Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

OO1 | ¿Un nuevo yo? ¿Nueva vida?

Hongjoong permanecía en ese callejón dando vueltas como loco, en la espera de su amigo, quien Wooyoung llegó en cuestión de minutos, con su energía habitual pero preocupado por la urgencia en la voz de Hongjoong.

—¡Hongjoong! ¿Qué pasó?

—Este hombre... lo encontré así. Necesitamos llevarlo a un lugar seguro.

—No sé como vamos a lograrlo tú y yo, pero de acuerdo...

Juntos, cargaron a Seonghwa con esfuerzo y lo llevaron al pequeño apartamento de Hongjoong, situado en una parte discreta de la ciudad. Ahí, tendieron al hombre inconsciente en el sofá y comenzaron a limpiar sus heridas. Hongjoong se enfocó en las heridas más superficiales, mientras que Wooyoung observaba el brazo biónico con fascinación.

—Este brazo... parece tecnología avanzada. Nunca he visto algo así, incluso en esta parte de la ciudad —comentó Wooyoung, más para sí mismo que para Hongjoong.

—Bien... habrá que esperar a que despierte, mientras buscare el brazo biónico con el que trabaje hace meses, quizás le ayude —mencionó Hongjoong mientras guardaba el kit de emergencia y caminaba fuera de la habitación en dirección al taller, con Wooyoung siguiéndole detrás.

—¿Cuanto tiempo piensas mantenerlo aqui? ¿Y si es un fugitivo de la justicia? —preguntó lleno de paranoia el menor.

—No lo sé Wooyoung, quizás hasta que él decida irse, no creo que permanezca mucho tiempo aquí, es más, por la tecnología que lleva en su brazo dudo mucho que sea un fugitivo... siento que algo tiene que ver cierta compañía rica que está del otro lado del muro.

—Bueno, entonces te deseo suerte por el momento, tengo que irme, debo preparar todo para la pelea de esta noche ¿irás cierto?

—No me la perdería, está más que claro —mencionó Hongjoong riendo.

Ambos se despidieron y Hongjoong volvió a su taller, buscando entre sus cosas y reparando lo que estaba por hacer.

Seonghwa despertó con un sobresalto, su mente aún atrapada en las imágenes del caos del laboratorio. Al abrir los ojos, se encontró en una habitación que parecía sacada de una visión futurista. La suave luz azulada de la noche se filtraba a través de enormes ventanas que ofrecían una vista impresionante de una ciudad repleta de rascacielos iluminados con neones de colores vibrantes. Los edificios se alzaban hacia el cielo, sus luces parpadeando en sincronía como si fueran parte de una coreografía tecnológica.

La habitación misma era una mezcla de lo antiguo y lo ultramoderno. El mobiliario, aunque sencillo, estaba decorado con un gusto ecléctico. Las paredes de madera estaban cubiertas con cables y dispositivos de todo tipo, algunos de los cuales parpadeaban con pequeñas luces LED. Fotografías y recortes de periódicos amarillentos estaban pegados por todas partes, añadiendo un toque personal y nostálgico al ambiente.

El lecho donde Seonghwa yacía estaba cubierto con una colcha de patrones geométricos en tonos de púrpura y rosa, que contrastaban con el resplandor azul de la ciudad exterior. En una mesita cercana había varias tazas de té vacías y una pequeña planta en una maceta, un toque de vida en medio de la tecnología circundante.

En las paredes, varias pantallas y monitores estaban encendidos, mostrando datos que parpadeaban intermitentemente, probablemente el resultado de algún experimento en curso de Hongjoong. Había también herramientas y piezas de maquinaria esparcidas por una mesa de trabajo en un rincón, evidenciando la naturaleza inventiva de su anfitrión.

Pequeñas lámparas de neón en tonos de rosa y violeta iluminaban suavemente la habitación, creando un ambiente acogedor a pesar de la fría tecnología que la rodeaba. Había un artefacto de radio antiguo colgado en la pared, rodeado de notas escritas a mano y bocetos de diseños tecnológicos.

El aire estaba impregnado de una mezcla de olores, desde el metálico aroma de la maquinaria hasta el reconfortante olor a té y algo dulce que Seonghwa no pudo identificar inmediatamente. Sentía una extraña sensación de seguridad y curiosidad al mismo tiempo, como si estuviera en el taller de un genio excéntrico pero bondadoso.

Mientras observaba todo esto, Seonghwa se dio cuenta de que el sujeto que vivía ahí, con su mezcla de tecnología avanzada y toques personales, había creado un refugio único en medio del caos de la ciudad. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acomodaba en la cama, permitiéndose un momento de tranquilidad antes de que las inevitables preguntas y respuestas comenzaran.

Sin embargo, al moverse sentía un dolor sordo en su hombro derecho y la sensación incómoda de no poder mover su brazo biónico.

Con esfuerzo, se incorporó sobre un codo y miró a su alrededor, tratando de orientarse. Con dificultades se levantó de aquella cama y camino sigilosamente a través de los pequeños y estrechos pasillos del lugar hasta llegar a un pequeño taller, fue entonces cuando vio a Hongjoong, un joven de cabello mitad blanco y mitad negro, sentado cerca, dándole la espalda arreglando lo que quizás sería, otra de sus grandes invenciones.

—¿Quién eres tú? —preguntó Seonghwa con voz ronca, su cuerpo tenso y listo para luchar si era necesario.

Hongjoong dio un brinco del susto y dando la vuelta con su silla lentamente levantó las manos en un gesto de paz—. Tranquilo, no te haré daño. Soy Hongjoong. Te encontré inconsciente y te traje aquí para ayudarte.

La desconfianza era palpable en los ojos de Seonghwa. Con un movimiento brusco, trató de acercarse, pero el dolor en su hombro lo detuvo y con un gesto de dolor se tocó el hombro derecho. Hongjoong ahora fue quien se acercó con cautela—. Por favor, necesitas descansar. Estás herido.

—¿Dónde estoy? ¿Qué le hiciste a mi brazo? —exigió Seonghwa.

—Estás a salvo, en mi casa. No te hice nada, pero tu brazo está gravemente dañado. Necesita ser reemplazado.

Seonghwa frunció el ceño, su desconfianza solo iba aumentando—. ¿Cómo sé que no eres uno de ellos? ¿Qué no vas a entregarme?

A la mente de Hongjoong vinieron de inmediato las palabras de su amigo "¿Y si es un fugitivo de la justicia?" Quería creer que no era lo que realmente pensaba, quiere creer que su amigo estaría equivocado, pero la única forma era confiando en él...

Hongjoong olvidándose de sus pensamientos se arrodilló a su lado, manteniendo su mirada firme y sincera—. No sé quiénes son 'ellos', pero no soy tu enemigo. Solo quiero ayudarte. He conseguido un brazo biónico diferente al de la tecnología que portas. Si me permites, puedo instalarlo.

Seonghwa dudó, pero el dolor y la desesperación lo hicieron asentir—. Está bien. Pero quiero ver todo el proceso.

Hongjoong sonrió levemente y asintió.

—Por supuesto. Primero, vamos a desinfectar la zona y retirar el resto de tu brazo dañado.

Seonghwa observó mientras Hongjoong preparaba el equipo. Notó la diferencia en la tecnología: las herramientas eran más simples, menos avanzadas que las que estaba acostumbrado a ver en SpaceX Mars, pero había un aura de eficiencia y cuidado en cada movimiento de Hongjoong.

Con habilidad, Hongjoong comenzó a trabajar. Utilizó un desinfectante para limpiar alrededor de la unión donde el brazo biónico estaba conectado al hombro de Seonghwa. El joven explicó cada paso, tratando de tranquilizar a Seonghwa—. Voy a desconectar los circuitos primero, así no sentirás dolor.

Seonghwa sintió una leve descarga cuando los circuitos fueron desconectados, seguido de un alivio inmediato del dolor que había estado pulsando en su hombro. Observó con interés profesional mientras Hongjoong trabajaba, retirando cuidadosamente el brazo dañado y examinando las conexiones.

—Tu antiguo brazo tenía un diseño impresionante, pero también es bastante complejo —comentó Hongjoong, mientras realizaba la conexión final para removerlo completamente.

—Lo diseñé yo mismo —respondió Seonghwa, con su voz cargada de orgullo y pesar.

Hongjoong asintió con respeto y procedió a colocar el nuevo brazo biónico en su lugar—. Este brazo no es tan avanzado como el tuyo, pero es funcional y debería ayudarte a recuperar tu movilidad.

El proceso de instalación fue meticuloso. Hongjoong conectó los cables y circuitos uno por uno, explicando cada paso—. Este brazo utiliza una interfaz neuromuscular diferente. Puede que sientas un ligero hormigueo cuando se conecte a tus nervios, pero debería ser temporal.

Seonghwa observó fascinado mientras Hongjoong trabajaba. El joven tenía una destreza impresionante, y aunque la tecnología no era la misma, había un nivel de cuidado y precisión en su trabajo que Seonghwa no podía evitar admirar.

Finalmente, Hongjoong ajustó el último componente y se echó hacia atrás, limpiando el sudor de su frente—. Listo. Ahora intenta moverlo.

Seonghwa dudó un momento antes de intentar mover el brazo. Al principio, solo sintió un ligero temblor, pero luego, con más concentración, logró mover los dedos biónicos. Una sensación de alivio y gratitud lo invadió.

—Gracias —dijo, mirando a Hongjoong con más confianza que antes.

—No hay de qué —respondió Hongjoong con una sonrisa—. Ahora necesitas descansar y adaptarte a tu nuevo brazo. Te prepararé algo de comer, puedes volver a mi habitación si gustas.

Mientras Hongjoong se alejaba para preparar una comida, Seonghwa regresó a la habitación y se recostó, reflexionando sobre lo sucedido. Todavía había muchas preguntas sin respuesta, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía una chispa de esperanza.

Hongjoong regresó con un plato de comida sencilla pero nutritiva y se sentó junto a Seonghwa mientras él comía—. Sé que debes tener muchas preguntas, yo también. Pero por ahora, lo más importante es que te recuperes, luego podremos hablar y encontrar una manera de ayudarte a salir de esta situación.

Seonghwa asintió, agradecido por la empatía y la ayuda inesperada.

—Sí, hablaremos. Gracias, Hongjoong —después de haber terminado la comida que le había realizado Hongjoong, que resultó ser un platillo de estofado de cerdo, procedió a descansar un rato.

Más tarde esa noche, después de que Seonghwa había descansado un poco y recuperado algo de fuerza, Hongjoong se sentó a su lado con una taza de té caliente.

—Creo que es hora de que hablemos. Te debo una explicación.

Seonghwa asintió, recostándose contra las almohadas—. Sí, me gustaría saber más sobre ti y por qué decidiste ayudarme.

Hongjoong miró a la distancia, como si estuviera recordando algo lejano—. Nací y crecí aquí en Zheagend. Desde pequeño, siempre he tenido una curiosidad insaciable por cómo funcionan las cosas. Mi padre era un inventor también, aunque trabajaba con tecnología más rudimentaria. Siempre me decía que, con suficiente ingenio, podríamos crear cualquier cosa que imagináramos."

—¿Cómo aprendiste a trabajar con tecnología avanzada? —preguntó Seonghwa, intrigado.

—En Zheagend, la tecnología no es tan avanzada como en otras partes del mundo, pero hay recursos escondidos aquí y allá, —explicó Hongjoong—, cuando era adolescente, encontré un almacén abandonado lleno de piezas y dispositivos antiguos. Pasé años estudiándolos, desarmándolos y reconstruyéndolos. Me enseñé a mí mismo todo lo que pude. Al final, pude construir mis propios dispositivos, aunque nunca a la escala de lo que has creado tú.

Seonghwa asintió, impresionado por la determinación y el talento de Hongjoong—. ¿Y cómo terminaste encontrándome?

—Fue pura casualidad —admitió Hongjoong—. Salí a buscar piezas en los restos del antiguo laboratorio en las afueras de la ciudad. Había oído rumores de que algo grande había sucedido allí, así que pensé que podría encontrar algo útil. En lugar de piezas, te encontré a ti, herido y casi inconsciente y sabía que no podía dejarte ahí.

—Fue una suerte que me encontraras —murmuró Seonghwa—. No estoy seguro de cuánto tiempo más habría sobrevivido.

—Tenías suerte, pero también tenías determinación —respondió Hongjoong—. Pude ver eso en ti. Así que te traje aquí y usé lo que tenía a mano para ayudarte. Cuando vi el estado de tu brazo, supe que tendría que improvisar, pero también sabía que no podía simplemente dejarte sin ayuda.

Seonghwa miró a Hongjoong, sintiendo una mezcla de gratitud y admiración—. Te debo mi vida, pero también me has dado algo más: una nueva perspectiva. Pensé que estaba solo en esto, pero quizás no lo estoy.

—No estás solo —afirmó Hongjoong—. Aquí en Zheagend, cuidamos los unos de los otros. Y ahora que estás aquí, eres parte de nuestra pequeña comunidad. Si necesitas ayuda, estaré aquí para darte lo que necesites.

Seonghwa sonrió, un sentimiento de esperanza llenando su corazón—. Gracias, Hongjoong. Creo que puedo acostumbrarme a esta idea.

Mientras la noche avanzaba, los dos hombres continuaron conversando, compartiendo historias y sueños. Seonghwa se dio cuenta de que había encontrado no solo un aliado, sino un amigo.

Después de que terminaran de charlar Hongjoong observó la hora, notando que la pelea empezaría en poco tiempo, por lo que rápidamente le platicó a Seonghwa lo que haría y a donde iría, de que trataba lo que verían y si le gustaría asistir a una de ellas, Seonghwa, creyó que sería buena idea después de todo, pero para esto, debían hallar una manera de que Seonghwa pasara por alto visiblemente.

—La única opción sería pintar tu cabello —mencionó Hongjoong observando a detalle a Seonghwa, quien por dentro suyo no podía dejar de pensar en lo atractivo que era realmente.

Seonghwa tomó un mechón de su rubio cabello y se quedó pensativo ¿de qué manera aquello daría un cambio?

—¿Tienes una idea de cómo harías eso?

Hongjoong asintió e indicó a Seonghwa que lo siguiera hasta su baño, donde se colocó unos guantes de látex y sacaba varios tubos de tintes.

—Déjalo en mis manos.

Tardaron un par de minutos para que Hongjoong realizara todo, usando algunas máquinas para acelerar el coloramiento sin dañar su cabello, máquinas que nunca había visto Seonghwa en su vida, seguramente porque nunca tuvo necesidad de teñir su cabello.

Una vez terminado, Hongjoong hizo que Seonghwa se colocara frente al espejo para ver el resultado: su cabello que antes era rubio pasó a ser negro con un par de mechones rubios cayendo de su frente, frente suyo veía una imagen distinta de la que había estado acostumbrado a ver todos los días, incluso creía que con ellos realmente pasaría desapercibido por los demás.

—Debo admitir... que hiciste un gran trabajo Hongjoong, gracias.

El mitad albino bajo la mirada tímido mientras guardaba sus materiales de vuelta en su lugar y salían del baño.

—Ya estamos listos, hay que partir.

Después de ello, ambos jóvenes salieron del apartamento. Hongjoong había insistido en que Seonghwa debía ver la verdadera naturaleza de las calles de Zheagend, y no había mejor manera de hacerlo que asistiendo a un show de peleas callejeras, un evento clandestino que atraía a la multitud más variada y pintoresca de la ciudad.

Mientras caminaban, Seonghwa no podía evitar sentirse fascinado por su entorno. Las calles estaban bañadas en un mar de luces de neón que iluminaban la noche con colores vibrantes. Rótulos luminosos en tonos de azul, rosa y verde anunciaban desde clubes nocturnos hasta tiendas de tecnología. Los hologramas publicitarios flotaban en el aire, mostrando desde productos de consumo hasta eventos de entretenimiento, cambiando de forma y color con cada paso que daban.

La gente que llenaba las calles era tan diversa como la ciudad misma. Había jóvenes vestidos con ropa futurista y peinados extravagantes, adultos en trajes de negocios que hablaban por dispositivos de comunicación implantados en sus orejas, y artistas callejeros que utilizaban tecnología holográfica para sus actuaciones. El aire estaba lleno de murmullos, risas y música que salía de los locales nocturnos, creando una cacofonía que, de alguna manera, resultaba armoniosa.

Seonghwa observaba todo con ojos muy abiertos, absorbiendo cada detalle. A pesar del brillo y la energía de la ciudad, también podía sentir una cierta tensión en el ambiente, una alerta constante que parecía permear a los habitantes de Zheagend.

Hongjoong lo guió por callejones y pasajes ocultos, siempre vigilante, asegurándose de que no fueran detectados. Finalmente, llegaron a un callejón desolado, donde un grupo de personas se había congregado en torno a un improvisado ring de pelea. Las paredes estrechas del callejón estaban decoradas con graffiti luminoso que brillaba bajo la luz de las lámparas de neón.

Dentro, el ruido era ensordecedor. La multitud vitoreaba y gritaba, sus rostros iluminados por las luces estroboscópicas que giraban alrededor del ring. El suelo vibraba con cada golpe y caída de los combatientes, y el aire estaba cargado de sudor y adrenalina.

Hongjoong hizo un gesto hacia un grupo de personas en un rincón.

—Ahí está Wooyoung —dijo, señalando a un joven que parecía estar dando instrucciones a un peleador en el ring—. Y el que está peleando es San. Son buenos amigos míos.

Wooyoung era un joven energético y carismático, con una mirada decidida y una postura que exudaba confianza. A su lado, San se movía con una agilidad y fuerza impresionantes, esquivando y atacando con precisión letal.

Durante un descanso, Hongjoong llevó a Seonghwa a conocer a Wooyoung y San.

—Este es Seonghwa —les dijo Hongjoong —. Es quien me ayudaste a rescatar antes, Woo.

Wooyoung le estrechó la mano con entusiasmo.

—Encantado de conocerte, Seonghwa. Espero que hayas escuchado solo cosas buenas de mi, eh —dijo bromeando—. Esta ciudad puede ser dura, pero creo que te irá bien aquí.

San, todavía sudoroso pero con una sonrisa en el rostro, asintió—. Sí, cualquier amigo de Hongjoong es amigo nuestro. Si necesitas algo, solo dilo.

Seonghwa sonrió, sintiéndose agradecido y un poco abrumado por la bienvenida.

La pelea comenzó con un gong improvisado. San, ágil como un felino, se enfrentaba a un oponente corpulento y tatuado. Cada movimiento de San era calculado y eficiente, esquivando golpes con destreza y contraatacando con una fuerza impresionante. La multitud rugía con cada impacto, apostando frenéticamente en cada esquina.

—Cabe mencionar que San es demasiado bueno en esto —habló Hongjoong hacia Seonghwa.

Seonghwa asintió mientras observaba el espectáculo con fascinación. Las peleas eran brutales pero increíblemente técnicas, y la audiencia respondía con un fervor casi palpable. Más allá de la violencia, Seonghwa podía ver la camaradería y el respeto entre los peleadores y sus entrenadores. Había una sensación de comunidad que era innegable.

Finalmente, San lanzó un golpe decisivo que derribó a su oponente. La multitud estalló en vítores mientras Wooyoung levantaba el brazo de San en señal de victoria. Hongjoong sonrió y le dio una palmadita en la espalda a Seonghwa, quien no podía ocultar su admiración.

—Te dije que era bueno— comentó Hongjoong con una sonrisa.

Pero el momento de celebración fue breve. Desde la entrada del callejón, se escucharon sirenas y el sonido inconfundible de botas militares acercándose. La multitud comenzó a dispersarse rápidamente, y Hongjoong tomó a Seonghwa del brazo.

—¡Es la policía! ¡Tenemos que irnos, ahora! —gritó Wooyoung mientras agarraba a San y comenzaba a correr.

Hongjoong y Seonghwa los siguieron por los oscuros pasajes de Zheagend. A pesar del caos, Hongjoong parecía conocer cada atajo y escondite, moviéndose con una agilidad impresionante a través del laberinto urbano. Seonghwa, a su lado, sentía el pulso acelerado de la adrenalina, esforzándose por mantenerse a la par.

Corrían a través de callejones estrechos, saltando sobre montones de basura y esquivando obstáculos. Las luces de neón brillaban a su alrededor, creando sombras fantasmales mientras avanzaban. Podían escuchar a la policía cada vez más cerca, sus gritos y órdenes resonando en las paredes.

Finalmente, Hongjoong los guió hacia un túnel subterráneo que estaba parcialmente oculto tras unos escombros.

—Por aquí —dijo, jadeando ligeramente—. Es un antiguo túnel de mantenimiento. Nos llevará fuera de su alcance.

Una vez dentro, el ruido exterior se amortiguó y el grupo disminuyó el ritmo. Caminaban en silencio, con la respiración pesada y los corazones aún latiendo con fuerza. Después de varios minutos de marcha, emergieron en un barrio más tranquilo y seguro.

Wooyoung soltó una carcajada, rompiendo la tensión—. ¡Eso estuvo cerca! Pero San, como siempre, hiciste un trabajo increíble.

San sonrió, aún recuperando el aliento.

—Gracias, Woo. Y gracias a ti, Hongjoong, por traer a tu amigo. Espero que la próxima vez podamos disfrutar de la pelea sin tener que huir.

Seonghwa asintió, agradecido por la experiencia y la compañía. Mientras caminaban de regreso a un lugar seguro, no podía evitar sentirse más conectado con la ciudad y sus nuevos amigos. A pesar de los peligros, Zheagend había comenzado a revelarle su verdadero rostro: uno de resistencia, comunidad y, sobre todo, esperanza.

Después de unos minutos de caminata, el grupo llegó a una pequeña plaza escondida entre los edificios. Seonghwa y Hongjoong se detuvieron, y Hongjoong se giró hacia Wooyoung y San.

—Gracias por todo, chicos —dijo Hongjoong—. Nosotros nos dirigimos de vuelta a casa. Manténganse a salvo.

Wooyoung sonrió y le dio un abrazo rápido a Hongjoong—. Siempre lo hacemos. Cuídense ustedes también. Nos veremos pronto.

San le dio una palmada en el hombro a Seonghwa—. Fue un placer conocerte. Espero verte en otra pelea, sin la interrupción de la policía.

Seonghwa sonrió, asintiendo—. Igualmente, San. Y gracias por la increíble pelea.

Con una última despedida, Wooyoung y San se adentraron en las sombras de la ciudad, mientras Hongjoong y Seonghwa tomaron el camino de regreso a casa. El trayecto fue más tranquilo, con ambos hombres sumidos en sus pensamientos.

Al llegar al apartamento, Hongjoong abrió la puerta y dejó que Seonghwa entrara primero. Seonghwa se dejó caer en el sofá, sintiendo finalmente el peso de la noche.

—Fue una noche intensa —comentó Seonghwa, mirando a Hongjoong.

Hongjoong asintió, dejándose caer en una silla cercana—. Así es Zheagend. Intensa y llena de sorpresas. Pero espero que hayas disfrutado la experiencia.

Seonghwa asintió, una leve sonrisa en su rostro—. Definitivamente lo hice. Gracias por mostrarme todo esto.

—De nada —respondió Hongjoong—. Ahora, deberíamos descansar. Mañana será otro día en esta ciudad de locos. Puedes dormir en mi habitación, yo dormiré en el taller, así que no te preocupes.

Con un último asentimiento, Seonghwa se levantó y se dirigió a la habitación del menor, dispuesto a descansar y reflexionar sobre todo lo que había vivido. Sabía que su aventura en Zheagend apenas comenzaba, sentía una sensación inexplicable porque parecía que estaba viviendo otra vida, otro yo acababa de renacer en él y con lo que aprendía de la ciudad y sus nuevos amigos estaba listo para enfrentar lo que fuera que el futuro le deparara.

Holaaaaa nuevamente, les traigo ahora si el primer capítulo de esta chula historia, abajo les colocare la imagen en la que me inspire para describir la habitación de Hongjoong y también el fanart que inspiró la historia

Como verán sus estilos de peinado y como se ve el fanart es literalmente como los describo en la historia para que se den una idea.

Espero les haya gustado <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro