
𝙸. 𝙴𝚕 𝚂𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎𝚛𝚘 𝚂𝚎𝚕𝚎𝚌𝚌𝚒𝚘𝚗𝚊𝚍𝚘𝚛
Iza encontró un compartimiento vacío y el resto del trayecto miro a la ventana impresionada por las vistas y dibujando los paisajes. En algunas ocasiones escuchaba risas de niños corriendo por los pasillos, o platicas de chicas que levantaban mucho la voz. Cuando paso la señora del carrito de dulces, Iza le compro una rana de chocolate y unas varitas de regaliz. Al escuchar el anuncio de que en cinco minutos llegarían a Hogwarts, se puso la túnica de Hogwarts. Se hizo una improvisada cola de caballo y al detenerse el tren salió con su ya conocido caminar. Tenia una sonrisa en el rostro, y se acercó a los demás niños de primero. Una voz fuerte y grave se escucho llamando a los de primero y los guio hacia unos botes donde indico que solo subieran cuatro en cada bote. Iza se levanto de puntas para poder ver al señor perteneciente de la voz, pero no fue necesario, ya que media 2 veces lo que un hombre normal. Eso sorprendió a Iza que se sentó en uno de los botes sin ver con quien iba.
-Hey Izaro lo que pasó hace un rato yo...- Iza dio un brinco del susto y cerró los ojos dando un pequeño suspiro.
- ¿Si, Malfoy? - ella le dedico una mirada fría
-Lo siento, yo... no debí reírme. - Ella no estaba muy convencida por las disculpas de Draco, no parecía sentirlo y parecía por compromiso, pero después de pensarlo un poco asintió
- Exageré un poco. Esta bien, perdonado. - Iza le volvió a sonreír, lo que animo un poco a Draco.
- ¿Nerviosa, Izaro? - pregunto con un tono burlón el niño al ver que la mano de Iza estaba temblando
- Mentiría si digo que no. Pero estoy bien. - Oculto su mano con la otra, parando el temblor y desvió la mirada avergonzada. Draco vio su perfil con el ceño fruncido, sin entender por qué su comportamiento.
- Yo también estoy nervioso- Iza lo miro con los ojos como platos, Draco bufó- ¿Qué? Yo también soy nuevo, que sea algo... terco no significa que no tenga miedo.
Iza sonrió apenada ya que él tenía razón.
No hablaron en lo que quedo de trayecto, pero Draco no podía dejar de mirar la mano que temblaba debajo de la otra, preocupado. Pensó varias veces tomar su mano entre las suyas para calmarla, pero le pareció estúpido, probablemente eso la asustaría más. Así que escondió sus manos en los bolsillos del pantalón.
Cuando bajaron de los botes y caminaron hacia una enorme puerta, Draco perdió entre la multitud a Izaro. Lo que lo dejo con una mueca en el rostro. En cambio, Iza estaba al lado de un chico con rana en manos. Parecía nervioso, por lo que Iza se sintió en confianza para hablar con él, pero espero a que algo pasará primero.
-Los de primer año, profesora McGonagall
-Muchas gracias, Hagrid. Yo los llevaré desde aquí.
La mujer abrió bien la puerta. Dejando ver el enorme vestíbulo. Las paredes de piedra estaban iluminadas con resplandecientes antorchas. El techo era tan que no se veía y una magnifica escalera de mármol, frente a ellos, conducía a los pisos superiores.
Siguieron a la profesora McGonagall a través de un camino señalado en el suelo de piedra. Iza podía escuchar ruido, que salía de un portal situado a la derecha (el resto del colegio debía de estar allí), pero la profesora McGonagall llevó a los de primer año a una pequeña habitación vacía, fuera del vestíbulo. Se reunieron allí, más cerca unos de otros de lo que estaban acostumbrados, mirando con nerviosismo a su alrededor.
-Bienvenidos a Hogwarts - dijo la profesora McGonagall. - El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupen sus lugares en el Gran Comedor deben ser seleccionados para sus casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estén aquí, sus casas serán como su familia en Hogwarts. Tendrán clases con el resto de la casa que les toque, dormirán en los dormitorios de sus casas y pasaran el tiempo libre en la sala común de la casa.
» Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estén en Hogwarts, sus triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, un gran honor. Espero que todos ustedes sean un orgullo para la casa que les toque.
» La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Les sugiero que, mientras esperan, se arreglen lo mejor posible.
Los ojos de la profesora se detuvieron un momento en la capa del chico junto a Iza, que estaba atada bajo su oreja izquierda, y en la cara de un pelirrojo que se encontraba de espaldas a Izaro. Nerviosa, ella empezó a peinarse más apropiadamente.
-Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia - dijo la profesora McGonagall. - Por favor, esperen tranquilos. - Salió de la habitación. Las dudas sobre la selección empezaron a flotar en el ambiente. Las diferentes sugerencias de los aterrados alumnos, asustaban a Iza, pero no más que al chico que tenia al lado. Iza le sonrió intentando mostrar calma.
- ¿Estás nervioso? - pregunto ella mirándolo con atención.
-No...- el chico paso saliva notoriamente, para después hablar rápido, casi imposible de entender- Silaverdadesquesiestoynervioso.
-No te preocupes. - ella paso su mano a su hombro. - ¿Como te llamas?
-Me llamo Neville, N-Neville Longbottom- Iza le mostró una sonrisa tímida
-Yo soy Izaro White- ella dejo caer la mano que tenía en su hombro. - ¿En qué casa quieres quedar, Neville?
-Me gustaría Hufflepuff, bueno, siento que quedo mejor ahí- frunció los labios con fuerza- no soy bueno, muy valiente que digamos, ni muy inteligente, ni astuto...
-Vamos, no hables así, de seguro eres genial- ella le dio un pequeño golpe en el brazo con su codo, y contagio a Neville su sonrisa
- ¿Lo crees? - sus ojos se iluminaron por la esperanza, ella asintió.
- Se necesita ser valiente para aceptar los sentimientos- dijo ella con una sonrisa- eres muy valiente
- Soy valiente...- murmuro Neville para si mismo. En ese momento, la profesora McGonagall regresó.
-En marcha -dijo una voz aguda-. La Ceremonia de Selección va a comenzar. Ahora formen una hilera -dijo la profesora a los de primer año- y síganme.
Iza le sonrió una última vez a Neville y empezaron a caminar siguiendo a la maestra. Cuando salieron del vestíbulo, pasaron por unas puertas dobles y entraron al gran comedor.
Estaba iluminado por miles y miles de velas, que flotaban en el aire sobre cuatro grandes mesas, donde los demás estudiantes ya estaban sentados. En las mesas había platos, cubiertos y copas de oro. En una tarima, en la cabecera del comedor, había otra gran mesa, donde se sentaban los profesores. La profesora McGonagall condujo allí a los alumnos de primer año y los hizo detener y formar una fila delante de los otros alumnos, con los profesores a sus espaldas. Los cientos de rostros que los miraban parecían pálidas linternas bajo la luz brillante de las velas. Situados entre los estudiantes, los fantasmas tenían un neblinoso brillo plateado. Iza estaba impresionada viendo un techo de terciopelo negro, salpicado de estrellas. Oyó susurrar a una chica: «Es un hechizo para que parezca como el cielo de fuera, lo leí en la historia de Hogwarts». Era difícil creer que allí hubiera techo y que el Gran Comedor no se abriera directamente a los cielos.
La profesora McGonagall ponía en silencio un taburete de cuatro patas frente a los de primer año. Encima del taburete puso un sombrero puntiagudo de mago. El sombrero estaba remendado, raído y muy sucio. Iza pensó en que debería ser muy pesado. Entonces el sombrero se movió. Una rasgadura cerca del borde se abrió, ancha como una boca, y el sombrero comenzó a cantar:
Oh, podrás pensar que no soy bonito,
pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff
donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
de verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
porque los de inteligencia y erudición
siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante.
Todo el comedor estalló en aplausos cuando el sombrero terminó su canción. Éste se inclinó hacia las cuatro mesas y luego se quedó rígido otra vez.
La profesora McGonagall se adelantaba con un gran rollo de pergamino.
-Cuando yo los llame, deberán ponerse el sombrero y sentarse en el taburete para que los seleccionen -dijo-. ¡Abbott, Hannah!
Una niña de rostro rosado y trenzas rubias salió de la fila, se puso el sombrero, que la tapó hasta los ojos, y se sentó. Un momento de pausa.
- ¡HUFFLEPUFF! -gritó el sombrero.
La mesa de la derecha aplaudió mientras Hannah iba a sentarse con los de Hufflepuff. Harry vio al fantasma del Fraile Gordo saludando con alegría a la niña.
- ¡Bones, Susan!
- ¡HUFFLEPUFF! -gritó otra vez el sombrero, y Susan se apresuró a sentarse al lado de Hannah.
- ¡Boot, Terry!
- ¡RAVENCLAW!
La segunda mesa a la izquierda aplaudió esta vez. Varios Ravenclaws se levantaron para estrechar la mano de Terry, mientras se reunía con ellos. Brocklehurst, Mandy también fue a Ravenclaw, pero Brown, Lavender resultó la primera nueva Gryffindor, en la mesa más alejada de la izquierda, que estalló en vivas. Después, Bulstrode Millicent fue a Slytherin.
- ¡Finch-Fletchley, Justin!
- ¡HUFFLEPUFF!
Iza noto las diferentes personalidades de sus compañeros, algunos con mucha preocupación en su cara y otros con orgullo y calma.
-Finnigan, Seamus. -El muchacho de cabello arenoso, que estaba al lado de un chico de pelo negro en la fila, estuvo sentado un minuto entero, antes de que el sombrero lo declarara un Gryffindor.
-Granger, Hermione.
La tal Hermione, una chica de un largo pelo enmarañado color café, casi corrió hasta el taburete y se puso el sombrero, muy nerviosa.
- ¡GRYFFINDOR! -gritó el sombrero. Se escucho un gruñido entre los chicos restantes.
Cuando Neville fue llamado, se tropezó con el taburete. El sombrero tardó un largo rato en decidirse. Cuando finalmente gritó: ¡GRYFFINDOR!, Neville salió corriendo, todavía con el sombrero puesto y tuvo que devolverlo, entre las risas de todos, a McDougal, Morag. Iza miró a Neville con una sonrisa esperando a que eso le quitará un poco el bochorno que tenía por lo que acababa de pasar.
Draco se adelantó al oír su nombre y de inmediato obtuvo su deseo: el sombrero apenas tocó su cabeza y gritó: ¡SLYTHERIN! Malfoy fue a reunirse con sus amigos Crabbe y Goyle, con aire de satisfacción. Miró hacia los demás niños de primero ya sentado en su nueva casa, y le enseño los pulgares a Iza, dándole ánimos. Ella sonrió ampliamente.
Ya no quedaba mucha gente.
Moon... Nott... Parkinson... Después unas gemelas, Patil y Patil... Más tarde Perks, Sally-Anne... y...
-¡Potter; Harry!
Mientras el chico de pelo negro y ojos verdes caminaba, los murmullos se extendieron súbitamente como fuegos artificiales.
-¿Ha dicho Potter?
-¿Ese Harry Potter?
Iza lo miró sorprendida ¿Harry Potter tenía su edad? ¿Estaría en su año? Harry parecía apunto de desmayarse, así que Iza dejó de mirarlo, preocupada por que el chico se desvaneciera.
Y ya quedaban solamente cuatro alumnos para seleccionar. A Turpin, Lisa le tocó Ravenclaw, y después le llegó el turno del pelirrojo. Tenía una palidez verdosa y al ver su cara Iza lo reconoció al instante, lo saludó con una mano y Ron Weasley le correspondió el saludo. Un segundo más tarde, el sombrero gritó: ¡GRYFFINDOR!
- ¡White, Izaro! - A Izaro se le paró el corazón de repente. Claro, se le había olvidado que también a ella la iban a seleccionar. Exhalo, y se adelanto hacia el taburete, al sentarse, pudo ver que los gemelos Fred y George señalaban su mesa exageradamente, mientras susurraban "AQUÍ AQUÍ"
Iza sonrió al ver la escena, cuando le pusieron el sombrero, miro a la mesa de Slytherin, Draco tenia los ojos cerrados y cruzaba los dedos índice y corazón de sus dos manos, ver que Draco deseaba que ella quedará en Slytherin le alegró el corazón.
Una voz le hablaba al oído, sorprendida, Iza escucho:
-La ultima White... interesante... Si mal no recuerdo, deberías quedar en Gryffindor, por la tradición familiar... pero, tu corazón esta lleno de poder, Izaro. Harás grandes cosas, tu mente está llena de inteligencia. Lo cual te hace una gran esperanza para Ravenclaw, pero más que nada, en tu mente y alma gobierna la bondad...si...
- ¡HUFFLEPUFF! - La mesa amarilla estalló en vítores, e Izaro se quedo inmóvil. Acababa de romper una de las tradiciones más importantes en su familia, la iban a desterrar.
Después recordó que solo estaba su tía y se le pasó el susto, ya que ella no la mataría. Se levanto del taburete, con una sonrisa de calma. Al sentarse se presentaron varios niños de su edad, y más alejados de ellos, Iza vio a Cedric Diggory, el chico que la había ayudado en el expreso. Este le guiño un ojo, e Iza le sonrió tímidamente.
-Yo soy Susan Bones
-Y yo Hannah Abbott
-Yo soy Justin
- Y yo Ernie - Iza se confundió entre tantas presentaciones, pero después de memorizar los nombres de cada uno dijo:
-Yo soy Izaro White, un gusto
Ella observo como el ultimo chico era seleccionado, Zabinni, Blase había quedado en Slytherin.
La profesora McGonagall enrolló el pergamino y se llevó el Sombrero Seleccionador. Albus Dumbledore se había puesto de pie. Miraba con expresión radiante a los alumnos, con los brazos muy abiertos, como si nada pudiera gustarle más que verlos allí.
-¡Bienvenidos! -dijo-. ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero decirles unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco!... ¡Muchas gracias!
Se volvió a sentar. Todos aplaudieron y vitorearon. Iza soltó pequeñas risas de alegría al escuchar las palabras del Profesor Dumbledore, y cuando sirvieron los platos de comida, se dedicó a platicar con sus nuevos amigos. Miro de reojo la mesa de Slytherin y observo a Draco un poco desanimado. Iza pensó en que debería encontrar un momento para hablar con él.
La cena transcurrió con normalidad y después de unas pocas palabras del director, el prefecto de su casa llevo a los chicos de primero entre los grandes pasillos de la escuela. Susan miraba todo sorprendida, Hannah comentaba todo lo que veía e Iza solo reía de los comentarios de Ernie Macmillan. El prefecto iba explicando que la Sala Común de Hufflepuff se encontraba en una locación difícil de descubrir para las demás casas. Y los llevo escaleras abajo, justo debajo de donde se encontraba el Gran Comedor. Parecía que irían a las cocinas, ya que Iza pudo ver a algunos elfos domésticos en el camino, pero, siguieron un poco adelante, encontrándose con un almacén de barriles. El prefecto se detuvo.
-En estos barriles- señalo con su varita la segunda fila de barriles. - Deben dar la contraseña, que es está- golpeo con su varita al segundo barril contando de abajo hacia arriba, con un ritmo que Iza no pudo identificar de ninguna canción. Los barriles se separaron dejando ver un pasillo. - Si llegan a tocarlo mal, los barriles les lanzarán vinagre
Las pequeñas expresiones de asco de los chicos nuevos se dieron a conocer, y avanzaron por el pasillo, al fondo había un a puerta circular con decoraciones de plantas. Al abrirla y entrar Izaro miro sorprendida la Sala, era como un jardín, con plantas en todos lados, se veía muy acogedora, dando pequeñas luces amarillas, aunque Iza no le encontró un porque, el prefecto señalo el dónde estaban las habitaciones de las chicas y entraron en grupo. Iza compartía habitación con Hannah Abbott, Susan Bones, Megan Jones y Leanne. Iza se metió en la cama donde vio sus pertenencias, se puso el pijama y se durmió rápidamente, cansada a más no poder, no tardo en quedarse dormida.
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