33
Desde esa pequeña presentación con la familia de Yoongi, Yeonsoo descubrió que en realidad ninguna de las mujeres presentes tenía un esposo, y no porque no quieran, si no por el hecho de que tuvieron muy mala suerte al elegir alguien con quien pasar su vida. Sacando al padre de Yoongi, una de las tías se había casado con alguien enfermo, el hombre llevaba años luchando contra el cáncer, finalmente se rindió y dejó a su esposa con dos hermosos mellizos.
Luego, la mujer que se enamoró perdidamente de un hombre millonario, quien en su tiempo libre disfrutaba de encuentros nocturno con jóvenes estudiantes. En una ocasión descubrió que se había acostado con alguien que tenía VIH, claramente que para cuando lo supo ya había enfermado a su esposa y él no tenía vuelta atrás.
Yeonsoo no podía sentirse más incómoda que antes, y a pesar de que quisiera disfrutar no podía, las mujeres no perdían el tiempo de resaltar el hecho de que como Yoongi es el primer hombre de la familia, esperaban grandeza de él y de su futura novia. Yoongi le dijo más de una vez que no lo sienta personal, las mujeres tenían demasiada decepción en sus corazones y no querían que él pasara por lo de ellas.
Al final el día terminó y las charlas con él, a pesar de que intentó sonreír todo el día, no pudo hacerlo. Otro día comienza y Yeonsoo solo quiere quedarse en la cama o irse lejos de esas mujeres.
—¿Cómo amaneciste hoy? —musita Yoongi apretando más el abrazo.
—Con ganas de irme —se sincera Yeonsoo y lo abraza para hundir su cabeza en el pecho de él.
—Si quieres podemos irnos. —Yoongi la obliga a mirarlo y le sonríe—. Se que no se han comportado bien contigo, pero no voy a obligarte a soportarlo. Estoy muy agradecido de que me hayas acompañado hasta aquí. Y que no las hayas insultado.
—¿No te enojarás si te pido que nos vayamos? —Yeonsoo ve una oportunidad para poder largarse del lugar.
—Por supuesto que no. —murmura entre risas y ahora planta un beso en la frente de ella—. Voy a avisarle a mi mamá. Tú empaca. —Yoongi se levanta y sale de la habitación en pijama.
Yeonsoo de un salto sale de la cama con una sonrisa de oreja a oreja. Quería largarse del lugar pero no quería poner presión sobre los hombros de Yoongi, al ver que en realidad a él también le agrada la idea de irse, Yeonsoo no va a desperdiciar un solo segundo. Toma su ropa y la mete en la maleta sin un orden, pues no quiere perder tiempo. Corre hasta su neceser y lo mete a su bolso sin antes tomarse una pastilla, finalmente se cambia de ropa a una más cómoda para el viaje ya comoda la frazada de la cama.
La puerta se abre y la pequeña menuda de mirada felina entra. Yeonsoo respira conteniendo el aire, es demasiado temprano para aguantar esas miradas acusadoras de la madre de Yoongi.
—¿Puedo entrar? —dice tranquila.
—Claro, es su casa. —Yeonsoo se sienta en la cama mordiéndose la mejilla interna.
—¿Se van? —La mujer se sienta al lado de Yeonsoo mirándola triste y ella solo asiente—. ¿Es por cómo nos comportamos? —La pelinegra se muerde la lengua por miedo a que su boca suelte palabras incorrecta—. Lamento como mis hermanas y yo nos hemos comportado contigo. No hay excusa.
—Yo haría lo mismo. —Sonríe forzada.
—No se vayan. —La mujer suplica juntando las manos—. Desde que tengo a Yoongi no nos hemos separado ni un solo segundo, hasta que me vine a Busan. Ha sido muy difícil para mi.
—Lo entiendo. —Yeonsoo se muerde el labio nerviosa.
—¿Sabes? Cuándo su padre nos dejó, Yoongi se hizo cargo de mi. —Ríe triste la mujer—. Se supone que yo debía encargarme de él, pero no pude. —Se muerde el labio temblorosa. Yeonsoo tiene la necesidad de salir corriendo del lugar. Nunca ha sido buena consolando a las personas, mucho menos a madres—. Él es todo lo que tengo, sin él mi mundo se derrumba. Cuando te vi me alegré de que no estuviera solo, pero al mismo tiempo sentí como el miedo me consumía, la idea de que una mujer aleje a mi hijo de mi lado me mata. —La con los ojos cristalizados.
—No quiero quitarle a su hijo —murmura sincera.
—Lo sé, y siento mucho el cómo te trate. —Suspira conteniendo las lágrimas—. Si no te sientes bien Yoongi se querrá ir, porque él te ama.
—Yoongi no me ama.
—¿Qué? —Ríe incrédula la mujer—. Ese chico está loco por ti, y eres una tonta por no darte cuenta. Pero te pido por favor que lo reconsideres, permite que una vieja como yo pueda pasar al menos un día más con su hijo.
La mujer se levanta, hace una reverencia y se va dejando a Yeonsoo con el corazón en la mano. No quiere pasar por esa situación de nuevo, pero en definitiva no puede separar a una madre de su hijo. Ojalá se hubiese quedado como ella quería en un principio. No puede creer que una madre le esté causando más estragos de lo que cualquier ser humano le causó en toda su vida.
Se tira en la cama frustrada y refriega su rostro con ambas manos incapaz de pensar correctamente ahora. Yoongi entra y al verla en ese estado se tira a su lado sin decir ni una sola palabra.
—Debemos quedarnos —dice Yeonsoo mirando el techo.
—No debemos.
—Quiero. —Yeonsoo se muerde la lengua para no decir cualquier cosa que pueda arruinar las cosas con Yoongi.
—Pero...
—Sé lo que dije —lo interrumpe—. Solo que estaba siendo caprichosa. No quiero que nos vayamos, podemos conocer un poco más la ciudad.
Yoongi sonríe de costado y se levanta estirando la mano hacia la azabache, quien la acepta y se levanta.
⭒❀⭒
La mañana transcurre de manera lenta y tediosa, las tías no le han hablado, prefieren ignorarla creyendo que es mejor así y lo es de cierta manera ya que la pelinegra no debe defenderse de sus preguntas y comentarios sarcásticos. Por otro lado, la pequeña Jisoo no le ha dejado en paz; ha puesto insectos de goma en su café provocando que Yeonsoo se lo tire encima quemándose.
Más tarde a la hora del almuerzo, la pequeña decidió que era bueno intercambiar el postre de ella que llevaba crema batida, por crema de afeitar que claramente le sacó a Yoongi de su neceser. Yeonsoo controló su mal genio y se reía juntos a todos por las pequeñas «travesuras» de Jisoo.
Yeonsoo decide darse un pequeño baño para relajar sus tensos músculos de tanto estar tiesa producto de la mocosa a quien nadie le dice nada, y todos parecen festejar sus actos rebeldes. Yoongi intentó hablar con su madre respecto a Jisoo, pero le dijo que no podía hacer nada y que no le haga casoa una niña de diez años. Así que como Yeonsoo vio que su única opción era aguantar las travesuras, se metió a bañar.
—Soy yo amor —dice Yoongi entrando al baño.
—¿Estás haciendo pipi? —Ríe Yeonsoo mientras se lava el cabello.
—Sí, ya no aguantaba —Ríe Yoongi, se lava las manos y antes de irse dice—: No tiro de la cadena porque se te va a enfriar el agua, pero en cuanto salgas hazlo.
—Bueno —Ella asiente y escucha como la puerta se cierra.
Se retira el champú y se aplica crema enjuague para poder peinar su largo cabello en la ducha. La puerta se abre de nuevo por lo que ella cree que Yoongi ha olvidado algo. Sin embargo la pequeña risa de una niña la pone alerta. Yeonsoo asoma la cabeza por la cortina y ve como Jisoo toma su toalla y ropa para luego irse del del baño.
«¡Maldita mocosa del infierno!», piensa Yeonsoo completamente furiosa.
Termina de sacarse el enjuague de la cabeza y sale de la ducha. El baño está al menos a tres cuartos de la habitación donde se quedan ellos, sin mencionar que debe atravesar la cocina donde probablemente estén todos. La idea de gritarle a Yoongi le pica pero armaría un escándalo en vano.
Se maldice así misma y cuenta hasta tres para salir corriendo a la habitación tapando sus partes íntimas tanto como pueda. Antes de atravesar la cocina se choca de frente con Yoongi quien la mira de pies a cabeza completamente anonado.
—¡No me mires! —chilla ella, Yoongi se gira automáticamente con las mejillas enrojecidas. Yeonsoo se cubre con el cuerpo del pelinegro y caminan hasta la habitación pasando por la cocina que por fortuna no hay nadie.
—¿Qué demonios, Yeonsoo? —masculla Yoongi una vez que logran entrar a la habitación y la pelinegra cubre su húmedo cuerpo.
—Quiero darle un puñetazo en el rostro, si no fuera porque tiene casi diez años. —farfulla entre dientes fuera de sí, secando su cuerpo con rapidez y colocándose ropa.
—¿Jisoo? —Yoongi se gira encontrandole ya cambiada.
—¡Se llevó toda mi ropa! —grita Yeonsoo. Respira profundo controlando su ira recordándose que en realidad es solo una pequeña sobrina celosa de su tío.
—Es suficiente, voy a hablar con ella —masculla Yoongi serio. Como si en realidad estuviera harto de las travesuras de Jisoo. Toma la mano de Yeonsoo y se encaminan por el pasillo del lugar directo al comedor donde se encuentra la ropa de Yeonsoo en el suelo y los mellizos viendo la televisión mientras que las tías de Yoongi solo hablan y toman el té—. Jisoo, ven aquí.
La pequeña se levanta fingiendo inocencia.
—¿Qué sucede tío?
—¿Sacaste la ropa de Yeonsoo? —Se cruza de brazos.
—¿Qué sucede? —La madre de los mellizos se levanta y se acerca.
—Jisoo le saco toda la ropa a Yeonsoo cuando estaba bañándose. —Yoongi suena sereno y tranquilo, pero al mismo tiempo duro.
Yeonsoo se siente como una pequeña niña peleando con otra, acusándose entre sí.
—¿Hiciste eso? —La madre la mira cruzándose de brazos, pero suena más a cómplice que a reto.
—Por supuesto que no. —Afina su voz.
—¿Y cómo llegó la ropa de ella aquí? —Yoongi señala la ropa tirada en el suelo.
—Solo la vi tirada, y quise llevarla a tú cuarto pero es de mala educación así que la traje aquí. —Su voz angelical y su cara dulce hace querer amarla. Lo que provoca que Yeonsoo la deteste aún más.
—Yeonsoo, debes tener más cuidado —menciona la madre de los mellizos, se da la vuelta y vuelve con sus hermanas.
La boca de Yeonsoo cae al suelo incrédula, incapaz de entender que acaba de suceder. La mujer le ha creído la mentira al cien por ciento. Yoongi suspira cansado y es entonces cuando la pelinegra se da cuenta que no se va a solucionar la pequeña guerra que ha comenzado Jisoo.
Se muerde el labio ansiosa y se inclina para llegarle a la altura a la pequeña quien solo sonríe malévola.
—¿Sabes de donde soy? —dice Yeonsoo sacando a flote todo su mal genio, su voz sarcástica y mirada intimidadora—. De Seúl, ¿sabes qué hacemos con los niños que se comportan como tú?
—Nada de lo que digas voy a creer. —La pequeña se cruza de brazos.
—Los comemos, y yo misma hice algunos añicos. —Hace un puño con su mano—. Tanto así que me dejaron esto —murmura mostrando su escandalosa cicatriz del cuello—. Si no quieres ser mi cena mejor déjame en paz.
La pequeña niña hace un puchero involuntario muerta de miedo por la mirada intimidadora de Yeonsoo. Ella asiente y corre a abrazar a su madre quien le mira molesta. Yeonsoo, cansada de que le estén tratando como quieren y dejarse solo por amor a Yoongi, la mira de la misma manera, provocando que la mujer arrugue el entrecejo y gire para ignorarle.
—¿Era necesario? —dice el pelinegro a su lado.
—Era eso o darle un puñetazo. —Yeonsoo toma su ropa y vuelve a la habitación seguida de Yoongi—. No todo se puede, Min.
Yoongi ríe al cielo y se sienta en la cama con una sonrisa juguetona, no puede sentirse más a gusto que Yeonsoo después de haber fingido ser una persona modelo todo el día anterior y la mitad de este, por fin sea ella misma, así sea solo para asustar a una pequeña que la ha estado molestando todo el día.
Él entiende entonces qué es esa Yeonsoo de quien no puede alejarse, esa que no teme decir lo que piensa y asusta a todos a su alrededor con sus escandalosas cicatrices.
—Quiero tener una cita contigo —murmura luego de verla a detalle, sin poder retener sus palabras.
—¿Qué? —susurra divertida.
—Ya sabes, vamos a comer algo o a beber —masculla más seguro que antes—. Nunca hemos tenido una cita.
—¿Ahora hacemos eso?
—Por favor, no hacemos nada divertido. —Yoongi se tira a la cama mirando el techo—. Inténtalo.
—No traje nada para una cita. —Se sienta a su lado mirándolo divertida.
—Mi madre puede prestarte algo. —Sonríe de lado. Yeonsoo ríe y arquea una ceja incrédula—. ¿Qué? No toda la vida se ha vestido así, tiene buenos gustos. Además, el día es ideal.
—De acuerdo —accede al final, solo porque nunca tuvo una cita, y al menos le gustaría intentarlo, más aún por con quien va a salir—. Pero si no encuentro nada que ponerme podemos tener una cita en Seúl.
—De acuerdo. —Se sienta emocionado, la toma de la cintura y la tira a la cama quedando encima de ella—. Iré a avisarle a mi madre. —Besa los labios de Yeonsoo y sale de la habitación dejándola sola.
Un sentimiento de abandono la aborda y no puede evitar sentirse más triste que nunca, la culpa y la melancolía le recorre el cuerpo; sin embargo, decide que es mejor dejar de lado todos esos pensamientos y sentimientos, al menos por el momento quiere disfrutar esto; nunca ha sentido esto por alguien, así de fuerte, así de real.
La madre entra entusiasmada a la habitación y se la lleva contigo a su cuarto, diciéndole lo emocionada que se encuentra de que vaya a tener una cita con Yoongi, también menciona que en su tiempo de juventud tenía un excelente gusto de la moda por lo que su placar está lleno de ropa antigua. Comienza a sacar vestido tras vestido, floreado, de perlas, lentejuelas, todos de colores chillones y muy llamativos. En definitiva no era ni de cerca lo que normalmente usaría Yeonsoo, ya que ella siempre se ha ocultado detrás de los colores oscuros y nada de estampados.
Después de probarse aproximadamente diez vestidos que la madre insistía en que debía usar, Yeonsoo terminó por declinar con la idea de salir en una cita, sin embargo, una de las tías de Yoongi entró con más vestidos, este vez de los colores que Yeonsoo frecuenta.
Los estampados adornaban todos y cada uno de los vestidos, a tal punto que Yeonsoo agradeció mucho su ayuda pero que no había vestido que le agradara. Finalmente la madre de Yoongi sacó un vestido color coral, con pequeños detalles de encaje, escote en v y pollera campana. Yeonsoo inclina la cabeza insegura pero dispuesta a usarlo, ya que a comparación de los otros, este se ve mas decente.
Decide que sería buena idea usarlo y al probárselo se le escapa una sonrisa al ver lo angelical que ese vestido la hace ver.
—Debes usar esto. —Le tiende una chaqueta de lana fina con detalles parecido al vestido—. Tu cicatriz es muy escandalosa —murmura la madre.
Yeonsoo se coloca la chaqueta tapándose la cicatriz, estas mujeres han provocado que ella sienta inseguridad de sus cicatrices, a tal punto que no quiere que Yoongi las vea por miedo que piense que su cuerpo es feo o que las cicatrices le den asco.
Las mujeres sientan a Yeonsoo en una silla y comienzan a peinarla, hacen unos bucles perfectos y los dejan suelos para unir dos mechones, que sacan de enfrente, atrás con un moño de perla. El maquillaje es suave y de colores rosas claro, algo que ella jamás usaría, el exceso de maquillaje negro en sus ojos eran su marca, sin embargo, estas mujeres fueron bastantes convincentes al decir que a los hombres les gusta el tipo de chicas inocentes, que se visten con colores claros y hablan con educación.
Son tan convincentes que no puede evitar compararse con Haneul, la manera en que envolvió a un hombre con solo existir. Su delicadeza, amabilidad y su aura de ángel.
Al final se coloca unos tacos bajos color rosa viejo con un pequeño moño blanco y se mira al espejo; no es ni de cerca ella. No puede reconocerse, los colores claros, el maquillaje y la vestimenta la han cambiado por completo. Yeonsoo mira a las mujeres que la miran orgullosas, como si hubieran transformado a la maldita del exorcista en un ángel digno de ser la enmarcado.
Yeonsoo suspira convenciéndose así que Yoongi morirá por esta Yeonsoo. Han tardado alrededor de cinco horas por lo que el reloj marca las ocho con treinta de la noche.
—¿Ya estas lista? —dice Yoongi desde el otro lado de la puerta.
—En un segundo —grita de vuelta Yeonsoo, escuchando como Yoongi se aleja.
Se siente insegura, expuesta y traicionada por ella misma, está completamente dispuesta a cambiar toda su forma de ser por alguien, solo para llenar las expectativas de estas mujeres. Yeonsoo toma el bolso de mano de perlas y sale de la habitación taconeando hasta la entrada donde se encuentra con Yoongi.
Él viste pantalón de mezclilla negro, una camisa azul oscuro con los dos primeros botones desprendidos, un saco corto encima del mismo color que el pantalón y trae su cabello negro peinado a la mitad. Yeonsoo se muerde el labio hechizada por la belleza con la que carga ese hombre y no puede retener el suspiro que se le escapa.
Yoongi la mira sorprendido, con una sonrisa de lado en su rostro. Se acerca a Yeonsoo y con mucha delicadeza le saca el moño de la cabeza, para posteriormente peinar sus perfectos bucles formando ondas, tira un poco de cabello hacia adelante dejándolo caer por su pecho. La toma de los hombros y con delicadeza desliza la pequeña chaqueta de lana dejando al aire su escandalosa cicatriz.
Yeonsoo traga duro al sentirse desnuda frente a él, al tener así de expuesta la cicatriz. No es la primera vez que la ve, pero de alguna forma ahora se siente diferente. El pelinegro se acerca a ella y planta un suave beso sobre el relieve de su piel dañada, estremeciéndola. Tira la chaqueta lejos y toma su chaqueta de cuero.
—Ahora si eres tu. —Le sonríe—. ¿Vamos? —Le tiende la mano, Yeonsoo asiente y ambos salen de la casa directo al auto.
⭒❀⭒
Durante todo el camino, Yeonsoo se la pasó viendo por la ventanilla el hermoso lugar por donde Yoongi maneja, si bien es una ciudad igual que Seúl, esta noche es particularmente hermosa y se siente diferente.
Ella le preguntó en varias ocasiones a dónde la lleva, sin embargo, Yoongi prefirió ignorarla dejándole en claro que es una sorpresa.
—¿Por qué esos niños te dicen tío? —pregunta ella sin dejar de ver por la ventana.
—Por la diferencia de edad, soy su primo pero ellos se han acostumbrado a decirme tío. —Yoongi se encoge de hombros. Yeonsoo asiente pero no dice nada, prefiere permanecer lo que queda del viaje en silencio.
Al final, llegan a un pequeño local de comida, no se ve tan especial como ella creía, en realidad se ve menos que ordinario. Incluso la ropa que llevan no está ni cerca de cómo se deberían haber vestido para ir a ese lugar.
—¿Tanto misterio para esto? —murmura decepcionada bajándose del auto.
—Solo confía en mí. —La toma por la cintura y entran al local.
Como ella esperaba, un par de miradas curiosas se asestan en ellos, ya que van vestidos de manera tan elegante en un lugar tan corriente. Yoongi camina hasta la recepción del lugar.
—¡Yoongi! —lo saluda un chico que parece de su misma edad.
—¡Taemin! —le devuelve el saludo—. ¿Está todo listo?
—Por supuesto. —Sonríe el chico, le hace una señal a su compañero para que lo reemplace unos segundos y guía a lo chicos fuera del local, llevándolos a la parte trasera.
—¡Esto es mucho mejor! —masculla sarcástica. No esperaba que Yoongi la llevase a un lugar de lujo, pero en definitiva tenía expectativas más grandes que un callejón oscuro y vacío.
—Solo espera. —Ríe Yoongi caminando detrás de su amigo.
El chico los conduce hasta una puerta de chapa verde oxidada, la abre y los deja entrar primero a ellos. Yeonsoo queda sin aire al ver el lugar; es el patio trasero del local, tiene césped y una mesa redonda en medio. Luces pequeñas colgadas como guirnaldas por todo el lugar lo iluminan, mientras que una pequeña fuente decora el lugar. El sonido del agua y una música muy suave suena. Yeonsoo se ha quedado sin palabras con el corazón latiendo a mil por horas y la boca seca.
—¿Te gusta? —Yoongi le susurra en el oído estremeciéndola, Yeonsoo cierra los ojos con fuerza dejando que una tonta lágrima se deslice por su mejilla—. Gracias por esto —le habla a su amigo.
—Si necesitan algo, sabes donde buscarme —dice el chico y se va cerrando la puerta detrás de él.
—¿Porqué lloras? —Yoongi la encara acunando el rostro de ella con ambas manos. Con su pulgar limpia las traviesas lágrimas que bajan por su mejillas.
—Esto es hermoso —susurra abrazándole por el cuello. Sintiendo su alma quemar contra el cuerpo de Yoongi como si no pudiera estar más feliz.
—Pero no llores —murmura suave provocando que ella solloce contra su pecho—. Vas a ensuciarme —bromea. Yeonsoo ríe y se separa recomponiéndose—. Ven, disfrutemos de esto.
La coge del brazo y la lleva hasta el estéreo de música antiguo, donde coloca la más empalagosa y romántica canción de todos los discos. Ella sonríe con dientes e inclina la cabeza.
—Te falta la rosa —bromea Yeonsoo tomándolo de los brazos para poder empezar a bailar.
—Claro que no. —Yoongi se separa de ella unos segundos y corre hasta la fuente para llevarle una rosa blanca.
Yeonsoo ríe ante la cursi escena y la recibe, Yoongi la toma por la cintura y comienza a balancearse con ella, sintiendo el compás de la canción. Ella besa a Yoongi, sin evitar susurrar un leve «te amo», que él no puede escuchar.
—También yo —susurra Yoongi, volviendo a juntar su labios.
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