FINAL
Dos años después.
Minho despertó ese día con más ánimos de los que solía tener, su corazón latía nervioso, pero por nada del mundo se echaría para atrás.
Tomó una larga y relajante ducha, se puso algo de ropa cómoda, pero casual y caminó hacia el pequeño comedor del departamento.
—Pensé que despertarías más tarde—dijo Chan estando de espaldas, moviendo algunas cosas en la cocina.
—De hecho, apenas pude dormir—suspiró, tomando asiento—Aún así, no me siento tan cansado.
—Claro, es porque estás ansioso—comentó, sirviendo el desayuno—Espera un poco más, no podrás con el cansancio más tarde—rio, tomando asiento frente al menor.
—Estoy tratando de ser positivo, déjame gastar mis energías tranquilamente.
Chan volvió a reír y sin decir nada más, se dispuso a comer en un cómodo silencio que fue agradable para ambos.
Minho iba a extrañar eso, iba a extrañar los desayunos de Chan, sus consejos y su compañía; no tenerlo cerca como de costumbre iba a cambiar por completo su rutina, sin embargo, no iba a detenerse por eso.
—Tengo que irme—avisó Minho luego de un rato—Deja los platos, los lavaré más tarde.
Con prisa se dirigió al baño para cepillar sus dientes y Chan solo pudo seguirlo con la mirada, sonriendo para sí mismo ante sus vacías palabras porque de antemano sabía que, Minho no iba a regresar esa noche.
Después de un corto tiempo cuando estuvo listo, Minho salió de su departamento, respiró profundamente y con mucha calma, caminó hasta la floristería más cercana de su edificio. Tarareó por lo bajo alguna canción sin perder su buen humor, necesitaba mantenerlo así para no tener dudas o temor, estaba seguro de que dejara que eso lo consumiera, todos sus planes de vendrían abajo.
—¡Buenos días!—saludó cuando entró al colorido local de flores.
—Buenos días, ¿cómo le puedo ayudar?—saludó también el joven al otro lado del mostrador.
—Quiero un ramo de flores, el más colorido y bonito que tengan—dijo con una sonrisa, viendo detenidamente las demás flores.
—¿Es una ocasión especial?—preguntó curioso el chico, armando rápidamente lo que le solicitó con ayuda de una de sus compañeras.
—Si—asintió Minho con calma en sus ojos—Debo visitar a alguien—explicó de manera superficial.
Después de unos minutos más, el ramo estaba listo. Minho sonrió complacido y tocó suavemente los pétalos de aquellas rosas, temiendo arruinarlas.
—Espero que la persona que las reciba aprecie su buen gesto—dijo amable el chico—No muchas personas ahora hacen este tipo de cosas.
—Le gustarán—asintió seguro, porque aunque no se lo fuera a decir, sabía que estaría agradecido—Gracias—terminó de pagar y salió del local con una sonrisa en sus labios.
Llamó un taxi tan pronto estuvo afuera, asegurándose de que el ramo de flores no se arruinara. Durante el camino pudo relajarse un momento, viendo a través de la ventana hacia el cielo que empezó a cerrarse, viéndose ahora un poco más opaco. Pagó el viaje y se bajó, deteniéndose unos segundos frente a la gran puerta del cementerio, respiró profundamente y entró, yendo directamente hacia donde tenía que ir.
El lugar estaba en silencio, solo se escuchaba el crujir de las hojas que pisaba mientras caminaba. Era un alivio, le gustaba que estuviera tan en silencio y solitario, de esa forma se sentía más tranquilo.
Soltó un sonoro suspiro cuando por fin llegó, viendo detenidamente la lápida frente a él. Se agachó y acomodó las flores sobre esta, quedándose en esa posición durante un tiempo antes de empezar a hablar.
—Lo sé, es raro que venga en un día cualquiera, no es normal porque falta un poco de tiempo para que cumplas otro año más aquí—empezó, sentándose sobre la grama recortada—Pero no pude evitarlo, hoy es un buen día y quería que especialmente tú lo supieras—sonrió para sí mismo, quitando con sus dedos un poco de polvo sobre la piedra—Ha sido difícil para mi, sobrellevar todo y mantenerme estable después de que te fuiste, me costó muchísimo avanzar, pero tuve mucha suerte al tener un poco de ayuda y por más que quise negarme a todo, por fin me di la oportunidad de ser feliz. Aún así no fue fácil, pero por fin puedo decir que todo está en su lugar ahora; este año por fin podré graduarme, ¿puedes creerlo?—rio con alegría—He trabajado duro y sin la ayuda de mis padres he conseguido un nuevo hogar, ya no viviré con Chan y justamente es la noticia que quería darte—se mantuvo en silencio durante unos segundos—Voy a mudarme con la persona que amo, todavía no lo sabe, pero se lo diré esta noche y estoy ansioso... Dirá que si, estoy seguro, pero de todas formas, no puedo dejar de sentirme tan nervioso—suspiró sonoramente con un poco de tristeza, agachando un poco la mirada con un sentimiento de nostalgia que dolió en su pecho—Te habría caído muy bien, es un buen chico y te prometo que soy muy feliz, no te preocupes por eso de nuevo.
Peinó su cabello con sus dedos y se recostó sobre la grama a un lado de la lápida, cerró los ojos por un momento y se permitió disfrutar del cálido viento que movía las hojas de los árboles, sintiéndose ahora mucho mejor que pudo hablarlo con alguien a pesar de que no iba a obtener nunca una respuesta, pero era reconfortante saber que él siempre estaría cuando lo necesitara.
Siempre fue así.
Al cabo de una hora más, Minho decidió que era tiempo de irse. Se puso de pie y sacudió su ropa antes de despedirse en voz baja y caminar hacia la salida, feliz porque ese recuerdo ya no dolía como antes.
Ya nada dolía como antes.
[🌷]
Chan le dio un sorbo a su café mientras veía como personas entraban y salían del departamento, hablando con ellos únicamente para darles indicaciones, pero fuera de eso, se mantuvo en silencio sin dejar de verlos.
Había estado viviendo con Minho durante varios años y saber que su rutina iba a romperse debido a que iba a mudarse se sentía extraño y en cierta parte, triste. Era obvio que Minho iba a irse de ahí en algún momento, su vida de estudiante universitario estaba por terminar y en el trabajo le iba bastante bien, así que naturalmente tendría que irse, especialmente porque estaba emocionado por iniciar su vida con su pareja.
Suspiró con nostalgia, recordando al Minho frío, indiferente y callado, fue un poco difícil llegar a él, pero se sintió orgulloso cuando por fin lo logró. Ahora era muy diferente, Minho sonreía más, podía expresarse mejor y socializaba sin problema alguno, notando en él mucha más madurez; todo gracias a lo que tuvo que vivir.
—Estás muy pensativo, espero que estés pensando en mí.
Chan levantó rápidamente la mirada y salió de su nube de pensamientos al escuchar la voz de Felix. Una sonrisa se formó en sus labios tan pronto sus miradas hicieron contacto, dejando a un lado cualquier sentimiento de nostalgia que apareció.
—¿En qué más podría estar pensando?—respondió, haciéndolo reír.
—Veo que todo está muy movido por aquí—Felix vio a su alrededor y se sentó en una de las sillas vacías del pequeño comedor—¿No vendrá a despedirse?
—Probablemente no. De todas formas, celebraremos en su nuevo departamento esta noche. ¿Irás conmigo, cierto?
—Tal vez—respondió, desviando la mirada.
—Ya pasó un tiempo, ¿todavía no te agrada?
—No lo odio—aseguró, cruzándose de brazos—Ha habido un avance, hablamos como personas decentes, ¿no es eso bueno?
—Si, lo es—asintió, apartando la mirada también—Está bien si no quieres ir, es solo que es una celebración especial.
Felix se rindió de inmediato al ver el desánimo en su expresión, le había prometido que intentaría llevarse bien con Minho después de todo, y aunque su relación era mucho mejor, todavía habían ciertos roces sin sentido, especialmente de su parte. Quizás estaba siendo todavía muy inmaduro, dos años habían pasado y seguir hablando del tema era injusto para Minho quién se había esforzado por enmendar sus errores; debía de ser un poco más comprensivo.
—Iré contigo—accedió, tomando su mano sobre la mesa—Todos debemos celebrar algo así, nos hace falta un descanso—le sonrió cálidamente, obteniendo el mismo gesto de su parte.
La mudanza fue un poco tardada, pero el departamento finalmente quedó vacío luego de Chan, quedando sólo las cosas de Chan.
—Así se ve bastante solitario—comentó Felix cuando la última persona de la mudanza cerró la puerta tras él—Mira el lado bueno, tienes mucho espacio ahora.
—Es el único lado bueno que tiene esto—rio por lo bajo, rodeando la cintura del menor para atraerlo más cerca—Porque la renta será más cara para mi—hizo un puchero.
—No te quejes, ganas muy bien—llevó ambos brazos hacia los hombros de su novio, sonriendo cariñosamente—Además, eso significa que puedo quedarme aquí todo el tiempo que quiera y no habrán más interrupciones.
—Tienes razón—ladeó un poco la cabeza, pensativo—Prácticamente puedes vivir conmigo si quieres—se encogió de hombros, notando el brillo en su mirada.
—¿Entonces, quieres que viva contigo?—preguntó emocionado, sonriendo ampliamente. Chan asintió—¿Y eso es todo? ¿No hay celebración como la de Minho?
—Vamos, Felix, tú solo acepta y luego vemos las celebraciones.
—Estaba bromeando, no necesito una fiesta para eso—rio, dejando un corto beso sobre sus labios—Te amo, Chan, que me hagas compañía solo algunos días no me gusta, sigue sintiéndose muy solitario mi departamento—hizo un puchero.
—También te amo—respondió, abrazándolo con fuerza—Ahora que ambos estamos libres de compañeros de piso, tendremos tiempo para los dos.
Felix era muy feliz, no había nada que lo hiciera sentir mejor que estar con su novio y aunque habían motivos por los cuales estar triste, ya no volvería a dejarse llevar por eso, estaba decidido a dejar todo en el pasado y enfocarse en lo que viniera.
[🌷]
Minho vio las cajas amontonadas en algunos espacios vacíos del departamento, no es que tuviera demasiadas cosas, pero tuvo que comprar algunos muebles para poder terminar de llenarla. Se dirigió a lo que sería su nueva habitación y sacó la ropa que tenía lista. Luego de una rápida ducha se vistió, viéndose a sí mismo como orgullo en el espejo, luciendo increíble en esa ropa semi formal.
Vio la hora en su reloj y se dio cuenta de que debía irse ya si quería estar a tiempo para la reservación. Peinó su cabello una vez más hasta dejar su frente un poco descubierta y salió de ahí, yendo directamente hacia el exterior en donde ya estaba el taxi que había llamado minutos atrás.
Respiró profundamente y se preparó mentalmente. Hace mucho que no hacía algo así y aunque tal vez estaba exagerando un poco, para él era muy importante darle una buena impresión. Ya tenían tiempo saliendo oficialmente, pero nunca estaba de más ser detallista.
—¿A nombre de quién la reservación?—preguntó una mujer en la entrada con una libreta en sus manos, viéndolo con interés.
—Lee Minho—respondió con simplicidad.
La mujer asintió y revisó con cuidado hasta que encontró su nombre, esbozando una sonrisa.
—Puede pasar, alguien lo llevará a su mesa.
Minho agradeció y caminó tras uno de los meseros, llegando hasta la mesa que había reservado días antes. Estaba sorprendido, la mesa estaba en el segundo piso al aire libre y con una hermosa vista, confirmando que había elegido el mejor lugar para su cita.
—Llámenos cuando desee ordenar—dijo amable el mesero, retirándose después de un asentimiento.
El aire estaba especialmente cálido esa noche, respiró profundamente y exhaló, apoyándose sobre los barandales del pequeño balcón, viendo con detenimiento las luces que empezaban a brillar en la ciudad. Estaba emocionado, por fin podría mudarse y vivir con la persona que amaba, y en un futuro no tan lejano, por fin casarse. La idea era increíble en su cabeza, haciéndolo sentir divertido en cuanto a la diferencia entre el Minho del pasado y el de ahora.
Ahora era una persona diferente.
—Minho.
Una voz a sus espaldas lo hizo reaccionar, su corazón latió con fuerza contra su pecho y una sonrisa se formó automáticamente en sus labios, dándose la vuelta para verlo.
Su cabello estaba un poco largo, casi rozando sus hombros, siendo las pequeñas ondulaciones las que le dieron un estilo diferente, haciéndolo ver increíblemente atractivo. Suspiró enamorado.
—Jisung—llamó su nombre, acercándose sin pensarlo demasiado para abrazarlo en forma de saludo.
Jisung sonrió complacido, rodeándolo con sus brazos también, descansando su mejilla sobre su hombro.
—¿Has estado esperando mucho tiempo?—preguntó en voz baja y un poco apenado.
—Acabo de venir—lo tranquilizó, separándose un poco para ver su rostro—Te ves increíble—halagó, recogiendo uno de sus mechones atrás de su oreja—¿Está todo bien?
—Todo bien, estas cortas vacaciones en casa de mis padres me han hecho sentir bastante relajado—asintió, dándole un corto y rápido beso antes de separarse del todo para sentarse. Minho imitó su acción, sentándose frente a él—Ellos preguntan por ti todos los días.
—Lamento no poder ir—se disculpó—He estado un poco ocupado con algunas cosas, pero ya está todo listo. La próxima semana iré a visitarlos, ¿si?
—¿Qué es eso tan importante que no me has dicho?—estrechó los ojos hacia él, viéndolo con cierta sospecha—Siempre dices que estás ocupado, pero no me dices con qué.
—Voy a decírtelo, por eso planeé está cita—explicó cortamente, notando qué Jisung ya no se veía tan desconfiado.
El mesero llegó momentos después, desviando el tema de conversación. Pidieron la comida de cada uno y se mantuvieron conversando, poniéndose al tanto de esos días en los que no estuvieron juntos. Jisung no quería irse por tanto tiempo, pero sus padres fueron muy insistentes en que les hiciera compañía y aunque fue un poco extraño al principio, terminó por olvidarlo.
La comida llegó más rápido de lo esperado y comieron entre cortas palabras y largos silencios que no fueron incómodos, sino que disfrutables en compañía del otro. A Jisung le gustaba mucho hablar con su novio, pero los momentos en silencio también eran reconfortantes y cómodos.
—Ya estoy lleno—suspiró Jisung después del último bocado—Quiero terminarlo, pero mi estómago no soporta nada más—se recostó cansado en su silla, satisfecho.
—¿No quieres postre?
—Claro—asintió con una sonrisa—Eso no se pregunta, Min.
Minho rio por lo bajo e hizo a un lado los platos y cubiertos, viendo fijamente al menor.
—¿Qué pasa?—preguntó Jisung después de varios segundos en la misma posición—Sé que me veo un poco hinchado por la comida, no vayas a burlarte de eso—lo señaló con falsa amenaza.
—Te ves hermoso—rio otra vez ante su reacción—Espero que te haya gustado la comida.
—¡Me encantó! Tendremos que venir seguido aquí.
Minho asintió, tomando sus manos sobre la mesa con mucha delicadeza.
—De seguro te preguntaste a qué se debe esta cita tan de repente—empezó a hablar Minho, sobando el dorso de su mano.
—Si—rio Jisung—Sé que eres muy detallista, pero me tomó por sorpresa, principalmente porque hiciste que viniera desde la casa de mis padres hasta aquí.
—Lo siento—rio también—Pero necesito hablar contigo de algo importante—se puso un poco más serio.
Jisung se puso serio también, un poco asustado.
—¿Vas a terminar conmigo?—preguntó preocupado.
—¿Qué? No, no es nada de eso—negó de inmediato—¿De dónde sacas eso?
—Es que te pusiste muy serio de repente—hizo un puchero, sintiéndose más aliviado—No sueles ponerte tan serio.
—Pasamos por mucho como para dejarte ir—suspiró—No vuelvas a pensar en algo así, no importa cuánto discutamos o lo que pase entre nosotros, no pienso dejarte—le aseguró, viéndolo sonreír.
—Eres muy cursi a veces—sintió sus mejillas un poco calientes—Entonces, ¿qué es eso tan importante?—lo miró con atención.
—Como sabes, he estado trabajando mucho durante estos años y por fin conseguí algo que por mucho tiempo he querido.
—No me digas... ¿Por fin vas a mudarte?—sonrió emocionado, sabiendo perfectamente que Minho hablaba mucho sobre tener su propio departamento.
—De hecho, esta tarde me mudé.
Jisung abrió los ojos en sorpresa y no pudo evitar sentirse tan feliz por su novio.
—¡Eso es increíble! Debiste decirme antes, te habría preparado yo esta cena de celebración.
—Pero hay más—lo vio directamente a los ojos, sintiéndose demasiado feliz con el brillo en su mirada.
—¿Hay algo mejor que eso?—preguntó curioso.
—Me preguntaba... El departamento es ahora mío, mis cosas están ahí y a decir verdad, es muy grande para mi solo.
—¿Estás alardeando?—estrechó los ojos hacia él.
—No—rio, negando con la cabeza—Lo que quiero decir es, vivir solo es un poco triste, en especial cuando tengo novio—insinuó, tratando que Jisung entendiera lo que quería decir, pero parecía que no estaba comprendiéndolo.
—Oh, bueno, no te preocupes por eso, voy a visitarte cada vez que pueda y tú tengas tiempo.
Minho agachó la mirada, tomando un suspiro más al ver que Jisung no estaba captando ninguna de sus indirectas. Su estómago se contrajo por el nerviosismo y luego de unos segundos, levantó la mirada de nuevo y besó sus manos.
—Jisung, quiero que vivas conmigo, que te mudes a mi departamento—soltó directamente, otra vez viendo esa expresión llena de sorpresa en su lindo rostro—Vivamos juntos—le pidió.
—¿Hablas en serio?—preguntó en voz baja.
—Muy en serio, sería muy feliz si aceptas. Verte todos los días antes de dormir y al despertar es algo que deseo. Sé que muchas veces hemos dormido juntos, pero no es lo mismo... Quiero que sea un lugar solo para nosotros dos, que podamos llamar nuestro hogar.
Jisung sintió sus ojos cristalizarse debido a la emoción, ¿cómo es que Minho podía ser así de perfecto? Siempre sabía que palabras utilizar y amaba cuando expresaba sus sentimientos, era lindo escuchar cuánto lo amaba y cuánto quería estar con él.
—Minho...
—¿Qué dices?
—¡Claro que si!—aceptó sin dudar, demasiado emocionado con la idea—De todas formas iba a dejar ropa ahí hasta mudarme silencio—soltó una corta risa, haciendo reír a Minho también.
—No es necesario, puedes llevar todas tus cosas a nuestra habitación y acomodarlas donde quieras.
Nuestra habitación, sonaba como algo realmente importante, algo grande, algo de ellos dos. No podía estar más emocionado en ese momento, que Minho le pidiera vivir juntos era solo un paso más dentro de su relación y amaba esa sensación que lo hacía sentir que su relación era cada vez más fuerte, siéndole imposible pensar en ellos separándose de nuevo.
Eso nunca pasaría otra vez.
[🌷]
Jisung estaba emocionado por ver el departamento nuevo de Minho, estuvo todo el camino imaginando como sería, esperando que sea tal y como Minho siempre estuvo deseando.
Cuando por fin entraron al complejo de edificios se sorprendió mucho porque a pesar de que no era un lugar lujoso, si que estaba dentro de las mejores zonas de la ciudad. El taxi se detuvo justo frente a la entrada del edificio, pagaron el viaje y entraron a la recepción.
—¿En qué piso estás?—preguntó Jisung antes de entrar en el elevador.
—En el quinto piso—respondió, presionando el número cinco al cerrar las puertas.
—Me gusta—asintió Jisung, cada vez más ansioso.
El elevador subió en cuestión de segundos, caminaron a través del pasillo hasta que por fin llegaron a la puerta. Minho sacó de su billetera una tarjeta con el número de su departamento y la puso frente al panel a un costado de la puerta, abriendo la puerta segundos después.
—Que moderno—comentó Jisung con una corta risa.
Minho sonrió. Al entrar encendió las luces, logrando iluminar casi todo el lugar. Jisung murmuró sorprendido y vio a su alrededor con detalle, pareciéndole un lindo y espacioso lugar.
—¿Qué te parece?—preguntó ansioso Minho—Todavía se ve desordenado por la mudanza, pero en unos días todo estará listo.
—¡Se ve increíble!—dijo con honestidad, porque aunque era cierto que habían algunas cajas sin acomodar y los muebles todavía no estaban en el lugar adecuado, se veía muy bien—Tiene una linda vista—dijo cuando se acercó al balcón, recibiendo el aire fresco de la noche—Mira la ciudad, se ve bastante iluminada.
Minho estaba encantado con la manera en la que los ojos de Jisung brillaba con cada cosa que veía, sintiéndose increíblemente afortunado de tenerlo en su vida. Mientras Jisung seguía viendo hacia el exterior, Minho lo abrazó por la espalda, rodeando su cuerpo con ambos brazos; besó su mejilla antes de apoyar su mentón sobre su hombro, cerrando los ojos por un momento mientras disfrutaba de ese agradable silencio.
—Min, me emociona mucho vivir contigo—empezó a hablar Jisung. Minho se mantuvo en su posición sin decir nada, simplemente se limitó a abrazarlo más.
—También me emociona—respondió cerca de su oído, dejando un fugaz beso en su nuca—Esperé mucho por este momento y ahora que por fin está pasando parece irreal...
—¿Te imaginas si hubiera muerto hace dos años?—dijo de repente, sintiendo como Minho se alejaba de él. Se dio la vuelta y lo vio de frente.
—No digas eso, no me gusta que hablemos de eso, Jisung—dijo con seriedad, agachando la mirada—No me lo habría perdonado nunca, incluso ahora, después de tanto tiempo, pensarlo es horrible.
—Eres muy duro contigo mismo—acunó su rostro entre sus manos, haciendo que lo mirara—Aunque eso hubiera pasado, no habría sido tu culpa. Yo era feliz de todas formas. Entiendo que lo que pasó con Jungwoo te hizo dudar mucho sobre si valía la pena o no sufrir tanto por alguien a quien amas.
—Yo preferí dejar de amarte—dijo con vergüenza, todavía dentro de él esa pequeña espina que no podía sacar.
—Aunque no lo creas, agradezco que lo hicieras—le sonrió comprensivo, acariciando su mejilla—Gracias a eso sabemos que estamos hechos el uno para el otro porque de una u otra forma terminaste llegando a mi otra vez. Es un poco trágico, pero al mismo tiempo es reconfortante saber que no hay nada que pueda separarnos, ¿No lo crees?
Minho sintió un horrible nudo en la garganta, traer esos recuerdos de nuevo era como estar ahí otra vez; afligido, desesperado y lleno de angustia, todo cayendo sobre él mientras perdía la esperanza.
Tener a Jisung justo ahí, viéndolo con tanto amor y poder ser capaz de sentirlo era lo único que podía hacerlo feliz. ¿Cómo es que Jisung podía seguir viendo el lado positivo de todo? Incluso en los momentos más oscuros, seguía siendo ese destello de luz que lograba iluminar su vida.
Sonrió tiernamente antes de juntar sus labios, iniciando un lento y profundo beso, dejando atrás poco a poco todo tipo de culpa; todavía no olvidaría por completo que Jisung estuvo a punto de morir por su culpa, pero estaba decidido a dejar ir ese sentimiento de una vez por todas porque no había motivos por los cuales sentirse triste al respecto. Jisung estaba con él, vivo y más feliz que nunca.
El constante sonido del timbre los hizo terminar ese beso, inconformes. Minho dejó un último beso sobre la nariz de su novio y se dirigió hacia la puerta, teniendo una idea de quienes eran.
—¡Felicidades por tu nuevo hogar!—exclamó Chan cuando vio a Minho al otro lado del umbral—Trajimos comida, bebidas y algo de música para celebrar.
Minho vio a los demás presentes y sonrió rendido, dejándolos pasar.
—Minho.
—Felix.
Ambos hicieron un movimiento de cabeza en forma de saludo con mucha tranquilidad y sin ningún tipo de mala intención; es más, Minho podía notar cada vez una mejoría.
—Toma, traje algunas plantas... Ya sabes, para decorar y así—dijo Felix un poco tímido, extendiéndole una caja con algunas pequeñas macetas, tomando por sorpresa al mayor—Solo debes regarlas de vez en cuando, no necesitan estar afuera, puedes dejarlas aquí adentro si quieres—desvió la mirada, abrumado por el repentino silencio en el lugar, todos mirándolo.
—Gracias, lo tendré en cuenta—dijo con Minho con amabilidad, ahora un poco sensible por esa significativa acción de su parte—Las cuidaremos muy bien.
—Más les vale—asintió, alejándose.
—Yo también traje algo, mira—Hyunjin habló esta vez, entregándole a Minho un regalo en forma rectangular. Era bastante obvio.
—Oh, no puedo creerlo, ¿qué podrá ser?—dijo con cierto sarcasmo que causó que Hyunjin frunciera un poco el ceño y que los demás dieran.
—Solo ábrelo o me lo llevo de regreso—se cruzó de brazos, indignado.
Minho hizo caso, soltando un corto suspiro. Rompió completamente el papel y como era evidente, pudo darse cuenta de que era un cuadro. Lo tomó con ambas manos y se sorprendió al verlo.
—¿Lo hiciste tú?—preguntó asombrado.
—Claro, soy talentoso—se encogió de hombros, siendo un poco egocéntrico—El próximo voy a vendértelo.
—Gracias—dijo con una corta risa, dejando el cuadro apoyado contra la pared.
—A celebrar, entonces, la comida se enfría—dijo Jeongin con una amplia sonrisa, viendo a todos asentir.
Durante las siguientes horas, el ambiente dentro del departamento era bastante bueno, escuchándose en su mayoría la risa de los que ya habían bebido de más. Jisung se mantuvo en el sofá junto a Minho, los dos metidos en su propio mundo, sonriéndose y susurrándose cosas en el oído sin importar el ruido que sus amigos hacían a su alrededor.
—Min... ¿Qué tal si vamos ya a la habitación?—sugirió Jisung con un tono pícaro que Minho supo identificar de inmediato.
—¿Tienes sueño ya?—bromeó, haciéndose el desentendido.
Jisung desvió un poco la mirada y relamió sus labios, viendo a los demás para asegurarse de que nadie estuviera cerca, escuchándolos. Aclaró la garganta y regresó la vista hacia su novio, viéndolo con un poco más de timidez.
—No mucho—respondió y puso su mano de manera despreocupada sobre la pierna de Minho, acariciándolo muy levemente—Pero no me has mostrado nuestra habitación, creo que debería echarle un vistazo.
—Uhm...—Minho fingió no entenderlo todavía—La nuestra es la que está al fondo, las otras dos están vacías por ahora.
Un sonoro suspiro salió de sus labios y tras verlo por última vez con el ceño fruncido, se puso de pie para dirigirse hacia la habitación que le indicó Minho, rindiéndose con sus sugerencias e indirectas.
Jisung cerró la puerta tras él y se detuvo a mirar la habitación. Por un momento olvidó su molestia y se sorprendió al notar lo grande que era, había demasiado espacio todavía y no sabía si Minho tenía planeado poner más muebles, pero con lo que había adentro era suficiente. Se acercó hacia la cama y tocó el colchón, tomando asiento en la orilla después de unos segundos inspeccionando.
Dio un leve respingo cuando la puerta se abrió de golpe, levantando la mirada de inmediato para ver perfectamente a Minho en la entrada de la habitación a través de la suave luz del exterior.
—¿Se fueron los chicos?—preguntó Jisung al ponerse de pie, esperando una respuesta de su parte, pero en su lugar, Minho se acercó con pasos lentos. Un poco nervioso, Jisung se mantuvo en la misma posición—¿Min?
—No importan los chicos—dijo cuando se detuvo frente a él, demasiado cerca, tanto que podía sentir la agitada respiración del menor. Sonrió—¿Por qué estás tan nervioso ahora? Eras tú el que quería venir aquí en primer lugar.
Y entonces, Jisung notó ese tono de voz, esa mirada tan penetrante y esa sonrisa llena de otras intenciones. Su corazón latió contra su pecho y su mirada cayó rápidamente en los labios del mayor, increíblemente tentado.
—Fingiste no entenderlo—concluyó en voz baja.
—¿En serio creíste que no lo entendería? Eres muy obvio cuando se trata de eso—rio cortamente, notando el rubor en sus lindas mejillas—Te conozco, Jisunggie—dijo con voz tierna, acunando su rostro.
Jisung apartó la mirada de nuevo, haciendo un puchero inconsciente que terminó por terminar de provocar a Minho, besándolo con fuerza desde el principio, sintiendo las manos de Jisung subir rápidamente hasta sus hombros, cerrando ambas manos en un puño debido a la sorpresa y el deseo que recorrió su cuerpo en el instante en el que sus labios se juntaron. Era inevitable, Jisung no podía detenerse fácilmente cuando Minho era así de apasionado, en especial cuando estaban solos.
Minho cortó el beso y lo vio a los ojos, notándolos más brillantes, luciendo demasiado bien con los labios ligeramente hinchados. Con cariño acarició su cabello y lo recogió tras su oreja, despejando su rostro.
—Te amo, Han Jisung. Te amo tanto—besó repetidas veces sus labios, sus mejillas y su nariz, haciéndolo reír.
—Yo también—dijo en respuesta, apresurándose en quitarle la chaqueta, demasiado ansioso.
—¿Tú también qué?—preguntó con una ceja enarcada, soltando un suave jadeo cuando los labios de Jisung tocaron su cuello.
Jisung estaba siendo travieso, mostrándose tan necesitado y ansioso por sentir a su novio. Minho estaba muy a gusto con esa dinámica, Jisung solía ser bastante sensible, cada toque en su piel y cada beso lograba darle escalofríos que recorrían su cuerpo entero, demostrando lo mucho que lo disfrutaba.
—También te amo—jadeó Jisung, robándole un beso que los hizo suspirar.
Minho sonrió ampliamente y empujó a Jisung hacia la cama, posicionándose sobre él sin darle oportunidad de si quiera moverse.
—¿Lo ves? No es difícil decir que me amas.
—Pero es algo que ya sabes—bufó Jisung.
—Aún así, debes decirlo—demandó, sonando como un reclamo.
—Está bien—se rindió Jisung, soltando una risa juguetona antes de besarlo con más calma—Te amo Minho.
Minho lo vio durante unos segundos antes de esconderse en el hueco de su cuello, abrazándolo con fuerza. Jisung lo rodeó también con ambos brazos y acarició su cabello, sintiendo su sinceridad y anhelo.
No perdería la oportunidad nunca más de decirle cuanto lo amaba, Jisung debía saber en todo momento que seguía enamorado y que jamás dudaría de ello porque ya no importaba cuantas flores tuvieron que caer y cuanto tuvo que sufrir.
Cada pétalo valió la pena si su destino era estar a su lado.
[🌷]
Y con esto llegamos al final de esta historia😭🥺 espero que les haya gustado y que hayan disfrutado de la lectura. Como siempre, les agradezco demasiado y de corazón todo el apoyo, me motivaron siempre a continuar escribiendo ❤️ extrañaré mucho los comentarios en cada cap, gracias por todo :3. Creo que habrá un extra, así que no saquen la historia de sus bibliotecas todavía jaja.
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