47
Yeonsoo vuelve hasta donde está Yoongi y los demás. Su corazón late con tanta fuerza que no puede evitar la sensación de que está a punto de salirse de su pecho. Las cosas están peor de lo que ella creía, y aunque le gustaría creer que tiene algún contacto en su móvil para salvar a Yoongi, no es verdad.
La pelea es inevitable, y la decisión de que Yoongi viva o muera solo está en manos de Jungkook. Y todos sabemos cual eligió.
—¡No puedes pelear! —Yeonsoo lo obliga a girar, la mirada de Yoongi está perdida y su rostro está por completo neutro—. ¡¿Me oyes?! ¡NO VOY A PERDERTE! —Lo sacude para llamar su atención.
Es entonces cuando Yoongi se atreve a mirarla. Ve directo a sus ojos destrozados y su rostro empapado en lágrimas. Él reprime un puchero y deja caer un par de lágrimas. La toma del brazo y la atrae a él para abrazarla.
—No puedo perderte —solloza Yeonsoo contra el pecho de Yoongi.
—Debo pelear —murmura y la separa ligeramente para acunar su rostro—. Esto ya no se trata de Jimin, ahora es diferente.
—Por favor... —suplica ella agarrando con fuerza la tela de su sudadera.
—No deberías pelear, Yoongi —interrumpe Hoseok—. Jungkook va a matarte.
—No tengo opción, Hoseok. —Se gira para encarar a todos.
—Podemos irnos, vamonos de Seúl —propone Jin—. Jungkook perdió la razón, va a matarnos a todos.
—¿Qué pretende?, ¿que vivamos escondiéndonos? —Jimin carraspea—. No fue nuestra culpa la muerte de Chan. —El enojo comienza a crecer en su interior—. Lo único que hicimos fue cuidar de ese idiota. El verdadero asesino ya está en prisión, ¿qué más quiere?
—Quiere vengarse por mano propia —habla Taehyung—. No le basta que esté en prisión, quiere poder hacer justicia por mano propia.
—De cualquier modo, debemos irnos —insiste Jin.
—Aunque quisiera, no puedo. —Yoongi se aferra aún más al cuerpo tembloroso de Yeonsoo—. Esto es mucho más grande que nosotros y Jungkook. Se trata de una pelea que muchas personas poderosas esperan ver. —Suspira pesado—. Muchos peces gordos esperan ver sangre, y si no asisto a la maldita pelea, vendrán por nosotros.
—¿Y eso qué? Podemos huir.
—No. Ellos no son como Hyun, controlan grandes fábricas, están metidos en la policía y el gobierno. No hay escondite en el mundo que nos salve de ellos.
—¿Qué dices? —Hoseok frunce el ceño y ríe seco—. ¿Quieres que nos quedemos a ver como Jungkook te mata y luego va por cada uno de nosotros?
—No. No les voy a pedir que se queden. —Yoongi mira el destrozado rostro de Yeonsoo—. Son libres de irse —murmura más para la chica envuelta en nervios bajo sus brazos que para los demás—, pero yo me quedo.
Ella niega con la cabeza sin frenesí.
—Sí tú te quedas, yo también. No voy a dejarte solo. Empezamos esto juntos, juntos lo terminaremos.
—No voy a huir —masculla Jimin—. No le tengo miedo a Jungkook, y ya no dejaré que me golpee. No tengo razones para agachar la cabeza.
—¿En esto nos convertimos?, ¿ahora nos mataremos entre nosotros? —chilla Jin.
—Haz lo que creas mejor para ti, Jin —habla Jimin, más tranquilo que nunca—. Pero no me iré.
—La pelea es mañana a las nueve —interviene Yoongi, decide que es tiempo de volver a casa—. Los que quieran quedarse conmigo lo espero en mi casa hasta las ocho, si no van, está bien. —Se las arregla para sonreír a pesar de sentir el mundo caer sobre sus hombros—. De hecho, prefiero que no vayan. Pero ahora necesito dormir.
Yoongi no espera respuesta alguna, se gira, toma la mano de Yeonsoo para irse a su bocho y salir de aquel lugar.
Durante todo el viaje, lo único que se puede escuchar es los sollozos contenidos de Yeonsoo. Ella sube los pies al asiento y presiona las rodillas a su pecho. Se siente tan descubierta y asustada, como si de todas las cosas lindas que pasaron juntos se esfumaran en dos minutos.
Una gran parte de ella, sabía que al final algo como esto pasaría, sin embargo, no quería pasarla de esa manera, tan rota y dolida. Todo es su culpa y aunque le gustaría que no fuera verdad, lo es. Ella fue quien tocó la puerta de Taehyung una noche lluviosa; ella fue quien mientras Yoongi hacía un trato con Hyun se metió para empeorar las cosas. Ella fue quien se involucró sentimental con cada uno de los chicos. Solo y únicamente ella es la responsable de todo lo que está sucediendo.
Al llegar a la diminuta casa, Yeonsoo baja del bocho y corre dentro de la casa, incapaz de enfrentar a Yoongi en estos momentos.
—Yeonsoo... —susurra Yoongi e intenta llegar a ella con sigilo.
—No me toques. —Yeonsoo se aleja y pasa directo a la habitación para dormir.
—Por favor, no estés enojada conmigo.
—Podemos huir como mencionó Jin, pero tu prefieres morir. —Ella comienza a quitarse las medias.
—Sabes que no puedo irme. —Yoongi llega hasta ella y se acuclilla para llegarle a la altura—. Yo me metí en esto.
—¿Por qué no quieres estar conmigo? —masculla ella y traga duro, un nuevo nudo se forma en su garganta.
—Quiero vivir toda mi vida a tu lado. Pero necesito que me entiendas...
—¿Que te entienda? —Las lágrimas comienzan a deslizarse por sus mejillas—. ¿Me pides que te vea morir? ¿Eso quieres?
—No, ya te dije que no necesito que me acompañes.
—¡Oh! Perfecto Yoongi, eso lo hará mucho más fácil maldito imbécil —responde sarcástica entre dientes, dejando que la tristeza, la ira y la desesperación la invadan.
Yoongi frunce el ceño y acuna su rostro.
—Puedes irte, huye, se feliz —susurra con el corazón crujiendo en su pecho.
—¡No puedo ser feliz sin ti! —Ella se levanta y se aleja de él—. Me pides que te entienda pero tu no me entiendes a mí. —Yeonsoo se limpia las lágrimas y gira para encararlo—. Mi vida no tiene sentido sin ti.
—Yeonsoo... No puedo. —Yoongi quita la mirada, sus ojos se han empapado.
—Por favor... —Ella se arrodilla y le suplica, tirando a la basura su dignidad y orgullo—. Por favor, no vayas, no mueras. No me dejes.
Yoongi llega a ella y la abraza, dejando que su corazón se rompa con cada lágrima que ella derrama. Está destrozado, y aunque quisiera darle lo que pide, no puede. No puede mentirle, no puede mentirse. Pero ya no resiste más tiempo viendo cuán vulnerable se encuentra ella ante una decisión que acaba de tomar. Porque si ella le suplica solo una vez más, no será capaz de ir a la pelea.
—Voy a ducharme. —Yoongi la deja. Y se va antes de decir algo que pueda arrepentirse.
Yeonsoo cae al suelo y solloza, Yoongi está dispuesto a morir, solo para estar en paz con su conciencia. A pesar que dice no sentir culpa por lo de Chan, en realidad es todo lo contrario. Es tanta la culpa, que si Jungkook acaba con su vida, por fin podría estar en paz.
Ella decide que no importa lo que Yoongi haga, estará con él hasta el final. Se levanta y camina a paso lento, arrastrando los pies hasta la puerta de la ducha. Se puede escuchar como el agua corre por las cañerías.
Yeonsoo entra y ve un Yoongi totalmente destruido. Está con los brazos afirmados en la pared, dejando que el agua se lleve cualquier rastro de sangre e impureza de su cuerpo. Él gira lento la cabeza, sus ojos están rojos y entre las gotas que caen por su rostro se camuflan las lágrimas. Yeonsoo se desviste y entra a la ducha abrazándolo por la espalda. Yoongi gira y la ve de frente, ella sonríe melancólica, toma una esponja para pasarla por su pecho y brazos.
Tal vez sea la última vez que lo tenga así frente a ella; tan real; así de vivo. Yoongi la besa y ella se aferra a su cuerpo, necesita tenerlo cerca tanto como el tiempo le permita.
Yoongi la toma por las piernas y la levanta, con una mano cierra la llave del agua y salen a su habitación. La recuesta con mucho cuidado y comienza a besarla de manera dulce y triste. Fingiendo que aquel acto es por puro placer y no una tortuosa despedida.
⭒❀⭒
—Tengo miedo —dice Yeonsoo delineando las cicatrices de Yoongi.
—¿No crees en tu novio acaso? —Yoongi toma un mechón que cae por su frente y lo coloca detrás de la oreja.
—¿Eso somos ahora? —Yeonsoo sonríe por lo bajo y lo besa.
—No lo sé, no sé si eres eso o un pasatiempo —bromea y Yeonsoo ríe.
—Hablo en serio Yoongi. —Yeonsoo enseria y lo mira, sabe que Yoongi no cambiará de parecer, sin embargo, intentará convencerlo hasta el final—. Él quiere matarte, y nada de lo que hayan vivido juntos parece hacerle entrar en razón. Tú no lo viste pelear como yo.
—Es Jungkook. —Yoongi se convence que de alguna manera su amenaza no la hizo consciente, cree que mañana, cuando estén cara a cara se dará cuenta que siempre cuidó de él y se bajará—. No va a dañarme, y si lo hiciera... —calla.
—No no puedes dejar que te lastime, debes defenderte. —Ella se endereza y lo mira fijo.
—No puedo golpearlo, mi única esperanza es que él se baje —confiesa—. No puedo dañarlo más de lo que ya hice.
—De verdad dejarás que te golpee. —Ella asiente. Nunca llegará a saber las verdaderas razones por las que Yoongi siente tanto remordimiento respecto a la muerte de Chan, a pesar de que las cosas se hayan aclarado, y que de alguna manera se dieran cuenta que en realidad la muerte de Chan solo fue un suceso en cadena sin que ellos sean los culpables; él se siente pesadamente responsable de Chan y Jungkook, incluso más que los demás miembros—. No puedo obligarte a hacer algo que no quieres. —Yeonsoo suspira, rendida—. Tengo la esperanza que Jungkook te deje libre.
—También yo.
El ambiente se tensa un poco, y de pronto ella tiene las locas ganas de gritarle cosas ridículas en la cara. No debe escuchar las palabras salir de la boca de Yoongi para saber que esto es una despedida, y lo entiende. Sabe que hacer para protegerlo, pero de cualquier forma, ella no lo volverá a ver así que debe hacerlo. Esperaba hacer alguna cena romántica y pasar una de las mejores noches de su vida. En definitiva no quería que su despedida fuera triste y llena de lágrimas, pero ahora no tiene opción, así que solo se deja llevar.
—Te amo, Yoongi —confiesa mirándolo a los ojos, él queda asombrado ante aquellas palabras que la misma Yeonsoo juro jamás volver a decirlas—. Te amo, y aunque no puedas decirme lo mismo, no dejaré de decirlo. Eres lo más hermoso que me ha pasado en mi maldita existencia. Personas como nosotros; con nuestra suerte; con nuestras vidas no conocen el amor, solo saben odiar. Pero yo lo conocí, te conocí y supe que era el amor. Te necesito en mi vida para poder seguir, sin ti todo lo que construí se derrumbara.
—Yo...
—No digas nada, solo escúchame. —Yeonsoo se levanta y toma de la cajonera una pequeña caja de madera y vuelve a la cama. Ahoga un sollozo y lo mira, con los ojos totalmente cristalizados—. No estoy despidiéndome de ti, porque maldita sea, si te mueres, te voy a revivir para matarte con mis propias manos. —Ríe entre lágrimas—. Pero quiero que tengas esto. —Saca de la cajita un pequeño anillo—. Es lo único que pude comprar con un sueldo digno. Es marca de que no soy esa desalmada chica que todos creen, que en realidad ama con todo su ser, que te ama con cada partícula de su cuerpo. —Ella toma la mano de Yoongi e intenta colocarle el anillo pero es demasiado pequeño. Ambos ríen por lo bajo por lo que ella se desprende su collar favorito. El que nunca se ha sacado.
—¿Qué haces? —Yoongi la detiene con el ceño fruncido—. Ese collar es tu marca.
—Ya no. —Ella sonríe, mete el anillo dentro de la fina cadena de plata donde un pequeño dije con un diamante de zafiro lo adorna—. Eres la única persona que me conoce, que me quiere a pesar de mis demonios. Quiero que tengas esto y sin importar que pase mañana jamás lo sueltes. Promételo.
—Esto suena como despedida —dice Yoongi ante la triste mirada de Yeonsoo, y aunque le gustaría decirle que todo saldrá bien, sabe muy dentro suyo, que no será así.
—Promételo.
—Lo prometo.
⭒❀⭒
El día, a comparación de otros, empieza de una manera extraña. Ambos desayunan pero no comen mucho, saben que todo por fin está llegando a su final y los nervios y miedo no los dejan ni siquiera comer. Deciden pasar lo que queda del día en la cama, mirándose el uno al otro, sin decir nada, solo satisfaciéndose con la compañía del otro.
Así, de manera lenta, llega a las siete de la tarde. Yoongi se da una ducha y luego lo hace Yeonsoo. Él se coloca pantalón deportivo corto, hasta dos dedos arriba de sus rodillas, una remera holgada blanca y en lo pies unos tenis del mismo color.
Yeonsoo, se coloca un pantalón corto, una blusa musculosa negra con dibujos y se deja el cabello suelto. Se coloca zapatillas y se aplica el maquillaje que siempre usa; ojos excesivamente negros y labios naturales.
Ambos se sientan en el sofá a esperar que las ocho se marque en el reloj frente a ellos, para poder irse de una vez por toda a la pelea.
—¿Ya tienes nombre para el restaurante? —Yeonsoo intenta apaciguar el ambiente.
—Aún no, supongo que después de esta noche podré pensar en algo. —Sonríe de lado.
La puerta es tocada dos veces, y antes de que Yoongi se levante a abrir la puerta se abre de sopetón y deja ver a cinco chicos.
—¿Creíste que no vendríamos? —Jimin sonríe con las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón. Yoongi queda anonado ante la vista de todos, realmente creía que se iría.
—Como dijo Yeonsoo... —Jin alza dos pack de cerveza—. Empezamos esto junto, y juntos lo terminamos.
Yoongi traga el apremiante nudo que se forma en su garganta y los saluda a todos con un apretón de manos. Taehyung abre las cervezas y le entrega una a cada uno.
—¡Por nuestras vidas! —Levanta la botella alto—. Que son una mierda.
—Por nosotros. —Hoseok niega con la cabeza sonriendo.
Yeonsoo se encarga de escanear el semblante tranquilo y divertido de los seis chicos que a rodean. No debe olvidarse de ellos, ni en esta vida, ni la que sigue. Son lo más preciado que tiene y aunque ellos no saben lo que los espera, sabe que los protegerá a toda costa. Aunque le gustaría poder despedirse de forma correcta y disculparse por las cosas malas que hizo en sus vidas, pero no es correcto.
La puerta vuelve a abrirse y dos esbeltas y sonrientes mujeres entran. Yeonsoo debe apartar la vista para evitar que las lágrimas la invadan. Ver a Hunter y Haneul atravesar esa puerta solo provoca más dolor en su cuerpo.
—¿Iban a empezar sin nosotras? —Hunter alza las manos y toma la cerveza de Namjoon para tomársela.
—¿Qué hacen aquí? —espeta Hoseok.
—Jimin me contó todo. —Haneul habla y toma una cerveza cerrada de la mesa. Todos miran serio a Jimin que se ahoga con el líquido amargo.
—No tenemos secretos. —murmura él y toma de la mano a Hane para acercarla más a sí mismo.
—No voy a irme si eso piensan.
—Pero...
—Nada de peros —interrumpe a su hermano—. Mi hermano y mi novio están metidos en graves problemas, aunque me golpeen me quedaré aquí, con ustedes.
—Pero no irán a la pelea. —Namjoon vuelve a quitarle la botella a Hunter con una sonrisa que Yeonsoo ha visto antes, en Yoongi y en Jimin.
—Pero...
—No hay peros —habla Yeonsoo, apagada y seria—. No importa que tanto sepan de esto, no irán a la pelea.
Todos saben, que cuando Yeonsoo sentencia algo, se cumple. Las chicas solo asienten y lo aceptan.
Queda un poco más de media hora para marcharse a las bodegas, donde será la pelea. Por lo que los chicos se limitan a hacer bromas y tomar, no quieren creer que Jungkook sea capaz de matar y si así fuera, no pueden pasar los últimos momentos llorando y llenando sus cabezas de preguntas que no tienen respuesta.
La puerta es golpeada por tercera vez, Yeonsoo frunce el ceño y va a abrirla. Su cuerpo se congela al ver al tipo del otro lado.
—¿Qué haces aquí? —Yeonsoo intenta empujarlo fuera de la vivienda, pero el sujeto parece tirar fuego de sus ojos.
—¡¿Estás demente?! —La hace a un lado y entra a la casa totalmente fuera de sí—. ¡¿Cómo se te ocurre hacer ese trato con el jefe?!
—¿Que sucede? —Yoongi aparece con el ceño fruncido—. Yo te conozco, eres el sujeto que vino a comprar droga aquí hace meses.
—¡¿Como pudiste?! —El sujeto ignora por completo a Yoongi y toma de los brazos a Yeonsoo con fuerza. Ella chilla por lo bajo y Yoongi interviene. Lo toma de las muñecas con tanta fuerza que lo obliga a separarse de ella.
—¡No la toques! —se interpone entre ella y el sujeto—. ¡¿Quién mierda eres?!
Los chicos que estaban en la cocina aparecen confundidos ante toda la escena. Ver el estado de Yoongi tan alterado y una asustada Yeonsoo ha provocado que Jimin y Namjoon junto a Taehyung se tensen y dejen sus bebidas de lado, como si estuvieran listos para pelear.
Jimin toma de la mano a Hane con mucha delicadeza y la coloca detrás de él, como si fuera alguna clase de escudo humano.
—Vete —le ruega Yeonsoo al sujeto que solo la mira con odio.
—¡Que te vayas! —Yoongi abre de nuevo la puerta para obligarlo a salir.
—¿No les dijiste? —Ríe seco por lo bajo el sujeto.
—Jae, no... —suplica con la voz ligeramente quebrada—. Por favor...
Yoongi gira a verla, está tan desesperada que la curiosidad le pica. Pero no es momento de jugar al detective, no al ver como ese sujeto le pone tan incómoda y nerviosa. Él lo toma del brazo dispuesto a empujarlo fuera de la casa, sin embargo se resiste colocando una mano sobre el picaporte de la puerta.
—Los iba a vender —escupe Jae y levanta el mentón—. ¿Crees que fue casualidad que haya aparecido en la puerta de tu casa?
Yoongi frunce el ceño confundido ante las palabras de él, pero no es capaz de cuestionar a la chica que ama, o tal vez una parte de él no se atreve a hacerlo por miedo de lo que vaya a descubrir. Yoongi vuelve a empujarlo pero Jae lo empuja de vuelta.
—¿En serio eres tan idiota como para creer que ella llegó a la vida de todos ustedes por casualidad? —Jae se tira el cabello frustrado, saca su arma alarmando a todos y posteriormente una placa—. Soy oficial PNK. —Les muestra la placa. Las miradas vuelan hacia la menuda mujer que llora en silencio—. Ella es nuestra infiltrada de hace meses.
—¿Es verdad? —Yoongi se aleja incrédulo, no puede creer nada de lo que dice el tipo si ella no lo confirma.
Incluso si ella miente, Yoongi de cualquier forma le creería.
—Lo siento —murmura en un hilo ella dejado caer sus hombros totalmente arrepentida.
—¡Oh por dios! —Yoongi se aleja tanto como puede, no puede creer que esto esté sucediendo.
Su cabeza da mil vueltas y nada parece tener sentido. Ni lo que ella intenta articular, ni la mirada de los chicos, mucho menos lo que el sujeto frente a ellos manifiesta con tanta violencia y desesperación. No puede creer que todo fue mentira, se rehúsa a creer que todo fue producto de un engaño.
—¿Ibas a entregarnos? —Taehyung tiene el mismo tono que Yoongi, pero a diferencia de él no puede ni siquiera mirarla.
—Sus antecedentes la van a llevar a prisión de por vida. El trato era llevarnos hasta la final de Albutula, donde todos los peces gordos estarán y los arrestamos. —Suspira tranquilizando sus nervios—. Incluido a ustedes, ya saben, también están metido en esa mierda. Entonces ella saldría libre de cargos.
—¿Yeonsoo? —Namjoon tiene la esperanza de que Yeonsoo desmienta.
—¡Ese ya no es el trato! —Ella levanta el mentón enfrentando a Jae—. ¡Ellos quedan fuera de todo! ¡Ese fue el trato!
—¡Estas demente! —chilla Hoseok—. Nunca debimos confiar en ti.
—Realmente lo siento —solloza, sabe que no importa lo que diga, los ha perdido por completo—. Pero no pueden ir a la pelea.
—¿Qué? —Yoongi habla tragando el fuerte nudo que tiene en la garganta.
—¿Qué crees que pasará cuando vean al equipo de SWAT entrando? —Yeonsoo se limpia con violencia las lágrimas—. Abrirán fuego y ustedes estarán en medio.
—Podremos escapar entre tantas bodegas —dice Jimin intentado buscar un rayo de esperanza. No puede creer que su mayor amiga, alguien con quien no temió ser el mismo, a quien pudo contarle todos sus miedos y esperanzas solo sea una infiltrada que iba a entregarlo a la policía.
—¿Bodegas? —Frunce el ceño Jae, mira a Yeonsoo que parece irradiar pánico de sus ojos—. ¿Los ibas a llevar a unas bodegas?
—¿De qué hablas? —Taehyung interviene.
—¿Acaso creen que gente con tanto poder iría a verlos a una sucias bodegas? —Ríe seco—. ¡Por supuesto que no!, será en un verdadero ring, donde pelean los profesionales.
—Nos ibas a engañar, ¿de nuevo? —Yoongi la con el corazón roto.
—Solo intento protegerlos.
—¿Pretendes que deje solo a Jungkook? —Yoongi la mira destrozado, como si la chica frente a él no fuera la misma de la que se enamoró.
—Llamale. —Namjoon saca su celular.
—¡No! —lo detiene Jae de un solo movimiento—. Si esos idiotas no ven a ningún peleador sospecharan, y todo nuestros esfuerzos se habrán ido al demonio. Tienes que ir. —se dirige directamente a Yoongi.
—¡Dije que no! —Yeonsoo se interpone entre ellos dos—. ¡Yoongi está fuera, ese fue el trato!
—El trato fue que después de todo... —Se acerca a ella amenazándola—. Limpiaríamos los antecedentes de estos seis chicos. Nada más.
—¡VAN A MATARLOS!
—¿Cuándo ibas a decirme? —Yoongi habla de atrás en un susurro tortuoso. Yeonsoo gira y puede ver sus ojos cristalizados, siendo la ventana perfecta de su roto corazón.
—No podía, lo siento.
—¿Por qué? —prosigue él.
—Era yo, o ustedes. —Ella se sincera—. No iba a pestañar, ni siquiera los conocía. Pero todo ha cambiado, ustedes estarán bien.
—Todo lo que dijiste ayer, ¿era mentira?, ¿enamorarme era parte del plan?
—No, Yoongi. Te amo, yo realmente te amo... —Intenta llegar a él pero Yoongi retrocede negando con la cabeza.
—¿Quién eres? —Deja escapar un par de lágrimas.
—Tu sabes quien soy, Yoongi tu me conoces.
—No. No sé quién eres. —Traga duro y se limpia las lágrimas—. Conocía a alguien pero no eres tú, esa chica no eres tú.
Esas palabras no pueden romperle más el alma, y aunque le gustaría suplicar por su perdón, su mayor preocupación ahora es mantenerlo a salvo. Puede odiarla, de hecho, prefiere que lo haga mientras esté a salvo.
—¿Qué haremos? —Namjoon interrumpe de atrás.
—No voy a dejar que Jungkook muera solo, pueden quedarse pero yo iré. —Pasa por el lado de Yeonsoo, rozando su hombro como si una parte de él le suplica recordar cada tacto de ella, porque sabe que no le volverá a ver.
—¡Por favor no vayan! —suplica en sollozos desesperados y lo toma del brazo con ambas manos—. Yoongi...
—Por favor, no me toques! —murmura con los ojos cerrados. No es capaz de moverse, no quiere lastimarla, pero cada segundo que pasa con sus manos a su alrededor solo provoca que su piel queme—. Suéltame, Yeonsoo. —La mira, y su corazón se estruje al ver su rostro empapado y la desesperación—. Déjame terminar lo que empezaste.
Coloca una de sus manos sobre la mano temblorosa de Yeonsoo y desliza su brazo fuera de su agarre. Mira hacia al frente y sigue a Jae fuera de la casa, antes de volver sobre sus pasos y caer en pedazos sobre los pies de Yeonsoo preguntándole porqué le hizo eso.
—Namjoon... —Yeonsoo llega a él y lo toma del brazo.
—Suéltame, por favor —dice sin mirarla, Yeonsoo lo mira destrozada ni siquiera pueden verla a los ojos.
—Taehyung... —toma al último chico que intenta salir.
—¿Cómo pudiste, Yeonsoo? —murmura mirándola directamente a los ojos, con el alma en las manos.
—No tenía opción. —Ella reprime un puchero, su labio tiembla y las lágrimas no dejan de caer—. Por favor, no vayan. Jae no los salvará... Por favor...
—¿Sabes que te amo? —Tae sonríe triste, ella solloza y asiente—. Te amo demasiado, tanto que no puedo odiarte... pero ya no puedo confiar en ti.
—Tae, te lo suplico. —Ella se arrodilla.
—Mi corazón siempre te pertenecerá, pero por favor. —Taehyung se acuclilla para llegar a su altura—. Si vuelvo, vete. Solo desaparece de nuestras vidas. Fue suficiente, para ambos.
—Lo siento tanto —solloza y lo abraza.
A pesar de que es a quién más dañó, ahí está, despidiéndose de ella. Taehyung se separa, acuna su rostro y planta un delicado beso en sus labios para salir detrás de los chicos. Yeonsoo mira a Yoongi quien le ve desde la ventanilla del asiento trasero de la camioneta de Jae. Es la despedida. Y es una mierda de despedida. Yeonsoo deja salir un grito desgarrador en cuanto la camioneta se pone en marcha.
—Yeonsoo... —susurra Hunter detrás de ella con el rostro empapado.
—Ustedes no entienden. —Ella se reincorpora.
—Sí, si te entiendo cielo. —Hunter la abraza sorprendiéndola—. Estoy contigo, sé por qué lo hiciste.
—Lo sé. —Haneul se une al abrazo—. Pero si Jimin muere, voy a golpearte —intenta bromear pero solo se destruye un poco más.
—¿Por qué no lo detuviste? —Hunter pregunta con el rostro empapado.
—¿Acaso no los viste? —Ella ríe seca—. Todos tenían esa mirada, de hoy voy a morir'. —Ahoga un sollozo—. Tomaron una decisión y lo único que puedo hacer es esperar aquí, a que vuelvan sanos y salvo.
—No puedo permitirlo. —Yeonsoo se aleja del abrazo de las chicas—. No cuando luche tanto; no sacrifique tanto para que esto idiotas jueguen a los héroes y mueran. —masculla entre dientes y entra a la habitación para sacar su arma—. Voy a salvar a esos pedazos de mierda. Así me cueste la vida.
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