Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

49




Hyun entra al auto de manera ágil y desesperado. Antes de que alguno de los dos logre decir cualquier cosa, arranca a toda velocidad esquivando a personas que salen del lugar corriendo. La policía está por todos lados, y si no acelera, aunque se choque alguna persona, le atraparán y no podrá salir nunca más.

Yeonsoo traga duro al ver que Hyun no se ha conformado solo con ella, si no, también se llevó a Jin. No se suponía que él estuviera; la intención de Yeonsoo era terminar en una habitación a solas con Hyun, para poder así terminar de una vez lo que empezó.

—¿Estás bien? —susurra Jin por lo bajo, tranquilizando el temblor de su voz, Hyun tiene un arma en su mano, pero si él mueve un solo músculo para quitársela probablemente en la lucha termine por jalar el gatillo y quién sabe qué podría pasar.

—¿Qué demonios haces aquí? —Yeonsoo grita en un susurro. 

—Vine a rescatarte. 

—¡Qué bien resultó!, ahora Hyun nos tiene a ambos.

—¿Te enojas por intentar salvarte? —farfulla. 

—No tenías porqué meterte. —Yeonsoo sabe que él no tiene la culpa de su enojo, solo quería alejar a Hyun de ellos lo más que pueda y resultó un desastre—. Lo siento, deberías estar a salvo con los demás.

—Pero tú estás aquí. Eres mi amiga —murmura sin mirarla y su voz se quiebra ligeramente.

—¡CIERREN LA PUTA BOCA! —Hyun grita desesperado girando en la siguiente manzana. 

—¿Vamos a morir? —El temblor es su palabras delatan el miedo que realmente tiene. Yeonsoo lo mira y puede notar sus ojos cristalizados y el temblor de sus labios.

—No morirás, me aseguraré de que salgas de esto.

—¿Y tú? —Jin entiende que la misión de Yeonsoo es suicida. No puede evitar sentir angustia por la chica de mirada dura y carácter tajante.

Aún recuerda la primera vez que ambos estuvieron solos por primera vez, fue en aquella ocasión en la que quería un vestido para impresionar a Yoongi.

Recuerda que se probó más de diez vestido, y ahí Seokjin se dió cuenta el gran complejo y la inseguridad sobre ella misma. Toda esa máscara de chica mala solo era un mecanismo de defensa para no ser herida, porque debajo de todo, incluso de esos elegantes vestidos, solo hay una chica divertida, con el sentido del humor más retorcido que ha conocido en toda su vida, y una cálida sonrisa.

Ahí Jin supo que en realidad el afortunado era Yoongi por tenerla en su vida, y no al revés como todos creían. Ella pasó toda su vida recibiendo las heridas que otras personas merecían, sin darse cuenta protegió hasta incluso a Hyun en algún momento.

Jin se le queda viendo unos segundos; ella no deja de mirar a Hyun seria, ni una sola lágrima corre por su mejilla, es como si ya estuviera dispuesta a luchar contra él, así se muera en el intento.

Hyun estaciona de manera brusca cerca de un almacén que fue cerrado hace menos de dos años, se creía que tenía nuevo dueño pero al entrar está completamente vacío.

—¡ENTREN! —Los apunta con el arma, ambos entran al lugar y el pelinegro totalmente exaltado y desesperado los conduce hasta un pilar. 

Lo obliga a sentarse y con una cuerda une las manos de ellos alrededor del pilar. Saca su móvil y luego se lo coloca en el oído.

—¡Estoy en problemas! —Se golpea la cabeza con el arma cerrando los ojos con fuerza. Totalmente atormentado, comienza a caminar de un lado a otro—. ¡No lo entiendes! ¡Van a encontrarme! ¡Ven por mí, joder! —grita abrumado, en su voz se puede notar la desesperación y pánico que están a flor de piel.

Mira por la ventana de las puertas de chapa—: De acuerdo, apúrate —masculla y corta, tira el móvil al suelo y le dispara al menos tres veces despedazando el aparato—. Si se mueven les vuelo los sesos —amenaza y se va, para verificar que en realidad no hay oficiales acorralándolo. 

Yeonsoo observa meticulosamente el lugar; a unos cuantos pasos hay un enorme tanque de gas, probablemente antes fue una fábrica. Hay tres salidas, por donde entraron: detrás del tanque y otra por la que Hyun salió, pero esa está demasiado lejos. 

Puede que tenga una oportunidad para sobrevivir, pero es tan diminuta que ni siquiera la toma enserio, por otro lado, debe buscar la forma de salvar a Jin.

Ella inclina la cabeza para ver el rostro de su amigo que está empapado en lágrimas. Su corazón se retuerce, y la culpa se apodera de su cuerpo.

—Cuéntame un chiste. —Yeonsoo toca su mano, Jin la mira confundido—. Ya me oíste, cuentame un chiste.

Jin sorbe su nariz e intenta quitarse las lágrimas como puede. No es idiota, sabe que su mejor amiga intenta ayudarle a sobrellevar el traumante suceso, y agradece que sea así, y con ella.

—¿Qué animal tiene la cabeza abajo?

—Mmh... —Ella finge pensar mirando el techo, hará todo lo posible porque Jin no piense en nada más que un idiota chiste—. No sé, ¿cual es?

—El escarabajo —murmura y sonríe triste.

—Eso fue patético.

—Lo sé. —Ríe triste. 

—¿En qué trabajas? —Yeonsoo continua, sonriendo.

—Soy aprendiz de mi padre —susurra. Las lágrimas que antes bajaban sin control por sus mejillas han parado—. Quiero alguna vez ser el dueño de la empresa, y convertirla en la más importante de todo Corea.

—¡Vaya! Eres ambicioso —bromea y sonríe de lado—. Cuando salgas de aquí, quiero que me prometas algo.

—¿Qué? —Carraspea.

—Quiero que vivas tu vida, quiero que te adueñes de esa empresa, quiero que te enamores y nunca llores por nada en el mundo. —Ella sonríe—. Personas como tu merecen toda la felicidad, así que, quiero que me prometas que cuando salgas, no volverás a meterte en este mundo.

—Pero...

—No hay peros, Jin. —Ella toma su mano y da un leve apretón—. Tu deuda con Chan ya fue saldada, aléjate, vete tan lejos como puedas y nunca por ningún motivo vuelvas.

—¿Y tú?

—Yo no moriré, siempre buscaré la manera de arruinar sus vidas. —Sus ojos lagrimean, sabe que le espera cuando logre liberar a Seokjin, sin embargo, no puede decirlo en voz alta—. Ya sabes, es mi don. 

—No mueras, Yeonsoo... —Jin deja que las lágrimas vuelvan a caer sobre su rostro—. Por favor, no mueras. Eres mi mejor amiga.

—Cuando seas famoso, me acercaré a ti por tu dinero —bromea ella. Jin sonríe y deja escapar un sollozo. 

—Te quiero, Yeonsoo. ¿Lo sabes? —musita Jin.

—Lo sé, y lamento lo que intenté hacer con ustedes —confiesa—. Perdóname.

A pesar que le cueste admitirlo, es demasiado cobarde para enfrentar a Hyun, de los dos, ella sería capaz de recibir cada bala. Jin observa las lágrimas que Yeonsoo contiene, su voz se quiebra ligeramente pero se las arregla para no demostrar nada de eso; y no pude sentirse más torturado al verla así: luchando una vez más.  

—¡No hablen! —Vuelve Hyun totalmente paranoico.

—Déjalo ir, Hyun. —Yeonsoo se dirige directo a él—. No lo quieres, ni siquiera lo necesitas. Déjalo ir.

—¡No! —Se golpea la cabeza con el arma—. ¡Irá a la policía! ¡Sabe donde estoy!

—¿Y crees que ellos no lo saben? —Yeonsoo lo mira obvia—. Mientras hablamos rodean el lugar, listo para entrar y llenarte de plomo.

—¡CÁLLATE! 

—Déjalo ir, y vámonos juntos. —Hyun la mira absorto. Jin frunce el ceño ante las barbaridades que dice. 

—¡No es cierto! —Niega con la cabeza sin frenesí—. Mientes.

—Por supuesto que no, si me quedo me matarán, iré a la cárcel. —ella Suspira—. No quiero morir.

—¡CÁLLATE! —La golpea con la culata del arma—. Intentas engañarme, pero no te haré caso.

Yeonsoo se las arregla para no gritar ante el dolor y suelta un jadeo.

—No seas imbécil, Hyun. —masculla y siente como el líquido metálico y espeso se desliza por su frente producto del fuerte golpe—. Podemos usarlo como señuelo. Déjalo ir y vámonos.

Hyun parece pensarlo unos minutos, está tan desesperado que sería capaz de todo por salvar su cobarde y patético pellejo. 

—No puedo —niega perdido en un punto fijo—. Mi hermano vendrá por mí, me lo prometió.

—No seas idiota, él no vendrá —escupe Yeonsoo con veneno, el tiempo pasa y los agentes no tardarán en encontrarlos, entonces Hyun se sentirá tan acorralado que abrirá fuego—. Estás siendo buscado por mar y tierra; tu hermano te abandonó.

—¡No es cierto! —chilla con lágrimas en sus ojos.

—Mírame, Hyun. —lo llama—. Mírame —susurra y él la mira totalmente consumido por el pánico—, amor, no me dejes morir. ¿Recuerdas lo que dijiste? Siempre vuelvo a tí. Es verdad, siempre termino contigo porque eres mi hombre, eres mi alma gemela. —Hyun suaviza su mirada y es entonces que Yeonsoo sabe que mordió el anzuelo—. Déjalo ir, y vámonos. Aún tenemos tiempo, podemos irnos lejos... a dónde tú quieras. Solo los dos, siempre fuimos nosotros dos.

Hyun tiembla en su lugar y asiente.

—Si conduces a la policía aquí la mataré —le dice a Jin mientras desata la cuerda.

El corazón de la pelinegra salta con violencia, Jin solo debe salir del lugar para que ella por fin termine lo que empezó. Con el se va su último suspiro de vida. Su última oportunidad de hacer lo correcto. De ser la buena de la historia. 

—No voy... a irme sin ti —tartamudea con la voz temblorosa.

—¡Vete! —chilla Yeonsoo desesperada, si Hyun lo ve dudar va a dispararle—. ¡JODER! ¡VETE PEDAZO DE MIERDA!

Grita con los ojos cristalizados. Jin sabe que en realidad le suplica por lo que asiente y antes de que Hyun cambie de parecer sale corriendo por las puertas que entraron.

Yeonsoo deja salir todo el aire acumulado, sus ojos se relajan y las lágrimas salen. Ahora está a salvo y no importa que pase, ella por fin podrá estar en paz.

Hyun la desata y ella cae de rodillas al suelo sollozando. Los recuerdos comienzan a aparecer en su cabeza como una vieja película romántica. Se siente patética pero totalmente agradecida.

La sonrisa del chico de mirada felina aparece en sus recuerdos acogiéndola de una manera cálida. Puede escuchar su risa seca, su ronca voz por las mañanas e incluso cuando grita por una película o un partido. Puede oler su comida, el perfume tan habitual de él, y hasta la perfecta combinación de cigarrillo y crema para afeitar.

Como si fuera una mala jugada de su mente, recuerda aquella ocasión en la que lo vio afeitarse mientras tarareaba alguna canción. Ella se acercó divertida y se sentó sobre el lavabo, le quitó la rasuradora y comenzó a afeitarlo cuidadosamente sin cortarlo, mientras platicaban sobre alguna banda musical que él solía escuchar de joven en alguna etapa de emo. 

También, en aquella ocasión en la que ella lloró por una idiota película romántica, él se burló de ella por al menos tres días. Cosas tontas, que ahora pesan tanto en su corazón. Daría o que fuera por revivir cualquiera de esas situaciones, o solo estar recostada a un lado de Yoongi, mirando su dormido rostro. 

—¡¿QUÉ HACES?! ¡PERDEMOS TIEMPO! —Hyun grita tomándola de los brazos, pero ella hace peso muerto cayendo de nuevo de rodillas al suelo. No lo piensa demasiado. Sabe que ella lo acaba de traicionar—. Me engañaste. 

—No sabes cuanto te ame. —Ella levanta la cabeza completamente destrozada—. Acepte cada golpe, cada insulto, cada maltrato y abuso de tu parte porque te amaba —escupe con furia—. Pero no me amaste nunca, me hiciste creer que no merecía nada, que mi vida era un asco y siempre lo sería. ¿Sabes? estabas equivocado. —Ella se reincorpora—. Conocí a alguien que supo quererme, pero sobre todo, me enseñó a amarme a mí misma. 

—¿Qué...?

—Y nunca voy a poder agradecerle todo lo que hizo —Ella se limpia las lágrimas con brutalidad—. No me importa si me odias, o si cualquier ser en el mundo me odia. Yo estoy feliz por ser quien soy. No vas a quitarme lo que construí, nunca más me verás así de rota.

—Voy a matarte. —Le apunta desde una distancia prudente. Pero su voz delata la duda.

—¡Hazlo! —masculla y se acerca para colocar la punta del cañón en su frente—. Estoy entera, y aunque vuelves mi cabeza, seguiré entera. Porque haya afuera. —Señala la puerta por donde salió Jin anteriormente—. Hay alguien que me recordará feliz, me recordara completa, llena de amor, algo que tú jamás verás.

—Jamás fuiste alguien merecedora de una vida digna. Estás podrida y destruyes todo lo que tocas —Hyun la toma del brazo y la obliga a caminar, pero ella se resiste tanto que no lo deja avanzar—. Él no vendrá por ti, y yo te mataré. Lo que debí hacer hace tiempo.

—Te llevaré conmigo, Hyun. Te arrastraré al infierno donde ambos pertenecemos.

⭒❀⭒

Seokjin corre desesperado por las calles oscuras de una noche cálida. Sus lágrimas se deslizan por el pánico que corre en sus venas. Cada minuto que pasa lejos del lugar, es un minuto en el que Hyun tortura y maltrata a Yeonsoo. Debe ayudarla, sabe que debe salvarle. Pero no tiene idea de cómo hacerlo, de cómo buscar ayuda y llegar a ella a tiempo. Nadie podrá encontrarlo en medio de la nada. 

Se choca con un impotente hombre, Jin se aleja de él y comienza a golpearlo para que saque sus manos de encima.

—¡Jin! ¡Soy yo!, soy yo... —murmura el castaño. Seokjin sacude la cabeza y ve los pequeños ojos de Namjoon frente él—. Soy yo.

—¿Dónde está? —la desesperación en las palabras de Yoongi lo delatan. 

Jin ve que detrás de Namjoon y Yoongi hay un gran grupo de personas uniformadas con armas. Intenta hablar pero es como si todas las palabras lo abandonaran por completo. No entiende cómo es posible que se haya olvidado de cómo hablar y pronunciar una estúpida palabra, pero ahí está, balbuceando incoherencias producto del shock. 

—¡Joder! ¡Cálmate! —Yoongi lo sacude de los brazos—. ¿Dónde demonios está Yeonsoo?

—E-en... —Traga  saliva, su garganta está seca y le cuesta respirar—. Un almacén. —Señala por donde vino. 

Yoongi le pasa por al lado y un grupo de personas, incluyendo a Jimin, Hoseok, Taehyung y Jae lo siguen corriendo.

Namjoon lo guía hasta un ambulancia estacionada y lo deja a cargo de un par de enfermeros para irse detrás del grupo de chicos. Jin lo toma del brazo. No quiere quedarse solo, no puede hacerlo. Se siente aterrorizado, y humillado. Es un cobarde y todos lo saben.

—Está bien, Jin —susurra Nam—. Lo hiciste bien.

Namjoon le regala una sonrisa y se aleja siguiendo el grupo anterior. 

Yoongi corre aunque sus piernas quemen. Su pecho duele y su garganta está completamente seca, sin embargo, nada de eso importa si no sabe el estado de Yeonsoo. Todas las cosas que hizo mal se repiten una y otra vez en su cabeza, como una vieja y rota película de los ochentas.

En lo único que puede pensar es en gritarle cuánto la ama, así sea lo último que haga. No puede permitir que alguien más muera, no por culpa de él.

Debió escucharla, debió quedarse y dejar que alguien más se encargue, debió decirle todo a Jungkook desde un principio, debió hacer tantas cosas que no hizo. Aunque quiera echarle la culpa a ella por todo lo sucedido, sabe que en realidad no lo es. Yoongi siempre tuvo elección, ella jamás lo dejó sin alternativas, así que al final, absolutamente todo, fue decisión de él. En cambio de ella, que jamás tuvo elección.

Llegan a un almacén y Jae los detiene a todos.

—Quiero que lo rodeen y no entren hasta mi señal —ordena mirando a todos—. Tiene una rehén.

Todos asienten y en grupos rodean el lugar. El auto en el que se fueron sigue estacionado por lo que delata la presencia de los individuos aún dentro. Pero eso no significa que ella pueda estar viva y a salvo. Tal vez ya no respira, ni siquiera Hyun. O tal vez es el miedo hablando por él. 

—Dame un arma —masculla Yoongi mirando a Jae.

—Ni lo sueñes. —Ríe seco.

—¡Joder, imbécil! —Yoongi se tira el cabello con frustración—. Ese enfermo podría estar torturándola en estos momentos. —Respira para tranquilizar el alocado palpitar—. Por favor, dame un arma.

Jae mira a los cuatro chicos frente a él. Está seguro que no podrán darle ni un papel aunque lo tuvieran en su mano, sin embargo no tiene opción. El resto del escuadrón fue a otros lugares y hasta que lleguen, Hyun podría matar a Yeonsoo. 

A pesar de que esa idea no le molesta en lo absoluto, su jefe dejó específicamente en claro que ella debe salir con vida a como dé lugar. Porque tiene planes para su persona. Al final, ella no saldrá nunca de este mundo. Está condenada a morir bajo el mando de alguien, sacrificando su vida. Rodeada de armas, drogas y mentiras. 

Jae gruñe con frustración y les da un arma a cada uno. Ahora sabe, que esos chicos son capaces de dar su vida por ella.

—Señor, las puertas están cerradas, no podemos entrar —comunica uno por el radio. La única forma de entrar al lugar es por donde se encuentra Jae y los demás.

No pueden esperar más tiempo.

Hyun ahoga un grito de frustración, está completamente rodeado como anteriormente mencionó Yeonsoo. 

—Eres una hija de puta. —Se acerca a ella y la golpea con el arma tirándola al suelo—. Solo juegas conmigo, todos creen que yo soy el desalmado pero siempre serás tú. Te lo di todo. Eras una reina a mi lado y ahora no eres más que el estiércol de un grupo de personas.

—Sí. —Ella se levanta a puras penas—. Siempre seré la hija puta sin corazón, esa que fue capaz de entregar a sus únicos amigos a la policía por salvarse, seré la maldita que no tiene filtro para amar, ¿pero sabes qué? —Sonríe malévola—. ¡ME IMPORTA UNA MIERDA! ¡Porque al menos jamás fingí ser alguien que no soy! ¡Seré una hija de puta! Pero estoy orgullosa.

—Estas enferma. —Hyun comienza a caminar de un lado a otro lleno de pánico, en cuanto un escuadrón entre será el fin para ambos, solo que le gustaría ver la cara de Isilo por al menos un última vez. Ver ese cabello negro caer por su frente, su piel de porcelana y esa mirada escrutadora. 

La puerta delantera es golpeada con brutalidad cayendo en pedazos al suelo. Hyun no duda un segundo y toma a Yeonsoo por detrás colocando el cañón en su sien. Pero antes de que cualquiera entre, saca una navaja de su bolsillo colocándola en el cuello de ella. Yeonsoo no entiende en lo absoluto el motivo de la navaja si ya tiene un arma apuntando su cabeza, entonces cuando ve un grupo de personas entrando, lo comprende. Hyun no le matará, la torturará frente a todos para que le dejen ir. 

Jae entra apuntando directo a ellos dos, con el ceño fruncido y sin ningún atisbo de duda.

—Si das un paso más, pintaré el piso de su sangre. —Presiona más el cañón contra la sien de Yeonsoo.

—Dispara, Jae  —murmura Yeonsoo segura. Él niega y da dos pasos más dejando entrar a cuatro chicos que conoce a la perfección.

Todos llevan armas y apuntan hacia una sola dirección. Yeonsoo solloza y sus ojos se cristalizan en el momento que cruza mirada con Yoongi. Se ve seguro y desesperado al mismo tiempo. Pero agradece verle. Al menos podrá despedirse de él como lo quería desde un principio.

—Dejala ir —habla Yoongi.

Jimin y Taehyun se mueven hacia la izquierda, mientras que Namjoon y Hoseok lo rodean por la derecha. Es como si hubiesen nacido para ese preciso momento. Ninguno duda. Hay demasiados sentimientos en sus miradas, y aún así, sus cuerpos emanan una seguridad que le estremece.

—Estás rodeado, Hyun —habla Yoongi serio—. Solo déjala ir. 

—No la tendrás de nuevo. —Niega con la cabeza en pánico—. Ella siempre fue mía.

—Es completamente tuya así que déjala ir —insiste sin dudar. Su postura es firme y segura, tanto que causa miedo. 

—¿Crees que soy idiota? —Hyun ríe seco—. ¡No voy a creerte, déjame ir con ella o ahora mismo la mataré!

—No lo creo —niega Jae.

Hyun frunce los labios y de un ágil movimiento logra hace un escandaloso corte en la comisura de sus labios, provocando que sangre de inmediato y grite de dolor. Sabía que la iba a usar como objeto de tortura para lograr su cometido.  

—¡YEONSOO! —Yoongi abre los ojos desesperado—. De acuerdo, de acuerdo. —Baja el arma y levanta los brazos—. Dime que quieres.

—Quiero salir de aquí y que nadie me siga. —Vuelve a colocar el cañón en la sien de ella, mientras ella se retuerce de dolor. 

—Bien, te dejaremos ir pero no la lastimes. —Yoongi asiente.

Yeonsoo hace acopio de todas sus fuerzas para mover el pedazo de carne que sangra por la comisura de su boca y así hablar.

—No —susurra Yeonsoo—. No iré contigo.

—¿Que haces? —Yoongi la mira incrédulo. 

—No iré con Hyun, lo siento. —Ella sonríe a puras penas—. Deberás matarme.

—No es cierto —contesta Yoongi mirando a Yeonsoo desesperado—. Pueden irse.

—Dije que no. —Ella traga duro—. No voy a dejar que este hijo de puta siga destruyendo sus vidas.

—Si mueres mi vida terminará. —Yoongi abre los ojos suplicando, sus ojos se cristalizan y lo único que quiere decir es que la ama.

—Lamento todo. —Ella se muerde el labio temblorosa y mira a cada uno de los chicos—. Lamento todo, de lo más profundo de mi corazón. Quiero que sean felices, el resto de sus vidas.

—Yeonsoo, cállate —masculla Jimin entre dientes con los ojos cristalizados.

—Lo siento Chimchim —susurra ella dejando caer su cabeza. Jimin titubea con el arma, pero tan rápido como la baja, vuelve a levantarla apuntando con más seguridad. Dejando que las lágrimas bajen por su rostro—. Lo siento, Joonie. —Mira a Nam que llora en silencio, manteniendo su arma en alto—. Hobi, hobi... Taetae... —Ella ríe triste—. Lamento toda la mierda que traje a sus vidas. Pero no lo haré más, lo prometo. Lo arreglaré.

—Cierra la puta boca, Yeonsoo —escupe Yoongi, lleno de lágrimas. 

—¿Que haces? —susurra Hyun en su oído—. De verdad quieres morir, idiota.

—¿No es obvio? Termino con todo esto. —Suspira tranquilizando su corazón. Es como si de pronto toda la vida que llevaba, todos los miedos, las inseguridades y las pesadillas se esfumaran. Es como si por fin, después de esquivar tanto a la muerte, está lista para irse—. Sacalos, Jae.

—¿Qué? —tartamudea.

—Si todos se van, podemos huir —intenta convencerlos a todos.

Jimin sabe lo que está por pasar, pero también sabe que no puede hacer nada para evitar que ella cumpla con su cometido. Si algo es tan característico de ella, es saber que en cuanto toma una decisión nadie ni nada es capaz de hacerle cambiar. 

—Te perdono, Yeonsoo —susurra Jimin, bajando el arma—. Está bien, lo hiciste bien. Ya todo estará mejor. 

Yeonsoo deja que un sollozo la invada y le sonríe casi con burla. De todas las miradas esperanzadoras con la que los demás chicos salen del almacén para que Hyun pueda escapar con ella; Jimin es el único que se está despidiendo.  

Ella se encarga de memorizar el rostro de los cuatro chicos que salen completamente empapados en lágrimas. Jae y Yoongi aún se mantienen firmes en la puerta sin dar un solo paso fuera del lugar.

—¡Vamos! —Hyun intenta sacarla fuera del lugar pero ella se resiste—. ¡VAMOS!

—Estamos hechos de la misma retorcida y podrida madera, ¿recuerdas? —Yeonsoo mira a Yoongi con una triste y melancólica sonrisa en su rostro.

—Llévame a mí, tomaré su lugar —dice Yoongi en un acto de desesperación, conoce tanto a Yeonsoo que sabe sus verdaderas intenciones.

—Miente. —Yeonsoo no deja de mirarlo en ningún momento—. Ellos irán a la carcel por mi culpa, créeme que cuando tenga oportunidad volará tu cabeza —le habla a Hyun.

—¡Demonios, Yeonsoo! —Yoongi se arrodilla dejando caer sus lágrimas. El corazón de Yeonsoo se rompe en mil pedazos al verlo así—. Por favor, déjame salvarte.

—No puedo, Yoongi. —Ella cierra los ojos con fuerza—. Todo empezó por mi y Hyun, así debe terminar.

—No lo hagas —suplica—. Por favor... —Su voz se quiebra y su labio tiembla.

Yeonsoo conecta mirada con Jae, señala el tanque de gas y asiente. Jae niega con la cabeza. En definitiva Yeonsoo está completamente loca. 

—¡Sácalo! —Ella sonríe.

—No —niega Jae

—¡SACALO, PEDAZO DE MIERDA! —Su paciencia se agota. Jae vacila y baja el arma.

—¿Que haces? —Lo mira desconcertado Yoongi desde el suelo—. ¡Yeonsoo!

—Te amo, Yoongi. Te amo más que a nada en este mundo.

—No lo hagas —solloza. Jae lo toma por la cintura y lo obliga a salir—. ¡NO! ¡SUÉLTAME! ¡Yeonsoo! —Patalea. 

Yeonsoo articula un lo siento.

Entonces todo pasa de una manera lenta, Yeonsoo se suelta del agarre de Hyun e intenta llegar a Yoongi pero dos disparos colisionan en su espalda tirándola al suelo. Yoongi ahoga un grito al ver como el menudo cuerpo de ella cae al suelo. Jae corre con Yoongi a cuestas como puede y antes de que él se atreva a entrar, un disparo directamente al tanque de gas hace explotar todo a su paso.

—¡NO! —Yoongi se tira al suelo totalmente destruido.

Mira el lugar arder, de la misma forma que su corazón se destruye cada vez más. Grita una y otra vez desgarrando su garganta, se siente impotente y acabado. Todo lo que construyó se fue, ni siquiera pudo decirle que la ama.

Jae intenta llegar a él para alejarlo del ardiente fuego que parece crecer cada vez más. Yoongi lo toma del chaleco y comienza a golpear a puño cerrado su rostro, cegado de ira y dolor. Un grupo de agentes intenta separarlo pero no logran ni siquiera moverle del lugar. No puede hacer más nada que golpear el ensangrentado rostro de Jae. 

—¡Basta! —Jimin corre hasta él y le da un golpe en el rostro para que salga de su trance. 

Yoongi lo mira con los ojos empapados en lágrimas y el alma destrozada. Jimin lo toma por los hombros y deja que Yoongi se caiga en pedazos. Sollozando en gritos. 

—¿Dónde está? —tartamudea Jin, llegando a la horrenda escena. 

Busca con desesperación la mirada de su amiga pero no logra ver nada mas que personas uniformadas.

—Yoongi, ¿dónde está? —pregunta con miedo.

Yoongi se separa de sus amigos y lo mira destrozado, como si no pudiera decirlo en voz alta. Y es que todavía espera que todo sea una horrible pesadilla, en al que despertará y encontrará a Yeonsoo a su lado, sonriendo con malicia. 

—No... —Jin niega con la cabeza al darse cuenta de lo que sucede y se deja caer al suelo sollozando en silencio.  

Yoongi se aleja tanto como puede. El aire no entra en sus pulmones y no puede dejar de llorar. Toma con fuerza el collar que tiene puesto, ese que Yeonsoo le regaló la noche anterior y lo aprieta con fuerza, es lo único que tiene de ella. 

Al final, tenía razón. Termino todo como empezó.

Yeonsoo está muerta.


















Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro