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||𝙿𝚛𝚎𝚏𝚊𝚌𝚒𝚘||

Crashwood - Oxford, Inglaterra - 1984. 

Graduación generación 1980 - 1984. 

20 de Julio de 1984

— Escuchen escorias. — Habló una joven de tez blanca, alta, con un esbelto y bien cuidado cuerpo, rubia, ojos pardos, 17 años. — Una vez que crucen el portón principal del instituto. - Miró cruzada de brazos a ambos lados a sus compañeros. — Nadie hablara acerca lo que ha sucedido dentro, ¿Me entendieron? — Habló amenazante

Todos aquellos que se encontraban en aquel salón asintieron el temor reflejado en las facciones de cada uno de sus rostros.

- Y si nos enteramos por A o B personas, que ustedes hablaron con alguien sobre lo ocurrido en los últimos años en este instituto, no dudaremos en hacerles la vida mierda dentro de la universidad. - Habló esta vez un joven de tez blanca, ojos azules, alto, 17 años y cabello castaño. - Con suerte y la mayoría de ustedes si irán a Oxford, al igual que nosotros. - Miró con complicidad a la rubia y a su otro amigo de tez trigueña de ojos azules y cabello negro, los tres tenían un porte que hacía que todo aquel que se los cruzará temblara de miedo con tal solo su mera presencia.

Decir que los presentes estaban aterrados quedaba corto, sabían que aquellos tres estudiantes cumplían sus amenazas, y no de la forma más bonita se podría decir. ¿Sus nombres?

Alessa Müller, Bruno Rooney y Connor Brown, esos nombres serían los que resonarían en las mentes de aquellos estudiantes atormentados por estos tres jóvenes.

- Jóvenes, ahora tocará dar unas palabras de despedida a la mejor estudiante de su generación, con ustedes, Alessa Müller. - Anunció el rector de aquel prestigioso instituto, era el día de la graduación, el día en el que dirían adiós a todos aquellos tormentosos recuerdos.

- Es un gusto compañeros. - Habló dirigiéndose a los recién graduados estudiantes y a sus orgullosos padres. - Es un gusto poder anunciar que llegamos a nuestra meta. - Hizo una pausa. - Acabar una importante parte de nuestra adolescencia, el bachillerato. - Hizo otra pausa. - Pero, no hay porque estar tristes, porque esto no es el final de nuestros caminos, de hecho, esto apenas es el comienzo de una gran aventura. - Sonrío de una manera un tanto siniestra, cosa que causó temor en los presentes. - No quiero alargar esta discurso de despedida, porque se que nos volveremos a encontrar, agradezcamos a este prestigioso instituto por acogernos durante estos años de aprendizaje en sus aulas y habitaciones de este internado. Sin más jóvenes. ¡FELICIDADES! Ha celebrar se ha dicho. - Finalizó la joven rubia alemana.

- Si sabías que asustaste a todos verdad preciosa. - Habló el joven castaño tomándola por sorpresa de la cintura a la joven.

- Sí, pero ni me interesa. - Alzó los hombros restándole importancia al asunto.

- Muchachos, no es por ser aguafiestas, pero ¿Qué harán después del bachillerato? - Preguntó curioso Connor.

- Pensé habíamos sido del todo claros. - Habló Alessa. - Iremos los tres a Oxford - Habló con obviedad - ¿Verdad Bruno? - Se dirigió amenazante al joven castaño.

- Pu...pu...pues claro preciosa. - Tartamudeo el joven de tez blanca. - Iremos los tres a Oxford, a estudiar lo que más nos gusta y luego que sea lo que el destino quiera que sea.

- Bien dicho amor. - Sonrió la joven alemana acercándose a darle un casto beso en los labios al joven castaño.

- Después de la universidad planeo ingresar al ejercito y servir por un tiempo a mi patria

- Hey, y yo, ¿Dónde quedo? - Preguntó indignada la joven alemana.

- Alessa, somos jóvenes, nuestros sentimientos pueden cambiar, quizás con el tiempo nos interesara otra persona.

- Veamos, son cuatro años en la universidad. - Empezó a hablar Connor. - Y tenemos 17, ingresaremos cuando cumplamos los 18 y terminaremos cuando tengamos 21 años. - Se quedó pensativo. - Sí, muchas cosas pueden cambiar Alessa.

- ¡CÁLLATE CONNOR, NADIE PIDIÓ TU OPINIÓN! - Gritó exaltada la joven rubia, dejando temerosos a Bruno y Connor.

- Puede que continuemos nuestra relación en la universidad, pero y cuando ingrese al ejercito, ¿Me seguirás esperando Alessa? - Miró con dulzura a la joven alemana.

- Espere cuatro años a que te animaras a declararte, ¿Crees que no podré esperar más? - Respondió secamente la joven enarcando una ceja.

- Si tú lo dices, entonces te creo. - Culminó por decir Bruno abrazando a la rubia.

- Como bien dijiste Alessa, esto apenas es el comienzo. - Tras lo dicho Connor sonrío con complicidad a sus compañeros, cosa que ambos correspondieron.

Crashwood - Oxford, Inglaterra - 2009

1 de Setiembre de 2009

- Bueno pequeño Holden, bienvenido a Crashwood, espero y te sientas cómodo. - Dijo le actual rector de aquel instituto de nivel primario.

- Claro, gracias rector. - Habló con dulzura un niño de siete años, cuyo cabello era castaño, ojos pardos, tez blanca y labios carmesí, toda una promesa de la belleza juvenil a futuro por supuesto.

- Ellos. - Señaló a tres pequeños, el primero era un niño de cabello negro con ojos azules de labios carmesí, el segundo un pequeño de cabello negro también, pero con ojos color café, mientras que el tercer pequeño era rubio y de ojos verde, los tres niños sonrieron dulcemente al director y a aquel niño que para ellos, era un recién llegado. - Son tus compañeros, no solo de habitación, sino también de clase coincidentemente. ~ Pueden ser grandes cómplices estos pequeños. ~ Pensó el rector. - Sus nombres son Aidon Miller. - Habló señalando al pequeño de cabello negro y ojos azules. - Jhonatan Gardner. - Habló con referencia al pequeño de cabello negro y ojos café. - Y Michael Taylor. - Dirigiéndose finalmente al pequeño de hebras rubias y ojos verdes. - Niños. - Habló dirigiéndose al trío de pequeños. - Él, es Holden Rooney, su compañero de habitación, sin más, los dejo. - Habló dirigiéndose a los tres pequeños. - Dejo que te instales Holden. - Finalizo dirigiéndose al pequeño de ojos pardos para retirarse.

Aquel hombre de hebras negras con notorias canas en algunas áreas pensaba con ojos cerrados. ~ Holden Rooney, una pequeña gran presa, no podrá evitar ser juzgado por los padres de la generación de Bruno. Se verá tan presionado que terminara por ceder a sus prejuicios y reavivará la llama de la desesperación y terror. Pequeño Holden, ni creas que alguien ha olvidado lo que tu padre hizo en esta escuela en su estancia en la secundaria y bachillerato. ~ Terminó aquel pensamiento con una siniestra sonrisa.

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¡HOLA MOSHIS❤️! Espero que el prefacio de esta gran historia les haya gustado.

Pero, ¿Qué habría de suceder en aquella generación del padre de Holden? ¿Cederá ante los prejuicios y presión latente de su entorno?

Descubran esto y más en los próximos capítulos. 

Se les ama moshis ❤️.

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