33ও
Final
Luego de un mes, la coronación de Minho por fin sería celebrada. Las reparaciones del castillo estaban completas y todos estaban de acuerdo con que debía de haber una coronación para presentar su Minho oficialmente frente a todo el pueblo.
Minho se había estado negando a la coronación con el argumento de que ya todos lo conocían, pero Jisung insistió porque como rey, ahora Minho tenía más obligaciones y deberes, siendo uno de ellos presentarse formalmente con su pueblo. Para Jisung era más sencillo comprenderlo porque aprendió a ser parte de la realeza durante toda su vida, pero Minho todavía tenía muchas cosas que aprender.
Horas antes de llevar a cabo dicha celebración, Jisung se despertó en el medio de la noche, se mantuvo viendo hacia el techo a través de la oscuridad, escuchando únicamente la suave respiración de Minho a su lado durmiendo tranquilamente. Con mucho sigilo y cuidado de no despertarlo, se puso los zapatos y cubrió más el cuerpo de Minho con las sábanas antes de salir.
Desde que encerraron a su madre, no había podido verla, específicamente, no había tenido el valor de hacerlo. Sabía que ella se había equivocado y merecía un castigo, pero de alguna forma seguía siendo doloroso saber que estaba encerrada.
Se encaminó hacia la prisión del castillo, nunca había estado ahí, nunca se lo permitieron y ciertamente le daba un poco de temor. Abrió la puerta y rápidamente la oscuridad lo envolvió, siendo iluminado únicamente por la tenue luz que entraba desde las pequeñas ventanas en los muros. Bajó las escaleras y se detuvo frente a la enorme puerta que daba paso directo a la prisión, respiró hondo, exhaló y entró sin pensarlo por más tiempo. Lo primero que vio fue un enorme pasillo con puertas; todas éstas estaban abiertas, recordando que durante el ataque, las criaturas mágicas escaparon, así que estaban vacías. Siguió caminando y se detuvo frente a la única puerta cerrada, deduciendo que era la de su madre, se acercó y se asomó a la pequeña aberturas para ver a interior, sintiendo su pecho doler un poco al ver a su madre en la esquina de esa incómoda cama con el cabello desarreglado y la piel seca. Abrió la puerta de su celda y la cerró tras él, quedándose de pie frente a ella.
—Tu papá no regresó—dijo la mujer con la voz rasposa después de darse cuenta de quien era, pudo reconocerlo fácilmente sin siquiera verlo.
—No vengo a hablar de papá—se acercó un poco más, sentándose en la orilla de la vieja cama—Quiero saber cómo estás.
—Estoy increíble—respondió con sarcasmo, todavía sin verlo—Creí que te habían sacado de este castillo, eres un Han después de todo.
—No tuve nada que ver con lo que hicieron.
—Aún así, debiste irte de aquí.
Jisung agachó la mirada hacia sus manos y jugueteó nerviosamente con sus dedos, debatiéndose sobre si seguir hablando o no, hasta que decidió por hacerlo.
—Minho y yo estamos juntos—reveló por fin, elevando la mirada hacia ella—Su coronación será hoy.
La mujer levantó la mirada también, haciendo contacto con él.
—¿Cómo puedes estar junto a ese monstruo? Mira lo que me hizo—soltó indignada, comprendiendo ahora la razón por la que Jisung estaba todavía ahí. Libre y con una buena vida en el castillo.
—Él está conmigo a pesar de que mis padres mataron a los suyos... ¿No es eso mucho peor?
—Nunca vas a entenderlo—cerró ambas manos en un puño, todavía sin poder creer que después de todo, su hijo seguiría su vida como un rey mientras que ella estaba encerrada ahí abajo.
—Solo vine a verte, saber cómo estabas—dijo en voz baja, poniéndose de pie—Lamento que todo haya terminado así, pero no hay nada que pueda hacer por ti.
—Claro que puedes, pero no quieres hacerlo—señaló—Eres tan mal hijo que prefieres verme morir aquí antes que ayudarme a salir.
Jisung sintió sus ojos arder, a punto de llorar, pero no iba a hacerlo, tenía la esperanza de que algún día su madre iba a arrepentirse por lo que hizo. No había manera de que ella saliera de ahí, eso estaba muy claro, pero le gustaría poder visitarla de vez en cuando sin recibir reclamos.
Algún día podrían hablar con tranquilidad.
—Adiós, mamá—se despidió, por fin saliendo de eso frío lugar.
Se sentía acorralado, pero sabía que eso era lo mejor y no tenía dudas de que Minho había hecho lo correcto. Caminó hasta su habitación nuevamente con todo eso en mente, entró en silencio y se metió nuevamente a la cama.
—¿A dónde fuiste?
Jisung salió de sus pensamientos al escuchar la adormilada voz de Minho a su lado.
—Fui a ver a mi mamá—fue sincero, recostándose de lado para poder verlo—No quería despertarte.
—¿Tú estás bien?
—Si, estoy bien—le aseguró con una simple sonrisa, acariciando su rostro—Todo está bien.
Minho le sonrió también a pesar de que sabía que en el fondo, Jisung no estaba siendo totalmente honesto. Podía entender que era difícil para él tener encerrada a su madre, pero dejarla libre no era una opción; Jisung respetaba esa decisión y es por eso que, nunca se opuso a pesar de que se trataba de ella.
Manteniéndose en silencio, Jisung se acercó hasta pegarse a su pecho, sintiéndose protegido de esa manera. Minho comprendió lo que quería, así que sin hacerlo esperar, lo rodeó con ambos brazos, dejó un corto beso sobre su cabeza y se relajó por completo, quedándose ambos dormidos en esa posición.
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Minho no estaba listo, su ropa era un desastre, su cabello seguía desordenado y su cuerpo parecía tener leves temblores.
Frente a su propia perspectiva, no se veía bien.
—¿Algina vez creíste que te verías así de increíble?—preguntó Jeongin al terminar de poner el último broche cerca del hombro derecho de Minho.
—Me veo fatal—respondió con expresión nerviosa.
Jeongin frunció el ceño y entrecerró los ojos hacia él, cruzándose de brazos ante el mal comentario.
—Pero culpa mía no es—dijo indignado—No entiendo porqué lo dices. La ropa está bien, el cabello está bien, los accesorios están bien.
—Es mi rostro—confesó apenado—¿Y si todos dicen algo de eso?
—Todos te vieron ya, además, qué importa, eres el rey después de todo—se encogió de hombros—¿O quieres cubrir la cicatriz? Podemos usar maquillaje si eso te hace sentir mejor.
Minho se vio a sí mismo en el espejo, sus ojos enfocándose en la cicatriz que recorría la mitad de su cara. Había dejado de usar la máscara hace mucho con la intención de verse más intimidante, con la intención de hacerle saber a sus enemigos que era el monstruo de Windhall, pero ahora, por alguna razón estaba sintiéndose tímido otra vez al respecto, de cierta manera le temía a la opinión de los demás, no quería ser un rey que sea denominado como un monstruo también, él quería ser un rey de confianza y respetado. ¿Las personas podrían tomarlo de esa manera a pesar de su aspecto?
Pensó en Jisung, siempre le demostró que no importaba la cicatriz en su rostro, haciéndole saber que no había nada malo en él a pesar de su maldición, aceptándolo tal y como era, enamorándose de su interior y exterior. Sonrió, dándose cuenta de que en realidad no podría hacerlo sin Jisung.
—Déjalo así—suspiró, empujando muy lejos cualquier inseguridad—No puedo esconderlo para siempre—se rindió.
—¡Es mejor así!—sonrió con ánimo Jeongin—Dentro de poco tendrás que ir hacia el salón principal, llamaré a Jisung.
Minho asintió con una media sonrisa sin dejar de verse en el espejo con la esperanza de llenarse cada vez más de valor.
Alrededor de casi una hora después, llamaron a su puerta para avisarle que debía iniciar la coronación. Respiró hondo y exhaló, acomodó una vez más su traje a pesar de que estaba perfectamente bien y salió de la habitación. Sabía que Jisung estaría esperándolo en el salón principal, pero deseaba fuertemente tenerlo a su lado justo ahora.
—Ya están todos los invitados—avisó Félix cuando Minho llegó a la puerta—Solo sube ahí y hazles saber que eres el único rey de este pueblo—palmeó su hombro en señal de ánimo, regalándole una amable sonrisa.
Minho asintió varias veces y suspiró, las puertas se abrieron al fin y quedó a la vista de todos los presentes, dejándolo en un silencio repentino. Con los ojos puestos en el frente, Minho empezó a caminar a través del salón sobre una larga y pulcra alfombra, pareciéndole todo tan irreal. Al otro lado del camino vio a Jisung muy sonriente sobre la tarima, esperándolo con una expresión tranquila y a su lado en un podio, la corona descansaba sobre un pequeño cojín color rojo un poco más oscuro con detalles dorados.
Cuando llegó a la tarima, subió las escaleras y se paró frente a todo su pueblo. Vio con atención a las personas que se encontraban entre algunas criaturas mágicas que apenas se estaban incorporando y sintió su estómago revolverse de los nervios. Carraspeó, listo para iniciar a hablar.
—Agradezco que estén aquí, presentes en esta celebración—su voz tembló un poco al inicio, pero intentó mantenerla estable—La mayoría lo sabe, pero debo presentarme formalmente—guardó silencio unos segundos y continuó:—Mi nombre es Lee Minho, solía vivir en el bosque con el nombre del monstruo de Windhall gracias a una maldición que me encadenó a mantenerme alejado de todos—susurros se escucharon en todo el lugar, las personas viéndose entre sí y otros solo escuchando su discurso—Pero también soy Lee Minho, el único hijo de los reyes Lee y único heredero del reino de Windhall—dijo con más seguridad, imaginando que sus padres estaban ahí, escuchándolo. Se llenó de más confianza—Este día recibiré la corona y me haré cargo de Windhall por ley, siendo yo el único heredero y reclamo el puesto al que tengo derecho. Espero que me acepten, así como yo acepto y me responsabilizo de todo lo que tenga que ver con Windhall.
Después del silencio, los aplausos se hicieron escuchar, todos de acuerdo y curiosos en cuanto al nuevo rey. Minho sonrió ampliamente con el pecho lleno de alegría ante la aceptación, prometiéndose a ser el rey que su padre alguna vez fue, con el mismo valor, respeto, confianza y amor con el que sus padres lideraron alguna vez.
El pensamiento lo emocionaba así como le aterraba, pero sabría sobrellevarlo con la ayuda de Jisung y sus amigos, solo era cuestión de tiempo para que todo tuviera forma.
Jisung tomó la corona que alguna vez fue de su padre y se acercó a Minho, parándose frente a él con una linda sonrisa que Minho pudo apreciar de cerca. El salón volvió a quedar en silencio al notar lo que pasaba, expectantes a sus acciones.
—Yo, Han Jisung te concedo la corona que alguna vez fue de mi padre y que nunca le perteneció, a ti, Lee Minho, el verdadero y único rey de Windhall—puso la corona sobre su cabeza, acomodándola lo mejor posible—Estamos seguros de que harás un buen trabajo y que no hay otra persona que merezca este título.
—Gracias—le dijo en voz baja solo para él. Jisung asintió.
—Ahora, les presento oficialmente a Lee Minho, el rey de Windhall.
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Después de la muerte de Changbin, Seungmin se alejó de todos. A diferencia de los demás, él decidió regresar a su casa en la profundidad del bosque, evitando que alguien más lo acompañara, obligando a todos a mantenerse alejados. Ciertamente, nadie deseaba dejarlo solo en esos momento, pero Seungmin simplemente se fue, escondiéndose para no ser encontrado por absolutamente nadie. Después de algunas semanas, Seungmin apareció de nuevo en la entrada principal del castillo, siendo recibido de inmediato por las hadas de jardín que estaban cerca. Minho se alegró con la noticia de su regreso y a pesar de verlo todavía con desánimo, le prometió que tendría el apoyo de todos y que no tenía que irse otra vez, nadie iba a dejarlo solo.
Es por eso que, Seungmin decidió tomar una de las tantas habitaciones del castillo para terminar quedándose ahí, cerca de la tumba de Changbin para poder visitarlo más seguido y de esa manera, sentir un poco de tranquilidad.
Hace unos días atrás, Jisung se acercó a él para hablar y cuando se aseguró de que estaba mucho mejor, puso en marcha el plan que tenía en mente para darle una sorpresa a Minho después de su coronación. Seungmin accedió de inmediato al igual que Félix quien también, sería de mucha ayuda.
—¿Crees que le guste?—preguntó Jisung un poco dudoso.
—Por favor, es Minho, puedes regalarle algo que encontraste en la basura y dirá que es perfecto—respondió Seungmin, pateando despreocupadamente uno de sus libros que estaba tirado en el suelo.
—Aún así, quiero que sea increíble porque es importante para él.
—No te preocupes demasiado, me pones nervioso. Además, ¿no confías en mis habilidades y las de Félix?
Jisung sonrió de lado y sintió tranquilidad al ver que Seungmin estaba mejor que hace unas semanas, se notaba un poco más seguro, regresando de nuevo a esa personalidad suya tan característica. Eso era un alivio.
—Si confío, lo siento—asintió, poniéndose de pie para salir de su habitación—Buscaré a Minho, luego te cuento como me fue.
—Recuerda explicarle todo—lo señaló antes de irse. Jisung asintió y salió.
Jisung casi corrió hacia su habitación con la esperanza de encontrarse con Minho después de la pequeña fiesta de celebración por su coronación, el castillo ya estaba más silencioso y tranquilo, por lo que Minho ya debería de estar alistándose para descansar.
Caminó por los iluminados pasillos del castillo y se detuvo cuando lo vio de pie a lo lejos frente a una de las pinturas, totalmente concentrado en eso. Ladeó la cabeza un poco confundido y siguió caminando con mas tranquilidad hasta que logró alcanzarlo, parándose a su lado.
—Esta pintura estuvo olvidada desde que tus padres tomaron el poder—habló Minho cuando sintió la presencia de Jisung cerca de él—Me alegra que esté aquí otra vez—una sonrisa se formó en su rostro mientras un cálido sentimiento recorría su pecho, aliviado de que por fin todo estuviera en su lugar.
Jisung asintió en silencio, viendo cada detalle de la pintura. Había visto esa pintura una vez y fue cuando estuvo dentro de los recuerdos de Minho. Verla en persona era mucho mejor, los antiguos reyes se veían como personas realmente amables y amorosas, y era sorprendente como ese retrato podía transmitir esa sensación.
—¿En dónde la encontraste?
—Hyunjin la encontró en la torre y la reparó para mi como regalo de coronación—recordó haberla visto totalmente decolorada, dañada y llena de polvo el día que casi murió en la torre, por lo que obtenerla de nuevo casi como nueva fue inesperado y emotivo.
—¿Hyunjin hizo eso?—preguntó sorprendido, la pintura se veía increíble.
Minho asintió, esta vez viéndolo—Se puede decir que ahora no me desagrada del todo—rió y Jisung hizo lo mismo—Estoy muy feliz de haberla recuperado, los demás retratos ya no existen.
—Me alegra que estés mejor y que tengas tu pintura de nuevo—acarició su mejilla con cariño, viéndolo cerrar los ojos con el contacto.
Minho tomó la mano de Jisung y dejó un beso sobre esta antes de acercarlo hacia él, rodeándolo en un abrazo. Jamás se cansaría de tenerlo cerca, desearía pasar el resto de sus días en sus brazos siendo consolado, siendo amado únicamente por él.
—Tengo una sorpresa para ti—dijo Jisung al separarse un poco del abrazo, viéndolo a los ojos.
—¿Tú también?
—¿Crees que dejaría a mi rey sin ningún tipo de regalo por su coronación?—enarcó una ceja con una sonrisa divertida.
—Contigo es suficiente—respondió, dejando un corto beso sobre sus labios.
—Aún así, lo mereces y quería sorprenderte con algo más—hizo un puchero, luciendo tierno antes los ojos del mayor que volvió a besarlo.
—Muy bien, aceptaré cualquier cosa viniendo de ti—accedió.
Jisung se apartó por completo de sus brazos y extendió su mano para que la tomara, a lo que Minho obedeció sin cuestionar. Ambos caminaron hacia la salida trasera del castillo siendo guiados por el menor que parecía estar cada vez más emocionado por mostrarle lo que había estado preparando desde hace unas semanas para él.
—¿Confías en mí?—preguntó Jisung de repente, deteniéndose en el límite del jardín trasero del castillo con el bosque.
—Si—respondió Minho, intrigado.
—Bien, entonces tendré que cubrirte los ojos.
—¿Me harás caminar por el bosque con los ojos cerrados?—lo miró dudoso—¿Qué tal si me caigo o me dejas perdido por ahí?
—Dijiste que confiabas en mi—frunció el ceño hacia él—Prometo que no vas a caerte... O al menos intentaré que no pase.
Minho entrecerró los ojos y asintió mientras soltaba un suspiro, se agachó un poco para que Jisung pudiera cubrirle los ojos, dejándolo totalmente a ciegas. Sintió la mano de Jisung entrelazarse con la suya y empezaron a caminar; se sentía extraño, caminar en total oscuridad por el bosque le daba un poco de inseguridad, especialmente porque no sabía en donde estaba poniendo sus pies y temía golpearse o caerse, pero Jisung estaba haciendo un muy buen trabajo para guiarlo.
—¿Está muy lejos?—preguntó Minho después de un rato en completo silencio, escuchando únicamente el sonido de los animales de la noche.
—Estamos cerca—avisó cortamente, otra vez quedándose en silencio.
Caminaron un poco mas y por fin Jisung se detuvo. Minho estaba ansioso, quería quitarse esa venda de los ojos y ver que había frente a él, no podía con la curiosidad porque, ¿para qué querría Jisung meterlo al bosque durante la noche con los ojos tapados? Parecía un poco extraño, no tenía ni la mas mínima idea de lo que podría ser y es por eso que, no podía con la duda.
—Llegamos—dijo Jisung, soltando su mano—Antes de que te quite la venda de los ojos, quiero que sepas que Seungmin y Félix también ayudaron, así que debes agradecerles después.
—De acuerdo. ¿Puedo ver ya?
—Si, puedes hacerlo.
Al obtener la aprobación que necesitaba, desató el nudo tras su cabeza y quitó la venda de sus ojos, parpadeó algunas veces para acostumbrarse a la tenue luz frente a él. Cuando pudo por fin ver con claridad, sus manos empezaron a hormiguear y una sonrisa inconsciente se formó en sus labios.
—¿Te gusta?—Jisung preguntó con timidez cuando pasó un poco de tiempo.
Minho sintió que iba a llorar.
—Me encanta—respondió en voz baja y con la voz quebrada.
Después de que los soldados llegaran a atacar su mansión, Minho nunca regresó a ese lugar lleno de escombros y oscuridad, estuvo mucho tiempo lamentando haber perdido lo que fue su hogar durante tanto tiempo desde que era solo un niño. Hasta ahora.
No habían escombros y no estaba en completa oscuridad, la mansión parecía seguir estando dañada por las explosiones, pero ahora, rosas de diferentes colores adornaban las paredes y el jardín delantero que tanto cuidó. Pequeñas bombillas de luz iluminaban el exterior y el interior, quitándole todo aspecto aterrador que pudiera tener y lo que llamó más su atención fue la cantidad de rosas azules que decoraban la entrada, sus raíces entrelazándose entre sí sobre las paredes junto a pequeñas flores blancas que destacaban entre ellas.
Fascinado con lo que estaba viendo, se acercó a paso lento hasta las rosas en la entrada, sintiéndolas tan suaves en sus dedos que temió arruinarlas solo con su toque. Una lágrima mojó su mejilla sin haberse dado cuenta, sintiéndose tan lleno de emociones que no podía explicar porque estar ahí también se sentía como su hogar.
—¿En dónde conseguiste tantas rosas azules?—le preguntó a Jisung, girándose a verlo con los ojos llenos de lágrimas—Creí que no habían más, usaron la última en mi anillo—tocó el anillo azul alrededor de su dedo, siendo ese uno de sus mas grandes tesoros.
—Changbin sabía en donde conseguirlas y parece que Seungmin descubrió en dónde encontrarlas también hace poco—empezó a explicar, limpiando las lágrimas del rostro de Minho con sus pulgares.
—Se prohibieron en Windhall... Creí que nunca vería así otra vez.
—La mamás de Seungmin se deshizo de ellas porque sabía que tenían propiedades mágicas que podrían ayudarte a romper tu maldición si algún día lo descubrías... Muchos hechiceros y brujas poderosas lo sabían, pero nadie quiso decir nada por ella.
—De verdad tenían miedo de que hiciera algo—rio con amargura Minho.
—Por suerte, Seungmin es lo suficientemente poderoso para descubrirlo—sonrió ampliamente, recordando todo lo que el hechicero le explicó al respecto de la maldición de Minho, obteniendo por fin una respuesta de como romperla por completo.
—Entonces, ¿dejaré de ser un monstruo?—preguntó con ilusión, tomando las manos de Jisung.
Desde que usaba el anillo y estaba con Jisung, Minho no había vuelto a transformarse, su piel ya no dolía si se exponía al sol y sus ataques de ira habían desaparecido, sin embargo, eso no significaba que la maldición ya no estuviera ahí, por lo que escuchar eso le daba esperanza, no quería vivir con la incertidumbre de si algún día todos los síntomas de la maldición iban a regresar. Estaba consciente de que no era capaz de dañar a Jisung, pero a veces temía de sí mismo, a veces temía volver a ser el monstruo que era solo por no controlar sus sentimientos. Se odiaría a sí mismo si algo así llegara a suceder y es por eso que, deseaba que la maldición desapareciera por completo, no quería que eso siguiera siendo parte de él.
—Hay una manera de romper la maldición, Minho—le aseguró, a punto de llorar también por la emoción en su mirada—Ven conmigo—tomó su mano nuevamente y lo guio dentro de la mansión.
Minho siguió a Jisung con emoción, subieron las escaleras hasta llegar a la habitación que alguna vez consideró como su lugar seguro en ese lugar. Jisung empujó la puerta y ambos entraron, siendo recibidos por las suaves luces en el techo y el cálido calor de la fogata.
—Seungmin me dio esto—le mostró un pequeño frasco con un líquido azul oscuro, casi negro adentro—Dijo que debías beberlo y que la maldición iba a romperse.
Minho tomó el frasco entre sus manos y lo inspeccionó un poco, frunció el ceño y dudó por un momento sobre su contenido.
—¿Y eso es todo?
—La maldición está amarrada a tus sentimientos, Minho, a tus recuerdos con tus padres, a lo que sientes por mí... Si tomas eso ya no será así, no volverás a transformarte nunca más sin importar lo molesto que estés o lo triste que te sientas—recordó lo que Seungmin le contó al respecto. No iba a negar que también dudaba un poco, pero quería confiar en las habilidades de Seungmin, después de todo, ya había demostrado ser un hechicero muy poderoso y capaz.
Minho asintió de analizarlo un momento, no tenía nada que perder así que sin pensarlo demasiado, tomó el contenido del frasco y sintió como éste quemó su garganta durante unos segundos, haciéndolo toser ruidosamente hasta hacerlo caer sobre sus rodillas. Jisung se agachó a su altura con rapidez, asustado por su reacción.
—Quema—balbuceó apenas, sintiendo su respiración cada vez más pesada.
Jisung se llenó de preocupación y Minho siguió tosiendo hasta que sintió algo subir por su garganta, como si fuera a vomitar. Como pudo, empujó a Jisung para que se apartara y sin poder evitarlo, algo salió de su garganta en dirección al suelo. Tratando de regular su respiración, Minho abrió los ojos y vio que era eso que salió de su boca, encontrándose con un líquido negro muy espeso que después de un momento se consumió por sí solo, dejando una mancha en la madera.
—Eso era—dijo Minho en voz baja cuando estuvo más tranquilo.
—¿Ya te sientes bien?—preguntó asustado Jisung, sentándose en el suelo con el corazón acelerado.
—Si... Creo que si—asintió, viendo a Jisung con una sonrisa.
Jisung pudo respirar con tranquilidad al asegurarse de que Minho no estaba en ningún tipo de peligro, por un momento pensó que algo había salido mal. Pero su expresión cambió a una de llena de asombro en cuestión de segundos, causando que Minho se preocupara por su repentino cambio.
—¿Ahora qué pasa?—preguntó Minho un poco asustado por la reacción de Jisung—¿Qué sucede, por qué me miras así?
—Min... Tu cicatriz—logró decir en voz baja, señalando su rostro.
Aterrado, Minho llevó su mano hacia su cicatriz, pero tan pronto hizo contacto con su rostro, no sintió nada, sus dedos se movían sin dificultad alguna sobre su mejilla. Abrió los ojos en sorpresa y no pudo alejar la mano, sin poder creerlo.
—No está—concluyó, todavía buscándola con su mano—Jisung, mi cicatriz no está—sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez, llenándose de un sentimiento que no podía describir—¿La ves? ¿Todavía la ves?—le preguntó, asegurándose de que no era su imaginación.
—No, Minho, tu cicatriz no está—le confirmó con una sonrisa, sintiendo un nudo en la garganta con solo ver la manera en la que la sonrisa de Minho brillaba de la emoción.
Minho sonrió ampliamente y se permitió llorar, dándose cuenta de que por fin, ahora era totalmente libre. Ya no había ninguna maldición que lo mantuviera preso, no había recuerdos que lo llenaran de rencor, no había mentiras de por medio que fueran un obstáculo y ahora ya no existía esa cicatriz que le causó tanto daño.
Ahora era totalmente libre.
Minho se puso de pie y ayudó a Jisung a hacer lo mismo frente a él. Jisung acunó su rostro entre sus manos y delineó con uno de sus dedos el área en donde antes estaba esa cicatriz, sintiendo su piel suave, por fin viendo completamente el rostro de Minho.
—Es extraño verte así—rio Jisung sin soltarlo—Con o sin cicatriz, eres igual de hermoso.
—Lo dices porque me amas—rodeó el cuerpo del menor con ambos brazos para sentirse más cerca.
—Te amé con la máscara, Minho—le hizo saber, haciéndolo sonrojarse un poco.
—Soy muy feliz ahora mismo—Minho confesó—Todo lo que viví me hizo llegar hasta aquí y valió totalmente la pena.
—¿Aunque hayas sufrido por mucho tiempo?
Minho asintió—Mi recompensa es mucho más grande que eso—dejó un corto beso en su frente, haciéndolo reír—Te tengo a ti, a mi castillo, a Félix y las demás criaturas mágicas, y ahora también a mi mansión y mis rosas azules que son el vivo recuerdo de mis padres, ¿qué más puedo pedir?
Conmovido, Jisung cerró los ojos y se abrazó más al cuerpo de Minho, recostándose en su pecho mientras pequeñas lágrimas mojaban sus mejillas. Había deseado tanto por ese momento, ese momento en el que Minho por fin sintiera paz y saber que por fin no había más tristeza en su corazón, simplemente lo llenaba de felicidad y lo hacía sentir pleno.
Minho estaba seguro de que no volvería a la oscuridad en la que vivió durante años, ya no importaba el niño de diez años que fue expulsado al bosque tras el asesinato de sus padres, ya no importaba el monstruo del bosque que aterrorizó a muchos. Ya nada de eso importaba porque su vida había cambiado, ahora solo importaba Lee Minho, el rey de Windhall, el nuevo chico que no temía pelear y luchar por lo que quería, el nuevo chico que solo estaba rodeado de luz.
Solo importaban Lee Minho y sus rosas azules.
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Llegamos al fin de esta historia :'3 gracias por todo el apoyo que recibí, realmente me hace feliz que les haya gustado y hayan disfrutado la historia, para mi fue un reto escribirla y en serio espero que estén satisfechos con el final porque yo si lo estoy. En todo caso, faltan uno o dos extras así que espero que los lean. Los amo mucho, gracias por tanto, de verdad :'3
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