27ও
En dos semanas consiguieron una cantidad considerable de criaturas mágicas dispuestas a pelear. Minho estaba orgulloso del esfuerzo de todos, podía notar la preocupación y el nerviosismo, sin embargo, también podía darse cuenta de que, a pesar de eso, decidieron quedarse.
La primera impresión fue difícil, algunos incluso quisieron negarse cuando se dieron cuenta de que él era el que encabezaba el plan debido a que les causaba miedo o disgusto además de que creían que todo eso sobre ser el heredero era una mentira, pero luego de varios intentos por demostrar que era confiable, que decía la verdad y que no era malo, poco a poco empezaron a acceder, todavía con cierta desconfianza que con el tiempo, Minho esperaba que desapareciera.
La casa de Seungmin era un desastre con tantas criaturas ahí dentro, todo era demasiado ruidoso y molesto para él que disfrutaba del silencio, pero pudo controlarse a sí mismo ya que también había apoyado la idea de que usaran su hogar como un refugio seguro.
Solo no estaba acostumbrado a tanta compañía.
—¿Por qué estás tan inquieto?—Changbin le preguntó a Seungmin cuando lo sintió moverse repetidas veces cuando intentaban dormir.
—En dos días atacaremos el castillo y no sé si estoy listo—confesó en voz baja, sintiéndose un poco avergonzado al respecto.
—¿Por qué no lo estarías?
Seungmin suspiró, girándose sobre la cama para verlo—Tengo miedo de que algo falle, de que no sea la suficientemente fuerte—agachó la mirada, inseguro—Mi mamá era muy poderosa, ¿qué tal si yo no?
—Eres más fuerte de lo que crees, tus poderes son asombrosos, Seungmin—acarició su mejilla con gentileza, causando que su mirada conectara con la suya—No importa qué tan fuerte haya sido tu mamá, lo importante ahora es esforzamos hasta donde podamos y créeme que eso será más que suficiente aunque fallemos.
Un poco pensativo, Seungmin asintió, dándole una corta sonrisa al mayor antes de acercarse y acurrucarse, sintiéndose un poco más tranquilo cuando los brazos de Changbin lo rodearon. En ese momento sintió muchas ganas de llorar, tenía un fuerte presentimiento de que algo saldría mal y no podía solo ignorarlo, ese presentimiento en él solía ser certero la mayoría del tiempo. Respiró profundamente e intentó dormir esa noche, cada vez más cerca de enfrentarse a los soldados de dos reinos que buscaban obtener poder sobre ellos, y aunque en su cabeza solo podía imaginar el caos, tenía el sentimiento de que por lo menos lo intentarían.
Quedarse a la espera de ser cazados u obligados a irse de nuevo habría sido mucho peor.
Cuando Changbin logró quedarse dormido, Seungmin hizo a un lado sus sábanas y bajo de la cama con mucho cuidado de no despertarlo. Todavía no podía dormir, así que salió de la habitación y se dirigió en silencio hacia su área de trabajo. Al entrar encontró todo en completo desorden, justo como siempre solía tenerlo.
Durante esos días estuvo pensando mucho en la maldición de Minho, su cabeza le decía una y otra vez que debía haber otra solución aparte de Jisung, porque al parecer, Minho sabía controlar los efectos de su maldición cuando sus sentimientos se inclinaban hacia él. Pero ahora no contaban con eso, pensar en Jisung solo causaba que Minho retrocediera, por lo que debía de haber otra forma de contrarrestar las consecuencias.
Revisó de nuevo los libros que ya había leído con el pensamiento de que tal vez había pasado por alto algo, pero su frustración se hizo presente con cada minuto que pasaba y no obtenía una respuesta.
—¿¡Qué clase de estúpida maldición es esta!?—exclamó frustrado, tirando el libro hacia la pila de libros que estaban acomodados en una esquina, haciéndolos caer ruidosamente.
No tenía sentido, ¿cómo es que no encontraba una solución?
Se sentó sobre el suelo sin dejar de ver los libros esparcidos por todos lados, buscando una respuesta que era claro que no llegaría por sí misma.
—Seungmin...
—¿¡Qué quieres!?—se giró levemente para ver a la persona que había interrumpido su momento de frustración a solas, relajando su expresión al darse cuenta de quien era—Oh, Félix, lo siento, puedes pasar—le hizo señas para que entrara a la habitación.
—Lamento interrumpir, pero, ¿estás bien?—se acercó un poco, manteniendo la distancia para no molestarlo—Escuché mucho ruido desde afuera y creí que algo malo pudo haberte pasado.
—Estoy bien—asintió—Es solo que no encuentro lo que necesito para romper la maldición de Minho, o al menos, debilitarla—explicó cortamente, poniéndose de pie—¿Y tú? Deberías de estar dormido a estas horas con las demás hadas, ¿qué haces despierto tan tarde?
—No he podido dormir—suspiró con desánimo, tomando asiento en una de las sillas que había ahí dentro—Normalmente no puedo mantenerme demasiado tiempo despierto, así que supongo que es porque estoy un poco nervioso.
—También lo estoy, así que vine aquí a ver si podía ser de ayuda, pero realmente no encuentro nada que sea útil—agachó la mirada, sintiéndose inútil dentro de su papel como hechicero. Una maldición no debería de ser tan difícil—Es como si Minho tuviera muchas cosas encima que están relacionadas entre sí y una cosa funciona en relación con la otra.
—¿Qué es lo que tienes hasta ahora?—preguntó curioso. Durante varios años vio a Minho sufrir por su maldición, sin embargo, nunca supo exactamente qué es lo que la formaba, ni siquiera sabía que eran varias maldiciones con las que tenía que lidiar.
—Hasta ahora sólo sé que todo está relacionado con sus sentimientos, lo cual lo hace más difícil por lo inestables que son... Antes de que Jisung lo traicionara ¿no notaste algo diferente en él?
Félix lo pensó durante unos segundos y asintió sorprendido—Podía exponerse al sol sin lastimarse y muy difícilmente sus emociones lo dominaban, en especial cuando algo lo hacía enojar. Era mucho más dócil, no era tan frío como siempre fue.
—Exacto, eso era porque Jisung lograba darle otro tipo de sentimientos que no lo hacían sentir mal—terminó de explicarle, tomando uno de sus libros para hojearlo—Ahora, no sé qué puede estabilizarlo de nuevo, el amor por Jisung todavía está ahí, pero ya no sirve de nada en él.
—Y si... ¿Y si lo relacionas con su pasado?—sugirió después de unos segundos en silencio, obteniendo la mirada confusa del hechicero—Minho odia hablar al respecto porque es algo muy doloroso para él, en especial porque ahí inició todo.
—Con la muerte de sus padres, lo sé—asintió, pensando en cómo eso podría ser de ayuda, ese fue el primer problema de todos—Es exactamente ese recuerdo el que causa todo ese enojo y resentimiento en él, lo amarra con más fuerza a su maldición.
—Él amaba mucho a sus padres... Verlos morir es algo que no va a olvidar nunca, pero él todavía recuerda sus padres con mucho amor. Después de todo, su infierno empezó cuando murieron.
Seungmin se mantuvo en silencio durante un rato, caminando de un lado otro mientras pensaba detalladamente sobre cada suceso. Recordó cuando Minho llegó con la intención de saber su pasado y sobre quién destruyó su familia, y antes de que iniciara todo el caos, recordó haber visto a la reina Lee junto a Minho en el jardín y entonces tuvo una idea:
—Podemos desviar esos sentimientos hacia el recuerdo de sus padres, pero a los recuerdos buenos, antes de que murieran—dijo con ánimo, buscando entre la pila de libros algo que leyó hace un tiempo y que podría ser de ayuda.
—¿Cómo harás eso? Cada vez que habla de ellos se pone muy sentimental y sensible, no puede quedarse en los recuerdos buenos sin que los malos aparezcan—comentó Félix, un poco confundido.
—¡Aquí está!—dijo emocionado, encontrando por fin la página adecuada. Félix se acercó para poder leer, pero su ceño se frunció cuando notó que estaba en un idioma que no entendía—Podemos usar esos recuerdos para equilibrar sus emociones.
—¿Cómo?
—Necesito algo que sea lo suficientemente fuerte para hacerlo recordar esos momentos en específico... Algo que pueda amarrarlo a los eventos antes de la muerte de sus padres.
—Bueno... Minho atesora las rosas azules—comentó vagamente, esperando que eso fuera información de ayuda—Creo que son importantes porque le recuerdan a su mamá, en la mansión siempre cuidó su rosal por esa razón y cuando se lo destruyeron la primera vez, se puso como loco.
—Eso podría funcionar... Pero ahora ya no estamos en la mansión y Changbin era el único que sabía donde conseguirlas—otra vez empezó a frustrarse, era como si encontrara la solución, pero al mismo tiempo, se quedaba estancado—Con el tiempo que tenemos no podremos encontrar más de esas.
—¡Yo tengo una!—sonrió ampliamente—Cuando dejamos la mansión después del ataque, quedó una rosa y la traje conmigo sin que se diera cuenta.
—¡Eso es asombroso!—juntó ambas manos, sintiendo que por fin podría empezar a hacer algo—¿En dónde está?
—Traté de recuperarla y la dejé plantada a unos metros de aquí, justo cerca del río, creo que todavía está bien; si no es que los soldados la destruyeron con las explosiones.
—Genial, eso será suficiente. Ahora si, debo empezar a trabajar—suspiró aliviado, viendo a Félix esta vez—Gracias por venir a ver cómo estaba, quizás todavía no me caigas del todo bien porque te besaste con Changbin, pero, por hoy voy a fingir que ustedes nunca fueron algo.
—Fue hace años—rio el pelinaranja—No me interesa en lo absoluto—le aseguró.
—Sigues siendo demasiado bonito, así que no voy a confiarme del todo—estrechó los ojos y luego puso atención a su escritorio lleno de papeles—Ya vete a dormir, no puedes verme mientras trabajo.
Félix soltó una corta risa y asintió a sus espaldas, despidiéndose cortamente antes de salir de la habitación. Un poco más tranquilo después de su momento de distracción, se dirigió a la habitación que estaba compartiendo con algunas hadas y se recostó sobre el colchón, ahora si logrando conciliar el sueño.
Necesitaría energía si quería ser de ayuda.
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—¿Y si nos vamos?—Chan susurró hacia Jeongin, viéndolo con súplica para que reconsiderara la opción de no meterse en ese ataque.
—No haremos eso—negó con la cabeza—Debemos quedarnos y ayudarlos.
—Pero podemos huir, Jeongin—tomó su mano, tratando de convencerlo—Te lo dije, en Ravenham nadie va a molestarnos, no tenemos que arriesgarnos por este reino.
—Yo si tengo que hacerlo—apartó la mano, un poco molesto y desconcertado por sus palabras—Este es mi hogar... Windhall ha sido mi hogar por muchísimo tiempo, Chan, no voy a huir si puedo ayudar en algo.
—Pero aceptaste irte conmigo a Ravenham después de la boda, ¿por qué ahora no quieres?
—Eso fue antes de saber que están destruyendo todo—agachó la mirada, desanimado con esa realidad—Hay muchas criaturas que cuentan con nosotros, ¿cómo puedes no pensar en ellos?
Chan se quedó en silencio, notando la decepción en su mirada. Sabía que estaba siendo egoísta, huir y no luchar solo lo convertía en alguien cobarde, pero muy lejos de eso, simplemente quería estar a salvo y que Jeongin también lo estuviera.
—Este ataque terminará con la vida de muchos... No quiero que eso te pase a ti, no quiero que mueras—confesó, revelando las razones por las cuales prefería irse—Somos fuertes, lo sé, sé que estás confiando en eso, pero somos menos que todos esos soldados.
—Y serán mucho menos si nosotros nos vamos—lo miró con seriedad, decidido a quedarse—Somos criaturas mágicas, Chan. Hemos vivido en castillos, llenos de lujos y cerca de la realeza, pero tú mismo sacaste mis instintos, tú me enseñaste a ser otra vez lo que soy, porque no soy un humano aunque fingía serlo... Somos vampiros, Chan, necesitamos sangre para alimentarnos y eso nos hace parte de esto.
—Jeongin...
—No, Chan, yo voy a quedarme—lo miró, seguro de sus palabras y sin tener duda alguna de lo que quería hacer—Voy a luchar hasta donde pueda, irme no es una opción para mí.
Chan suspiró rendido y a pesar del evidente enojo en Jeongin, se acercó a abrazarlo con fuerza.
—No quiero perderte—susurró cerca de su oído, acariciando su cabello.
—Y no lo harás—respondió, relajándose con el cálido abrazo—Esta vez voy a protegerte también, deja de recibir el daño por mí, ¿sí?
Chan se alejó un poco para mirarlo a los ojos, dándole una corta sonrisa antes de asentir—Lo intentaré, no prometo nada.
—Estaremos bien, confía en mi—tomó su rostro con ambas manos y se acercó, dejando un corto beso sobre sus tibios labios.
—Y pensar que me odiabas—rio Chan cuando rompieron el beso.
—Todavía lo hago.
—A mi me gustas—dijo, volviéndolo a besar con suavidad, bajando sus manos hasta su cintura para pegarse más a él.
Jeongin no se quejó, simplemente sonrió levemente en medio del beso, rodeando el cuello del mayor con ambos brazos para profundizar el beso.
A veces, Jeongin pensaba mucho en la relación que tenía con Chan, era un poco extraño ya que nunca quedaron en algo en específico, en algún título especial, sin embargo, podía sentir la sinceridad en Chan, podía sentir la manera tan peculiar en la que le demostraba que lo quería. Es decir, estuvo a punto de morir en dos ocasiones por salvarlo y eso era algo que le agradecería toda la eternidad. Por su parte, era difícil para él ser afectivo o si quiera mostrarse cariñoso, pero en momentos como esos, le hacía saber a Chan que era importante, que también se preocupaba y que estaba feliz con su compañía.
Tenía miedo, tenía miedo porque tampoco quería perderlo, pasó por ese sentimiento dos veces y fue horrible; sabía cómo se estaba sintiendo Chan con respecto a que algo le pasara, pero esta vez estaba preparado, esta vez no dejaría que nada le pasara a él ni a Chan.
Todos iban a salir bien de ese ataque, confiaba en su fuerza como criaturas mágicas, confiaba en que sería suficiente.
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A la mañana siguiente, algunas de las criaturas mágicas salieron en grandes grupos de la casa de Seungmin, en especial aquellos que eran más fuertes y podían defenderse en caso que algo sucediera. Por obvias razones, las hadas se quedaron, ocupándose de otro tipo de cosas dentro de la casa mientras los cambia formas, vampiros y lobos buscaban la manera de obtener algunas armas y de tener vigilados a los soldados que estaban rondando algunas zonas dentro del bosque con la intención de tener en cuenta puntos estratégicos para adentrarse al reino sin ser notados.
Minho suspiró frustrado al no poder ser parte de ese grupo que podía salir, odiaba demasiado haber regresado a ese estado en el que no podía salir, en el que debía esconderse de la luz del sol. Mientras esperaba decidió buscar a Seungmin, pero como si supiera sus pensamientos, Seungmin apareció de repente, viéndolo con una gran sonrisa.
—¿Qué sucede?—preguntó extrañado por su expresión. Se veía muy cansado y con ojeras muy notorias—¿Por qué tienes esa cara?
—Necesito hablar contigo, ven—le indicó, llevándolo hacia la habitación en donde trabajaba.
El mayor fue tras él hasta que llegaron, cerró la puerta cuando estuvo dentro y lo miró confundido, esperando a que dijera algo.
—Sé cómo ayudarte—dijo, acercándose a su escritorio—Sé cómo podemos minimizar los efectos de tu maldición.
—¿De verdad?
Seungmin asintió—Estuve toda la noche tratando de encontrar la manera y por fin pude descifrarlo... Aunque bueno, Félix también fue de ayuda.
—¿Puedes romper la maldición?
—Todavía no lo sé, pero encontré algo que podría ayudarte—buscó entre su desorden lo que había hecho hasta que después de tirar todo, por fin lo encontró—¡Aquí está!
Minho frunció el ceño—¿Un anillo?
—Si, un anillo—asintió—Pero no es cualquier anillo, claro que no—lo empujó hacia una de las sillas, haciéndolo sentarse—Con este anillo podrás estabilizar los efectos de la maldición.
—¿Cómo funciona?
—Primero debes ponértelo—se lo entregó con cuidado.
Minho analizó el pequeño objeto plateado en su mano, prestando atención en la brillante piedra del centro de color azul. No sabía exactamente porqué, pero una sensación de calidez apareció en su pecho, dándole un poco de calma.
Segundos después, se lo puso—Es un lindo anillo—comentó, viéndolo en su dedo con curiosidad.
—Si, muy lindo—asintió con desinterés, caminando por toda la habitación con inquietud hasta que se acercó de nuevo—Ahora, necesito que te calmes y me escuches muy bien.
—Ya empecé a asustarme.
—Solo hazme caso—Minho asintió, viéndolo—Muy bien, cierra los ojos—Minho obedeció, manteniéndose quieto—Ahora quiero que pienses en tus padres, en cómo eran ellos contigo.
—Solo puedo verlos morir—murmuró con la voz quebrada luego de un rato, siendo ese su primer recuerdo al mencionarlos, cerrando ambos manos en un puño—Veo a los padres de Jisung asesinando a los míos frente a mi.
—Aleja eso por un momento... Sé que tu mamá era muy buena contigo y que tu papá te trataba con mucho amor, ¿cierto?
—Si—respondió Minho sin duda alguna, llenando su cabeza de esos momentos en los que pasaba tiempo con ellos, riendo y jugando—Me querían mucho.
—Quédate ahí—le pidió, dándose cuenta de que Minho había entrado en un tipo de trance en cuestión de segundos, justo como quería—Quédate en cada buen recuerdo de ellos, ¿puedes hacerlo?
—Puedo verlos—asintió, aflojando los puños hasta que dejó de tenerlos cerrados—Mi mamá puso un rosal azul solo por mi... Ella dijo que yo era tan lindo como las rosas azules.
—¿Y tu papá?
Minho sintió un nudo formándose en su garganta, por lo que tuvo que respirar profundamente para seguir hablando:—Él me enseñó a que debía ser fuerte y valiente, decía que sería un gran rey.
Seungmin puso ambas manos a cada lado de la cabeza de Minho, viendo él mismo cada uno de sus recuerdos. Sonrió al darse cuenta de que ninguno de ellos era sobre su muerte.
Se mantuvo en silencio por unos minutos, concentrándose lo más que pudo para mantener esos recuerdos vívidos en él, dejándolo disfrutar solo unos minutos más dentro de ese sentimiento de ver a sus padres de nuevo para mantenerlos el mayor tiempo posible, empujando lejos cualquier pensamiento o recuerdo intrusivo sobre la muerte de sus padres, hasta que después de un largo rato, abrió los ojos, viendo como la piedra azul del anillo de Minho brilló con fuerza hasta que volvió a la normalidad.
—Ya puedes abrir los ojos.
Minho abrió los ojos lentamente, sintiéndose sumamente extraño, pero mucho más liviano, como si quitaron un peso de sus hombros.
—¿Qué hiciste?
—Guardé tus recuerdos en el anillo—explicó con simpleza—Está hecho de una rosa azul, sé que las rosas azules son importantes para ti así que eso lo hace más efectivo.
—Me recuerdan a mi mamá—dijo con voz suave, sonriendo a medias—Por eso me sentí tranquilo cuando me puse el anillo... Quiero suponer que por eso es.
—Tienes razón—estuvo de acuerdo—Tu subconsciente está demasiado relacionado con esas rosas en especifico por lo que significan para ti, por eso pudiste sentirte así.
—¿Y si funcionará?
—¿Cómo te sientes ahora?
—Extraño.
Ambos rieron.
—Vamos afuera, solo así veremos si funciona.
Minho accedió sin quejarse, también necesitaba saber si realmente eso podría funcionar.
Caminó con cierta duda y curiosidad hasta la puerta de la casa, respiró hondo y exhaló cuando vio la fuerte luz proveniente del exterior. Estaba ansioso, si eso funcionaba significaría que podría volver a salir y no esconderse en la oscuridad.
—Hazlo—animó Seungmin.
Con cierta emoción, Minho dio un paso fuera de la casa y cerró los ojos con fuerza, esperando sentir su piel arder por el sol, pero los abrió de nuevo cuando todo seguía normal, su piel no dolía y la luz no logró lastimarlo. Sonrió ampliamente al darse cuenta de que había funcionado, sintiendo que podría llorar en ese momento.
Después de lo de Jisung, era la primera vez que experimentaba el sentirse emocionado y feliz por algo, así que con total alegría corrió hacia Seungmin y lo abrazó, siendo un acto totalmente raro en él, pero no pudo contenerse a sí mismo debido al montón de emociones en su pecho.
Seungmin rio enternecido y no se alejó a pesar de que el contacto físico que no fuera de parte de Changbin le parecía demasiado para él. Aún así, no iba a arruinar su momento de felicidad.
—Gracias—le dijo cuando se alejó, viéndolo con los ojos cristalizados—Por esto y por recordarme las razones por las cuales debo regresar a mi hogar. Había olvidado lo mucho que mis padres me querían.
—Ahora puedes aferrarte a eso y tus emociones estarán bajo control.
—Eres un gran hechicero, Kim Seungmin—le aseguró antes de adentrarse a la casa nuevamente en busca de Félix para contarle lo que había sucedido.
Seungmin se cruzó de brazos y suspiró, apareciendo en su rostro una sonrisa egocéntrica.
—Soy increíble, lo sé.
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Al anochecer, los grupos que habían salido regresaron, la mayoría con algunas armas e incluso con personas nuevas. Minho podía ver como ahora tenían a muchos más que estarían a su lado para el ataque. No podía negar que estaba inseguro y asustado por estar al frente de tantas vidas, pero no dejaría que eso lo venciera, en especial porque muchos contaban con él.
Cuando estuvieron todos juntos, los hizo reunirse en la sala principal de la casa y se paró al frente, llamando la atención de todos hasta que el lugar se quedó en completo silencio, todos muy atentos.
—La boda es mañana, el príncipe Jisung va a casarse—una punzada en su pecho apareció, molestándolo. Quisiera decir que le daba igual, pero no, ese hecho todavía dolía mucho—Eso quiere decir que mañana es por fin el día en el que atacaremos el castillo.
Susurros se escucharon por toda la sala, silenciándose cuando siguió hablando.
—Habrá seguridad por todos lados, así que debemos ser cuidadosos para que podamos entrar al pueblo—explicó Minho, viéndolos a todos—Creo que los cambia formas pueden hacerse pasar como soldados para que nos dejen entrar.
—Eso será fácil—dijo uno de ellos con una sonrisa egocéntrica—Esos idiotas nunca se dan cuenta de nada. Así que no se preocupen, tendremos eso bajo control—aseguró, viéndose entre sí.
—Muy bien. En cuanto a los demás, necesito que traten de mezclarse con las personas del pueblo, en especial aquellos que fácilmente podrían hacerse pasar por humanos—miró a las hadas y vampiros, viéndolos asentir—Los que vamos aquedarnos atrás, estaremos listos con las armas y explosivos, podemos atacar desde afuera y los que entren al castillo, háganlo desde adentro.
—¿Podemos matar soldados? —preguntó uno de los vampiros.
—Ellos intentarán hacerlo si los descubren y también lo harán cuando empecemos a atacar... Así que si, deben defenderse y protegerse entre sí—dijo con dureza. Todos eran un grupo, por lo tanto, debían cuidarse para que nadie saliera lastimado—Los que ya han sido vistos por alguien del castillo no pueden ir, así que Changbin y su grupo de amigos, Jeongin, Chan y Seungmin deben quedarse conmigo, nosotros iremos hasta atrás.
Todos asintieron de acuerdo, escuchando atentamente cada parte del plan.
—¿A qué horas saldremos?—preguntó Eunha.
—La boda será después del medio día—dijo Huijun, recordando la información que escuchó durante la cena en el castillo.
—Entonces lo haremos en ese momento, tenemos que estar en el momento justo—asintió Minho—Eso sí, lastimar a las personas del pueblo está prohibido, así que hagan lo posible por ponerlos a salvo también... Sé que es mucho, pero no podemos involucrarlos a ellos.
—Haremos lo posible, no te preocupes—habló Félix ante el silencio de los demás—Nuestro objetivo son los soldados y los reyes.
Minho asintió satisfecho, sintiendo su corazón latir con fuerza contra su pecho ante el nerviosismo de estar al frente de un plan del que no estaba seguro si funcionaría. Arriesgar tantas vidas le daba mucho temor, no quería que nadie saliera lastimado, no quería que nadie muriera, pero sabía que era imposible asegurar que nada de eso pasaría, por lo que evitó mencionarlo; muy en el fondo sabía también que todos estaban consciente de ello.
—Todos vayan a dormir, mañana hay mucho que hacer... Traten de descansar.
Sin hacer demasiado ruido, todos se dirigieron hacia sus respectivos lugares para intentar dormir durante esa noche. Minho se quedó sentado en uno de los sillones sin despegar la vista de la ventana, pensando en la mejor manera de sobrellevar cualquier cosa que fuera a ocurrir.
Por mas que quisiera, esa noche no podría dormir, no cuando un catastrófico día lo esperaba.
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Holaaaaa, sigo en parciales y con muchos proyectos encima, pero escribir me relaja mucho así que terminé este cap😋 gracias por sus comentarios, espero les guste<3
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