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19

El sudor baja por su frente, su respiración se agita y debe detener sus movimientos para calmar su acelerado corazón. El entrenamiento matutino no es una gran idea si prefiere saltarse el desayuno, aún así lo tomo y está segura que no volverá a hacerlo.

Yeonsoo toma una toalla y seca las gotas que bajan por su cuello, mira al espejo su rostro cansado y despide al entrenador con una reverencia. Irá al departamento que comparte con Jungkook y se dará una larga ducha.

La investigación está marchando de una forma diferente a la que creía, realmente no pensaba que le tomaría tanto tiempo encontrar a alguien, incluso, llegó a creer que no existe. Solo es un invento para aterrorizar a los demás. Si bien el hermano de Hyun es real, tal vez ni siquiera este vivo.

De cualquier forma, hoy deben ir por una pista más, según Hunter, una de las más reales que han tenido hasta ahora.

Al llegar, tira la chaqueta de algodón que lleva puesta al suelo, y se saca las zapatillas deportivas. El departamento está sumergido por completo en silencio, por lo que entiende que aún sigue durmiendo. Toma una toalla y se mete a la ducha dejando que el agua se lleve toda suciedad.

La puerta del cuarto se abre, y antes de que ella logré hablar, el pelinegro entra a la regadera junto a ella. La abraza por la espalda y besa su cabeza.

—Buenos días, Jade —susurra ronco y lento sobre su oído. Ella gira y envuelve el cuello de su novio con sus brazos para unir sus labios. Saben a menta y están suaves—. ¿Dónde estabas?

—Quise entrenar un poco para lo de esta noche —murmura sin darle mucha importancia y vuelve a besar sus cálidos labios. Jungkook asiente y toma el champú, se unta un poco en la mano y luego se lo coloca en el cabello a la menuda, masajeando con suavidad.

Yeonsoo no protesta, deja que el pelinegro haga lo que quiera con su cansado cuerpo.

—Feliz aniversario.

La pelinegra frunce el ceño y lo mira ladeando la cabeza. No es buena para recordar fechas, mucho menos algo tan burdo como los aniversarios de novios, sin embargo, sabe que no pasó tanto tiempo.

—¿De qué hablas?

—Feliz aniversario de tu muerte —bromea. Yeonsoo golpea con suavidad su hombro y ríe divertida—. Creo que comenzaré terapia, estoy viendo fantasmas.

—Eres muy gracioso, Jeon. Felicidades —felicita sarcástica y se aleja para enjuagar su cabello—. ¿Ya pasó un año desde lo que ocurrió?

—Sí. —Suspira—. Nunca fuiste a tu tumba, ¿verdad?

La pelinegra niega con la cabeza incapaz de hablar. Nunca lo hizo, ni siquiera hablo con alguien respecto al tema. Una gran parte de ella realmente murió ese día, y pensarlo la aterroriza.

—¿Quieres ir? Creo que sería bueno para ti. —Se acerca a ella y acuna su rostro con ambas manos. Yeonsoo asiente y entonces comienza lo divertido, tener sexo por la mañana suele mejorar su ánimo todo lo que queda del día, aún más si se trata de él.

Pasó un año desde que Hyun intentó matarla, desde que decidió ser parte de un departamento de policía solo y únicamente, para salvar a su amor. Pasó tanto tiempo que parece ajeno a ella, incluso pareciese más. Hace exactamente seis meses, Yeonsoo se animó a darle una oportunidad a Jungkook, y desde entonces, su vida comenzó a ir cuesta arriba.

Creyó que pelearían, que al final se daría cuenta de quién es ella en realidad y la soltaría. Pero nada de eso pasó, de alguna forma se complementaron tan bien que comenzó a creer que las palabras de Haneul, aquella noche en la casa de Yoongi, fueron ciertas. Tal vez nunca estuvo destinada a Isilo, tal vez solo era una prueba para poder llegar al lugar correcto, junto al chico de sonrisa grande y ojos encantadores.

Por otro lado, Yeonsoo se armó de valor y enfrentó a Hunter. Estaba furiosa por lo que hizo, pero sobre todo, dolida de que se comportara de aquella manera. Ese día, conoció más de su amiga de lo que creía; la rubia confesó que fue producto de celos, y no porque le gustara Jungkook, si no, porque le gustaría tener una historia de amor como la de ella. Que dos hombres se mueran y hagan hasta lo imposible por su amor, que corran cuando esté en peligro, que la proteja y la ame.

Nunca creyó que tenía esas cosas, pero al ver cómo Hunter lloraba a cántaros por algo, que para Yeonsoo era burdo, la hizo recapacitar bastante. Por supuesto que la rubia pidió de rodillas perdón, las cuales fueron aceptadas, prometió no volver a insinuar ni involucrarse en problemas que no son de ella. Después de eso, decidió mudarse para darles espacio.

Jungkook comentó que el departamento nunca les perteneció, y que sería buena idea mudarse ellos también. Y luego de dos semanas de una intensa búsqueda, lograron encontrar un gran departamento a un precio razonable. Es el último piso de una torre de diez, que además, tiene completo y único acceso a la terraza donde suelen pasar sus días libres.

Haneul comenzó a trabajar en el campo con ellos, y fue una sorpresa ver la habilidad de la castaña para correr y esquivar. Y aunque no le gusta decirlo en voz alta, prefiere hacer equipo solo con ella, ya que Hunter suele quedarse atrás y Jungkook siempre se adelanta, en cambio Yeonsoo, va a su ritmo, cubriendo su espalda cada tanto.

Ambos salen de la ducha luego de que lograrán su cometido e ingresan a la habitación para cambiarse. Ella opta por un pantalón de mezclilla ancho y una playera de Jungkook que le regaló hace unas semanas. En realidad era para ella, pero el pelinegro la sorprendió con un regalo. La culpa de tener las manos vacías le ganó, y terminó dándole la playera aunque la usa ella ahora.

Jungkook viste casual, pantalón negro suelto, y un buzo canguro el doble de su talla para luego colocarse un gorro piluso negro; saca otro del mismo color pero con tres aros en las puntas y se coloca a su acompañante. Posteriormente, toma unos cubre bocas y salen.

—¿Crees que...? —su pregunta queda en el aire. No le afecta el tema en lo absoluto, y sabe que a ella tampoco. Pero el nombre del él no se ha mencionado en más de ocho meses.

—¿Si creo que estará Yoongi ahí? —Ella toma los tenis del armario, en la puerta de entrada y se los coloca. Jungkook la imita—. No lo sé, la última vez que lo vi, estaba bebiendo y coqueteando con una chica. Ya me debe haber olvidado.

Jungkook se muerde el labio inferior y asiente.

—¿Te preocupa?

—En realidad no, solo no quiero toparme con él y forzar una conversación. Yo ya no pertenezco en su vida, y él tampoco en la mía.

Así queda por finalizada la conversación. Ambos se montan al nuevo auto que compró Yeonsoo y parten al cementerio. Jungkook quería poder hacerlo, pero comenzó a tomarle tanto cariño a la motocicleta que no pudo simplemente reemplazarla, mientras que ella luego de ahorrar un poco, terminó por comprarse un pequeño automóvil de hace unos cinco años atrás.

El pelinegro comienza a hablar desde el copiloto sobre el caso de esta noche. Si bien la existencia de ghots está en duda, han desmantelado redes casi completas de tráfico de personas. Salvaron tantas vidas que la idea de encontrarlo ya no los impulsa como antes, si no, el hecho de poder ver la cara de alegría y esperanza en los rostros de esas personas.

Al llegar al cementerio, Yeonsoo cubre su rostro con el cubre bocas, y luego se acomoda el gorro. Jungkook la imita y luego entrelaza las manos con ella.

—Quizás, podemos ir por café y algún pastel.

—¿Quieres festejar mi muerte? —dice irónica, riendo un poco.

—Si te soy sincero, sí. —Ella lo mira sorprendida—. Gracias a tu muerte, pude conocerte y ahora estoy a tu lado, siendo tu novio. —El orgullo y superioridad filtran sus palabras.

—¿Sabes lo extraño que suena eso? —Yeonsoo ríe un poco más.

Siguen caminando, sin embargo, Jungkook se detiene en seco. Yeonsoo confundida mira en dirección a donde ve el pelinegro, y su corazón se detiene. Yoongi se encuentra reemplazando unas flores secas, con una gran calidad sonrisa en su rostro.

El pánico los invade cuando gira a verlos, por lo que Yeonsoo, aprieta su agarre con un poco más de fuerza y se encamina, casi arrastrando a Jungkook, a una lápida cerca de la de ella. Nunca tuvo la oportunidad de escuchar lo que Yoongi le dice a una tumba vacía.

—Hola, amor. —Yoongi se sienta en el suelo. Jungkook se tensa en su lugar al escuchar como aún la llama. La pelinegra no quiere irse solo para complacer a un celoso novio, necesita escuchar lo que tiene para decir, aún si no puede responder. Entonces se arrodilla frente a una mujer que murió hace más de cincuenta años y escucha con atención—. Tuve una semana verdaderamente estresante. Namjoon no deja de molestarme por el incidente de la sal. —Ríe. Aquella melodiosa risa le provoca un extraño cosquilleo, no sabe que ocurrió con Namjoon, pero quiere saber—. Jimin dijo que hoy podía tomarme el día, ¿crees que sea correcto?

Saca su móvil y coloca una foto de los dos. Está tan cerca de él, que puede ver la foto que observa. Sonríe y su corazón se retuerce, pasó tanto tiempo desde que pensó en él, que no puede aclarar el tornado de sentimientos y pensamientos dentro suyo.

—Debo irme, no quiero llegar tarde. —Besa su mano y la coloca sobre la lápida—. Te amo, y te extraño. 

Su corazón se retuerce y una involuntaria lágrimas recorre su mejilla. Nunca escucho a Yoongi decirle «te amo», y ahora lo hace, frente a una tumba vacía. Aquellas palabras provocan escalofríos en ella. No sabe que pensar realmente, Haneul le dijo hace no mucho tiempo que Yoongi comenzó a ser más íntimo con Gyuri. Y él es el tipo de persona que no es íntimo con nadie, ni siquiera con él mismo, por eso le cuesta tanto creer esas palabras.

Yoongi pasa por al lado de la pareja y sigue su camino, perdiéndose en el estacionamiento.

Yeonsoo se levanta y camina hasta su lápida, pasa los dedos con delicadeza por las letras marcadas y suspira. No pensó que vería a Yoongi, pero le alegra saber que solo estuvo cinco minutos. Eso significa, que su corazón ya no late por ella como antes.

—Parece una broma, es como si estuviera viendo mi verdadera lápida —susurra confundida. No quiere decir nada respecto a lo ocurrido con Yoongi, y sabe que Jungkook no le dirá nada, después de todo, no tiene derecho a reclamar sobre él.

—Y lo será, no creas que vamos a gastar tanto dinero y hacerte todas las lápidas que quieras, cada vez que se te dé la gana de morir y revivir. —Jungkook chasquea la lengua divertido.

Lo entiende, el momento fue más incómodo para él que para ella. Y aún así prefirió ignorar el tema, después de todos, ellos están juntos y Yoongi sigue creyendo que está muerta.

—Eres un aburrido. —Yeonsoo sacude su pantalón al pararse y besa su mano, como antes hizo Yoongi, colocándola sobre la lápida—. Adiós, Yeonsoo.

—¿Quién eres ahora? —Jungkook la abraza por la espalda y besa su mejilla.

—Soy Jade, que nunca supe porqué me llamas así.

Yeonsoo toma su mano y vuelven por el mismo camino que entraron. No necesita estar tanto tiempo en ese lugar, le da miedo y náuseas.

—Jade es una flor, que solo crece en Filipinas. Además de estar en peligro de extinción, cuando te conocí te relacione con ella —se sincera. Yeonsoo para en seco y lo mira con ternura.

Corre hasta él y le da un beso, por encima del cubre bocas.

Se montan al auto, pero esta vez, él maneja. Yeonsoo saca su móvil y busca la flor que le dio su nuevo apodo.

—¡Dios Santo! ¡La flor es horrible! —chilla viendo las fotos. Jungkook rueda los ojos y niega con la cabeza—. Me estás diciendo, fea y que voy a morir por los humanos. Que gran cumplido.

—¿Por qué siempre distorsionas todos mis intentos por ser romántico? —Jungkook para en un semáforo en rojo y la mira arqueando una ceja.

—¡Ay, por favor! ¿Cuándo arruiné tus intentos de ser romántico?

—Empecemos por la vez en que te quise dar un gigante y tierno panda, me obligarte a reemplazarlo por una serpiente —enumera y muestra sus dedos sin dejar de conducir—, cuando te regalé un ramo grande de rosas, formando tu nombre cuando estabas triste y las tiraste a la basura. Tal vez recuerdes aquella vez que alague en público que estaba con la chica más hermosa del planeta, y saliste corriendo, detrás de un vendedor de helado, o...

—Entendí —dice Yeonsoo en medio de las carcajadas. Jungkook siempre intenta ser detallista con ella, y no es que no lo agradezca, simplemente no quiere fingir una reacción que no siente—. Aceptare el nombre Jade, solo porque es de una flor única e inigualable, además de estar en peligro de extinción, segundo, en mi defensa, no quería flores, quería que me abrazaras y me comprarás comida. Tercero: ¡Era helado! No puedes competir contra eso.

Jungkook larga una carcajada sonora y niega con la cabeza, estacionando frente a su edificio. Pero antes de entrar, ambos se toman de la mano y caminan en busca de una tienda para comprar su desayuno.

Pasan por en frente de una tienda, la diminuta ropa llama la atención de Jungkook, por lo que se detiene a observar. Yeonsoo no le presta mucha atención.

—Mira, ese jardinero será para nuestro hijo, Jungkook Junior, y aquellas zapatillas para Yeonsoo junior, ¿qué te parece? —El pelinegro la mira genuinamente conmovido ante la idea.

Ella abre los ojos sorprendida, nunca pensó que él sería del tipo familiar. Quiere explicarle todo lo que pasó cuando estaba con Yoongi, sobre su operación y cómo dejó en manos del chico que amaba su vida. El cómo la cuidó durante días enteros; pero prefiere ahorrarse esa historia.

—No tengo útero.

—¡Oh! —El pelinegro asiente—. Eso explica el porqué no tenías la regla. Entonces adoptaremos.

—No sé si en algún momento quiero ser madre. —Se muerde el labio ansiosa. Esa idea se esfumo junto a su útero en aquella operación. Jungkook vuelve a asentir sin quitarle la vista al pequeño conjunto—. ¿Tú quieres ser padre?

—Creía que sí, ahora no estoy tan seguro.

—¿De qué hablas?

—Quiero un futuro contigo, y si eso implica que no tenga nunca hijos, lo acepto. No voy a obligarte a hacer algo que no quieres. —Jungkook besa su frente y siguen su camino. Una extraña sensación la recorre pero prefiere mantenerse al margen del tema, al menos por el momento—. Adoptaremos un cachorro.

—Jungkook, tener a un ser vivo que dependa de ti es demasiada responsabilidad. Aún no puedo con mi mal genio, no me creo capaz de darle una vida estable a otro.

—O un gato.

—¿Estás escuchándome?

—Tal vez un perro invisible, para no tener tantas responsabilidades.

Yeonsoo larga una carcajada ante las ideas de Jungkook. 

—Por dios, te a...

Calla. A pesar de no estar tan segura, aún no se atreve decirle que lo ama. Siente que si lo hace, estará sentenciando a su corazón, diciéndole que una vez más, otra persona tiene el poder de destruirla.

—Tengo hambre. —Ella arruga la nariz y él asiente. Jungkook podría gritar que la ama en ese mismo momento, pero quiere darle tiempo. Sabe que aún no está lista para dar ese paso.

—De acuerdo, será una idea descartada por el momento, pero si llego a los cincuenta años y tú estás ahí conmigo, entonces adoptaremos un gato.

—¿Crees que duraremos tanto?

—¿No tienes fe en nuestro amor? —Coloca una mano en su pecho fingiendo estar ofendido.

—Solo digo que mañana podría morir.

—Jade. —Su voz cambia por completo.

—O tú, incluso que el vendedor de helado venga por mí. Sabes que te dejaré.

—Creo que abriré una heladería.

⭒❀⭒

La noche cae, y con ella un gran problema. Por empezar, la misión fue un verdadero desastre, Haneul llegó tarde, tener una doble vida dificulta demasiado las cosas para ella, tanto que sus horarios son un desastre. Luego, Jungkook olvidó colocarse su auricular y estuvieron desconcertados todo el tiempo; Yeonsoo, después de que sus dos compañeros fueran un fracaso, fue detrás de un hombre que ni siquiera era el sospechoso. Solo era un simple civil que huía, creyendo que la policía lo buscaba por saltearse una fila. Hunter logró dispararle al verdadero sujeto, pero al estar sola, solo fue otro fracaso más ya que logró escapar.

—¡Era nuestra oportunidad! —Hunter tira con violencia su auricular.

Los demás entran detrás de ella completamente cansados. Hunter nunca suele tener ese humor luego de una misión fallida, y aunque le gustaría preguntarle, su cuerpo está por completo entumecido.

—Tendremos otra— Haneul intenta sonar positiva. La culpa la invade.

—¡Era nuestra única oportunidad! ¡Ahora sabe que vamos detrás de él! —Tira su cabello con frustración.

—Hunter... —La castaña intenta llegar a ella, pero la rubia está fuera de sí.

—¡Eres una incompetente!

—¡Oye! Cálmate. —Yeonsoo frunce el ceño, sintiendo como la ira comienza a subir por sus piernas. Nadie puede gritarle y tratar a Haneul, mucho menos en su presencia—. No la trates así, ella no tiene la culpa de tener una doble vida.

—¡Pues nadie le pidió ayuda! Se podría haber quedado dónde mierda estaba y estaríamos mejor.

Los ojos de Haneul se cristalizan y debe girar para que no la vean llorar. Sabe que lo arruinó, pero hizo todo lo posible por pasar cada una de las clases del campamento, ocultando las marcas de golpes a Jimin, y fingiendo que todo estaba bien.

—Lo siento. —Haneul hace una reverencia a todo su equipo. Su móvil suena, y en la pantalla se ilumina el nombre de Jimin.

—¡¿Lo ven?! ¡Tiene otras cosas que hacer!

—Cielo, ve con él. —Yeonsoo ignora por completo a su amiga y encara a Haneul, con el puño de su playera, seca sus lágrimas—. No eres tú, averiguaré porqué está tan insoportable.

Ella siente y se retira del lugar.

—¿Qué te sucede, Hunter? —Jungkook comienza a sacar las arma que lleva encima, y luego el chaleco antibalas, para ayudar a su novia con el.

—¡¿Cómo demonios puedes olvidar colocarte el maldito audífono?! ¡Es lo único que importa!

—Llevamos tres semanas enteras, esperando al sujeto en el mismo bar, a la misma hora. No creí que hoy aparecería.

—Pues ahora lo perdimos, imbécil.

—Escúchame, muñeca —masculla, el tono de voz de Yeonsoo cambia por completo. Primero atacó a Haneul provocando que se fuera llorando, y ahora a Jungkook. Su paciencia tiene un límite—. No sé qué mierda sucede contigo hoy, pero bájate de la nube en la que te subiste y pídele disculpas a Jungkook y luego a Haneul. No me importa si se fue, o si ahora sabe de nosotros. Lo atraparemos a como de lugar y seguiremos así.

—Es el único que sabe de Ghots.

—Ghots, ghots, ghots. —Yeonsoo tira los brazos al aire. Se desarmó y ya se quitó el chaleco, por lo que quiere irse a casa cuando antes—. Es lo único que escucho. Ni siquiera sabemos si existe realmente, tal vez fue un engaño del teniente para tenernos aquí.

Hunter baja sus defensas al cien por ciento. Entonces Yeonsoo frunce el ceño. Algo no anda bien, Hunter pasó de querer matar a puñetazos a todos, a estar temblando de nervios. Si algo aprendió durante todo este tiempo siendo su amiga, es que en cuanto una emoción toma poder sobre ella, es fácil desarmarla con un par de preguntas. No debería utilizar las cosas que aprendió en el campamento contra ella, pero tiene un presentimiento tan fuerte que omitirlo la torturaría.

—¿Qué?

—Nada.

—Si no me dices de una puta vez lo que pasa, juro que te volare los sesos. —La paciencia abandonó por completo el menudo cuerpo de Yeonsoo.

—No lo harías.

La pelinegra asiente, toma el arma que hay en la mesa y verifica que está cargada. Luego le apunta directo a la cabeza de la rubia, ya no puede seguir esperando. Su sexto sentido dice que algo no anda bien, y necesita saberlo cuanto antes.

Hunter no pestañea, y si bien es cierto que no es capaz de dispararle, necesita hacerle creer que perdió la razón. Entonces un disparo en el techo provoca que caiga de rodillas sobre el susto.

—¡Joder, Jade! No es gracioso, baja la puta arma. —El nerviosismo de Jungkook está a flor de piel.

—La próxima irá directo a tu cráneo.

—No es verdad —susurra.

—¿Qué? No te escucho.

—No es verdad —vuelve a susurrar.

—¡QUE NO TE ESCUCHO! —Yeonsoo intenta quebrarla.

—¡NO ES VERDAD! ¡TODO FUE UNA MENTIRA QUE YO CREE QUE SALVAR MI PELLEJO! —grita Hunter, completamente sumergida en un llanto.

El corazón de Yeonsoo se retuerce y debe retroceder. Deja el arma en la mesa y se apoya contra la pared incapaz de sostenerse por si sola.

»Yoongi nunca estuvo en peligro, nadie va detrás de él. Lo inventé todo para poder salvarme de la cárcel, y salvarlos a ustedes —suelta la rubia con la voz temblorosa.

—¿Nunca estuvo en peligro? —susurra a puras penas. Todo fue mentira, su verdadero motivo para ir al campamento, para seguir viviendo, fueron mentiras.

—Lo siento tanto, yo solo quería protegerte.

No puede comprender lo que dice, ni siquiera es capaz de creer que ella fuera capaz de algo así. Su vista se nubla por las lágrimas que se asoma, sus manos se tiemblan y el aire que hay en la habitación parece desaparecer. Aquellas palabras la llenan de asco, entonces camina hasta la rubia y la abofetea con todas las fuerzas que puede.

—¿Me estás diciendo que pude despertar en aquel hospital y correr tras Yoongi? —escupe. Su voz se quiebra, pero no puede parar, no ahora—. No finjas que hiciste esto por mí, siempre fue por ti.

Ella se gira buscando consuelo el los brazos de su novio. Corre hasta él y lo abraza tan fuerte como puede, sin embargo, una idea cruza por su cabeza, algo que no quiere admitir. Se siente enferma de pensar en que él puede estar involucrado. Jungkook no sería capaz de hacerle algo así. No él. «Pero en ese momento no me conocías, Jungkook. En ese momento te quería muerto».

—¿Tú lo sabías? —Se separa de él. Jungkook no responde, solo mira al suelo, totalmente arrepentido—. ¡Oh por dios! Lo sabías.

Se cubre la boca reprimiendo un sollozo. Su corazón late con tanta fuerza bajo su pecho que parece querer agujerear su cuerpo y salir disparado.

—Son unos hijos de puta, me quitaron la posibilidad de ser feliz, de estar con alguien que amaba, me obligaron a aceptar algo solo porque así querían.

—Jade... —Jungkook intenta llegar a ella, pero Yeonsoo estrella su mano contra su mejilla.

—No me toques.

Toma el picaporte del cuarto y sale. Una lluvia escandalosa la sorprende pero no le importa, las lágrimas siguen bajando y sus pies no se detienen.

Sabe a dónde va, sabe que es incorrecto pero sus pensamientos están bloqueados, se siente tan traicionada y frustrada ante lo que acaba de revelar Hunter, que no puede detenerse a pensar fríamente.

Toma un taxi y le da la dirección de su destino.

Llamadas de Hunter y Jungkook entran en su buzón. No quiere hablarles, no puede ni siquiera mirarlos; la vieron llorar, sufrir y hasta destruirse por Yoongi, creyendo que el sujeto que iba tras él, que fue por su culpa. Pero nada era cierto.

El auto estaciona frente al lugar, y ve como todos abandonan el edificio, le paga al chófer y se para justo en frente.

Si lo sigue pensando se arrepentirá, volverá y nunca tendrá las agallas. Pero algo dentro de ella se llena de coraje al pensar que Hunter y Jungkook jugaron con sus sentimientos por un año entero, entonces lo hace.

Desliza con suavidad la puerta, mientras las campanillas del lugar suenan.

—Lo siento, hemos cerrado —dice Yoongi sin voltear.

Su voz se siente ajena a ella, incluso ni siquiera parece la voz que recordaba. 

—¿No harás una excepción? —Yoongi se paraliza por completo mirando un punto fijo en la mesa, sus manos comienzan a temblar. Gira con mucho cuidado, como tratando de mantenerse a rayas. Es entonces que Yeonsoo cae en cuenta del error que acaba de cometer. El rostro él se descompone de inmediato, y las lágrimas no tardan en aparecer y deslizarse por sus mejillas—. ¿Ni siquiera por mí?






















Nota de autora: hola chiquilles. Estuve desaparecida unos días pero vengo a regalarles esta pequeña maratón para que no se olviden de nosotros. Volveré con las actualizaciones diarias cuanto antes. Gracias por esperar y leer.
Con cariño, A.


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