𝙸𝙸. 𝙷𝚎𝚛𝚖𝚊𝚗𝚘𝚜
― Ginny
― ¿Mmmm?
― ¿Quieres salir?
― ¿Qué hora es, Izaro?
― No lo sé, cerca de las cinco, tal vez. Pero, no me gustaría estrenar mi Nimbus 2001 sola.
Ginny se levantó al instante, molestando a Bianca, que se encontraba dormida a su lado, la pequeña gata miró a Ginny con enojo y volvió a cerrar sus ojos.
― ¿Te presto la barredora de Fred?
― Lo que sea, solo quiero dar un par de vueltas con la Nimbus, para familiarizarme.
― Bajemos por la ventana, hacemos menos ruido. - Ginny bajo de su cama, visita unos pantalones cortos y una playera simple, se veía delgada, de rodillas rojas y pantorrillas delgadas, una niña.
― Bien, ¿hay caída segura? - Izaro abrió la ventana. Un aire refrescante la cubrió.
― Como podrás ver, el pasto se ve suave. - Izaro retuvo una risa.
― Bien, las damas primero. - Iza se hizo a un lado, señalando la ventana.
― ¿No deberías ir?
- No no, dije damas. Yo no soy una dama.
Ginny se acercó al borde de la ventana, apoyó su cuerpo en él.
― ¿Entonces que eres, Samy? - la pelirroja saltó, estirando sus largas piernas, Iza corrió a la ventana, y vio como Ginny le sonreía desde el jardín. Se lanzó sin pensarlo dos veces, cayendo en el suelo.
― No lo sé, un espécimen desconocido. - Iza se levantó, se había raspado las rodillas.
― ¿Vamos al closet de escobas?
― Yo voy, tu busca algo que usar como quaffle.
― Iré al manzano. - Iza buscó con la mirada, el árbol más cercano se encontraba colina abajo. Miró sus pies descalzos, sus rodillas raspadas. No hay de otra. - susurró.
Corrió colina abajo, con rapidez, sintiendo la fricción de sus pies contra el pasto y la tierra. Se cayó dos veces, pero llegó, y con un brinco, tomo una de las manzanas más grandes.
― Te tengo. - respiró hondo antes de subir, y cuando llegó al patio de los Weasley, se encontró con Ginny, que llevaba dos escobas. Una de ellas, era de madera oscura, relucía. Y la otra, era café desgastado, y tenía las puntas abiertas y descuidadas. Ginny lanzó la escoba de apariencia nueva e Iza la atrapo en el aire.
― ¿A la colina?
― Creo que al ser tan temprano podemos volar más alto.
Izaro sonrió y posiciono la escoba entre sus piernas, Ginny la imitó, y con una patada, salieron al vuelo.
― ¿Damos una vuelta? - preguntó Iza, lanzándole a la manzana, Ginny la atrapo.
― Claro, quiero ver que tan rápido va la Nimbus. - contestó la pelirroja.
Iza asintió, y sintió vibrar a su escoba debajo de sus manos, como si tuviera conciencia propia. Iza se impulsó hacia adelante, y su escoba la entendió, iba a una velocidad relativamente rápida. Ginny, que iba detrás de ella, se acercó intentando igualar a la Nimbus, solo pudo llegar a la cola de la 2001.
― ES GENIAL GINNY. - Iza dio la vuelta, para rodear la Madriguera. El viento le dio directamente en a la cara, y su largo cabello, se hizo para atrás. Levanto los brazos, y gritó fuertemente, dejándose llevar por el momento.
― SAMI CUIDADO. - Ginny intentó llegar hacia Izaro que estaba a punto de chocar contra un árbol, afortunadamente, el freno automático la salvó. Iza tenía una sonrisa maniática, mientras respiraba entrecortadamente.
― Necesito practicar más. - Ginny se acercó a ella. Y la sacudió de los hombros.
― TEN MÁS CUIDADO.
― Lo tendré. Ahora, pásame esa barredora, tienes que probar la Nimbus. - Ginny no lo dudó, intercambiaron escobas, y Ginny pudo dar un par de vueltas.
Se pasaron la manzana como una quaffle, en algunas Ginny era el guardián y en otras lo era Iza. Cuando empezó a salir el sol, dejaron las escobas en el escobero y regresaron al jardín.
― ¿Cómo subimos? - preguntó Iza, viendo la ventana de Ginny. Ella se golpeó la frente con una mano.
― Rayos, olvide las sabanas. Creo que tendremos que esperar a que papá se vaya del trabajo. O tal vez, ¿escalera humana?
Izaro la miro.
― Vamos, apóyate en mis manos. Iza junto sus manos, dejando que Ginny subiera. - ¿Ya?
― Ya casi. - Ginny puso sus manos en el borde de la ventana y se impulsó. - Rayos, nos descubrieron.
― ¿MA?
― No, las copias.
― Peor aún.
Ginny por fin se metió a su habitación, viendo con una mueca a Fred y a George, que la veían con una ceja alzada y los brazos cruzados.
― ¡GINNY, SUBEME! - Ginny se sobresaltó, recordando que Izaro estaba abajo, y en unos minutos, Iza ya estaba en la habitación también.
― ¡Copias! Buenos días. - Iza les dio una sonrisa muy exagerada.
― Blanquirucha. - dijeron los dos.
― ¿Por qué corrompes a nuestra hermanita? - dijo Fred, apoyándose en la pared.
― Estas siendo una mala influencia, y ese es nuestro trabajo. - George ladeo una sonrisa
― Por Merlín, solo fue un poco de ejercicio matutino. Quería probar la Nimbus...
― ¿¡Sin nosotros?! - Los dos se levantaron de la cama, indignados.
― Emm, no mejoraste la situación. - comentó Ginny, con algo de ironía.
― Creo que me di cuenta, gracias Ginny.
― Como pudiste hacernos esto, a tus hermanos favoritos. - dijo Fred, haciéndose el indignado
― Ustedes no son mis favoritos...- murmuró Iza, George soltó un grito ahogado.
― ¡Otro insulto! Vámonos, Fred. Sabemos cuándo no nos quieren.
― ¿Quién no los quiere? - preguntó Ron, que acababa de entrar a la habitación, con Harry detrás de él.
― ¿¡Él es tu favorito, ¿verdad?! ¿Con él nos engañas? - dijeron los gemelos.
Iza sonrió maliciosamente.
― Efectivamente. Ven Ronnie. - Ron se acercó a Iza, confundido. Iza lo abrazo de lado, dándole un beso en la mejilla. - Él es mi favorito.
Ron les enseño la lengua a los gemelos, pasando un brazo por los hombros de Iza.
Ginny por fin habló, desde que Harry había aparecido, ella no había separado su mirada del suelo.
― Pensé que yo era tu favorita.
― Lo eres, pero favorito es Ron.
― ¡Solo hay una chica! - respondió ofendido George, señalando a Ginny, ella rio.
― Por eso, so tonto. ¿Ahora quien eras, George o Fred?
Los dos la miraron con los ojos entrecerrados.
― Ok, Iza corre. - dijo Harry mirando con extrañeza a los gemelos.
Iza no lo dudo y saltó por la ventana.
― ¡DIJE CORRER NO SUICIDARTE! - un segundo después, los gemelos ya habían saltado por la ventana y se encontraban persiguiendo a Iza, se reía descontroladamente mientras reía.
― Vamos a llegar tarde, Ginny. - Iza se encontraba poniéndose el collar que Draco le había regalado, mientras se veía en el espejo, sonrió al recordar el significado para ella de ese collar.
― Lo sé, pero, me quiero ver bien en mi primer día...
― Te peinaré en el tren, ¿esta bien? Pero vámonos, por que en cualquier momento ma gritará.
Ginny asintió, y se levantó de su cama, tomando su baúl. Forcejeo con él, bufando cuando no consiguió moverlo.
― No te preocupes Ginny, llamaré a Harry y a Ron para que te ayuden. - A la mención del chico de ojos esmeralda, la pelirroja tomo un aspecto más rojo que de costumbre. Iza, que estaba metiendo en su jaula a la pequeña Bianca, la miró con una sonrisa cómplice.
― Sabes que todos sabemos que te gusta Harry, pero la cuestión es... ¿Es solo un amor platónico, o es amor verdadero Ginny?
― Pues...
― No me creas Ginny, No creo que puedas amar a Harry, apenas y has hablado con el y no has tenido oportunidad de conocerlo a fondo. Pero, ¿Por qué no intentas... no sé, ser tu para que sepa lo genial que eres?
Ginny fijó su mirada en su baúl, estaba pateando este con su pie.
― Se que te da pena, por que el es... "genial" pero, te darás cuenta pronto que es solo un chico con muy mala suerte en los eventos y gran habilidad para arreglar todo en ultimo momento. Es mucho más normal de lo que crees, y ahora que estarás en Hogwarts, te podrás dar cuenta de ello.
Ginny asintió, no había hablado con nadie aun sobre su pequeño enamoramiento con Harry Potter. Se sintió aliviada cuando sin tener que mencionarlo, Iza pudo hablar de ello.
― Ahora bajemos, que mamá no tardará en gritarnos para apurarnos. - Iza tomó su baúl, su jaula y su cuaderno (que, aunque Ginny la quería obligar a guardar en el baúl, Iza decidió que por el camino podía encontrarse con mil cosas.) Así que, con todo en mano, Iza y Ginny bajaron hacia la cocina, donde la señora Molly, estaba cocinando un desayuno exprés. Los platos volaban hacia la mesa, y los cubiertos también. Izaro se apuró a dejar sus cosas en la entrada, para que Arthur Weasley las pudiera llevar, y se acercó a la Weasley mayor.
― Ma, ¿en que te ayudo? - Iza la miró esperando indicaciones, ella, que estaba partiendo en dos un huevo, hizo un ademán negativo con su mano libre.
― No te preocupes, cariño. Ya casi termino, ve a despertar a los chicos... los llamé hace media hora y no han bajado.
Iza asintió, y fue escaleras arriba. El cuarto de los gemelos era el más cercano al de Ginny, solo unos escalones más arriba. Cuando llegó, tocó la puerta esperando que alguien le contestará.
― Así que... mi madre te usa como arma para levantarnos, Blanquirucha.
Iza se giró rápidamente a su izquierda, los gemelos estaban arreglados para salir, con ropa completamente normal. Los dos chicos le dedicaron una sonrisa.
― Mis encantos (y por ellos me refiero a una buena cachetada) los hubieran levantado muy rápido, pero, al parecer ya están despiertos. Buenos días, copias.
Los pelirrojos rodaron los ojos divertidos, y ambos pasaron un brazo por los hombros de la menor, dejándola en medio de ellos dos.
― Aún no te perdonamos por no ser tus favoritos, Lechera.
― Nuevo apodo, ¿eh? - Iza miró a George y después a Fred, con una ceja alzada.
― Exacto. - contestaron los dos. Se alejaron de Iza, corriendo hacia las escaleras. - Y ahora, nos vamos, tenemos un hambre feroz.
Desaparecieron rápidamente, e Iza, subió las escaleras hacia la habitación más lejana, aún con una sonrisa en el rostro. A esta entro sin tocar, encontrándose a dos chicos dormidos, y la habitual habitación naranja de Ron. Iza sonrió maliciosamente.
― ¡Ron, arriba! ¡Vamos chicos, es tarde, no llegaremos al tren! - Iza tiró del brazo de Ron y lo arrastró de la cama, sacándola de esta.
― ¡Bloddy Hell! ¡Izaro, casi me matas!
Iza lo dejó en el suelo, y volteó hacia la cama de Harry, el chico, se estaba poniendo los lentes y bostezaba.
― Buenos días, Harry. Bajen a desayunar, nos vamos pronto. - Ron la miró con el ceño fruncido.
― ¿No hay buenos días para mí? - Iza soltó una pequeña carcajada.
― ¿Quieres un beso en la mejilla y un buenos días cielo? Merlín, el mejor "buenos días" es que tiren de la cama por la mañana. - Iza rodó los ojos divertida y salió del cuarto. - Por cierto, ustedes despiertan a Percy, por que yo no estoy para aguantar su humor.
Bajo las escaleras, volviendo al comer y se sentó junto a Ginny y los gemelos a comer.
― Gracias por cuidarme estas vacaciones, ma. - Iza abrazó a la señora Weasley, ella acepto gustosa el abrazo. La señora Weasley consideraba a Iza como una Weasley más, aunque, si estuviera en sus manos, probablemente se llamaría Vodka o Bailey.
― Iza, siempre eres invitada a nuestra casa, lo sabes. - el señor Weasley se unió a la conversación, pasando un brazo por los hombros de la chica, en modo paternal. - Estábamos pensando que, ahora que tu tía pasa más tiempo en el Ministerio de Estados Unidos, podrías... bueno, haríamos una habitación para ti en nuestro hogar y no tendrías que estar tan sola en tu casa.
Iza no tuvo mucha más reacción que abrazarlos a los dos. Escondió la cara, para que no vieran que pequeñas lagrimas salían de sus ojos.
Porque, aunque ella tuviera a su tía, siempre se la pasaba viajando, o cuando era más pequeña, en Hogwarts. La quería demasiado, era como una hermana mayor para ella, pero, no se veían seguido. Y los Weasley, habían sido esa familia que ella pudo haber tenido si tan solo sus padres no hubieran muerto. Con ellos perdió sus primeros dientes de leche, tuvo su primer paseo en escoba e incluso su primer viaje al Callejón Diagon, cuando acompaño a los gemelos por sus útiles para primer año. Su tía solo estaba para ella para llevarla a algunas fiestas de sangre puras en vacaciones y dejarla en casas de amigos de la familia.
Iza se sentía parte de algo, y eso, era algo que no sentía mucho.
― Me encanta la idea. - dijo cuando se separaron. Iza quería esconderse, tenia rastros de lagrimas en su cara, y parecía un verdadero Weasley por su sonrojo.
― Bien, ahora que tenemos un plan, deberías subir al tren. Ya es muy tarde y se va a ir en cualquier momento. - Iza asintió, y los miro una vez más antes de alejarse a dejar sus cosas en el tren.
Pero, antes de subir, miró a lo lejos a los Malfoy despidiéndose de Draco, que parecía algo avergonzado de recibir el abrazo afectuoso de su madre. Iza sintió el impulso de ir a saludar.
― ¡Oh! Cedric, hola. - Iza lo vio subirse al tren y rápidamente le dejo sus cosas. - Cuídame esto, voy a saludar a los Malfoy.
Y dejó a Cedric, confundido, con un gato y dos baúles, además de dos escobas.
Se acercó a los Malfoy, discretamente, sabia la pequeña rivalidad entre los Weasley y los Malfoy. Incluso se había enterado de la pequeña pelea que Arthur Weasley y Lucius Malfoy habían tenido en la librería mientras Draco y ella iban a la tienda de Quidditch.
Toco el hombro de Draco, y este volteo a verla, inmediatamente, una sonrisa se asomó en su rostro.
― Hey, mi Hufflepuff favorita. - Iza le beso la mejilla, en modo de saludo. Narcissa vio esto como un gesto lindo. Narcissa tenia una obvia preferencia hacia Izaro, le emocionaba que Draco fuera amigo de ella. Era sangre pura, de familia famosa y una gran niña. Tal vez, en un futuro, ella pudiera comprometerlos. Además, era más que obvio que a Draco le agradaba, y mucho.
Narcissa se acercó a los niños.
― Hola Iza, un gusto verte. - se acercó para darle una mirada cálida, una mirada de madre. Iza le sonrió.
― Igualmente, ¿cómo estuvieron sus vacaciones?
― Relajantes, ¿y las tuyas? - Iza describió sus vacaciones de manera que no añadiera a los Weasley, con un simple "igual que siempre", el señor Malfoy se acercó a su esposa, uniéndose a la conversación.
― Sabes, podrías venir a nuestra mansión en vacaciones de verano, tal vez, podríamos ir a algún lugar... ¿Qué tal París? - Lucius, había observado lo mismo que su esposa. Izaro parecía una buena pretendiente para su hijo.
― Me encantaría, lo comentaré con mi tía, no creo que tenga ningún problema sobre eso.
― Esperaremos tu respuesta, ahora chicos, vayan al tren, que esta a punto de partir. - Narcissa le dio un ultimo beso a Draco, que lo recibió algo cohibido, y se fueron juntos hacia el tren.
― Apurémonos, que deje a Cedric sosteniendo mis cosas. - Draco alzó la ceja. ― ¿Qué?
― Nada.
Iza lo miró unos segundos, el mentía. Entraron al tren, y vieron a Cedric, con las cosas de Iza.
― Hey, regresaste. Estaba a nada de vender tus cosas. - Iza le sonrió, alzando la ceja.
― Sabes que, si lo hacías, te iba a dejar de hablar de por vida. - Cedric rio con ella, y Draco... solo se quedo ahí. Viendo la escena.
― Bueno, me tengo que ir, mis amigos me esperan. ¿Puedo buscarte de rato? Tengo que interrogarte acerca de esto. - Cedric le paso la escoba, y sus cosas, Iza solo asintió y con un saludo, se fue junto con Draco a un compartimiento.
― ¿Vas a ir a hablar con él? - preguntó irritado, Iza hizo una mueca.
― Aún no, me iré cuando tus amiguitos vengan a buscar a su líder y se vayan a molestar a los niños de primero. - comentó, estaba algo enojada por el tono que el empleo, y Draco se dio cuenta.
― Perdón. - Iza solo asintió, y sacó a Bianca de su jaula, que rápidamente brincó al regazo de Draco, quien le hizo caricias en las orejas.
― Entonces... ¿me extrañaste, Iza?
Iza lo miró, mientras negaba con la cabeza, divertida.
Lo había extrañado demasiado, pero ella no pensaba decir nada.
Hey, regrese.
Nuevo capitulo, y estoy de vacaciones... Esperen otro pronto.
Va dedicado a mi Parabatai, que ella sabe quien es. Feliz Cumpleaños bella <3
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