45
La puerta es tocada en dos suaves y casi inauditos golpes contra la madera. Yeonsoo camina a paso lento y pesado, arrastrando sus pies como si tuviera grandes cadenas tirando de ellos. Abre la puerta encontrándose con el rostro demacrado de Jimin, como lo hizo durante los siete días anteriores desde lo sucedido en las bodegas de Hyun.
Y, como los demás días, Yeonsoo cierra la puerta en su rostro sin intención de escuchar lo que sea que su boca vaya a soltar.
Sabe que está siendo dura con él. Lo que pasó en su departamento solo fue un accidente, pero no puede dejar de sentirse traicionada y lastimada. Jimin jamán intentó golpearla, ni siquiera intentó levantar su mano; pero el hecho de que se atreviera a empujar su cuerpo con el de ella. Fue mucho peor que una paliza.
No es algo nuevo que tomen su cuerpo y hagan lo que quieran con ella, y tal vez hubiese preferido que Jimin le abofeteara con la frente en alto, antes de ver su rostro horrorizado cuando apenas si logró tocarle. El que la vea como una humana, así como los demás, como la quisieran o la protegieran desde el fondo de sus corazones solo retuerce su podrida alma llena de culpa por lo que se avecina.
Yeonsoo apoya su espalda contra la puerta y se deja caer llevando sus rodillas al pecho, en un acto por resguardarse de todo daño externo. Sus mejillas tornan un color rojizo cuando siente el nudo en su garganta y sus ojos se cristalizan. No es capaz de enfrentar a Jimin, no cuando el final de todo se acerca.
Tal vez es lo mejor para ambos, así no sufrirán cuando deban separarse.
Siente el sonido de papel fino arrugándose contra el suelo, y al final, unos pasos alejándose. Yeonsoo espera unos minutos antes de volver a abrir la puerta y encontrarse con un ramo de flores. Ella lo toma entre sus manos y camina con el ramo entre sus manos hasta su antigua habitación, donde seis ramos de flores la observan.
—Puedo hablar con él y pedirle que no vuelva —musita Yoongi, llegando a su lado.
La abraza por la cintura desde su espalda y deposita un beso en su cabeza. Yeonsoo niega con la cabeza y se aferra a los brazos tenso que se aferran a ella con necesidad. No podría pedirle algo así, no después de la tormenta que llegó.
Ni siquiera creyó que el grupo se quebraría así de rápido, así de fácil. En cuando el sol salió al otro día del enfrentamiento, no tardaron en recibir golpeteos incesantes y fuertes sobre la puerta, mostrando a un Hoseok fuera de sí. Yeonsoo ni siquiera pudo enfrentarlo como debía, puesto que Yoongi se abalanzó contra él en cuanto escupió algo que ella no logró entender en ese momento; pero ahora está segura que dijo cosas desagradables, probablemente, culpándole por los golpes en el rostro y cuerpo de su hermana.
Namjoon y Jimin junto a Hunter no tardaron en aparecer, separando los puños de Yoongi del rostro de Hoseok. No sabe si fue por la presencia de Jimin que se espabiló, o fue el grito que pegó Hunter al ver sangre brotando de la nariz de Hoseok. Intentó culparla, como antes lo hizo Jimin, pero Yeonsoo decidió callarse, y junto a Hunter, argumentaron lo que pasó realmente esa noche, sin dar demasiados detalles.
Pero no había nada que ellos pudieran decir para calmar a Hoseok, ya que en cuanto escuchó el nombre de Jimin se abalanzó contra él gritando que era su culpa y que lo mataría. Al final, Yoongi tomó toda su fuerza de voluntad para echarlo de su casa y amenazarle por lo bajo, causando que se paralice por completo y se vaya sin mirar atrás.
Se siente culpable por desmoronar la vida del chico a quien ama de esa manera, así que no le puede pedir que intervenga en la torpe y casi nula disculpa de Jimin.
Aunque hace poco supo que Hoseok les había pedido disculpas y había aceptado el hecho de que su hermana tomó esa decisión. Aunque claro, Yeonsoo ni siquiera le permitió verle. No puede estar más herida y ofendida por ellos dos. Pero sabe que todo aquello es una vaga excusa para lo que realmente está por venir.
—Está bien, pasaré a verle por la tarde —murmura en un hilo.
—Haneul volvió a llamar, ¿qué haces? —cuestiona Yoongi, sin sonar a reproche.
Yeonsoo se separa de él y camina hasta la habitación que comparten para meterse debajo de las frazadas.
—La evito.
—Eso es evidente —masculla—. Pero no entiendo por qué.
—Porque por mi culpa...
—¡Basta! —chilla—. No fue tu culpa, lo sabes.
Yeonsoo asiente casi con recelo y deja que la frazada cubra su rostro vulnerable. No puede obviar el hecho de que Yoongi se escabulle por las noches para ir detrás de Hyun y devolverle cada golpe que les proporcionó a ellas; y le hubiese detenido, pero si logra su cometido, tal vez todo por o que deba sacrificarse no deberá hacerlo, aunque sabe que nunca será libre de eso.
Después de una larga siesta y una corta ducha, Yeonsoo sale de la casa de Yoongi sin hacer un solo ruido. Sus aventuras nocturnas le dejan tan cansado que apenas si logra mantener los ojos abiertos durante el día.
Camina calles arriba hasta el edificio de Jimin y llega a su piso con las manos temblorosa y cubierta de una fina capa de sudor frío. No sabe lo que va a decirle, o lo que es capaz de escuchar, pero de cualquier forma, no puede terminar su relación así.
Toca la puerta en un suave golpe y retrocede unos pasos. Después de unos eternos segundos en los que Yeonsoo da vuelva el collar que lleva puesto unas diez veces, la puerta sede y un adormilado Jimin se asoma por el otro lado.
Ella toma aire para dejar salir cualquier balbuceo, pero nada pasa, solo silencio y una pesada respiración. Jimin la toma de la muñeca y la estrella contra su pecho en un fuerte abrazo. El castaño solloza contra su hombro, dejando que las cálidas lágrimas caigan sobre su piel desnuda mientras ella se muerde el labio inferior impidiendo que si quiera sus ojos se cristalicen.
—Lo siento tanto, nunca podría un solo dedo en tu cuerpo —solloza—. No sé qué pasó esa noche. Estoy arrepentido.
—Si vuelves a tocarme, te venderé a personas que te harán cosas peores que cortarte un dedo —farfulla ella, aunque sabe que aquello no pasará.
Jimin asiente efusivo y la obliga a entrar a su cálido departamento. Le guía hasta una butaca del desayunador y comienza a sacar ingredientes para prepararle una rica y saludable comida. Yeonsoo deja salir toda la tensión acumulada en la semana y se permite relajarse.
—¿Cómo está Haneul? —murmura Yeonsoo tomando una cerveza de su nevera.
—Hablé con ella hace unas horas —susurra en un hilo pesado—. Sus padres la llevaron de viaje. Saben que algo anda mal y quieren protegerla. Yo hubiese hecho lo mismo.
—¿Cuándo volverá?
—No lo sabe, pero dentro de unas semanas más tal vez —confiesa mientras corta una cebolla—. Pero si me preguntas, prefiero que se quede ahí hasta que todo termine.
—Sí, también lo creo —musita perdida en sus pensamientos.
⭒❀⭒
Las diez con treinta de la noche marca el reloj de pared.
Yeonsoo se acurruca más contra el cuerpo cálido de Yoongi. Luego de la visita en la casa de su amigo, volvió demasiado feliz al poder recuperar y arreglar una de sus más verdaderas y puras amistades que tuvo en toda su vida. Así que en cuanto atravesó el lumbral, se trepó en el regazo de Yoongi y terminaron por tener sexo.
Hyun los interrumpió en un momento, y les informó que hay una pelea, cerca de las doce en un sótano, de alguna fábrica abandonada.
Luego de esos siguieron dándose placer hasta que sus cuerpos se cansaron y terminaron por caer rendidos. Aunque Yoongi sabe que no fue la mejor idea, después de todo su cuerpo ya se sentía abatido antes de hacer el amor con Yeonsoo, como para presentarse a una pelea. Pero durante siete días no le ha visto sonreír ni una sola vez, ni siquiera por burla o sarcasmo, así que el que ella riera y quisiera acostarse con él fue suficiente para no negarse en lo absoluto.
La alarma suena, Yoongi la toma y lo apaga mientras se acurruca más al cuerpo de Yeonsoo.
—Tengo noticias para tí —habla Yoongi sin abrir sus ojos, su voz es gruesa y ronca.
—¿Qué? —Yeonsoo contesta de la misma forma.
—Compré —confiesa—, junte tanto dinero como pude de las peleas y compré un lugar.
—¿En serio? —Ella levanta ligeramente la cabeza y lo ve. Tiene una sonrisa en el rostro pero sigue sin abrir los ojos.
—Está en un horrible estado, pero creo que con un poco de pintura y nuevos muebles puedo hacer que funcione. —Abre un ojo para encontrarse con el sonriente rostro de Yeonsoo.
—¿Y qué harás? —murmura emocionada y se sienta para tener un mejor panorama del chico a su lado.
—No es del todo mío, de hecho fue algo que hable con Namjoon y entre los dos lo pagamos. —Abre ambos ojos y la mira—. No soy tan mal cocinero, y Namjoon se especializa en gastronomía. Podemos hacer que funcione.
—Estoy tan orgullosa de tí. —Se tira encima de él y lo besa.
—Cuando termine todo lo de las peleas, quería tener un trabajo decente. Ya sabes, ganarme la vida de forma honesta.
Yeonsoo sonríe de lado y vuelve a besarlo. Las cosas irán bien después de todo, con o sin ella, Yoongi tendrá una vida tranquila como siempre quiso. Acaricia su rostro con lentitud, como el reloj con la cuenta regresiva se hubiese activado. Cada detalle del chico debajo de ella debe quedar impregnado en su memoria por todo el tiempo que sea posible.
Lo imagina usando uno de esos ridículos trajes de chef color blanco, con un gran sombrero alto y algún bigote italiano con la punta doblada hacia arriba. Una risa la asalta y antes de que Yoongi se aventure entre sus pensamientos vuelve a besarlo, rozando su barba de cuatro días.
Sufrirá.
En cuanto lo deje, su corazón se romperá en mil pedazos dejando solo un saco de huesos y carne que debe respirar para seguir con vida; pero ya no vivirá, y lo odia por eso. Por hacerla tan humana.
Sin hablar demasiado, se levantan y se bañan juntos, pero no de manera sexual. Si no, disfrutando del cuerpo del otro, con caricias y bromas sobre todo lo que se les ocurra.
Yoongi nunca pierde tiempo en besar las escandalosas cicatrices de Yeonsoo. Sabe que a ella le cuesta aún sentirse completamente cómoda con ellas, por eso, Yoongi las besa demostrándole así que son lo más hermoso de su cuerpo.
Al final salen de la ducha; Yoongi se coloca un pantalón deportivo negro, una playera del mismo color y una sudadera azul marino de algodón. Se coloca zapatillas deportivas y se deja el cabello caer por su frente.
Yeonsoo toma un pantalón engomado negro corto, una playera negra que le queda grande y se recorre el cabello en una coleta desastrosa. Se maquilla como siempre; los ojos con un exceso de color negro y los labios natural. En los pies decide unas botas estilo militar.
Yoongi sonríe y no puede evitar recordar la primera vez que la vio. Vestía exactamente igual, pero su cabello estaba mojado por la lluvia y no parecía tener una pizca de duda en sus ojos. Ahora, sin embargo, se ve más transparente, se puede notar el nerviosismo y la ansiedad. Tenía razón cuando decía que ella había cambiado, ya no es la chica que conoció. Ahora logró atravesar todos esos muros que se había echado encima.
La toma de la cintura y la besa con ternura, para que sepa que nada ni nadie podrá tocarla ahora que él está a su lado.
Se montan en el bocho pero antes de arrancar, Yeonsoo decide mandar un audio al grupo donde están todos los chicos.
—Amores, se que es tarde para avisarles pero hoy hay una pelea. La última antes de la final. —Yeonsoo suspira para tranquilizar el temblor de su cuerpo—. Les mando la dirección por mensaje.
Envía el audio y Yoongi da un leve apretón en su mano para tranquilizarla.
—Estaré bien, voy a ganar.
—Lo sé. —Ella asiente, pero el temblor en sus palabras delatan lo ansiosa que realmente está.
Un mensaje de voz llega mientras Yoongi conduce.
—Creo que habló por todos al decir, ¡¿porque mierda me avisas a esta hora?! —chilla Jin del otro lado, provocando que Yeonsoo ría.
—Estaba follando cuando supimos —contesta de vuelta.
—Solo por eso, no voy a enojarme. Jimin voy por ti —dice de vuelta.
Namjoon escribe diciendo que pasa por Hoseok lo que pone aun más nerviosa a Yeonsoo. El hecho de que hiciera las pases con Jimin, no significa ni de cerca que Hoseok y ella hayan vuelto a la normalidad.
Ella decide que no es momento para armar algún drama, después de todo lo único que espera es poder llegar a tiempo.
Yoongi enciende la radio para poder tranquilizar el tenso ambiente. Una vieja y pegadiza canción suena, provocando que ambos comiencen a cantar y reír por los intentos de nota alta de Yoongi.
Por un momento olvidan a dónde se dirigen realmente, sobre que esta pelea puede determinar lo que pasará el resto de sus vidas. Ahora es el momento dónde Yoongi debe demostrar de qué está hecho. Quién es Isilo. Sacar a flote su pasado.
Al llegar, ven mucho autos estacionados, es notable que hay el doble de personas que suelen transcurrir a las peleas.
—Entra y busca a los chicos —dice Yeonsoo a Yoongi.
—¿Estás bien? —Él la abraza por la cintura, hundiendo su nariz en su cuello.
—Si, solo necesito tomar aire sola. Por favor —le suplica y lo obliga a separarse de ella.
Yoongi suspira pesado. No puede seguir mintiéndose. Se encuentra igual o tal vez más asustado de lo que está Yeonsoo, y es que el podría volver a la vida de Hyun y terminar con su paz, pero Yeonsoo, por primera vez, sería libre de elegir lo que quiere hacer con su vida sin mirar atrás. Pero algo dentro de él se remueve ante eso. Estuvo tanto tiempo al lado de Hyun, que no cree que los deje ir así de fácil, aún si gana. Por eso no puede dejar de pensar en mil escenarios ficticios en los que todos terminan mal, sin embargo, no puede trasmitirle esa duda a la chica a su lado. No cuando ella confía tanto en él.
—De acuerdo, te veo dentro. —Besa sus labios y entra.
Yeonsoo camina hasta quedar en la parte trasera del lugar, saca su cajita de cigarrillos y comienza a fumar, sintiendo el temblor de su cuerpo. Se apoya contra la pared y tira la cabeza para atrás contemplando el cielo, no pueden verse tan claras las estrellas pero aún así logra verse algo.
Respira profundo, una y otra vez para apaciguar el nerviosismo. El final se acerca, es lo único que pasa por su cabeza. El miedo de aquel trato que hizo le aterroriza tanto que una minúscula parte de ella desea volver al acuerdo original y zafarse de todo; pero sabe que no sería capaz. Y aún sabiendo el desenlace de esta dramática historia, el miedo le consume como un parásito que crece desde sus entrañas y termina devorando su alma.
—¿Yeonsoo? —murmura una ronca voz a su lado.
Esa voz que tanto temía escuchar la llama. Ella gira levemente la cabeza y lo ve. Lo recordaba más pequeño y con esa aura de inocente, que ahora no tiene en lo absoluto. Abre la boca para decir cualquier cosa, pero una vez más, nada sale. Comienza a molestarse que aquella armadura que tenía se haya debilitado a tal punto. Es como si nada quedara de la persona que era.
—¡Chidta! —chilla ella, llenándose de valor. Lo llama por su sobrenombre, en realidad nunca conoció su verdadero nombre.
—¿Qué haces aquí? —Se acerca a ella y se para a su lado, firmando su espalda contra la pared.
—Vine con Isilo. —Ella traga duro.
—Oh. —Es lo único que puede decir, tira su cabeza hacía atrás y mira el cielo—. Escuche que dejaste a Hyun por Isilo.
—Si, fue algo parecido. —Ella no quiere demostrarle miedo, por lo que se mantiene en la misma posición, mirando al cielo—. ¿Pelearas para Hyun?
—No lo diría así. —Él la mira entrecerrando los ojos—. Es más bien, un medio para un fin. No quiero a Hyun, ni siquiera me interesan las peleas o el dinero.
—¿Qué quieres entonces?
—Quiero a Isilo —masculla entre diente. La forma en que pronuncia su nombre estremece su cuerpo, ahuyentando toda la paz que había logrado acumular.
—No será fácil derrotarlo —farfulla intentando sonar desinteresada.
—Eso espero, esperé tanto tiempo que odiaría que fuera fácil. —Chidta se separa de la pared y toma la mano de Yeonsoo con delicadeza.
Los recuerdos de aquella noche en la que logró escapar con su ayuda la invade tan rápido que no es capaz de sostenerle la mirada un segundo más sin desmoronarse. Aún puede sentir el mismo tacto cálido y delicado que su gran mano le brindó en el momento exacto en que decidió salir definitivamente de la vida de Hyun. Aunque puede apostar que él no se siente igual, y tal vez fue algo que hizo por aburrimiento.
—Es bueno que te hayas alejado de Hyun. —musita y lleva la mano de ella a sus húmedos labios para depositar un suave y cálido beso. Se gira sobre su propio eje dispuesto a irse, sin embargo la mira por encima de su hombro—. No he tenido el placer de conocerlo en persona, ¿me lo presentas?
Chidta se gira y la mira con una sonrisa tierna. Yeonsoo parece tambalear en su lugar, pero está segura que solo fue su imaginación, ya que no movió los pies ni un centímetro.
—¿No lo verás pelear?
—No quiero anticipar nada ante de nuestra pelea —murmura y hace un mohín—. No falles, Yeonsoo. Así estaremos a mano por lo de aquella noche.
Todo el aire parece evaporarse ante ese comentario y antes de pensar siquiera en qué responder. Él se gira sobre su propio eje como antes lo hizo y se va desapareciendo entre los escombros y paredes del edificio.
Ahora las ganas de correr hasta Yoongi, tomarlo del brazo y sacarlo de ahí le pican horrores. Sabe que no puede hacerlo, debe dejarlo terminar la pelea de hoy, y la próxima. Debe hacerlo si quiere que él tenga una vida normal.
Yeonsoo ahoga un grito de frustración y se agacha, las náuseas se acumulan en la boca de su estómago. Le gustaría poder tomar su arma y dispararse justo en medio de la cabeza, pero ni siquiera con eso podría salvar a Yoongi. De hecho, si lo hiciese, sería el fin para él y todos sus amigos.
Las lágrimas no tardan en aparecer, el aliento se esfuma y le cuesta respirar; su cuerpo tiembla tanto que no puede evitar ahuyentar el ataque de pánico que crece en su interior.
<<¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA!>>grita en su interior, como si su voz hubiese sido arrebatada de su cuerpo, alma y corazón.
—¿Yeonsoo? —susurra la voz aguda de Jimin que aparece por detrás. Ella lo mira y es lo que necesita para tranquilizarse.
No es momento de dejarse llevar por sus sentimientos, debe ser tan fuerte como pueda, hasta el final. Se incorpora en un movimiento y seca las lágrimas que de deslizan por sus mejillas, embarrando todo tu maquillaje. Sus mejillas sonrojadas de ira resaltan en su pálido rostro, sumando el desastre que hizo con el delineador.
—Lo siento, estoy algo asustada —musita.
—Tranquila, está bien. Puedes llorar —murmura Jimin y llega a ella para abrazarla.
Yeonsoo coloca cuanta distancia pueda entre ellos, y no porque deteste los abrazos de Jimin, sino que hay una conexión fraternal entre ellos que en el momento en que ella se deje abrazar, caerá en pedazos; y no puede hacerlo ahora. Le pasa por el lado sin hablar demasiado de lo ocurrido y caminan dentro del lugar chocando con una enorme multitud de personas. Hay tantas que de solo pensar que así estará para la última pelea la aterroriza.
Entre empujones y maldiciones, logran llegar al centro del lugar, ahora, a comparación de las demás peleas, no hay sólo un círculo formado por personas, si no, que hicieron un ring. Está lo suficientemente alto como para que todos logren ver la pelea sin necesidad de subirse uno encima del otro.
Yeonsoo llega hasta el ring, tocando las cuerdas. Yoongi se encuentra encima del ring saltando de un lado a otro mientras que frente a él hay un tipo de la misma complextura, lleno de tatuajes, el cabello rapado y un par de aretes en las orejas.
El presentador que estuvo en todas las peleas se sube y hace callar a la multitud con un fuerte silbido.
—¡¿Están ansiosos?! —pregunta el hombre, provocando que la muchedumbre estalle en gritos—. ¡Yo también! ¡Espero que esta pelea sea entretenida... y muy sangrienta! Suerte a los dos. —Les guiña un ojo a cada uno y se baja.
Sin previo aviso, una campana improvisada suena y es entonces que la pelea empieza.
El sujeto se abalanza contra Yoongi lo acorrala contra una esquina golpeándolo con fuerza, el pelinegro se cubre pero no puede salir del lugar.
Decide dejarse golpear en el rostro una vez, así tener una mano libre y darle un puñetazo limpio en la mandíbula. El hombre se tambalea hacia atrás y Yoongi no desaprovecha el momento para golpearlo en las costillas.
Puede sentir cómo estas crujen ante sus golpes. Retrocede incapaz de seguir lastimándolo. A pesar de que creyó lastimarlo lo suficiente, el chico no parece afectarle en lo absoluto sus costillas.
Tira una fuerte patada en el costado de Yoongi y este cae en un jadeo doloroso. El tipo intenta patearlo pero el pelinegro logra esquivar el golpe rodando hacia un lado y patearlo de atrás.
Se incorpora y lo mira expectante, seguramente atacará de una manera frenética, sin pensar demasiado en técnicas. Yoongi pudo descifrar que en realidad el sujeto gana de acuerdo a la fuerza de sus puños y no porque tenga alguna clase de entrenamiento estratégico. Eso le juega a favor ya que es predecible en los golpes.
El sujeto vuelve a acorralarlo, pero esta vez Yoongi se agacha y desde abajo comienza a golpear una y otra vez las costillas del tipo. Ahora está completamente seguro que ha roto alguna. Vuelve a retroceder, y golpea su rostro provocando que su nariz estalle en sangre. El sujeto se toca la nariz y Yoongi ataca su estómago por tercera vez en la noche.
El chico lo toma de los brazos y lo levanta por los aires para estrellarlo de espalda al suelo. Yoongi abre los ojos en una mueca desesperada. El golpe le ha dejado sin aire, y probablemente desorientado. El sujeto intenta llegar a él, por lo que Yoongi hace acopio de todas sus fuerzas para girar y salir de su alcance.
Se levanta tomándose de las cuerdas, ese golpe lo ha dejado anonado. El chico toma carrera para estrellar su peso contra Yoongi, pero es más rápido y logra esquivarlo logrando que caiga de frente al suelo, se sube encima y sin frenesí golpea su rostro, logrando inmovilizarlo.
Una vez que ve que no se mueve se levanta, retrocede un poco y ve que comienza a perder mucha sangre. Ha perdido el control por completo sobre la fuerza de sus golpes. Su rostro empalidece al notar que probablemente lo ha matado.
—¡Ganaste! —chilla Yeonsoo empapada en lágrimas. La muchedumbre estalla de la misma manera.
Yoongi baja lo más rápido que puede del ring y abraza a Yeonsoo. Su pulso late detrás de su oreja con tanta rapidez que no es capaz de entender lo que pasa a su alrededor. La adrenalina ni siquiera le favorece para salir del lugar o entender siquiera lo que los demás le dicen. Los chicos comienzan a abrazarlo, están felices de que por fin todo esté terminado de la mejor manera.
—¡Estuviste genial! —anuncia Taehyung sonriente.
—Gracias por venir. —Yoongi asiente agradecido.
—Voy a buscar tus ganancias. —Jin le guiña un ojo y se pierde entre la enloquecida multitud que grita.
Deciden alejarse un poco del lugar, después de todo eso no quieren quedarse sordos. Cuando el aire del exterior los golpea, Yeonsoo se aferra a su cuerpo con tanta fuerza que Yoongi no puede evitar abrazarle de la misma manera, sin hacerle daño. Ella deja escapar un sollozo contra su pecho, presa de algún sentimiento que él no es capaz de diferenciar en estos momentos. Yoongi acuna su rostro y une sus labios en un beso necesitado.
Le importa una mierda que Taehyung esté a su lado. Le importa una puta mierda que todo el mundo vea cómo devora los labios de la chica que ama. Porque al final, nada importa más que ella.
Yeonsoo se separa y une sus frentes, con los ojos cerrados. Yoongi tiene la necesidad de decirle que la ama, pero no está seguro de que sea el momento indicado. Por lo que se limita a sonreír con delicadeza.
—No quiere hacer esto, créeme... pero tienes que conocer a alguien —musita Yeonsoo con la voz enronquecida.
—¿De qué hablas? —Yoongi frunce el ceño y se coloca la sudadera de Jimin le tiende sin interponerse entre ellos.
—Necesito que conozcas al peleador de Hyun —suelta ella, provocando que el cuerpo de Yoongi se tense por completo—, tal vez no te mate.
—No seas ridícula. —Jin aparece con un fajo de dinero que se lo entrega a Yoongi—. Nadie puede ganarle a Yoongi.
—No es un juego, Yoongi —suplica.
Yoongi mira el miedo que emana la simpe mirada de Yeonsoo, y cómo su cuerpo tiembla ante las palabras que suelta. Se pregunta si es tan peligroso como para provocar eso en ella, y al final, se convence de que Hyun no dejaría a un don nadie en la final. Está seguro que es una máquina de matar, y lo único que puede hacer ahora, es ver cuanto conoce la historia de Isilo y usarlo a su favor.
Yeonsoo los guía por un camino de escombros rodeando el edificio hasta llegar donde ella estaba antes. La figura de una persona a espaldas de donde ellos se encuentran se asoma entre las ruinas del edificio. Yoongi lo mira a detalle. Debe ser un poco más alto que él, y tiene una gran espalda mostrando el tiempo invertido de Hyun en él.
Yoongi decide hacer acopio de todas sus fuerzas para evitar que aquella persona logre intimidarlo aunque sea un poco. Pero eso no es lo que le tiene tan ansioso, en cambio, el solo imaginar a Yeonsoo en manos de ese tipo quien la daña le estremece a no más poder.
—Chidta, él es Isilo —murmura Yeonsoo. Yoongi arruga el entrecejo y pone la más intimidante y grotesca postura—. Isilo, él es Chidta, el peleador de Hyun.
El sujeto de negro se gira con lentitud. Cuando logran conectar miradas empalidecen por completo. Yeonsoo frunce el ceño al ver su rostro y gira al ver el de Yoongi; está de la misma o peor manera que él. Parece como si quisiera vomitar.
Ella gira a ver al resto de los chicos que tienen la misma expresión. No necesita que le digan lo que sucede. El miedo incrementa y la idea de dispararse justo en la boca le tienta más que antes.
Yoongi traga duro, y como puede susurra—: J-jungkook.
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