el gusto bueno para que el niño lo llamara así, aunque una parte de él seguía muy enojada no podía quitarle eso a Ori, lo único que le quedaba de su antigua vida. Los tres salieron, el niño no sin antes tomar el muñeco de arroz que le hizo Gon.

—Claro, estará como nuevo— le sonrió el hombre, caminando lentamente a las escaleras una vez arriba el sol les dió a ambos en la cara el niño soltó su mano y se acercó corriendo al metal frío.

—Con cuidado Ori— dijo Gon viendo al niño con una sonrisa emocionada.

—¡Mira!, ¡mira!— señaló el niño—. ¡Hay mucha gente allá abajo!

Gon soltó una risita de inmediato hizo una mueca de dolor, no podía reírse mucho.

—Vamos campeón— el grito de Basilius hizo que el niño se acercara—. Bajemos.

Gon comenzó a escuchar el bullicio de abajo. Hammer no era el mejor lugar que digamos, era un pequeño territorio que se usaba para contrabandistas y comercio ilegal. Por lo general las reinos cercanos lo señalaban como un lugar no peligroso por lo que no le ponían mucha atención a lo que pasaba dentro de este lugar.

A veces hacían revisiones mensuales para ver qué todo estaba bien, pero nada realmente serio.

Gon había odiado en su momento esto, pero ahora era casi un milagro.

—¿Dónde están los demás?— preguntó Gon, tomando la mano de Ori quien veía todo con una sonrisa emocionada.

—Cuando llegamos Killua y Kurapika se fueron de inmediato para buscar un lugar donde dormir, regresaron diciendo que encontraron unas cabañas a buen precio— explico parándose de repente para que Gon descansara la pierna—. Les dije que se fueran a instalar y yo te llevaría después.

—¿Fui el más herido?— preguntó burlón.

—Lo fuiste niño— se rió—. Me diste un gran susto.

—Yo también estaba asustado— se sincero, sabía que no estaban en los mejores términos pero también quería tener al menos este momento con él, ya después podrían hablar o seguir así de peleados—. ¿Está muy lejos?

—Algo— dijo el hombre preocupado—. ¿Puedes seguir?

—Puedo seguir— le dijo firme—. Lo puedo hacer.

—Puedo ocupar mi poder— dijo de repente Ori—. ¡Puedo curarte!

—No— dijo Basilius severo—. Sabes que no puedes hacer eso, no podemos dejar que te enfermes ahora tu.

—Exacto— Gon suspiro al ver el pequeño puchero en los labios del niño y sus manos apretadas con fuerza, con cuidado se hincó a la altura del niño para que lo escuchará antes de hablar tomo el muñeco y lo puso en sus piernas—. Sé que quieres ayudarme, sé que también podrías hacerlo— el niño no lo miraba a los ojos, solo a sus pies—. Eres muy bueno con ese poder, pero, sabes bien que no podemos arriesgarnos— tomo sus manitas por fin haciendo que lo viera—. Estaré bien, podrías ayudarme a ponerme las pomadas, ¿te parece?

—Bueno— le sonrió, abrazando el muñeco que tenía en sus manos—. Yo y abuelo, solo nosotros.

Gon no entendió ¿por qué deberían más personas ayudándolo?, aún así le sonrió aceptando la condición del niño. Los tres siguieron el camino con lentitud, llegaron a un claro con varios árboles. Mismos que hacían un círculo dentro del mismo habían varias cabañas y en medio de ellas una gran fogata.

—Es bonito— dijo el niño maravillado—. ¡Puedo jugar en todo ese espacio!— abrió sus brazos para hacer énfasis en los grande que era.

—Puedes— le dijo Basilius con una sonrisa.

Alluka estaba colgando algunas cobijas y ropa en uno de los lazos de una de las cabañas. Cuando la volteo a ver la chica sonrió emocionada, corriendo para estar con él.

Su cabello negro parecía lavado y llevaba un vestido largo de color café, algo raro después de haberla visto con pantalones. Con la luz sobre ella puedo ver lo hermosa que era, una omega muy bonita.

El aroma dulzón y floral lo golpeó de repente, incluso su aroma era increíble.

—¡Gon!— le sonrió, queriendo abrazarlo—. Mira esperaré a que te sientas mejor para darte el abrazo, porque siento que te voy a lastimar.

—Si, es mejor así— le sonrió—. ¿Todo bien?

—Por supuesto— la omega acarició los cabellos del niño que con gusto se dejo—. Todos nos estamos, acomodando— sonrió—. Te dejamos una cabaña para que compartas con Basilius.

—Gracias— ambos se movieron, Basilius escuchando la plática con calma.

—Leorio dijo que ya estaba tu infusión— dijo pareciendo aliviada—. Le diré que estás aquí, para que te lo de.

—Gracias— Gon realmente se sentía feliz, muy feliz.

—Gracias a ustedes— la chica miro a ambos con una sonrisa y lágrimas en los ojos—. Sin ustedes definitivamente no hubiéramos salido de ahí.

—Nos dan mucho crédito— dijo el alfa negando con la cabeza.

—Tal vez— la chica se limpio las pequeñas lágrimas—. Aún así quiero agradecerles.

Ambos asintieron, no sabiendo como responder la muestra de agradecimiento. La chica sonrió con más ganas corriendo a una de las cabañas, mientras tanto Basilius llevo al omega a la cabaña.

Las mismas eran pequeñas, dos habitaciones, una sala de estar un baño y una mini cocina. Además estaban viejas y descuidadas pero era mucho mejor esto a estar en un barco a medio hundirse.

Ori corría de un lugar a otro emocionado, por la puesta entro Leorio junto a Kurapika ambos sonrientes.

—¿Cómo te sientes?— preguntó Leorio, Gon suspiro.

—Muy mal— contesto—. Me duele todo.

Leorio asintio dejando algunas cosas en una pequeña mesa:—Quítate la camisa, quiero ver las heridas.

Gon hizo una mueca aún así se quitó la camisa, dejando ver los moretones morados y verdes por toda su parte derecha en costillas y abdomen. Además de la herida abierta que le hizo la guadaña.

—Te golpeaste mal— dijo el de lentes, Basilius los había dejado a solas, para ayudar afuera con lo que sea. Ori ponía mucha atención a lo que Leorio decía.

—Duele mucho— dijo Gon, el alto asintio tocando para asegurarse que nada estuviera roto.

—Esta isla de mierda no tiene lo necesario— Kurapika le golpeó levemente la cabeza haciendo que el médico viera al niño—. Digo— suspiro encontrando las palabras—. Tuve que hacer yo los medicamentos cosa que funcionará pero más lento.

—Mmh— contestó el moreno viendo cómo el alto ponía una pomada de un color verde por todas la zona.

—Ponlo por el la mañana y noche— luego dió una infusion—. Y esto tómalo por la mañana, tarde y noche después de comer.

El moreno asintio tomando el menjurge, haciendo una mueca al sentir lo agrio que estaba. Ori hacía nota mental para recordarle a Gon lo que tenía que tomarse y cuando hacerlo.

—Por ahora descansa Gon— está vez la voz de Kurapika se escucho—. Nosotros estaremos al pendiente por si necesitas algo, podemos cuidar también a Ori cuando salga al patio.

—Gracias— les sonrió con genuino agradecimiento—. A ambos.

—No es nada hombre— el médico se levantó restándole importancia—. Eres parte de nuestra manada, debemos estar seguros que estés bien.

Gon sonrió, quedándose con la palabra "manada" en su mente. Era extraño escuchar esa etiqueta. Se puso la playera de nuevo viendo a su niño sentando en un sillón.

—Si quieres descansar Gon— dijo Ori levantándose—. ¿Puedo ir con el abuelo o con Alluka?

—Claro— le sonrió, haciendo una señal para que se acercara el niño lo hizo así, algo tímido—. No te presente correctamente a ellos— ambos adultos vieron con curiosidad y atención al niño—. Él es Leorio y el Kurapika. Son amigos.

—Hola, gracias por cuidar de Gon— respondió de inmediato el niño tropezando con sus palabras y sosteniendo con fuerza su playera nervioso aún así hizo una leve reverencia.

Kurapika le dió una sonrisa cariñosa, Leorio también le sonrió:—Bueno esto será algo muy interesante— ambos omegas lo vieron curiosos—. Jamás habíamos tenidos niños, será divertido enseñarle cosas.

—Solo cosas buenas, espero— dijo Gon abrazando al niño que sonrió divertido.

—Yo me aseguro que sean cosas buenas— dijo Kurapika rodando los ojos, para luego ver al niño—. ¿Quieres buscar a tu abuelo? Para dejar que Gon descanse.

El niño miro a Gon, quien le dió una sonrisa aceptando. El niño tomo la mando de Kurapika saliendo de la cabaña y Leorio ayudo a Gon a ir a la habitación que compartiría con el niño.

—Por cierto a tu pierna también vierte la pomada— le dijo ayudándolo a sentarse—. No olvides la infusión.

Gon acepto:—Cuiden a Ori, por favor.

—Tranquilo lo llevaremos con Basilius— contesto el alto—. Sé que aún nos estamos conociendo pero ten muy seguro que a ese niño lo protegeremos.

Gon asintió tranquilo, sabía que era difícil confiar en otras personas cuando literalmente afuera habían muchos enfermos que les hacían cosas horribles a los niños, sin embargo, su omega que era muy protector con el niño y el mismo no sentían miedo al estar con estás personas. Además Basilius estaba con el niño, el no permitiría que le hicieran daño.

Su mente comenzó a divagar hasta quedarse por completo dormido. Otra vez.

Canary y Killua estaban afuera comprando verduras, especias y carnes para hacer una comida decente después de estar comiendo porquería durante casi dos semanas.

—Entonces...— la morena comenzó, con una canasta llena de alimentos—. ¿El niño es hijo del omega?

Killua la miro sin saber que responderle, era verdad que el niño se parecía muy poco al omega pero el niño era perfumado por él y solo las personas al núcleo interno del niño podrían perfumarlo así.

Además había escuchado al niño decirle abuelo a Basilius y aunque nuevamente se sabía que el alfa y Gon no eran parientes sanguíneos había una tensión padre e hijo que no se podía ocultar.

—¿Tal vez?— contesto preguntando por unos pescados—. La verdad no tengo ni idea.

—El niño no lo llama papá— respondió la mujer poniendo algunas manzanas a la canasta—. Pero definitivamente él lo trata como a un hijo.

—Podrían ser hermanos— aporto el albino. Porque si es su hijo, ¿dónde estaba el padre?, ¿dónde estaba la marca? De pronto su mente se elimino al recordar al chico que murió en brazos de omega.

Había una relación fuerte ahí, ¿pero un romance? Realmente no se veía.

Incluso sentía que había una connotación más platónica-romántica entre Jingū y el omega que en lo poco que vió de ellos. La plática no siguió después de eso, Killua y Canary llegaron a las cabañas viendo al niño reír junto a su hermana y la alfa pelirroja.

Killua suspiro, ¿desde hace cuanto tiempo no sentía esa inocencia en el grupo? Una leve sonrisa se levantó en su rostro al ver al niño abrazar a su "abuelo".

Tal vez... Si Gon deseara seguir un tiempo con ellos ese niño parecía que podía curar muchas cicatrices.

1. Aljaba


2. Ganchos de abordaje.

▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬

Holaaa. ¿Cómo están?

Este capítulo es de la semana pasada espero poder sacar el de esta semana JAJJAJA.

Ayuda. Me gustó mucho escribir está capítulo fue difícil escribir las escenas de acción y sinceramente no sé si lo he estado haciendo bien ¡Me encantaría sus comentarios al respecto!

Soy fan de escribir a Ori, siempre que veo que escriben a niños lo reducen a que tiernos son, espero no reducirlo a eso y mostrar una personalidad cambiante (porque es un niño) pero mostrar que tiene trasfondo JAJAJA.

Espero que tampoco les preocupe que Killua y Gon casi no tuvieran mucha interacción ajsjsije pero ya lo dije "quemado lento".

En cosas más personales JAJAJA estoy tan obsesionada con un ship del que voy a escribir y wow el ship me hace salir totalmente de mi zona de confort y eso es ¿genial? Y atemorizante.

Sin nada más que decir. Bye bye. 💗

-Annie ☾-

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro