Íbamos mi madre, Chad y yo en el coche a treinta kilómetros de la gasolinera más próxima, era una carretera desierta. Y el único paisaje que podíamos ver era hierba seca, como si fuera un desierto, y la carretera infinita.

Hacía una calor insoportable a pesar de que teníamos las ventanas abiertas de par en par.

Encima, el coche iba muy pero que muy lento a causa de la baja gasolina.

-¡Cuidado, Mary! -Gritó Chad señalando a la carretera.

Nos asustamos, pero vimos de lo que se trataba. Era un pequeño arrendajo.

Se le notaba el cansancio, y sobretodo la sed que tenía.

-¡Mamá, hay que ayudarlo!

-Ay, Clarence, no grites! -Me regañó.

-Perdón... Le podemos dar un poco de agua. Sí, con eso se reanimará.

-Está bien, vamos a darle agua. -Aceptó ella.

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Y ahora sale la escena en la que están fuera del coche, Chad está de cuclillas poniéndole el tapón de la botella con agua en el pico del pájaro, Mary está mirándolo agachada con la botella de agua en la mano y Clarence está de pie mirando. Pero de repente da media vuelta para cerrar los ojos y levantar sus brazos. Porque? A saber, es Clarence
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Sentía que estábamos haciendo una bondadosa acción por un pequeño ser indefenso desesperado por tomar unos tragos del sagrado elixir de la vida, así que me sentía merecedor de una ligera brisa, levanté mis brazos para sentir uno de los cuatro elementos, el viento. Viniendo desde las más lejanas montañas, desde los arenales del desierto... precioso... *le cae una lágrima de alegría*

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Volvíamos a estar en el lento coche. Me moría de aburrimiento.

Entonces vi que había una especie de runas de ladrillos con grafitis y se me iluminaron los ojos.

-¡MAMÁ ME HAGO PIS!

Ella se asustó.

-¡Clarence!

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Y ahora sale la escena de que... Mejor narro yo ahora. Clarence estaba parado como si estuviera haciendo sus cosas. Miró esas runas y le volvieron a brillar los ojos, las quería ver de cerca.

-Un castillo... -Susurró fascinado.

Volteó para ver si su madre y chals le estaban mirando.

Al comprobar que no lo miraban, sonrió y fue hacia las runas.

-Woow... -Miraba los grafitis. Y como es Clarence, comenzó a soñar despierto y veía colores y grafitis por todas partes.

Su madre y Chad estaban esperándolo con cara de aburrimiento y pesadez.

-Cómo tarda...

-Haber si termina ya..

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De nuevo los tres en el coche después de mucho rato conduciendo.

Ya estaban a unos diez kilómetros de la gasolinera más próxima.

[...]

El coche iba cada vez más lento de lo normal.

Mary miró hacia bajo, al indicador.

-Oh, no. Oh no no no no. Nos estamos quedando sin gasolina!

-¿¡Qué!? -Gritaron al unísono.

El coche se fue parando asta no avanzar más.

Todos se quedaron en estado de shock.

Mary intentó volver a ponerlo en marcha sacando la llave y volviéndola a poner, pero no sirvió de nada, el coche no arrancó.

-¡Vamos, arranca! ¡Arranca, arranca, arranca!

Se rindió dejando caer su cabeza sobre el volante.

-Pues.. Tendremos que moverlo nosotros..- Dijo al fin Chad.

Los tres se pusieron detrás de su coche, y comenzaron a empujarlo con todas sus fuerzas.

Comenzaron a moverlo, y así estuvieron.

Asta al fin, gracias a dios llegar a una gasolinera.

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Paramos en una gasolinera para repostar.

Estaba completamente reventado de hacer tanta fuerza, y me senté en un banco todo sudado.

Había una pequeña tienda con chuches, patatas, bebidas, bueno, como en todas las gasolineras.

Pero había algo en específico que me llamó la atención.

-Mamá. Mamá,mamá,mamá

-Qué? Qué quieres?

-Emmm nada, es que he visto una cosa de esa tienda que me ha llamado la atención y me preguntaba si podrías comprármelo.

-Está bien cariño, ten. -Y me dió 5$ dólares con tal de que la dejara descansar por la paliza que nos habíamos pegado.

-Gracias! -Y le dí un besito en la frente. -Te quieroo -Me metí en la tienda.

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Ahora aparecen de nuevo la familia en el coche, con la gasofa a tope y descansados.

Clarence estaba fascinado con la baratija que se había comprado,le brillaban los ojos.

Se trataba de un pequeño muñequito que saludaba cuando le acercabas a su mascota, Bobi.