― Buenas Izaro, ¿dormiste bien?

― La verdad, Hannah, es que sí. Las camas aquí son muy cómodas. ¿Y tú?

― Igual, pero Susan estuvo roncando toda la noche.

― Nada que ver, de seguro estabas soñando. En cambio, Leanne siempre se mueve, ayer se cayó de la cama.

― No lo negaré. Las únicas que duermen bien son Izaro y Megan... ¿Será porque son unos ángeles?

― Seré un ángel, pero uno muy idiota. - Megan se levantó, buscando su uniforme en el baúl. - ¿Vieron mis calificaciones del año pasado? Este año tendré que aplicarme más. No quiero reprobar año. No conozco a nadie que haya reprobado nunca.

― No te preocupes, ¿sabes quien va a reprobar? Marcus Flint, estoy segura.

― ¿El de Slyherin? Creo que su hobbie es atormentar niños de primero y nacidos de muggles.

― En realidad, creo que es capitán del equipo de Quidditch. - comentó Izaro mientras decidía si ponerse la túnica de la escuela o no.

― Oh si, lo vi el año pasado en uno de los partidos, la verdad, es muy agresivo al jugar.

― ¿Viste un partido de Quidditch de Slytherin, Leanne? ¿O es una excusa para que no hablemos de tu pequeño enamoramiento con Adrian Pucey?

― Oh, cállate oxigenada, a ti te gusta Ernie.

― ¡Que no soy oxigenada! ¡Y no me gusta Ernie!

― Lo que digas Abbott.

Izaro ya había decidido que no llevaría la túnica, era muy pesada y no sabia aún su horario, sus materias influían a su uniforme.

Se estaba haciendo una coleta alta, aunque le costaba mucho hacérsela, porque, tenia el cabello pesado.

― ¿Desayunan con nosotras? - preguntó Izaro a Leanne y a Megan, que usualmente desayunaban en la mesa de Ravenclaw.

― Será la próxima, Iza. Le dijimos ayer a Terry que desayunaríamos con él y con Michael.

― ¡¿Quién tomo mi provisión de ranas de chocolate?! ¡Te estoy viendo Leanne!

― Susan, no es para tanto, hagamos un encargo a Honeydukes, la tienda en Hogsmeade. Creo que si les mandamos una carta nos dan un descuento...

― Aceptaré, Iza. Solo si Leanne los paga.

― ¡Yo no me los comí!

― Lo pago yo, pero ya vámonos. Llegaremos tarde.

― ¡Izaro White! ¿Está por aquí? Oh, aquí estas. ¿Podrías repartir los horarios a tus compañeros de grupo?

― Claro maestra, yo los entrego. - Izaro tomó los horarios de las manos de su profesora, y se acercó a la mesa de su casa. Se sentó entre Ernie y Susan y empezó a repartir.

― Aquí están nuestros horarios, me dicen que tal esta, tengo que ir a la mesa de Ravenclaw para darle los suyos a Megan y Leanne.

Izaro camino hacia la mesa de Ravenclaw, y después de entregar los horarios a sus amigas, decidió ir a la mesa de Gryffindor unos segundos.

Cuando llegó a ella, se acercó a Harry Potter y su dúo pasivo/agresivo que parecían estar enojados. Se sentó frente a Ron, justo al lado de Hermione.

― Buenos días chicos. ¿Es cierto eso de que volaron en el Ford Águila de tu padre, Ron?

― Depende, ¿te enojas si digo que sí?

― Averígualo.

― ¡Oh, Izaro tu estarás de acuerdo conmigo! Lo que hicieron fue completamente estúpido.

― ¿Tenían otras opciones, Herms?

― Mandar una carta a la maestra McGonagall, esperar a que regresaran los padres de Ron, buscar ayuda con magos fuera del andén. ¡Había mil opciones!

― Supongo que no pensaron bien. ¿No se lastimaron, ¿verdad?

― No mucho. - murmuró Harry.

― Entonces, no me enojo. Te compré varas de regaliz, Ron. No se si Herms te las dio.

― No, no me las dio. ¿Hermione?

― Se las comió Ginny.

Izaro miró a la pequeña, parecía asustada.

― Felicidades por quedar en Gryffindor, Gin.

― Gracias Sami, me alegra haber quedado en Gryffindor.

― Bien, chicos. Me alegra que estén bien. Iré a mi mesa a comer, nos vemos por ahí.

Al levantarse, Izaro vio como Draco platicaba con esa expresión arrogante suya, se dirigía a Pansy, quien lo miraba, admirándolo.

Cuando Draco se dio cuenta que lo miraban, Izaro quito su cara de pocos amigos y le guiño el ojo, sarcásticamente. El niño sonrió, seguro de que la White estaba celosa.

Corto, pero light. Lamento que sea tan aburrido, este acto no me causa inspiración.