
-𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑-
La Sala Común no era más que una inmensa habitación con sofás y una televisión de pantalla plasma de aproximadamente cincuenta pulgadas, fácilmente podrías jugar videojuegos ahí. Tenía barras de comida estilo americana y sillas altas para que puedan sentarse a comer, además dos comedores cuadrados de ocho sillas cada uno. Lo curioso es que no se veía cocina cerca, sólo alacenas con platos y quizás comida empacada.
—Este es el edificio de las habitaciones— le dijo Kenma—. Por eso esta sala se ve tan... juvenil— cabían como mínimo treinta personas en esa habitación, parecía el sueño de todo flojo. Ni siquiera se dio cuenta cuando salió del edificio anterior.
—¡Cuidado!— gritó alguien desde las escaleras cuando una pelota de ping pong salió disparada desde el pasillo. Kenma y Shouyo alcanzaron a agacharse y la pelota dio con la pared.
—¡Ryuu! Te dije que no lo lanzaras tan fuerte— regaño un chico bajito, castaño con un mechón rubio en el fleco.
—¿Por qué no me sorprende?— preguntó Kenma en un susurro.
—Lo sentimos— dijo el tal Ryuu; estatura promedio, cabello rapado y cara de dar miedo.
—¿De quien fue la idea?— preguntó Kenma mientras avanzaban hasta ellos.
—Fue idea de su asistente— respondió el rapado. Kenma frunció el ceño y achicó los ojos.
—Ese maldito cabello de chicle— ambos chicos desconocidos se aguantaban la risa y Shouyo seguía escondido tras de Kenma—. Por cierto, él es Shouyo Hinata— el aludido se vio obligado a salir de su escondite.
—Vaya, es más bajito que yo— susurró Hinata.
—¡¿A quién le dices bajito?!— el castaño se exaltó—. ¡Te mataré!
—Noya, cálmate— lo intentaba tranquilizar el otro.
—Lo lamentó— el chico castaño se calmó—. No soy quien para hacer comentarios que no le gusten a los demás sobre algo que la gente considera defecto— ambos chicos fruncieron el ceño.
—Muy bien, Kozume ¿qué quieres que hagamos con él?
—Shouyo, ellos son Tanaka y Nishinoya, miembros activos de tu escuadrón— los presentó el teñido.
—¿El Capitán lo sabe?— preguntó el rapado que ahora tenía nombre, Tanaka.
—No pero lo sabrá— señaló Kenma—. Órdenes del comandante.
—Bueno en ese caso— habló Nishinoya extendiendo su mano—. Bienvenido al Escuadrón Karasuno— Shouyo aceptó el apretón con timidez pero la sonrisa y el agarre de este le hicieron sentir calidez.
—Llevaré a Shouyo con Takeda— esto sorprendió a los muchachos—. ¿Está en la enfermería pequeña, verdad?
—Si, está ayudando a Yachi, ¿pasó algo antes de llegar?— preguntó Noya.
—No— respondió secamente y se alejaron de los dos chicos.
Tanaka y Noya vieron al rubio y al pelirrojo irse en dirección a la derecha para desaparecer rumbo a la enfermería pequeña.
—Que raro— susurró Noya—. Kenma nunca se relaciona con nadie ajeno a su escuadrón, muy apenas nos hablamos entre nosotros.
—Y ese chico ni siquiera está en el ejército— apuntó Tanaka—. Bueno, quizás nos dicen después.
Ambos se alejaron a los sillones desperdigados en la sala y se dejaron caer como si su vida dependiera de quién llegase primero a disfrutar de un merecido descanso.
—¡Hey, hey, hey! hemos llegado— cantó una voz.
—Quizás quieras hablar un poco más bajo, Bokuto— habló el chico de cabello negro y ojos azul verdoso.
—Lo siento, Akaashi— se disculpó en un susurro.
—Que milagro que volvieran— celebró Noya—. ¿Cómo fue todo?
—Mucho mejor, a mi bro le fue de maravilla— habló Bokuto orgulloso—. Sólo que...
—Tuvo que salir después de...— comenzó a hablar el peli negro.
—Mi bro casi vuelve a golpear a alguien— dijo finalmente Bokuto—. En fin, ¿él está aquí?
—Con Yachi, dijo que tenían que revisar sus heridas, las ha dejado por muchos días en lo que duraba el juicio— contestó Noya.
—¿Alguna novedad?— preguntó Akaashi.
—Hay unos chicos del Inarizaki.
—Maldición, no dejen que mi bro los vea.
—¿Que no vea que cosa?— preguntó una quinta voz y el alma de Bokuto cayó a sus pies. Un chico bastante alto de cabello negro y ojos felinos hizo su gran entrada—. ¿Por qué se quedan callados?
—No es nada Capitán— dijo Tanaka con cuidado.
—Ryuu, creo que deberíamos irnos.
—Tienes razón, Yuu— ambos chicos se levantaron pero fueron sujetados por el cuello de sus playeras.
—Ah no, ustedes par de idiotas me dirán que mierda está pasando aquí porque desde que entré el aire está cargado— amenazó.
—Ah~ vaya vaya, siempre tan orgulloso, Capitán Kuroo— la sola presencia del teñido de rubio hizo que en la sala reinara la tensión.
—Estamos fritos— susurraron las cuatro voces a excepción de Kuroo.
—Atsumu Miya— canturreo el de ojos felinos—. ¿Qué haces aquí? Estás muy lejos de tu madriguera, zorro— el nombrado se hecho a reír.
—Nos necesitaban aquí, al parecer su departamento carece de gente que sepa hacer las cosas— todos los presentes apretaron los dientes ante sus provocaciones para evitar pelearse.
—No estoy de acuerdo niño bonito— habló Kuroo—. Desde luego sabemos hacer muy bien nuestro trabajo.
—¿En serio?
—Pruébame— Atsumu se echó a reír.
—No necesito pruebas, basta con saber porque golpeaste a un civil por proteger a tu linda novia.
—¡Kuroo no!— la voz de Akaashi no sirvió de nada porque Kuroo ya se encontraba lanzando esferas de fuego en contra de Miya, el cual las atrapó hasta hacerlas desaparecer.
—¿Se te olvida que yo también controlo el fuego, idiota?— en eso Kuroo cayó sobre él y comenzó a golpearle en la cara.
—Claro que no, pero parece que tú olvidaste que yo igual— Atsumu se levantó como pudo y le dio un golpe en la mandíbula que Kuroo supo esquivar y tomó por las ropas—. Óyeme bien estúpido, no es mi linda novia, es mi novio y si es muy bonito pero es un hombre ¿entendiste? Es un él y no dejaré que le faltes el respeto.
Ambos siguieron peleando y destruyendo toda la Sala Común, habían puesto de cabeza unos sillones al igual que las mesas rotas desperdigadas por toda el área.
—¡¿Qué demonios está pasando aquí!?
Justo cuando estaba por ocurrir el mayor desastre en la Sala Común —del cuál no se habían dado cuenta— Kenma y Shouyo habían llegado a la pequeña enfermería.
Una habitación con un escritorio, tres camillas para pacientes y un montón de medicamentos encerrados en un buró.
—No te muevas— se escuchó la dulce voz de una chica.
—Lo siento pero esto arde— le contestaron. Kenma carraspeó para llamar la atención.
—Soldado Kozume, sea bienvenido— Shouyo pudo ver a las dos personas dentro.
Una chica de cabello rubio y largo atado en un moño bajo, no vestía uniforme militar pero si un vestido negro ceñido en la parte superior y falda de tablones, cinturón blanco al igual que sus bordados en los botones y hombros. La otra persona vestía una camiseta blanca que le llegaba poco más arriba de las rodillas y usaba una faja de encaje negro en su cintura, no supo que llamaba más la atención, si sus botas de charol estilo militar con tacón cuadrado o que era un hombre el que vestía así.
—Shouyo, ellos son Hitoka Yachi y Tadashi Yamaguchi— ambos chicos saludaron con una sonrisa, aunque el chico de cabello verde lo hizo con más dificultad.
—Yams, te dije que no te movieras— dijo la rubia con los nervios a flor de piel.
—¿Qué te pasó en el rostro?— preguntó Hinata—. ¡Ah perdón! No quise ser indiscreto.
—No hay problema— le contestó—. Fui agredido por un civil en uno de mis días libres, al parecer le molesto el hecho de verme libremente.
—¿Quieres decir por tu ropa?— Yamaguchi asintió.
—La gente suele hablar o verme mal por vestir como mujer, lo cierto es que no les afecta en nada pero ese hombre en particular comenzó a golpearme sin razón— susurró lo último con un dejé de dolor—. De no ser por mi novio hubiera terminado peor. Eso fue otro factor.
—Que estúpido— dijo Hinata—. Digo ese hombre te atacó sin aviso.
—La realidad es que lo salve antes del ataque, estuvo a punto de ser devorado por un edificio que se desplomó, pero bueno— se encogió de hombros restándole importancia.
—Yo creo que tu ropa es fantástica— esto sorprendió al de rostro con pecas—. Tienes buen gusto— y no era mentira, Yamaguchi tenía un cuerpo trabajado pero no de complexión robusta, era delgado y si bien tenía una espalda ligeramente ancha era por las horas de ejercicio que le dedicaba.
—Muchas gracias— habló con un ligero sonrojo.
—Lamento tener que curarte así— le dijo la rubia.
—¿Takeda no está?— preguntó Kenma.
—No y tampoco Ennoshita— contestó—. ¿Los necesitabas?
—Quería que hicieran los horarios de Shouyo, técnicamente está en calidad de experimentar con él.
—Eso suena feo Kenma.
—Oh no lo será— interrumpió Yachi a Hinata—. El Sargento Takeda es buena persona y es uno de los mejores Heiler al igual que Ennoshita.
—¿Cuáles son sus dones?— preguntó.
—Soy una Richtig también se nos conoce como corregidoras— habló Yachi.
—¿Quieres decir que puedes alterar el cuerpo humano, una cambia formas?— Hinata estaba emocionado de ver a alguien con ese don.
—Claro que podemos hacer eso pero yo me limito a corregir heridas después de ser tratadas, es por eso que no puedo ayudar a Yams, tendrá buena apariencia pero seguirá doliendo.— Hinata comenzó a comprender el don de la chica.
—Yo soy un Wind, tengo el control del viento— habló Yamaguchi.
—Cabe mencionar que Yamaguchi es uno de los mejores del ejército— halagó Kenma—. Espero que puedas aprender de él.
—Lo haré— aseguró Hinata.
—Creo que con esto está bien— Yachi retiró el algodón de los labios del chico y lo botó en la basura—. Deberías hablar con tu novio— sugirió.
—Lo haré en cuanto llegue— en eso se escuchó un estruendo y muchas cosas romperse. Yamaguchi suspiró y todos salieron para ir a la sala común.
Los cuatro llegaron al balcón y lo primero que vieron fue como un chico de cabello rubio se golpeaba con uno de cabello negro. Toda el área estaba destruida.
—¡¿Qué demonios está pasando aquí?!— vociferó una voz. Tanaka y Nishinoya se pusieron firmes y sus miradas se tornaron serias. El chico que había hablado era todo lo contrario a lo que su voz demostró. Estatura promedio, piel blanca, rostro fino y cabello grisáceo. Tenía un aspecto angelical—. ¿Y bien no van a hablar?
—Teniente Sugawara, lamentamos el incidente— habló Tanaka.
—Eso lo sé— Sugawara comenzó a bajar lentamente por las escaleras demostrando confianza a cada paso—. Pero ustedes no estaban peleando.
—Suga~ ¿por qué tan crispado? Pareces un gato sacando las garras— habló el peli negro.
—No soy un gato, Kuroo— habló—. Estoy protegiendo a los míos por eso quiero saber ¡Qué diablos está pasando aquí!
—¡A este idiota se le ocurrió hablar de Yamaguchi!— habló finalmente Kuroo—. Tenía que responder, compréndeme Suga— el platinado giro a ver al rubio con labios partidos y la cara llena de moretones.
—¿Qué dijiste exactamente?— preguntó con voz calmada. Atsumu no respondió.
—Un oficial de mayor rango te habló, contesta maldito estúpido— le recriminó aquel que se llamaba Kuroo.
—Hable mal de su manera de vestir— Suga soltó el aire—. Me referí a él como si fuera una mujer.
—Escúchame Atsumu, vuelve a referirte a uno de mis cuervos de manera tan despectiva y te aseguro que no vuelves a ver la luz del día, ¿quedó claro?— su voz fue como un susurro, la amenaza estaba implícita en esa pregunta.
—Quedó claro, Teniente.
—Muy bien soldado, me alegra que nos hayamos entendido— sonrió el de cabellos grises—. Ahora ve a que te curen esas heridas.
—Teniente Sugawara— llamó Yachi desde el balcón—. Eso será casi imposible pues lo haré al método tradicional.
—Oh~ que pena, tendrás que quedarte así— le dijo esto último con ironía y se percató del muchacho que se escondía detrás de Kenma—. ¿Quién eres tú?
—Eh... y-yo...
—Es el nuevo miembro del Karasuno— habló Kenma—. Órdenes de arriba.
—Siempre es bueno tener nuevos integrantes, bienvenido.
—Kenma... estos chicos están locos— susurró pero Yamaguchi lo escuchó y se carcajeó discretamente.
—Que esperabas, tienen cerebro de pájaros— contestó Kenma sonriendo. Las puertas de la sala se abrieron dejando ver a Oikawa y a dos más a su lado; uno vestido completamente de negro igual que él, de apariencia corpulenta, cabello corto y castaño al igual que sus ojos y piel ligeramente bronceada. El segundo de cabello gris con las puntas negras y bordados verdes.
—Suga— habló con voz profunda.
—Al fin llegas Sawamura— habló el de cabello negro—. Capitán Kita, un gusto verlo espero que le ponga un bozal a su zorro.
—¿Puedo saber qué pasó aquí?— preguntó con voz queda.
—Golpee a su soldado— se encogió de hombros—. No me arrepiento de nada.
—Ven vamos a curar tus heridas— Kita se alejó con Atsumu hasta el otro extremo de la habitación.
—Después sigo yo capitán, si es tan amable— pidió Kuroo. Los cuatro que permanecían en el balcón fueron bajando rápidamente, en especial Yamaguchi que se lanzó directamente a los brazos de su novio.
—Tetsuro, ¿por qué tienes que ir golpeando a todos?— preguntó y le dio un beso que hizo quejarse al contrario—. Perdón.
—Tranquilizante amor, yo estoy bien— sonrió y devolvió el beso a su amado novio—. Tus pecas lucen tan bonitas cuando te sonrojas— le dijo como si fuese un secreto y Yamaguchi le dio un ligero golpe en el pecho.
—Me encantas— habló cerca de sus labios.
—Yamaguchi— Kuroo bufó porque los interrumpieron—. Daichi ha solicitado reunirse.
—¿En medio de todo este caos?— preguntó Kuroo—. Debiste decir que no, Suga.
—Cállate, nadie pidió tu opinión— se burló.
—Mi bro y yo ya nos vamos, debemos tratar esas heridas que te hizo el Miya rubio— el bicolor tomó por los hombros a su amigo y comenzó a alejarlo.
—¡Te veo esta noche mi amor!— gritó y lanzó un beso al de cabello verdoso haciéndolo sonrojar.
—Me iré tras ellos, no creo que Bokuto lo controle.
—Gracias Akaashi— el aludido asintió y se marchó después tras ellos.
A los restos de la sala común comenzaba a llegar más gente y eso ponía nervioso a Hinata.
Vio que llegó un rubio de lentes demasiado alto, uno más bajo pero de aspecto rudo, llevaba el cabello largo atado en lo alto como los antiguos samurai, otro de cabello rapado pero con cara más amigable y finalmente una mujer de cabello oscuro y lentes.
Eran un total de trece personas contándole a él.
Todos se llevaban bien y él se sentía como un intruso ahí.
—Intenta relajarte, Hinata— le pidió la pequeña Yachi—. Todos aquí son muy buenos, nadie te hará daño— eso esperaba él.
Minutos después entró el comandante rubio que había visto antes y a lado de él un hombre más bajo de cabello castaño.
—Buenas tardes muchachos— habló el segundo—. ¿Qué ocurrió aquí?— dijo con pesar y faltándole el aire.
—Fue un pequeño accidente, Sargento— le respondió el de cabello gris.
—Díganme que no fueron ustedes— pidió casi rogando.
—En realidad no directamente— Hinata podía jurar que el hombre casi se desmayaba.
—Tranquilo Sargento— habló el rubio—. Bien creo que ya saben porque estamos aquí, no es nada fácil ocultar esa maraña de pelos— Hinata se había encogido de hombros ocultándose tras Yachi—. Ven acá pequeño camarón— Ukai lo miro directamente y no quedó de otra que acercarse a él.
—Muchachos, queremos presentarles al nuevo miembro del escuadrón— todos lo miraron como si pudieran ver a través de él—. Él es Shouyo Hinata.
—Es un placer conocerlos— sonrió como sólo él podía hacerlo, trayendo calidez a aquellos que lo conocían realmente.
—Espero que se lleven bien todos ustedes— pidió Ukai—. Ese de ahí es Daichi Sawamura, tu ahora Capitán y el de cabello gris es el Teniente Koushi Sugawara, segundo al mando del escuadrón.
—Bienvenido seas, Hinata— le habló el Capitán—. Espero que nos llevemos bien.
—Aunque no lo parezca nos tratamos como familia— Sugawara le sonrió amablemente—. Y ahora tú serás parte de ella.
—Gracias por sus palabras.
—Bien, puedes acomodarte con ellos, en un momento te dirán que habitación es la tuya y te ayudarán con tus tareas asignadas— le dijo Takeda—. Más tarde te espero en en la Sala de Pruebas, necesito ver de qué es capaz tu don.
—Por supuesto, cuente con ello.
—Excelente— respondió alegre—. Bueno chicos, lo dejamos a su cargo.
En otra de las habitaciones del edificio se encontraban tres chicos del Inarizaki, Atsumu estaba siendo atendido y curado por su Capitán Kita.
—Quedaste horrible— el castaño oscuro de ojos verdes no dejaba de burlarse de él.
—Cállate, Suna— le reprendió Miya—. Kita, vea como me molesta Suna.
—Él tiene razón— Suna volvió a burlarse—. ¿Cómo fue que acabaste entrometiéndote con un Capitán?
—No fue a propósito, él me provocó— la puerta se abrió dejando entrar a un doble de Atsumu pero con cabello gris— ¡Samu!— exclamó sorprendido y todo lo que recibió fue un puñetazo más en su bello rostro. Nuevamente Suna volvía a reír pero está vez con más fuerza.
—¿Cómo te atreviste?— preguntó su hermano.
—¿Ja, ahora defiendes al tal Kuroo?— preguntó molesto.
—No digas estupideces— recriminó su gemelo—. ¿Cómo pudiste hablar así de Yamaguchi?
—Oh~ cierto, olvide que estás enamorado de él.
—¡Con una mierda Atsumu!— rugió llamándole por su nombre y no el apodo que suele usar—. No puedes ir por la vida ofendiendo a las personas, mucho menos a las que son importantes para mí. Estoy enamorado de Tadashi y eso lo sabes muy bien.
—¿Y eso le importa a él?— preguntó molesto—. Por favor Samu, a él le importas menos de lo que vale un centavo, no te ama.
—Cállate, imbécil.
—Osamu, por favor cálmate— habló el Capitán de manera pausada—. Estoy decepcionado de ambos. Atsumu, diste a entender que no te importan los rangos y mucho menos los sentimientos de las personas, ofendiste a uno de los soldados más poderosos del departamento. Tadashi Yamaguchi ha salvado más vidas que tú, sin contar que cuenta con menos edad. Y tú Osamu, vienes de discutir con el mismo soldado, ¿me equivoco?
—No— contestó con la mirada gacha—. Es que ese estúpido no sabe cuidar de Tadashi, dejó que un civil inepto lo agrediera, dejó que le hicieran daño.
—Eso no es asunto tuyo— lo interrumpió—. Les recomiendo que hagan las pases con el KAFUNE, se quedarán aquí un tiempo.
—¿Por qué?— preguntaron ambos gemelos a la vez.
—Porque lo digo yo, además el departamento estará ocupado y prescindirá de algunos miembros en misiones futuras, debemos estar unidos.
—Siento pena por ustedes— se burló Suna.
—Tú también te quedarás— esto sorprendió al de ojos rasgados.
—¿Y yo por qué?— preguntó serio.
—Necesito que alguien controle a este par— Suna bufó pero no discutió—. Sepan que Rintarou está a cargo en mi ausencia— bueno, al menos eso le gustó al nombrado.
—Como ordenes Capitán— respondieron los tres chicos.
Una vez Kita partió Atsumu se levantó y salió de la habitación, quería estar solo, quería apagar las llamas de su ira al verse humillado por ese maldito gato. No se dio cuenta a donde se dirigía ni por donde veía hasta que sintió un pequeño cuerpo chocar contra su pecho.
—Perdón— bajó su mirada y se topó con los ojos más hermosos que haya visto antes, unos ojos castaños con un brillo como el sol. No no eran sus ojos los brillantes, era todo él.
—No... perdóname tú a mí— «mierda Atsumu, tranquilízate» —. No estaba viendo por dónde iba— el pelirrojo le regaló una sonrisa y el sol parecía opaco ante ella.
—Le verdad es que me perdí— lo dicho provocó un ligero sonrojo, no podía ser más tierno—. ¿Sabes de casualidad donde quedan los baños?— preguntó apenado causando una sonrisa en el contrario.
—Siendo sincero no lo sé— el pelirrojo parecía decepcionado—. No he pasado mucho tiempo aquí, no soy miembro del KAFUNE, pertenezco al Inarizaki— señaló los botones de su uniforme mostrando los zorros que llevaban grabados.
—Ohh~ creía que sólo habían tres escuadrones.
—Seremos de ayuda por un tiempo— ambos sonrieron aunque la del rubio parecía más galante—. Por cierto, mi nombre es Atsumu Miya.
—Un placer conocerte soldado Miya, yo soy Shouyo Hinata.
«Shouyo, con que así se llama la encarnación del sol.»
Primero que nada buenas tardes, días o noches. Una discusión por el atrevimiento de mi zorro favorito pero está entre comillas justificado, más adelante veremos el por qué.
La verdad no podía aguantarme a publicar esto porque me quedó hermoso desde mi punto de vista. Eso no quiere decir que publicaré muy seguido porque la universidad me está matando. Llevo actualmente seis capítulos terminados y un anexo como reserva para que cuando haya bloqueo no se queden sin leer.
A todo esto, si el inicio se siente flojo o tedioso intentaré arreglarlo pero todo va viendo en popa según yo. Va como debe de ir, tardaré un poco en mencionar algo de acción.
En fin. Nuestro sol se ha topado con el chico zorro y al parecer han quedado flechados, bueno depende...
Gracias por leer y espero se queden conmigo a terminar esta historia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro