14
Yoongi no ha dejado de verla desde el banquillo del desayunador. Mientras Haneul lucha contra Yeonsoo para curar sus heridas, Yoongi se mantiene lejos, observando y pensando con una botella de cerveza en su mano y un cigarrillo en la otra. Esas últimas tres palabras hacen eco sobre su mente, porque ella quiere decir mucho más de lo que se entiende. Y él lo sabe.
«No puedes salvarme», se repite en la cabeza otra vez, pero ¿Puede salvar a alguien? Solo intenta hacer justicia, porque aquella menuda chica le recuerda a la castaña de cabello largo y ojos grandes, que ni siquiera sabe dónde se encuentra. Tal vez, por un momento creyó que Yeonsoo podía pedirle ayuda y seguridad, como sin duda lo hubiese hecho Gyuri.
Ciertamente tiene razón, él no puede ayudarla, no como realmente quisiera. Su única opción ahora, es mandarle el mismo mensaje a Hyun que él intentó mandar.
Jimin está a su lado con la mirada perdida en algún punto frente a él, no dice nada. Solo piensa en lo ridículo que se ha vuelto todo.
—Me llevaré a Yeonsoo a mi casa —dice Yoongi bajo, para que solo Jimin pueda escucharlo.
—¿Crees que no puedo protegerla? —parece ofendido.
—No dije eso, pero ya no te tocarán. —Yoongi le da otra calada al cigarrillo—. Vinieron por ti y se encontraron con ella. —La señala discretamente—. Cuando Hyun se entere que golpearon a Yeonsoo sus cabezas van a rodar. No volverán por ti. Irán por ella —suspira pesado.
—¿Cómo estás tan seguro?
—No lo estoy. Pero trabajé mucho tiempo con Hyun, siempre sigue el mismo patrón. —Yoongi termina la cerveza de un solo trago—. Además, creo que ya tienes demasiado con Haneul.
—¡Deja de moverte! —chilla Hane por enésima vez.
—Dije que no me tocaras —Yeonsoo se suelta de su agarre y se levanta apoyándose en el sofá. Sus piernas están débiles, su cuerpo duele como el infierno, pero no puede hacer más que reprimir las lágrimas y respirar profundo.
—¿Dónde están tus cosas? —dice Yoongi levantándose.
—No tengo tiempo para esto, Isilo. —Ella se toca la frente sintiendo su temperatura subir—. No tengo ánimos de que me fastidies, y ahora los refugios están cerrados.
—No te pregunté eso —masculla entre dientes—. ¿Dónde están sus cosas? —Mira a Jimin quien señala un bolso medio seco cerca del baño. Yoongi camina a paso pesado y lo toma para colgárselo en el hombro—. Esta noche duermes en mi casa.
—Si querías tener sexo conmigo lo pedías y listo —bromea ella entre risas. Se tambalea y hace una mueca de dolor—. Pero no tengo fuerzas para caminar hasta tu casa o tomar el autobús.
Yoongi se acerca a ella para quedar solo de frente y golpea levemente su frente.
—No hay autobuses a esta hora. —Coloca una mano sobre su espalda baja y la otra detrás de sus piernas para poder alzarla—. No vivo lejos, por algo llegué tan rápido.
Yeonsoo lo mira a detalle, nunca lo ha tenido así de cerca, al punto de sentir su respiración y ver sus facciones a detalle. Su redonda nariz, su mandíbula enmarcada, aquella aterciopelada piel; una pequeña capa de barba de al menos dos días comienza a parecer desde sus patillas, barbilla y bigote con delicadeza. Huele a humo de cigarrillo, jabón y alguna clase de aroma extraño, como esencias de frutas. Su respiración serena sube y baja a un ritmo sinusal. Sus brazos la rodean de una forma protectora y firme, como si se aferrara a ella con todas sus fuerzas, pero sin lastimarla.
—¿Seguro que fue eso y no mi seguridad? —susurra Yeonsoo seductora.
—Creí que era mi momento para matarte. —Se encoge de hombros—. Pensé que le habías hecho algo a Jimin o Taehyung —dice y la mira directo a los ojos, está tan cerca que su acorta los pocos centímetros que los separan, podría besar aquellos rojizos labios. Sonríe de lado ya cerca que su corazón se acelera un poco.
Yeonsoo imita su acción y decide mirar un punto fijo en su playera, antes de perder el control y abalanzarse contra él.
Yoongi mira a Jimin para decirle que se iría, que si sucede otra cosa lo llame. Despidió a Haneul y se lamentó por lo sucedido, le prometió no decirle nada a Hoseok con la condición de que en cuanto saliera el sol fuera a un hospital. Ella aceptó y agradeció la ayuda de Yeonsoo, pero esta solo la ignoró dejando sus disculpas al aire.
Yoongi camina con Yeonsoo en brazos bajo una ligera cortina de lluvia. Como pudo y sin soltarla, ha colocado una chamarra en su cuerpo para que no se moje mientras camina a paso lento. Teme resbalar y lastimarla más de lo que ya se encuentra. Mira de reojo a la pelinegra que se encuentra con los ojos cerrados, sus mejillas rojizas y sus labios entreabiertos. Le gustaría poder hacer caso omiso a lo que dijo e ir en busca de quién se atrevió a lastimarla, pero simplemente no debe. Yeonsoo es demasiado inteligente, y si él se atreve a buscarlos, traerá peores consecuencias.
Decide dejar de mirarla y apresurar el paso, y unas pocas cuadras después llegan a su pequeña casa de dos habitaciones. Para cuando lo hace, se percata de que Yeonsoo se ha quedado dormida en sus brazos. La idea de despertarla de un susto pica en su garganta, pero prefiere no hacerlo. Después de todo, ella ya ha pasado por mucho.
El pelinegro deja a la pequeña mujer sobre el colchón de la habitación vacía de su madre, a pesar de que no quería hacerlo, opta por no dejarla dormir en el sofá. Esta viejo y es incómodo para dormir. La tapa con un par de mantas de su habitación y es cuando nota la elevada temperatura que tiene.
—Yeonsoo. —La toma de los hombros y la sacude con mucho cuidado despertándola—. ¡Dios! Estás caliente.
—Hasta que te das cuenta —bromea ella a duras penas—. Ven, nene, tengamos sexo.
—Déjate de juegos. Estás hirviendo —dice exasperado y toca su frente una vez más asegurándose de que la chica realmente está mal—. Debo llevarte al hospital.
—No.
—Yeonsoo...
—No. —Lo toma del brazo cuando este intenta levantarse—. No puedo ir ahí. Solo tomaré una ducha para bajar la fiebre. No es gran cosa...
Yoongi pelea mentalmente si es lo correcto dejar que ella tome la decisión, pero al final se obliga a callar. No puede obligarla a ir si ella no quiere.
Yeonsoo, a duras penas, se levanta del colchón y camina hasta el baño siendo guiada por Yoongi; ella intenta quitarse la remera, pero sus brazos tiemblan y caen al costado de su cuerpo, con un gruñido de su parte. El pelinegro la ayuda con la playera y la deja solo en ropa interior para la mete a la tina con agua tibia. El labio de Yeonsoo tiembla, pero no protesta, está lo suficientemente débil como para pelear con Yoongi en estos momentos.
Él se inclina al lado de la tina y toma su champú para aplicarlo en el ensangrentado cabello de Yeonsoo, lo lava con sumo cuidado y luego lo enjuaga; no sabía lo difícil que era lavar un cabello largo hasta que tuvo la dicha de hacerlo con la menuda chica, ni siquiera entiende como puede hacerlo. Toma la pastilla de jabón y se convence a sí mismo que es la única forma de sacarle la sangre del cuerpo; además de bajarle la temperatura.
Yeonsoo mantiene los ojos cerrados, a pesar de estar consciente no tiene fuerza como para abrirlos o mover un solo cabello. Yoongi comienza a jabonar sus brazos con sumo cuidado, deteniéndose en las comisuras de la cicatriz de su cuello. Observa la gruesa y escandalosa marca con cierto recelo, por su cabeza pasan mil imágenes de cómo pudo provocarse esa herida, y todas lo ponen nervioso. Luego desliza por sus cotillas mirando los hematomas que comienzan a notarse en su estómago, ella respinga ante el contacto.
«¡Debió doler!», piensa Yoongi siendo suave con el toque.
Bajo ninguna circunstancia quiere provocar más dolor del que ya siente. A pesar de haber sido brutalmente golpeada no ha dejado que nadie la ayude, de no ser porque no puede moverse, Yoongi está seguro que no lo hubiese dejado ayudarla, ni un poco.
De pronto se encuentra debatiendo porqué tiene tanto orgullo y niega cualquier ayuda, es entendible que la vida al lado de Hyun la ha transformado en alguien que está a la defensiva todo el tiempo, rencorosa y orgullosa, pero es tanto así, que ni siquiera a pesar de que su vida corra peligro deja que alguien la ayude. Tal vez hay algo escondido detrás de todo eso, hay otro secreto que no quiere revelar y es por eso que se esconde. Tal vez, no solo huye de Hyun.
—¿En qué piensas? —Se escucha en un susurro la voz ronca de Yeonsoo.
Yoongi la mira saliendo de su ensimismamiento y de pronto se da cuenta que se ha quedado en la misma posición mirando un punto fijo en la tina.
—Perdón. —Sacude la cabeza y vuelve a jabonar su estómago con cuidado.
—No has respondido —Ella toma la mano de Yoongi para que se detenga y la mire.
—¿Por qué no quieres ir a un hospital? Podrías tener una costilla rota o quién sabe qué otra cosa —dice sentándose en el mojado suelo del baño, dejando a un lado la pastilla de jabón.
—No quiero ser grosera, pero no es de tu incumbencia —dice Yeonsoo intentando sentarse bien.
—No te entiendo. Hay veces en las que me pregunto qué pasa por tu cabeza, quiero entenderte. Pero no me dejas. —Yoongi tira sus hombros rendido.
—No necesitas entenderme, no somos amigos y nunca lo seremos. —Yeonsoo comienza a sacarse el jabón del cuerpo—. Convivimos solo por un mismo propósito. Luego de que ganes no me verás nunca más.
—¿Por qué dices eso? —Yoongi frunce el ceño.
Yeonsoo se intenta levantar para poder salir, pero se tambalea en el lugar, por lo que Yoongi la toma inmediatamente de la cintura y la ayuda a salir con sumo cuidado. Verifica que en efecto se le ha bajado la fiebre consideradamente, pero aún sigue un poco caliente. Él camina a la habitación que antes era de su madre y la sienta. Corre hasta su habitación y saca ropa interior, una playera de manga larga y unos vaqueros deportivos gris. Vuelve igual de rápido al cuarto y le tiende la playera y la ropa interior para darse vuelta y dejar que ella tome su tiempo en cambiarse.
—Sé que no me quieres aquí —dice ella respondiendo a su anterior pregunta—. Sé que si fuera por ti me mandarías al demonio ahora mismo, no me quieres cerca y no te culpo.
Yoongi se cruza de brazos escuchando atentamente a la chica débil detrás de él. Tal vez tiene razón, tal vez él solo quiere que todo termine lo antes posible para poder deshacerse de ella. Pero algo en esa conclusión no cuadra, algo parece incorrecto cuando lo piensa.
»Me iré en cuanto amanezca —dice ella y es entonces cuando Yoongi gira para encararla, ya está vestida y sentada en el colchón.
Yoongi se inclina frente a Yeonsoo y toma los vaqueros para poder colocárselos, sin mirarla a los ojos.
—No hay necesidad que lo hagas, sabes que estarás más segura aquí.
—¿Contigo? —Ella abre los ojos burlona.
—Tengo dos habitaciones. —Se encoge de hombros fingiendo desinterés—. Es estresante tener que preocuparme por ti todo el tiempo.
—Tú no te preocupas por mí, ni siquiera soportas mi presencia.
—Tal vez tengas razón —dice Yoongi levantándose, la empuja levemente para que se recueste y la tapa con una cobija gruesa—. O tal vez no.
Entonces se va. Dejando a Yeonsoo pensando qué fue lo que realmente quiso decir con aquello, sabe perfectamente que cuando se trata de Yoongi, todo lo que sale de su boca va con doble sentido, entonces realmente no sabe lo que quiso decirle. Pero esta tan débil que no puede pensarlo más y cae en un profundo sueño.
⭒❀⭒
Jimin ve como Yoongi se va con Yeonsoo en brazos, dejándolo a solas con Haneul. Piensa si es buena idea dejarlos irse, después de todo los dos se llevan bastante mal, uno de los dos amanecerá muerto; está seguro.
Él gira con los pensamientos de la pareja extraña que se acaba de ir, encontrándose de frente con el rostro golpeado de Haneul, su estómago se retuerce y las ganas de volver a salir y buscar al bastardo que se escapó le pica en el interior, pero se contiene, no puede cometer una locura, no ahora que Yoongi se ha ido.
—Jimin... —susurra la castaña, su labio tiembla y su cara esta por completo desfigurada del terror.
—Puedes quedarte en mi habitación, no creo que pueda dormir hoy —dice él cortándola, entiende por qué lo hizo, porque dijo esas cosas hirientes que son mentira, realmente la entiende, pero eso no hace que duela menos.
—Déjame explicarte. —Ella lo toma del brazo antes que se vaya.
—¿Qué vas a explicarme? —Jimin se suelta de su agarre con mucho cuidado de no lastimarla—. Si es por lo que dijiste, lo entiendo. Creíste que él podría lastimarme y querías protegerme, dijiste todas esas cosas crueles porque era la única forma que me fuera. —Jimin traga duro—. Tranquila, no hay problema.
Ella asienta incapaz de hablar.
—Es tu relación. —Jimin afila su lengua—. Tú me dijiste que no me metiera, que no lo conocía como lo haces tú, es obvio que no entiendo tu retorcida relación, pero... —Carraspea—. No me pidas ayuda si no estás dispuesta a recibirla realmente.
—Déjame explicarte porqué...
—Haneul. —Jimin la vuelve a interrumpir—. No soy nadie en tu vida para que me des una explicación, solo hiciste trabajo comunitario conmigo. No somos amigos, ni siquiera nos conocemos bien.
Ella asiente y suelta las lágrimas contenidas, Jimin tiene toda la razón, y a pesar de que le cueste admitirlo, su peor error fue creer que iba a cambiar. Ella vuelve a asentir y se va a la habitación de Jimin sin protestar. Pero antes de entrar se gira y dice:
—Tu novia da miedo.
Jimin la mira confundido, hasta que cae en cuenta que antes de todo estaba con la pelinegra de carácter prepotente. Él asiente con una sonrisa en sus labios pensando en la pequeña visita de Yeonsoo de ojos grandes, lo obstinada y mal hablada que puede llegar a ser. Su corazón se calienta al pensarla, tanto que pensar en que luego se irá para no volver nunca más, le provoca nauseas.
Haneul ve como Jimin se pierde en un punto fijo, asintiendo con una tenue sonrisa en los labios. Ella entra a la habitación cerrando la puerta detrás de sí. Arruga la frente al pensar lo rara que es la relación porque después de todo, ella se fue con el chico de mirada felina y no se quedó con su novio.
«Su novio», piensa tortuosa.
⭒❀⭒
El dolor de cabeza es insoportable, Yeonsoo chilla de dolor cuando se levanta de golpe del colchón y siente como una presión indescriptible comprime su cuerpo, ahoga un grito y vuelve a recostarse en el colchón sin abrir los ojos. La puerta se abre rápidamente y aparece un asustado Yoongi con el cabello despeinado y aún en pijamas.
—¿Qué? —dice entrando y mira todo el panorama. Para asegurarse que no haya más de una persona dentro.
—¡Dios! Como duele —chilla y toca el estómago.
Yoongi se acerca con cuidado y levanta su playera encontrándose con hematomas escandalosos, los colores violeta y verde lo sobresaltan y no puede evitar abrir los ojos como plato al ver la gravedad de los golpes. Se arrepiente por completo de no haber llevado a su compañera a urgencias, y tal vez ahora se encontraría mejor. El odio a Hyun crece un poco más, pero, sobre todo, necesita ver con sus propios ojos a quién se atrevió a tocarla así.
—Debemos ir a un hospital —musita y se levanta.
—No puedo ir ahí —niega ella, y por primera vez desde que la conoce sus ojos lagrimean.
Es entonces cuando Yoongi entiende la gravedad de la situación. La desesperación crece desde sus pies como una raíz que pesa contra su cuerpo. No puede escucharla, no puede hacerle caso, no puede arriesgar su salud así.
—No te estoy preguntando, iremos y ya.
Sale de la habitación con prisa, camina hasta su cuarto y se despoja del pijama con facilidad para cambiarlo por unos vaqueros negros ajustados, una camisa blanca y deja su cabello negro suelto. Se recuerda que debe cortarlo un poco, o pronto su flequillo le quitará la visión. Coge del cajón su mascarilla negro y sale de vuelta a la habitación de Yeonsoo quien aún se encuentra dando vueltas en el colchón por el dolor. Pero ya no chilla, solo gruñe con lágrimas en sus mejillas. Yoongi se inclina a su lado y con sumo cuidado coge su rostro en sus manos; con su dedo pulgar limpia las lágrimas sin tocar el golpe en su pómulo y su labio.
El apremiante sonido de una llamada entrante interrumpe, Yoongi lo toma y contesta sin ver quién es.
—¿Quién? —contesta, se separa del menudo cuerpo de Yeonsoo y se voltea para buscar en las cajoneras alguna prenda que haya dejado la madre para poder llevarla al hospital.
—Yoongi, te necesito aquí ahora mismo —dice una voz gruesa y ronca. Yoongi arruga la frente confundido y se retira el celular de la oreja para poder ver el identificador de llamada. El nombre de su jefe se ilumina, y él se da golpes suaves con el teléfono en la frente maldiciéndolo mentalmente.
—Pero yo no entro dentro de tres horas más —dice aun buscando ropa.
—Gu-Tak no puede venir hoy, alguna clase de problema con su esposa... —dice frustrado—. Es por eso que contrato gente joven, sin hijos ni esposa. Ellos solo traen problemas. Te quiero aquí en quince minutos o date por despedido —dice y cuelga.
Arruga la frente enojado y mira a Yeonsoo quien aún se encuentra lloriqueando de dolor. No puede perder el trabajo, pero en definitiva no puede dejarla en ese estado. Se plantea si sería bueno buscar otro empleo, pero al final decide que no se puede dar el lujo de permanecer desempleado por un tiempo, por eso, busca en su corta lista de contactos a alguien responsable en quien pueda confiar para llevar, cuidar y traer a Yeonsoo.
—¿Hola? —contesta del otro lado Hoseok, adormilado.
—Lamento molestarte, amigo, pero necesito que vengas urgente —dice Yoongi apenado.
—¿Pasó algo? —Se escucha más espabilado.
—Sí, pero no puedo contarte todo... —Yoongi se muerde el labio nervioso, recuerda que todo empezó por la llegada de Haneul golpeada—. Solo necesito que lleves a Yeonsoo al hospital, te asegures que todo está en orden y vuelvas a traerla.
—¿A... ¿Al hospital?
—Es muy larga la historia, prometo contarte todo, solo... —Yoongi vuelve golpearse con el teléfono en la frente—. Hoseok. Por favor.
—De acuerdo, estaré ahí en cinco minutos —dice y cuelga.
—No deberías meterlo a él. —Yeonsoo se sienta en la cama a duras penas—. Yo no le prometí nada a la mojigata. Fuiste tú, si Hoseok pregunta y tengo ganas le diré la verdad.
—¿Ahora serás sincera? —dice Yoongi sin mirarla, buscando ropa. Encuentra una blusa floreada y vuelve a guardarla, sabiendo perfectamente que la pelinegra de ojos grandes lo mandará al demonio.
—Claro, cuando se trata de generar drama y problemas en otro. —Ella se encoge de hombros y sonríe de lado.
Yoongi la mira serio.
—Haz lo que quieras, solo ve al hospital.
Yeonsoo frunce el ceño ante la luz verde de Yoongi, nunca pensó que él dejaría que ella interviniera en problemas personales de sus amigos de esa manera, sabiendo que va a ocasionar alguna clase de conflicto. De pronto se encuentra pensando si realmente Yoongi está preocupado por ella. Pero de inmediato descarta esa posibilidad. Hace menos de veinticuatro horas, le amenazó con que si lastimaba a Taehyung la acabaría con sus propias manos. Es claro que no se preocupa por ella, pero... ¿Entonces qué es?
La voz particular de Hoseok entrando en la estancia resuena en toda la pequeña casa, tarda menos de lo esperado para entrar en la habitación. Queda por completo helado al ver el golpeado y demacrado rostro de Yeonsoo.
—Realmente es muy larga la historia, prometo contarte todo, pero ahora debo irme —dice Yoongi rápido y tira a los pies de Yeonsoo unos vaqueros negros largos y una playera de él de manga larga negra—. Ponte esto. —Yoongi mira a Hoseok a los ojos—. No dejes que nada de lo que diga te afecte. Debes llevarla al hospital, sí o sí.
Hoseok asiente y Yoongi abandona la habitación, echándole una última vista al cuerpo dañado de Yeonsoo, realmente está loco por dejarla con Hoseok y ahora no está muy seguro si teme por él o por ella. Sacude la cabeza dejando todos esos pensamientos de lado y sale directo al trabajo.
Yeonsoo, sin protestar, toma la ropa que dejó Yoongi y se la coloca con mucho cuidado, lloriqueando de vez en cuando, cuando el pantalón toca uno de los hematomas de su pierna provocándole más dolor del que ya siente.
—Ya estoy lista —le dice Yeonsoo a Hoseok quien no se ha movido de su lugar desde que llegó. Este asiente y la toma de la cintura pasando sus brazos por sus hombros para llevarla directo al auto.
—¿Qué fue lo que sucedió? —cuestiona Hoseok ayudándola con el cinturón de seguridad.
—Me subestimé y enfrenté a personas que no debía. —Le quita importancia con un mohín. Se recuerda que en realidad no es nadie para exponer las malas decisiones que ha tomado la castaña.
—Yoongi parecía realmente afectado.
—¡Eso es una puta mierda! Él no quiere que esté dañada porque soy la única que puede organizar las peleas para él —dice finalizando el tema de una vez.
Una vez dentro del vehículo, Hoseok arranca directo a la avenida para ir más rápido al hospital más cercano. Preguntas sin sentidos comienzan a inundar su mente sin piedad, y de pronto se encuentra cuestionando en qué momento las cosas empeoraron a tal manera, de ver a alguien golpeado a diario y no tomarle demasiada importancia. Ve el cuerpo desparramado de Yeonsoo a su lado que apenas si se mueve.
—Toma otro camino —dice ella señalando una salida.
—Pero por ahí no queda. —Hoseok frunce el ceño.
—El tema es el siguiente. —Yeonsoo se acomoda como puede en el asiento—. Si no vamos a donde te indico, pongo una bala en tu cabeza y conduzco yo. Después de todo, a los que necesito para pelear son otros —dice ella con los ojos cerrados y neutra. Hoseok traga duro—. No importa lo que haya dicho Yoongi, yo estoy aquí, y traje mi arma.
—No te creo —dice Hoseok dudoso.
—No me hagas sacarla porque juro que te dispararé. —Ella rueda los ojos.
Hoseok, sin poder resistirse a la amenaza de Yeonsoo, gira por donde ella le indica. Entre Yoongi y Yeonsoo es más probable que sea ella quien acabe con su vida en vez de él.
Después de dar un par de vueltas e introducirse más a las calles de un barrio pobre, Yeonsoo obliga a Hoseok a detenerse frente a una pequeña casa que se cae a pedazos, dudoso se baja y ayuda a Yeonsoo a caminar hasta la puerta. Golpea con suavidad y después de unos minutos la puerta se abre.
Un hombre de la misma estatura que Hoseok aparece, en playera de manga corta, rubio y de ojos impresionantemente grandes.
—Creí que no vendrías —dice el chico con la voz gruesa.
Hoseok se arrepiente mentalmente el haber respondido la llamada de Yoongi, pero no dice nada.
—Te dije que vendría. —Yeonsoo suena amenazante, su tono se ha afilado y está lista para atacarlo con todo lo que tiene.
—Te ves como la mierda. —El chico se afirma contra el marco de la puerta y la mira de pies a cabeza con mucho cuidado.
—Y tú eres una mierda, pero no estamos aquí por eso. —Hace un mohín para restarle importancia. El chico sonríe de lado y mira al suelo divertido—. Dame lo que vine a buscar, y cualquier cosa que alivie el dolor.
Hoseok la mira sorprendido ante esas palabras, nunca, ni en mil años, le pasó por la mente que ella sería alguien que puede estar bajo la influencia de la droga.
El chico entra nuevamente cerrando la puerta detrás de él. Hoseok no puede articular ni una sola palabra sin tartamudear, por lo que opta por mantenerse callado y en cuanto Yeonsoo esté nuevamente a salvo en la casa de Yoongi, llamarlo para avisarle sobre lo que está sucediendo.
La puerta se abre y sale un chico con un paquete envuelto en cinta negra y se lo entrega a Yeonsoo, luego le pasa uno más pequeño con pastillas y ella asiente.
—Siempre es un placer hacer negocios contigo. —Sonríe el chico—. Tal vez, la próxima vez podemos divertirnos, como la última vez.
—No creo que tengas tanta suerte —dice ella guiñando el ojo y gira con ayuda de Hoseok. Vuelven al carro y este arranca.
—¿Eso es droga? —dice Hoseok refiriéndose al paquete grande. Ella ríe, pero no dice nada—. ¿Cómo puedes vender droga?
—¿Por qué no? —dice ella mirando por la ventana, toma una botella de agua que hay en el carro, saca una de las pastillas y se la traga de una sola vez—. No todos podemos conseguir un buen trabajo, o ir a la universidad.
—Pero esa no es la respuesta —dice Hoseok enojado. La idea de pasar nuevamente lo que pasó con Jimin lo enfurece, aún más porque Yeonsoo no parece importarle llevar una vida así.
—No te estoy pidiendo permiso. Solo llévame a la casa de Isilo para poder dormir sin estar al pendiente que algún vagabundo me toque. —Rueda los ojos como si fuera de lo más normal.
Hoseok frunce el ceño pensando si realmente ella está acostumbrada a ese trato, si alguna vez alguien la hizo sentir segura y a salvo.
El pitido de la sirena de policía lo alerta de sorpresa, mira por el espejo retrovisor con el pulso detrás de su oreja. Su respiración se acelera y comienza a sudar de los nervios. En definitiva, no fue buena idea aceptar tomar tanta responsabilidad de alguien que la persigue el peligro constantemente.
—Yeo... Yeonsoo... —dice a duras penas—. Es la policía.
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