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28ও

La boda, parte I

Jisung miraba fijamente el techo de la habitación con la mente totalmente en blanco, fingiendo que era realmente importante mantenerse en esa posición, sin moverse y sin decir nada durante cada segundo que pasaba.

Gracias a la escasa luz del exterior pudo deducir fácilmente que todavía no había amanecido en su totalidad, seguía siendo de madrugada; deseaba que el tiempo pasara mucho más lento, el solo ver cómo el sol se asomaba poco a poco lo ponía ansioso porque eso significaba que estaba cada vez más cerca de su boda.

—¿Lograste dormir?

La ronca voz de Hyunjin lo hizo salir brevemente de sus pensamientos, girando su cabeza para encontrarlo todavía con los ojos cerrados.

—No—respondió cortamente, regresando su vista hacia el techo.

Hyunjin suspiró y abrió los ojos por completo—Yo tampoco—confesó—Y no falta mucho para que vengan a molestarnos con que debemos empezar a vestirnos y todo eso.

—Ni que lo digas—suspiró también, sentándose sobre el colchón con mucha pereza—No dejo de pensar en todo el problema que voy a causar—rio sin gracia, viendo sus manos sobre su regazo—Mi papá va a volverse loco.

—El mío también... No dejará que la boda siga después de eso—aseguró, imitando su posición a su lado—Pero si es necesario para detenerlos, estoy de aculoco. De todas formas tampoco me interesa esta boda.

—Todo esto dejará de ser mío—vio a su alrededor con cierta tristeza—No sé qué va a pasar, ni siquiera sé si alguien va a creerme... Pero de igual forma, dejaré todo esto.

—Puedo llevarte conmigo a Ravenham si quieres, un empleado más siempre es necesario—le dijo, esbozando una sonrisa al ver la expresión indignada en el menor—Seguirás viviendo en un castillo.

—¡No voy a ser tu empleado!—lo empujó y segundos después, empezó a reír.

La habitación sé mantuvo en silencio luego de unos segundos, ambos metidos en sus propios pensamientos sin estar muy seguros de lo que pasaría esa tarde en su boda. Todavía sonaba irreal, algunos meses habían pasado ya y todo parecía ser demasiado para ellos. Al principio, Hyunjin no se quejó cuando le dijeron que debía casarse con Jisung, incluso trató de ligar con él, creyendo que sería divertido molestarlo al ver su actitud de rechazo, pero al final, terminó queriendo a alguien más y encariñándose del príncipe.

Ya no quería casarse, la idea le parecía horrible.

—Tomaré una ducha en lo que vienen con los preparativos—avisó Jisung, bajándose de la cama en dirección al baño de la habitación.

—Hazlo rápido porque si tardas harán que me duche afuera y odio ducharme afuera.

—Haré el intento~—dijo divertido antes de encerrarse.

Al encontrarse solo, otra vez esa sensación de ansiedad volvió a llenarlo y realmente esperaba que con una relajante ducha pudiera olvidarlo o al menos minimizar el impacto que tenía sobre él.

De todas formas, en algún momento iba a enfrentarlo. Ese día al fin había llegado.

[🌷]

Minho trató de mantener la calma dentro del caos que había en la casa de Seungmin, respiró y exhaló infinidad de veces como Félix le había enseñado, pero realmente no parecía funcionar mucho, esa sensación de nerviosismo y preocupación no se iba en lo absoluto.

—¿Sucedió algo?—Minho preguntó al sentir la presencia de alguien más en su habitación sin ver quién era.

—Nos has dormido nada—reconoció la voz de Félix—Tal vez debas dormir un par de horas—sugirió.

—Dormir... No puedo dormir desde hace días-dijo, viendo el exterior desde la ventana.

El bosque todavía se veía hermoso a pesar de que muchos de sus árboles ya no estaban; estar rodeado por el bosque de esa manera le resultaba de cierta manera, relajante a pesar de que no podía conseguir calma.

—Eso por eso mismo que deberías hacerlo—insistió Félix, quedándose de pie tras él-Podría pasarte algo si no-

—Si no dormí antes, mucho menos ahora, Félix—interrumpió, girándose sobre sus pies para mirarlo—Iremos al castillo, ¿cómo podría dormir mientras todos están preparándose?

Félix agachó la mirada y asintió, dándole la razón.

—Estamos casi listos, baja cuando tú lo estés—dijo antes de salir de la habitación, dejándolo solo otra vez.

Minho suspiró y se sentó en la orilla de la cama, sintiéndose un poco culpable por su actitud fría, pero no podía controlar sus emociones en ese momento, se sentía muy cerca del colapso.

Después de unos minutos se acercó al espejo de la habitación y se analizó, viendo cada pequeño detalle en él mismo: Su cabello parecía estar en orden a pesar de que no estaba del todo peinado, su ropa era la adecuada para luchar y su rostro... su rostro descubierto seguía viéndose como el de un monstruo, incluso en su forma humana.

Jugueteó nerviosamente con el anillo en su dedo, cerró los ojos y trató de concentrarse en la sensación que esos recuerdos le brindaban, dejando de lado el miedo para ser reemplazado por valor, enlistando cada uno de sus objetivos, siendo su prioridad el de vengar la muerte de sus padres.

Quería alejar esos pensamientos, pero mientras más lo consideraba, más ganas tenía de hacerlo; deseaba acabar con los Han. De seguro nadie estaría orgulloso, pero si no hacía algo por sus padres, no iba a estar tranquilo, no cuando los Han eran la causa de que su vida se haya arruinado siendo tan sólo un niño.

No tuvieron piedad con sus padres que suplicaron, no tuvieron piedad con él que solo tenía diez años, así que él tampoco debería tenerla.

Con eso en mente, se decidió por fin salir de la habitación para reunirse con los demás que estaban ya listos para las indicaciones. Caminó con seguridad hasta el enorme salón principal, escuchándolos a todos guardar silencio sin dejar de verlo.

—Como saben, hoy entraremos al castillo durante la boda—empezó a hablar Minho—¿Tienen armas suficientes?

—Tenemos más que suficiente—sonrió ampliamente Yeonjun, tocando su cinturón en donde tenía algunas granadas a la vista.

Los demás asintieron en respuesta, revisando todo lo que cada uno tenía disponible.

—Entraremos por las puertas que van hacia el jardín trasero porque es ahí en donde conecta con el bosque—dijo Minho, revisando los planos que hizo con la ayuda de unos cambia formas que lograron entrar al castillo hace algunos días atrás, obteniendo información sobre las ubicaciones de los soldados y de algunas habitaciones vacías—Las hadas pueden entrar por el frente, cubran muy bien sus tatuajes para mezclarse con los demás y cuando escuchen el primer explosivo, sacan a todos los que puedan. Tendrán que prestar atención para que ningún habitante del pueblo se quede atrás.

—Entendido—asintió Chaeyoung, el hada que estaba al frente de las demás—Haremos lo posible.

—Esperaremos a la señal de los cambia formas porque serán los primeros en entrar—indicó Minho—Estaremos cerca—todos asintieron de acuerdo con el plan—¿Alguna pregunta?

—¿Qué hacemos con los Han?—preguntó Seeun, una vampira.

—Me encargaré de ellos... Pero si alguien logra dar con ellos antes que yo, manténganlos vigilados hasta que pueda encargarme, ¿entendido?—Minho los vio asentir lentamente y en silencio—¿Algo más?

—Tengo miedo—confesó Jeongin en voz alta, llamando la atención de todos—Conozco a los reyes... Ellos no tienen piedad, en especial el rey—agachó la mirada, apenado—Tengo miedo de que perdamos, de verdad quiero ganar.

—Lo sé—dijo Minho y suspiró—También tengo miedo... Creo que todos estamos asustados, es normal. Pero sé que podemos lograr algo y recuerden que lo hacemos por nosotros, por todos los que no están aquí ahora.

Susurros llenaron el salón, las criaturas viéndose entre si con cierta emoción y nerviosismo, sintiéndose más motivados que antes.

—Somos menos que ellos, pero esos inútiles no tienen nuestros poderes, nuestra fuerza ni nuestras habilidades—animó Seungmin, obteniendo la atención otra vez—Así que no se preocupen, ellos no están esperando a que lleguemos.

Minho le sonrió levemente a Seungmin, agradeciéndole por sus palabras que al parecer, funcionaron.

—Saldremos en un rato—avisó Minho, dejando que todos se esparcieran y terminaran de prepararse.

—Podemos morir—dijo Seungmin en voz baja a su lado sin lucir asustado o preocupado—No hablaste sobre eso.

—No es necesario—respondió, girándose a verlo—Todos sabemos qué es lo que puede suceder... Y sé que aceptaron quedarse corriendo ese riesgo.

—Mucho drama, ¿no lo crees?—se burló, esbozando una corta sonrisa.

Minho bufó, negando con la cabeza mientras lo veía, sonriendo también.

—Vete a tu lugar—le pidió—Vete y no me molestes porque me pones nervioso.

—Como usted diga, su Majestad—Seungmin hizo una reverencia y se fue entre risas.

Minho lo vio desaparecer escaleras arriba y se quedó totalmente solo, viendo al exterior como todos ya estaban listos con sus armas, tratando de animarse entre sí. Suspiró una vez más y caminó hacia la entrada, esperando a los últimos que quedaban dentro de la casa.

—Nos iremos ahora—avisó Beomgyu, estando al frente de su grupo de cambia formas—Cuando hayamos tomado la forma de los soldados de la entrada les haremos saber.

—Nosotros iremos justo detrás—dijo Chan—Vendré a avisarles tan pronto nos avisen. Soy rápido, no tardaré, así que deben estar listos.

Minho asintió desde el umbral de la puerta, dándoles la señal de que podían irse.

—Estaremos esperando-dijo Minho, dejándolos ir.

Chan asintió hacia Minho y se dio la vuelta junto a Jeongin y los demás vampiros, siendo sigilosos entre los árboles para moverse con más agilidad y silencio a pocos metros de los cambia formas.

—Entonces es hora—dijo Changbin, sobresaltando a Seungmin quien veía todo desde la ventana de la habitación.

—No me di cuenta de que estabas aquí-le dijo, dándose la vuelta para verlo—Ya es hora... Solo debemos esperar a que logren entrar los cambia formas.

—De seguro será rápido, tienen mucha habilidad.

Seungmin asintió y vio sus manos, luciendo preocupado.

—Es la primera vez que me acerco directamente al castillo—dijo Seungmin en voz baja—Creí que sería diferente, nunca imaginé que sería en el medio de una guerra—rió, todavía con la mirada gacha.

—No es la gran cosa—se acercó Changbin—Tampoco es demasiado divertido cuando se supone que tienes prohibido entrar por lo que eres.

—De todas formas, mi mamá se llevaba muy bien con los Han al parecer... Ella era mala también.

—No tiene nada que ver contigo—tomó sus manos, haciéndolo elevar su mirada hacia él.

—Aún así—se encogió de hombros—¿Qué tal si pierdo el control igual que ella? No quiero ser malo.

Changbin notó preocupación en sus ojos, realmente parecía tener miedo al respecto. Sin decirle nada, lo acercó a su cuerpo y lo rodeó con ambos brazos, dándole un acogedor abrazo en el que quiso demostrarle apoyo.

Seungmin pudo sentirlo, Changbin estaba siendo sincero.

—Todo va a salir bien y no vas a perder el control. No eres como ella—susurró Changbin muy cerca de su oído, acariciando su cabello.

Seungmin no podía ignorar el presentimiento en su pecho, sin embargo, evitó decirle, evitó darle demasiada importancia porque si se enfocaba en eso, no podría seguir adelante por el miedo a lo incierto.

—Gracias—sonrió brevemente el menor, alejándose del abrazo para darle un fugaz beso sobre los labios.

Changbin sonrió y acunó su rostro con ambas manos, uniendo sus labios en un beso más duradero y cargado de cariño. Seungmin sintió su pecho vibrar y las ganas de llorar se hicieron tan fuerte que era abrumante, pero no se permitió hacerlo, alejando con todas sus fuerzas ese sentimiento con tal de no preocuparlo, enfocándose únicamente en la calidez de sus labios para sentirse mejor.

—Regresaremos al pueblo y podremos estar juntos sin problemas—susurró Changbin muy cerca cuando rompió el beso, haciéndolo sonreír cortamente—Vamos, debemos estar allá abajo con los demás—tomó su mano y lo sacó de la habitación para dirigirse hacia la entrada de la casa.

Seungmin intentó cambiar su humor y su postura, debía mantenerse fuerte y valiente para no llamar la atención, su único deber por el momento era proteger a las criaturas mágicas que irían al frente, después de eso, si tenía que luchar, lo haría.

Minho vio a su alrededor, dándose cuenta de que la mayoría se había ido a excepción del grupo que debía quedarse con él ya que eran los que no podían acercarse demasiado porque cualquier soldado podría reconocerlos.

Después de unos minutos, empezaron a caminar a paso lento, manteniéndose alertas ante cualquier cosa que pudiera suceder dentro del bosque, pero detuvieron su paso tan pronto escucharon el sonido de las ramas romperse y las hojas moverse, haciéndose cada vez más fuerte, dándoles la señal de que algo estaba a acercándose justo en su dirección.

—No hagan ruido—susurró Minho, viendo su alrededor con atención, hasta que pudo identificar la razón. Suspiró aliviado y le hizo una seña a los demás para que bajaran la guardia—Es Chan—aseguró.

Segundos después, Chan se hizo presente frente a ellos con una enorme sonrisa. Esa era una buena señal.

—Lograron entrar... Los cambia formas están cubriendo las entradas—avisó.

—¿Cuántos soldados hay?—cuestionó Minho, retomando todos juntos el camino.

—Seeun y Ryujin revisaron los límites del bosque y se encargaron de los que estaban vigilando, así que por el momento, no hay soldados cerca.

—¿Crees que no están prestando atención por la boda?—preguntó Changbin, pareciéndole demasiado extraño que en un evento así, no hayan tantos soldados cuidando toda el área del bosque.

—No estoy seguro—Chan se encogió de hombros—Pero Jeongin mencionó que hace unos meses escuchó que después de la boda, los soldados de Ravenham serán parte también de Windhall... Así que supongo que están preparándose para eso, para cubrir todo el territorio.

—Es mejor que nos apresuremos entonces—dijo Minho, caminando a paso rápido—¿En donde está Jeongin? Creí que vendría contigo—le preguntó a Chan sin despegar la mirada del frente.

—Está escondido, no te preocupes. Soy más rápido que él así que se quedó—explicó cortamente.

—Les dije que ambos debían quedarse conmigo, no podemos arriesgarnos a que lo vean justo a él.

—Te prometo que no hay problema, los cambia formas están en este momento dentro del castillo y algunos vampiros se fueron al pueblo... Jeongin sigue aquí en el bosque—trató de tranquilizarlo.

—Bien—asintió a pesar de no estar del todo tranquilo con ese hecho, pero nada podía hacer ya más que llegar al castillo con las demás criaturas.

Caminaron a paso rápido hasta que lograron encontrarse con el otro grupo que salió momentos antes que ellos, todos muy bien escondidos tras los enormes troncos y los otros entre las copas de los árboles, atentos a cualquier señal para empezar a atacar.

Minho dejó que todos tomaran su posición y se acercó lo más que pudo hacia los límites, escondiéndose tras una enorme roca desde donde tenía la vista exacta hacia el jardín trasero del castillo. Revisó su armamento para cerciorarse de que tenía todo lo que iba a necesitar para acercarse a los reyes. Mientras lo hacía, se fijó en el anillo que traía puesto y respiró profundamente, pensando en que si era necesario, tendría que quitárselo para dejar salir todo ese rencor que tenía, porque tenía el presentimiento de que no sería lo suficientemente valiente para vengarse de los asesinos de sus padres cuando los tuviera enfrente.

Alejó esos pensamientos y se mantuvo quieto cuando alcanzó a ver a alguien salir al balcón de una de las habitaciones, temiendo ser visto, pero su cuerpo cosquilleó al darse cuenta de que era Jisung quien estaba apoyado contra el balcón de piedra, viendo hacia el frente mientras jugaba con la corona entre sus dedos de manera despreocupada. Su expresión se suavizó al darse cuenta de la tristeza en su rostro, preguntándose qué era lo que causaba eso en él en un día como ese.

Siguió viéndolo incluso cuando Hyunjin se acercó, rodeando su hombro con un brazo para acercarlo de manera juguetona mientras hablaban, haciéndolo sonreír levemente hasta quitarle esa expresión desalentadora.

¿Qué haría con Jisung? Ciertamente, él no tenía la culpa de lo que sus padres le hicieron a su familia, sin embargo, tampoco le dijo quien era en realidad cuando lo supo, ocultando para sí mismo todo a pesar de que sabía sobre su pasado, viéndolo sufrir al respecto. Cerró ambas manos en puño y apartó la mirada, enfocándose nuevamente en sus objetivos sin distracción alguna; luego pensaría en qué hacer con Jisung.

Cuando elevó la mirada, Jisung y Hyunjin ya no estaban. Sus ojos viajaron hacia la entrada trasera nuevamente y después de unos minutos más, fuertes campanadas resonaron en todo el pueblo, dándoles la señal que necesitaban para entrar.

La boda por fin inició.

[🌷]

Desde hace muchos años, Jisung olvidó sus ilusiones por obtener la boda de sus sueños. Tiempo atrás se veía a sí mismo, caminando al altar con una brillante sonrisa, con un traje deslumbrante, siendo feliz al lado de su futuro y amado esposo. Soñaba con decorar el castillo a su antojo, soñaba con que ese momento fuera el mejor de toda su vida, sin embargo, sus padres se encargaron de arrebatarle muy pronto esa ilusión cuando le explicaron que al ser un príncipe, los matrimonios por amor no existían y que en cualquier momento, él debía de casarse con alguien para obtener beneficios de otros reinos.

Desde ese día, Jisung ya no soñaba con casarse.

Por eso, cuando las puertas del gran salón se abrieron y su mirada se topó con la de todos los invitados, realmente quiso llorar. Le sonrió forzosamente a Hyunjin quien esperaba unos pasos más adelante, esperando por él e hizo lo mismo, pero Hyunjin no le sonrió a la fuerza, sino que le sonrió de manera sincera, una sonrisa que le decía que todo estaría bien.

Y aunque Jisung sabía que no era cierto, le resultaba reconfortante no estar solo en esa situación. Hyunjin estaba haciendo el intento también.

—Te ves afligido—susurró Hyunjin cuando Jisung enganchó el brazo alrededor del suyo.

—Estoy afligido—le respondió de la misma manera, ahora ambos caminando hacia al altar junto al sonido de la música en el salón.

—¿En qué momento detendrás todo esto?

—Tú solo espera—le dijo, dando por terminada la conversación.

Hyunjin no dijo nada más, simplemente asintió sin dejar de ver al frente.

Cuando por fin llegaron al altar, todo el salón se quedó en silencio. Sus padres estaban sentados en uno de los extremos mientras que los Hwang, estaban en el otro, todos viéndose demasiado serios. No les prestó demasiada atención, ni a ellos ni a nada de lo que estaba en su alrededor, en su cabeza solo podía pensar en lo que tenía que decir.

Realmente no supo cuánto tiempo pasó, las voces al fondo se escuchaban muy lejanas hasta que sintió que Hyunjin tocó su hombro, haciéndole señas para que se pusiera de pie según las indicaciones de la persona que estaba apunto de casarlos.

Respiró profundamente, dándose cuenta de que la boda estaba por terminar. Lo hicieron pararse frente a Hyunjin, viéndolo a los ojos con cierto temor que el mayor pudo notar, más no podía hacer nada en ese momento, a la espera de que Jisung actuara.

Como lo había pensando, Jisung dio un paso hacia atrás, alejándose de su prometido. Los reyes Han vieron con duda a su hijo al verlo alejarse de esa manera. Los Hwang hicieron lo mismo, más trataron de no preocuparse tan pronto. Jisung se posicionó frente a todos, viendo el rostro confundido de los invitados; los habitantes de Windhall, los de Ravenham y los reyes de los demás reinos empezaron a sospechar.

—Yo...-Jisung sintió su garganta cerrarse ante el nerviosismo, pero debía seguir adelante, no podía aceptar esa boda y mucho menos detenerse ahora que tenía el impulso de hablar—No voy a casarme con Hwang Hyunjin—dijo por fin, soltando casi en voz baja, pero lo suficientemente audible para sus padres y los de Hyunjin que estaban al frente—Este trono no me pertenece—elevó la voz, luciendo un poco más seguro a pesar de que sus manos temblaban.

El salón se llenó de susurros, especialmente de los invitados de los otros reinos, luciendo confundidos y escandalizados al respecto.

El rey Han se puso de pie y caminó hacia el frente con rapidez, dispuesto a arreglar lo que su hijo acababa de decir, pero se detuvo en seco cuando un fuerte estruendo resonó, causando que se sobresaltara al igual que todos los presentes.

Jisung vio a su alrededor, sintiendo su corazón latir con fuerza contra su pecho, tratando de averiguar de donde había venido ese fuerte estruendo, pero otra vez, el sonido retumbó con fuerza, haciéndolo caer sobre sus rodillas debido al impacto.

Fue cuestión de segundos para que el caos se hiciera presente dentro del salón, creando un cúmulo de personas corriendo de un lado a otro, aterrados. Hyunjin se acercó a Jisung y lo ayudó a ponerse de pie, preguntándole repetidas veces si se encontraba bien.

Pero Jisung apenas y podía hablar en esas condiciones.

—¡Son explosivos!—gritó la reina, corriendo tras su esposo que se hacía paso entre las personas con la intención de salir y ponerse a salvo.

Las puertas del salón se abrieron de par en par, dándole la oportunidad a todos de escapar, pero los explosivos sonaban cada vez con más fuerza hasta el punto de hacerlos retroceder, llenando los pasillos de escombros que obstaculizaron el paso.

Entre el montón de personas, Eunha junto a las demás hadas se tomaron la tarea de buscar con rapidez a los que estuvieran más vulnerables, encontrándose con niños y adultos mayores que se quedaron atrás, perdidos entre la multitud.

—Jisung, debemos salir de aquí—Hyunjin trató de hablarle, pero Jisung parecía estar ido en todo lo que estaba pasando—¡Jisung!

—No, tenemos que ayudarlos—dijo apenas, reconociendo a Eunha corriendo en el salón, deduciendo lo que podría estar pasando.

El sonido de los ventanales quebrándose hizo que todos cubrieran sus cabezas debido a la cantidad de vidrios que cayeron, notando como poco a poco, el salón se cubría de una densa capa de humo que apenas los dejaba ver.

—¿¡Los soldados en donde están!?—gritó el rey Han al salir del salón junto a su esposa, dejando a las personas ahí.

—Nos están atacando, su Majestad—dijo el jefe de seguridad, caminando a su lado.

—¡Eso lo sé, idiota!—exclamó enojado, dirigiéndose hacia su oficina a paso rápido-Busca quién está detrás de todo esto, ¡lo quiero muerto!—le gritó, cerrando la puerta con fuerza.

Se sentó en su silla y respiró profundamente, teniendo la vaga idea de lo que estaba pasando. No podía evitar pensar en que Jisung estaba detrás de todo ese ataque con tal de evitar su boda.

—No estamos seguros aquí—dijo la reina con la respiración agitada por el miedo—Debemos escondernos, ¡yo sabía que esto pasaría!—exclamó, dejando escapar algunas lágrimas.

—¡Cállate!—le gritó, golpeando con fuerza el escritorio hasta hacerla sobresaltar—¿Crees que no lo sé? ¡Jisung lo planeó todo! Por eso se veía con Seo y con el maldito monstruo del bosque.

—Nuestro hijo no es capaz—negó, limpiando sus lágrimas.

—¿No es capaz?—bufó molesto—Nos odia, te lo dije, ¡nos odia! Ahora están atacando el castillo y de seguro están buscándonos.

—No es cierto—volvió a negar—Las criaturas mágicas están molestas, son ellos, no Jisung-sus manos empezaron a temblar hasta el punto que no pudo controlarlo.

Estaba furioso, no sabía qué hacer porque no estaba preparado, al menos no ese día.

Fuertes toques en la puerta los hizo reaccionar después de un momento, poniéndolos alerta. La reina corrió tras sus esposo y se pegó contra la pared sin poder retroceder mucho más, el rey se levantó lentamente de su asiento sin dejar de ver la puerta que no paraba de ser golpeada y sacó de su escritorio un pequeño puñal que escondía en caso de emergencia; lo escondió tras él, sosteniéndolo firmemente.

No se detuvo a preguntar quien era porque se hacía la idea, y segundos después, la puerta fue derribada, dejando ver a la persona que estaba tras ésta.

El rey Han abrió los ojos en sorpresa y sintió que le faltó el aliento por un momento, identificando quién era al reconocer la cicatriz en la mitad de su rostro.

La cicatriz que él mismo le hizo.

¿Cómo es que todavía lo recordaba? Realmente creyó que murió en el bosque.

—Hola, su Majestad. Es un gusto verlo después de tanto tiempo.

—Minho...

Minho, Lee Minho, el hijo de los reyes Lee.

Y solo entonces, por unos segundos, sintió miedo.

[🌷]

Holis. Lamento la tardanza, ya terminé mis clases y aprobé mis materias de la Universidad así que estoy tranquila y un poco más libre🥳. Ojalá les haya gustado.

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