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Mi nombre es Han Jisung

En su tercer año de Universidad, con veintiún años, Minho evitó totalmente cualquier tipo de atracción hacia otra persona. Cerrarse totalmente al amor fue algo que se planteó desde que presenció la muerte de alguien a quién quería mucho y no pudo superar, dejándolo con una sensación de rechazo hacia cualquier indicio de algo más que una amistad con alguien, evitando así, una tragedia.

Esa mañana fue como todas las demás, un nuevo año lectivo se hizo presente, lo que significaba que habrían nuevos alumnos en la universidad. Era frustrante tener que lidiar con la presión de conocer a alguien y poner límites desde el principio, a veces se sentía apenado al respecto, tener que explicarle a cada persona sus límites llegaba a ser vergonzoso en algunas ocasiones.

Se dio un último vistazo en el espejo, guardó las cosas en su mochila y salió de su habitación, dándose cuenta de que su compañero de piso, Chan ya tenía el desayuno listo, como de costumbre.

—¿No tienes clases hoy?—preguntó el pelinaranja como saludo, tomando asiento en el pequeño comedor del departamento.

—Más tarde—respondió cortamente el mayor, sirviendo la comida en dos platos junto a dos tazas de café—¿Todavía vas con tiempo? Para que desayunes.

—Eso creo—vio la hora en su reloj y ya iba tarde, pero no podía negarse al desayuno de compañero de piso. No sabía nunca como negarse.

De manera disimulada, Minho comió un poco más rápido de lo normal, asintiendo vagamente y dando respuestas cortas a la conversación de Chan, más atento al hecho de que debía terminar e irse para estar a tiempo en clases porque sabía que si llegaba tarde, no lo dejarían entrar.

—Lo siento, Chan, debo irme, si quieres dejas los platos y yo me encargo al regresar—se levantó y recogió los platos sucios de la mesa—Gracias por el desayuno—no esperó respuesta y corrió hacia el baño para cepillar sus dientes. 

Chan lo siguió con la mirada y asintió mientras le daba un sorbo a su café, pensando en que, Minho era mucho más atento y amable que lo que las personas creían. Muchas veces pensó en la posibilidad de enamorarse de él, pero desde el principio, Minho le dejó en claro que no iba a lidiar con algo así, por lo que tuvo que adaptarse fuertemente a sus límites y simplemente enfocarse en otras personas, descartando completamente una oportunidad con Minho a pesar de lo difícil que podría ser no sentir algo más que una atracción hacia alguien como él, porque ahora que lo conocía mucho mejor, sabía perfectamente que era un gran chico.  Ahora, después de dos años viviendo juntos, Chan aprendió a ignorar esos detalles y desechó completamente esa idea, y supo que nunca sintió nada profundo por él debido a que nunca se enfermó; tal vez existió atracción, pero nunca llegó a sentir amor.

Creó una barrera en la que enamorarse de Minho, estaba totalmente prohibido.

—¡Te veré más tarde!—se despidió el menor, saliendo a paso rápido del departamento sin esperar una respuesta.

Un sonoro suspiro salió de los labios del rubio al mismo tiempo que una corta risa por la situación. Negó con la cabeza para sí mismo y se puso de pie, dispuesto a limpiar todo antes de empezar a arreglarse para sus clases.

[🌷]

A esas alturas del día, a Minho ya no le interesaba lo despeinado o desarreglado que se veía debido a que tuvo que correr para llegar a la universidad. Se culpaba a sí mismo por no haber puesto el despertador la hora correcta, también culpaba al deficiente transporte público, porque a pesar de que su edificio de departamentos quedaba cerca de la universidad, debía tomar un autobús si quería llegar a tiempo, más no contaba con que justo ese día tardara más de lo esperado.

Vio su reloj una vez más cuando pasó las puertas de su facultad, tenía sólo dos minutos para llegar al cuarto piso hasta su salón de clases. Corrió escaleras arriba sin importar las personas que pasaban sin prisa a su lado, tratando de ser cuidadoso para no empujar a nadie, pero en el tercer piso, al dar la vuelta en una esquina para seguir subiendo no logró detenerse cuando alguien más se interpuso en su camino, empujándolo para que en cuestión de segundos, ambos estuvieran sobre las escaleras, quejándose por la caída.

—Lo que me faltaba...—murmuró el otro chico, recogiendo las carpetas y papeles que se esparcieron al caer—¿Era necesario que justo hoy me pasara esto también?—dijo para sí mismo, metido en su propio mundo.

Minho se sintió avergonzado por haber causado su caída, se acercó con la intención de ayudarlo, pero el contrario ya había recogido todo y se notaba molesto por la situación.

—Lo siento, no te vi y voy tarde a clases—se disculpó Minho rápidamente, viendo las manos ligeramente raspadas y rojas del chico debido a la caída—De verdad lo lamento.

—Está bien—murmuró en respuesta sin mirarlo, concentrado en el picor de sus manos y en limpiar el polvo de sus pantalones.

Sin poder hacer nada más, Minho siguió subiendo las escaleras a pesar de que sabía que ya no tenía el tiempo suficiente para llegar; aún así siguió corriendo. Cuando por fin llegó al cuarto piso, Minho se detuvo justo frente a la puerta cerrada de su salón de clases. Suspiró sonoramente y se sentó, sabiendo perfectamente que su esfuerzo por llegar fue en vano, dejó su mochila a un lado y se apoyó en la pared con cansancio, frustrado porque no podría recibir la clase en su primer día. Estuvo en esa posición durante un rato hasta que escuchó algunos gritos al fondo del pasillo; frunció el ceño y se levantó, dando algunos pasos para acercarse hacia donde se escuchaba el escándalo.

—¡Es irresponsabilidad suya!

—Solo me atrasé unos minutos, por favor...

—¡Váyase de aquí! Si lo dejo entrar todos querrán hacer lo mismo. ¡Reglas son reglas!—lo miró con cierta superioridad, manteniendo una expresión molesta en su rostro.

Minho vio al mismo chico de hace rato frente a unos de los profesores, encogiéndose con cada grito. Algunos alumnos a su alrededor miraban la escena, murmurando entre ellos, algunos hasta riéndose en voz baja. Negó con la cabeza y con seguridad se acercó hacia ellos, viendo como el hombre señalaba con dureza al chico.

—¿Cuál es su nombre?—no obtuvo respuesta. Con atrevimiento tomó el mentón del menor entre sus dedos, haciendo que lo viera—Pregunté por su nombre—repitió.

Al ver esta acción, Minho agarró con fuerza la mano de su profesor y la tiró a un lado, importándole poco el hecho de que era mayor y que posiblemente, podría reprobarlo por su intromisión.

—No es necesario que lo toque para preguntar su nombre—dijo con seriedad sin dejar de mirarlo.

—¿Lee?—el hombre soltó una risa incrédula, cruzándose de brazos—No es asunto suyo, solo estoy tratando de poner orden con los nuevos.

—No es la manera tampoco, profesor Choi.

—No vas a cuestionar mis métodos—respondió, sosteniéndole la mirada—Nunca he tenido una sola queja, así que váyase a clases y déjeme hacer mi trabajo—dirigió su mirada hacia el chico, negando con la cabeza—No va a entrar a esta clase, a la próxima, asegúrese de venir más temprano.

Tras sus últimas palabras, entró al salón de clases y cerró de un portazo, dejándolo sorprendido y avergonzado frente a los demás alumnos que siguieron murmurando hasta que poco a poco, cada quien siguió caminando hasta su destino.
Minho le dio un último vistazo al chico y regresó por donde llegó, tomó sus cosas de donde las había dejado y se dirigió escaleras abajo, decidido a pasar el resto de la hora en otro lugar porque de todas formas, su siguiente clase era en el segundo piso.

Inmerso en sus propios pensamientos, ignoró los llamados a sus espaldas, hasta que tocaron su hombro, haciéndolo girar sobre sus pies con una expresión confusa en su rostro.

—¿Si?

—Gracias.

Minho asintió indiferente sin responder y siguió caminando, más no contaba con el hecho de que el castaño iba a seguirlo. Trató de ignorarlo, pero después de unos segundos simplemente no podía solo pasar por alto su presencia.

—¿Necesitas algo más?—le preguntó, deteniéndose en el inicio de las escaleras del primer piso.

—Mi nombre es Han Jisung—hizo una corta reverencia, viéndolo con la intención de obtener una respuesta, de obtener su nombre también.

—Bueno, Jisung, ¿por qué me sigues?

—¿Estás ocupado en este momento?

Minho negó lentamente con la cabeza, confundido por la pregunta.

—¿Quisieras ir conmigo por algo de comer?

—Ya desayuné—rechazó la idea, deseando un poco de tranquilidad en esa mañana tan movida.

Y ni siquiera era medio día.

—Entonces, ¿puedes solo acompañarme?

—¿Quieres que vaya contigo a ver cómo desayunas?

Jisung mordió su labio inferior y evitó su mirada, sintiéndose un poco avergonzado por lo tonto que sonaba el plan, pero realmente esperaba que al menos aceptara algo de tomar, solo que no sabía de qué otra forma decírselo.

Suspiró.

—Solo quiero agradecerte por lo de hace rato—dijo casi en voz baja—Tal vez un café.

—Ya lo hiciste—se encogió de hombros—Con eso es suficiente.

—Quiero hacerlo apropiadamente.

—Mira, realmente no es necesario, ¿está bien? Solo ve a clases.

—¿Al menos puedes decirme tu nombre? Escuché que tu apellido es Lee.

—Minho—respondió cortamente, acomodando la mochila sobre su hombro—¿Ya puedo irme?

Jisung asintió, satisfecho con la respuesta. Al darse la vuelta, Minho sintió algo extraño dentro de sí mismo, algo que le decía una y otra vez que no sería su última interacción con Han Jisung, y aunque le daba miedo incluso pensarlo, sabía que era una sensación diferente.

Eso solo debía motivarlo a limitarse mucho más, de ninguna manera, Han Jisung sería alguien importante.

[🌷]

Les aviso que algunos caps serán largos y otros cortos😘

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