
Capítulo 6
〖☽〗 15/09/2023 ~ 06/10/2024【☾】
Durante unos instantes, se arrepiente de haber decidido salir de casa por algo tan simple como quedar, pero es consciente de que, de vez en cuando, está bien ver a otros seres humanos. Y de paso, relacionarse con ellos. Por ello, comienza a caminar por las estrechas callejuelas que forman la ciudad que tanto le gusta.
Sus pasos resuenan suavemente en el empedrado que hay por suelo, creando una magnífica melodía que consigue evadirla momentáneamente de todas sus preocupaciones.
Mientras camina, fija la vista en los pequeños comercios que hay ambos lados de la calle, y que, con sus hermosos escaparates, casi logran atraerla hacia su interior.
Ella en un comienzo intenta resistirse, pues sabe que si se demora más de la cuenta, llegará tarde a la quedada y eso es lo que menos desea.
Aunque finalmente, una puerta decorada con flores y un simple letrero donde indica que se encuentra en una librería, logran hacer que se detenga y entre.
Nada más acceder al interior, se percata de lo conocido que le es el lugar, y al instante sabe por qué; allí fue donde entró una noche con su amiga.
Minutos más tarde, no recordará la manera agitada en la que ha salido de la tienda cuando ésta le ha traído demasiados recuerdos que aún no está preparada para afrontar.
Al principio, tampoco notará las lágrimas que, seguramente, estén arruinando el maquillaje que tanto trabajo le ha costado hacer. Únicamente será consciente de la horrible sensación que es incapaz de ignorar, y de los alocados latidos de su corazón que parece querer salir de su pecho, y correr despavorido.
Incapaz de continuar a causa de las miradas que le dedican los transeúntes con los que se cruza, decide detenerse en un rincón e intentar poner orden a la marea de sentimientos que la invaden.
Comienza a pensar desesperadamente en cosas que le guste hacer, pero al ser consciente de que no funciona porque todos sus recuerdos parecen estar teñidos de esa añoranza que ya le es tan conocida, decide cambiar de táctica y cantar mentalmente las canciones que más le gustan.
Las melodías inician una especie de baile en su cabeza difícil de explicar y, finalmente, obtiene resultado y consigue calmarse.
Respira hondo varias veces, intentando de nuevo, evadirse de los restos de esa horrible sensación que hace unos instantes, por poco no acaba con ella.
Cuando ya tiene claro que está mejor, procede a sacar el móvil y comprobar que, efectivamente, los restos de rímel inundan sus mejillas. Causando la impresión de que ha llorado oscuridad, o mejor dicho, nostalgia.
Suspirando suavemente, decide retomar su camino mientras saca las toallitas y se limpia con velocidad la cara.
Cuando acaba, se acerca a una papelera para tirarlo y de pronto, de unos de los bolsillos de su chaqueta, cae un pequeño trozo de papel.
Después de pensarlo, lo recoge y descubre que es el número de teléfono de Logan, también conocido como ‘el chico del parque.'
Apurada, decide anotarse la serie de dígitos que conforman el número del chico que le gusta y guardarlo entre sus contactos.
Solo han pasado dos o tres días, y ya echa de menos sus comentarios causales que provocan que su corazón se acelere.
Durante unos instantes, se plantea escribirle un mensaje saludándolo, pero acaba rechazando la idea debido al miedo que le ocasiona que él se pueda hacer una idea equivocada.
Debido al terror que le invade pensar en empezar una relación sin estar segura de querer estar con la otra persona.
Sin tener claro que puede hacerle daño. Porque hay una cosa que tiene muy clara; no desea romper más ilusiones y menos aún, que rompan las pocas que tiene guardadas.
Suspirando nuevamente, guarda el teléfono en su lugar correspondiente y continúa caminando. Mientras tanto, no deja de darle vueltas a la idea de visitar a su hermano para serenarse un poco, y ya de paso, dejar atrás la ciudad —y los problemas, también sea dicho— que tan agobiada la tienen.
De manera que, después de casi un año, decide marcar una fecha en su calendario mental y se promete que esta noche, sin falta, comprará los billetes de tren y avisará a su allegado de la decisión.
Cuando finalmente llega al lugar donde ha quedado con sus amigas, no le sorprende descubrir que ellas ya están sentadas e incluso comiendo.
Todas menos una, Wellione, Lione para las personas cercanas.
Lione, vestida con un sencillo atuendo azul, permanecía sentada y, aparentemente, distanciada de la conversación que se desarrollaba a unos pocos centímetros de distancia.
Mantenía una de sus manos apoyada debajo de su cabeza, dando la impresión de que la sujetaba y con ella, todo los problemas que parecían estar tomando forma en su interior.
Cuando ella se acerca, Lione suspira aliviada y una sonrisa comienza a aparecer en sus labios. A continuación, se acerca a abrazarla mientras le pregunta una cosa detrás de otra de manera cariñosa y cercana.
Mientras tanto, las demás únicamente se giran para observarla, le saludan y continúan con su cháchara.
Cuando reúne el valor suficiente para sentarse en una silla que queda libre, se da cuenta del error que ha cometido; las que de joven pensaba que eran su amigas, solo eran unas personas que pasaban el tiempo con ella porque no tenían nada más que hacer.
Ahora mismo podía comprobarlo, pues no dejaban de comentar sobre su aspecto físico que, le gustase o no, no era el que solía ser antes.
De igual manera, ella intenta permanecer ajena a sus burlas, perfectamente disimuladas bajo preguntas aparentemente cariñosas, que, solo tras años de experiencia, una lograba descifrar.
Además de eso, no cesaban de comentar sobre su soltería, alegando lo simplona y aburrida que había sido siempre, como si ese fuera motivo suficiente para no haber encontrado a la persona adecuada aún.
En momentos como éste, ella era incapaz de no preguntarse cómo era posible que, unas arpías como las que tenía enfrente, fueran capaces de tener pareja. ¿Cuánto dinero les costaría?
Incapaz de aguantarse la risa imaginando la escena, reza, pese a ser agnóstica, para que la cita por fin llegue a su fin. Aunque, desgraciadamente, aún faltan dos horas y treinta minutos, para que por fin pueda despedirse.
Finalmente, el momento llega, todas parecen deseosas de marcharse de allí por un motivo u otro.
Pese a que ella sabe que las demás continuarán hablando en el siguiente bar que encuentren más cercano a la redonda, decide no comentar nada, pues sabe que no está invitada. Y mejor aún, se alegra de no estarlo.
Deseosa y aliviada a partes iguales, comienza a enderezarse de la silla en la que lleva tanto tiempo sentada, y únicamente se despide de Lione, la única que le ha demostrado que, de vez en cuando, vale la pena salir un poco de casa.
Aunque en muchas ocasiones, solo sea para darte cuenta de que en tu vida, hay más personas de mierda de las que siempre habías pensado.
Después de pensarlo durante unos instantes, decide proponerle a Lione una próxima quedada, a lo que ésta acepta encantada con una de sus deslumbrantes sonrisas.
Mientras tanto, las demás recogen y se marchan apresuradamente sin tan siquiera despedirse.
Y seguramente, sin saber que está será su última conversación.
Sin embargo, es consciente de que aunque lo supieran, no les importaría, después de todo, llevan años intentando que, con su comentarios y su manera de actuar, se percate de que no pinta nada en el grupo y finalmente se vaya.
Era triste haberse dado cuenta tan tarde, pero se alegraba de poder deshacerse de ellas y dar fin a esa horrible sensación que aparecía cuando estaba en su compañía. Pues, años más tarde, en este momento en concreto, podía decir —sin que le temblase la voz o sin que las lágrimas brotasen de sus ojos —que era una persona libre de amistades falsas.
Una persona que no necesitaba llenar los vacíos de su existencia, con gente que no la merecía.
Una mujer que comenzaba a ser ella poco a poco, con todos las sombras y las luces que eso suponía, pero por encima de todo, era la versión de ella misma que siempre había ansiado ser.
✫・。. 𝕯𝖊𝖓𝖓𝖆 ‧ *・༓☾
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