MyeonHee y AhMi bajaron al cabo de un rato de la habitación. La chica se había dedicado a jugar un rato más con la niña para olvidar el tema anterior que tan contrariada la dejó. No podía sacarse de la cabeza las palabras de la pequeña respecto a la muerte de su madre. No lo iba a mostrar frente a la pequeña, pero no sólo se sintió impactada por el punto de vista de AhMi, sino que sus palabras la hicieron pensar en alguien más, alguien que no la conocía.
Aquella niña, también hija sin madre, que a penas pudo ver cuando acababa de nacer, cuando acababa de perder a su mamá, cuando ella acababa de perder a su amiga y más.
¿Esa niña pensaría igual que AhMi?
No quería pensar demasiado en eso pues su humor se iría al piso y no podía ignorar su felicidad por estar junto a AhMi en ese momento. No podía arruinar la tarde.
Bajaron sin encontrar a JungKook en la sala. A la niña, sobre todo, le extrañaba no ver a su papá por ningún lado, en lugar de estar cerca y pendiente de ella. MyeonHee solo se preguntaba dónde estaría, pues desde que subieron no lo había vuelto a ver.
Ambas escucharon un ajetreo venir de la cocina, se miraron entre ellas y luego se encaminaron hacia allí. Entraron encontrando al chico, de espaldas a la entrada de la cocina donde estaban ellas y de frente a la encimera. Vieron cosas afuera como un cartucho de harina que parecía estar casi vacío y un cartón de huevos. JungKook estaba tan ensimismado en algo que tenía entre manos que no notó la presencia de ellas.
—¿Papá? — fue AhMi la primera en pronunciarse.
JungKook se volteó de inmediato al escuchar la voz de su hija y al mirarla sonrió ampliamente. Pudieron darse cuenta entonces de que con una mano sostenía un recipiente hondo y con la otra removía la mezcla que había en este.
—¿Ya terminaron de jugar? Estoy preparando hot-cakes.
A MyeonHee le sorprendió un poco, aunque no en demasía, ver al chico preparando algo en la cocina. Pero supuso que era normal puesto que tiene una hija a la que cuidar, debía ser cosa de todos los días. Sin embargo, para AhMi sí era algo especial, pues quien solía cocinar allí era la empleada doméstica.
—¿Y ahjuma? — preguntó, refiriéndose a esta.
—Le dí el resto del día libre— responde, dejando un momento el recipiente y girando por completo hacia ellas— Siéntense.
Ambas habían percibido un inexplicable buen humor en JungKook, con sus miradas entre ellas se daban a entender que opinaban lo mismo. Tomaron asiento en la isla de la cocina, una al lado de la otra. AhMi veía a su padre moverse de aquí allá con cierta emoción, le gustaba verlo así de feliz.
—¿Por qué le diste el día libre a ahjuma? Ella pudo preparar los hot-cakes— menciona.
—Lo sé, ella pudo hacerlo— dijo antes de acercarse a ella, inclinándose un poco para quedar a la altura de su rostro— Pero me apetecía prepararlos yo mismo porque sé cuánto te gustan y así pasamos un domingo juntos completamente, claro, con nuestra invitada— miró brevemente a MyeonHee, quien sonreía con dulzura al ver aquella escena— Y también me apetece consentir a mi hija porque es lo más lindo del mundo y lo que me hace feliz todos los días— terminó de decir, pellizcando la nariz de la niña y sacándole una carcajada.
Pero la sonrisa de MyeonHee apaciguó un poco al analizar las palabras de JungKook y, sobre todo, al entenderlas. Supo al instante que el chico había escuchado aquello que la niña le había dicho a ella en la habitación hacía un rato. Eso explicaba su actitud casi eufórica desde que bajaron, tan alegre y atento. Cuando él se incorporó, quedando derecho de pie, sus miradas se toparon, sin la atención de AhMi en ese instante. La sonrisa de JungKook también se perdió unos segundos, que fueron los suficientes para que MyeonHee notara que no estaba bien, ni feliz. No quiso imaginar cómo se estaba sintiendo realmente y cómo le habría caído lo que oyó de AhMi. JungKook estaba manteniendo aquel buen humor porque quería mantener a su niña feliz.
Se le hizo tremendamente admirable.
—Bueno, ¿qué quiere la princesa de la casa? ¿Mantequilla o mermelada para los hot-cakes? — pregunta, yendo de nuevo a la encimera, para tomar el recipiente de la mezcla y dirigirse a la estufa eléctrica.
—¿Qué prefieres, unnie? — solamente cuando AhMi se dirigió a ella apartó la vista de JungKook, volviendo a la realidad.
—Elige tú, pequeña— dijo acariciando su cabello.
—Eres nuestra invitada. Además, quiero saber si elegimos lo mismo.
La chica miró a JungKook en busca de alguna pista para saber qué iba a preferir la niña. Pero este se encogió de hombros y le dió la espalda para comenzar a echar la mezcla en el sartén con el cucharón. Ella decidió no pensarlo mucho y elegir lo que de verdad prefería.
—Mantequilla.
—Bingo— dijo JungKook, que estaba al pendiente de la respuesta.
—¡Yo también quiero eso? ¿Ves papá? Unnie y yo somos parecidas.
—Eso veo, cachorrito. Entonces será mantequilla— dijo sin dejar su labor en la cocina, sirviendo los hot-cakes que iba sacando en platos.
—¿Qué tal te va en la escuela, AhMi? — pregunta MyeonHee para sacar algún tema y porque ese le causaba curiosidad, quería saber sobre la niña.
La reacción no fue la que esperaba, todo lo contrario. AhMi evadió su mirada y apagó un poco la expresión de alegría en su rostro para luego desviar completamente el tema, dejando también contrariado a JungKook quien, de espaldas, nunca escuchó la respuesta de su hija a la pregunta de MyeonHee.
—Papá, ¿sí sabías que las mezclas de los hot-cakes las venden? Luego solo hay que freír.
—Lo sé, lo sé— llevó los platos a la isla, poniendo uno frente a cada una— Pero esas cosas que venden no se comparan con la maravillosa mezcla que hago yo. Mis hot-cakes quedan mejores— dice con orgullo, sentándose al otro lado de su hija— ¿Por qué no le respondiste a MyeonHee?
JungKook preguntó con cierto tono de seriedad, para que la niña supiera que no dejaría pasar por alto una descortesía así de su parte al ignorar la pregunta de la chica. Pero en realidad lo que necesitaba era averiguar el motivo de porqué su hija decidió no responder. Enseguida enlazó aquel hecho con el día que pasó por ella a la escuela, ciertamente la notó apagada, algo tenía y no le cabía duda que tenía que ver con su nula contestación.
—Ah— la niña trató de sonreír, pero fue en vano— Perdón, no me di cuenta— dijo para evitarse un regaño de su padre— Me va bien, unnie. Tengo una buena maestra y... y...— parecía que buscaba algo para decir, como si se hubiese quedado sin nada que añadir, con la vista clavada en el plato— Soy la mejor de mi clase— la miró nuevamente, esta vez consiguiendo una sonrisa más visible, aunque igual de forzada.
MyeonHee no se tragó el cuento. Sabía que algo pasaba con ella en la escuela. Pero más lo sabía JungKook, que ya no era la primera vez que se percataba de algo sospechoso. De repente se sentía molesto, por pensar que algo preocupante le sucedía a su hija en clases, que él pasaba por alto, por lo cual no podía darle una solución.
En un solo día descubre dos cosas que lo hacían sentir desvinculado de su hija.
Mientras miraba el rostro de AhMi, quien se había dedicado solamente a comer su hot-cake, la misma pregunta rondaba una y otra vez por su cabeza.
>>¿Qué estoy haciendo mal, Ji Eun?<<
En algo debía estar fallando como padre. Quizás no existía la suficiente comunicación entre ellos para que él supiera o para que la niña se sintiera en confianza de decir lo que le sucedía, eso último le dolía demasiado. Se culpó, obviamente él se sentía con toda la culpa. ¿De quién más iba a ser? Tenía que estar más al pendiente de AhMi, no lo estaba siendo correctamente.
MyeonHee pudo notar la batalla interna que estaba teniendo el chico, quien se había quedado enajenado mirando a su hija sin decir nada más, la cocina había quedando en completo silencio. JungKook le parecía un libro abierto por momentos, por mucho que tratara de ocultarlo o fingirlo, casi podía escuchar sus pensamientos y la preocupación los lideraba.
—Bueno— rompió ella misma el silencio, sintiendo la necesidad de sacar a ambos- tanto a la hija como al padre- de aquel momento desagradable— Si eres la mejor de tu clase debes llevar la mejor maqueta— dijo comiendo ella también su hot-cake.
—Cierto, ¿sobre qué debemos hacer la maqueta? — pregunta JungKook, agradeciendo internamente a MyeonHee por el cambio de tema.
—La maestra dijo que debe ser sobre algo que nos de felicidad— responde, sintiéndose nuevamente más animada.
—¿Y qué te da felicidad? — ahora su papá estaba realmente curioso.
Nunca se sabe con exactitud lo que pasa por la cabeza de un niño. Suelen ser muy ocurrentes, a veces parecen saber más de lo que uno cree y dan respuestas que nadie se espera, como la que dió AhMi a la interrogante de su padre.
—El fútbol.
De tantas cosas que pudo responder, ni JungKook ni MyeonHee se imaginaron eso. Se miraron igual de confundidos y divertidos, para mirar nuevamente a la niña.
—¿Por qué el fútbol? — vuelve a prrguntar JungKook, en su rostro comenzaba a dibujarse una pequeña sonrisa ladina.
—Una vez me dijiste que el fútbol es tu pasión— comienza por decir— Y aunque siempre terminas cansado, a veces es agotador o te quita tiempo para muchas cosas, eso te hace feliz. Además eres muy bueno para el fútbol, me gusta presumir que mi papá tiene talento en eso y es reconocido por lo que le gusta hacer— explica mirando a su papá con una sonrisa, quien también sonreía para inclinarse hace ella y besar su sien.
Si JungKook tuviera que hacer la misma maqueta sobre él, todo sería sobre AhMi, sin lugar a duda.
—Eres increíble, cachorrito— dice removiendo su cabello.
—También porque nos da dinero— suelta en broma, arrancándole una carcajada a los dos mayores.
Al menos el humor había mejorado.
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El auto de Taehyung había parado en una estrecha calle inclinada, de un pueblo costero de Busan. Solo en ese momento había dejado de reír, que fue lo que hizo prácticamente todo el camino. Sunhye lo había hecho reír tanto como él a ella. Habían pasado todo el trayecto riendo a carcajadas y de cualquier estupidez, risas que servían de camuflaje a conversaciones más profundas.
—No debería reír tanto mientras conduzco, el día menos pensado chocaré el auto— dijo mientras secaba una lagrimita.
—Eres buen conductor, no creo que eso ocurra— responde Sunhye— Me alegra que el viaje te haya sido entretenido, al menos. Ni siquiera lo tenías planificado y te hice venir hasta acá.
—Hice bien. El viaje contigo me ha hecho despejar la mente— decía acomodando su cabeza en el asiento y suspirando.
—Parecía que te hacía falta— ante las palabras de Sunhye, Taehyung giró la cabeza hacia ella sin cambiar su posición— Despejar la mente, digo— explica con rapidez— N-No el viaje conmigo exactamente, me refiero a que... — sus palabras se vieron interrumpidas por una pequeña risa de parte de Taehyung.
—Te entendí. No es necesario que te expliques. Aunque despejar la mente y el viaje contigo van juntos de la mano— dijo, dejando a la chica algo anonadada por el hecho de que haya admitido eso con semejante sinceridad— Imagínalo como un meme. Dos manos entrelazadas, una es viajar contigo, otra despejar la mente, la unión de ambas dice “Taehyung”— ya cuando dijo eso la chica se vio obligada a soltar una carcajada.
—Gracias por traerme— le dice una vez más tranquila.
—Gracias a tí por dejarme traerte— dijo en cambio, con una sonrisa ladina en los labios.
Estuvieron unos segundos mirándose sin más, quizás buscando algo más que añadir a la conversación o pensando las palabras ideales para la despedida que ya venía.
—Ahm, ya debo bajar— decía Sunhye señalando afuera.
—Oh, sí, por supuesto.
Como si la respuesta de Taehyung fuese un permiso para que ella abandonara el vehículo, desabrochó el cinturón de seguridad y abrió luego la puerta para salir. Pero antes de siquiera levantarse del asiento, se quedó quieta unos segundos para entonces mirar al chico de nuevo.
—¿Quieres entrar?
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—Entonces, ¿este representa a tu papá?
—MyeonHee-ssi.
—¿Sí?
—Ese no soy yo. Es el árbitro.
La carcajada de AhMi llenó toda la sala en ese momento, mientras JungKook y MyeonHee se miraban. El primero: tratando de no reírse también; la segunda: sintiéndose más idiota que nunca. Pero que ella no supiera nada de fútbol no era un secreto, él lo sabía, ya se lo había dicho.
—Pensé que el árbitro era este— dijo tomando otro de los muñequitos de cartón que ya habían terminado.
—No, unnie, este es el portero— trata de explicarle la niña con paciencia, una vez controló su risa.
—¿Y por qué no viste igual que el resto del equipo?
Esta vez, la risa que se escuchó fue la de JungKook, un sonido que a MyeonHee la desconcertó positivamente. Fue una risita aguda e inocente, como la de un niño. La chica rio al ver como él arrugaba su nariz y el contorno de sus ojos involuntariamente mientras soltó la carcajada. Lo miraba fijamente, por tanto él terminó por girar la vista hacia ella y trató entonces de controlar su propia risa tosiendo y poniendo el puño frente a su boca.
—Lo siento, es que...
—Lo sé, lo sé. No lo digas— dice MyeonHee haciendo un gesto con la mano para que le quitara importancia— Mejor sigamos haciendo la maqueta.
La mañana pasó tranquilamente, mientras ambos hacían la maqueta de la niña. JungKook se encargaba más de los dibujos en general y MyeonHee ayudaba a AhMi a pegar todo. Llegando el mediodía, el chico pidió pizza para almorzar e incluso comieron mientras seguían manos a la obra. Terminarían con los dedos manchados y llenos de pegamento, pero valía la pena, por el rato agradable, por las risas y, sobre todo, por ver a la niña tan contenta.
—Creo que ya debo irme— dijo la chica ya entrada la tarde.
—¿Ya te vas? ¿No es muy pronto? — pregunta la niña mirándola con ojos grandes y un puchero.
—Cielo, llevo aquí todo el día prácticamente— le responde sonriendo y acariciando su mejilla.
—Bueno— JungKook alzó la voz, palmeando sus muslos antes de ponerse de pie— Te acompaño a la puerta.
—Claro— ella hizo lo mismo, mirando una última vez la maqueta, que ya estaba terminada.
La maqueta mostraba un estadio con el público y más adelante los jugadores en el césped. Habían hecho las porterías y un balón, además de añadirle detalles y adornos acorde con el tema. El resultado fue bueno y la niña estaba ansiosa por mostrarla en clases.
—Seguramente será la maqueta más linda del salón— dijo MyeonHee acariciando el cabello de la niña.
—Papá, deberías llevar a unnie a su casa— dice la pequeña con bastante seriedad mirando a su padre.
—Oh, no. No es necesario.
Las palabras de MyeonHee fueron absolutamente ignoradas. AhMi miraba con reproche a JungKook, entrecerrando sus ojos en su dirección. En el fondo, el chico sabía que lo correcto era hacer caso a su hija y llevar a la chica en el auto. Aunque esa no era su intención en ese momento, temió decepcionar a su hija así que suspiró.
—Iré a buscar mis llaves, las dejé en mi habitación— dijo, dándose por vencido— Dame solo un segundo MyeonHee-ssi.
—Ah, sí, por supuesto— respondió viéndolo marcharse.
—Gracias por haber venido unnie— habla la menor cuando JungKook desapareció por las escaleras. La chica sonrió y se agachó frente a ella.
— Gracias a tí por hacerme pasar una bonita tarde.
—¿La pasaste bien conmigo?
—¡Claro!
—¿Y con mi papá?
—¿Eh?
Realmente MyeonHee no había entendido la pregunta, o quizás se hacía una idea y no quería admitirla. La sonrisa pícara de la niña lo decía todo, aunque lo que la menor pensaba estaba tan lejos de la realidad que la chica se sentía mal solo de pensarlo. Nada que ver, ella y JungKook solo tenían acercamiento por AhMi.
<<Aunque la otra noche en el parque...>>
Sacudió rápidamente su cabeza al comenzar a irse por ese camino. Esa noche fue atípica. Ella claramente estaba decaída y JungKook, bueno, él también lucía nostálgico en esa ocasión. Por eso compaginaron bien, seguramente no volvía a ocurrir.
En resumen, lo que AhMi insinuaba era totalmente equívoco.
Por suerte, se libró de contestar cuando JungKook aparecía nuevamente ya listo para salir. Lo primero que hizo fue dirigirse a la niña.
—Quédate viendo la televisión o jugando, ¿sí? Papá vendrá pronto. No...
—No salgas a la calle, no intentes nada en la cocina, no abras la puerta y llámame si ocurre algo— terminó de decir ella— ¿Ibas a decir eso?
MyeonHee rio internamente ante la respuesta de la niña. JungKook tuvo que sonreír también y agacharse para besar la mejilla de su hija.
—No tardo— repitió— Despídete de tu amiga.
Rápidamente ella se acercó a la chica, quien se inclinó hacia esta para abrazarla. JungKook se sintió algo conmovido al ver las interacciones entre ambas. No se acostumbraba a ver a su hija relacionarse así con MyeonHee. Quizás podría comparar la relación con la que tenía con Daejin, pero nunca sería lo mismo, AhMi ha estado con Daejin desde que nació, a MyeonHee la conoció por su cuenta y hacía poco tiempo. También se notaba que la joven sentía gran apego por su pequeña. Es increíble el efecto que tenían una sobre la otra.
—Nos vemos luego princesa.
—Hasta luego unnie.
—Vamos MyeonHee-ssi.
Luego de dejarle nuevamente un par de indicaciones a la niña, JungKook llevó a MyeonHee hacia el garaje. La chica no pasó por alto que había más de un auto en este, todos impecables y notablemente caros. Pero el chico se dirigió directamente al que ya ella conocía de veces anteriores. Por un momento le dio la impresión de que le abriría la puerta del copiloto, sin embargo el chico fue directamente a su lado, abriendo su propia puerta y entrando al vehículo sin más. MyeonHee se apresuró en llegar al carro, abrir y entrar, sentándose a su lado.
—¿Vives muy lejos? No puedo tardar mucho teniendo a la niña sola— pregunta sin mirarla por estar atento a arrancar el auto.
—En auto no toma tanto tiempo— respondió colocándose el cinturón de seguridad.
—Bien— fue su corta respuesta mientras salían del garaje y de la casa.
El inicio del viaje fue un tanto incómodo, al menos para ella, que quería acabar con el silencio pero no sabía qué decir para sacar algún tema. Decidió irse por lo lógico y clásico que alguien podría decir en ese momento.
—Hoy fue un día agradable, ¿no crees? — trató de sonreír en su dirección, aunque él mirara al frente por estar conduciendo.
—Sí, estuvo bien.
<<Estuvo bien. ¿En idioma Jeon JungKook eso qué significa? ¿Bien de bien? ¿Normal, aceptable, genial? ¿Lo dijo sinceramente o con ironía? Vamos MyeonHee, no puede ser tan difícil entender las palabras de un hombre.>>
Pero la respuesta a su pregunta llegó pronto cuando la chica reconoció en los ojos del contrario esa mirada sufrida que le notó un par de horas antes en la cocina, cuando descubrió que JungKook había escuchado lo que dijo AhMi.
—AhMi realmente te ama. Para ella no hay nadie más grandioso que tú— dijo tratando de ser discreta, sin embargo, en lugar de brindarle palabras de consuelo, lo que consiguió fue ponerlo en modo defensivo.
—¿A qué viene eso? — preguntó adoptando un tono brusco.
—Solo decía...
—Ay por favor— la interrumpió— Todo lo que decimos tiene una razón. ¿Por qué me dices eso de la nada?
—Sé que lo oíste— confiesa ella dándose por vencida por hacer que pensara que la conversación era algo casual— Lo que me dijo AhMi en su habitación respecto a tí, a que estás triste y respecto a su ma...
Antes de poder terminar esa palabra, JungKook frenó abruptamente el auto. Provocando que la chica se fuera un poco hacia adelante, si no fuera por el cinturón, habría ido a parar sobre el capó del vehículo. Lo miró con una expresión entre molestia y sorpresa. Pero no llegó a decir nada puesto que él se giró hacia ella para hablar.
—No vivo de la compasión— fue su empezar, tenía el ceño bastante fruncido— Mucho menos necesito que una chica que no me aporta nada sienta lástima de mí. Puedo ocuparme de mi propia vida, así que ocúpate tú de la tuya.
No iba a negar la chica que las palabras duras de JungKook la hirieron un poco, ella solo buscaba ayudarlo un poco y que no se sintiera mal, no entendía su molestia. Pero más que dolor, comenzó a sentirse profundamente enojada. Tampoco podía permitir que si ella iba con todas las buenas intenciones, él fuera a tratarla de esa manera.
—¿Qué demonios pasa contigo, eh? — bufó con enfado.
—No voy a disculparme por lo que dije y tampoco tengo tiempo para sentarme a escuchar qué te disgusta de mí. Puedes bajarte de mi auto— dijo sin mirarla.
Eso solo hizo aumentar su furia, haciéndola apretar su puño. Bien podría solo bajarse e ignorarlo pues no valía la pena. Pero no quería que él se quedara con la última palabra.
—No entiendo cómo pasas de ser el chico con el que pasé un buen rato en el parque la otra noche a este que parece odiarlo todo.
—No paso de ser uno a ser otro. Ambos soy yo mismo— seguía sin mirarla porque no estaba dándole importancia a lo que decía.
—No, no lo creo. No puede ser que un día seas agradable y otro seas tan insoportable. Alguna de las dos personalidades debe ser falsa. Y comienzo a pensar que es esa donde te creía una buena persona.
Aquella frase tuvo el poder de hacerlo girar la cabeza hacia ella, aunque lo que llegó a ver fue su espalda ya fuera del auto. No quería que ella se quedara con esa idea.
—MyeonHee-ssi...
Trató de llamarla, pero solo recibió el portazo cuando ella se alejó a paso firme del auto. Se quedó mirándola caminar al frente mientras le daba vueltas a lo que había dicho antes. Él sabía que no es era una mala persona, realmente no lo era. En ese tardío momento se dio cuenta de no le daba igual lo que dijera la chica y no quería que pensara tan mal de él. Incluso desabrochó el cinturón de seguridad para ir tras ella, pero se arrepintió al instante al verla en la acera acercándose y saludando muy amistosamente a un chico, que no era su amigo que estuvo presente cuando él y Taehyung la encontraron en el almuerzo. A este no lo conocía ni pretendía hacerlo, pues volvió a poner en marcha su auto y con el sonido de las ruedas consiguiendo demasiada velocidad se largó de allí.
Después de haber salido de tan mal humor del auto de JungKook, haberse encontrado con Seo Jun fue la manera más efectiva de mejorar su ánimo, pues cuando este la llamó y lo vio, una sonrisa se dibujó en sus labios al instante, para finalmente acercarse y saludarlo con un cálido abrazo. Se alejó al sentir el aparatoso ruido de un auto arrancando y se dio cuenta de que era el de JungKook, que siguió de largo por la calle. Pero Seo Jun, sin ser consciente, no la dejó pensar en eso.
—Qué suerte que te encuentro, justo pensaba en llamarte— dijo él.
—¿Sí? ¿Para qué? — se sintió curiosa al instante.
—Como hoy ni estudio ni trabajo, quería saber si tú tampoco estudias o trabajas... — iba diciendo, dejando la frase al aire.
—¿Esta es una forma de invitarme a un café? — sonrió ella alzando una ceja.
—Café que tal vez deje que pagues tú, pues me debes par de favores— dijo en broma, aunque no se lo dejaría saber, porque claro que invitaría él.
Al menos logró arrancarle una carcajada a la chica mientras comenzaban a dirigirse a una cafetería cercana.
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En la paz de un baño silencioso se hallaban Yoongi y Daejin. Juntos disfrutaban de la tina llena de agua tibia y espuma. La chica tenía su espalda pegada al pecho de su novio mientras hablaban un poco.
—Creo que dejaré la gimnasia— comentó ella suspirando, él ya lo veía venir— No por completo, pero yo ya no hago nada en las competencias. Siento que mi lugar como gimnasta está en otro lado y quería comentarte mi idea.
—¿Qué está pasando por esa cabeza tuya? — preguntó Yoongi acariciando los brazos de la chica.
—Me gustaría abrir una escuela de gimnasia. Te comenté de eso cuando estábamos en la preparatoria, ¿recuerdas? No hablamos mucho de eso pero...
—Claro que lo recuerdo. Ahora finalmente has encontrado el momento de hacerlo. Si pensaste en eso ahora es porque la idea no ha salido de tu mente en todos estos años, realmente debes quererlo.
—No podría alejarme nunca de la gimnasia, pero mi cuerpo se siente cada vez más cansado. ¿Crees que esté tomando la decisión correcta? — preguntaba algo temerosa.
—¿Tú estás convencida de que quieres hacerlo?
—Muchísimo.
—Entonces no hay nada más que pensar— decía dejando besos por sus hombros— Solamente queda ponerse manos a la obra.
—Gracias amor— dijo girando la cabeza para mirarlo a la cara— La verdad estaba casi completamente convencida, pero necesitaba saber qué opinabas.
—Sabes que aunque no esté de acuerdo en alguna de tus decisiones, si realmente es algo que deseas hacer, yo no te detendré y te ayudaré en lo que pueda— dijo sonriendo, justo antes de besarla.
Para Daejin, era un beso tan especial como los que siempre compartían. Pero eso era porque no tenía ni idea de lo que tenía planeado Yoongi. Pasó por alto las caricias del chico en su mano izquierda, solo se dedicó a besarlo. Sin embargo, se alejó luego de sentir un fino aro deslizarse por su dedo anular. Miró su mano, descubriendo en esta un anillo que su novio acababa de colocar ahí.
—¿Yoongi...? — se volteó a mirarlo, anonadada aún.
—No soy bueno ideando propuestas creativas, tampoco es que haya pedido matrimonio antes, ni planeo hacerlo en el futuro porque si te casas conmigo realmente estaré junto a tí toda la vida. Quizá vuelva a hacer una propuesta si me dices que no y deba volver a insistir. Así que no hagas que me sienta más ansioso. ¿Te casarías conmigo, Daejin?
Ella perdió las palabras unos segundos. Miró su mano para confirmar que había un anillo allí, como si hubiese imaginado las palabras de Yoongi. Pero se dio cuenta de que todo era más real que nunca. Sonrió con amplitud, contagiando a su- ahora- futuro esposo, asintiendo frenéticamente con la cabeza.
—¡Claro que quiero!
Cuando se lanzó a él, abrazándolo del cuello, Yoongi la recibió igual de sonriente, pasando sus brazos por su cintura. Se sentía un hombre completo, dispuesto a hacer sentir a Daejin la más afortunada y feliz de todas las mujeres.
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Lo que más le gustaba a Anhi de los bares nocturnos los domingos, era que probablemente no habría casi nadie porque todos estarían esperando el lunes descansando en sus hogares y yéndose a la cama temprano. Ella arriesgaba su descanso con tal de relajarse sola un día a la semana, como la mujer soltera e independiente que es.
Estaba sentada en la barra, luciendo un lujoso, atractivo, pero no tan revelador, vestido rojo. Su cabello caía por uno de sus hombros y su espalda, que iba descubierta por el diseño de la ropa que traía puesta. Lucía hermosa y despampanante como suele hacerlo. Ella siempre lo ha sabido y le gusta que se lo hagan saber. Sin embargo, esta noche no le estaban bastando los halagos. Sabía el motivo, aunque no lo quisiera admitir, porque supuestamente ya lo había superado. Sí, Anhi es una mujer independiente, muy segura de sí misma, pero no por ello dejaba de tener unos sentimientos que de vez en cuando acababan machacados por su propia cabeza. Se convencía cada día de que no necesitaba de nadie, de ningún hombre o ninguna pareja para sentirse plena. Pero en el fondo sabía que eso aplicaba para quien no hubiese probado el amor en estado puro y además, siguiese enamorado.
Ese era su caso.
Y el de la persona que, nada más poner un pie en el bar, la reconoció a la distancia como si hubiese ido a buscarla desde un primer momento.
El plan de Jimin para esa noche era tomar par de tragos en el bar más cercano a su casa y regresar con la misma. Pero sabía que ya no sería tan así al ver a Anhi cuando entró. Se preguntaba qué estaba haciendo allí y aunque bien pudo preguntarle, él ya sabía. Que Choi estuviese sola en un bar de manera tan esporádica solo delataba que estaba pensando en lo mismo, atormentando demasiado sus pensamientos como para dormir cómodamente en casa. Se sintió culpable por eso, pero él también la debía culpar de que le pasara exactamente lo mismo.
Ese día era una fecha difícil de superar para ambos.
Tal vez lo más inteligente hubiese sido girar sobre sus talones y regresar por donde vino. Pero Jimin sabía que, aunque quisiera, no iba a hacerlo. Menos cuando Anhi dirigió de casualidad la vista hacia él y lo encontró allí de pie, como si hubiera sentido la intensidad de su mirada clavándose en ella y quemándole la espalda desnuda. Unos silenciosos pasos, callados por la música, hicieron que el chico estuviera a un lado suyo, sentada. También tomó asiendo y se giró hacia el barra para pedir un trago.
—¿Es casualidad que estés aquí o debo suponer que me estabas siguiendo? — pregunta ella con su vaso en mano, sin dejarse intimidar por su repentina llegada.
—Te veo todos los días en el trabajo, no necesito más que eso— él agradeció cuando trajeron su bebida y dio un sorbo.
—Sí, pero probablemente si no me hubieses encontrado aquí habrías regresado como un borracho depresivo a casa.
—Borracho es probable que llegue.
—¡Salud por eso! — exclama haciendo chocar su vaso con el del chico, dando un largo sorbo que le hizo fruncir el rostro en una mueca mientras se acababa el contenido— ¿También viniste porque te fijate que fecha marca el calendario?
Su forma sutil de preguntarle si se acuerda de ese día lo hizo sonreír un poco mientras él asentía. Giró la vista hacia ella antes de responder.
—Hoy hace cuatro años que me dejaste— soltó con un tono un tanto amargo, pero ella soltó una risita.
—Yo no te dejé, Jimin. Tú lo hiciste— acusó.
—Sabes que no lo iba a hacer. Solo te estaba pidiendo tiempo.
—En idioma Choi Anhi, eso es lo mismo que terminar.
—El idioma Choi Anhi es muy complejo.
—Tú lo manejabas a la perfección.
No pudo responderle a eso. Ni Anhi tuvo más que añadir. Solamente se miraron con intensidad, en absoluto silencio, antes de que ella llamara al bartender para que les rellenara los vasos a ambos
Horas más tardes, sin ninguno comprender cómo llegaron hasta ese punto (o quizás sí, pero queriendo ignorarlo) estaban tropezando con los pies del otro, claramente ebrios, por el pasillo de la casa de Anhi, mientras atacaban sus bocas como si fuera una pelea a muerte. Todo era desorden, a veces era ella quien estaba contra la pared, a veces él. Con impaciencia y torpeza iban dejando las prendas atrás, de camino a la habitación, a donde llegaron casi desnudos. El resto de la noche fue un desquite con ellos mismos, con el contrario y con el tiempo que llevaban ansiando eso, extrañándose aunque quisieran admitir haberse superado mutuamente. Pero en las palabras que se dijeron, en los chasquidos por los besos y los gemidos, no había señales de haberse superado en absoluto.
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—¡Ya te digo! Fue tan... tan... ¡Agh!
Sunhye se dejó caer en la cama mirando el techo mientras MyeonHee sonreía mirándola, sentada en la silla giratoria frente al escritorio, con sus talones apoyados en el asiento y abrazando sus piernas. Sunhye había llegado saltando y contando que se encontró con Kim Taehyung y que este la había acompañado a casa de sus padres, donde pasaron el almuerzo.
—Pues va a hacer que esta vez si pusiste el ojo en alguien que valiera la pena— comentó.
—Hemos intercambiado números. ¡Incluso dijo que podíamos quedar un día de estos! No puedo creer que haya tenido tanta suerte— decía lanzando patadas al aire y abrazando una almohada.
—Taehyung me parece buena persona, sinceramente.
—Lo es— dijo antes de sentarse y mirándola— ¿Y qué tal te fue a tí en casa de Jeon, eh? — preguntó con una sonrisa de picardía.
MyeonHee suspiró, girando en la silla y bajando los pies para seguir tecleando en la laptop, continuando con el ensayo que estaba haciendo para la universidad. Sunhye la notó algo apagada, así que no hizo más preguntas luego de que su amiga sencillamente respondió:
—Estuvo bien.
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AhMi había quedado dormida en su cama luego de que JungKook le hubiese leído un rato. Su padre apagó la luz de la lámpara sobre la mesita de noche y besó su frente antes de levantarse y arroparla con las cobijas. Besó esta vez su mejilla y dejó el libro en el estante antes de apagar la luz de la habitación y cerrar con cuidado la puerta, saliendo el cuarto. Suspiró cansado y decidió finalmente tomar una ducha para irse a dormir lo más pronto posible.
Una vez volvió a su habitación y se acostó en la fría cama, supo que le costaría un poco conciliar el sueño. No dejaba de darle vueltas a las palabras de MyeonHee.
“Alguna de las dos personalidades debe ser falsa. Y comienzo a pensar que es esa donde te creía una buena persona.”
No entendía porqué le pesaba tanto el tan solo recuerdo de ese instante, el motivo por el cual no quería que ella pensara que él era una mala persona y el porqué se frustró al verla con otro chico cuando él quiso solucionar el problema.
No le estaba gustando ese rumbo. Ese donde le costaba dormir en la noche por estar pensando y peor, por estar pensando en Song MyeonHee.
Perdóoooooooooon por la inmensa demora. No puedo creer que mi última actualización fue el día que examiné matemática y hasta hasta pasé de curso. Fueron meses intensos. Esa prueba se me hace tan lejana que me parece mentira.
Me costó mucho terminar este capítulo, en estos meses sin actualizar escribía de poco en poco y creía que nunca acabaría y sin embargo hoy me dio un subidón que tenía el capítulo por menos de la mitad y hasta lo terminé. Ojalá tengo la inspiración así todos los días.
Dígame, ¿qué les parece lo que hemos visto hoy? SUNHYE Y TAEHYUNG NOVIOS ok ya paro.
Se nos viene boda gente.
Y nuestro dúo Bronca Bronca (apodados así cariñosamente Jimin y Anhi de parte de una lectora especial que está esperando esto como cosa buena) hoy tuvieron un momento revelador. ¿Lo esperaban? ¿Lo esperaban pero no tanto? Digan 👀
Y respecto a MyeonHee y JungKook, sentimientos sobre esto por favor canalizarlos en este texto >>>
XD espero que el capítulo haya sido de su agrado luego de mi desaparición. Ahora sí, hasta la próxima amiguitos.
Peace & Love <3
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