45
Aunque la doctora quiso despertar a Hunter para continuar con el control, Namjoon se negó rotundamente. Sentía que la rubia no había descansado lo suficiente, es por eso que, a pesar que se volvió a negar, la doctora le aclaró que debía continuar con el control previo. Había visto una pequeña fisura en su médula espinal y temía lo peor, aunque podría no significar nada, quería verificarlo con la rubia en un estado más consciente.
—Doctora Choi —anuncia un enfermero—. Ya llegó el otro paciente y por órdenes del teniente debemos trasladarlo en la misma habitación.
—De acuerdo, cuando esté todo listo vuelvo. —Le dedica una mirada a Namjoon que sonríe sin dientes. No quiere que despierten a la rubia, no ahora.
El enfermero asiente y sale detrás de la doctora, para posteriormente ingresar de nuevo a la habitación junto a una cama, un equipo completo de personas y máquinas acompañándolo.
El rostro de Namjoon se desfigura al ver al castaño de ojos pequeños recostado en el colchón, con un tubo sobre su boca, y por completo pálido. El castaño corre hasta él y toma su mano. No tiene idea de lo que está pasando allá afuera, sin embargo, al ver a Jimin le provoca dolor de pecho. La última vez que le vio, estaba despidiéndolo porque por primera vez, iba a ingresar a rehabilitación.
—¿Qué sucedió? —se apresura a preguntar y mira al enfermero.
—Estuvo en un tiroteo —anuncia sin mirarlo—. Tiene una gran herida en el abdomen.
—Joder, Jimin—masculla, la tristeza lo invade y de pronto quiere correr hasta sus amigos. Las cosas se están saliendo de control y él podría ayudar pero, en cambio, se esconde como el cobarde que es.
El coraje crece en su interior y las ganas de llamarle a Yoongi para que solo lo consuele le pica, necesita saber que todo está bien, que nada se saldrá de control y podrá estar al lado de Hunter en todo momento.
Corre hasta su bolso y saca su móvil para marcarle sin embargo nada sucede. Sigue por el contacto de Yeonsoo y al igual que el anterior, le da a casilla de mensaje. Antes de marcarle a cualquier otro, ve como Seokjin entra a la habitación y suspira aliviado.
—Supongo que es todo, debo volver a Seúl —dice sacando su móvil, ignorando por completo la presencia del castaño.
—¿Qué sucedió? —Nam lo detiene del brazo.
—Es todo una jodida mierda —masculla y le mira—, y eso no es lo que me preocupa ahora. —Cierra los ojos con fuerza y suspira pesado—. Es posible que esta misma noche Jimin muera, que Haneul nunca aparezca, sin quitar el hecho de que está embarazada, por lo que Hoseok nunca se perdonaría.
La sangre de Nam se drena con la sola mención de aquella lista interminable de sucesos. No tenía idea de que Haneul estaba embarazada, mucho menos desaparecida. No necesita saber que Jimin se encuentra en ese estado, tal vez por intentar salvar a Hane y aquello le causa más coraje. Se siente inútil. Y aún con todos esos sentimientos encontrados, no tiene idea de qué podría hacer si decide seguir a Seokjin de vuelta.
—¿Cuándo te vas?
—Ahora mismo. —Seokjin balancea la cabeza de un lado a otro apaciguando el dolor.
—Quiero volver, pero no puedo irme sin antes hablar con Hunter. —Jala su cabello con fuerza.
—Puedo esperar una hora, luego me iré con o sin ti. —Jin mira de reojo a la rubia y sale de la habitación.
Nunca fueron amigos, la rubia se mantuvo alejada de él, de Hoseok y de Taehyung. Es por eso que no le sorprende la indiferencia que tiene hacia ella. Namjoon, con el pulso latiendo detrás de su oreja, camina hasta la rubia y la toma de las manos. No puede despertarla y sin duda, necesita ir con Jin. No puede dejar a sus amigos solos, no ahora.
—Hunter, amor... Necesito hablar contigo —susurra cálido sobre su oído. La rubia se remueve quejosa—. Por favor, amor. Es urgente que me mires.
—Joder, Namjoon. Espero que sea de vida o muerte. —La ojiazules abre con mucho pesar los ojos.
—Debo volver a Seúl. —Besa sus manos con cuidado.
—No, Nam. Prometimos mantenernos a salvo hasta que todo acabe. —Frunce el ceño.
—Lo sé, créeme que no quiero hacer esto solo... debo hacerlo. —Cierra los ojos con fuerza—. Haneul está en peligro.
—¡Por dios! ¿Qué pasó? —Intenta sentarse, sin embargo su cuerpo pesa—. El sedante todavía no pierde efecto, no puedo mover mis piernas.
—Te retiramos todo el sedante desde ayer —interviene un enfermero que se mantiene en la puerta de entrada.
—No es posible, porque no siento mis piernas. —Ríe nerviosa—. Solo quítame el puto sedante.
—Amor... —murmura Namjoon para tranquilizarla.
—¡No me toques! —Ella hace el intento sentarse una vez más y al no recibir respuesta por parte de sus piernas, la desesperación crece a tal punto de comenzar a golpear sus extremidades—. ¡No siento mis piernas!
—Hunter, debemos hacer una tomografía para...
—¡QUE NO ME TOQUE, JODER! —grita la rubia al borde del llanto.
Saca las mantas de encima y con ayuda de sus manos, coloca sus piernas en posición para caminar, sin embargo, estás no responden. Y las lágrimas comienzan a crecer.
Namjoon no puede tocarla, no puede verla así de vulnerable, acaba de perder lo que más amaba en la vida y nadie podrá regresarlo. Ya no podrá salir a las discotecas y deslumbrar a las personas con sus pasos de baile, ni podrá fingir ser una modelo en pasarela por las tiendas, tampoco podrá correr esas maratones de las que tanto hablaron, ya no podrá hacer nada de eso porque acaba de perder la movilidad en sus piernas.
Hunter caer al suelo envuelta en nervios y llanto como si morir fuera una mejor opción en vez de vivir así, y es entonces, cuando grita desgarrando su garganta que Nam reacciona. Corre hasta ella y la envuelve entre sus brazos. Diciéndole que no lo soltará, que será sus piernas.
—Hunter, tienes una fisura en...
—Cierre la puta boca —chilla la rubia desde el suelo—. Me importa una mierda dónde está el daño.
—Estarás bien, amor. Lo prometo. —Namjoon besa su cabeza.
—No seas imbécil, Kim. Nada estará bien.
Namjoon la toma entre sus brazos y la recuesta de nuevo en la cama, pero ha comenzado a llorar una vez más aferrándose a la almohada que tiene entre sus brazos.
—Esto no es todo, Hunter. Hay una gran posibilidad de que vuelvas a caminar —dice la doctora con la voz cálida. Sin embargo, la rubia no parece prestarle atención—. Deberás hacer rehabilitación, y tendrás que ser paciente. La sensibilidad puede volver en meses o años.
Hunter solloza contra la almohada es entonces que la doctora decide retirarse. La noticia le tomó de sorpresa y lo último que necesita, es que la persiga con estadística que no están comprobadas aún.
El castaño, con su cuerpo, reemplaza la almohada. Dejando que Hunter llore y muerda su brazo del enojo, la frustración y la tristeza que siente. Porque la ama tanto deja que se desquite con él, mientras pasa su mano por su cabello, recordándole que está para ella, y lo estará siempre que ella lo permita.
⭒❀⭒
Después de casi una hora Hunter dejó de llorar y ejercer presión en el cuerpo de Nam, por lo que le permitió tararearle alguna canción ochentera de aquellas película que ella tanto ama. Tal vez, fue aquello lo que en realidad la tranquilizó, de cualquier forma, Nam está seguro que Jin ya se fue y aunque estuviera ahí, no podría irse. Hunter lo necesita más que nadie.
—¿Qué crees que es el bebé de Haneul? —le susurra. Quiere que su mente divague en otra cosa que no sea la movilidad de sus piernas.
El cuerpo de Hunter se tensa y es entonces que es consciente de lo que acaba de decir. La rubia no tiene idea de que la castaña desaparecida esta embarazada.
—¿Está embarazada? —dice sorprendida.
—Sí, acabo de enterarme —confiesa y suspira pesado—. Espero que se parezca a ella, porque sería una desgracia que salga con rasgos de Jimin.
—Namjoon. —Ríe desganada la rubia, el castaño sonríe y deja que el silencio los envuelva una vez más—. Deberías ir.
—Por supuesto que no, tú me necesitas más. No voy a dejarte sola en estos momentos. —Se aferra más al cuerpo de la rubia.
—Te amo tanto que no podría haber elegido mejor chico para enamorarme —susurra—. Pero ellos te necesitan más que nunca, y yo no me iré a ningún lado.
—Hunter, hay posibilidades de que...
—Nam —lo corta—. Realmente no quiero pensar en nada de eso ahora, solo ve y salva a mi amiga y su bebé. Luego, vuelve a mí y no me dejes.
El castaño parece dudarlo, no quiere dejarla, sin embargo siente la obligación de ayudar a sus amigos. Sabe que nada anda bien, todo está fuera de lugar y con la llegada de Jimin al centro, teme por los demás.
—No tardaré, lo prometo. —El castaño se separa de ella, sintiendo su cuerpo quemar—. Iré a dar unos buenos puñetazos, y luego volveré por ti, por nuestra vida juntos.
—Vuelve, Nam. Vuelve a mí.
El castaño aprisiona los labios carnosos de la rubia, besándola con desespero, pasión y amor. Sin ser demasiado torpe, sin dañarla y al mismo tiempo dejando pequeñas mordidas para que no olvide cuanto la necesita en su vida, incluso tal vez, más de lo que ella lo necesita a él.
Besa su frente y toma su bolso para salir disparado de la habitación, corre por los anchos pasillos deseando que Jin no se haya ido. Si no es con él, no podrá volver.
Al llegar a la playa de estacionamiento la encuentra vacía, aparentemente el pelinegro no pudo esperar más, y aunque le hubiese gustado que al menos se despida, le entiende. Tiene un trabajo y responsabilidades.
—¿A quién buscas? —Lo sobresalta el pelinegro por la espalda. Namjoon respinga en su lugar y sonríe al verlo comiendo una paleta.
—Creí que... —Niega con la cabeza—. Olvídalo, ¿nos vamos?
—No iba a irme sin ti —confiesa sereno y demasiado serio. Le pasa por el lado directo a un auto al otro lado de la playa—. Sabía que al final no podrías dejarlos solos.
—Gracias por esperarme, Jin. —Asiente en su dirección.
No puede obviar el hecho de que acaba de comportarse como lo hubiese hecho aquel endeble chico de hombros anchos y risa escandalosa. Tal vez, lo que hicieron fue mucho más valiente de lo que vivió Yoongi, Jimin y él, inclusive, tal vez, solo tal vez, no debió odiarlos de aquella manera, porque una vez más se encuentran juntos, peleando contra cualquier ser que quiere hacerles daño, como en aquella ocasión en las peleas.
⭒❀⭒
Al despertarse en su cama Yeonsoo encuentra su lado vacío. Seguramente su novio se levantó temprano para seguir la investigación. Sin embargo, en cuando se levantó se dio cuenta que se encontraba sola en el departamento. Es probable que la excluyeran de su investigación porque debe descansar, y con los fármacos que está tomando, no puede hacer mucho, ya que la dejan adormecida todo lo que queda del día.
Yeonsoo camina hasta el baño y se ve al espejo, la hinchazón al rededor de sus ojos demuestra cuanto a llorado la noche anterior. Eso no le importa, lo que en realidad le hace saltar el corazón es ver aquél anillo colgado en su cuello. No puede evitar sonreír involuntariamente al mismo tiempo que recuerda su vida. Por eso corre hasta la habitación en busca de su móvil que se encuentra apagado. Se maldice así misma y lo conecta al cargador encendiéndolo de inmediato.
La puerta de entrada se abre con brutalidad, Yeonsoo toma el arma tanto como puede y camina hasta la estancia donde ve a Taehyung entrar seguido de Jungkook. La pelinegra espera por una tercer figura que no aparece.
—Tenemos algo, debemos viajar —dice el castaño recogiendo los papeles del suelo.
—De acuerdo, déjame que me cambio. —Yeonsoo gira sobre su propio eje.
—No iras —exclama Tae, con la voz seria—. Estas incapacitada, llevarte sería estar cuidándote todo el tiempo, mejor espera a Yoongi aquí.
—¿Dónde está? —La pelinegra frunce el ceño.
—¿No lo sabes? —Tae frunce el ceño y mira a Jungkook quien niega con la cabeza.
—No importa, de seguro fue por comida, mejor vete. —La pelinegra intenta restarle importancia. Aunque algo de advierte que algo no anda bien. Yoongi no es el tipo de persona que se iría sin avisar, mucho menos con alguien intentando matarles uno a uno.
—No voy a dejarte sola —niega el castaño.
—Ve, yo me quedaré. —Jungkook le sonríe.
—Joder, Taehyung, se cuidarme. Vete —espeta cansada la pelinegra. El castaño asiente y sale disparado fuera del departamento con varios expedientes en sus brazos.
Yeonsoo camina hasta la cocina y saca fideos instantáneos.
—Eso no es saludable, déjame que prepararé algo. —Jungkook le quita el paquete y revisa las gavetas de Yoongi encontrando los ingredientes suficientes para hacer una sopa de alga.
Yeonsoo asiente y se retira para observarlo a detalle. Sin duda, no son la misma persona, ni siquiera en lo más mínimo. Yoongi puede generar cosas en ella con solo susurrar, mientras Jungkook debía esforzarse un poco más, pero nunca dejará de observar aquella ancha espalda, que le contrae al moverse.
El pelinegro podía ser sexy con todo lo que se proponía. O tal vez, está en su forma de ser que le vuelve sexy todo el tiempo.
—Incluso en el pasado, el que me miraras mientras cocinaba me causaba estragos —confianza Jungkook sin dejar de moverse.
—Tienes una bonita espalda.
—Estas con Yoongi ahora. —Ríe por lo bajo.
—No voy a acostarme contigo, amo a Yoongi y eso nunca lo podrás cambiar. —Ella ve como se tensa ante esas palabras—. Me gustabas, Jungkook. Solo que no supe ver tu verdadera intención.
—No me alcanzará esta vida para disculparme contigo.
—No quiero que te disculpes. —Ella suspira y mira la puerta en la espera de que aparezca el pelinegro de mirada felina—. Quiero que te vayas de mi vida.
—En cuanto todo acabe y sepa que estarás bien, me iré para siempre. Lo prometo —dice, pero a comparación de antes, su tono se ha vuelto neutral y hasta un poco nervioso.
Yeonsoo lo sabe, en la forma que dejó el plato frente a ella y le pasó por el lado, sabe que aquél chico esconde algo y no puede evitar preguntarse que es. Sobre todo intenta no relacionarlo con el pelinegro, pues si algo le pasó por su culpa no le importa si va a la cárcel, lo matará.
Gira sobre su propio eje y antes de encararlo, su móvil comienza a sonar en toda la estancia. Yeonsoo corre hasta la habitación y atiende de inmediato. Debe hacer tres respiraciones profundas para tranquilizar su acelerado corazón.
—¿Hola? —susurra con el pulso latente detrás de la oreja, conteniendo el aire.
—Yeonie, ¿cómo amaneciste?—saluda aquella voz distorsionada.
—Estoy lista para ir, dime donde. —Tira todo el aire contenido.
—Es tan generoso y poético lo que haces por Isilo que si no hubiesen matado a mi hermano, hasta los admiraría.
—Nosotros no matamos a Hyun, él solo acabo con su vida. —Camina hasta su placar y saca un bolso para ropa, pues aún no trasladó todo de su antiguo departamento, por lo que lo único que le queda es tomar ropa prestada de Yoongi—. Quiero a Haneul viva y libre, ahora.
—Por supuesto, te diré la dirección para que tu puedas buscarla —dice burlón.
Yeonsoo frunce el ceño, sabe que no puede ser tan fácil, sabe que hay mucho más detrás de lo que no le está diciendo, y eso le aterroriza. Porque si va a entregarle a Haneul tan fácil, es porque debe tener un plan de respaldo, o solo está harto y la quiere a ella. De cualquier forma, no puede obviar el hecho de que algo no le gusta de todo esto.
—Nos vemos pronto, Yeonie —murmura luego de darle la dirección—. Por cierto, tienes quince minutos antes de que ambos vuelen en pedazos.
Al menos queda a treinta minutos de donde se encuentra. Yeonsoo frunce el ceño ante las ultimas palabras de Ghots, sin embargo, no le toma mucha importancia, no es de sorprender que Ghots sepa del embarazo de Hane y eso le aterroriza más, al punto de estremecerse.
Se cuelga el bolso en el hombro y sale de la habitación, Jungkook se encuentra en el sofá de la estancia con una botella de soju. Ella frunce el ceño al ver lo extraño que se está comportando, a esas alturas debería estar desesperado por encontrar al maldito que les quiere lastimar, sin embargo, solo se encuentra ahí bebiendo soju como si fuera el último día de su vida, o tal vez, arrepentido de algo.
—Voy a salir —anuncia caminando hasta la puerta.
—De acuerdo —susurra en su dirección.
Es lo único que necesita Yeonsoo para saber que algo más está pasando. Gira sobre su propio eje para encararlo al mismo tiempo que un mensaje le llega. Esta lo abre sin dejar de ver a Jungkook, cuando pasa la mirada a la pantalla, su corazón se acelera y su respiración se atora.
Ahora todo tiene sentido, desde que la despertó a altas horas de la madrugada para llevarla a la terraza hasta las palabras conmovedoras. Las llaves y el anillo, todo fue una despedida de parte de él, estaba listo para dejarla y ella no se había percatado. Todo aquel pequeño espectáculo fue para hacerle saber que siempre estará en su corazón aunque no esté su presencia.
Frente a ella hay una foto de Yoongi, atado en una silla con los ojos vendados y un gran corte sobre la ceja y sangre escurriendo de la comisura de sus labios.
Los ojos cristalinos de Yeonsoo barre la estancia desde su móvil hasta la mirada neutral de Jungkook, él lo sabía. Sus manos tiemblan y su respiración se agita.
—¿Qué fue lo que hiciste, Jungkook? —La pelinegra se niega a creer que fue capaz de entregarlo de esa manera. Tan fría y cruel.
—Lo siento, Yeonsoo —susurra.
—Jungkook, joder. Por favor, dime qué no le entregaste a Yoongi. —Su voz se quiebra y su cuerpo tiembla.
—Créeme que fue lo más difícil que tuve que hacer. —Traga duro sin dar brazo a torcer.
Camina decidida hasta él y lo golpea con fuerza provocando que caiga al suelo. Jungkook se toca a zona afectada sin embargo, no le mira.
—¡INFELIZ HIJO DE PUTA! —Lo vuelve a golpear—. ¡¿Cómo pusiste hacerle algo así?! ¡¿Cómo pudiste hacerme algo así?!
—Lo escuchaste... —Intenta reincorporarse—. Sería capaz de sacrificarlos a todos y cada uno de ellos por ti.
—¡Joder! —grita a todo pulmón sintiendo su garganta desgarrarse. Su hombro duele y puede sentir como el aire de la estancia comienza a ser cada vez más escaso—. Juro por dios, que si vuelvo a verte voy a torturarte como ni te lo imaginas.
Yeonsoo deja de lado el bolso y corre fuera del departamento. Ghots le dio quince minutos y al menos tiene un viaje de treinta minutos por lo que deberá hacer algo que no quería.
—Voy por ti, Yoongi.
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