El día del campeonato nacional finalmente llegó.

El estadio está abarrotado, y el murmullo de cientos de voces resuena en el aire. Sunghoon está en los vestidores, ajustándose los cordones de sus patines con movimientos metódicos, aunque su mente está en otro lugar.

A pesar de los nervios, una imagen lo mantiene tranquilo: Jake, sentado en las gradas, observándolo con esa mirada que siempre parece decir que cree en él más que nadie.

Jay aparece por la puerta, con una sonrisa que mezcla confianza y un poco de preocupación.

—Listo, campeón. Es tu turno. Todos están esperando.

Sunghoon asiente, tomando un último respiro profundo antes de levantarse.

Mientras camina hacia la pista, los aplausos de la multitud aumentan en intensidad, y puede distinguir a su familia en las primeras filas.

Yeji agita una pancarta hecha a mano que dice: "¡Vamos, Ice Prince! ¡Tú puedes!".

Justo al lado está Jake, con una sonrisa radiante y un ramo de girasoles amarillos descansando sobre su regazo.

Cuando el nombre de Sunghoon es anunciado, el estadio estalla en aplausos. Se coloca en el centro del hielo, respira hondo y cierra los ojos.

En ese instante, deja de lado la presión, las expectativas, todo excepto el amor que lo rodea.

Piensa en su familia, en su equipo, y finalmente, en Jake. Cuando abre los ojos, está listo.

La música comienza a sonar, y con ella, Sunghoon se mueve con una gracia que parece desafiar la gravedad.

Cada giro, salto y transición fluye con una precisión impecable, como si el hielo fuera una extensión de su propio cuerpo.

A medida que avanza, puede escuchar los aplausos y vítores de la multitud, pero lo único que busca es la figura de Jake entre la audiencia.

Al final de su rutina, Sunghoon ejecuta su movimiento más difícil, un cuádruple salto que parece imposible de aterrizar, pero lo logra con una precisión perfecta.

La música se detiene, y el estadio queda en silencio por un segundo antes de explotar en ovaciones. Sunghoon respira con dificultad, pero su sonrisa lo dice todo.

Había dado lo mejor de sí.

Mientras sale del hielo, es recibido por abrazos de Jay y su entrenador. Sin embargo, lo que más espera es ver a Jake. Y ahí está, esperándolo cerca de la salida, sosteniendo un ramo de girasoles. Sunghoon camina hacia él, sin importarle las cámaras o los espectadores.

—Estuviste increíble —Le dice Jake, ofreciéndole las flores. Sus ojos brillando con orgullo—. No tengo palabras para describir lo impresionante que eres.

Sunghoon acepta el ramo y, sin pensarlo, lo abrazó con fuerza.

—Fue por ti, Jake. Todo esto, cada salto, cada esfuerzo... Es porque tú me inspiras.

Jake le devuelve el abrazo, susurrándole al oído...

—Y yo siempre estaré aquí para aplaudirte.

Ese momento queda grabado no solo en sus corazones, sino también en las cámaras que capturan la escena. El patinador estrella y su mayor apoyo comparten un instante que no necesita palabras, porque todo está dicho en sus miradas y sonrisas.

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Sunghoon suelta el abrazo, pero no puede apartarse mucho. Sus ojos buscan los de Jake, y por un instante, olvida dónde están. Solo existen ellos dos, el aroma dulce de los girasoles entre ambos y el eco de los aplausos todavía resonando en el estadio.

—Jake, no sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí —Dice Sunghoon en un tono bajo, para que solo él pudiera escucharlo—. Cada vez que te miro, siento que todo tiene sentido.

Jake sonríe, esa sonrisa que siempre logra calmar cualquier tormenta en el interior de Sunghoon.

—No tienes que agradecerme nada. Yo solo estoy aquí, viéndote brillar como la estrella que siempre has sido.

Sin pensarlo, Sunghoon se inclina y le roba un beso, breve pero lleno de significado. Los gritos y silbidos de la audiencia cercana les recuerdan que no estaban solos, pero Sunghoon no puede evitar reírse.

—Supongo que ahora ya todos saben lo que siento por ti —Dice, ruborizándose apenas.

Jake niega con la cabeza, divertido.

—No creo que sea un secreto para nadie, Sunghoon.

Ambos ríen mientras el mundo sigue girando a su alrededor.

Pero para ellos, en ese momento, no existe nada más que el amor que los conecta y los sueños que comparten.

Gracias por leer la historia 💖