Epílogo
Un año después.
El apremiante sonido de la alarma lo despierta de sopetón. Yoongi estira la mano y apaga el irritante sonido. Se coloca una almohada en el rostro y se estira lo más que puede dejando salir el bostezo.
La noche anterior se la pasó viendo películas románticas como no hacía hace tiempo. Y aunque terminó detestando a muchos personajes, al final solo se fue a la cama en cuanto las cuatro de la madrugada se mostró en su móvil.
Decide que si no quiere ser el último en llegar debe levantarse. Toma la toalla de baño y se mete a la regadera.
Después de cuatro meses de la muerte de Yeonsoo, Yoongi intento seguir con su vida, pero cada rincón de la diminuta casa le recordaba a ella, por lo que decidió vender la propiedad y así se compró un departamento en un buen edificio cerca de centro. El lugar es un poco grande y bastante acogedor.
Las primeras semanas fue realmente tortuoso para él, Yoongi veía a Yeonsoo por todos lados, y cuando corría a ella se daba cuenta que en realidad solo eran chicas con el cabello largo y negro. Ni siquiera se parecían. Incluso creyó que se estaba volviendo loco. En una ocasión, corrió por todo el centro comercial argumentando que la había visto, que ella estaba viva. Finalmente, Namjoon lo convenció que seria buena idea hacer terapia por un tiempo y desde entonces no la volvió a ver.
Junto a Namjoon decidieron reconstruir el viejo lugar que compraron y a puras penas abrieron un restaurante. Al principio era un verdadero desastre, los dos no sabían absolutamente nada de negocios, pero luego Haneul se hizo cargo, y les hizo propaganda por las redes sociales. Ahora si bien no son muy conocidos, tienen clientes recurrentes, y cada vez aparecen nuevos.
Por otro lado, Hoseok después de ayudarlos a pintar y acomodar el viejo lugar, les dijo que por fin se había graduado, y que aunque no quería se mudaría a Busan con su novia. Por supuesto que hubo una fiesta de despedida donde todos lloraron por él, y le desearon suerte en su nuevo proyecto de vida. Yoongi cree que así es mejor, que viva lejos de todo su pasado.
Seokjin, les contó acerca de la promesa que le hizo a Yeonsoo y al igual que Hoseok, con lágrimas en los ojos les dijo que debía dejarlos en el pasado. Que los extrañaría mucho y en cuanto tuviera tiempo los visitaría pero por el momento se mantendría alejados de todos. Quiere ser un mejor aprendiz en la empresa para que el día de mañana pueda ser la cabecera del lugar.
Tiempo después de la partida de Hoseok, se enteraron que Taehyung se fue con él, vivir en Seúl le recuerda a Yeonsoo todo el tiempo. Al final, Hoseok lo convenció para rehacer su vida lejos de todos.
Jae apareció, les dijo que estaban limpios, Yeonsoo hizo un buen trato con la policía por lo que quedan libres de cargos, sin embargo, si se metían en algo ilegal y él se enteraba, en nombre de Yeonsoo los metería a la cárcel.
Jungkook también apareció, él se encargo de perdonar y disculparse con los seis chicos que se encargaron de cuidar de él. Les dijo que los amaba mucho pero iba a seguir su vida sin ellos en ella. Les contó que ingreso a la academia de policías y que tenía a Hunter de compañera. Porque la rubia también desapareció de sus vidas después del funeral. Aunque Yoongi no puede entender cómo le permitieron entrar a una academia militar con todos los antecedentes que tuvo. Tal vez, Yeonsoo también hizo un trato por él, dándole otra oportunidad. De cualquier forma, ya todo quedó atrás.
Ahora los únicos que permanecen juntos, es Jimin, Namjoon, Yoongi y la pequeña Haneul. Mientras Yoongi y Namjoon se encargan de la comida del lugar, Jimin está en la caja registradora. Aunque claro, también tienen dos personas más que se encargan de servir y atender las mesas.
Yoongi sale de la ducha y se coloca un pantalón de mezclilla negro y una holgada remera blanca. Se coloca una gorra para aplastar un poco su cabello y antes de salir al bar, toma la foto que imprimió de Yeonsoo junto a él y la besa.
Hoy se cumple exactamente un año del aniversario de su muerte. A pesar de que todos creerían que Yoongi lloraría, está tranquilo. Entendió que no tuvo la culpa de lo sucedido, y que ahora Yeonsoo está en paz. Fue una chica con una vida demasiado triste y dura, por fin tiene eso que ella tanto quería.
Se monta en su bocho y conduce hasta el cementerio, en la entrada compra un ramo de flores y entra. Estuvo ahí tantas veces que podría entrar y salir del cementerio con los ojos cerrados.
No es novedad que pasara noches enteras llorando por su novia fallecida. Mucho menos que la visitará tantas veces en la semana, por no decir que iba a diario, como si mágicamente ella aparecería para nunca dejarlo.
Al llegar a su lápida remplaza la secas flores por las recién compradas.
-Hola, amor. -Yoongi se sienta en el suelo-. Tuve una semana estresante. Namjoon no deja de molestarme por el incidente de la sal -masculla entre dientes-. Jimin dice que hoy podía tomarme el día, ¿crees que sea correcto?
Saca su móvil en cuanto comienza a vibrar y corta la llamada al ver el nombre de Nam iluminarse. Mira el fondo de pantalla con una foto de los dos y sonríe al sentir su corazón estrujarse.
-Debo irme, no quiero llegar tarde. -Besa su mano y la coloca sobre la lápida-. Te amo, y te extraño.
Yoongi se coloca de pie y vuelve al bocho donde se sube y parte al restaurante. Si se queda más tiempo ahí terminará llorando y hace unos meses atrás le prometió a ella no volver a llorarla de manera triste.
Al llegar al lugar, se encuentra con la tienda completamente cerrada, las llave las tiene Namjoon por lo que tiene que esperar afuera del lugar.
-¿Nunca descansas? -Namjoon aparece sonriendo. Yoongi ríe por lo bajo y niega con la cabeza-. Creí que te tomarias el día. Ya sabes... Es el aniversario de Yeonsoo.
-No lo creo, ayer tuvimos muchas reservaciones para hoy -murmura tranquilo-. No creo que dejarte solo sea una buena idea.
-Al menos no le coloco azúcar en vez de sal. -Ríe Namjoon. Yoongi lo fulmina con la mirada y ambos entran al local.
Detrás de ellos, dos figuras familiares aparecen. Lee Kwan y Kim Gyuri.
Kwan, es un estudiante universitario que necesitaba un trabajo de medio tiempo para cubrir sus gastos, un joven de apenas veintidos años amable y conversador. Desde que llega hasta que se va no deja de platicar de cualquier cosa que cruce por su mente. Es apuesto por lo que atrae a clientes jóvenes.
Gyuri, bueno, ella tiene una historia completamente diferente. Gyuri, fue novia de Yoongi en el pasado, pero cuando volvió a Busan su relacion terminó. Hace menos de ocho meses, la castaña encontro a Yoongi de casualidad en un bar, ebrio, como había estado cada noche desde la muerte de Yeonsoo.
Ella lo ayudó a rehabilitarse de su posible alcoholismo, y gracias a eso no volvió a probar una sola gota de alcohol. Yoongi le contó que había perdido a Yeonsoo, pero no toda la historia, ni siquiera como se conocieron, o por qué murió. Solo que se fue. A pesar de que el tiempo pasó, la castaña intento invitarlo a salir, incluso hasta besarlo. Pero él la rechazo, dijo que era demasiado ponto, que Yeonsoo aún late fuerte en su corazón.
Aceptar salir con ella solo seria un error, porque estaría usandola para poder olvidar a su amor, y no cree que sea justo ni para Gyuri, ni para él.
-Jefe, usted nunca descansa -dice Kwan entrando sonriente.
-Hola, Yoongi. - Gyuri llega hasta él y besa su mejilla-. ¿Hoy hay mucho trabajo?
-Como no tienes idea. -Jimin entra por la puerta acompañado de Haneul. Ella saluda a la castaña.
Al principio Hane quería que Gyuri se fuera, incluso peleo con ella gritándole que jamás podrá llenar los zapatos de su mejor amiga. Pero luego de un tiempo, solo se acostumbro a ella.
Haneul despide a Jimin con un beso.
-Suerte chicos -se despide y se va.
-¿Están listos para hoy? -Kwan sube y baja las cejas ansioso.
⭒❀⭒
El día transcurre como ellos pensaban, las mesas están repletas de personas y afuera se arma una fila de clientes.
No tienen mucho tiempo de hablar entre ellos por la cantidad de personas en el restaurante, sin embargo, Yoongi se las arregla para bromear con Namjoon de vez en cuando.
Finalmente, cuando el último cliente se va, Yoongi cae rendido en la silla. Estuvo todo el día parado, sus pies laten debajo de esas zapatillas planas.
-Jefe, debería ir a casa. Yo cierro -dice Kwan.
-Hoy me quedaré aquí. -Yoongi sonríe y toma entre sus dedos el collar que cuelga en su cuello-. Quiero brindar con alguien.
-¿Estás seguro? -Jimin llega a su lado y lo mira nostálgico. Yoongi solo asiente-. Puedo quedarme contigo.
-No, estaré bien. No te preocupes. -Yoongi asiente.
La puerta se abre y entra Haneul con el rostro empapado. De todos los presentes, quien mejor llevó su pérdida fue ella. Hane lloraba en silencio y sola, porque debía consolar y apoyar a su novio y a su nuevo mejor amigo que habían perdido a su otra mitad.
-¿Estás bien? -Jimin se apresura a llegar a ella.
-Si, vengo de ver a Yeonsoo. -sorbe la nariz. Ellos asienten y dejan el tema-. Vamos Yoongi.
-Me quedaré.
-No es buena idea, vamos a casa. -Llega a él.
-Estoy bien -musita al mismo tiempo que comienza a llover-. Vayan a casa, los veré mañana.
Haneul duda pero final se va besando la mejilla de Yoongi. Todos se van a excepción de Gyuri quien se queda parada en la puerta, viendo cómo Yoongi termina de limpiar todo.
-Quiero quedarme contigo.
-En otra ocasión, estaría encantado. -Suspira el chico de mirada felina-. Pero hoy en un día en el que necesito estar a solas con mis recuerdos.
Yoongi aprieta el anillo en su cuello.
-De acuerdo. -Sonríe de lado y se va.
Él termina de asear todo el lugar y apaga las luces, dejando que solo se escuche la tormentosa lluvia de verano caer de forma violenta contra el vidrio del lugar. La luz de la calle y la luna es lo único que ilumina el lugar.
Yoongi saca dos cervezas, la que normalmente toma él y la que ella tomaba, las abre y se sienta a espalda a la puerta. Toma un trago sintiendo por primera vez después de meses el amargo sabor.
-Te extraño, amor. -Su voz se quiebra ligeramente-. Ojalá pudieras ver cuan aburrida es mi vida ahora. -musita en un hilo y seca una pícara lágrima que se desliza por su mejilla-. Sé que tengo que avanzar pero no hay nadie que se compare a ti...
Sus palabras quedan en el aire cuando la puerta es delizada con suavidad mientras las campanillas del lugar suenan. Yoongi carraspea y borra cualquier señal de llanto. Quien quiera que sea, no puede verle así de vulnerable.
-Lo siento, hemos cerrado - dice Yoongi sin voltear.
-¿No haras una excepción? -murmura esa voz con la que ha soñado tanto tiempo.
Yoongi se paraliza por completo mirando un punto fijo en la mesa, sus manos tiemblan y su cuerpo comienza a sudar. Su garganta se seca y su corazón comienza a latir con furia contra su mármol. Yoongi cierra los ojos con fuerza intentando normalizar su respiración, repitiéndose una y mil veces que antes ya había pasado por este momento, al creer verla o escucharla cuando solo era un desesperado acto de su subconsciente por mantenerla viva.
Él gira con mucho cuidado de no exponer su mente, como aquella vez en la que corrió por todo el centro comercial porque creyó haberla visto, pero cuando llego a la mujer, su corazón fue abruptamente golpeado al ver que la chica frente a él no era ni de cerca parecida a la menuda mujer.
Sin embargo, ahora es diferente ya que frente a él se encuentra ella, con el cabello más corto, totalmente empapada por la lluvia con esa mirada profunda. Todo el mundo de Yoongi comienza a derrumbarse y las lágrimas no tardan en aparecer y deslizarse por sus mejillas, sintiendo como un apremiante e insoportable dolor crece en su pecho, llevándose el aire y la vista.
-¿Ni siquiera por mí? -murmura y sonríe de lado.
-Yeo-Yeonsoo.
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