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CAPÍTULO 38.

-Yo creí haber hablado muy bien contigo, Chaeyoung. - habló la mujer mayor.

Su rostro reflejaba la molestia que estaba sintiendo en ese momento. ¿Cómo su hija podía ser... eso? Ella y su marido no la habían criado de esa manera, ¿en que habían fallado? No podía soportar el hecho de que Chaeyoung, su única hija, fuera una asquerosa lesbiana. No lo iba a soportar ni a permitir. Nunca.

-Mamá...

-¿Desde cuándo? - preguntó la mujer. Chaeyoung tragó saliva pesadamente, sentía que la garganta se le cerraba cada vez más. - ¿¡Desde cuándo, Chaeyoung!? - gritó. La menor se sobresalto, mirando a su madre con cierto miedo.

-Dos meses o dos meses y medio. - respondió. Su madre negó con la cabeza, mientras reía sin ninguna gracia. - Yo...

-Te irás a Australia. - espetó la mujer, mirando a su hija a los ojos. - Te irás a la casa de tu tía, seguirás tus estudios allá, harás tu vida allá, muy lejos de esa niña que lo único que ha hecho es confundirte y joderte la vida de está manera.

La menor sintió como si le hubieran lanzado un balde de agua fría sobre la cabeza. ¿Australia? Ella comenzó a negar con la cabeza, levantándose de la silla en la que su madre le había indicado que se sentara. ¿Joderle la vida? Jennie, jamás, le había jodido la vida. Nunca.

-¿Entendiste? - preguntó la mujer luego de unos largos minutos de silencio por parte de su hija.

-No. - respondió Chaeyoung, mirando a su madre a los ojos.

-¿No? - copió el tono de voz de su hija. - ¿No, qué?

-No me iré a Australia, mamá. - respondió Chaeyoung, desafiando a su madre. La mujer se levantó de dónde estaba sentada y caminó hasta donde estaba su hija parada. Chaeyoung tuvo la tentación de retroceder, sintiendose intimidada por su madre, pero no lo iba a hacer. No iba a dejar que su madre siguiera decidiendo por su vida. - ¡No me voy a ir de aquí! ¡Aquí tengo mi vida! ¡Mis amigas! ¡Mis estudios! ¡Aquí tengo al amor de mi vida! - el rostro de la muchacha se volteo con fuerza cuando la mano de su madre se estrelló contra su mejilla.

Pasos rápidos comenzaron a escucharse por las escaleras. Dong-sun, el padre de Chaeyoung, apareció en la cocina, notablemente alterado. El hombre miró a su hija y a su esposa, era una de sus típicas peleas, pero sabía que su mujer se estaba excediendo esta vez.

-¡No te atrevas a alzarme la voz, Park Chaeyoung! - exclamó, mirando a su hija. - ¡Soy tu madre y debes respetarme!

-¡Te la pasas recalcando que eres mi madre cuando te conviene! ¿¡Cuándo fue la última vez que actuaste como una verdadera madre!? - preguntó, las ganas de llorar debido a la impotencia que sentía, iban incrementando cada vez más. - ¡Te la pasas criticando todo sobre mi vida! ¡Sobre la música que escucho! ¡Sobre la ropa que visto! ¡Sobre la forma en la que hablo! ¡Mis amigos! ¡Criticas todo! - a este punto, Chaeyoung ya controlaba el tono de su voz, solo veía rojo y quería desahogarse como fuera. - ¡He pasado 19 años de mi vida tratando de hacerte sentir orgullosa de mí! ¿¡Y qué recibo a cambio!? ¡Que siempre me estés comparando con las hijas de tus amigas! ¿¡A mí que coño me va a importar si Wendy logró graduarse antes de lo esperado!?

-¡Cállate! - gritó la mujer, sintiendose terriblemente herida por las palabras de su hija, pero no lo iba a demostrar. Nunca.

-Chae, ya es- - intentó hablar el hombre, intentando calmar a su hija.

-¡Y tú! - señaló Chaeyoung a su padre. - ¡Siempre le has dado la razón aún cuando ella esté equivocada! ¡Siempre estando debajo de su falda! ¡Dejando que ella controle tu vida de la forma en la que ella quiera sin importar si estás de acuerdo o no!

-¡Ya basta, Chaeyoung! - habló de nuevo su madre.

-¿¡Qué!? ¿¡Te duele que diga la verdad!? - preguntó Chaeyoung, desviando su atención a su madre de nuevo. - ¡Por primera vez! - alzó un dedo, mostrándoselo a su madre. - Por primera vez encontré a alguien que me hace verdaderamente feliz, y tú quieres separarme de ella porque simplemente no te cae bien. - la voz de la menor estaba llena de dolor, y tampoco se molestaba en limpiar las lágrimas que bajaban por sus mejillas.

-¡Es una mujer! - exclamó su madre. - ¿¡Y qué pasara cuando quieran hijos!? ¿¡Crees que ella lograra mantener el estilo de vida que con tanto esfuerzo tu padre y yo hemos tratado de darte!? ¡Por Dios, Chaeyoung! ¡Esta becada en la universidad! ¡Ni siquiera tiene en donde caerse muerta!

-¿¡Qué es lo que te molesta verdaderamente!? - preguntó la menor, la ira en su interior comenzaba a crecer como si de espuma se tratara. - ¿¡Qué Jennie no sea de familia adinerada como la nuestra!? ¿¡O qué sea mujer!? - la mayor se quedó en silencio por algunos segundos, dando a entender que no respondería aquella pregunta. Chaeyoung rió amargamente. - Obvio, te molesta que sea una chica, ¿no? Después de todo, no eres más que una homofóbica de mierda.

El rostro de Chaeyoung se volvió a voltear cuando otra palmada por parte de su madre llegó a su rostro.

-¡Te recuerdo que sigo siendo tu madre! - espetó la mayor. - ¡Sigues viviendo bajo mi techo! ¡Sigues vistiendo, comiendo y estudiando gracias a MI dinero! - la mujer se apuntó a sí misma, apretando la mandíbula. - ¡Y mientras que lo sigas haciendo, harás lo que a mí me de la gana!

-¡He dicho que no me voy a ir a Australia! ¡Soy mayor de edad! ¡Puedo hacer lo que a mí me plazca!

-¡Pero sigues viviendo bajo MI techo! - volvió a restregar la mayor. - No es tan difícil, Chaeyoung. - habló con calma, como si no estuviera manteniendo una acalorada discusión con su hija. Como si nada de aquello estuviera pasando en realidad. - Te vas a ir a Australia, seguirás con tus estudios allá, serás una gran abogada, conoceras a un buen hombre con el que tendrás una hermosa familia, y lo más importante de todo, me darás los nietos que tanto he querido.

-No voy a hacer eso. - rió Chaeyoung, limpiándose las lágrimas que bajaban por sus mejillas. - Estás loca, no voy a hacer eso, ¿sabes por qué? ¡Porqué no me gustan los hombres! - y cansada ya de la discusión, dio media vuelta y comenzó a salir de la cocina, pasando a un lado de padre e ignorandolo por completo.

-Sí lo harás, y punto. - espetó la mujer. Chaeyoung se detuvo a medio caminar, y se volteó a ver a su madre con una sonrisa burlona en su rostro.

-¿Sí? ¿Y cómo vas a hacer que yo haga eso? ¿Con qué me vas a amenzar ahora?

-Si no haces lo que te digo, Chaeyoung, recuerda la beca de tu noviesita. - la mente de la menor se detuvo por completo, recordando aquel detalle. - Así que, irás a Australia, fin de la discusión.

-¡Papá! - exclamó la menor, pidiendo ayuda a su padre, teniendo la leve esperanza de que esta vez si interviniera de su lado.

Dong-sun miró a su esposa y a su hija. Sintiéndose entre la espada y la pared. Estaba la felicidad de su hija en riesgo, pero no quería hacer enojar a su esposa. Negó lentamente, tomando una decisión.

-Haz lo que tu madre dice, Chaeyoung. - fue lo único que dijo, antes de salir de la cocina y subir las escaleras.

Chaeyoung miró al suelo, completamente derrotada. No podía poner en riesgo el futuro de Jennie por algo que simplemente no estaba destinado a ser.

-Ya escuchaste. - exclamó la mujer, sintiendo como su coraza de hielo se derretía poco a poco al vez la derrota reflejada en los ojos de su hija. Se acercó a su hija para colocar su mano derecha en el hombro de está, intentando reconfortarla. - No puedes tirar todo a la borda por un simple capricho, hija, porque estoy segura de que esa niña es solo eso para ti, un capricho. - con su mano libre, tomó suavemente la barbilla de su hija y la hizo elevar la mirada y que la viera a los ojos. - Esto lo hago por tu bien, cariño, recuerdalo siempre.

Y sin más, se fue, dejando a Chaeyoung sola, en aquella cocina. Al ver que se había quedado sola, se dejó caer al suelo, comenzando a llorar incontrolablemente. Los recuerdos de ese día y de todo lo que había pasado con Jennie esos últimos meses, pasaban a gran velocidad por su mente.

Deseaba regresar el tiempo atrás, a tan solo unas horas para nunca haber salido del apartamento de Jennie. ¿Cómo todo se podía venir abajo tan de repente? ¿Cómo?

La menor no supo cuanto tiempo estuvo llorando, solo que, de un momento a otro, se quedo dormida en el suelo de la cocina, pensando en todo lo que podría hacer para no viajar a Australia y tener que alejarse de Jennie, pero todas las opciones siempre terminaban con su mejor amiga perdiendo la beca universitaria.

¿A quién debía hacerle caso? ¿Al cerebro o al corazón?

Uh, que vainas, mi pana.

Este tan solo es el inicio del drama, espero que les guste.

Es todo por hoy, espero que les haya gustado.

No se olviden de comentar y votar mi gente.

[. para reputearle la madre a los papás de la Chae]

Gracias por el apoyo.

Los tkm♥♥♥

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