Capítulo 5. Merecido Descanso
Acaba escuchando una playlist de Angel Dust para agarrar inspiración
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El timbre resonó por toda la casa, el sonido claro y agudo reverberando en los pasillos y habitaciones. Khan Doorman, que estaba en la sala revisando algunos documentos, se levantó con un suspiro. Su figura se movió con facilidad por la sala, sus pasos resonando suavemente en el piso de metal. Al abrir la puerta, una sonrisa cálida se dibujó en su rostro al encontrarse con su hija y su yerno. N, su yerno, sostenía a su nieto, Noi, en brazos, el niño prácticamente dormido y con una expresión de paz en su pequeño rostro.
- ¡Uzi, N! - exclamó Khan con alegría, abriendo los brazos para recibirlos. La pareja entró en la casa, Uzi con una sonrisa cansada y N con un gesto de agradecimiento. Khan cerró la puerta detrás de ellos y se volvió para llamarla a su esposa. - ¡Nori! ¡Ven a ver quién ha llegado!
Nori, que estaba en la cocina preparando una taza de té, escuchó la voz de su esposo y dejó lo que estaba haciendo para unirse a ellos. Su rostro se iluminó al ver a su hija y a su yerno, pero se suavizó aún más al ver a su nieto casi dormido en brazos de N. Se acercó rápidamente para abrazarlos, su cariño evidente en cada gesto.
Después de los saludos iniciales, la familia se dirigió a la sala de estar, una habitación acogedora decorada con muebles antiguos por el uso frecuente y fotografías familiares enmarcadas. El fuego crepitaba en la chimenea portátil que Khan había conseguido, llenando el aire con un calor reconfortante y el suave aroma de la madera quemada. Nori tomó asiento junto a Khan, mientras Uzi y N se acomodaban en el sofá opuesto. N colocó a Noi con cuidado en el sofá, arropándolo con una manta suave, y el niño se acurrucó aún más en su sueño.
¿Qué los trae por aquí ? - preguntó Khan, su voz profunda llena de curiosidad y preocupación. Nori asintió, también interesada en escuchar lo que sus hijos tenían que decir.
Uzi intercambió una mirada con N antes de hablar.
- Necesitamos hablar con ustedes sobre algo importante - comenzó, su tono serio. - El Absolute Solver ha regresado.
Nori no se veía sorprendida. De hecho, su expresión permaneció tranquila, casi indiferente.
- Ya lo sé - dijo, su voz suave pero firme. - Yo también he recuperado mi solver.
El silencio que siguió fue pesado, cargado con la tensión de lo que significaba esa revelación. Khan frunció el ceño, tratando de procesar la información.
- ¿Cómo es posible? - preguntó finalmente. - Pensé que habíamos dejado todo eso atrás.
Nori suspiró, entrelazando sus dedos en su regazo.
- Las cosas nunca son tan simples, Khan. El Absolute Solver es parte de nosotras, de nuestro pasado y, aparentemente, de nuestro presente. Pero hemos aprendido a controlarlo mejor esta vez.
Uzi asintió, aunque su preocupación era evidente.
- Eso es lo que esperamos. Pero necesitamos estar preparados para cualquier cosa. No sabemos qué más podría estar viniendo.
La conversación continuó durante unos minutos, con Uzi y N explicando lo que habían descubierto y cómo planeaban manejar la situación. Nori y Khan escucharon atentamente, ofreciendo consejos y apoyo cuando podían. El ambiente, aunque tenso, se mantuvo cálido y solidario.
Finalmente, Uzi miró a sus padres con una expresión de súplica.
- Mamá, papá, ¿podrían cuidar de Noi durante unas cuantas horas? N y yo enserio necesitamos descansar después de todo lo que ha pasado...
Nori sonrió, asintiendo con la cabeza.
- Claro que sí, querida. Nos encantará pasar tiempo con nuestro nieto. Además, ya está dormido como un angelito.
Khan también asintió, su expresión relajada.
- No se preocupen por Noi. Nosotros nos encargaremos de él.
Con esto arreglado, Uzi y N se levantaron del sofá, agradeciendo a Khan y Nori por su comprensión y apoyo. Se despidieron con abrazos y promesas de regresar pronto. Uzi se inclinó sobre el sofá para besar suavemente la frente de su hijo, murmurando una despedida cariñosa.
- Cuídense - dijo Khan, mirando a su hija y a su yerno con preocupación paternal. - Y manténgannos informados.
- Lo haremos, papá - respondió Uzi, sonriendo débilmente. - Gracias por todo.
La pareja salió de la casa, dejando a Noi en casa de sus abuelos. La puerta se cerró suavemente detrás de ellos, y Khan y Nori se quedaron en la sala, observando a su nieto dormir.
- Parece que tenemos una tarde interesante por delante - comentó Khan, levantándose para añadir más leña al fuego.
Nori sonrió, levantándose también.
- Sí, pero estoy segura de que podremos manejarlo. Después de todo, hemos pasado por cosas peores.
Se sentaron juntos en el sofá, observando las llamas danzar en la chimenea y escuchando el suave susurro del viento afuera. La noche avanzaba lentamente, y la casa, seguía siendo un refugio seguro para la familia, al menos por ahora.
Mientras Noi dormía pacíficamente, Khan y Nori se acomodaron para pasar la tarde viendo algunas películas, listos para enfrentar cualquier cosa que el futuro les deparara.
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N y Uzi volaban a las afueras de la ciudad, el cielo nocturno despejado se extendía ante ellos como un vasto manto de estrellas. Uzi, con sus alas y cola purpúreas extendidas, cortaba el aire con gracia y precisión. Sentía el viento frío en su rostro, revolviendo su cabello oscuro y despejando su mente de las preocupaciones. Había extrañado volar más de lo que podía expresar con palabras, esa sensación de libertad absoluta y de poder mirar el mundo desde arriba, como si sus problemas se hicieran más pequeños cuanto más alto volaba. La guerra había dejado cicatrices profundas, y el regreso del Absolute Solver había reabierto muchas heridas, pero volar le daba un respiro, un momento para sentirse simplemente libre y despreocupada.
N, volando junto a ella, compartía su amor por el vuelo. Sentir el viento en su rostro y poder olvidarse de todo por un rato era una bendición. Mantenerse cerca de Uzi durante todo el proceso lo hacía disfrutarlo aún más, el lazo que los unía se sentía más fuerte en esos momentos en que ambos se elevaban por encima de sus problemas. Sus alas batían al unísono, sincronizadas en un baile aéreo que solo ellos dos entendían.
La luna llena iluminaba su camino, bañando todo a su alrededor con una luz plateada que creaba sombras suaves sobre la tierra. Desde arriba, la ciudad parecía un tablero de ajedrez, con sus luces parpadeantes y sus calles serpenteantes. Las afueras eran un mosaico de campos, bosques y colinas, cada detalle más claro a medida que la luz lunar tocaba la tierra. El aire nocturno estaba fresco y limpio, una brisa suave que acariciaba sus rostros y llenaba sus pulmones con una sensación de renovación.
A medida que ascendían, el murmullo de la ciudad se desvanecía, reemplazado por el susurro del viento y el ocasional aleteo de sus alas. Era como si el mundo se desvaneciera, dejándolos solos en el vasto y sereno cielo nocturno. Volar juntos no era solo una actividad; era un acto de unión, una expresión de su amor y su conexión. Cada vez que sus miradas se encontraban en medio del vuelo, se sentía como una promesa silenciosa de que enfrentarían cualquier desafío juntos.
Uzi cerró los ojos por un momento, disfrutando de la sensación del viento en su cara, el frío revitalizante que le recordaba su amor por la libertad y la aventura. Cuando abrió los ojos, vio a N volando a su lado, su figura robusta y confiada, y sintió una oleada de cariño y gratitud. N había estado con ella en los momentos más oscuros, y ahora, en este vuelo bajo el cielo estrellado, se sentía más conectada a él que nunca.
De repente, N comenzó a descender hacia el suelo, moviéndose con la gracia y precisión de alguien que había hecho esto muchas veces. Uzi lo siguió, sus alas brillando a la luz de la luna mientras descendía suavemente a su lado. Aterrizaron con la misma delicadeza, sus pies tocando el suelo cubierto de hierba de un claro apartado en las afueras de la ciudad. N tomó la mano de su amada, sus dedos entrelazándose naturalmente. Ambos se sentían despreocupados, como en aquellos días de adolescencia cuando tomaban tímidamente la mano del otro mientras caminaban lado a lado. La nostalgia de esos recuerdos los envolvía, dejándoles una sensación dulce y reconfortante.
Caminaron hacia las cabañas del campamento, sus pasos crujían suavemente en la hierba y las hojas caídas. Las cabañas, viejas pero acogedoras, se alzaban como refugios en la tranquilidad de la noche. Entraron en una de ellas riendo suavemente, el sonido de su alegría resonaba en el espacio tranquilo. Era como si fueran adolescentes una vez más, huyendo de la sociedad en busca de un momento de idiotez e intimidad, dejando atrás las preocupaciones del mundo exterior.
En el interior de la cabaña, la luz suave de una lámpara de queroseno iluminaba sus rostros. Acariciaron sus mejillas con ternura, cada toque era una prueba de la intimidad y confianza que había crecido entre ellos a lo largo de los años. Sus ojos se encontraron, llenos de amor y deseo, reflejando la profundidad de su conexión. Habían pasado por tanto juntos, y cada momento compartido había fortalecido su lazo.
Se besaron suavemente, sus labios encontrándose en una explosión de emociones compartidas. El beso comenzó con una ternura que hablaba de años de amor y comprensión, pero pronto se volvió más intenso. Buscaban el uno al otro con una pasión que no había disminuido con el tiempo. Sus manos exploraban con cariño, acariciando con un toque que hablaba de una profunda familiaridad y devoción.
Se sentaron en la cama, todavía besándose, sus cuerpos se movían con un ritmo que era a la vez frenético y controlado. El beso se hacía más intenso, sus labios se movían con urgencia y deseo, cada roce enviaba una ola de calor a través de sus cuerpos. N recostó suavemente a Uzi en la cama, posicionándose sobre ella con cuidado. Sus manos acariciaban su rostro, sus dedos rozaban sus mejillas con una ternura infinita. Uzi respondió envolviendo sus brazos alrededor de él, atrayéndolo más cerca.
Sus besos eran una mezcla de suavidad y pasión, una danza de labios y lenguas que expresaba lo que las palabras no podían. A medida que el beso se profundizaba, sus respiraciones se mezclaban, creando una sinfonía de susurros y suspiros. N deslizó sus manos por el cuerpo de Uzi, sintiendo cada curva y cada línea, memorizando su forma con un toque reverente.
La ropa fue desechada lentamente, cada pieza retirada con cuidado, revelando piel contra piel. El calor de sus cuerpos se mezclaba, creando una atmósfera cargada de deseo. Sus caricias se volvieron más íntimas, explorando y redescubriendo cada rincón del otro. Uzi arqueó su espalda, sus dedos se clavaban suavemente en los hombros de N mientras sus labios dejaban un rastro de besos por su cuello y clavícula.
El acto que poco a poco se volvía más apasionado, más necesitado, más... intenso, era simplemente parte de lo que necesitaban, alejarse del mundo y mantenerse tan cerca a la vez, sentir el cuerpo del otro, ser uno hasta donde los límites físicos se los permitieran, sentirse lo más cerca posible, en una intimidad que ya no era sólo una urgencia sexual, sino que también denotaba el cariño y confianza de los años de vivir juntos de todo aquello que han compartido, de que para ellos tener relaciones sexuales es más que satisfacerse físicamente, reflejaba la necesidad de algo que los aferrara al otro, al amor, de reflejar su amor en algo más que simples palabras.
Cada toque, cada caricia, cada embestida y cada gemido eran más que sólo eso, sí eran una necesidad, pero también eran una promesa, una promesa reflejada que que ambos se tenían sin importar lo que pasara en el mundo, que sin importar todo estaban juntos, que el amor los unía.
Se miraron a los ojos, sus miradas hablaban de amor, deseo y una promesa de eternidad.
- Te amo - susurró N, su voz cargada de emoción. - Te amo más de lo que las palabras pueden decir.
- Y yo a ti - respondió Uzi, sus ojos brillaban con lágrimas de felicidad. - Siempre, N.
Se besaron de nuevo, sus cuerpos se movían juntos en un ritmo natural y sincronizado. El mundo exterior desapareció, dejando solo a ellos dos en su burbuja de amor y pasión. Cada toque, cada beso, cada susurro era una declaración de su amor eterno.
Pasaron las horas en esa cabaña, envueltos en su propio mundo de intimidad y conexión. La noche avanzaba, pero para ellos, el tiempo parecía haberse detenido. Finalmente, se quedaron dormidos en los brazos del otro, sus cuerpos sudados y entrelazados, sus corazones latiendo al unísono.
Despertaron al amanecer, el sol se filtraba a través de las ventanas y llenaba la cabaña con una luz dorada. Se miraron con sonrisas soñolientas, aún sintiendo el calor del amor y la pasión de la noche anterior.
- Buenos días - susurró N, besando suavemente la frente de Uzi.
- Buenos días - respondió ella, acurrucándose más cerca. - Gracias por estar conmigo.
- Siempre estaré contigo - prometió N, sus brazos se apretaban a su alrededor. - Pase lo que pase.
Pasaron la mañana hablando, riendo y disfrutando de la compañía del otro. Compartieron recuerdos, hicieron planes para el futuro y simplemente se deleitaron en el amor que compartían. La cabaña, con su simplicidad y tranquilidad, se convirtió en un refugio para ellos, un lugar donde podían ser ellos mismos sin preocupaciones ni interrupciones.
Al mediodía, decidieron regresar a la ciudad. Con las alas extendidas, tomaron vuelo juntos, dejando atrás la cabaña pero llevando consigo el recuerdo de una noche perfecta. Mientras volaban, sintieron una nueva esperanza y una fuerza renovada. Sabían que juntos podían enfrentar cualquier cosa, que su amor era su mayor fortaleza.
Aterrizaron en las afueras de la ciudad, sus pies tocando el suelo con suavidad. Se tomaron de la mano y comenzaron a caminar hacia su hogar (aunque claro está, primero irían a recoger a Noi de casa de sus abuelos), listos para enfrentar los desafíos que les esperaban. Pero sabían que mientras estuvieran juntos, nada podría derrotarlos.
El viento soplaba suavemente, revolviendo su cabello y llenándolos de una sensación de libertad. El sol brillaba en el cielo, y el futuro parecía más brillante que nunca. Caminaban de la mano, con sus corazones llenos de amor y esperanza, preparados para cualquier cosa que el destino les deparara.
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Me rindo, no siento que me salga el lemon así bien duro contra el muro como S y Cyn JAJAJA pero ey escribí algo más romántico, más cute y eso es lo que menos escribo y mis amigues saben que es lo que más me cuesta escribir así que valoren >:C
Solecito se va :D
Nos leemos luego
(espero poder actualizar un cap más por la tarde)
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