Hace miles de años, el festejo de la victoria por la Guerra de los Diez años, Teresias tuvo una gran visión, confirmada por las Moiras.

En ella, grito a los cuatro vientos, en medio del hall de Atenas que…

Habrá un niño, que traerá la paz al mundo de los dioses y semidioses, terminará con el castigo iracundo de Zeus hacia su gente, morirá por mano de su hijo, que se enamorará de la oscuridad de una bella mujer.

Y al decir las palabras cayó en desmayo.

Zeus, molesto, quiso quitarle la vida, pero Prometeo y Perseo lo evitaron un sinfín de veces, en su lugar, llamo a Hipnos, y los hizo caer en un profundo sueño, haciendo olvidar aquella profecía a todo aquel que le escucho.

Claro que eso, no afectó a la memoria de los demonios y Hades.

¿Quién de imaginaria que las propias decisiones de Zeus lo llevarían a cumplir con su fin?

Jungkook llegaba erguido a la empresa, caminaba entre los pasillos, tener que disimular ante IU le molestaba enormemente, jamás la había querido a su lado, él siempre soñó con una chica sencilla, tierna, que no le importaba la clase social, los lujos, así fue que le enseño su madre y aconsejo antes de morir.

IU era todo contraria a eso, insolente, envidiosa, era una víbora en todo sentido, y además nada de su gusto.

Antes de ir a su encuentro fue directo a la oficina donde sus amigos se encontraban, debían armar un plan o idealizar los siguientes pasos a seguir.

— ¿Estás seguro de que Hades no la tiene? —pregunto despechado— Yo no me confiaría del todo en ese idiota.

— Algo me dice que Hades no tiene a Amatista, es una sensación extraña en mí.

— Gracias por el voto de confianza —todos miraron a una esquina, oscura, fría, penumbrosa, dos pequeños fuegos crecieron en las alturas.

Jungkook enderezó su cuerpo, la voz imponente del dios del infierno lo hizo estremecer, a la mayoría de ahí, ninguno jamás lo había visto en persona, además, una sensación extraña de estar “frente a su suegro” se adueñó de él y su nerviosismo.

Hades dio pasos al frente, viendo con atención a cada uno del salón.

— Lamento venir sin ser llamado, pero esto me concierne.

— No me extrañaría que no la tengas en una de tus cavernas — reclamo Orfeo.

— Claro que no querido amigo Arpista, solo tengo a tu mujer y la mía.

— Claro, en contra de su voluntad, a ambas —siguió con la discusión.

— Que te puedo decir, solo seguí órdenes de mi hermano.

— Suficiente —dijo Kook— Si te vas a quedar será mejor que no nos molestes.

— Vaya, el niño bonito saco las garras, debiste hacerlo mientras Zeus se llevaba a mi hija!! —grito con molestia.

— Tú tampoco hiciste nada en contra de eso ¿Verdad, Hades?

— Tienes razón, pero no fui yo quien la puso en riesgo, no debiste embarazarla!! —Kook miro con miedo— ¿Que, creíste que tener sexo sin protección no sería nada?

— La verdad yo…

— Es la hija de Afrodita, ¿Sabes sus dones por lo menos?

— Amor —dijo con emoción Lisa.

— Sensualidad —dijo Rose con lógica

— ¿Y? —pregunto Hades viendo a la tierna Jennie.

— Fertilidad —respondió un tanto coqueta, el dios le guiño un ojo al sentir sus feromonas.

— Zeus no quiere que nazca ese bebé, o la profecía se cumplirá

— ¿Qué profecía? —Prometeo rompió el silencio de Jungkook, que aún pensaba en el hijo que ella esperaba.

— Pregúntale a Teresias

— ¿Y a mi por qué? —Tae estaba atónito

— Porque tú lo viste, tú lo advertiste, y ahora, Zeus intenta hacer que eso no suceda.

— Jungkook, juro que no sé dé qué habla, no recuerdo haber dicho tal cosa.

— Te creo amigo, pero no es mentira, puedo sentir que dice la verdad

— Yo no tengo a Hye conmigo, quiero que viva siempre, y necesito su ayuda, o mi hija morirá —Yoongi bufo molesto— Haré lo que me pidan, quieres que libere a Eurídice, lo haré, desapareceré de sus vidas, lo que quieran, pero ayúdenme a rescatar a mi hija, y poder conocerla.

— ¿Quién dice que no nos traicionaras? —Hoseok tomo la palabra — No solo eres el dios del infierno, también muy bueno para mentir y engañar.

— Entiendo tu postura, y entiendo que no me crean, pero aquí el malo, no soy yo… Nuestro enemigo es Zeus, siempre nos manejó a su antojo, por su culpa estamos pasando todo esto.

— No lo sé —dijo Jennie muy segura— Yo le creo, hay algo en el que me hace creerle.

— Claro — dijo Jisso— Se nota que le crees, tanto como las ganas que le tienes.

Las mejillas de Jennie se enojaron, Hades sintió algo extraño en su interior, algo que nunca había sentido con Eurídice ni Perséfone, a ambas, él había secuestrado en contra de su voluntad para estar con él, poco menos las tomo por la fuerza.

Pero esta chica, esta bruja, lo miraba con deseos, deseos y lujuria, lujuria y brillo especial en sus ojos, por primera vez, sintió que le atraía a alguien sin siquiera conocerla.

Jennie, miro a Hades, quien también tenía la vista pegada en ella, solo basto con eso para sentir el calor emanar en sus cuerpos, el corazón de ambos, pálpito, no con rapidez, solo un latido fuerte que los hizo unirse en gloria y majestad.

Jungkook y HoSeok se dieron cuenta de ello, a ellos les había sucedido con sus Venus.

— Lamento interrumpir —dijo Kook.

— Sí, está bien… —Hades volvió la vista al muchacho— Lo más probable es que mi hermano tenga a Afrodita en su casa, hay una compuerta que lleva a un cuarto, solo nosotros sabemos de él, ahí tenía sus aventuras a escondidas de Hera.

— ¿Cómo llegaremos ahí? —Jimin pregunto con inocencia

— El solsticio de verano… —Respondió— Perseo, debes ponerte en contacto con tu padre, decirle que quieres presentar a tu novia, Ecos no puede saber nada, pedirás una celebración y solo ahí llevaremos a cabo nuestro plan.

Todos afirmaron con un movimiento leve de cabeza.

Luego de esa reunión, cada uno abandono el lugar.

— Hades —llamo con firmeza antes de que abandonara la sala— ¿Cómo está ella? —Yoongi busco el lado amable

— Te extraña, demasiado para mi gusto.

— Eso es amor … Algo que no conoces.

— ¿Como conocerlo si nunca se me dio la oportunidad?

— Quién sabe, quizás esta vez… Esa oportunidad sea realidad.

— Orfeo… Si consigo que mi hija me perdone, si ella acepta conocerme, mi corazón de piedra será carne, y solo si eso ocurre, juro que haré lo posible en dejarla ir.

— Te ayudaré si me ayudas —cruzaron miradas.

— ¿Ya no tocas el arpa? —sonrieron— Lo cambiaste por esa cosa…

— Se llama mesa de sonidos, y créeme, la sé manejar mucho mejor que el arpa.

— Debo irme…

— Podrías…

— Se lo diré — camino hasta la oscuridad haciéndose uno con ella, desapareciendo como un ánima, Min respiro profundo, al parecer… Hades no era tan malo.