⌜Capítulo 26⌟
•͟➳ Christopher
Tan pronto escuché la presentación que dio Minho sobre mí, me sentí un poco complacido y dejé en libertad su muslo y entonces, la chica llamada Yeji, dijo—: Eres muy guapo.
Sé que debería decir algo al respecto que le devuelva el cumplido por lo que no dudé en decirle—: Tú eres linda.
—¡Gracias, que amable! — exclamó Yeji.
—No hay nada que agradecer— le aseguré —Solo he dicho la verdad.
De pronto, Minho me tomó disimuladamente la mano y la llevó hasta su entrepierna por lo que dirigí la mirada hacia él en busca de una explicación de su acción y el pelinaranja simplemente enarcó una ceja a modo de respuesta.
—Además de guapo, eres amable y muy agradable— dijo —¿Eres soltero?
Estaba a punto de responder, cuando de pronto, apareció la inesperada mano salvaje de Minho que no dudó en tomarme el miembro y ejerció un fuerte agarre que logró despertarlo de inmediato por lo que debía ser atendido especialmente por el causante del desastre que ha decidido jugar con fuego.
—Sí, soy soltero— respondí tras ignorar la mirada del pelinaranja que bufó tan pronto escuchó lo que he dicho.
—¿Y tienes un tipo ideal?
—Por supuesto.
—¿Cuál es?
La chica es bastante entrometida, pero me está ayudando a empujar a Minho a su límite pues deseo tanto ver hasta donde es capaz de llegar en momentos como estos que parecen sacarlo de quicio por completo.
—¿No se supone que hablaríamos sobre nosotros, Yeji? — le preguntó Minho a la chica.
—Oh, lo siento. Es solo que tu amigo es muy agradable y me gustaría conocerle un poco más.
Minho bufó y después, comenzó a masajear suavemente mi miembro que está encantado de recibir atención. Afortunadamente, el lugar es lo suficiente oscuro para que se pase por desapercibido lo que ha está haciendo Minho, así que, tengo la certeza de que nadie más que nosotros dos sabe lo que está sucediendo ahora mismo debajo de la mesa.
La chica comenzó a conversar con Minho y tuve que soportar el inmenso deseo de hacer mío al pelinaranja sobre la mesa porque sé que no es un buen momento, sin embargo, el hecho de que él continúe con su labor de hacerme perder por completo la cabeza me ha obligado a ponerme repentinamente de pie.
—Iré al sanitario— anuncié —Ahora vuelvo.
Caminé hacia los sanitarios y entré a uno de los cubículos que se encuentra vacío después de asegurarme que no había nadie más en el interior del lugar. Y cuando al fin había abierto la cremallera de mi pantalón de vestir, la puerta fue abierta y entró alguien por lo que evité llevar a cabo mi liberación.
—¿Qué pasa, Bang? ¿Te sientes mal? — me preguntó Minho con tono burlón al otro lado de la puerta por lo que no dudé en abrirla e introduje al pelinaranja en el cubículo para no ser interrumpidos por nadie.
—Eres el culpable de esto— dije mientras señalaba mi erección que es bastante visible a través del pantalón de vestir que está a punto de explotar. —Daddy necesita que su bebé se haga cargo.
—Lo sé, daddy— dijo Minho con tono pícaro —Y he venido porque estoy dispuesto a asumir la responsabilidad.
Y sin pensarlo dos veces, se colocó de rodillas frente a mí y bajó mi pantalón junto con mi bóxer. El pelinaranja se relamió los labios antes de introducir mi miembro en su maravillosa y deliciosa boca que me hace sentir tan jodidamente bien. Llevé mi mano hacia la parte posterior de su cabeza y lo incité a tomar mi miembro por completo y así lo hizo; lo tomó hasta el fondo y disfrutó al máximo del trozo de carne como si fuera lo que más había deseado durante años de tener en su boca. De pronto, elevó su mirada y me fue imposible sentirme más excitado al ver sus brillantes ojos y su expresión que me deja muy claro el hecho de que está disfrutando al máximo el momento, justo como yo.
—Mierda, Minho— murmuré —Me encanta tener mi pene en tu boca porque me haces sentir tan jodidamente bien.
Minho sacó mi miembro de su boca y dijo con superioridad—: Lo sé.
El hecho de que se haya formado un puente de saliva y presemen desde la boca de Minho hasta la punta de mi miembro, me ha hecho sentir más caliente y no dudé en acercar mi pene hasta el pelinaranja para introducirlo de nuevo en su boca y él lo aceptó gustosamente.
—Me voy a correr, bebé... — admití y Minho asintió con la cabeza y continuó con su labor hasta que me corrí en su boca. Sinceramente, no creía que el pelinaranja se fuera a tragar todo el semen. Después de terminar, lo ayudé a ponerse en pie y él no dudó en tomarme de la corbata para cercar mi rostro al suyo y dio inicio a un apasionado beso que me hizo gemir. —Será mejor que paremos porque de lo contrario, procederé a hacerte mío ahora mismo— le advertí.
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