Habían pasado tres días desde el incidente y hasta ahora la bruja parecía sentirse bastante bien. Todavía no comía lo suficiente, pero al menos dormía mejor.

Hoy estaba previsto que fuera un día de excursión, lo que, para los alumnos, significaba levantarse más temprano y estar de pie todo el día. Como Snape esperaba, no estaban muy contentos. La señorita Granger, en cambio, estaba radiante de entusiasmo, su naturaleza burbujeante se apoderaba de ella.

"El museo de historia del arte es precioso aquí" tarareó distraídamente mientras cortaba su rebanada de pan tostado.

Snape la miraba en silencio, observándola. Llevaba una camisa negra combinada con unos pantalones marrones y unos botines negros, el tacón de la bruja era más alto de lo que él esperaba. La pierna le temblaba y él no podía decir si era su excitación o algo más.

La observó mordisquear su tostada, apenas terminando la mitad antes de empezar a picarla y mirar hacia el pasillo. Parecía sumida en sus pensamientos, con la frente arrugada por la concentración. El aspecto de la bruja era absolutamente impresionante, lo que hizo que Snape se removiera en su asiento con incomodidad.

No le gustaba a dónde le llevaban sus pensamientos. Se aclaró la garganta y esperó a que toda la atención se centrara en él para anunciar el plan del día.

"Empezaremos por ...."

|Salto de tiempo, primeras horas de la tarde|

"Silencio" la voz de Snape retumbó en el callejón. "Este es el último destino de hoy. Espero que se comporten como adultos respetables. Tienen dos horas para disfrutar de las exposiciones de historia del arte. Nos reuniremos en la entrada a las seis en punto. Recuerden que el uso de la magia está prohibido. No toquen nada de lo que hay aquí".

Los alumnos comenzaron a separarse en grupos antes de salir corriendo en distintas direcciones. Snape soltó un gemido de fastidio, sobresaltando a Hermione que estaba a su lado.

"¿No es esto fantástico?" Ella le sonrió.

"¿Qué exactamente? No veo nada fantástico en unos cuadros que parecen haber sido pintados por un niño pequeño con el culo". Su cara se contorsionó en una mueca.

Hermione negó con la cabeza sonriendo ante su afirmación "No se trata del cuadro en sí, Severus" se acercó a otro, "Se trata de lo que hay detrás de él. El pensamiento que se puso en él, o incluso la falta de él, la elección de los colores, el ductus y mucho más"

La bruja se giró para mirarle, dedicándole una dulce sonrisa antes de continuar su paseo por el museo.

A Snape, aunque menos entusiasmado que la bruja que tarareaba alegremente unos pasos delante de él, le pareció una experiencia bastante agradable.

Le encantaba ver cómo Hermione admiraba los cuadros, sus ojos se volvían amplios y brillantes y su boca se convertía en una sonrisa si le gustaba alguna obra en particular. Se veía encantadora y por primera vez le pareció verla a gusto, simplemente disfrutando.

Apartando su mirada de ella, Snape sacudió la cabeza. Tenía que dejar de pensar tanto en la bruja, no era más que su antigua alumna y ahora colega, después de todo.

Una pequeña mano rodeando su muñeca lo devolvió a la realidad, una realidad en la que el rostro de Hermione estaba contorsionado por el dolor y sus ojos le pedían ayuda en silencio.

"¿Qué pasa bruja?" gruñó su voz, haciéndola estremecerse un poco pero no fue suficiente para que retirara su mano. Maldiciéndose mentalmente por su tono, puso una mano sobre la de ella para tranquilizarla."Maldición" voz era áspera y se interrumpió haciéndola hacer una pausa y respirar profundamente antes de poder continuar

"No pueden..verme..los alu-lum-nos" Su cuerpo empezaba a temblar más violentamente ahora y Snape la arrastró a un rincón apartado, protegiéndola de la vista.

"¿Pensé que esto sólo ocurría cuando dormías?" La voz de Snape era una mezcla de ira y preocupación. Ella debería haberle hablado de este asunto.

"No me ha pasado antes" el pánico empezó a aparecer en sus ojos, su agarre a él se hizo más fuerte y sus rodillas se doblaron.

"¿Sabes de algo que ayude a calmarlo?" preguntó él, mientras intentaba pensar en una forma de hacer que ella dejara de temblar de ansiedad.

"N-no", tartamudeó la bruja con un rechinar de dientes. Parecía que se estaba congelando...

Snape se llevó la mano a la frente sólo para ver cómo se formaba un sudor frío y aumentaban sus temblores.

"Ta-tan fr-fri-o" gimoteó ella, soltándose de su brazo y abrazándose a sí misma.

"¿Profesora Granger?" La voz de Andrew McLorring, un estudiante de Hufflepuff llamó desde detrás de Snape, con los ojos muy abiertos im sorpresa. "¿Qué le pasa?" Preguntó, acercándose a ellos.

"Reúne a los estudiantes McLorring" gruñó Snape ignorando la pregunta del chico, y concentrándose en sostener a Hermione "Vamos a volver al Hotel. AHORA" gruñó, haciendo que el estudiante se alejara para cumplir con su tarea. El cuerpo de Hermione seguía temblando pero ahora era menos. "¿Te sientes con fuerzas para volver a la entrada?"

La voz de Snape era suave y estaba mezclada con la preocupación y el miedo.

Hermione se limitó a asentir con la cabeza antes de dar un paso adelante, cayendo en los brazos de Snape de todo menos con gracia."Supongo que eso es un no" Murmuró el maestro de pociones antes de levantarla en brazos y volver a la entrada.

Tuvo la amabilidad de poner su capa sobre su forma temblorosa, protegiéndola de las miradas curiosas de los alumnos que cuchicheaban a todo trapo. "¡Silencio!" gruñó Snape.

Estaba increíblemente preocupado por la pequeña bruja en sus brazos y era difícil contener su propio pánico creciente, por no hablar de dirigir a un grupo de malditas cabezas huecas. "Vamos a aparecernos para volver al hostal".

"¿Pero eso no es peligroso?" Preguntó un estudiante.

"Sí, por eso vamos a aparecernos en grupo. Agárrense de las manos"

Hermione empezaba a temblar de nuevo con más violencia y le costaba ocultar su estado a los alumnos.

Los murmullos volvieron a estallar y Snape rugió otro "SILENCIO" al grupo.

Cuando todos estuvieron reunidos, un silencioso estallido fue todo lo que se escuchó antes de que desaparecieran.