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𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕

𝟒. 𝐋𝐚 𝐥𝐮𝐳 𝐚 𝐥𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐚𝐟𝐞𝐫𝐫ó.

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Ambas miradas chocaban, cada una con una advertencia implícita en ellas. Cualquier movimiento en falso sería fatal, Gon creía que más para el alfa que estaba sentado que para él. Aún así no bajo la guardia, soportar tanto tiempo ese somnífero es su cuerpo ya era algo por lo cual debía ponerse en guardia.

A lo lejos vio varias luces moverse con lentitud, mierda.

—¿Puedes moverte?— le preguntó al hombre que sin dejar de verlo con advertencia asintio—. Bien, levántate y sígueme— con la bufanda que Luck le dió se cubrió el rostro dejando a la vista solos sus ojos dorados, se tapo la cabeza con la capa esperando que el alfa se levantara.

—¿Por qué crees que te seguiría?— preguntó desafiante, aunque respirando cansado por cada palabra dicha.

—O soy yo o son ellos— señaló detrás de ellos, las luces se veían lejos pero en pocos minutos estarían aquí—. Tu decides.

Sin mirar hacia atrás comenzó a caminar a una velocidad en la que creía que el chico podría alcanzarlo, no paso mucho cuando así fue. Habían dos partes que se peleaban en su mente, una le decía que era una tontería, la otra le decía que no tenía opción. Suspiro una vez más sabiendo perfectamente a dónde ir, un pinchazo de melancolía surco su pecho. Debía ir ahí.

Con destreza Gon camino a una muy pequeña cueva, al fondo había una compuerta en el suelo la abrió el albino lo vio con una ceja alzada y  desconfianza.

—Entra— ordenó el omega, el albino dió un gran suspiro saltando.

Cómo en los viejos tiempos escondió la puerta con varias piedras, poniendo varios troncos a la entrada de la pequeña cueva. Una vez listo y sabiendo que no los encontrarían bajo, se empezó a poner nervioso al saber que estaba ayudando a un posible terrorista. Aunque no tenía opción si es que quiere salir de aquí.

Era la única opción.

Al bajar el albino ya estaba sentado en una silla respirando de forma errática. Con velocidad, camino a una de las vitrinas dónde tenía varias hojas para pócimas. Sonrió a pesar del tiempo seguía teniendo lo necesario. Pasaron varios minutos cuando por fin género un antídoto para el veneno. El chico sentado en la silla lo miro con desconfianza, aunque sus ojos se veían cada vez más cansados.

—Bébela— le acercó el cuenco a la boca—. Detendrá el efecto del somnífero.

Suspirando Killua acepto, este chico no podía intentar matarlo después de haberlo ayudado. Analizando un poco más al hombre, parecía sin duda un omega... Espera... ¿No los omegas estaban en el palacio? Recordaba la carta de Kurapika, dónde escribía que estaba segurísimo que los omegas vivían en el palacio.

¿Qué mierda hacía un omega afuera del palacio?

Una vez bebió el horrible menjurge que ese chico le había preparado encontró un poco de voz para hablar.

—Pensaba que— dió un suspiro— Que los omegas solo estaban en el palacio.

Vio la reacción del chico, ni un sobresalto, solo una sonrisa divertida.

—No soy un omega— se sentó en otra silla alejado de él—. Soy un beta.

Killua no le creía, conocía los cuerpos omegas y aunque este no parecía tener ningún olor podría jurar que era uno. Era demasiado bonito para ser un simple beta.

—Ya— contesto, sintiéndose de repente muy caliente en un mal sentido, parecía que su piel quemaba desde dentro de forma dolorosa—. ¿Qué me hiciste?

—¿Yo?— se señaló a sí mismo confundido, vio que su expresión paso a la comprensión—. Oh, el antídoto arde. Tranquilo no te hice nada.

Poco a poco y después de unos minutos comenzó a sentirse mejor. Su cabeza ya no daba vueltas y aunque se sentía cansado podía seguir. Lo único que si le afectaba bastante era la maldita flecha enterrada en su abdomen.

—¿No crees que debas ayudarme con esto?— pregunto señalando la flecha.

—Supongo que sí— se levantó, caminando al albino—. Dolerá.

Dándole una mirada Killua asintio, podía soportar el dolor bastante, para eso lo entrenaron quiso reír al recordar al estúpido de su padre tal vez si sale vivo de este lugar junto a su hermana debía darle las gracias, con una larga exhalación le contestó al chico:—Solo hazlo.

Tomando el astil y con un asentimiento de ambos jalo con fuerza, el alfa dió un pequeño gruñido de dolor. La herida sangraba, pero no era tanto a como creyó Gon que lo haría reviso la herida y luego la punta de la flecha.

Tenía sentido, lo querían vivo no muerto.

—¿Eres médico?— preguntó de repente el hombre dejando que su cabeza colgará hacía atrás con la respiración agitada.

—No, pero tengo conocimientos— contesto simple, acercándose a la vitrina para sacar varias vendas, hilo y aguja. La camisa del alfa estaba bastante rota y sucia, observo su cuello dónde ese dije sobresalía. Era parte de ella, no había dudas.

—Bien, extraño gracias por tu altruismo pero no puedo quedarme ni un minuto más— la verdadera meta molestaba en su cabeza, cada minuto perdido podía costarle la vida de su hermana.

—No puedes irte con esas heridas— contesto el moreno señalando con la mirada—. Te desangraras para cuando estés a unos metros de aquí.

—Eso no es problema para mí— contestó viéndolo—. ¿Por qué me ayudaste?

—Por altruismo— le sonrió con sarcasmo haciendo que el albino diera una risa leve llena de ironía.

—Escucha cariño— vio como el moreno fruncía el ceño ante el apodo—. No tengo tiempo para esto— dijo levantándose colocando su mano en su abdomen—. Me tengo que ir.

—No me llames así— advirtió—. Y no lo creo, menos con esta lluvia. Se te infectaran las heridas.

—¿Entonces como te llamo?— le pregunto, esto era tan raro su mente no confiaba para nada en este sujeto pero a su vez no sentía ningún tipo de amenaza a pesar de que el "beta" parecía algo intimidante—. Aunque en realidad no me interesa, es la primera y última vez que nos veremos.

Gon dió una sonrisa, era alucinante que estuviera llevando la conversación bastante "bien". Es decir está dentro de un espacio pequeño con un alfa un posible agresor y aunque tenía la fuerza necesaria para defenderse no tener su bendición lo hacía sentir más débil de lo normal.

Odiaba tener que necesitar de ella para sentirse seguro.

—Me llamo Gon— le sonrió sacando el collar con el dije—. Y no creo que sea la última vez que nos veamos.

Los ojos azules se oscurecieron, casi podía darle un poco de miedo la mirada que el albino le lanzaba:— ¿De dónde lo sacaste?

—De los calabozos en los que tú amiga esta— le dijo con obviedad, el albino cambio su postura a una recta.

—¿Vienes a por mi?— le preguntó sonriendo—. Vamos llévame a dónde me tienes que llevar, atrévete.

—En realidad vengo a hacer un trato en nombre de ella— sonriendo enredando el lazo sobre su mano viendo la ahora confundida expresión del albino.

—¿A nombre de ella?— no entendía a qué se refería este chico, su parte razonable le decía que lo atacará que le hiciera hablar como había aprendido a hacerlo. La otra, le decía que esperara. Estaba sorprendido que no siguiera la lógica.

—Vienen de Björk, ¿cierto?— preguntó viéndolo con intensidad.

—En realidad de Casiopea— contestó, regañándose mentalmente, no podía confiar tan rápido en alguien que acaba de conocer –y salvar–, no podía ser tan ingenuo. Los ojos del joven soltaron un brillo, uno que no podía clasificar—. ¿Eso tiene algo de relevancia, Gon?

Escucharlo pronunciar su nombre  hizo que de forma inconsciente se pusiera en alerta:—Ella dijo que por un poco de ayuda, podían darme lo que quisiera.

—¿Y en qué me ayudarías tu?— preguntó sentándose de nuevo, estaba exhausto.

—Seré tu llave de entrada y salida del palacio— hablo seguro, saboreando las palabras que diría. El hombre lo veo con desconciertó—. Mientras tú seas la mía.

—¿A qué te refieres?

—A qué me saques a mí y a otra persona de Slunce— la esperanza en sus palabras era más palpable que nada, Měsíc le había mandado está oportunidad y él no iba a desaprovecharla.

—No— negó con la cabeza—. He estado lo suficiente en este lugar para saber que con solo ver a un omega estoy muerto — el moreno frunció el ceño ante la información—. No voy a viajar con alguien por el que mi cabeza está en juego.

—Pues tendrás qué— contesto a la defensiva—. La inteligente de tu amiga me dió las coordenadas exactas de tu campamento.

—Ella no pudo haber hecho eso.

La sonrisa que floreció en los labios contrarios le hizo retroceder un poco en lo que iba a decir:—Oh, claro que lo hizo, y tú mismo lo has dicho. Estás con un omega por el que tú cabeza corre peligro— Killua le miro sorprendido luciendo casi consternado, ¿entonces era cierto? Hablar con un omega significa peligro.

—Entonces lo eres— sonrió con sorna—. Pues gracias por advertirme.

—Te estoy amenazando en realidad— le sonrió el moreno.

—¿Tú? No seas tan ingenuo— aunque era una conversación seria, había algo en ese chico que hacía querer escuchar sus respuestas le entretenía bastante.

—Ni siquiera tienes un plan para salvar a tus amigos, ¿qué harás?— le preguntó frustrado—. Fueron ladrones incompetentes que no lograron su objetivo— oh, eso dió en el ego, antes de contestar algo el moreno se tocó el puente de su nariz con frustración—. Escucha, te ayudo a sacar a tus amigos, incluso con lo que sea que se quieran llevar del palacio pero tú me sacas de aquí. ¿Un trato justo no? Ambos terminamos ganando.

—¿Cómo mierda supiste que éramos ladrones? ¿Ella también te lo dijo?— Gon sonrió incrédulo, en serio de todo lo que dijo ¿solo eso le importaba?

—Si no son terroristas ¿Qué más pueden ser?— suspiró—. No creo que estuvieras jugando a las escondidas con ese protector, ¿o si?

—Mi respuesta sigue siendo no— suspiró, aunque luego con una sonrisa coqueta habló—. Ya sabías que queríamos algo del palacio, ¿quién dice que no es un lindo omega? Que por cierto se está poniendo en bandeja de plata— esperaba una reacción temorosa en el rostro del chico, lo único que recibió fue ver cómo rodaba los ojos.

—Si me tocas un solo pelo estás muerto— amenazó, el alfa porque no podía ser otra cosa sonrió. Sus nervios ya estaban al cien, ahora eran peores. Tal vez era su paranoia pero comenzó a idear mil estrategias para que ese tipo no lo tocase de ninguna forma.

—Lo dudo, no te conviene venir con nosotros. En cualquier momento podríamos traicionarte.

Gon cerro los ojos implorando paciencia, su mirada cayó a la herida sangraba ¿Cómo era que ese hombre podía estar hablando como si nada?:—Esta bien, no aceptes— le dijo con total calma, le entrego una sonrisa y con ojos fríos continuo—. Pero yo mismo me encargaré de te ejecuten y que tus amigos no vuelvan a ver la luz del sol.

—¿Así? — se burló—. ¿Cómo harás eso?

—Tu mismo lo dijiste, los protectores no tendrán misericordia de ti si saben que estuviste a solas conmigo— le amenazó.

—Puedo escaparme con facilidad, y si por un milagro lograrás atraparme— la mirada llena de diversión de ese tipejo le ponía de nervios, además el hecho de que pensara que no podría someterlo le hervía la sangre—. No te hice ni un rasguño, el mal parado por escaparse del palacio serías tú.

—Bien— sacando una daga de su ropa y viendo como el alfa se ponía a la defensiva dejo que la hoja del arma rasgara su piel sin dejar salir ninguna expresión. El albino vio con sorpresa como el omega se hacía varios cortes en su cuerpo no profundos para desmayarse y morir desangrado pero si lo suficiente para verse dolorosos—. Tengo mis pruebas, a dos de tus amigos encerrados en un calabozo y las coordenadas exactas de tu equipo. ¿Quién tiene las de perder?

—Estas loco... — dijo con genuina sorpresa. Su mente se iluminó con la voz de Retz "bajo la lluvia y la perdición; la luz aparecerá aferráte a ella y no dudes ni un momento de sus palabras" ¿Él era esa luz? Con eso en mente contestó aunque no muy convencido—. Está bien.

Por primera vez durante toda la conversación vio una expresión diferente en los ojos ámbar del omega. Algo que desapareció en un segundo.

—Ahora quítate eso— le señaló la camisa—. Te vendaré y suturaré tus heridas.

El albino hizo caso de inmediato, Gon miro las heridas se veían mal pero podía darles un poco de tratamiento. Su cabeza se dió cuenta segundos después de lo pálida que era su piel, sin quitar su mirada de las heridas pensó en la chica que estaba en los calabozos. Su piel era igual de blanca  y sus ojos igual de azules que los de este alfa, ahora que lo pensaba si le quitaba el negro azabache y le ponia un color blanco al cabello de la chica definitivamente sería una versión femenina de este hombre.

—¿Qué es lo que tienen que robar?— preguntó de repente saliendo de ese silencio incómodo.

—Las lágrimas de Hanako y el collar del Fénix— Gon alzó la mirada encontrándose con la azulada—. ¿Qué?

—¿Para qué quieren eso?— preguntó con curiosidad.

—Nosotros solo obtenemos los objetos— contestó, porque siendo sinceros ellos ni siquiera lo sabían—. No más preguntas cariño, eso no entra dentro del trato.

Con un tic en el ojo, Gon apretó con fuerza la herida que vendaba haciendo que el albino diera un brinco por el dolor.

—¡Oye! ¿Qué pasa contigo?— le dijo viéndolo con desaprobación.

—No me llames así, tengo nombre— demandó con enojo—. A todo esto, ni siquiera sé el tuyo.

—Killua— respondió con la cabeza echada a atrás.

—Pues bien Killua he terminado— se alejo orgulloso de las suturas que hizo—. Si me permites, te diré el plan de como sacar a tu hermanita del palacio.

Alejándose de él y sacando unos planos de un ropero y ante la atónita mirada del albino por descubrir que la chica era su hermana le miro viendo que las hojas de gran tamaño se colocaban sobre la única mesa. Killua estaba sorprendido al ver el empeño que ese omega le ponía para salir de su reino.

—Antes de que sigas, ¿puedes darme una camisa limpia? Aunque no lo creas hace frío— le dijo, viendo que el chico lo analizaba bajando su mirada. Abrió los ojos, casi pareciendo saltar en su lugar. A Killua le pareció un poco tierno. 

—Cierto— acercándose a un baúl saco una de las camisas de Aziz—. Ten.

El albino se vistió con rapidez ahora sí prestó atención a lo que decía el chico. En pocas palabras su plan era infiltarse a la hora del eclipse, usar los atuendos que suelen llevar los omegas y entrar al palacio, el moreno había dicho que gracias a los ataques la ceremonia podía llegar a ser muy corta por lo que tenían poco tiempo. Según él no habría problemas si ambos no llamaban la atención, y seguía sus órdenes al piel de la letra.

Para la habitación donde se encontraban los objetos sería sencillo. Ese lugar no estaba custodiado por nadie, la reina Nagisa tenía tanta confianza en que ningún ladrón se acercaría a ese lugar que ni siquiera colocaba guardias por turnos completos. Así que sacarlos de ahí sería bastante sencillo.

—Tengo que conocer al tipo que los trajo— de repente dijo alzando la vista—. Si estás mejor, podemos partir.

—Vamos, tengo que tranquilizar a mi equipo— con un asentimiento del omega. Los dos salieron del lugar.

El cielo estaba por completo gris, y por algún motivo esto tenía algo ansioso al omega que lo seguía, había notado como este veía las nubes y miraba con impaciencia un collar en su cuello.

Paso sus ojos por su cuello fijándose que el chico no utilizaba la típica gargantilla, aunque en su país ya no era tan común que se usarán; los omegas solteros de familias adineradas los seguían ocupando. Antes de llegar a Slunce creyo que vería a los omegas con esos collares. Un prejuicio que tenía al estar en un reino tan "conservador" jamás espero que no viera a ninguno y que todos estuvieran viviendo en los palacios.

Después de segundos de soportar el comportamiento del moreno hablo por fin.

—¿Pasa algo?— preguntó un poco harto del comportamiento del chico.

—Solo apresúrate— contesto a la defensiva—. No tenemos mucho tiempo.

—Bien, ya vamos a llegar. ¿No dijiste que sabías dónde estaban?— dijo a sabiendas que el chico se enojaría.

—Lo sé— rodó los ojos—. Pero la posición de tu contacto no.

Se quedaron en silencio por un tiempo más, al llegar a la playa, Gon se quedó viendo un poco las olas suponía que aunque fuera su lugar de nacimiento no había apreciado el mar.

—Llegaremos con esto— dijo moviéndose para dejar ver un bote, cuando estuvieron los días fingiendo ser ciudadanos Leorio les había informado que había encontrado otro bote.

—Oh, se aliaron con un mercader independiente— dijo suspirando ahora entendía porque no había tanto control.

—¿Me explicas?— aunque Basilius explico un poco de su trabajo la verdad era que tampoco fue tan abierto con el tema.

—Si bueno, ellos transportan legalmente objetos, los venden aquí o se llevan mercancía de aquí para vender en otros reinos— deshaciendo la trenza que llevaba y comenzando a hacer una coleta continuo—. Ellos no están afinados a una empresa de comercio y la mayoría de los objetos que transportan son por mérito suyo... Pero deben reportar cierta ganancia al palacio— subieron al bote comenzando a remar. Killua estaba algo curioso, ¿no los investigaban?con rapidez saco de uno de los bolsillos de su pantalón una pluma al sacar la punta un rayo de luz roja salió apuntando una dirección, al ver el objeto Gon parecía querer preguntar sin embargo siguió con lo que estaba explicando —. Además de reportar a dónde van, con quién van y con quién harán su trabajo.

—Tienen más libertad— concluyó el albino.

—Es una ilusión nadamás— se quejo con semblante frío—. Lo único bueno es que la tarifa que se da no es tan alta, a... Todo esto ¿Cómo se aliaron a él?

—Fue nuestro jefe, ellos se encargaron de eso. No nos dieron los detalles — no quiso hablar de más, dijo lo justo para tener contento al moreno aunque por su expresión entendió que no le creyó del todo, más sin embargo no pregunto más.

Una vez llegaron, Gon miraba el lugar con una mueca difícil de explicar ¿Acaso el omega ya sabía dónde estaban? Caminaron un poco hasta llegar a una cueva a la que entraron, al adentrarse vieron antorchas encendidas. El moreno vio la madera que trataba de formar una casa, de repente el grito del albino lo saco de sus pensamientos.

—¡¿Bisky?!, ¡¿Canary?!— gritó, el omega vio como de ese intento de casa salió una mujer corriendo para lanzarse en una abrazo con el alfa que la recibió. Gon vio el alivio en la mirada azulada.

—Estas bien— dió un suspiro—. ¿Qué paso?, ¿qué haremos con Zushi y Alluka?

Al encuentro familiar se les unió otro hombre alto y de lentes. Gon se dió cuenta que una vez más estaba rodeado de varios alfas. Vaya suerte tenía.

—Jefe creí que estaba muerto— dijo el alto caminando hacia él, por el lenguaje corporal Gon supo que el alto estaba bastante aliviado de que su "jefe" estuviera vivo. Pronto la mirada del alto paso a su persona haciendo que por instinto lo viera con precaución—. ¿Quién es él?

La mujer se separó de Killua viéndolo también, sus ojos grandes lo estudiaban:—¿Killua?

—Él...—se paso su mano izquierda entre su cabello algo nervioso—. Nuestra llave de salida.

—¿Qué?— dijeron ambos viéndolo confundido.

A la plática se unió un hombre robusto de barba extensa y cabello largo amarrado en una coleta desordenada.

—¿Qué pasa? ¿Ya nos vamos?— su voz era atropellada como si hubiera estado bebiendo. Gon al verlo enfureció por completo, ¿de verdad? De todos los idiotas con los que pudieron haber hecho un trato lo hicieron... ¿Con él? Con la rabia en su sistema camino hacia el hombre grande y sin remordimiento alguno le dió un puñetazo en su rostro.

—¡Auch!— exclamó Leorio al ver tremendo golpe, incluso su expresión era como si a él lo hubieran golpeado.

—¡Esto te mereces y más hijo de puta!— gritó el omega enojado. Canary no entendía como era que habían pasado a esta situación, el albino estaba igual de sorprendido que ella.

—Hey, espera Gon—se acercó a él tomándolo de la cintura al notar que el moreno le daría otro puñetazo.

—¿¡Que mierda hace él aquí!?—gritó Basilius limpiándose la sangre de la nariz mientras veía al moreno—¡De verdad te atreviste a traer a un omega del palacio! ¿No te mencioné que te alejaras de ellos? ¿Acaso nos quieres muertos?

—¡El único muerto aquí debes ser tu, imbécil!—gritó Gon enojado, sin siquiera notar que el albino lo tenía bien sujeto.

—Oh—el hombre chasqueo los dedos—. Ya te recuerdo, eres el protegido de Aziz. ¿Gon? ¿Cierto?— dijo con sarcasmo, sin dejar ver lo mucho que le dolía ver la rabia de Gon sobre él.

—No mereces ni siquiera pronunciar su nombre— los recuerdos de hace más de un año llegaron a su mente como navajas, queriendo por una vez en su vida que su bendición regresará para torturar hasta la muerte a ese hombre. Aún cuando la otra parte de su corazón le gritará que fuera razonable, sobre todo con este hombre.

—Los dos ya, basta— hablo Killua viendo a ambos—. Gon recuerda que tenemos un trato y bien o mal este tipo es quien nos va a sacar de aquí.

Fue aquí cuando Gon notó la cercanía del alfa, haciendo que la rabia aumentará, aún así, tenía razón si quería salir de aquí tenía que cooperar y para su mala suerte tocaba hacerlo con este traidor hijo de puta.

—Ya, ya—le dió un manotazo a los brazos que lo sostenían—Suéltame.

Acatando la orden Killua lo soltó, viendo que el moreno daba un suspiro largo.

—Entonces, ¿pueden explicar que mierda esta sucediendo?— dijo Leorio con una ceja alzada y los brazos en jarra viendo a ambos chicos sobre todo al albino.

Killua les hablo a todos, Kurapika y Bisky habían salido después de escuchar tanto alboroto afuera. Las miradas de su equipo no estaban del todo conforme con el plan que tenía el chico. La primera por supuesto era Canary, había algo que le hacía dudar por completo en ese omega.

No tenía ningún tipo de olor, pero su cuerpo aunque trabajado con hombros algo anchos pero con cintura pequeña y caderas anchas demostrando su fertilidad, su rostro masculino pero delicado, era obvio que era un omega.

Pero algo en él no le gustaba, ¿por qué Killua parecía confiar demasiado en él? Paso su mirada a Kurapika, el rubio miraba los planos sobre la mesa pensativo con los brazos cruzados.

—Es un buen plan— hablo Basilius bebiendo de la petaca¹ que tenía en sus manos—. Bien hecho, niño.

Gon hizo una mueca, aún así asintió:—El único que irá conmigo es Killua— dijo mirando al albino—. Solo necesito que haya alguien más afuera para que se puedan llevar a sus amigos al barco mientras yo y Killua vamos por alguien...

Esto era el colmo, pensaba Canary. No solo los ponía en riego a ellos con llevarlo a él si no también a alguien más. Que tipo tan inconsciente.

—No— nego rotundamente—. No haremos eso Killua, es muy peligroso.

—Necesitamos pagarle de una u otra forma Canary— dijo Killua con la quijada apretada, Kurapika asintió a eso.

—¿Pagarle?— rodó los ojos—. ¿Pagarle que? Haremos todo nosotros— señaló al omega que la veía sin expresión—. Además, ¿alguien más? Con llevarlo a él ya es peligroso. 

—Canary...

—No está bien, ¿cuánto quieres? — hablo directamente con el omega que solo la veía con aburrimiento—. ¿El diez por ciento o el treinta?

—Canary basta— Killua hablo demandante.

—Es que esto es una estupidez Killua— golpeó la mesa sin entender porque las palabras salían de su boca sin pensarlas, era solo que cuando veía al omega se sentía amenazada y mucho.

—No quiero tu mugroso dinero— hablo Gon levantándose—. Lo que quiero ya lo discutí con Killua y él ya dijo que si.

El lugar estaba en completa tensión, Basilius y Leorio ni siquiera se atrevían a dar una palabra Bisky parecía algo divertida con la discusión mientras que Kurapika negaba con la cabeza, incluso Killua parecía reacio a hablar.

—Eres un inconsciente, ¿Lo sabías?— hablo la chica enojada.

—Pues lo siento, pero tu jefe ya me dijo que si— el moreno no se iba a dejar, esa chica no sabía lo mucho que necesitaba esto; ni siquiera le importaba que fuera alfa, para eso lo educaron para no tenerles miedo. Para eso lo entreno Ara... Y sobre todo Palm.

—Killua— la chica miro al albino con advertencia—. Es un omega que ha vivido toda su vida entre lujos, ¿para que te quieres ir de aquí?— está vez miro al moreno—. ¿Por capricho?

—Mis razones a ti no te importan— le dijo amenazante también.

—¿Qué nos puedes dar a cambio? ¿He?

—Yo los voy a sacar de aquí, idiota— jamás fue una persona paciente, y ella en verdad lo estaba sacando de sus casillas. Sabía que decir groserías estaba mal, pero ya tenía bastante estrés acumulado.

—¿Cómo me dijiste?— le preguntó ofendida.

—Canary— advirtió Killua, más sin embargo la mujer lo ignoro.

—No porque seas un omega creas que no puedo partirte la cara— la sonrisa altanera de Gon solo la hizo enfurecer más.

—Vamos inténtalo—la chica era unos centímetros más alta que él, aún así no le tenía miedo—. Ya veremos quién se come sus palabras.

Un sola palabra más y ambos se lanzarian contra el otro.

Killua puso una mano en el pecho de Gon y otra en el rostro de Canary. El azul y el miel se encontraron, Gon rodó los ojos y alzó las manos en señal de paz.

—Ya está decidido Canary— nunca había hecho uso de su puesto en el grupo, ahora incluso era raro hacerlo—. Es una orden.

La chica golpeó la mesa enfurecida, saliendo del lugar para calmarse.

Leorio dió un suspiro largo. Kurapika salió detrás de ella.

—Tienes mi respeto por enfrentarla así — dijo Leorio seguido del asentimiento de Bisky.

—Leorio— regaño Killua.

—¿Qué? Digo la verdad. Ni siquiera Bisky puede contradecirla— hablo el médico.

—Gon, no estuvo bien que le dijeras eso.

—Ella empezó— se defendió con los brazos cruzados. Basilius sonrió orgulloso y divertido. El temperamento de Gon había cambiando con los últimos años, no se sentía feliz que fueran por razones tan crueles.

—Gon...

—No soy parte de los tuyos— le advirtió—. Yo solo te voy a sacar de aquí. Haremos las cosas como yo diga, ¿entendido?— el moreno le vio esperando una respuesta.

Leorio ahora sí que estaba sorprendido, jamás en su vida había visto un omega tan temerario, que incluso parecía más un alfa que un omega. Sus ojos casi salían de sus cuencas al ver que Killua suspiraba y asentía.

—Entendido.

Leorio busco la mirada del hombre rechoncho que parecía conocer al omega solo viéndolo con una sonrisa llena de orgullo.

—Más te vale obedecer las órdenes de Gon— aconsejo el hombre sin dejar de sonreír.

Leorio sabía que la advertencia era real. Había algo en ese chico que infundía respeto, demasiado incluso para callar a Killua y hacer que este respondiera con un sí a todas sus peticiones.

—Bisky, ¿podrías encargarte de llevar a Alluka y a Zushi al barco?— preguntó Killua estresado. No tenía más que hacer, incluso le sorprendía lo bastante callado que estaba en toda esta situación. De alguna forma que alguien más tomara el mando le hacía sentirse aliviado.

—Por supuesto— sonrió divertida—. No diría que no a las órdenes de ese chico.

—Iré a hablar con él— dijo cansado, ¿hace cuánto no dormía?

—¡Suerte!— le gritó Leorio divertido. Basilius solo miro como el albino salió de la habitación.

Killua suspiro, al salir por dónde lo hizo el moreno se topo con unas escaleras que daban a la parte alta de la "casa". Las subió encontrándose con el chico sentado en el suelo recargado en la madera.

—¿Qué quieres?— preguntó alzando su mirada.

—¿Quién es ese alguien?— cuestionó caminando hacia él—. Sé sincero, si no quieres confiar en ellos, hazlo en mi. Necesito saber.

Gon pareció pensarlo por unos segundos paso su manos por sus cabellos que se posaban en su hombro.

—Es un niño— contestó al fin—. Todo esto es por él.

—¿Un niño?— la pregunta salió desconcertada.

—Le prometí a su padre sacarlo de este reino y llevarlo con su demás familia— mintió—. Creeme que yo también me quiero largar de aquí— dió un suspiro—. Pero por mí sólo no tendría la fuerza de hacerlo, lo hago por él.

Killua no contesto, simplemente asintio. Si un infante estaba en medio de todo esto entonces si intentaría ayudar.

—Pongamonos en marcha, entonces.

Gon asintio levantándose, la misión debía seguir.

Holaaa<3

He de decir, que estaba taaan emocionada por el encuentro. En realidad tenía más de dos borradores con esta escena. De hecho fue de las primeras que escribí al pensar en esta historia.

Lo mejor de todo es el cambio de Gon en cada una de ellas. Al inicio nuestro moreno fav era bastante más curioso, menos defensivo guiado solo por sus ganas de irse de Slunce, luego era más desconfiando y al final es esto. Un omega que no confía pero debe hacerlo si quiere salvar a Ori.

De hecho eso era lo que más cambiaba; en los primeros borradores no estaba Ori y por eso no me gustaba tanto la idea de ese Gon más ingenuo, aunque luego viendo a mi hermanito de seis jugar... Hizo que se me prendiera el foco.

Fue así que empecé a escribir a Ori y la neta fue la mejor decisión que pude haber tomado. Porque incluso Gon cambio, al inicio lo iba a dejar como el principio curioso, ingenuo, incluso algo torpe. Pero cuando empecé a escribir los primeros capítulos ya no daba JAAJJAAJ con esa personalidad.

Aunque claro su faceta ruda es una coraza, más adelante vendrá un Gon más relajado, curioso y divertido.

Dejé una biblia, perdón es que ya estaba que me moría por hablar de esto.

¿Les gustó? Creo que esto es todo, nos leemos la siguiente actualización.

Bye bye. 💗

-Annie ☾-

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