18: La cámara oculta
Una chica llamada Alicia llega a la terraza donde nos encontramos alrededor de las nueve y cuarto. Galy me presenta en calidad de amigo, pero estamos tan melosos arregostados al muro del borde, que ya debe haber percibido que somos algo más. Nos sentamos los tres en el sofá y me cuentan lo que tienen pensado hasta el momento.
-Vale, solo tienes que conseguir entrar a la mansión mientras ellos están en mi concierto -me explica Galy a modo resumen.
-Ujum -masculla la chica con la boca llena de las tapas que se está comiendo.
- ¿Concierto que dura cuánto? -pregunto.
Galilea hace un recuento de las obras que se van a tocar, el intermedio, la coreografía y los detalles del ensayo general que tuvo hoy en la mañana y acaba diciendo:
-Una hora, supongo que es lo que tenemos, eso y el tiempo que les tomará volver a casa, que no es mucho pero en caso de complicaciones puede ayudar.
-Bien, Andrew, te daré un pequeño micro por el que estaremos en contacto mientras instalas la camarita, además del que pondremos en el despacho de Camel -me explica Alicia.
-Estamos hablando de alta tecnología, ¿quién eres? -digo bromista.
-Una hacker muy bien pagada, y encima la novia de mi hermana.
- ¿De Will?
-Solo tengo una hermana.
-Lo sé, es que solo la vi en la cena el día que regresó.
-Ya te la presentaré. Alicia ha hecho varios trabajos complicados, no creo que este sea algo del otro mundo para ella -me dice Galy.
-Pues no -contesta Alicia- es muy sencillo. Se trata de un micrófono GSM como el de nuestros teléfonos móviles, así que solo hay que insertarle una tarjeta SIM a la que me conectaré de manera remota para poder escuchar las conversaciones e incluso grabarlas.
- ¡Vaya! -exclamo sorprendido, esto lo he visto en muchas películas de espionaje, pero no pensé que acabaría haciéndolo yo.
-Luego lo enlazaré a una señal inalámbrica que servirá de encendido a nuestro micro. Podemos recoger audio durante horas y no hay limitaciones de alcance pues es una conexión global.
- ¿Significa que podríamos activarlo desde cualquier punto del planeta? -pregunta Galilea reflexiva.
-Sí, solo hace falta una simple llamada y, ya sé que les va a sonar a cliché, pero el micro está dentro de un bolígrafo, Andrew, solo tendrás que dejarlo sobre el escritorio de Camel y, con suerte, se lo llevará a cualquier parte sin percatarse de que no es suyo.
-Tengo una duda entonces -dice Galy-. ¿La cámara tampoco tiene limitaciones? O sea, ¿podré ver las imágenes desde casa?
-Oh no. No sé qué tan lejos vives, pero lo ideal sería engancharla a un ordenador lo más cerca posible del objetivo. Es que transmite en un radio pequeño, creo que unos cien metros.
-Ufff, ¿y entonces qué? -pregunto.
Me lo pienso un segundo y recuerdo que Galilea me contó que su habitación en casa de Hélène continúa intacta y reservada exclusivamente para ella. Solo sería llevar una laptop que Alicia configure para eso y listo. Además, aún tiene las llaves de casa, podría entrar y salir a su antojo.
-Podemos instalar ese ordenador en tu casa cariño, digo, la casa de tu madre. Tienes las llaves y una habitación -le propongo-, está a solo tres casas del palacete de Camel.
-El cuarto de Will está al lado y ella no sabe de esto -plantea Alicia azorada.
-Ni sabrá nunca, no quiero meter a mi hermana en esto -afirma Galy nerviosa-, pero no te tienes que preocupar por eso. Ella, mi madre y el resto de la familia también estarán en el concierto, incluyendo a Luis.
- ¿Quién es Luis?
-Jum, ya te contaré, por lo pronto es mi padrastro.
Hago una mueca escéptica. Sé cuánto odia a ese hombre y que todo empeoró cuando confirmó en aquel día en los contenedores que es un hipócrita y por demás un delincuente.
-Ah, otra cosa, la cámara ofrece sesenta minutos de autonomía de la batería, podemos configurarla para que se encienda solo cuando detecte movimiento o para que grabe veinticuatro horas al día, pero en este caso habrá que cargarla.
-Yo me ocupo, y supongo que el micro también habrá que cargarlo... -digo.
-Pues sí, entonces si todo está listo, mañana al mediodía te llevo las cosas, dame tu dirección Andrew.
-No hace falta, ya tienes la mía, Andrew se quedará conmigo esta noche -contesta Galilea antes de que pueda abrir la boca.
- ¿Ah sí? -pregunto sorprendido.
Estoy eufórico cuando Alicia se marcha, dejándonos solos y con la idea de pasar la noche juntos. La he echado tanto de menos toda la semana que podría detener el tiempo y que sea viernes durante otros treinta días. Nos quedamos en el bar tan solo un rato más y en cuanto subimos a su auto enciende el reproductor.
-Andrew se queda conmigo esta noche... -me burlo cuando arranca.
-Shut up¹⁷ -dice y me callo, le sonrió y comienza a buscar una canción sin quitar los ojos de la vía.
-Yo quería ir a tu concierto.
-Estabas enojado, no ibas a ir.
- ¿Tú que sabes? Aun molesto como estaba seguía pensando en ti -confieso sabiendo que luego no me voy a arrepentir. De hecho, no me voy a arrepentir de nada de lo que he dicho hoy.
-Jum, y celoso sin necesidad.
-De todas maneras vas a salir con ese idiota el domingo ¿no? -inquiero.
Tras evaluarla unos segundos me doy cuenta de que pretende seguir adelante con su cita y de que es mejor no tocar el tema; apoyo el codo en la ventana y me dedico a mirar para afuera. Todo es tan complicado..., y tengo muy claro hasta qué punto me molesta que salga con Junior, o con cualquier otro hombre. Juro que podría pegarle un puñetazo en la cara al que vea junto a ella, pero tengo que controlarme, pues no puedo exigir cosas a las que no estoy dispuesto a renunciar yo mismo, ¿o sí lo estoy? Aún no lo tengo claro, pero sé que esto me va a hacer un agujero en el pecho e imagino cómo se siente ella cuando me ve con Astrid. Antes no pensaba que le doliera realmente, pero hace unas horas acabó por admitir que también me ama.
...Searching all my days just to find you
I'm not sure who I'm looking for,
I'll know it when I see you...
Until then, I'll hide in my bedroom,
just staying up all night just to write
a love song for no one...¹⁸
Canturrea cada vez más alto y me vuelvo hacia ella cuando se pasa de volumen.
- ¿Qué? -pregunta levantando una ceja.
-Nada, nada -me río.
...I could have met you in a sandbox
I could have passed you on the sidewalk
Could I have missed my chance
and watch you walk away?
Oh, no way... ¹⁹
Continúa esa canción en su reproductor, pero ya no canta ahora solo tararea seguramente pensando en alguna otra cosa.
- ¿Cómo se llama esta canción? -le pregunto cuando se acaba, me ha gustado la letra.
-Love Song For No One, de John Mayer.
- ¿De quién?
-John Mayer -repite esta vez suspirando.
-Baf, yo canto mejor que ese Mayer -digo con el único propósito de mortificarla.
-Tendrás que demostrarlo.
-No gracias, mi voz es horrible -admito cuando me reta.
El resto del camino me habla sobre cierto cantante y su música, empleando la palabra magia para describirla y luego cambia a Alicia y Will, los sombreros blancos en la informática y las obras de su concierto de mañana en el cual acompañarán a una compañía de danza donde baila su amiga Kelly, a la que aún no conozco, por cierto. Vaya mujer tan versátil, podría escucharla durante horas sin aburrirme. Llegamos a su edificio y entramos al parking. Cuando bajamos del auto para dirigirnos al primer piso, siento como si alguien nos observara. Vamos de la mano y no le presto atención a lo que me dice, busco un resquicio de peligro, pero no hay nadie aquí, o eso parece. No le cuento nada, son solo tonterías mías.
A la una de la madrugada, después de hacer el amor en la ducha y otros rincones de su apartamento, le pregunto si no piensa preparar las cosas para su actuación de mañana...
-No -me contesta-, el concierto es a las seis de la tarde, no me preocupa.
Se sienta en la cama, cerca del espaldar y yo delante, de espaldas a ella. Apoya su cuello en mi hombro derecho y enciende la tele. Están pasando una película interesante y comenzamos a verla.
- ¿No te parece raro que nos conozcamos desde niños? -me pregunta.
-No. Me sorprendí muchísimo cuando Hélène me lo dijo en la subasta, pero luego recordé que cuando te vi en ese tren, cuando sonreíste por el escándalo de las chicas rockeras, me pareció que conocía tu rostro de toda la vida.
-Me ocurrió lo mismo, pero aún así no me contaste que lo sabías.
- ¿En qué momento?, estabas en pie de guerra conmigo.
Suelta una carcajada y dice:
-Seguías apareciéndote y además, estaba muy pero muy molesta por lo de Paris.
-Astrid me fue a buscar, te juro que no estuve con ella durante esos tres meses.
-Lo sé, te creo.
Sus manos dibujan invisibles círculos en mi espalda y dice que le fascinan mis pecas. Tiene unos gustos tan eclécticos que a veces me quedo de piedra. ¿A quién más podrían gustarle las pecas en mi espalda?, es decir, mis pecas en general, porque están por todos lados.
- ¿Mañana te quedas con Astrid, verdad? -pregunta.
- No hablemos de eso, creo que podemos lastimarnos el uno al otro.
-Tienes razón pero...
No termina la frase, en cambio se levanta de la cama y se va a alguna parte. Regresa diez minutos después con un vaso de agua en mano, lo coloca en la mesita de noche y se acuesta a mi lado, de modo que quedamos de frente mirándonos. Ninguno de los dos ha hecho el menor caso a la película, pero sigue andando y mientras los actores simulan estar atrapados en una habitación sin ventanas ni puertas, nosotros hablamos de otras cosas.
-Yo te cielo -le digo en español.
- ¿Eso es español?
-Mi abuela era mexicana, solo sé algunas palabras. Le encantaban los cuadros de Frida Kahlo, una artista de su tierra -le cuento.
- Sé quién es.
-Ah pues, mi abuela me decía esta frase cuando era niño y la visitábamos. Ese verbo en español no existe, Frida se lo inventó. Cuando mi abuela falleció comencé a darle vueltas a ese asunto y llegué a la conclusión que es una manera que eligió para decir te amo, pero un te amo gigante, indescriptible, sin límites. Mi abuela me lo decía de cariño y ahora yo te lo digo a ti.
- Yo te cielo..., me gusta mucho -dice intentando pronunciarlo y suena gracioso dicho por ella- yoo te, te, cielo -sigue repitiendo hasta que le sale más o menos decente y nos dormimos antes de que den las dos.
Por la mañana, cuanto estoy preparando el desayuno mientras Galy aún duerme, la puerta del apartamento se abre y unos minutos después se sienten dos voces femeninas.
-Suerte que tengo llave -escucho que dice Mary Alice entrando a la cocina y se quedan atónitas ella y Paola cuando me ven.
-Hola -las saludo apenado.
-Hola Andrew -dice Paola- no pensé encontrarte aquí hoy.
-Y yo no pensé encontrarte aquí -dice Mary Alice- sabía que tú y mi prima tenían algo.
No sé muy bien qué decir y me quedo callado.
-Bueno y, ¿dónde está Galy? -pregunta una.
- ¿Tú qué crees? Durmiendo mientras alguien hace su desayuno, para variar -contesta la otra- mi prima es muy dormilona, pero eso ya lo debes saber.
Me río y asiento.
Rato después aparece Galilea en la sala, donde estamos los tres conversando. Lleva el pijama aún y luce tranquila, demasiado tranquila para alguien que tiene un concierto en unas horas.
-Buenos días -dice medio dormida y se sienta a mi lado sin saludar a nadie. Creo que sigue sin despertar y le planto un beso.
-Hace como tropecientos años que no te veo -le dice a su prima incorporándose al cabo de unos minutos bastante largos.
-Lo siento, estaba ocupada -contesta Alice- y aún ni te cuento los detalles de mi cita con Max.
-Pues me lo cuentas luego, que si no el mejor amigo va y le susurra todo.
Definitivamente no quiero escuchar detalles íntimos de mi mejor amigo y me alegra que posterguen la conversación. Qué curioso, resulta que las dos chicas sentadas frente a mí ahora forman parte de mi vida, aunque no las conocía hasta hace unas semanas. Una es novia de mi mejor amigo y la otra de mi hermano, qué genial. Al mediodía ya se han marchado anunciando que irán también al concierto, Mary Alice a regañadientes y bajo amenaza de su prima. Luego tocan la puerta y es Alicia, ha venido a traerme el micro y la cámara. Se marcha rápido y unas horas después Galy se va al teatro, pues tiene que estar en el camerino tres horas antes, y yo me voy a mi apartamento antes de las cinco, que es la hora que acordamos para que entre en casa de Camel.
Seis de la tarde.
Voy llegando al sitio destinado y tengo un pequeño micro en el oído por el que me comunico con Galilea y Alicia. Me siento como en Los Ángeles de Charlie y no soy ni rubio, ni chino ni..., vale pelirrojo sí que soy, pero no Drew Barrimore.
‹‹Déjate de sonsadas›› -me digo a mí mismo arribando al portón de la entrada, debería estar pensando en lo que voy a inventarme para que me dejen entrar. El guardia de seguridad es un tipo agradable, pero a veces serio en exceso y sobre todo muy comprometido con su trabajo, si no le planteo una excusa con fundamentos no me dejará acceder a la mansión. La culpa es de mis compañeras de crimen. Desde que dejé a Alicia en casa de Hélène y confirmó que ya estaba en la habitación de Galy, las dos han estado hablando muy divertidas por el microfonito, de múltiples temas que no vienen al caso. Yo estaría muy nervioso si estuviera a unos treinta minutos de salir al escenario, y en cambio, Galilea lleva dos horas riéndose con Alicia desde el camerino del teatro.
-Chicas silencio que ya llegué al portón -les ordeno y se callan enseguida.
-Hola señor Andrew -me recibe Adam.
‹‹ ¿Señor? ¿Es en serio? ››
-La señorita Astrid no está -prosigue- salió hace una hora con sus padres y hermano.
De repente me domina una pesadumbre no común, Junior también fue al concierto y eso no me gusta nada. Es que no lo sabía y necesitaba prepararme psicológicamente para una noticia de estas. Solo de imaginármelo haciéndose el caballero con Galy me dan ganas de arrancar la moto e irme al auditórium aunque no tenga boleto para entrar, pero tengo que calmarme.
- ¿Y no la puedo esperar dentro?, es que olvidé que no iba a estar.
-Lo siento, pero no tengo permiso para dejarlo entrar -contesta.
Tendré que llamar a Astrid o esto se va al abismo. Alicia no dice nada, ni siquiera sé si está escuchando la conversación y asumo que Galilea ya se quitó el micro, dijo que era evidente que no lo llevaría durante el concierto.
-Holaaa -dice Astrid cuando coge el teléfono. En el fondo se escuchan voces, ya debe estar en el teatro.
-Estoy en la entrada de tu casa -le digo haciendo el tonto-, ¿dónde estás?, el portero no me deja entrar.
-Es que no estamos en casa, sino en el concierto.
- ¿Cuál concierto? -continúo mintiendo.
-Eres tan despistado..., el concierto de Galilea.
-Ahhh cierto, lo olvidé por completo. Tenía muchas ganas de verte y por eso vine, pero si quieres vuelvo mañana.
-No, espérame ahí -me pide- el concierto ya va a comenzar y debe acabar en una hora. Pásame a Adam.
Pongo el altavoz y Astrid le exige a su fiel portero que me deje entrar y de paso que me abra la puerta de la casa. Luego me cuelga el teléfono y en cuanto entro, Alicia me suelta:
- ¿Quién rayos es Astrid?
-Mi novia -le respondo avergonzado, solo Dios sabe lo que estará pensando de mí-. Es complicado -añado. Ignora lo que acabo de decir y me dirijo al despacho de Camel, consciente de que ha escuchado toda la conversación. Ya se lo explicaré luego, quizás. Atravieso la cocina y salgo a un pasillo que da al patio, ahí se encuentra la habitación que busco, con la que di una vez por pura casualidad y descubrí algo que llevaba preguntándome toda la vida. La puerta está cerrada, pero desde hace un tiempo eso no es un obstáculo para mí. Mientras estaba en la universidad, conocí a un chico que había estado varias veces preso desde adolescente, por allanamiento de morada etcétera. Él me enseñó este truco para abrir puertas sin una llave aunque le aseguré que jamás lo necesitaría y véanme ahora.
Dentro hay un olor desagradable a madera, o será tan solo el odio que siento por este hombre y todo lo que a él concierne.
-Ya estoy dentro -le informo a mi compinche.
-Enciende la cámara para ver el entorno.
Veinte minutos después, ya he dejado el bolígrafo donde acordamos, pero aún estamos discutiendo en qué sitio dejar la cámara. El problema es que, por supuesto, la coloquemos donde la coloquemos no saldrá todo el cubículo. Me decido por uno de los horrendos cuadros del recinto y me las arreglo para introducirla en la pintura. Es tan pequeña, que no creo que nadie note que está ahí y cuando Alicia está asegurándose de obtener las vistas que necesitamos, escucho la voz de Camel acercándose.
-Camel está en casa -le digo a Alicia nervioso.
- ¿Cómo? ¿No debería estar en el concierto?
-Pero no lo está.
La voz se vuelve cada vez más clara y se le suma otra, también masculina. Siento los pasos más fuertes, creo que vienen hacia aquí y no hay ninguna ventana por la que pueda saltar. Si me atrapan soy hombre muerto, no tengo ninguna duda, y cuando se abre la puerta ya estoy metido debajo del escritorio. Suerte que se me ocurrió cerrar con pestillo por dentro, como si nadie hubiera entrado.
-Te dije que estaría ocupado hoy -dice Camel y rezo para que no se le ocurra sentarse.
-Eso no es mi asunto, te dije que quería ese cargamento para hoy, y me da igual si estabas en el concierto.
La segunda voz me suena conocida de alguna parte, quizás es Luis, pero no estoy muy convencido. Sea quien sea, todo parece indicar que Camel no es el jefe de la pandilla después de todo, sino que es un súbdito más.
-No te sigas demorando, hay que ir al puerto -escucho que dice y unos minutos después se vuelve a cerrar la puerta, con llave.
Salgo corriendo y efectivamente, estoy encerrado aquí. El bolígrafo ya no está, supongo que Camel se lo ha llevado, lo cual es genial pues Alicia ya lo había configurado y encendido.
¿Ahora cómo salgo de aquí?
¹⁷ Cállate (inglés)
¹⁸ ...Buscando todos los días hasta encontrarte.
No estoy seguro de qué estoy buscando,
lo sabré cuando te vea...
Hasta entonces, me esconderé en mi cuarto,
Despierto toda la noche hasta escribir
Una canción de amor para nadie.
¹⁹ ...Podría haberte conocido en una caja de arena
Podría haber pasado a tu lado en la acera...
¿Podría haber perdido mi oportunidad?
Y verte alejarte...
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