𝒅𝒐𝒄𝒆
𝓣𝓦: Antes de leer, el capitulo debó advertirles que el tema que se trata es delicado, el consumo de drogas y el abuso excesivo de ellas. Si durante la lectura del capitulo te sientes angustiado, puedes dejar de leer y esperar a la próxima actualización.
Una vez advertidos, aquí tienen el capitulo.
Cuando Leto se cambió la ropa que había llevado a la cita, salió del baño quitando su maquillaje. Thomas estaba chequeando las fotos de aquella noche y sonriendo con las fotos y los videos que se habían hecho.
Thomas se acurrucó y dejó un espacio para que Leto se sentara a su lado y la miró mientras cogía sus manos, señal de que la estaba apoyando fuera cual fuera su decisión.
—¿Estás segura de que quieres contarme?
—Sí lo estoy... Yo creo que debes saberlo —lo mira y cierra los ojos mientras intenta rememorar el pasado, aquella época tan oscura que pasó— Todo empezó hace 6 años yo me había cambiado de instituto y era muy solitaria...
2015
Se había cambiado de instituto, ya que se habían mudado desde un pueblito en Atenas a la ciudad. Por lo que las amistades que tenía se perdieron y ahora estaba sola en una clase con 25 personas que las juzgaban con la mirada.
—Ella es Leto Sideris, y es vuestra nueva compañera —sonrió la profesora— espero que la acojáis con mucho cariño —La profe le señaló una mesa donde estaba un chico mirándola.
—Puedes sentarte al lado de Aquiles —La chica colocó su mochila en la silla y se sentó mientras sacaba una libreta, y comenzaba a apuntar lo que la profesora decía. Al cabo de unas semanas no había entablado ninguna amistad y se sentía abrumada, sola y angustiada.
Aquiles se acercó aquel día, mientras la veía almorzar y se sentó junto a ella y la miró.
—Esta tarde vamos a ir un rato al bosque de detrás del instituto ¿Quieres venir?
—Oh, sí —la chica sonrió— ¿Qué haremos?
—Pasar el rato la verdad, y así te podemos conocer un poco más —Leto asintió.
Aquella tarde fue el inicio de la perdición de Leto, ella que siempre había seguido su lema de "No hagas cosas por contentar a los demás" lo estaba mandando al traste y estaba haciendo justo lo contrario. Aquel día consumió su cigarrillo de Marihuana y detrás de ese vinieron más y no se quedó allí.
Ahora era amiga de Aquiles, de Atenea, de Kian, de Dita. Todo producto de echar a perder su lema. Tenía amigos a ella eso le bastaba, aunque esos amigos se convirtieran en las personas que más la estaban dañando. Incluso ahora llamaba la atención de los chicos de su clase, la invitaban a fiestas o a salir a comer.
Para 2016, las drogas eran ya como viejos amigos, y solían invadir con más frecuencia el cuerpo de la chica. Las fiestas sucedían cada fin de semana y el consumo era muy relativo, haciendo incluso que tan solo bebiera un poco de alcohol y que fuera su amiga Mary Jane la que la acompañara toda la noche.
Ya no sabía comenzar las clase si no era consumiendo un poco de ella y ya nada le parecía divertido si no incluían las sustancias psicotrópicas de por medio.
El consumo de Marihuana, llevó al éxtasis y al polvo de ángel. Los efectos de estas eran maravillosos ella podía escuchar realmente los colores, o ver cosas que la hacían realmente pasárselo bien no pensar en las consecuencias de estar liándose con Aquiles en aquel momento. O de haber tenido relaciones con Kian por que sí.
El consumo se volvió desmesurado, ya no había quien la parará ni ella misma tenía el control, y a principios de 2017 fue cuando ocurrió la catástrofe. El cuerpo de Leto en aquel momento era muy delgado, apenas comía y se podía notar de vez en cuando irritada.
Una mañana, el cuerpo de Leto dejó de responder, llevado por la inconsciencia, su respiración era lenta y su pulso muy débil, cuando su madre entró en la habitación sintió su mundo parar y como ella misma estaba muriendo a través de su hija.
—Leto... despierta, es hora de ir al instituto... —Se acercó su madre y la movió, notando que la chica estaba inconsciente— ay dios Leto mi vida responde —Cosmo, el padre de Leto entró y vio a su mujer intentando reanimar a su hija.
—Delia...
—ELLA NO RESPONDE LETO AMOR —y aquel momento se volvió angustioso. Cosmo llamó a la ambulancia. Los minutos pasaban y Delia se sentía más angustiada. La respiración de la chica se volvió errática y Delia entró en pánico.
En aquel momento, se oyó la ambulancia y como Cosmo los dirigía a la habitación donde su hija y su esposa estaban. Tras revisar las constantes de la chica determinaron la causa de aquella inconsciencia. Delia al escuchar el diagnostico quiso morirse en aquel momento, una sobredosis, ahora muchas de las actitudes de su hija tenían sentido.
—Oh dios mío... Soy una mala madre... —susurró y cuando la subieron en la ambulancia, ella corrió asustada.
—¡Delia, espera!
—No puedo amor, ella me ha necesitado antes y yo no estaba, ella nos gritaba ayuda y no nos dimos cuenta... Somos los peores —El trayecto se hizo eterno y se hizo peor cuando el corazón de Leto dejó de latir cansado de pedir ayuda.
—Ha entrado en parada —Delia grito mientras uno de los enfermeros la sujetaba para que no se tirara sobre su hija a llorar.
—LETO NO —La madre lloraba desconsolada— NO ME DEJES... TÚ NO —Delia quisó morir cuando los médicos parecían darse por rendidos, un latido se escuchó y una respiración invadió la ambulancia.
Tras llegar al hospital, le hicieron un lavado de estomago y la tuvieron en vigilancia durante dos días en los que Delia dormía en un sillón incomodo, cuando por fin pudieron ver a su hija, esta estaba demacrada y las lagrimas invadieron sus ojos.
—Lo siento —lloró la chica avergonzada— Yo no quise...
—Perdón mi amor... no nos dimos cuenta y tu estabas pidiendo ayuda... —Delia abrazó a su hija como si fuera un bebé y la arrulló mientras Leto lloraba en su pecho.
Cosmo sugirió el llevarla a un centro de rehabilitación y Leto estuvo de acuerdo, pero quería que fuera lejos de Grecia, ella quería volver siendo una persona nueva y de la que sus padres estuvieran orgullosos.
Así fue como acabó en Milán, durante un año y medio estuvo recuperando su vida y quiso hacerlo sola. Sabía que sus padres venían cada 3 meses para hablar con el medico pero ella se rehusaba a que sus padres la vieran. Ella necesitaba hacerlo sola, era como un castigo que ella misma se había puesto, cada día que sentía que había evolucionado escribía en su diario, algo que le había recomendado su terapeuta, al principio solía escribir mucho y cuando llegaba al final el diario se había convertido en su libreta de ideas o simplemente lo hacía para desahogarse.
Cuando volvió a Atenas, volvía como una mujer nueva con 18 años recién cumplidos y con una figura que rebosaba salud y totalmente recuperada. Las amistades que había formado en Italia le habían servido para evolucionar y darse cuenta de que la música y la poesía eran parte de su vida.
En el aeropuerto, cuando vio a su madre, sintió como si estuviera viendo a un ángel que la había estado esperando. Cosmo y Delia veían a su pequeña más fuerte que nunca, los 18 meses de amargura habían servido para que la chica volviera como nueva.
—Mamá... perdóname
—Ya pasó mi niña... Ya estás en casa —susurró mientras la abrazaban, en aquel abrazo Leto se deshizo en lágrimas. Su padre besaba su pelo mientras que ella de repente volvía a ser esa niña asustada del Coco y de la oscuridad. Volvía a ser la princesa de los Sideris y jamás volvería a decepcionarlos.
Y a día de hoy 3 años después ella los había hecho felices, no solo continuaba estudiando, había hecho una nueva familia, que la habían ayudado aún más y además había encontrado su pasión en la música y disfrutaba de ella. Eso era todo lo que sus padres podían pedir, que su hija volviera a brillar con todos los colores.
***
Cuando acabó de contar su pasado, aquel momento en el que ella sentía que se había ahogado en un pozo de amargura, Thomas la miraba con un poco de asombro y la abrazó con fuerza. La angustia la hizo llorar de nuevo, ella realmente lo había pasado mal, sentía su alma desnuda, alma que estaba llena de cicatrices.
—Yo no sabía qué hacer... Necesitaba ayuda —solloza la chica— Yo no culpó a mis padres, jamás lo haría pero me sentía sola...
—Leto... Tranquila —susurraba el chico.
—Morí delante de mi madre... no puedo pensar lo que ella sufrió en ese momento...
—Pero no lo hiciste, no la dejaste y ella te ama con locura —Thomas odió ver a su chica en aquellas circunstancias.
—sé que nosotros vamos a verlos morir, es algo que tengo presente... pero creo que es mayor sufrimiento que un padre pierda a un hijo, ellos no lo tienen presente... Sigues siendo madre pero... ¿eres madre de qué? De un cadáver, de unos recuerdos...
—Leto, escucha no pienses en eso amore, estás aquí, eres una luchadora y no tengo ni una sola duda de que tu madre piensa lo mismo que yo... El sobrevivir a un pozo como son las drogas te ha hecho una valiente...
—¿Lo piensas así de verdad? —lloró un poco más por la emoción de las palabras del chico.
—Pues claro que sí, no me importa tu pasado, me importa la Leto que estoy conociendo en este momento, la que es una luchadora, la que no cree que el cuerpo perfecto no pueda ser curvilíneo, la que lucha por dejar huella
Leto se acabó durmiendo en el pecho de Thomas cuando el llanto, tanto el de la angustia de recordar su pasado como el de la emoción, la consumió y solo quedaban hipeos. Fue en aquel momento en el que Thomas supo que él iba a cuidarla sin importar que, ella jamás se volvería a sentir perdida o incomprendida. Y si ella gritaba en silencio por ayuda, él intentaría ayudarla para poder seguir adelante se lo prometía.
Y esperaba cumplir su promesa, por que Leto Sideris era esa persona que conoces una vez en la vida, y te aportan tantas cosas que sabes que si la pierdes te vas a sentir miserable toda tu puta vida. Thomas se podía imaginar un futuro a su lado, y con aquel ultimo pensamiento, el chico consiguió dormirse, abrazando a la chica intentando hacerle saber que estaba allí que no se preocupara.
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𝕟𝕠𝕥𝕒 𝕕𝕖 𝕒𝕦𝕥𝕠𝕣𝕒:
Este capitulo ha sido muy importante para mi, no solo estais conociendo a Leto si no que estais viviendo con ella, su pasado. Durante el proceso de escribir esto, he sentido realmente como si Leto se estuviera desvaneciendo delante de mí. Leto es mi hija, la he creado con mucho cariño y escribiros esta parte ha sido difícil para mí. He mantenido un nudo en la garganta todo el rato.
Realmente me gustaría saber que piensan, que sintieron mientras leyeron este pedacito de mi corazón. Espero con mucho gusto sus comentarios. Sin mucho más que decir.
Se despide, Lau ♡
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