
-𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟏-
Los tres chicos habían llegado hasta la habitación de Hinata. El pelirrojo entró seguido Kenma quién se apuró a cerrar la puerta siendo detenido por Atsumu.
—Perdón si te ofendo pero estás de más.— intento no sonar grosero o despectivo, pero el teñido frunció el ceño.
—No, tú estás de más. Lleva los informes a Kuro, él sabrá que hacer.— y le cerro la puerta en su cara al gemelo Miya.
Kenma se dejó caer en la cama junto a Hinata, aprovecharía la ausencia de Yamaguchi, quizás estaría con Kuroo o entrenando —cosa que él también debería de hacer—, pero él disfrutaría su auto impuesto día de vacaciones.
—Bien, ¿qué querías contarme?— le preguntó a Hinata.
—Necesitaba preguntarte algo.— Kenma asintió en señal de que escuchaba—. ¿Ha existido un Polvort capaz de portar dos habilidades?.— el teñido intentó recordar todas las clases de historia que recibió en la escuela, pero no recordaba tal suceso.
—No ha habido registros de uno.— dijo Kenma—. Ahora que lo mencionas, ni siquiera hubo registró de tu nacimiento.— Hinata frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir?
—Shouyo, la gente que te lastimaba al ser un Impolvort no se había enterado hasta que el gobierno dio aviso.
—Ni me lo recuerdes.— mencionó desanimado—. Tenía diez años cuando eso ocurrió y por alguna razón mi nombre salió a la luz, porque se suponía que jamás debían saber de mi existencia.
—Exactamente.— dijo Kenma con los ojos muy abiertos—. Pero tu nacimiento no se ha visto en los libros de historia en los últimos siete años. Debería ser un día histórico.— Hinata se lo pensó un momento, tenía sentido—. De igual manera ¿por qué el Aoba se encarga tanto de desaparecer al cuarto elemento de esa foto?
—Espera, ¿adónde quieres llegar?— preguntó.
—Si ha existido un Polvort capaz de manipular dos habilidades, es probable que el gobierno haya ocultado su existencia.— los ojos de Kenma mostraban un brillo que sólo veías cuando jugaba en su consola. Era como un gato y su nuevo hallazgo una bola de estambre—. ¿Por qué preguntas?
—Bueno... y-yo...— balbuceó nervioso.
—¿Qué hiciste, Shouyo? Tus latidos se escuchan más alterados de lo normal.— había olvidado que su amigo era un Tödlich.
—En la fiesta de aniversario tuvimos un encuentro con el Glishkarj de cabello blanco; aquel que te obliga a hacer lo que él quiera. Nos pidió que no nos moviéramos... tenía a Atsumu, quería matarlo y... algo dentro de mí me obligó a detenerlo, me obligó a moverme. Me ordené a hacerlo.— Kenma miraba y escuchaba atentamente a Shouyo, él también tenía curiosidad—. Recuerdo haberme dicho a mí mismo que tenía que moverme. ¿Crees que me volví loco?
Kenma por alguna razón colocó la palma de su mano en la frente del pelirrojo y al mismo tiempo puso la otra en la suya y dijo—: No, quizás sólo tienes fiebre o quizás tienes una nueva habilidad.— Shouyo frunció el ceño.
—¿Y eso no es raro?— preguntó Hinata.
—Podríamos hablar con Takeda, debería hacerte más estudios o pruebas.
—¿Y no daría aviso al gobierno?
—No si le pedimos que no lo haga.— Shouyo arrugo la nariz y los labios, un gesto que hacía cuando o le gustaban las cosas—. Los secretos del KAFUNE son nuestros, ¿acaso crees que al gobierno le siente bien tener soldados emparejados con hombres? Viven del que dirá la sociedad así que son los primeros en no estar de acuerdo.
—No sabía que el gobierno se molestaba por eso.
—Depende, algunos miembros del gabinete están de acuerdo y nos apoyan; como los padres de Yamaguchi. Otros son partidarios de que es una aberración; como el padre de Kiyoomi Sakusa.
—¿Quién es él?— preguntó Hinata.
—Alguien que no admite su sexualidad, tiene relaciones con tu cuñado. Deberías preguntarle a él.— mencionó sin darle importancia—. Shouyo, mañana debemos ir con Takeda, ¿quedó claro?.
—Claro.
—Bien, si tienes más dudas sobre algo llámame, sabes que siempre estaré para ti.
—Gracias Kenma.— el pelirrojo se aferró al cuerpo del teñido de rubio y lo estrechó entre sus brazos, agradecía todos los días al universo haberlo juntado con un amigo así.
Kenma salió de la habitación de Hinata con la duda escrita en su mente, su rostro lucía apacible y tranquilo, pero eso sólo aumentaba las dudas que se formaban en su mente.
Observó que Atsumu estuvo ahí esperando todo el tiempo y le dijo que podía entrar con Hinata a su habitación, el zorro no lo dudó dos veces para entrar corriendo hasta el cuarto del pelirrojo.
Salió del pasillo de donde estaba y se encaminó hasta la sala común, bajó las escaleras y ahí estaba su boleto de salvación o de perdición; sentado en una mesa hablando muy alegre y respetuoso frente a una pelinegra de anteojos. Era imposible como esa chica había logrado domar a una bestia.
—Tanaka.— llamó el chico de cabeza a rapa.
—Kenma.— se mostró sorprendido ante la presencia del chico Nekoma—. Es extraño hablar contigo por tu propia voluntad.
—Descuida, también lo es. Pero tratándose de Shouyo.
—¡¿Qué le pasó a Hinata?!— Kenma pudo notar la preocupación en sus palabras, era obvio que su amigo se había ganado el cariño de todos en su escuadrón.
—Nada malo, pero tiene algunas dudas respecto a su Polvort.— trató de calmar.
—¿Qué clase de dudas?— preguntó.
—Como las que tenía Tenma Udai.— eso si que capturó su atención—. ¿Sabes donde puedo obtener ese tipo de información?
—Por supuesto que si.— dijo orgulloso—. Haré unas llamadas y tendrás a la fuente de información en persona.
—¿No podrías sólo pasarme el contacto?
—Lo que tienes que saber no puede ser dicho por teléfono.— habló Shimizu.
—De acuerdo.— aceptó el rubio y Tanaka procedió a llamar por teléfono.
Llegar hasta el punto de encuentro solicitado por el informante no fue tan difícil, lo difícil fue llegar hasta donde le pidieron continuar.
Por alguna extra razón el informante había hecho de su llegada una clase de juego, no lo mal entiendan; él ama los juegos, vive para jugar y resolver acertijos, pero ahora se le estaba acabando la paciencia. Era como enfrentarse a un mini juego que te llevaría a una pista más para poder vencer al villano final. Y eso le generaba una inmensa ansiedad.
Dobló la esquina de la calle hasta dar con un callejón sin salida, en la pared del fondo se veía un extraño grafiti que parecían ser letras. Se acercó hasta que fueran visibles las extrañase letras de color negro, su mente iba preparada para acomodar letras, hacer un crucigrama e intentar recordar todos los datos que sabía sobre la tierra para un posible quiz, pero no esperaba algo tan sencillo.
22 de Diciembre.
Una fecha escrita en mayúsculas y con tinta negra.
—Ja, y yo que creí que sería más difí...— su frase se vió interrumpida cuando una extraña bóveda se abrió en el suelo haciéndolo caer directamente por una rampa. Kenma era ligero y tal vez pequeño, pero toda esa situación lo hacía sentir más de lo que era y tal vez comenzaba a odiar esta parte del desafío.
Sintió una corriente de aire que lo jalaba hasta el interior, la rampa había dejado de serlo y ahora era un extraño tubo transparente como si de un tobogán hablásemos. Mientras intentaba mantener la calma unas frases en la pared llamaron su atención.
En 18 años justamente los planetas se verán alineados,
pero curiosamente... Será entonces momento de actuar,
libera a los Titanes no hay quien los pueda afrontar.
Y el pequeño orgullo de Zeus sera al fin vencido y tu Hades lograrás tu cometido.
Pero hay una advertencia en este cuento, si Hércules pelea, verás tormento.
—¡¿Qué eso no es un diálogo de película?!— gritó con toda su voz, el tobogán se había detenido y fue lanzado por el aire como si fuese una roca y el tobogán una catapulta. Maldita la hora en la que decidió salir.
Fue a parar hasta una tina llena de agua, le dolían cuerpo, los oídos le zumbaban y sus ojos le ardían, quizás también había tragado agua. Maldita la hora en que la que decide holgazanear y no entrenar.
(...)
Ahora estaba envuelto en una superficie esponjosa, le recordaba a una nube, podía dormir muy a gusto si se lo proponía. Benditas sean las nubes a las que sólo pueden llegar los muertos. Alto, ¿Nubes? ¿Muertos? ¡Mierda!.
Se levantó asustado por llegar a esa conclusión y esperaba ver el cielo azul, pero encontró que estaba en una cama con edredones de algodón.
—¡Al fin despiertas!— una voz femenina llegó desde las puertas de la habitación—. Creí que tomaría más tiempo, pero me alegro de que no fuera así.— Kenma observó a la rubia y sintió que la conocía de alguna manera.
—¿Dónde estoy?— preguntó.
—Ya deberías saberlo, mi hermano me dijo que tenías dudas respecto a Tenma.
—¿Hermano?— preguntó y fue entonces que cayó en cuenta de quién era—. ¡¿Tú eres Saeko Tanaka?!
—Ahora llevó el apellido de mi esposo, pero si, esa soy yo. ¿Quién eres tú?— le preguntó sonriente.
—Kenma Kozume.— se presentó el rubio.
—¿Despertó ya?— la voz de un hombre se escuchó en los pasillos. Rubio y de ojos marrones, al parecer era alto, pero al verlo sentado en esa silla de ruedas le fue imposible darse cuenta.
—Cómo pájaro al amanecer.— dijo Saeko.
—Eres el hermano de Tsukishima.— no fue una pregunta, fue un hecho, ambos compartían muchas similitudes físicas. Además el rubio le dio la razón.
—Akiteru Tsukishima.— se presentó—. Vamos, mi cuñado nos dijo que tienes algunas dudas.
—Tengo demasiadas preguntas, empezando por todo lo que me hicieron pasar para llegar aquí.— Saeko explotó a carcajadas.
—Lo sentimos, lo hacemos por seguridad.— mencionó entre risas.
Los tres se dirigieron a la sala que había en la casa de los Tsukishima. Era una casa bonita; tenía colores pálidos y a su vez resplandecientes, los muebles eran de un hermoso color caoba y había uno en especial de madera terracota que resaltaba porque parecía color rojizo, en el habían fotos enmarcadas de la familia. La que más llamó la atención fue una donde estaban tres niños; dos con sonrisas brillantes y uno con una mueca de desagrado, Kenma los reconoció al instante como los tres cuervos que eran; Tanaka, Nishinoya y Tsukishima.
—Crecieron juntos. Bueno algo así, Kei no siempre estaba en casa de mis padres.— confesó Saeko.
—¿En que podemos ayudarte, Kenma?— preguntó el rubio.
—¿Qué saben de los Polvorts con más de una habilidad?— ambos rubios se atragantaron con su propia saliva—. No tienen que fingir conmigo, se de buena fuente que Tenma poseía más de una.
—No es que poseyera más de una... bueno... ¿cómo explicarlo?
—El gobierno experimentó con él.— admitió Akiteru—. Tenma era un Wind de nacimiento que podía proyectar su viento en unas hermosas alas que parecían invisibles. El gobierno experimentó con ellas hasta hacerlas sólidas. Era muy receptivo y te ayudaba a aclarar tus sentimientos, por eso hubo rumores donde decían que era un Einfühlungs.
—Tenma se comportaba extraño.— admitió Saeko—. Un día de descanso nos juntamos a ver películas, vimos la versión de Disney de Hércules. Tenma reaccionó mal ante la profecía, decía que ellos regresarían, que ellos estarían aquí y que si su rey peleaba con ellos todo terminaría mal.
—¿Hace cuanto ocurrió eso?— preguntó Kenma. Los dos rubios apretaron las manos que llevaban entrelazadas entre sí.
—Hace dieciocho años, justo antes de morir.— admitió Akiteru.
—Imposible... Nekomata mencionó algo sobre un eclipse que ocurrirá en diciembre, el 22 para ser exactos.
—Justo en su aniversario dieciocho.— la tristeza invadió el rostro de Saeko.
—Eso todavía es más que imposible.— dijo Kenma—. Tenma falleció hace diez años, está en los registros.
—Su doble falleció hace diez, el verdadero Tenma Udai falleció hace dieciocho años. Nosotros éramos más jóvenes que ustedes, teníamos dieciséis y diecisiete, pero conocimos al Pequeño Gigante.
—El gobierno mencionó no que había un doble para mostrarle al pueblo que las cosas estarían bien; era un Wind parecido físicamente, además le hicieron muchas alteraciones con ayuda de unas corregidoras.
—Tenma mencionó que sus antepasados se lo advirtieron... decía que en sueños alguien le pedía ayuda, que lo cuidara y que pronto regresaría para estar a su lado.— mencionó Saeko.
—En 18 años justamente los planetas se verán alineados, pero curiosamente... Será entonces momento de actuar. Eso está más que claro, el 22 de diciembre se cumple el gran eclipse.
»Libera a los Titanes no hay quien los pueda afrontar. Quiero creer que son los Glishkarj de alto rango.
—Lo último no lo tenemos claro.— dijo el rubio.
—Tenma no fue muy específico.— a completo su esposa.
—Puedes pedirle ayuda al soldado Kento Nanami. Él tiene mucha información respecto a los Glishkarj.
—Aki tiene razón, su hermana, la Doctora Corina se especializaba en la investigación Glishkarj; tiene demasiada información sobre antiguas leyendas y guerras.
—¿Cómo consigo esas anotaciones?
—Deberías preguntarle a su hermano, aunque dudo que te responda, entonces sólo queda su hijo; Yuuji Itadori.— respondió el rubio.
—Yuuji no conoció a su madre.— mencionó Kenma.
—Y nosotros no conocimos a su padre, fue un escándalo. La doctora apareció un día estando embarazada y hubo un revuelo con su hermano, exigió conocer al padre... cuando lo hizo no volvió a ser el mismo.— Saeko bebió un sorbo de la taza de té, disfrutaba desvelar todo tipo de información.
—Entiendo... hablaré con Itadori sobre ello.— se puso de pie e hizo una pequeña reverencia—. Gracias por la información.— el matrimonio se despidió feliz de haber recibido la visita del teñido. Esperaban haber sido de ayuda.
Tiempos oscuros se aproximaban y sólo rezaban porque los contendientes tomaran el bando correcto, o una lluvia de sangre caería sobre la tierra.
Bonito día tengan todos los que leen la historia, espero que hayan disfrutado el capítulo de hoy.
Cada vez nos acercamos al remolino de emociones y eso me emociona bastante, la verdad me gusta mucho como va avanzando la historia, y me caigo mal porque les quiero decir todo de golpe, pero no jajaja.
Cualquier duda estoy a su disposición, por mensaje, comentario e inclusive por Facebook, me encuentran como Lex Ushijima, puede que nos echemos un buen chismesito jaja.
Nos vemos en unos días ❤️.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro