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Próximamente.

—¿Por qué siempre que hay problemas, tienen que estar ustedes dos?

Esa fue la pregunta de Himejima mientras soltaba un par de lágrimas de decepción por sus dos alumnos más alborotadores, creadores de situaciones peligrosas y problemáticas.

Los mejores amigos; Harumi Saionji e Inosuke Hashibira.

Ambos tenían heridas en el rostro, ella más que él por la simple razón de que no era buena peleando con otros compañeros.

Aún.

—¡Déjenos salir de aquí, viejo! ¡Esto es secuestro! —exclama Inosuke con el puño en alto, aún así, no se atrevía a agredir al hombre frente a ellos.

Imponía respeto con su sola presencia.

—No pueden salir, los dos tienen que quedarse a cumplir un castigo por causar problemas.

—¿¡Y por qué no iniciamos de una tonta vez!? —vuelve a gruñir Inosuke.

Esta vez, Haru habló. —Eso es porque estamos esperando al profesor que nos implantará el castigo.

Siendo una chica que se mete en problemas todo el tiempo, ya conocía al tan temido profesor Sanemi Shinazugawa. Era el profesor con el carácter suficiente para adiestrar a los alumnos de esa escuela, a más de uno hizo llorar, y otros se "curaron" de modo que no volvieron a detención.

Pero por más que intentaba, Haru e Inosuke regresaban una y otra vez.

—Lamento la tardanza. —se disculpa Sanemi entrando al salón de clases donde Himejima lo esperaba con los dos alumnos castigados del día. Alzó su ceja al verla de nuevo. — ¿Otra vez aquí, niña?

—No fue mi culpa.

Claro.

Sanemi palmea la espalda de su compañero, amablemente. —Es todo de tu parte, me encargo del resto.

—Gracias, Sanemi. Ten cuidado, son algo... peligrosos.

—No te preocupes, sé cómo lidiar con niños problema.

—¡Niños problema mi trasero! ¡Déjanos salir, hombre sin cejas! —Inosuke alza el puño nuevamente, gritando. Himejima salió rápidamente mientras Sanemi siente una vena sobresalir de su frente.

—¡Cierra la boca, niña fea! ¡Limpiarás las ventanas del pasillo con un maldito cepillo de dientes!

—¿¡Hah!? ¿¡A quién le dices niña, viejo decrépito!?

Era la misma discusión de siempre, ellos dos eran los que peor se llevaban cuando Inosuke era castigado. Tenían un carácter parecido y solían gritarse entre sí.

Después de que Inosuke intentara por milésima vez golpear al profesor, Sanemi logró darle un golpe fuerte en su cabeza con la regla en mano e imponer su orden sobre la derrota del alumno.

Así que Inosuke salió gruñendo y gritando por haber perdido contra alguien como él.

Sanemi suspira en el umbral observando atentamente a Inosuke ir por una cubeta con agua, si no regresaba en cinco minutos, le iría peor.

—¿Y bien? ¿Ahora por qué están castigados? —se atreve a preguntarle más tranquilo a la chica que seguía en silencio dentro del salón. Ella se mantenía de brazos cruzados.

— Fue una tontería. Simplemente dijeron algo que me molestó... y puse en su lugar a ese idiota, el problema es que el tonto de Inosuke siempre entra a las peleas que son sólo mías, ¡yo no necesito que me defienda!

—Creo que si no lo hubiera hecho, estarías peor. —admite él volteando a verla, atento.

Harumi Saionji era una chica de baja estatura, no era delgada pero tampoco era obesa, aunque se mantenía en un peso mayor al normal. Aún así, sus compañeros solían verla muy linda si no fuera porque era una "chica problemas".

Por alguna razón era grosera y siempre se peleaba con la mayoría de las mujeres de su salón, de vez en cuando, con algún chico.

Inosuke era su mejor amigo, y a él no le importaba si era chica o chico, solía repartir golpes por igual.

—Da igual, ¿cuál será mi castigo el día de hoy? —pregunta ella poniéndose de pie, hace una mueca de dolor pero la quita al instante. Era claro que el cuerpo le dolía después de que la patearan.

—Tengo algunos exámenes por corregir, ayúdame con eso y podrás irte a tu casa. —responde sencillo.

Todo eso comenzó en los inicios de segundo año de preparatoria donde Haru golpeó a una chica por recibir un insulto, ese día se percató de que la mandarían a detención, y a partir de ahí, tomó el gusto de meterse en problemas.

Primero era una vez por mes, luego dos veces por semana hasta hacerlo a diario. Sanemi siempre la veía con heridas y hematomas, al inicio era muy duro con ella pero ahora parecía poco a poco entender lo que sucedía.

Sanemi se había dado cuenta de que ella no quería regresar a su casa.

—Mañana comienzan los preparativos del estúpido festival. —habla el albino en medio del silencio que se creó entre ambos al revisar los exámenes. — Me pidieron que eligiera un ayudante que pueda quedarse hasta tarde, ¿te interesa?

—Sí. —respondió más rápido de lo que quería. Apenas se dio cuenta, hundió su rostro en los papeles nuevamente.

Sanemi asiente, de esa manera al menos no se metería en problemas durante un par de semanas.

El grito de Inosuke alertó al albino, entre suspiros se puso de pie y se asomó fuera del salón solamente para ver el pasillo lleno de agua y jabón. Apretó los puños, enfurecido.

—¡Sí que tienes agallas, me aseguraré de destruirte si no arreglas eso!

—¡NUAJAJAJAJAJA! ¡Atrápame si puedes! —exclamo Inosuke desde el final del pasillo, comenzando a correr. Sanemi no dudó ni un segundo en perseguirlo dejando a Haru sola.

Confiaba en que ella no se metería en problemas. 

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