
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈
𝟏. 𝐋𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐢ó𝐧.
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1, 2, 3, 4, 5...
La chica miraba su reflejo con aburrimiento, su mucama apretaba con fuerza el corset que empezaba a molestar a su respiración, pero, tenía que admitir que en el espejo su figura se veía muy linda. Aún así su rostro no mostró siquiera el fantasma de una sonrisa cuando el precioso vestido negro con encaje blanco estaba sobre su pequeño cuerpo.
—Luce preciosa, niña Alluka— la anciana le miraba con cariño, reteniendo las lágrimas por lo que este día acontecía—. Su futuro esposo es un hombre tan afortunado.
Alluka le sonrió desde el espejo con el mismo cariño con el que la mujer la veía, entendía su emoción. Cuidó de ella por años viéndola crecer y ahora siendo ya una mujer un apuesto alfa venía a tomar su mano; lo que ella no sabía era que este día es el más lúgubre y horrible que en sus cortos dieciocho años había vivido. No quería casarse con ese hombre.
Desde ya lo odiaba.
Sintió culpabilidad al pensar en esa emoción tan fuerte. En realidad Chad le había caído bien, desde que lo conoció fue un chico alegre, la respetaba y jamás minimizó sus ideales; al inicio creyó que sería como el esposo de Kalluto un hombre al que no le interesaría ni un poco escucharla. Pero, gratamente no fue así.
Incluso llegaron a tener "citas" que para ella eran más como salidas de amigos, mismas que Chad le garantizo que eran eso "salidas de dos personas que podían convertirse en amigos".
Un amigo... Y Libertad
Chad le había entregado algo que desde años deseaba y en serio creyó ingenuamente que podían ser amigos, en verdad le habría encantado que fueran solo eso amigos. Se decepcionó tanto cuando la carta de cortejo llegó.
Y es que sus padres se habían empeñado a vivir una vida que no era para ellos. Olvidando por completo las horribles personas que eran, todo lo que habían hecho en su pasado ahora era remediado siendo personas con poder político, gobernando una ciudad con sonrisas falsas y palabras que no tenían ningún tipo de valor.
¿Y para qué? Para que ahora le arruinaran la vida a ella, como lo habían hecho con Killua y Kalluto.
Sabía que su momento iba a llegar, ahora entendía cuando Killua le dijo que algún día ella también pagaría por la avaricia de sus padres.
142, 143, 144, 145, 146...
En su mente contaba los números como si fueran plegarias para que de ninguna forma su olor saliera a flote, nadie podía detectar sus emociones. Mucho menos ese tonto.
Su hermano antes de irse le enseño a como hacer que su olor se escondiera y que fuera neutro, escondiendo sus sentimientos y solo ocupar su aroma cuando lo necesitará. Le dijo que en algún momento lo ocuparía por lo que desde muy pequeña trataba de regular sus emociones ahora con dieciocho años sentía que todo ese entrenamiento había valido la pena.
Cuando el maquillaje había sido terminado y una de las sirvientas se acercó para avisar que la familia Callum ya se encontraba abajo disfrutando de unos ricos aperitivos con los hipócritas de sus padres la rabia solo aumento en su cuerpo a regañadientes bajo las escaleras descubriendo su casa llena de floreros con rosas tan rojas como la sangre.
Incluso había una pequeña orquesta tocando la música clásica más melosa que jamás imagino escuchar.
250, 251, 252...
—Su hija es una omega preciosa— dijo el padre de Chad con una sonrisa satisfactoria, como si la mejor carne hubiera sido servida en la mesa. Odiaba esa mirada—. Nuestros nietos serán definitivamente preciosos.
—Si algo no permitiría sería tener nietos horribles— dijo la Sra. Callum viéndola de arriba abajo con una sonrisa y ceja alzada—. Pero ella es preciosa. La mejor para nuestro Chad.
—Así es— dijo su madre mostrando una leve sonrisa—. No olvidemos lo mucho que ambas familias se beneficiarán.
Las risas de los cuatro se escucharon por la sala. Alluka suprimió las ganas de rodar los ojos, de pronto notó la mirada de Chad sobre ella ojos ilusionados que pronto se romperían.
No tenía ningún tipo de problema con él, bueno... La querían casar con él, ese era el gran problema y aunque por un momento ciegamente confío en que el alfa entendería todas las señales que le mandaba para decirle no me gustas ahora entendía que pues o no las entendió o se las metió por dónde quería porque a los meses llegó la maldita carta de cortejo y con ella llegó el fin de un destino que ella hubiera podido escribir.
Estúpido alfa, el enojo floreció de su pecho. En verdad no quería agarrarle odio a quien por un momento considero su amigo, pero aquí estaban, apunto de comprometerse.
Y eso era tan horrible.
No se quería casar, tenía tantos planes.
—Pasemos a la sala para que su hijo pida la mano de nuestra niña— hablo de nuevo su madre haciendo que tanto ellos como los invitados a su alrededor pasarán al gran salón. Antes de que pudiera caminar hacia ese mismo lugar Illumi la tomo de su brazo con algo de fuerza para verla a los ojos con advertencia.
—Más te vale no hacer ninguna tontería, hermanita— advirtió el mayor de los hermanos. Alluka con los ojos enfurecidos se apartó con agresividad del agarre de su hermano.
—Vete a la mierda— le dijo sin verlo caminando a la sala donde esa gente la esperaba. Miro el reloj en la pared que marcaba las 10:30 p.m.
Estaba impaciente y nerviosa, no por la tonta pedida de su mano. La idea de que pronto se iría de esta casa que tanto odiaba, de ya no ver a esta gente que también repudiaba era como sentir la libertad golpeando la entrada. Cuando supo que la iban a casar y que su padre había aceptado sin pensarlo dos veces, le mando cartas a su hermano; el único que la logro entender y que sabía movería tierra, mar y cielo por sacarla de aquí.
Sus labios se curvearon en una pequeñísima sonrisa. Miro a su supuesto prometido en medio del salón esperando a por ella, el rubio de ojos verdes extendió una de sus manos que tomo sin mucho entusiasmo. El chico la miro como si fuera la luna misma, pobrecito.
—He estado enamorado de ti desde que te vi— le sonrió apretando gentilmente sus delicadas manos—. Nada me haría más feliz que poder llamarte mi omega, de que me dieras la oportunidad de cuidarte, de probarte que puedo ser el alfa perfecto para ti— de su saco tomo una pequeña caja de seda roja, al abrirla había un hermoso anillo pequeño y elegante al rededor del precioso zafiro azul habían diamantes blancos. Alluka abrió sus ojos ante el anillo, si tan solo se hubiera enamorado de él tal vez ver aquella joya le hubiera generado lágrimas por lo preciosa que era y por lo que significaba. Vio como el rubio se arrodilló ante ella, tomando su delicada mano le sonrió con emoción y ojos brillantes—. Por ello, Alluka Zoldyck ¿Me dejarías ser tu alfa?
¿En qué número iba? Ya ni siquiera se acordaba.
—Yo...— miro de nuevo el reloj 10:50, su vista ahora paso a los rostros de los invitados, sobre todo al de sus padres que veían sin emoción alguna el intercambio de palabras—. Lo siento, estoy tan nerviosa— dejo salir una risita temblorosa haciendo al rubio reír, incluso escucho algunas risillas de los invitados—. Si, acepto.
Jamás se sintió tan mal como ahora, el chico se levantó sonriendo abrazándola como si fuera la flor más hermosa del lugar, Alluka le sonrió dejando que Chad pusiera la joya en su delicado dedo. Se sentía la peor persona, no le gustaba sentir que estaba jugando con los sentimientos de Chad aunque luego su mente le decía que era culpa del alfa por no preguntar y dejarse llevar por el egoísmo de esposarla.
La pareja y los invitados fueron al comedor para cenar y celebrar la alianza.
Alluka escuchaba las pláticas sin mucho interés. Viendo la joya en su mano derecha, paso su mirada a Chad quien estaba sentado alado de ella sonriendo con alegría dejando una mano en su pierna.
Después de haber probado un poco de la comida decidió salir salir al balcón de la planta de arriba, el jardín de la mansión estaba precioso como muchas veces ya lo había visto. La luna llena decoraba el cielo, a veces le pedía a la Diosa Lunaris que la levantara y la convirtiera en una estrella, lejos de este horrible mundo pero cerca de su brillo. Tal vez allá arriba podría ser más libre.
—Siempre te gustó la luna— la pelinegra volteo para ver al rubio salir y colocarse a su lado.
—Hoy está hermosa— dijo pasando su vista de nuevo al astro.
—Como tú— su "prometido" le sonrió tomando su mano, Alluka en serio estaba incómoda con esta parte de Chad—. Sinceramente estaba nervioso de que no aceptarás.
—Sabes que no habría dudado— le respondió mintiendo, si tan solo pudiera amarlo... Porque aunque no quisiera admitirlo tenía algo de suerte... Tenía, porque está era la última vez que ambos se verían.
—Aún así— le sonrió con timidez—. Ve a ponerte un abrigo, está empezando a hacer frío.
—Nos vemos abajo— entró a la mansión caminando a su habitación revisando que Chad no la siguiera.
Ya adentro vió el reloj, las 12:00. Se coloco un abrigo y bajo al comedor acompañando a los invitados por un momento. Después de unos minutos de escuchar felicitaciones por el compromiso así como órdenes pasivas que su suegra ya comenzaba a darle, decidió que su plan debía comenzar.
—Querida, ¿te sientes bien?— preguntó la mujer con fingido interés, sabía que no le caía bien a esa mujer.
—Estoy algo cansada— dijo con una sonrisa adormilada—. Fue un día movido.
—Tienes razón— la mujer le sonrió y dando un leve bostezo siguió—. En poco tiempo termina la fiesta, podrás irte a descansar.
—¿Por qué no vas ahora?— el alfa interrumpió a su madre—. Ya no hay tantos invitados, ve a descansar mon trésor—la omega se sonrojo al escuchar el apodo, le sonrió a su "suegra" con un poco de vergüenza—. Yo despediré a los invitados que quedan.
—Gracias Chad, descanse Sra. Cullum mañana nos veremos en el desayuno— con una pequeña reverencia camino a las escaleras para subir a su habitación.
Cerro la puerta con seguro, fue a la ventana y vio solo tres autos más. Con las manos nerviosas y sudorosas saco una maleta de abajo de la cama guardo algunas cosas más en ella así como algunos recuerdos que atesoraba de este lugar, vio el anillo en su dedo... Lo sentía por Chad, pero, no quería vivir siendo una esposa que al año ya tenga que dar varios hijos, no quería que su vida fuera escrita por una pluma que no era suya.
Miro el reloj la 1:30 de la madrugada, se coloco unos pantalones que tenía en el fondo de su closet porque según su madre una dama no debía usar esas prendas. Rodó los ojos, colocándose una camisa y un abrigo se puso las botas con las que siempre salía a cabalgar y espero.
Fue una sorpresa notar que nadie había ido a verla, estaba menos nerviosa por ello. Al poco rato se asomo por la ventana viendo que el último auto comenzaba a marcharse, se sentó es su cama agudizando su oído para escuchar los pasos en el pasillo y las voces en la sala.
Poco a poco la mansión fue quedando en completo silencio, por lo que y con las manos temblorosas abrió la ventana de su habitación dejando caer la maleta que cayó en los arbustos que rodeaban toda la mansión, con cuidado salió de la ventana para luego cerrarla; pisando las láminas y agarrándose de la pared camino a la orilla donde con mucho cuidado dejo caerse al balcón que daba abajo de su habitación.
Una vez estando en el, era más fácil dejarse caer a los arbustos. Lo hizo así raspando un poco sus antebrazos sin importarle lo más mínimo se levantó agarrando su maleta comenzando a correr a los jardines traseros de la mansión su peinado que ya se había deshecho ahora sí y gracias al aire se desató por completo dejándolo bailar al compás del fuerte aire.
Su corazón palpitaba con tanta fuerza sentía las ganas de llorar y su garganta comenzó a doler por respirar el aire frío. Pronto llego a las bardas de cemento que dividían la casa del bosque, como pudo se subió al techo de una bodega. Una vez estando a las afueras de la mansión se interno en el bosque yendo al lugar donde sabía Killua la estaba esperando.
Cuando por fin después de unos minutos caminando llegó a la casa destruida, con la madera verde y rodeada de todo tipo de planta vio a su hermano. Sentado frente a una fogata rasgando una madera con un cuchillo.
—Killua— soltó la maleta corriendo para abrazar a su hermano—. Te extrañe tanto—el alfa la abrazo, dejando que soltará las lágrimas que toda esta noche había retenido.
—Estas ahora a salvo, Alluka— dijo el albino abrazando a su hermana.
El sentimiento de estar con su hermano era abrumador, quería que le platicara todo con lujo de detalle. Como era que se escondía de los Zoldyck y los viajes que seguramente había hecho junto a su nueva familia.
De lo que quedaba de la casa, salió una mujer que conocía a la perfección. De tes negra y cabello afro, la sonrisa que le dió fue genuina.
—Canary— se acercó para abrazarla con fuerza, la chica la tomo en sus brazos.
—Haz crecido mucho— dijo la alfa sonriendo—. Me alegra que hayas salido de esa casa.
—Estaba muy nerviosa— dijo aún con las manos temblorosas.
—Que linda reunión familiar— dijo un alto de lentes saliendo de la misma casa—. Podemos seguir luego tenemos que irnos.
El albino asintio, tuvieron que caminar un poco para llegar a un carruaje de color oscuro. Para Alluka era casi como un sueño, estar ahí por fin después de tantos años con su hermano.
—Ten— la morena le entrego una manta—. Para que no pesques un resfriado.
—Gracias—se acurrucó en el asiento y dejando que por fin el cansancio la golpeara cerro los ojos, durmiendo.
—Hemos llegado— hablo Killua abriendo la puerta del carruaje, Alluka abrió los ojos con pereza sorprendida de ver ya la luz del sol asomarse por el horizonte.
La omega salió del carruaje solo para notar el hermoso lugar; una casa de dos pisos con un granero a los metros, Alluka aún enrollada en la manta miro el lugar emocionada de estar con su hermano. La única familia real que tenía. De la casa, un rubio salió corriendo acercándose a ellos.
—Gracias a los cielos estás bien— dijo sonriendole, sabía que era Kurapika por las cartas que su hermano le enviaba—. ¡Fueron tan tontos los tres por improvisar este rescate!
—¡Pero llegamos con bien!— dijo Leorio bajando de la caja delantera mientras estiraba su cuerpo.
—Idiotas—dijo en voz alta—. Ni siquiera piensen en descansar— miro a Killua con advertencia.
—¿Está aquí?— el albino le dió una mueca fastidiada.
—Llego hace horas, no sé quiso ir. Dijo que tenía que hablar con nosotros— la molestia en su voz se hizo notoria, Canary también frunció su ceño mientras Leorio mostraba ligera preocupación por el rubio.
—Llévate a mi hermana a su habitación— dijo Killua tocándose el puente de nariz con estrés—. Alluka hazme el favor de no bajar.
—Si— contestó sin entender nada, todo el grupo entro a la casa, Kurapika subió a Alluka de inmediato no dejando que entrara siquiera al comedor.
El alfa entro al comedor donde ese hombre de cabellos rojizos estaba sentado jugando con varias cartas haciendo casitas con las mismas. El sujeto alzó la mirada viendo con una sonrisa a Killua quien arrastró la silla que estaba frente a la de Hisoka.
A su lado Leorio y Canary se quedaron parados viendo con precaución a Hisoka.
—Encontraste muy rápido está ubicación— hablo el albino sin quitarle la mirada de encima.
—Son fáciles de rastrear— dijo con voz risueña—. Y da la casualidad de que necesito que me hagan un favor, démon bleu¹.
Killua se tenso al escuchar ese apodo, sin embargo, no dejo que sus emociones se filtraran y con una sonrisa fingiendo diversión e interés hablo.
—¿De qué se trata?— preguntó viendo cómo el pelirojo sacaba un par de hojas con tintes amarillentos y cafés.
—Necesito un par de tesoros— le lanzó unas hojas, Killua las tomo viendo los dibujos de varias reliquias junto con anotaciones en tinta cursiva—. Nada difícil para mis ladrones favoritos.
—¿La nación del sol?— Canary quien se había acercado a la mesa para leer las hojas miro a Hisoka con una ceja alzada.
—Peor aún, ¿Yamatai? Estás de broma, ¿no, payaso?— hablo Leorio sin creer en serio que ese tipo les estaba pidiendo una misión suicida.
—Nop— le sonrió acomodando sus cartas con paciencia.
—¿Y como coño piensas que nos vamos a meter al puto reino más vigilado del mundo?— hablo Leorio agresivo—. ¿Volando?
—Leorio tiene razón Hisoka— esta vez Canary hablo cruzando sus brazos con una mueca indecisa—. Ese reino es muy reservado, nadie puede entrar si no es con una invitación o aceptación de la misma reina.
—Lo sé— dijo Hisoka, el ojiazul se había quedado callado examinando cada uno de los objetos que les pedían, ni siquiera eran tan costosos ¿para que los querían?—. Nosotros los adentraremos, tenemos todo preparado.
—¿Para qué quieren estás cosas?— esta vez fue Killua quien hablo, alzando su mirada para encontrar con la sonrisa de Hisoka.
—Son reliquias religiosas— las miradas de los tres no pudieron mostrar nada más que sorpresa—. Se rumorea que fueron construidas por la misma Diosa Lunaris.
—¿En serio?— hablo de nuevo Killua dudoso por la veracidad de sus palabras—. Sabes que no creo en rumores, Hisoka.
—Se dice que esas reliquias fueron echas con las mismas lágrimas de nuestra Diosa— habló Hisoka—. Con las personas correctas son muy valiosas.
A Killua no le convencían esas palabras, el Ryodan no buscaba cosas que no tuvieran un valor monetario alto. Ni siquiera creían en leyendas mucho menos en religiones, la mayoría de ellos eran ateos.
—Son solo leyendas— dijo Kurapika quien apenas entraba a la habitación—. ¿Qué es lo que ganamos si conseguimos esto?
—El 45% de las ganancias— respondió con una sonrisa—. Y la finalización de su contrato—los cuatro se miraron, si el contrato se terminaba por fin serían libres de ellos, no tendrían porque seguir haciendo favores sin recibir una ganancia acordé con lo que siempre les pedían.
—Hisoka, entiendes que nos estás pidiendo entrar al palacio más importante en todo ese reino— el albino miro las hojas con estrés para luego pasar su vista azulada a el—. Nos estás enviando a nuestra muerte.
—Obvio no, ustedes son profesionales. Los mejores para esta misión— la sonrisa burlona no se iba de ese horrible rostro al que Killua odiaba.
—Si ustedes dan todo lo necesario para entrar y salir... Lo pensaremos— dijo, como líder no podía hacer que sus amigos murieran por algo que tal vez ni siquiera existía.
—Oh— el pálido les miro con seriedad jugando con las cartas—. Me temo decirles que no hay un lo "pensaremos", es una orden. Lo tienen que hacer.
—¿¡Qué!?— Leorio casi gritaba de la rabia.
—Si quieren que el contrato acabe tienen que entrar a ese lugar y robarse lo que les dije— les ordenó sin misericordia.
—¡Eres un hijo de puta, Hisoka!— le grito Leorio sacando una navaja de su pantalón.
—Lo siento pero yo no fui quien se vendió a nosotros— se hizo el inocente dándole una mirada fría al de lentes que apretó con fuerza el mango de la navaja—. Además todos los delitos de los que se les acusa se esfumaran.
Killua lo miraba con frialdad, no podía negarse porque si lo hacía morirían aquí por ellos al igual que si aceptaba, tal vez jamás saldrían de esa horrible nación.
—¿Todos?— preguntó Kurapika consternado.
—Robo y fraude— miro al rubio quien le miro sin ningún tipo de expresión—. Exportacion ilegal— Leorio bajo la navaja—. Asesinato y secuestro— paso su mirada a Canary quien apretó la quijada para luego pasar su vista a Killua.
—Ya entendimos— habló el albino antes de que ese idiota siguiera.
—Cualquier crimen se esfumará— escondió una tarjeta en la manga de su abrió y con una sonrisa continuo—. Jamás existieron.
—¿Cuándo?— preguntó Killua sin poder negarse.
—Dentro de un mes un barco exportador saldrá del puerto, ustedes se infiltraran como ayudantes—de un portafolio negro saco varias identificaciones falsas las lanzo a Killua—. Tendrán una semana para completar la misión.
—¿Solo una semana?— Canary preguntó inconforme.
—¿Dos semanas? No podemos darles mucho. Recuerden que solo hay un par de días de exportación para que cierren sus puertas hasta dentro de dos meses— explicó el pálido—. Tienen ese tiempo para hacerlo, no más.
—Que sabes del palacio— preguntó Killua.
—Es impenetrable, nuestro equipo hizo una simulación del mismo basándose en los rumores. Sin embargo tendrán que apañárselas solos ahí— les entrego más papeles que mostraban los planos de un palacio.
—Te veremos en el puerto— fue lo único que dijo Killua.
—Así me gustan— el pelirojo guardo la baraja de cartas en uno de los bolsillos de su pantalón—. Por eso son mis favoritos.
Hisoka se levantó de la mesa y con una última sonrisa salió de la casa. Los cuatro chicos se hundieron en un sepulcral silencio.
—Tal vez lo mejor será que vaya solo yo— dijo Killua—. Es muy arriesgado.
—No— nego la única mujer en la habitación—. Iremos contigo. Somos un equipo Killua.
—Canary tiene razón, juntos podremos lograrlo— esta vez el rubio alentó al albino.
—Esta bien— les sonrió forzadamente, mirando a cada uno de ellos—. Ahora, vayan a descansar. Lo merecen.
Kurapika y Leorio asintieron, saliendo del comedor. Canary miro con preocupación al albino y dando un leve apretón en su hombro le sonrió con dulzura.
—Todo saldrá bien— alento, Killua le sonrió sin muchas ganas dejando un par de palmaditas en la mano que se encontraba en su hombro—. Descansa, jefe.
Esta vez sí que le salió una sonrisa genuina al albino, al ver que la mujer salía del lugar dejo fluir sus dudas. La nación del Sol era conocida por el gran misterio que rodeaba sus aguas y tierras, un lugar de donde muy pocos lograban entrar incluso cuando se trataba de turismo.
Un lugar que casi no aceptaba extranjeros. Habían muchas leyendas de esas tierras, muchas de ellas exageradas y en su opinión irreales... Lo que si era una realidad era la extrema vigilancia que ese reino tenía con los suyos, era un país muy bien armado, poseían riquezas y un excelente sistema de comercio.
Pero, también era un lugar lleno de reglas y sanciones que según algunas personas esas mismas leyes eran estrictas para los ciudadanos y aún peor para quienes llegaban de contrabando. Entrar ahí significaba no volver a salir, pero no entrar sería pasar el resto de sus vidas huyendo no solo de la ley si no también del Ryodan.
Killua no podía permitir eso. Como el líder de su pequeño grupo tenía que escoger por el bien de ellos, podían lograrlo.
Debían hacerlo.
1. Demón bleu: Demonio azul (francés)
Me di cuenta que si podía subir el primer capítulo de esta historia, así que pues he aquí la sorpresa.
Con lo extremadamente poco que llevan, ¿ya empezaron a fórmulas teorías? Me gustaría leerlas si es así ;).
Yo creo que lo haremos cada jueves, no tengo tanto problema para que el siguiente capítulo pueda estar ya listo para la siguiente semana. So, esperemos que sea así. 💗
Espero que tengan un muy buen fin de semana y como no también un bien inicio.
Los quiero mucho.
Bye bye. 💗
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