Te extrañé
Chan guardó silencio durante un largo rato después de la confesión de Minho. Félix por su parte, entrecerró los ojos con un poco de sospecha, buscando en su expresión algo que le hiciera saber si se trataba de una broma o no, pero se veía demasiado sincero para ser cierto.
—Entonces... ¿Van a decir algo?—Minho los vio a ambos con timidez.
—Bueno...—Chan rompió el silencio, obteniendo su atención de inmediato—No creí que fueras capaz de decir eso otra vez.
—¿Qué es lo que quieres, realmente?—Félix lo cuestionó sin cambiar su expresión—Sabes, su condición es crítica ahora y lo siento, pero no puedo aceptar que ahora digas que te gusta otra vez y luego hacer como si nada porque no puedes amarlo.
—Pero lo digo en serio—Minho insistió. Suspiró—Lo pensé durante estos días, aclaré las cosas conmigo mismo y estoy seguro de que me gusta Jisung—bajó el tono de voz, agachando la cabeza con un poco de frustración.
—No puedes ayudar si solo te gusta—soltó con rudeza y Minho siguió sin mirarlo, apenado. Su semblante cambió cuando Chan tocó de manera disimulada su brazo para que se relajara. Desvió la mirada, sobó sus sienes y siguió hablando:—Quiero decir... Tienes que amarlo, para que funcione tienes que amarlo, Minho, eso no es fácil y forzarte a que suceda no es una opción.
—Puedo intentarlo—soltó casi en un susurro, lo suficientemente audible—Desde la cirugía ni siquiera consideré que me gustara otra vez... Pero aquí estoy, sintiéndome atraído por él.
—Minho... Creo que debes considerarlo.
—¿Considerar qué, Chan?—frunció un poco el ceño, poniéndose de pie—¿Es que no me están escuchando? Jisung me gusta, me gusta en serio, me gusta tanto que la idea de que Mingi se le acerque me enferma.
—Está bien—Chan asintió, buscando tranquilizarlo—Jisung te gusta, lo entiendo—Minho mantuvo su mirada sobre él sin quitar su expresión molesta—Pero también entiende que no debes forzarte a hacerlo, el amor no funciona así.
—Llévalo a una cita—Félix sugirió, captando su atención rápidamente—Sal con él, habla con él de lo que sea. Solo haz algo—le pidió sin estar del todo de acuerdo o seguro de las palabras de Minho—Pero te lo digo desde hoy... Si no funciona y Jisung no puede más, haré lo que sea para que no muera por ti, te lo aseguro.
Minho pudo percibir la decisión y advertencia, Félix era bastante intimidante, incluso más desde que se hizo la cirugía y las cosas con Jisung se arruinaron; Félix solo era dulce con Chan y estaba consciente de que su amistad con él se terminó desde que creyó que odiar a Jisung era la mejor opción.
—Primero tengo que descubrir cómo hacer que me hable... Intenté buscarlo después de clases, pero Mingi está más pesado que nunca—frunció el ceño, cruzándose de brazos—Ya pasó mucho tiempo y aún no me deja acercarme—dejó caer sus brazos a sus costados con evidente decepción.
—Organicemos una cita—sugirió Chan con una sonrisa—Solo que no le diremos con quién.
—En cuanto me vea, querrá irse—Minho descartó la idea, negando con la cabeza.
—No si le hacemos creer que es una casualidad—agregó Félix, aceptando que podría ser un buen plan—Tú solo dime en donde, yo me encargaré de lo demás.
Minho asintió un poco dudoso, pero dispuesto a hacerlo.
No tenía otra opción por ahora y estaba seguro de que haría lo que fuera por enmendar sus errores.
[🌷]
Por fin el viernes había llegado, Jisung había estado esperando ese día con ansias después de esas largas y sofocantes semanas.
Evitar a Minho fue difícil, tener que dejarlo con la palabra en la boca cuando intentaba hablarle o ignorarlo cuando levantaba la mano en la distancia para saludarlo era casi una tortura. No estaba listo para enfrentarlo, estaba seguro de que Minho sabía sobre sus sentimientos, toda su facultad lo sabía, de hecho; que Minho no lo supiera ya era imposible.
Mingi había sido un buen escape, después de clases la mayoría del tiempo estaba ahí, esperándolo para llevarlo a casa y de esa manera, no tener que lidiar con las personas que quisieran molestarlo. Estaba agradecido, sin embargo, sabía que siempre habían otras intenciones tras sus acciones, especialmente ahora que Mingi descubrió que no había nada entre él y Minho.
De todas formas, no podía prestarle atención, no podía verlo como algo más que un buen amigo y cuando se le dejó en claro, Mingi fue comprensivo y prometió no hacerse ilusiones; al menos ya no tendría que preocuparse por eso.
—¿Vamos ya?—Mingi preguntó con una sonrisa, extendiendo la mano hacia el castaño para que le entregara su mochila, así como había estado haciendo últimamente.
—Vamos—asintió Jisung, sonriendo un poco también.
Los comentarios hacia él siempre se escuchaban en los pasillos, hablando sobre como se enamoró de alguien como Minho, haciendo bromas cada vez que lo veían entrar al baño creyendo que era porque iba a vomitar... Cada día era peor que el anterior y Jisung se preguntaba cuándo iba a terminar. Es por eso que, al poner un pie fuera de la Universidad todo se sentía como un agradable alivio y Mingi se encargaba de que se sintiera mejor.
El camino a casa pese a ser corto, se sintió tranquilo. Ambos subieron al elevador en un cómodo silencio y al llegar a su piso, Mingi acompañó a Jisung hasta su puerta, entregándole hasta entonces su mochila.
—Gracias—murmuró Jisung, buscando las llaves en sus bolsillos.
Mingi se mantuvo en su lugar, esperando a que abriera la puerta para que pudiera entrar a su departamento. Mordió su labio inferior con duda, había estado pensando todo el día en invitarlo a salir y aunque Jisung ya le había dicho que no tenía oportunidad, de todas formas quería estar cerca de él y seguir conociéndolo, diciéndose a sí mismo que podría mantener solo una amistad.
—Sabes... Hoy es viernes—Mingi empezó a hablar con cierto nerviosismo. Jisung asintió—Me preguntaba si-
Un celular empezó a sonar, interrumpiendo la conversación. Jisung sonrió apenado y se disculpó en voz baja, atendiendo la llamada al ver que era su mejor amigo.
—Félix—saludó cortamente.
—Hola, ¿estás en casa?
—Acabo de venir—asintió para sí mismo—¿Sucedió algo?
—No hagas planes, esta noche saldremos.
—Uhm...—no tenía demasiadas ganas de salir, quedarse en casa sonaba a un mejor plan—No lo sé, ¿A dónde quieres ir?
—Te veré en el restaurante de la otra calle, ya sabes, al que siempre dices que quieres ir y nunca vas—rio al otro lado del teléfono.
—Espera, ¿no vendrás primero a casa?
—Mis clases terminan hasta tarde hoy a eso de las seis, iré directo. Tú solo ponte lindo, no vas a quedarte otro viernes encerrado, Han Jisung.
Jisung soltó una corta risa nasal—Bien, te veo ahí más tarde.
Tras una corta despedida, Jisung guardó su celular de nuevo en su bolsillo y dirigió la mirada hacia el más alto.
—Lo siento, al parecer Félix quiere que salgamos. ¿Ibas a decirme algo?
—No es nada—se negó rápidamente, arrepintiéndose—Parece que saldrás a divertirte.
—Algo así—dudó un poco—Tengo un tiempo de no salir y creo que Félix está preocupado—rio cortamente.
—Creo que todos lo estamos—dijo suavemente, esperando no haber sido imprudente. Jisung solo desvió la mirada—Sé que vas a estar bien, por ahora ve y diviértete con Félix.
Jisung sonrió cortamente en respuesta y tras despedirse con la mano, entró a su departamento. Cerró la puerta tras él y el abrumante silencio lo recibió, todavía era temprano, así que decidió por darse una larga y relajante ducha, metido en sus propios pensamientos mientras el agua fría golpeaba su cuerpo.
Después de un largo rato, salió del baño y se dispuso a buscar algo en si armario que fuera lo suficientemente decente para ir a cenar. No sabía exactamente qué estaba tramando su mejor amigo, pero ahora no podía decirle que no, consciente de que necesitaba que sus pensamientos dejaran de girar en torno a Minho.
Suspiró sonoramente mientras se veía a sí mismo en el espejo, notando perfectamente como su aspecto había cambiado en tan poco tiempo. Sus ojeras eran oscuras, sus mejillas ya no eran tan abultadas, su cuerpo se veía más delgado y en su rostro había evidente cansancio.
No soy lo suficientemente lindo para Minho. Se repitió esa frase incontables veces, comparándose con Jeongin en cada oportunidad. ¿Fue por eso que Minho decidió hacerlo a un lado cuando lo necesitaba? No quería darlo por hecho, pero tampoco quería escuchar sus excusas. Además, ¿cómo podría verlo a los ojos si sabía lo enamorado que estaba? Esa humillación era aún peor.
Intentó dejar todo eso de lado, enfocándose esta vez en prepararse para verse con Félix, con quién por cierto, tenía un rato de no salir. Llenó su cabeza de cosas positivas, hizo el esfuerzo por mantenerse así mientras se vestía y se peinado, teniendo como resultado algo que no le disgustó por completo. Su cabello se vía bien y su ropa era adecuada, salió de su habitación y guardó sus cosas en los bolsillos de su chaqueta.
El lugar estaba cerca, así que no era necesario tomar el autobús o un taxi. Caminó en la acera con bastante tranquilidad después de decirle a Félix que estaba de camino, el aire fresco era relajante y las pocas luces de los faroles iluminaban la calle. Tardó apenas unos minutos en llegar, el lugar no estaba muy lleno, por lo que encontrar mesa no fue difícil.
—Buenas noches, le dejaré el menú y nos avisa cuando esté listo para ordenar.
—Estoy esperando a alguien, ordenaremos juntos.
—Perfecto, solo háganos saber cuando vayan a ordenar.
Jisung le sonrió amable a la joven y linda chica que lo atendió antes de que se fuera. Soltó un suave suspiro y vio a través del ventanal hacia el oscuro cielo, golpeó suavemente la mesa con sus dedos mientras esperaba y revisó su celular varias veces, esperando por la respuesta de Félix.
Se mantuvo de esa forma durante un tiempo, hasta que alguien se sentó frente a él. Levantó la mirada creyendo que finalmente, Félix había llegado, pero se tensó por completo cuando vio a Minho en su lugar. Vio a su alrededor en busca de su mejor amigo, pero no habían señales de que estuviera ahí.
—¿Qué haces aquí?—fue lo primero que Jisung preguntó con timidez y sin poder verlo durante tanto tiempo, desviando la mirada.
—No sabía que estarías aquí—mintió Minho, sintiéndose un poco incómodo.
—Justo tienes que estar aquí—susurró, más sorprendido que molesto—Félix viene en camino, así que deberías buscar otra mesa.
—¿No puedo quedarme aquí mientras tanto?
—Minho...
—Solo mientras tanto—insistió—Luego me iré.
Se había esforzado, realmente se había esforzado por evitarlo durante esos días, por no tener que verlo a los ojos, pero ahora no tenía más opción. Podía insistir para que se fuera, más no se sentía con el valor de echarlo, no cuando el lugar estaba lleno de personas.
—Luego te irás—Jisung repitió y Minho asintió.
El silencio se hizo presente en su mesa, Jisung fingió que hacía algo en si celular mientras Minho no dejaba de ver sus acciones, manteniéndose así durante un rato hasta que nuevamente, la mesera llegó.
—¿Están listos para ordenar?—preguntó amablemente, viéndolos a ambos.
—Si, para mi una lasaña de pollo y una limonada de fresa—pidió Minho, dirigiendo la mirada hacia Jisung—¿Y tú?
Jisung quiso protestar y decirle que no era él su acompañante, pero la chica estaba viéndolo con mucha atención, así que tuvo que ceder.
—Lo mismo, con una limonada de piña—vio a la chica anotar su orden y luego vio hacia sus manos sobre la mesa.
—En un momento traigo su comida—les sonrió y se fue, dejándolos a ambos de nuevo en el silencio.
—Debiste esperar a que Félix viniera—dijo Jisung en voz baja y sin mirarlo.
—¿Podemos hablar?—preguntó Minho tras un corto suspiro—Me has evitado durante estos días y no me dejas acercarme.
—No quiero hablar de eso, Minho.
—A mi me importa arreglar las cosas contigo, Jisung—lo miró con decisión.
—Habla, entonces—suspiró rendido, por fin sosteniéndole la mirada—Dilo de una vez, luego de eso cambia de mesa y déjame solo.
Estaba siendo un poco cruel, no estaba acostumbrado a ser grosero, pero no había otra forma, esa era la única manera para mantenerse al margen y evitar que Minho quisiera hablar del tema, y ahora que ya estaba ahí, frente a él, solo le quedaba escuchar y luego hacer como si nada pasó.
Así como estuvo haciendo últimamente.
—Sé que pasó, sé lo que hizo Miyeon y sus amigas—empezó, notando como la expresión de Jisung decayó, dándole paso a la vergüenza—Ese día fui a buscarte para hablar contigo, para saber cómo estabas y caundo llegué a tu departamento ya estabas inconsciente.
—No debiste ver ese vídeo—agachó la mirada, avergonzado y asustado—Lamento ponerte en esa posición, las personas dicen cosas y es mi culpa, no debí ser tan descuidado, pero ese día no pude conterlo más y... Pasó.
—No es tu culpa, Jisung—le aseguró con voz tranquila—Nada de lo que pasa es tu culpa.
—¿Por qué me evitaste, entonces?—preguntó dolido—Si es así como dices, ¿por qué me ignoraste tanto? Tuve miedo de mis propios sentimientos y creí que estabas molesto.
—Estaba asustado—confesó directamente—Yo iba a quedarme contigo ese día hasta que despertaras, pero estaba muy asustado, no sabía cómo debía tomar el hecho de que estás enfermo por mí, de que estabas en esa habitación de hospital por mí.
Jisung escondió el rostro entre sus manos y trató de tranquilizar su respiración, siéndole cada vez más difícil verlo a los ojos con cada cosa que decía.
—No importa lo que pase conmigo—quitó las manos de su cara y limpió rápidamente sus ojos cristalinos—Yo solo quería que estuvieras ahí. Después, cuando no llegaste nunca quise conformarme con al menos un mensaje, pero tampoco respondiste.
—Y de verdad, lo siento—se disculpó con sinceridad, siéndole difícil verlo de nuevo en ese estado tan vulnerable—Sigo cometiendo errores, sigo equivocándome contigo y cada vez es más complicado porque soy idiota y termino huyendo.
—¿Por qué siempre termina siendo así entre nosotros?—preguntó herido, haciendo su mayor esfuerzo por no llorar—A veces creo que todavía me odias, que me quieres lejos y que no te importa si un día simplemente desaparezco.
—Prometo que voy a compensarlo todo y esta vez no voy a fallarte de nuevo—aseguró, llevando sus manos sobre la mesa hasta alcanzar las de Jisung—Me importas mucho y no quiero que las cosas empeoren. Quiero salir contigo, hablar contigo, visitar a tu familia contigo... Quiero quedarme a tu lado y saber que estarás bien.
Jisung abrió los ojos en sorpresa al sentir el cariñoso tacto en sus manos, su corazón latiendo emocionado por tan pequeña acción. Estaba un poco confundido, que Minho hablara y lo tratara así era diferente a lo que estaba acostumbrado; le importaba a Minho, él mismo se lo había dicho, eso alegró su corazón, tanto que el dolor de no ser correspondido simplemente no estaba ahí en ese momento.
Una pequeña sonrisa se mostró en sus labios al mismo tiempo que sus mejillas enrojecieron levemente cuando Minho quitó las manos de las suyas. La molestia, el resentimiento y la decepción que sentía por él desapareció, esta vez llenándose de emoción porque no había otra cosa que quisiera más que estar con el chico al que tanto amaba.
—Es todo lo que tenía que decir—Minho rompió el corto silencio que se creó—Mereces algo mejor que solo una disculpa y una promesa, pero estoy dispuesto a cumplirlo por ti y si quieres que haga algo más para que me creas, dímelo y lo haré.
—No te cambies de mesa, quédate aquí—le pidió sin saber cómo reaccionar ante tal confesión, dando por hecho que aceptó sus disculpas.
—¿Seguro?—le sonrió, acomodándose mejor en su asiento.
Jisung asintió varias veces sin dejar de sonreír, feliz de que las cosas por fin fueron aclaradas y aunque todavía estaba un poco apenado porque Minho sabía sobre sus sentimientos, agradeció mentalmente que el tema no volvió a salir y que Minho no estaba siendo indiferente al respecto.
La comida llegó poco después, el ambiente entre los dos había mejorado y Jisung volvió a sentirse cómodo. Sintió su celular vibrar en su bolsillo y lo revisó rápidamente, suponiendo que era Félix.
Lix🐥
Supongo que ya sabes que no voy a llegar, dile a Minho que me debe una muy grande. Lo siento, Ji🙏🏼
Jisung soltó una corta risa por lo bajo, viendo de manera disimulada a Minho quien estaba muy entretenido con su plato de comida. Escribió un corto mensaje y lo envió, poniendo toda su atención en Minho y en lo feliz que ahora se sentía.
Gracias.
[🌷]
Al finalizar la cena, Minho se encargó de pagar todo aunque Jisung insistió en que no era necesario, que no debía hacerlo, sin embargo, la sensación fue linda, como si en realidad estuvieran en una cita.
Jisung debía quitarse esas ideas de la cabeza, pero vivir en esa fantasía por ahora era mucho mejor que desilusionarse por la triste realidad en la que Minho solo hacía lo que hacía porque quería ser amable.
Ya que el hogar de ambos estaba cerca, decidieron caminar. Minho mantuvo una leve sonrisa durante todo el camino, ver a Jisung tan sonriente y hablando como siempre, ciertamente llenaba su pecho de felicidad, se sentía como cuando se conocieron, Jisung hablando de todo y él solo escuchando.
—Es por eso que Sunoo tiene prohibido tener gatos—finalizó el castaño cuando se detuvieron frente a su departamento.
—Ahora entiendo—asintió Minho.
—Hablé mucho, ¿cierto?—lo miró apenado—Casi no dijiste nada.
—Estaba escuchándote—respondió suave—Se siente como cuando te invitaba a salir y hablabas de todo. Me alegra saber que no has cambiado.
Jisung se sonrojó de inmediato, tratando de calmar su corazón agitado.
—Creí que ahora odiabas eso—dijo sin dejar de verlo—Recordar como éramos antes.
—Pensé que si, pero en realidad creo que fueron momentos increíbles.
—Que bueno—sonrió, siéndole imposible no hacerlo con todo lo que estaba escuchando—Debo entrar—señaló la puerta, buscando las llaves en su bolsillo.
—Claro—asintió Minho, quedándose en el mismo lugar hasta ver que Jisung entrara.
Logró abrir la puerta en cuestión de segundos y entró, viéndolo ahora desde el umbral.
—Gracias por todo, por hablar conmigo y explicarme lo que pasó, aunque a decir verdad, todo este tiempo fui yo quien no te dejó hacerlo. Lo siento—mordió su labio inferior y agachó un poco la mirada, sintiéndose un poco culpable de la lejanía de ambos—Me alegra saber que ahora estamos mejor.
Minho lo miró con ternura, sonriendo un poco con la evidente vergüenza de Jisung. No podía explicarse a sí mismo cómo fue que sus sentimientos habían aparecido de nuevo por la misma persona; fue lo suficientemente estúpido para que eso pasara, pero ahora no estaba arrepentido.
—Buenas noches, Min—se despidió Jisung, haciendo el amago de cerrar la puerta, pero Minho lo detuvo.
—Espera—empujó un poco la puerta, evitando que se cerrara.
Jisung lo vio atento y expectante, esperando a que Minho hablara de nuevo. Parecía que realmente quería decir algo, pero no entendía porqué seguía en silencio.
—¿Minho?—lo llamó, viéndolo un poco confundido.
Minho estuvo en un corto trance mientras lo miraba, metido en un pequeño debate consigo mismo sobre qué hacer y antes de que Jisung preguntara una vez más, tomó su muñeca y lo empujó suavemente hacia el interior del departamento, cerró la puerta con agilidad y lo acorraló de espaldas a esta, viéndolo a través de la luz que entraba desde las ventanas en esa silenciosa noche.
Su corazón latía con fuerza contra su pecho debido a los nervios, debido a la cercanía que él mismo creó en ambos, haciendo lo sentir ansioso. Las palabras se quedaron estancadas en su garganta y en su lugar, se inclinó un poco más hasta que sus labios tocaron los de Jisung.
Cerró los ojos por pura inercia, sus labios tocándose con sutileza a pesar de la creciente necesidad de tomar el control. Jisung llevó sus brazos alrededor del cuello de Minho y abrió la boca solo un poco, tomando la iniciática cuando Minho hizo lo mismo y al fin sus bocas lograron encajar.
Minho suspiró satisfecho sobre sus labios y logró profundizar el beso, aferrándose con fuerza a su cintura para no dejar que se alejara.
Una de las manos de Minho subió hasta la mejilla de Jisung, acunando su rostro con mucho cuidado a pesar de lo apasionado que era el beso ahora. Se apartó solo un poco por la falta de aire y al abrir los ojos se encontró con Jisung quien seguía con los ojos cerrados.
—¿No vas a verme ahora?—preguntó luego de un par de segundos sin dejar de acariciar una de sus mejillas.
—No—negó con la cabeza y apartó sus brazos del mayor, sintiendo sus mejillas calentarse y sus labios hormiguear por el beso.
Minho rio por lo bajo y con ambas manos acunó su rostro; primero beso su frente con cariño, luego bajó hacia sus mejillas y finalizó con un último y corto beso sobre sus labios.
Jisung cerró ambas manos en un puño debido a lo nervioso que estaba, todavía sin poder abrir los ojos y enfrentarlo. ¿De qué se trataba todo ese cariño tan de repente? Tenía miedo de preguntar.
—Te extrañé—dijo Minho en voz baja y muy cerca de sus labios.
Al no obtener una respuesta, Minho lo atrajo hacia sus brazos y lo rodeó en un cálido abrazo al que Jisung respondió casi de inmediato, como si hubiera esperando por eso.
Jisung simplemente se recostó cerca de su hombro y no dijo nada más, disfrutando de esa sensación y atesorando cada palabra que Minho estaba expresando. No sabía cuánto más iba a durar, pero estaba seguro de no olvidaría ese momento.
—Yo también te extrañé—respondió cerca de su oído, ignorando el nudo en su garganta.
Se mantuvieron en esa posición durante un rato hasta que Minho decidió apartarse para mirarlo y esta vez, Jisung también lo miró.
—¿Quieres dormir ya o quieres hacer algo más?
—¿Algo cómo qué?—Jisung cuestionó confundido, tratando de no verse demasiado obvio con las sensaciones que le provocaba que Minho estuviera tan cerca.
Quería besarlo otra vez, abrazarlo durante la noche y tener toda su atención.
—Uhm, podríamos ver una película, tú disfrutas eso.
—¿En serio quieres pasar un viernes viendo películas conmigo?—preguntó emocionado. Minho logró ver el brillo en sus ojos y sintió calidez en su pecho.
—Eso quiero—asintió.
Jisung se alejó por completo de Minho y corrió a la cocina en busca de algunos aperitivos. Minho lo vio atentamente desde su lugar cuando encendieron las luces, siguiendo sus movimientos con detalle, diciéndose a sí mismo que no tenía dudas en cuánto a que Jisung le gustaba, aunque en sus adentros deseaba poder sentir más que eso.
—Elige tú la película, dejaré que lo hagas solo esta vez.
—Buscaré una de terror.
—Esperaba que lo dijeras—rio desde la cocina.
Ambos se sentaron lado a lado en el sofá frente a la televisión y después de un par de horas, Jisung se quedó dormido. Minho no tenía problemas con que Jisung estuviera recostado sobre su hombro, pero no quería que se quedara en esa posición tan incómoda, así que, con mucho cuidado, apagar la televisión y cargó a Jisung hasta su habitación, lo recostó sobre la cama y lo puso cómodo.
Suspiró cuando terminó de arroparlo, se sentó en la orilla de la cama sin dejar de verlo, apreciando lo lindo que se veía mientras dormía.
—Vas a estar bien—susurró, acariciando su cabello—Haré que seas muy feliz y no volverás a sufrir por todo esto.
Minho estaba convencido de que podría lograrlo si seguía esforzándose en dejar que sus sentimientos fluyeran sin retenerlos, sin embargo, la vida de Jisung estaba en peligro, más de lo que ellos creían y contra eso, no había nada que pudieran hacer.
El tiempo de Jisung estaba terminando y no había forma de detenerlo.
[🌷]
Holaaaaa, feliz día del amor y la amistad, este es mi regalo. Espero que les haya gustado el cap ❤️, estamos casi al final de la historia, así que hagan sus conclusiones👀
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