26ও
Minho se detuvo en seco cuando vio que cerca de la casa de Seungmin había un desastre. Habían destruido muchos árboles de los alrededores, algunos incluso estaban quemados y todo parecía estar más en silencio que antes, no podía ni siquiera escuchar a los animales de la noche.
Logró entrar a la casa de Seungmin sin ser visto por los soldados, soltando un suspiro de alivio cuando por fin se sintió seguro.
Pero su tranquilidad no duró mucho.
—¿Pero qué...?
—¡Minho!—Félix se acercó con preocupación—¿Qué hacías afuera? Escuchamos explosiones y vimos soldados muy cerca.
—¿Quiénes son todos ellos?—preguntó sin responderle al hada, prestando más atención a las demás personas que estaban dentro de la casa. No conocía a ninguno de ellos.
—Vinieron directamente después de las explosiones—explicó, viéndolos—Creo que son criaturas que estaban por aquí y no supieron a donde ir.
—Hey, Minho—Beomgyu se acercó hacia él con una gran sonrisa, como si fueran amigos—Es la primera vez que te veo sin tu máscara, así luces más aterrador—bromeó.
Pero para Minho, solo fue un recordatorio de su mal aspecto. No podía culparlo, su reputación no cambiaría de un día para otro. Trató de no molestarse por su comentario a pesar de que se vio afectado, en su lugar, debía demostrar que podía ser confiable, en especial si iba a empezar una lucha por tener su lugar otra vez.
—¿Cómo encontraron este lugar?
—Oh sí, estaba con ellos y de repente escuchamos mucho ruido allá afuera—señaló al grupo de chicos que estaban en el fondo hablando con Seungmin—Todos somos cambia formas. Mientras escapábamos encontramos esta casa en el medio de la nada así que tocamos la puerta y nos dejaron entrar.
Minho asintió en silencio. Al parecer, Seungmin era más conocido de lo que creía.
—Ravenham quiere usar el bosque, por eso están destruyéndolo—dijo Minho en voz alta, llegando a esa conclusión con lo que había escuchado de Jisung y Changbin.
No era tan difícil de deducirlo, sino, ¿por qué otra razón querrían destruir todo el bosque? Y ya no bastaba con que el reino de Windhall quiera meterse con ellos, sino que también, Ravenham estaba en el medio.
—Hay que matarlos, entonces—dijo Beomgyu, encogiéndose de hombros con indiferencia—Nos hacemos pasar por ellos, conseguimos armas y ya—sonrió ampliamente.
Todos se quedaron en silencio ante la manera tan despreocupada con la que el cambia forma hablaba sobre atacar a los soldados.
—Creemos que no es necesario llegar hasta ese punto, matarlos no es la solución—se negó Changbin.
Atacar a los soldados de Ravenham empeoraría las cosas para ellos porque ya tenían a los soldados de Windhall, no necesitaban más problemas si no podían ni siquiera manejar los que ya tenían.
—¿Creemos? Me suena a que hablas por todos—comentó Seungmin, acercándose—Lo siento, pero esta vez estoy de lado de los cambia formas—se cruzó de brazos—Matarlos es una buena idea.
Changbin miró a Seungmin con sorpresa. Seungmin simplemente se encogió de hombros.
—Estoy de acuerdo con Changbin—opinó Minho—Todavía somos muy pocos como para si quiera intentar enfrentarlos, no podemos arriesgarnos.
—Aburridos, por eso nadie nos teme—murmuró molesto mientras caminaba hacia una de las habitaciones, negándose a seguir opinando.
Changbin suspiró y fue tras él para tranquilizarlo y hablar, entrando a la misma habitación.
—Podemos conseguir a más criaturas mágicas—dijo uno de los cambia formas del grupo de Beomgyu—Podemos hacernos pasar por soldados para caminar con más seguridad en el bosque, sabemos en donde están los demás.
—¡Cierto!—Beomgyu vio a Minho—Conocemos a algunos que estarían dispuestos a destrozar a ese montón de soldados.
Minho los vio, manteniéndose pensativos ante la idea. Su objetivo no era acabar con la vida de los humanos, la culpa siempre estaba presente cuando no podía controlarse, y viendo la actitud de los demás, podía darse cuenta de que todos estaban dispuestos a hacerlo. ¿Por qué justo a él se le hacía tan difícil?
—Hablaremos de esto más tarde, primero debemos descansar—dijo. Debía pensarlo primero, pensar en si sería buena idea tener de su lado a criaturas dispuestas a matar.
Los demás asistieron y buscaron un lugar en donde quedarse. Minho se dio la vuelta y se apoyó contra el marco de la ventana, incapaz de descansar con tranquilidad cuando tenía demasiadas cosas en su cabeza, siendo Jisung una de ellas.
—¿Por qué saliste?—Félix se paró a su lado, también viendo hacia el exterior que parecía estar en silencio de nuevo.
—Jisung vino.
—¿Qué quería?—inevitablemente frunció el ceño.
—Preguntó sobre cómo estábamos, es todo—omitió lo que realmente sucedió, se negaba a decir en voz alta la manera tan estúpida en la que se humilló frente a él—No volverá a molestarnos, lo prometo.
Félix asintió lentamente, fijándose en la dura expresión del mayor a su lado. Sabía que estaba ocultándole algo, más no iba a preguntar.
—También creo que es buena idea si dejamos que Beomgyu y sus amigos busquen a más criaturas mágicas—confesó Félix, obteniendo la atención de Minho—Los soldados atacaron cada territorio dentro del bosque y asesinaron a cualquiera que se les cruzó enfrente... Creo que debemos hacer lo mismo.
—¿De verdad lo consideras una buena opción?—preguntó sorprendido, Félix solía ser más compasivo y amable, por lo tanto, escucharlo hablar así era sorprendente.
—Es la mejor opción si ellos hacen lo mismo—asintió, seguro de su respuesta—Hablar con ellos o amenazarlos no nos sirve de nada. Pienso en mis amigos que murieron en manos de los soldados y no puedo dejar de sentir impotencia por no poder hacer nada al respecto—agachó la mirada, pensando en Sunoo—¿No sientes lo mismo cuando piensas en tus padres?—se atrevió a decir a pesar de ser un tema sumamente delicado.
Minho suspiró. Félix tenía razón, todos tenían razón, debían enfrentar a los soldados y sus armas; solo amenazarlos no funcionaría en lo absoluto.
—Debemos reunir a más criaturas mágicas que estén dispuestas a estar de nuestro lado—se rindió—Cuando amanezca hablaremos de eso, tu hora de dormir ya se pasó así que descansa.
Félix no respondió, satisfecho con la respuesta.
Cuando Félix desapareció de su entorno, Minho escondió su rostro entre sus manos, buscando en sí mismo el valor para estar al frente de tantas vidas, siendo responsabilidad suya el hecho de llevar a cabo su plan de obtener la corona otra vez, aun si eso significaba que algunos tendrían que morir, incluso él mismo corría con ese riesgo.
¿Cómo podría dormir tranquilamente?
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—¿Por qué hay soldados de Ravenham por todo el bosque?—Jisung preguntó con voz fuerte hacia su padre—Dijiste que los dejarías tranquilos, ¿por qué siempre haces lo contrario? ¡Están destruyendo todo!
El rey Han frunció el ceño con expresión confusa hacia su hijo, ¿de qué estaba hablando? Si sabía que Ravenham tenía ciertos planes con el bosque, ¿pero, destruirlo? Eso no estaba estipulado en ninguna parte del trato que había en el medio de la boda.
—No sé de qué hablas, no tengo nada qué ver con eso.
—Entonces habla con los reyes de Ravenham y diles que se detengan—pidió con firmeza y sin quitarle la mirada.
—¿Cómo sabes que está destruyéndolo?—enarcó una ceja.
Jisung relajó su expresión y trató de verse tranquilo.
—Yo, uhm, escuché a los soldados hablando de eso—mintió, esperando no verse demasiado sospechoso.
Su padre no debía saber que estaba yendo al bosque, mucho menos que estaba reuniéndose con las criaturas mágicas.
—Claro—asintió no muy convencido, no podía confiar completamente en su hijo, no después de que lo amenazó en distintas ocasiones—Hablaré con ellos.
—Bien, eso era todo—sin decir algo más, se dio la vuelta con la intención de irse, pero la voz de su padre lo detuvo.
—Hoy cenaremos con los Hwang, así que más te vale estar a tiempo—le avisó, revisando algunos papeles sobre su escritorio.
—No quiero cenar con ustedes—se negó de inmediato.
—No es una petición, es una orden—elevó un poco la voz—Debes estar ahí, hablaremos sobre la boda así que es importante.
Jisung cerró ambas manos en puño y apartó la mirada, sintiéndose impotente por no poder negarse.
El tema de la boda seguía siendo delicado, todavía era de sumo interés ya que de eso dependía los tratos hacia las criaturas del bosque. Odiaba sentirse así, su padre sabía el poder que tenía sobre él mientras su objetivo sea salvar a los demás, no lo dejaría en paz hasta obligarlo a casarse.
—Nos vemos más tarde—fue lo único que dijo y salió por fin.
Tener que quedarse callado no era algo que disfrutaba, tenía muchas cosas que decir, muchas cosas que quisiera hacer, pero mientras sus padres estuvieran en el poder, sería difícil si quiera dar su opinión.
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Jisung abrió la puerta de su habitación segundos después de escuchar los insistentes toques.
—Ah, eres tú—dijo indiferente cuando vio a Hyunjin del otro lado del umbral.
Hyunjin se hizo paso dentro de la habitación que compartían y se recostó cansado sobre la cama, soltando un fuerte suspiro.
—Extraño mi castillo—dijo Hyunjin de repente, pasando sus brazos tras su cabeza—Aquí todo es demasiado silencioso y todos parecen estar enojados.
Jisung rio por lo bajo, acomodando su cabello frente al espejo.
—Podrás irte después de la boda—tranquilizó—Hoy tenemos una cena así que al menos báñate.
—No quiero hacerlo, solo voy a peinarme y ya—cerró los ojos, tratando de relajarse—Van a venir más personas de otros reinos, ¿lo sabías? Tenemos que fingir amarnos de nuevo.
—Mi padre no me lo dijo—negó con la cabeza—Eso quiere decir que ya tienen fecha para la boda y tengo el presentimiento de que será muy pronto.
—No lo dudes, no me sorprendería si dijeran que es mañana—bromeó.
—Después de casarnos buscaré la manera de salvar el bosque y tú vas a ayudarme—lo miró, obteniendo leve asentamiento de su parte—Así que mientras más rápido sea, mejor.
—¿Realmente crees que podrás hacer algo?—Hyunjin preguntó en voz baja después de pensarlo unos segundos—¿Crees que algo cambiará cuando nos casemos?
Jisung dejó de hacer lo que estaba haciendo, buscando una buena respuesta a esa pregunta. Casarse no le daría más poder, no es como si al casarse, su padre le dejaría el reinado; no, nada de eso. Quería convencerse de que después de la boda podría hacer algo, ¿pero, qué?
—Renunciaré a mi lugar públicamente y les haré saber a todos que Minho es el heredero legítimo, que sigue vivo—respondió suave—Renunciaré a este puesto que no me pertenece a mí. Lo haré después de la boda porque por ahora, no puedo poner en riesgo al bosque, mis padres iniciarán una guerra con tal de hacerme obedecer.
Hyunjin se elevó sobre sus codos y lo miró a través del espejo. Hace unos días, Jisung le contó sobre los antiguos reyes, sobre que Minho era el heredero de Windhall y de lo que había pasado. Claro que saber esa verdad lo tomó por sorpresa, es decir, iba a casarse con el hijo de los asesinos de los anteriores reyes, el hijos de un par de rebeldes, alguien que no tenía nada que ver con la realeza y que muy posiblemente, le daría muy mala reputación. De primeras fue impactante, incluso quiso decirle a sus padres, pero por como veía las cosas, eso solo empeoraría la situación. Además, Jisung le había pedido guardar el secreto, prometiéndole que no tenía planes de quedarse con la corona.
Ahora sabía que era cierto, Jisung no estaba interesado en salvarse a sí mismo porque tan pronto todos lo supieran, lo más seguro es que recibirían un castigo por sus actos solo si lograban creerle.
—¿Eso funcionará?—preguntó curioso—Eso podría molestarlos más. Además, no sabes si van a creerte.
—No lo sé, pero tan pronto firme los papeles, daré la noticia frente a todos los invitados y si van a encerrarnos, que así sea, cualquier cosa es mejor que seguir con mis padres en el poder.
Para Hyunjin, ese plan era un tanto arriesgado, sus padres armarían un escándalo al respecto y querrían desestimar la boda de inmediato, sin embargo, también creía que no serían capaces puesto que había escuchado que ya habían empezado a mandar soldados de su reino al bosque para iniciar con sus planes.
Los Hwang en serio necesitaban el bosque.
—Y es ahí en donde necesito de tu ayuda—siguió hablando, esta vez dándose vuelta para mirarlo directamente—Necesito que convenzas a tus padres para estar de mi lado, necesito que se den cuenta de que ninguno de nosotros pertenece a la realeza y que decidan ayudarme a quitarles el trono.
—Eso es demasiado...—Hyunjin detuvo sus palabras sin saber qué decir, ¿sus padres querrían escucharlo? No lo sabía, pero de lo que si estaba seguro, era de que eran diferente a los Han. O al menos eso quería creer—Tengo miedo de que ellos quieran adueñarse de este lugar—confesó. Sin los Han en el medio, ¿quién tomaría entonces las riendas de Windhall? Muy probablemente sus padres querrían actuar al ver que nadie se haría cargo.
—Si eso pasa, hazlo tú. Toma el poder tú o ayuda a Minho que lo obtenga de nuevo.
Hyunjin simplemente asintió. Debía estar preparado entonces, presentía de que algo realmente malo iba a pasar con el plan de Jisung, pero como futuro rey de Ravenham, debía de poner en orden sus responsabilidades y prioridades. No quería cegarse por la ambición, la valentía de Jisung era realmente admirable, y él quería dar esa imagen de sí mismo a pesar de que eso signifique discutir con sus padres por lo que era correcto.
Ambos se mantuvieron en un largo silencio mientras terminaban de prepararse para la cena, caminando de un lado a otro dentro de la habitación, todavía muy pensativos con la conversación que tuvieron. A sus veintiún años, Jisung no creyó que tenía que tomar ese tipo de decisiones, nada lo preparó para lo que sucedería.
Luego de un rato, ambos salieron de la habitación perfectamente arreglados. Dos guardias los escoltaron hacia el comedor en donde se daría inicio a la cena. Jisung respiró profundamente y tomó la mano de Hyunjin, entrelazando sus dedos en busca de apoyo. Cada vez era más agotador tener que enfrentar a sus padres.
—Pueden pasar—dijo uno de sus guardias, abriendo la puerta para ellos.
Jisung le sonrió agradecido y se hizo paso con Hyunjin a su lado. Pudo identificar los rostros de las personas en la mesa, eran los representantes de cada uno de los reinos, pero se detuvo en uno de ellos, alguien a quien jamás había visto, pero según su broche, pudo reconocer que iba en representación de uno de los reinos, a lo mejor porque los reyes no pudieron asistir; dejó de darle tanta importancia.
—Tomen asiento—pidió el rey Han cuando los vio entrar, señalando dos sillas vacías cerca de él—Estábamos esperándolos.
Ambos príncipes sonrieron e hicieron una reverencia ante los invitados antes de acomodarse.
—Que bueno verlos de nuevo, es un gusto estar frente a los próximos reyes—dijo una mujer de mayor edad, viéndolos con una amplia sonrisa.
—El gusto es nuestro—respondió Jisung, sonriendo también a pesar de que odiaba hacerlo frente a todos ellos.
—Daremos inicio, entonces, a la cena—dijo el rey Han, dando la señal para que los meseros entraran al comedor.
El lugar se llenó de suaves murmullos mientras los platos eran servidos y Jisung estaba cada vez más nervioso, apretando con fuerza la mano de Hyunjin a quien no había soltado desde entraron. Hyunjin notó el nerviosismo de Jisung, por lo que no se quejó, simplemente dejó que buscara sentirse reconfortado de esa manera.
—Entonces, estamos aquí por una razón, ¿no es así?—habló el chico al que Jisung no reconoció.
Toda la atención recayó sobre él. El rey Han lo miró, tratando de identificar quien era.
—Oh, vengo en representación de Brilthor—dijo con una leve sonrisa cuando notó que no sabía quién era—Me llamo Noh Huijun, los reyes no pudieron asistir porque tienen otro compromiso, por eso vine yo.
El rey Han lo miró con sospecha, no recordaba haberlo visto antes. No diría nada por el momento, pero estaría pendiente de él.
—Muy bien—asintió el rey—Este día estamos reunidos para invitarlos formalmente a la boda de mi hijo con el príncipe y heredero de Ravenham.
Los presentes murmuraron entre ellos mientras sonreían, hablando sobre la noticia.
—La boda será en dos semanas—dijo esta vez el rey Hwang—La boda será aquí durante la mañana y luego, la fiesta de celebración será durante la noche.
Aplausos y felicitaciones se escucharon dentro del comedor hacia el par de príncipes. Jisung sonrió hacia todos con amabilidad sin decir algo al respecto.
—Estamos emocionados por la boda—dijo Hyunjin al notar la mirada de sus padres sobre él, haciéndole entender que querían que dijera algo—Esperamos que puedan asistir, estaremos muy agradecidos—inclinó la cabeza hacia delante, demostrando respeto.
—¿Abrirán las puertas para los habitantes de Windhall?—preguntó uno de los reyes—¿O será una celebración privada?
—Claro que será público—respondió Jisung antes de que sus padres o los Hwang lo hicieran.
—Ya veo—sonrió forzosamente el rey—¿No sería mejor si solo celebramos entre las personas de la realeza? No me malentiendan, pero creo que hay eventos a los que no deberían de dejar entrar a cualquiera—comentó, dándole un sorbo a su bebida.
—¿Por qué? No es como si las personas del pueblo vayan a hacerles algo—dijo Jisung con tranquilidad sin sonar demasiado hostil. El comentario lo había molestado—Además, creo que nuestro pueblo debe participar en nuestros buenos momentos también, ¿no lo creen?
—Suficiente, Jisung—regañó su padre, impidiéndole seguir hablando—Lamento mucho el comportamiento de mi hijo—rio apenado—Prometo darles una respuesta sobre eso durante esta semana, tomaremos en cuenta sus opiniones también—dijo hacia el hombre, obteniendo una sonrisa forzada.
Jisung sabía que había molestado a su padre, pero a veces no podía solo contenerse, no le importaba demasiado quienes estaban en esa mesa, odiaba escucharlos referirse a su pueblo como personas malas o poco dignas. Los habitantes de Windhall fácilmente podrían ser mucho mejores que el montón de gente hipócrita sentada en esa mesa.
—Es bueno que defiendas a tu pueblo—susurró una mujer a su lado, llamando su atención—No te desanimes por decir lo que piensas—lo animó.
Jisung le sonrió, dejando a un lado todo lo demás, sintiéndose un poco menos molesto.
—¿Qué pasará después de la boda?—preguntó Huijun, atento a la conversación—¿Tienen algo en mente? ¿algún plan?—dio un bocado de su comida, luciendo tranquilo a pesar de las miradas de todos sobre él.
—Por el momento no podemos revelar todo—respondió con calma el rey Han—Deseamos la felicidad de nuestros hijos, es lo importante.
—Las cuestiones legales en cuanto a cambios dentro del reino serán discutidas entre nosotros y luego las haremos saber para tener mejores relaciones con los demás reinos—agregó la reina Hwang, nerviosa por las preguntas del chico.
—Entiendo—asintió, dándoles una enorme sonrisa—Espero que así sea—siguió comiendo, ignorando el silencio incómodo dentro del comedor.
La cena transcurrió con tranquilidad, cada quien metido en su propia conversación. Jisung notó que Huijun se levantó de su asiento con la excusa de que debía usar el baño, cuando lo vio salir esperó unos segundos para levantarse también e ir tras él. Tenía un raro presentimiento en cuanto a ese chico.
—Solo iré al baño—dijo Jisung cuando uno de los guardias caminó con él—Quédate aquí, ya regreso—le ordenó.
El guardia asintió no muy convencido, atendiendo la orden del príncipe.
Jisung caminó con rapidez hacia el baño y luego de revisar que nadie estaba siguiéndolo, cerró la puerta con seguro para asegurarse de que nadie más entrara.
—Hey, ¿por qué cierras la puerta?—Huijun preguntó cuando vio a Jisung acercarse al lavabo.
—¿Quién eres realmente?—preguntó directamente, cruzándose de brazos—No te creo en lo absoluto que vengas representando a alguien. Quizás mi padre no lo notó, pero yo sí, así que responde. Los que somos de la realeza sabemos que hacer preguntas imprudentes no es permitido en la mesa, mucho menos si hay más reyes y reinas presentes.
—Pero tú hablaste de más—recordó—Eres demasiado imprudente si me preguntas.
—Es diferente—murmuró, apartando la mirada.
Huijun lo vio y sonrió ampliamente, parándose frente a él con una expresión divertida.
—Creí que era bueno actuando—suspiró, fingiendo tristeza—Me atrapaste.
—¿Quién te envió?
—A decir verdad, nadie, vine por mi cuenta porque mi grupo de amigos son unos lentos imbéciles—soltó con molestia, negando con la cabeza.
—Eres un cambia formas, ¿no es así?—susurró, definitivamente no quería ser escuchado.
—¿Cómo lo sabes?—preguntó sorprendido.
—Por tu arrogancia y falta de seriedad... He conocido a otros como tú.
—Genial, no eres idiota, entonces.
—Que estés aquí es muy peligroso, van a matarte si alguien se entera—advirtió, viéndolo con seriedad.
—¿Vas a decir algo?
—No—le aseguró.
—Entonces no hay problema—se encogió de hombros.
—Pero debes irte, de seguro mi papá sospecha de ti.
—Ya inventaré algo para salir de aquí, ya tengo la información que necesito.
—De casualidad... ¿De casualidad conoces a Minho?—se atrevió a preguntar, teniendo un leve presentimiento de que estaba involucrado, pero, ¿por qué?
—Oh si, la gran bestia del bosque—asintió—Aunque ahora no tanto, da menos miedo de lo que imaginé—dijo un poco pensativo—Es agradable, a decir verdad.
Jisung sonrió cortamente al escucharlo decir eso, porque ahora estaba seguro de que ese chico no era alguien malo, porque si conocía a Minho y estaba de su lado, dudaba que quisiera hacer algo malo.
—Dile a Minho que estaré listo—dijo después de un corto silencio.
—¿Listo para qué?
—Para dejar el trono—lo miró con seriedad.
Huijun cambió su expresión también y asintió sin estar muy seguro de lo que eso significaba realmente.
Después de esa corta conversación, Jisung salió del baño con total normalidad, yendo directamente hacia el comedor. Momentos después de que Jisung tomara asiento, apareció Huijun para tomar su asiento también, ambos sin siquiera mirarse.
—¿Por qué tardaste tanto?—Hyunjin preguntó en voz baja hacia Jisung—Estaba a punto de buscarte, vi que fuiste tras ese chico.
—Luego te cuento—le respondió, tratando de no levantar sospechas puesto que su padre estaba todo el tiempo viéndolo.
Hyunjin asintió y no preguntó más. Jisung se mantuvo en silencio durante el resto de la cena, despidiéndose de cada invitado a la hora en la que finalizó, dándole un leve asentimiento a Huijun cuando salió.
Poco tiempo faltaba para la boda y durante ese tiempo debía prepararse para lo que sea que tuviera que enfrentar.
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Huijun regresó a su forma original cuando logró entrar al bosque sin ser visto, corrió entre los árboles con mucho cuidado de no ser visto hasta que por fin llegó a la casa de Seungmin que apareció como si nada frente a él. Tocó la puerta varias veces, viendo a su alrededor que nadie se acercara hasta que alguien abrió y lo dejó entrar.
—¿De donde vienes? ¿A qué horas saliste?—preguntó Beomgyu cuando su amigo estuvo adentro.
—Tus amigos estaban preocupados—dijo Minho, cruzándose de brazos—No debiste irte sin decirle a nadie.
—Al menos hice más de lo que ustedes podrían haber hecho desde aquí adentro—respondió molesto—Estamos perdiendo tiempo con cada minuto que pasa y no hacemos nada.
—Pero salir y arriesgarnos tampoco es la mejor idea—respondió Minho.
—Minho tiene razón—dijo Beomgyu esta vez—Al menos avisa a la próxima.
—Como sea—suspiró—Tengo noticias—todos mantuvieron la mirada en ellos, atento—En dos semanas es la boda de los príncipes.
—¿Con quién hablaste?—cuestionó Jeongin, interesado en la conversación.
—Cené con los reyes de este maldito pueblo y con otros reyes, me hice pasar por un representante de otro reino y me dejaron pasar.
—Increíble—rio Seungmin—Demasiado arriesgado de tu parte, pero bueno, al menos sigues vivo.
—Lo sé—rio Huijun también—En todo caso, ahora sabemos que dentro de poco este bosque va a desaparecer, así que debemos tener un plan desde ya.
—El plan es que Minho sea rey—soltó Seungmin, sonriendo con emoción—Para los que no sabían, él es el heredero de Windhall—explicó cortamente, viendo las expresiones sorprendidas de los demás—Así que vamos a ayudar que eso suceda si queremos conservar el bosque y estar de regreso en el pueblo.
—Me parece una idea genial—Huijun asintió, viendo directamente a Minho esta vez—Además, tengo un mensaje para ti.
—¿De qué se trata?—Minho frunció el ceño, curioso.
—Jisung dijo que está listo para dejar el trono. No sé a qué se refería exactamente o qué se supone que harás con eso, pero me dijo que te lo dijera.
Minho se mantuvo quieto en su lugar, analizando muy bien esas palabras.
—Wow, ¿Jisung se dio cuenta de que eres un cambia formas?—preguntó Félix con sorpresa.
—Si, se dio cuenta demasiado rápido—asintió—No es tan idiota después de todo.
El lugar se quedó en silencio, todos a la expectativa de lo que Minho tenía que decir al respecto. Félix se acercó, poniendo una mano sobre su hombro para darle un poco de apoyo ya que lo veía demasiado ido, de seguro pensando en lo que Jisung dijo.
—Atacaremos el castillo el día de la boda—dijo Minho por fin, rompiendo el silencio que se había creado—Ese día vamos a enfrentar a los soldados y encerraremos a los Han.
Los presentes se miraron entre ellos, sorprendidos por la decisión.
—Ustedes—señaló Minho a los cambia formas—Busquen a las criaturas mágicas que estén dispuestas a luchar y tráiganlos lo más rápido posible, necesitamos saber quiénes nos ayudarán.
—¿Estás seguro?—preguntó Félix a su lado, viendo su rostro inexpresivo—Si atacamos el castillo ese día habrá mucha seguridad por todos lados.
—Estoy seguro—asintió Minho sin dudar—Sé que somos poderosos, ellos solo son humanos con armas.
—Te apoyo—dio Jeongin, acercándose también—Creo que podría conseguir a algunos vampiros, sé en donde se esconden ahora—se ofreció.
—No quisiera que salieran, pero si están dispuestos a hacerlo no voy a detenerlos—dijo Minho, viéndolos a todos—Escóndanse de los soldados y si alguien intenta atacarlos... No duden en hacer lo mismo.
La mayoría asintió al plan, de acuerdo con lo que Minho estaba dispuesto a hacer.
Esa noche todos se prepararon para salir al amanecer, no había más opción que arriesgarse, pero sin duda alguna, si todo salía bien, el ataque al castillo sería algo que no esperarían y tomarlos por sorpresa les daba ventaja.
Minho no sabía muy bien qué planeaba Jisung, pero no había dudas de que también tomaría en cuenta sus palabras, la boda no se llevaría a cabo y el poder regresaría a ser suyo.
Era una promesa.
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Estoy en semana de parciales así que estaré un poco ocupada, pero luego de eso tendré vacaciones 🥳 espero que les guste<3
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