Gracias por amarme
Jeongin peinó con sus dedos el suave cabello de Hyunjin quien estaba recostado sobre su regazo, admirando su expresión tan relajada y en calma en ese no tan soleado día.
Había extrañado esos momentos, los había extrañado más de lo que pensaba y estar ahí de nuevo, se sentía cálido y reconfortante.
Pasó poco más de un mes desde que dejó que Hyunjin tratara de enmendar sus errores y estaba feliz de haber tomado esa decisión. Pensó un poco en lo que sentía por Minho y se dio cuenta de que no era tan fuerte como creyó, era solo un capricho, algo que se hizo creer a sí mismo de manera inconsciente para sobrellevar el dolor de su ruptura con Hyunjin, pero ahora, con la mente en claro podía decir que estaba seguro de que sus sentimientos reales solo podían girar en torno a Hyunjin, manteniéndose tan enamorado como al principio.
—¿No te molesta el ruido?—Hyunjin preguntó en voz baja y somnolienta, llamando su atención al verlo tan distraído.
—No, no...—respondió Jeongin, reaccionando—¿Te molesta a ti?—preguntó de la misma manera, dándose cuenta ahora de que el parque estaba más lleno que hace unos minutos atrás.
—Un poco—se levantó del regazo de Jeongin y se acomodó frente a él—Gracias por aceptar venir conmigo al parque, sabes que me gusta mucho estar aquí.
—Siempre dices lo mismo—encogió sus rodillas hacia su pecho sin dejar de verlo—Creí que era obvio que ya no es necesario agradecer por algo que hacemos seguido.
Hyunjin se encogió de hombros—Aún así, siento que todavía debo hacerlo, que tú dejes que te vea es algo que agradezco y aprecio mucho.
Jeongin suspiró suave y agachó un poco la mirada.
—Cuando éramos novios solo salíamos porque era obvio... Ahora se siente cómo si no nos conociéramos bien, cómo si fuéramos nuevos en esto—habló, todavía sin verlo.
—No es eso—negó Hyunjin, levantando su mentón con sus dedos para que lo mirara—Es solo que me da un poco de temor dar todo por seguro... Creo que no tengo nada claro porque no hemos hablado al respecto y está bien, hablaremos cuando tú creas que es necesario.
—Es mi culpa—admitió Jeongin, tomando las manos de Hyunjin entre las suyas—Al parecer yo estoy dando por hecho las cosas cuando en realidad no estoy explicándote nada—volvió a suspirar, dándole una pequeña sonrisa—Me gusta salir contigo, quedarme en casa contigo, estar donde sea contigo, no debes de agradecer porque salgamos, ¿está bien?
—Está bien—sonrió Hyunjin de regreso.
Se mantuvieron en silencio por un rato más, disfrutando de su presencia en ese momento hasta que fue hora de regresar a casa. Hyunjin moría por tomar su mano, por abrazarlo por la espalda mientras caminaban o robarle algún beso, pero se contuvo de hacerlo, teniendo muy presente que debía de ser cuidadoso para no incomodarlo o presionarlo. Por otro lado, Jeongin deseaba lo mismo, deseaba que Hyunjin tuviera esa iniciativa con él, pero al parecer, quizás no se sentía de la misma manera.
Un poco frustrado, Jeongin suspiró con fuerza sin darse cuenta, llamando la atención del más alto. Ambos se detuvieron frente a la puerta de la casa de Jeongin, quedándose en unos segundos de silencio antes de que Hyunjin empezara a hablar:
—¿Sucede algo?—preguntó preocupado—De repente te ves molesto, ¿dije algo que no debía?
—No—respondió cortamente.
—¿Entonces?
Jeongin volvió a suspirar, viéndolo a los ojos—¿Tú de verdad quieres regresar conmigo?
—Si... Si, claro que si—respondió un poco sorprendido por la pregunta—He tratado de conquistarte otra vez, de no hacerte dudar sobre mi... ¿No está funcionando?—preguntó esto último con cierto temor y decepción.
—Toma mi mano entonces, abrázame, dime que me amas, bésame, ¡solo haz algo!—mordió su labio inferior, avergonzado—Deja de limitarte tanto, ya no seas cuidadoso... Yo también quiero regresar contigo, lo quiero desde hace mucho tiempo, creí que estaba siendo claro—confesó por fin.
Hyunjin lo vio en silencio y sin saber qué responder, había estado esperando por algo así desde que Jeongin terminó con él y ahora escucharlo decir que también quería que estuvieran juntos, era simplemente maravilloso. Sonrió ampliamente y soltó una corta risa sin poder contener la felicidad, riéndose aún más al ver el ceño fruncido en la frente del menor.
—¿Te parece gracioso?—Jeongin se cruzó de brazos—¡Debes tomártelo en serio!
—Te amo, Jeongin—dijo con voz tranquila, tomando sus manos para besar el dorso de éstas—Estoy enamorado de ti y nada me haría más feliz que aceptaras estar conmigo otra vez.
Jeongin sintió sus ojos cristalizarse, sintiéndose finalmente lleno de alivio. Se acercó hacia él y dejó un corto y dulce beso en sus labios antes de abrazarlo con fuerza, descansando su mejilla sobre su hombro con total libertad, sin ningún tipo de límites o incomodidad, por fin siendo ellos dos juntos como hace tiempo atrás.
—Yo también te amo, Hyunjin—susurró, sintiéndose cálido y cómodo entre sus brazos—No me hagas alejarme otra vez—pidió casi con súplica, temiendo tener que pasar por lo mismo.
Hyunjin lo abrazó con más fuerza, haciéndole entender que no volvería a dejarlo, que no volvería confiarse de que Jeongin no sería capaz de irse una vez más.
El celular de Hyunjin sonó, interrumpiendo el momento entre los dos. Con un suave quejido de protesta, Jeongin se separó un poco, viéndolo con atención atender el teléfono.
—Que me llames es extraño, dime qué pasa rápido porque estoy en medio de algo importante—preguntó directamente con el ceño fruncido, pero su expresión cambió totalmente mientras escuchaba lo que le decían al otro lado de la línea, asustando un poco a Jeongin—Ahora voy—terminó la llamada rápidamente, viendo al menor con preocupación.
—¿Qué pasó? Parece que es algo malo.
—Era Félix... Jisung está en el hospital y no despierta hace dos días.
[🌷]
Félix fue el primero en darse cuenta de que nada iba bien con Jisung a pesar de que trataba de convencerlo de que así era, sin embargo, aún sabiéndolo, no hizo nada útil para ayudarlo.
Sus manos temblaron, impidiéndole abrir la puerta de su departamento. Gritó frustrado, pero después de un par de intentos más, logró abrirla. Con pasos rápidos alcanzó la puerta del departamento de su novio y tocó varias veces sin cuidado, desesperado.
Chan abrió la puerta de un jalón, molesto por la brusquedad de los golpes, pero toda esa sensación desapareció en segundos cuando vio a Félix tan afectado.
—Es Jisung—balbuceó, todavía temblando—Él... Él no despierta... Respira, pero no se mueve, no despierta, Chan.
Apurado, Chan corrió hacia donde Félix le indicó y sin dificultad cargó a Jisung entre sus brazos, sintiendo su ahora pálida piel muy fría.
—Vamos al hospital—dijo cortamente, yendo hacia el elevador.
Cuando entraron a emergencias, fueron rápidamente atendidos por los enfermeros más cercanos, llevándoselo en una camilla hacia una de las habitaciones de ese largo pasillo. Félix empezó a llorar finalmente sin poder retenerlo, teniendo un mal presentimiento sobre todo lo que estaba pasando.
—Jisung está grave, sé que está grave—sollozó, caminando de un lado a otro—Esta vez es diferente, puedo sentirlo... Él ha estado muy mal desde que fuimos a la playa, se veía más débil y cansado.
—Esperemos al doctor—tomó su muñeca, deteniéndolo—Por ahora trata de tranquilizarte un poco, ¿si?—le dijo con suavidad, atrayéndolo a su cuerpo para abrazarlo—Va a estar bien, pronto nos dirán qué pasa.
¿Cómo podía tranquilizarse? Su mejor amigo estaba increíblemente pálido e inconsciente, no había forma de que dejara de pensar sobre eso.
Las horas pasaban y todavía no obtenían una respuesta, Félix estaba más tranquilo ahora, pero seguía desesperado, asustado y muy ansioso, levantando la vista cada vez que veía gente saliendo de la habitación hasta que horas después, por fin un doctor se acercó con algunos papeles en la mano.
—¿Ustedes son los familiares del joven Han?
—Si, somos nosotros—respondió Félix de inmediato—¿Qué pasó? ¿Ya despertó?
—Todavía no—negó—¿Sabían ustedes sobre su condición?
—Si—asintió Félix, cada vez más ansioso.
—Hicimos algunos exámenes y descubrimos que la enfermedad está muy avanzada, sus pulmones están perforados y la cantidad de pétalos dentro de él están estancados, por eso decayó hasta quedarse inconciente.
—Pero... ¿Si pueden intervenir, cierto?—Chan preguntó al notar que Félix se quedó en silencio—Al menos para que las raíces no obstruyan sus órganos.
—Necesitamos el consentimiento del joven Han—suspiró—Remover las raíces implica hacer la cirugía completa y no podemos proceder si él no está de acuerdo—los miró a ambos con seriedad y aclaró su garganta—Además... Hasta este punto, no creo que sea tan fácil hacerlo, la intervención llegó a su límite de riesgo.
—¿Entonces qué? ¿Solo debe morir?—la voz de Félix tembló con solo preguntar—¿Está diciendo que esa es la única solución ahora?
—Es eso o que de alguna manera, la enfermedad se cure por sí misma al ser correspondido porque si ese fuera el caso, las raíces empezarían a acortarse hasta darnos la posibilidad de acelerar el proceso sin dañarlo.
—Entonces debe morir—concluyó Félix, rindiéndose ante ese hecho.
—Cuando el joven Han despierte, les haremos saber—se despidió de ambos con una leve inclinación y se fue, dejándolos en el silencioso pasillo.
Félix no podía creer que finalmente había perdido las esperanzas. En silencio tomó asiento en una de las sillas y dejó escapar el aire que no sabía que tenía retenido, soltando un fuerte sollozo que alertó a Chan, sentándose a su lado.
El resto de la noche, Félix lloró hasta quedarse dormido sobre el hombro de su novio, aliviando momentáneamente su dolor.
Por su parte, Chan se permitió llorar también en silencio mientras tanto.
[🌷]
Minho estaba furioso, preguntándose una y otra vez porqué razón, Félix ni Chan le habían avisado lo que estaba pasando. Llamó a Jisung varias veces y no obtuvo respuestas, al principio creyó que se debía a que estaba ocupado, pero después de que el tiempo pasara sin saber nada, empezó a preocuparse. Sin más opciones, decidió llamar a Félix y sintió un poco de alivio cuando le dijo que Jisung estaba bien y que habían salido, explicándole que no respondía sus llamadas y mensajes porque había olvidado el celular en casa.
Pero al siguiente día, no puedo sentirse tranquilo, que Jisung no le haya respondido ya parecía extraño, haciéndolo creer que había dicho algo para molestarlo. Por la tarde llegó al departamento de su vecino y tocó varias veces la puerta, llamándolo a través de esta, pero nadie respondió.
Llamó una vez más a su celular y sintió alivio cuando por fin respondieron al otro lado de la línea, pero su expresión decayó de inmediato cuando no escuchó a Jisung, sino que a Chan diciéndole que estaban en el hospital desde hace un par de días.
Sin pensarlo se dirigió hasta el hospital, su cabeza era un desastre y el temor en su interior se intensificaba con solo hacerse una idea de lo que estaba pasando. Al llegar preguntó por Jisung y rápidamente le indicaron hacia donde ir, corrió hasta ahí e identificó a Chan al final del pasillo.
—¿En qué habitación está Jisung?—preguntó agitado por haber corrido tanto—¿¡Por qué nadie me avisó!?
Félix se puso de pie y vio con molestia a su novio antes de hablar hacia Minho.
—No tienes que estar aquí—dijo entre dientes—Esto es tu culpa, es porque insististe en que podías ayudar, ¿pero adivina qué?—sus ojos se cristalizaron, lleno de enojo—¡No sirvió de nada! ¡Jisung sigue sin despertar y todo es tu culpa!
No pudo controlarse y Félix cayó sobre sus rodillas, sumiéndose nuevamente en un incontrolable llanto.
—Era obvio que no ibas a enamorarte—sollozó, escondiendo su rostro entre sus manos—Que te guste Jisung no ayuda en nada.
Chan se agachó a la altura de su novio y lo rodeó con sus brazos, quedándose en silencio sin ser parte de esa discusión porque sabía que solo empeoraría; de alguna manera, Félix necesitaba desahogarse y aunque no era la mejor manera, solo así podría calmarse totalmente.
—Jisung debió hacerse esa cirugía hace tiempo y ahora no hay vuelta atrás—dijo en voz baja, sintiendo su pecho doler con fuerza—No logré convencerlo y tú solo seguías dándole esperanzas, tratándolo como si en realidad lo quisieras.
—Pensé... Pensé que podría lograrlo—Minho balbuceó con un nudo en la garganta—Yo...
—¡Pero no fue así!—interrumpió, poniéndose de pie con dificultad—¡No hiciste nada más que empeorarlo!
—Es suficiente—intervino Chan, poniéndose frente a Felix para tomarlo de los hombros—No es momento de culpar, ahora debemos estar tranquilos y esperar a lo que diga el doctor.
—¿Por qué le dijiste que estábamos aquí?—lo cuestionó con enojo—No debiste avisarle.
—Porque es mi mejor amigo—respondió Chan con voz tranquila—Porque le importa Jisung y merece saberlo.
Felix apartó la mirada y no protestó más, alejándose de ahí momentos después en busca de un poco de aire que le ayudase a sentirse mejor.
—Es mi culpa—aceptó Minho en voz baja—Creí que podría enamorarme de él porque me gusta, pero no fue así—negó con la cabeza—¿Por qué no pude?—levantó la mirada hacia Chan, dejando escapar algunas lágrimas—¿Si me gusta tanto por qué no puedo amarlo?
—No es culpa de nadie, tal y como tampoco fue culpa de Jisung que tú te hicieras esa cirugía, ¿si?—suspiró sonoramente, revolviendo su cabello con preocupación y frustración por encontrarse en esa situación otra vez—No es culpa de ninguno de los dos, no pueden forzarse a amar, simplemente sucede.
—Mingi me lo dijo... Él me dijo que debía convencerlo de hacerse la cirugía para que nada malo pasara, pero me negué, me negué porque estaba convencido de que sentía algo más...
—Jisung tomó sus propias decisiones, no se trata de hacerlo cambiar de opinión, simplemente él quiso que así fuera.
—Aún así—limpió las lágrimas de sus mejillas—Entiendo que Felix esté tan molesto y herido, sé lo que siente en este momento que no puede hacer nada para ayudarlo—respiró profundamente en un intento de calmar sus ganas de llorar al pensar en su mejor amigo—No sé qué debo hacer yo tampoco, no quiero que muera—lo vió con dolor en sus ojos, desesperado.
—Por ahora sigamos esperando a que despierte—finalizó Chan, guiándolo hacia los asientos de espera—Quédate aquí, buscaré a Felix.
Minho asintió con la cabeza sin mirarlo y se quedó en silencio, hundiéndose en un terrible agujero lleno de culpa.
Todo era su culpa, nunca iba a perdonárselo.
[🌷]
Jisung despertó muy lentamente, sus párpados se sentían muy pesados, su garganta estaba seca y se le hizo casi imposible moverse. Arrugó el ceño gracias a la poca iluminación del lugar que molestó su visión, quejándose por lo bajo.
Después de un largo tiempo intentando recobrar la conciencia, por fin pudo abrir los ojos con un sentimiento de aflicción que apareció rápidamente al no saber en donde se encontraba. Con mucho esfuerzo vio su entorno y pudo darse cuenta de que estaba en el hospital.
Otra vez en un maldito hospital.
Quiso acomodarse mejor sobre la camilla, pero siseó por lo bajo al sentir un fuerte dolor en todo su cuerpo con el mínimo movimiento. Su respiración se agitó, asustado por no saber qué estaba pasándole y porqué ahora se sentía mucho peor que cualquier otro día.
Se rindió cuando no pudo seguir moviéndose, quedándose a la espera de que alguien entrara y fue un alivio que después de poco más de treinta minutos, un enfermero entró a revisar, atendiéndolo de inmediato cuando se dio cuenta de que estaba despierto.
—Joven Han, es una alivio que por fin haya despertado—saludó el doctor tan pronto entró a la habitación—De seguro está un poco desorientado, por ahora los medicamentos son bastante fuertes para manejar el dolor. ¿Te sientes adolorido?
—Un poco, si—asintió, otra vez quejándose—No puedo moverme bien.
—Bueno, intenta poco a poco, no te desesperes—aconsejó, acercándose a la orilla de la camilla—Te trajeron hace dos días, es normal que tu cuerpo se sienta tan pesado y tenso.
—¿Cómo que dos días?—frunció el ceño, sorprendido—Recuerdo haberme sentido muy mal, pero no es para tanto, he podido manejarlo antes sin problemas.
—Es importante tu condición ahora, Jisung—le afirmó—Ya no es una simple fiebre, un simple mareo o simple cansancio, ahora todo se juntó hasta hacerte decaer—explicó con palabras sencillas, pero podía notarlo un poco perdido—Tu enfermedad llegó a su punto máximo, una intervención es demasiado riesgosa y necesitamos saber si tú estás dispuesto a arriesgarte—finalizó de manera directa, esta vez obteniendo su mirada llena de miedo.
—¿Ya no tengo más oportunidad?—preguntó en voz baja, siéndole difícil hablar.
—El tiempo se está terminando, no puedo decir exactamente cuanto, pero no queda mucho—suspiró, dándole una mirada llena de pena.
Jisung vio el techo y sus ojos se cristalizaron, dejando que las lágrimas salieran sin vergüenza alguna.
—Tus amigos están afuera, dejaré que pasen a verte y darte apoyo, pasar tiempo con ellos te ayudará, pero vendré en un momento y espero que tengas una respuesta, necesitamos saber cómo proceder.
—Gracias—logró decir, apretando los labios con fuerza.
Con esfuerzo logró limpiar las lágrimas que mojaron sus mejillas para que sus amigos no lo vieran de esa manera a pesar de que sólo quería llorar hasta el cansancio. Calmó su miedo e intentó parecer lo más calmado posible, guiando su mirada hacia la puerta cuando escuchó que la abrieron.
La forzada sonrisa en sus labios se borró poco a poco al darse cuenta de que se trataba de Minho. Arrugó la sábana bajo sus manos con vergüenza, sabiendo que era imposible huir de ahí.
—Jisung—llamó Minho en voz baja.
—Hola—sonrió, tragándose el nudo en su garganta—Creí que no estarías aquí.
Minho desvió la mirada, recordando que la última vez huyó de esa situación; ahora se quedaría a su lado sin importar qué.
—No voy a dejarte solo otra vez—se acercó con timidez hasta tomar asiento en un pequeño sillón a un lado de la camilla—No quiero cometer ese error de nuevo.
Jisung sonrió a medias y su expresión triste apareció de nuevo, sin mucho valor para hablar de lo que estaba pasando, sin embargo, no había forma de solo ignorarlo.
—Quizás debas descansar en casa, me siento mejor ahora—mintió, esforzándose por no demostrar el dolor constante en su cuerpo—De seguro me darán de alta pronto.
—No, Jisung—lo miró directamente y con seguridad—No intentes hacer que no me preocupe, has estado aquí dos días y...—suspiró, tomando sus manos.
—Está bien—lo interrumpió—Eres mi amigo y claro que te preocupas por mi, gracias.
Minho apretó los labios al escuchar esa palabra otra vez, "amigos". Deseó ser más que eso, pero había algo realmente mal con sus sentimientos si ese deseo no era suficiente para salvarlo.
El silencio era abrumador, los dos sin saber qué decir para consolarse, sin saber qué hacer para disipar la tensión; habían muchas cosas en el medio, pero existía una brecha entre ellos que no les permitía expresarlo, creyendo que no era necesario porque no había nada más qué hacer.
—El doctor dijo que no hay más opciones—Jisung rompió el silencio, viendo sus manos junto a las de Minho—Finalmente tomé esta decisión creyendo que tenía más tiempo.
Minho agachó la mirada, dándole paso al llanto silencio del que estuvo huyendo desde que entró a esa habitación, culpándose una y otra vez sin cansancio a pesar de que Chan quiso convencerlo de que no era su culpa.
Sino era suya, ¿de quién, entonces?
—Minho, lo siento—sollozó Jisung, todavía sin poder verlo. Minho levantó la mirada hacia él, desconcertado por su disculpa—Ya pasaste por esto y por mi culpa sufrirás otra vez—lloró con más fuerza, dejando escapar todo ese peso dentro de su oprimido pecho—Pero te prometo que a pesar de todo he sido muy feliz amándote, por favor recuerda eso—lo vio a través de sus húmedas pestañas, siendo sincero con su corazón—Enamorarme de ti fue algo que no esperé y que definitivamente, no imaginé—rio un poco, viendo a Minho sonreír entre lágrimas—Eras tan callado e indiferente, muchas veces creí que me odiabas y después, poco a poco te mostraste diferente conmigo, demostrándome lo valioso que soy... Gracias por amarme también, Minho—acarició su mejilla, su mano siendo sostenida por la de Minho con suavidad—Las cosas no funcionaron, pero me alegra saber que en algún momento lo nuestro pudo ser, me alegra saber que el chico al que amo también fue capaz de amarme alguna vez.
El corazón de Minho dolió mucho, sus lágrimas seguían mojando sus mejillas y ya nada de eso importaba. En silencio se puso de pie otra vez y se recostó a un lado de Jisung sobre la camilla, siendo lo más cuidadoso posible para no lastimarlo; lo acercó a su cuerpo y lo dejó descansar sobre su pecho, repartiendo varios besos sobre su cabeza con mucho cariño, finalizando con un suave beso sobre su frente.
—Amarte también me hizo muy feliz—susurró Minho, aferrándose al frágil cuerpo del menor sin intenciones de apartarse—No te disculpes por nada más, no quiero escuchar más disculpas, déjame quedarme a tu lado y estaré bien.
—Estaremos bien, saldré de esta—asintió Jisung con una pequeña sonrisa en sus labios, cerrando los ojos debido al cansancio.
Minho siguió llorando en silencio por un rato hasta que no pudo más, dejando el latente dolor en su pecho del que estaba seguro que no podría escapar jamás.
Felix soltó el pomo de la puerta y decidió no entrar al verlos de esa manera, suspiró por lo bajo y retrocedió, evitando interrumpirlos.
Había escuchado la mayoría de la conversación, no pudo evitar querer entrar cuando los enfermeros le dijeron que hace un rato Jisung había despertado, pero al escucharlos hablar supo que no debía entrar.
Minho había sido sincero, notó la tristeza en sus palabras y por un momento soltó ese resentimiento dentro de él. No podía seguir culpándolo porque Chan tenía razón, ambos habían tomado sus decisiones y no podían interferir. Quería gritar, desquitarse con Minho hasta sacar todo su dolor, pero al escucharlo supo que también estaba sufriendo.
—¿Todavía no ha despertado?—Hyunjin preguntó agitado cuando por fin llegó, esperando por una respuesta.
—Despertó hace ratos—respondió Felix con la voz apagada—Está adentro con Minho, así que por ahora no podemos entrar.
Hyunjin soltó un fuerte suspiro de alivio, tomando asiento.
—Gracias por avisarme... Dejando lo que pasó, Jisung es importante para mi—dijo con sinceridad.
—Lo sé—asintió Felix—Sus padres vienen en camino también.
Sorprendido, Hyunjin asintió, dándose cuenta de que era peor de lo que pensó, temiendo preguntar qué tan grave era para tener que llamar a sus padres también, aunque en el fondo lo sabía muy bien.
[🌷]
Minho tuvo que alejarse cuando una enfermera entró y le dijo que debían hacerle más estudios a Jisung. Sin protestar se puso de pie, acomodó a Jisung a manera que no estuviera incómodo y salió de ahí con la mirada apagada, sintiendo como si su dolor no tuviera ningún tipo de descanso.
Ignorando a los presentes, Minho se recostó sobre la pared más cercana sin dejar de ver sus pies, evitando a toda costa cualquier tipo de contacto con los demás, sabiendo que todos ahí creían que era su culpa y a decir verdad, ya estaba cansado de escucharlo.
—Minho...
El mencionado levantó la mirada de inmediato y se encontró con los ojos cristalinos de la señora Han. Verla fue aún más doloroso, ¿cómo podía verla a la cara al saber que era el causante de esa angustia y preocupación?
Desvió la mirada con vergüenza, negándose a verla a pesar de que tomó su mano para llamar su atención.
—Minho... ¿Tú sabías sobre todo esto?—le preguntó en un susurro—¿Por qué Jisung no dijo nada? No parecía estar enfermo—sollozó suave, agarrando su brazo para llamar su atención—¿Por qué nadie dijo nunca nada sobre esto? Pude haberlo aconsejado... Soy su madre, de seguro me habría escuchado.
Minho cerró los ojos con fuerza sin poder darle una explicación, simplemente no podía hacerle frente.
—Lo siento—murmuró antes de zafarse de su agarre y salir casi corriendo de ahí.
Pudo respirar con tranquilidad cuando se encontró solo al final de aquel pasillo en el que no habían ni siquiera enfermeros rondando. Quizás debía buscar una buena explicación para dar, pero estaba en blanco, no había justificación ni excusa que pudiera dar, mucho menos una solución.
Se mantuvo con la vista fija hacia el exterior a través de esa gran ventana, ido en sus propios pensamientos que no lo dejaban en paz hasta que la voz de alguien más lo interrumpió, otra vez poniéndose nervioso.
—No tengo excusas—empezó Minho, relamiéndose los labios con ansias, preparándose mentalmente para lo que iba a escuchar del hombre frente a él—No hay nada que pueda justificar el porqué dejé que todo esto sucediera... Sé que tuve que convencerlo de salvarse antes de morir por mi amor no correspondido y fui un completo egoísta al creer que iba a lograr enamorarme de él después de que yo mismo tomé la decisión de ya no hacerlo para salvarme—sus manos temblaron y su vista seguía pegada al suelo sin el valor de sostenerle la mirada—Fui un idiota y todo lo que quieran, lo acepto—mordió con fuerza su labio inferior—Lo siento tanto... De verdad lo siento mucho.
Solo se escuchaba su llanto en todo el pasillo, sus hombros se sacudían mientras lloraba y con vergüenza, tapó su rostro con ambas manos sin tener más esperanzas, sintiendo como su corazón se rompía una y otra vez al caer completamente en cuenta de que lo perdería.
El señor Han no dijo nada, no podía reprocharlo, no podía culparlo, así que, en su lugar, lo rodeó con sus brazos con fuerza, escuchando como su llanto se intensificó, haciéndolo caer de rodillas sin poder sostenerse más tiempo en pie, quedando sin fuerza alguna.
—Está bien—murmuró el señor Han con la voz quebrada sin dejar de abrazarlo, acariciando su espalda para calmarlo—Lo entiendo, está bien—pestañeó varias veces para alejar las lágrimas, manteniéndose fuerte frente al menor.
—No quiero perderlo—negó con la cabeza varias veces—No podré soportarlo, ¿cómo voy a vivir así?
—No vamos a dejarte solo, nos tienes a nosotros.
—Jisung lo es todo para mi—confesó sin temor, seguro de sus palabras—Deseo con mis fuerzas que las cosas fueran diferentes, ¿por qué no parece ser suficiente lo que siento? Mi corazón no puede querer a nadie más por mucho que lo intenté; incluso cuando dejé de amarlo, terminé yendo hacia él, ¿por qué sigue sin ser suficiente? ¿Por qué?—no lo entendía, se hacía la misma pregunta sin encontrar una respuesta concreta.
El señor Han tampoco pudo responder a sus preguntas, quedándose en silencio.
Mientras tanto, dentro de la habitación en donde Jisung estaba, se había armado un escándalo, enfermeros entrando y saliendo con prisa, enfocados en mantener estable al chico que yacía sobre la camilla sin dar señales de conciencia, hasta que de repente, el monitor que indicaba su pulso cambió.
Un largo pitido sonó esta vez, mostrando una delgada línea en toda la pantalla indicando que, su pulso se detuvo.
[🌷]
Holaaaa, tiempo sin actualizar, estuve ocupada con cosas de la universidad y el trabajo, pero finalmente les traigo un nuevo cap. El siguiente es el último, no me odien😭
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